AMÍCOLA José Autobiografia Como Autofiguración

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Autobiografía como

autofiguración.
Estrategias discursivas del Yo y
cuestiones de género
José Amícola
Rosario, Beatriz Viterbo Editora, 2007, 302 páginas.

Lectura en damero a estos textos en espacios de interés


para los lectores actuales y, además, de

T oda la producción
ensayística de José
Amícola se distingue por la origina-
qué manera el género de la A “juega en
la mente de autobiógrafos y autobió-
grafas para lograr una imagen pública
lidad y la reflexión crítica rigurosa de propia que coincida con aquella que el
sus investigaciones. En esta ocasión, individuo tiene para sí” (14).
Autobiografía como Autofiguración Los términos emblemáticos del
(A, como lo resuelve en su texto) es ensayo aparecen aclarados en diversas
el resultado de un exhaustivo trabajo ocasiones para que un lector despreve-
que realizó entre 2004 y 2005 –año nido pueda establecer relaciones con
sabático obtenido en la Universidad otros sintagmas temáticos. Es el caso
Nacional de La Plata–, en universi- de términos relevantes para el trata-
dades europeas. miento del tema como la vinculación
El subtítulo Estrategias discursivas entre “autofiguración” y “autorrepre-
del yo y cuestiones de género condensa sentación” (151).
los ejes que organizan el trabajo y una Una lectura más canónica permite
lectura en “damero”: por un lado, la un recorrido diacrónico del planteo
capacidad de representación del yo y hermenéutico del concepto de auto-
las estrategias a las que se apela para biografía con el seguimiento del cor-
hacerlo. Y por otro, las cuestiones de pus elegido por el autor, a partir de
género en tanto categoría imprescin- cuyos textos privilegia desmontar las
dible en la configuración del sujeto y definiciones más conocidas del yo.
su identidad. Esta dimensión diacrónica estructura
Si bien el trabajo organiza las A en el libro en tres partes: De lo público a
tanto categorías históricas y ficciona- lo privado, Lo doméstico y De lo privado
les, Amícola se preocupa por reflexio- a lo público. Un derrotero quiásmico
nar acerca de qué cuestiones colocaron

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que, sin duda, va a seducir a cualquiera de Pierre Bourdieu Esto no es una auto-
de sus lectores. biografía de su libro (2004) Esquema
A medida que el ensayo se espirala, para un autoanálisis y otro, el título
su autor explica que el contrato auto- Esto no es una pipa de un cuadro de
biográfico es una marca que permite René Magritte. Con ellas, convence
saltar la normatividad genérica por al lector de que la A, como género
medio de estructuras fijas. Indica que literario, se encuentra en el epicentro
ese pacto, sin duda, tiene el “Nombre” de la representación, y hace tambalear
del autor y las A necesariamente se las certezas acerca del sujeto como una
vinculan con géneros íntimos como la construcción monolítica. Entonces,
autoficción porque el Yo está siempre propone reflexionar sobre los supues-
presente en ellos. Y lo más importante, tos de verdad absoluta del género y
que cada texto autobiográfico supone de cada autobiógrafo para la tarea de
que varones y mujeres cuando escriben autojustificarse.
una A asumen una condición pública Otro de los aspectos afianzados
en la que la teatralidad del género en la investigación, aparece en una
sexual es un dato mayor. En este sen- de las notas bibliográficas de la Intro-
tido –afirmando las teorizaciones de ducción, cuando aclara la noción de
Judith Butler–, Amícola profundiza gender como sitio identificatorio de
la relevancia del travestismo dado que militancia política. Para trabajar sobre
éste “constituye la forma mundana en la historia del género, en el apartado
que los géneros sexuales son apropia- De lo público a lo privado, se ocupa
dos…, usados y realizados” (283). de Cellini, Rousseau, Goethe y Sar-
La investigación de este ensayo miento. A modo de ejemplo, toma la
sobre las A, en tanto géneros literarios, Vita de Cellini –orfebre en la época
se entreteje con los procesos identifica- del mecenazgo renacentista– y explica
torios del Yo, que se retrata a sí mismo que su obra le sirvió tanto para llenar
y busca una subjetividad propia. Esos un hueco creativo como para expresar
procesos están vinculados con el modo su malestar profesional. Considera
personal en el que ese individuo se que a nivel del acto performativo “con-
siente en el mundo como ser sexuado tar/dictar su vida”, relaciona esta A
y, al mismo tiempo, colocándose a con la idea del artista como héroe y
favor o en contra de las expectativas la hilvana además con las caracteri-
de los otros. El Yo entonces esboza zaciones teóricas de Gramsci y Bajtín
una identidad y una coherencia que sobre el género, en tanto tiene un sesgo
no son ficcionales. personal y político.
Es de destacar que dos citas de la Entre las afirmaciones interesan-
Introducción, explican el punto de tes que atraen al lector, es contun-
partida de Amícola: uno es el epígrafe dente la que asegura que los autores

