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¿Qué es la alegría?

La alegría es el fruto del amor; es el resultado de alcanzar o cumplir una meta, un sueño o
un ideal. Es compartir la vida con todos sus altibajos y desafíos, en compañía de los seres
queridos.
El placer y la alegría se diferencian porque el placer pertenece a las sensaciones físicas, a
los sentidos del cuerpo, mientras que la alegría corresponde al mundo de las emociones.
Para desarrollar la virtud de la alegría, debemos practicar el optimismo, la positividad, el
servicio y la generosidad, entre otros valores.
Al recibir alegría de los demás, podemos experimentar cierto grado de felicidad, sin
embargo, si somos capaces de dar alegría a otros, obtendremos aún más felicidad.
Un espíritu alegre está lleno de satisfacciones internas producidas por pequeñas y sabias
actitudes cotidianas, tales como emprender con responsabilidad una determinada tarea que
beneficie a la familia o a la comunidad, estudiar o trabajar con vocación de servicio, etc.
Cuando un artista, por ejemplo, ve reflejada su naturaleza interior en su obra,
experimenta una alegría indescriptible, después de haber invertido su tiempo, talento,
creatividad y energía.
Dedicarse a un trabajo creativo nos produce alegría, especialmente cuando la tarea
concretada coincide con lo anteriormente proyectado en la imaginación.
La pérdida de algo o de alguien querido produce lo opuesto a la alegría, es decir la
tristeza, sin embargo, si sabemos meditar y reflexionar acerca de los vaivenes de la vida, y
rescatamos el lado positivo de dicha pérdida, nuestro sufrimiento se transforma en
crecimiento para nuestro ser, el cual nos ayuda para madurar hacia un estado de mayor
plenitud e integridad.
Para finalizar, una frase célebre del poeta hindú Rabíndranath Tagore: “Yo dormía y soñaba
que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio. Serví y vi que el servicio era
alegría.”

Alegría y optimismo
José Antonio Alcázar y Fernando Corominas

Puede decirse que la alegría es el valor de los valores, o también, el denominador común
de todos ellos.
Cuando se intenta ser responsable, generoso, trabajador... la alegría aparece como un
fruto maduro de este intento.
Desarrollarse como persona, lleva consigo, siempre, la alegría y la felicidad. Todos los
valores acercan al hombre a la felicidad y, por eso, la educación ha de ser una educación
para la alegría.
La alegría se aprende
Este aprendizaje es una de las tareas primordiales de la educación. Para "enseñar alegría"
es muy importante vivirla.
Los educadores somos mediadores entre el niño y los valores. Estos se aprenden
fundamentalmente por contagio y su asimilación será mayor cuanto más los presentemos
encarnados en nuestro ser y nuestra conducta.
Esta tendencia fundamental del hombre a la felicidad y la alegría supone un optimismo
radical y realista fundado en la idea de que en el mundo hay algo bueno, valioso, que es
posible y conveniente alcanzar.
Pero conviene aclarar que se trata de un optimismo realista; los idealistas no tienen por
qué ser optimistas. Sólo hay verdadera alegría si aceptamos sinceramente la realidad.
De la tendencia a la alegría surgen, entre otros, los valores de:

- Optimismo realista.
- Esperanza.
- Seguridad.
- Autoestima.
- Conciencia y satisfacción por la obra bien hecha.
- Buen humor.
- Deportividad.
- Paz, etc.

La alegría y el optimismo

El hombre tiende a la felicidad y la alegría. Por eso, la vida misma es un generador


constante de alegría. Cualquier bien puede ser fuente de alegría. Enseñemos a ser felices
Los hombres no nacemos felices o infelices, sino que aprendemos a ser lo uno o lo otro.
Cada uno nace con una cierta disposición a la alegría, con distinto humor.
Junto a este hecho, para llegar a la alegría es preciso luchar por alcanzarla e incorporarla
a nuestra personalidad... sobre todo, cuando aparezcan las preocupaciones.
La tarea de "aprender a ser feliz" ha de ser un objetivo constante en todas las familias.
Con la alegría no se topa nadie a la vuelta de una esquina, sino que hay que fomentarla día
a día.
Sólo con que todos los miembros de la familia intentaran sonreír siempre, y que no
hubiera nunca caras largas en casa, se habría conseguido mucho.

¿Cuál es la actitud necesaria para aprender a ser feliz?

1.- Disfrutar de las cosas sencillas y cotidianas...


...Que están presentes en nuestra vida: la conversación, el descanso, el trabajo, la
naturaleza, la amistad... Siendo consciente de que la búsqueda ansiosa y descontrolada de
satisfacciones (por lo general materiales) conduce a la pérdida del equilibrio interior.

2.- Mostrar un sentido positivo ante las personas y los acontecimientos.


Es lo opuesto a los derrotismos y a las actitudes deprimentes y desesperanzadas, a la visión
negativa de la vida, que conduce a la inquietud y el desasosiego.
Encontraremos alegría cuando nos esforzamos por descubrir lo positivo que siempre (y en
mayor medida que lo negativo) hay en las personas y situaciones en las que nos
encontramos. Aprovechar los errores para aprender.
Esforzarse por descubrir lo positivo en mayor medida que lo negativo y este es el primer
paso para "educar en positivo".

3.- Aceptar las propias posibilidades y limitaciones.


Vivir con alegría lo que tenemos, sin renunciar a mejorar, pero sin tener nuestra atención
centrada casi exclusivamente en lo que nos falta. No perder el tiempo en lamentaciones o
quejas inútiles sobre lo que ya ha ocurrido o es irremediable. Aceptar a cada hijo como es y
por lo que es.

4.- Hacer de nuestras ocupaciones habituales una fuente de alegría.


Nuestro trabajo, sea el que sea, es la expresión de nuestra capacidad y nuestra aportación a
la sociedad en que vivimos.
Es uno de los ámbitos, junto con el juego y el amor, principales de la vida humana y, por
lo tanto, una de las fuentes de satisfacción y alegría más importantes.

5.- Pasarlo bien en familia.


Reír en familia con frecuencia y contagiar la alegría. Crear oportunidades de "pasarlo bien"
todos juntos: comidas especiales, fiestas, excursiones.
No se trata de hacer cosas muy especiales, sino de hacer "especial" el estar juntos, por
ejemplo, viendo un vídeo en casa con palomitas de maíz y refrescos. Los hijos deben
sentirse necesarios dentro de la familia.

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