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COMENTARIO DE TEXTO

La tarea que los agentes del Estado han de cumplir en el Congo es noble y elevada. Está bajo su
incumbencia la civilización del África Ecuatorial.

Cara a cara con el barbarismo primitivo, luchando contra costumbres, de miles de años de
antigüedad, su deber es modificar gradualmente esas costumbres. Han de poner a la población bajo
nuestras leyes, la más urgente de las cuales es, sin duda, la del trabajo.

En los países no civilizados, es necesario, creo yo, una firme autoridad para acostumbrar a los
nativos a las prácticas de la que son totalmente contrarias a sus hábitos. Para ello es necesario ser al
mismo tiempo, firme y paternal."

Carta del rey Leopoldo II de Bélgica a los Agentes del Estado del Congo. Junio de 1897.

Este texto fue escrito por el rey de Bélgica, Leopoldo II, destinado a los Agentes del Estado del
Congo. La carta fue redactada en junio de 1897.

Este texto es primario, ya que fue escrito en primera persona por el propio Leopoldo II, desde su
punto de vista. En él, el rey de Bélgica trata el tema de la culturización de las personas del Congo
durante la época del imperialismo. El carácter de este texto es por tanto social, pues habla sobre la
sociedad congoleña. También cabría deducir implicaciones de tipo económico (hace referencia al
trabajo), legales (señala la necesidad que implantar las leyes belgas) y, por su puesto, políticas, pues
todo lo anterior se inscribe en el marco político del imperialismo y la colonización de África por parte
de las metrópolis europeas.

En esta carta, Leopoldo II quiere civilizar a los habitantes del Congo. El rey posee el Congo en esta
época imperialista, y cree que su población necesita deshacerse de sus costumbres tan primitivas y
empezar a imponerles las formas de vida europeas. Esto provocó (en los países colonizados en
general) una pérdida de identidad y de sus costumbres y creencias, que fueron sustituidas por otras
europeas: implantación del cristianismo, adopción de la lengua de la metrópoli (francés, en este
caso). En el texto también se advierte la actitud paternalista propia de la potencia colonizadora que
se considera superior moral y culturalmente, por lo que considera un acto liberador el imponer sus
costumbres y forma de pensar.

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