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de autobiografías fundantes suelen punto, Amícola analiza los enunciados
ser varones convencidos de su papel teóricos de intelectuales argentinos
en el mundo. Es lo que ocurre en el como Adolfo Prieto y Nora Catelli,
caso de quienes escribieron entre los entre otros, para dar cuenta de la soli-
siglos XVI y XIX como testigos de un dez de sus lecturas sobre las A.
momento importante para su época. En otros acápites, polemiza con
Otro enunciado imprescindible y pre- Paul de Man acerca de si hay en cada
sentado de manera incidental, aunque autobiógrafo o no distancia con las
necesario para el eje seleccionado, es vivencias concretas y cómo incide en
aquel que sostiene que la A tendría cada texto la convergencia entre lo
otro significado si la que escribiera estético y lo histórico. Alice Toklas y
fuera una mujer, dado que su posición Gertrude Stein son parte del corpus
de subordinada en la cultura le ha elegido para hablar de las vanguardias
obturado afirmarse en una sociedad y el “ventrilocuismo” (una voz que
determinada en la que el varón lo ha habla por otra).
hecho como derecho propio. Los ejemplos de A escritas por
Rousseau, Goethe y el mundo mujeres se vuelven emblemáticas y
ilustrado dan cauce a la eclosión del Nora Lange, nodal para referirse a la
mundo burgués: el problema de la vanguardia y al concepto de “doble
representación , la veracidad , la refe- voz”. Los Cuadernos de infancia –y
rencialidad y las cuestiones retóricas aquí coincide con Silvia Molloy– se
aparecen en cada caso polemizando, constituyen en juegos de recortes de
dialogando con teóricos de las A como los patrones imperantes pues los varo-
Starobinsky y su reflexión acerca de nes que rodean a Lange elogian su
las Confesiones de Rousseau. La cua- “angelicalidad” para normativizarla
lidad ficcional de lo autobiográfico en una sexualidad estandarizada.
en Goethe propone el lugar que el Eva Perón se constituye en el ejem-
narrador varón le acuerda a la figura plo de la voz de la esposa intervenida
del padre en su evolución personal. en tanto la figura creada en el texto
Además, la A es definida, en este caso, ficcional es más vivible que la persona
como dadora de una identidad nego- real que le sirvió de origen. Su femi-
ciada, pues el autor se ha puesto al nismo –según Amícola– es frustrado
servicio de la nobleza. porque no superó los engaños de su
A medida que prosigue con la evo- propia enunciación: la aceptación de
lución del género, suenan los nombres la voz masculina. Ese impedimento es
de autores imbuidos y respaldados por desmontado por Victoria Ocampo a
la idea de Nación. Sobresale la figura quien se le dedica todo el capítulo VII.
de Sarmiento quien une su propia voz Aquí, cobra fuerza de damero la tesis
con la articulación nacional. En este acerca de la reflexión de la escritura del

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Yo de la creadora de la revista Sur, en la deconstrucción y el feminismo.
tanto voz femenina que se incorpora Por este motivo, la bibliografía es un
al canon masculino. La autofiguración territorio independiente que construye
de la Ocampo monta estrategias escri- pasajes para iniciar y/o completar lec-
turarias para la configuración de su Yo turas sobre el eje central del ensayo y
que implican la consideración de los temas interdependientes. Del mismo
discursos masculinos pues revela un modo, las notas bibliográficas de cada
estar a medio camino de la emancipa- apartado se muestran como una diás-
ción de esa tutela que exhibirán textos pora que habilita otras lecturas y abre
de mujeres posteriores. la apuesta a hipótesis seminales para
El ensayo también entabla discu- seguir reflexionando sobre el tema.
siones con diversos planteos episte- Este análisis pormenorizado de
mológicos que constituyen un mapa la temática paradojal de la autobio-
insoslayable para el estudio del género grafía en tanto configuración de la
de las A. Privilegia algunos textos, a subjetividad en el contexto de los
los que califica de fundantes como Las estudios sobre el género, constituye
Confesiones de San Agustín y desco- una lectura ineludible para quienes
rre cierta hermenéutica francesa sobre intentan además aceptar el desafío de
el género y la preeminencia de otros descartar la “verdad” normativa de un
autores canónicos. Finalmente, en su yo patriarcal.
itinerario considera la influencia del
psicoanálisis, el descentramiento del Marta Urtasun
sujeto y la posmodernidad, la crítica Universidad Nacional de La Pampa
al pacto autobiográfico de Lejeune,

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