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Arma biológica

Un arma biológica —también conocida como bioarma o arma


bacteriológica— es cualquier patógeno (bacteria, virus u otro
microorganismo que cause enfermedades) que se utiliza como arma
de guerra. Utilizar productos tóxicos no vivientes, incluso si son
producidos por organismos vivos (por ejemplo, toxinas), es
considerado como un arma química bajo las provisiones de la
Convención de armas químicas. Un arma biológica puede estar Símbolos internacionales de peligro
destinada a matar, incapacitar o impedir seriamente a un individuo de contaminación biológica.
como a ciudades o lugares enteros. También puede ser definida como
el material o defensa contra tal empleo. La guerra biológica es una
técnica militar que puede ser usada por Estados-nación o por grupos no nacionales. En el último caso, o si un
Estado-Nación la usa clandestinamente, también puede ser considerado como bioterrorismo.

Índice
Descripción general
Clases de armas
Función
Formas de dispersión
Historia
Cronología histórica del siglo xx
Características de las armas biológicas
Armas biológicas antipersonales
Armas biológicas anti agrícolas
Véase también
Referencias
Bibliografía

Descripción general

Clases de armas
1. Bacterias. Las bacterias son organismos microscópicos que viven libremente y que se
reproducen por división simple y son fáciles de cultivar. Las enfermedades que producen a
menudo responden al tratamiento con antibióticos.
2. Virus. Los virus requieren organismos vivientes para reproducirse. Los virus provocan
enfermedades que no responden a antibióticos; no obstante, los antivirales son eficaces. Han
existido programas de investigación genética para producir las llamadas quimeras, virus
recombinados que tienen las características de varios antecesores.
Función

Son utilizadas para causar daño a las personas, de igual manera son utilizadas para matar, incapacitar e impedir
seriamente a un enemigo. Así como también pueden dañar a los animales y los alimentos que consumimos día
a día. Son la respuesta lógica a la necesidad de destruir o incapacitar a un enemigo sin acabar con sus armas o
la zona en la que se encuentra que puede ser la razón de la disputa.

Formas de dispersión

La mayoría de los agentes biológicos son difíciles de cultivar y mantener. Muchos se descomponen
rápidamente cuando están expuestos a la luz solar y otros factores del medio ambiente, mientras que otros,
tales como las esporas de Bacillus anthracis, tienen una vida larga. Pueden dispersarse rociándolos en el aire o
infectando a los animales que transmiten la enfermedad a los humanos a través de la contaminación de los
alimentos y el agua. La dispersión de este tipo de armas es también compleja, dada la fragilidad de los entes
vivos que la componen, y suele realizarse de las siguientes formas:

Aerosoles –agentes biológicos que se dispersan en el aire, formando un rocío fino que puede
extenderse por millas, normalmente lanzados desde aviones o mediante bombas o misiles.
Inhalar el agente puede causar enfermedades en las personas o los animales. Este es el
método militar estándar.
Animales –algunas enfermedades se propagan por medio de insectos y animales, tales como
pulgas, ratas, moscas y mosquitos. Deliberadamente propagar enfermedades a través del
ganado también se denomina agro-terrorismo.
Contaminación de los alimentos y el agua –algunos organismos y toxinas patogénicas pueden
persistir en los suministros de agua y alimentos, o ser arrojados deliberadamente a los
mismos. La mayoría de los microbios pueden matarse y las toxinas pueden desactivarse
cocinando los alimentos e hirviendo el agua.

En los Estados Unidos, a finales de 2001, esporas de B. anthracis, fueron enviadas por correo a personas del
gobierno y los medios de comunicación. Estas esporas son elaboradas en forma de un polvo blanco. Las
máquinas de clasificación de la correspondencia postal y el abrir las cartas dispersó las esporas en forma de
aerosoles. Ocurrieron algunas muertes como resultado de esto. El efecto era interrumpir el servicio de correos
y causar pánico general entre el público con respecto al manejo de la correspondencia entregada.1

La propagación de persona a persona de algunos agentes infecciosos también es posible. Los humanos han
sido la fuente de infecciones de viruela, peste bubónica y los virus Lassa.

