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AJEDREZ INTEGRAL

Por MSc. José Ostos/Profesor Universitario/ Entrenador Alto Rendimiento ANAJ/ e-mail:
jostos2008@hotmail.com

APERTURA ESPAÑOLA: VARIANTE DEL CAMBIO (1.e4, e5 2.Cf3, Cc6 3.Ab5, a6 4.A:c6, dc)

La Variante del cambio fue planteada con frecuencia en la segunda mitad


del siglo XIX por el maestro alemán Adolfo Andersen; poco tiempo más tarde, el segundo
campeón del mundo, Enmanuel Lasker, la convirtió en una de sus armas predilectas con
blancas. En las décadas de los años 60 y 70 del siglo XX fue resucitada con éxito por dos
insignes ex campeones mundiales: Robert Fischer y Vasily Smyslov. En la actualidad se
continúa planteando en torneos de alto nivel, aunque es menos popular que otros
sistemas de la Apertura Española. La causa hay que buscarla en la percepción dominante
entre los ajedrecistas contemporáneos, que consiste en considerar el dinamismo de la
posición como el criterio prioritario y relevante al tomar decisiones sobre el tablero. Por
tanto, quedan en un segundo plano estructuras de peones deterioradas, si a cambio es
posible crear una fuerte ofensiva o contraataque.

Aquellos ajedrecistas que decidan incluir la Variante del cambio en su


repertorio, deben, en primer lugar, estudiar a fondo las ideas aportadas por los Grandes
Maestros arriba mencionados (sobre todo, Lasker y Fischer), ya que los principios que
rigen dichas ideas no han variado en esencia con el transcurrir del tiempo.

Con la Variante del cambio se produce una posición estratégicamente


inestable, por la asimetría en la estructura de peones. Las negras, al capturar el alfil con el
peón “d”, permiten a las blancas obtener, tarde o temprano, una sólida mayoría de
cuatro peones contra tres en el flanco de rey, mientras que el futuro peón adicional de las
negras en el flanco de dama será un peón doblado. Sin embargo, el segundo jugador
espera aprovechar las posibilidades dinámicas que surgen de la posesión de la pareja de
alfiles y las columnas “e” y “d” semi-abiertas para generar un activo contra juego,
centrado principalmente en una efectiva presión sobre el peón “e4”. Por estas razones, los
planes de medio juego de ambas partes quedan claramente definidos: las blancas
intentarán cambios masivos de figuras, a fin de simplicar al máximo la posición y así
utilizar ventajosamente su mayoría de peones en el flanco de rey. Las negras, por su parte,
disponen de varias opciones estratégicas: a) aprovechar la actividad de sus figuras para
crear un contraataque suficiente que nivele las acciones; b) orientar su juego intentando
arribar a un final de alfiles del mismo color, pero con la mayoría de peones del flanco de
dama mucho más activa que la mayoría de las blancas en el flanco de rey; c) Además, las
negras pueden ir avanzando su mayoría de peones en el flanco de dama para ganar
espacio y, de ser posible, crear debilidades en la estructura de peones blancos en dicho
sector del tablero.

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