Historia
En los libros redactados por Sexto Julio Frontino (alrededor del año 90 d. C.) se mencionan acciones tales
como el introducir enjambres de abejas en los túneles, lanzar contra las naves enemigas recipientes llenos de
serpientes venenosas, dejar libres fieras hambrientas contra los sitiados, lanzar dentro de las murallas carroña
de animales en descomposición, etc.2

En Estados Unidos, la población nativa americana era diezmada después del contacto con el Viejo Mundo
debido a la introducción de muchas y diferentes enfermedades letales. Hay dos casos documentados de
presuntas e intentadas guerras con gérmenes. El primero, durante un parlamento a Fort Pitt el 24 de junio de
1763, Ecuyer dio al los representantes de los asediantes Delawares dos cobijas y un pañuelo que había sido
expuesto a viruela, esperando que extendieran la enfermedad a los nativos en orden a terminar con el asalto.
William Trent, el comandante de la milicia, dejó registros que claramente indicaban que la propuesta de darles
las cobijas era “para transmitir la viruela a los indios”.
Durante la Guerra de Secesión Estadounidense, el general Sherman reportó que las fuerzas Confederadas
dispararon animales de granja en estanques que la Unión dependía para tomar agua. Esto habría hecho el agua
imposible de tomar, aunque los verdaderos riesgos de salud provenientes de cadáveres humanos y de animales
que no murieron de enfermedad son mínimos.

Durante la Guerra Sino-Japonesa (1937-1945) y la Segunda Guerra Mundial, la Unidad 731 del Ejército
Imperial Japonés condujo experimentos en humanos, la mayoría prisioneros chinos, rusos y estadounidenses.
En campañas militares, el ejército japonés usó armas biológicas en soldados y civiles chinos.

Por ejemplo, en 1940, el Ejército Imperial Japonés bombardeó Ningbo con bombas de cerámica llenas de
pulgas cargadas con la peste bubónica. Una película mostrando esta operación fue vista por los príncipes
imperiales Tsuneyoshi Takeda y Takahito Mikasa durante una escenografía hecha por la mente maestra Shiro
Ishii.

Sin embargo, algunas operaciones fueron inefectivas debido a los ineficientes sistemas de entrega, usando
insectos portadores de enfermedades más que dispersando el agente como una nube de aerosol. Se estima que
400 000 chinos murieron como resultado directo de las pruebas de armas biológicas en los campos japoneses.

Durante los Juicios de Crímenes de Guerra de Jabárovsk los acusados, tales como el General Mayor Kiyashi
Kawashima, testificaron que desde 1941 unos 40 miembros de la Unidad 731 arrojaron desde el aire pulgas
contaminadas con peste en Changde. Estas operaciones causaron brotes epidémicos de peste.

Cronología histórica del siglo XX


Veinticinco países firman la Conferencia de la Haya de 1899 que en una de sus cláusulas expresa que los
estados firmantes se comprometen en no usar proyectiles cuyo único objetivo sea la de liberar gases asfixiantes
o venenosos.

Guerra ruso-japonesa : las naves japonesas disparan contra las rusas granadas cargadas con gases venenosos
Segunda Convención de La Haya (18 de octubre de 1907) Se renueva la prohibición de armas químicas y la
utilización de aviones en la guerra. Cinco de las potencias que luego tomaran parte en la Primera Guerra
Mundial no firmaron.

1914-1918: Primera Guerra Mundial: se utilizan armas químicas: gases asfixiantes tales como
cloro, bromo, perclorometilmercaptano, cloruro de carbonilo (fosgeno), ésteres cianofórmicos
(Zyklon), etc., gases vesicantes tales como fenilcloroarsina (PD), di(2-cloroetil) sulfuro
(mostaza) etilbromoarsina, etildicloroarsina (dick) entre otros, y gases lacrimógenos como
bromoacetona, cloroacetona, gases invalidantes tales como acroleína (papite), ácido
cianhídrico, bromuro de cianógeno, bromoacetato de etilo y muchos otros más. Véase Gas
venenoso en la Primera Guerra Mundial.

1925: Protocolo de Ginebra: se prohíbe el uso de armas químicas y biológicas en la guerra

1936: En Alemania se descubre el gas neurotóxico tabún

1932-1945: Se emplean armas químicas : mostaza y sulfuro de cloroetileno en Etiopía. Los


ingleses experimentan con el Bacillus Anthracis diseminándolo en la isla de Gruinard, aún
contaminada (principalmente por peste). En 1944 los aliados ponen a punto un arma
bacteriológica (aparentemente botulina) capaz de aniquilar la vida humana en una zona
determinada, pero dejando intactas las instalaciones.

Uso de bombas de fósforo blanco o cargadas con otros materiales incendiarios son lanzadas por los aliados
sobre la Alemania nazi en 1943.
Estados Unidos comienza a usar napalm arrojándolo sobre Tokio, convirtiendo la ciudad en un enorme horno
crematorio. Luego, meses más tarde es usado en Okinawa.

1937-1945: Segunda guerra sino-japonesa y Segunda Guerra Mundial. El Ejército Imperial


Japonés y su Escuadrón 731, que emprendió letales experimentos sobre humanos, emplea
armas biológicas contra China. Son empleadas también armas químicas: el gas vesicante
mostaza y los gases invalidantes difenilcloroarsina (CN) y difenilcianoarsina (Clark II)

1952: Radio Corea anuncia que el ejército estadounidense ha empleado armas


bacteriológicas. Si bien las fuentes oficiales desmienten el hecho, hasta ahora se desconoce
la verdad.

1964: Guerra de Vietnam: los portavoces militares estadounidenses admiten sin reticencias el
uso de defoliantes conocidos como agentes "Naranja" (2,4,5-T), "Púrpura", "Blanco" y "Azul"
(Herbicidas arco iris).

1972: Estados Unidos, la Unión Soviética y más de 100 países firman la Convención de
Armas Biológicas; Estados Unidos y la Unión Soviética firman el Tratado sobre Misiles
Antibalísticos (ABM).

1979: En la Unión Soviética, esporas de B. anthracis liberadas accidentalmente, provocan la


muerte por carbunco de al menos 68 personas.

1980: Se erradica oficialmente la viruela.

1991 La ONU ordena a Irak destruir todas sus armas y tecnología relacionada con ella.

La Unión Soviética se disuelve, Estados Unidos inicia un programa de ayuda de no


proliferación en la extinta Unión Soviética.

1993: Se inicia la firma de la Convención de Armas Químicas. (El jefe de la Agencia Rusa
de Municiones ha manifestado que tanto los Estados Unidos como Rusia están retrasados
varios años para poder alcanzar la fecha límite del 2007, impuesta por la convención para
destruir sus reservas de armas químicas. Solo en Rusia hay 40 mil toneladas de agentes
químicos).

1994 Miembros de la secta religiosa Aum Shinrikyō libera gas Sarín en el metro de Tokio.

Características de las armas biológicas

Armas biológicas antipersonales

Las características ideales de las armas biológicas que tienen como objetivos a los seres humanos son una
infectividad alta, alta potencia, disponibilidad de vacunas y lanzamiento como un aerosol.

Las enfermedades que son más probables de ser consideradas para uso de armas biológicas compiten debido a
su letalidad (si son lanzadas eficientemente) y robustez (al hacer factible el lanzamiento por aerosol). Por su
parte, los agentes biológicos usados en armas biológicas pueden ser fabricados a menudo con rapidez y
fácilmente. La dificultad principal no es la producción del agente biológico, sino el lanzamiento en una forma
efectiva al objetivo vulnerable.

Por ejemplo, el Bacillus anthracis es considerado un agente efectivo por varias razones. En primer lugar,
forma esporas fuertes, perfectas para su dispersión en aerosoles. En segundo lugar, las infecciones neumonales
(de pulmón) producidas por el carbunco o ántrax usualmente no causan infecciones secundarias en otras
personas. Luego, el efecto del agente queda usualmente confinado al objetivo. Una infección neumonal
causada por el ántrax empieza con los síntomas de un resfrío ordinario y rápidamente se vuelve letal, con una
tasa de mortalidad del 90 % o mayor. Finalmente, el personal amigo puede ser protegido con antibióticos
adecuados. Un ataque masivo que utilice esporas de esta bacteria requeriría la creación de partículas de aerosol
de 1,5 a 5 micrómetros. Si fuera muy grande el aerosol sería filtrado por el sistema respiratorio. Mientras que si
fuera muy pequeño, el aerosol sería inhalado y exhalado. Asimismo, a este tamaño, los polvos no conductivos
tienden a aglutinarse y adherirse debido a las cargas electrostáticas, lo cual impide la dispersión. Por ello, el
material debe ser tratado para aislar y descargar las cargas. El aerosol debe ser lanzado de forma que ni la
lluvia ni el sol lo descomponga y el pulmón humano pueda ser infectado. Estas son solo algunas de las
dificultades tecnológicas que existen.

Las enfermedades consideradas para ser usadas como armas, o conocidas por ser utilizadas como tales,
incluyen el carbunco (TR), ébola, virus de Marburgo, plaga (LE), cólera (HO), tularemia (SR & JT),
brucelosis (US, AB & AM), fiebre Q (OU), fiebre hemorrágica boliviana, coccidioidomicosis (OC), muermo
(LA), melioidosis (HI), shigella (Y), fiebre de las Montañas Rocosas(UY), tifus (YE), psitacosis(SI), fiebre
amarilla (UT), encefalitis japonesa B (AN), fiebre del valle del Rift (FA) y la viruela (ZL).3 Toxinas surgidas
naturalmente que pueden ser usadas como armas, incluyen ricina (WA), SEB (UC), Toxina botulínica (XR),
saxitoxina (TZ) y muchas micotoxinas. Los organismos que causan estas enfermedades son conocidos como
agentes selectos. En Estados Unidos, su posesión, uso y transferencia son regulados por el Programa Agente
Selecto del Centro de Control y Prevención de Enfermedades.

Armas biológicas anti agrícolas

Las armas biológicas también pueden tener como objetivo plantas específicas para destruir cultivos o desfoliar
vegetación. Estados Unidos y el Reino Unido descubrieron reguladores de crecimiento de las plantas (por
ejemplo, herbicidas) durante la Segunda Guerra Mundial e iniciaron un programa de armas herbicidas que fue
utilizado eventualmente en Malasia y Vietnam en la contrainsurgencia. Aunque los herbicidas son químicos, a
menudo son agrupados con las armas biológicas como bioreguladores de manera similar a las biotoxinas.

Estados Unidos desarrolló su capacidad de destrucción de cultivos durante la Guerra Fría que usó
bioherbicidas para enfermedades de plantas o micoherbicidas para destruir la agricultura del enemigo. Se creía
que la destrucción de la agricultura del enemigo en una escala estratégica podía frustrar la agresión sino-
soviética en una guerra general. Enfermedades tales como la roya del trigo y la roya del arroz pueden ser
convertidas en armas cargando tanques para rociados aéreos y bombas de rácimo para lanzarlas a aguas
enemigas que rieguen regiones agrícolas para iniciar epifitóticas (epidemias entre las plantas). Cuando Estados
Unidos abandonó su programa de armas biológicas ofensivas en 1969 y 1970, la vasta mayoría de su arsenal
biológico estaba compuesto de estas enfermedades de plantas.

En la década de 1980, el ministerio soviético de Agricultura desarrolló exitosamente variantes de Glosopeda y


Peste bovina contra vacas, fiebre porcina africana para cerdos y Psitacosis para matar pollos. Estos agentes
eran preparados para ser rociados desde tanques acoplados a aviones desde cientos de kilómetros. El programa
secreto fue nombrado "Ecología."3

Atacar animales es otra área de las armas biológicas que tiene como propósito eliminar recursos animales que
podrían ser utilizados como transporte o comida. En la Primera Guerra Mundial, agentes alemanes fueron
arrestados en un intento por inocular animales con ántrax y se creía que eran responsables de brotes de
muermo en caballos y mulas. Los británicos contaminaron pasteles con ántrax en la Segunda Guerra Mundial
como un medio potencial de atacar ganado alemán, pero nunca usaron esta arma.

Sin conexión con las guerras, los seres humanos han introducido deliberadamente la enfermedad de conejos
Mixomatosis, originaria de Sudamérica, a Australia y Europa, con la intención de reducir la población de
conejos, lo que ha tenido resultados devastadores pero temporales, con poblaciones de conejos salvajes
reducidas a una fracción de su tamaño original, pero los sobrevivientes desarrollaron inmunidad y se
incrementaron nuevamente.

Véase también
Contaminación biológica
Armas químicas
Contagio intencionado de agentes infecciosos

Referencias
1. Universidad de Sussex. «APPENDIX 4.3: THE DELIBERATE RELEASE OF ANTHRAX
SPORESTHROUGH THE UNITED STATES POSTAL SYSTEM» (http://www.sussex.ac.uk/Uni
ts/spru/hsp/documents/Guillemin%20article.pdf). Sussex.ac.uk (en inglés). Consultado el 14 de
febrero de 2019.
2. Mayor (2018). Fuego griego, flechas envenenadas y escorpiones. Desperta Ferro ed. ISBN 978-
84-948265-3-5.
3. Kenneth Alibek y S. Handelman. Biohazard: The Chilling True Story of the Largest Covert
Biological Weapons Program in the World - Told from Inside by the Man Who Ran it. 1999.
Delta (2000) ISBN 0-385-33496-6 [1] (https://www.amazon.com/dp/0385334966/).

Bibliografía
PITA, René (2011). Armas biológicas. Una historia de grandes engaños y errores. (http://www.
plazayvaldes.es/libro/armas-biologicas/1417/) Madrid: Plaza y Valdés Editores. ISBN 978-84-
15271-11-6
[2] (https://archive.is/20130411111337/http://www.nacion.com/2012-07-27/AldeaGlobal/nuevo-l
aboratorio-permitira-al-pais-estudiar-males-peligrosos.aspx) La Nación de Costa Rica
(27/07/2012).
Mayor, A. (2018). Fuego griego, flechas envenenadas y escorpiones. La guerra química y
biológica en la antigüedad. Madrid: Desperta Ferro ed., ISBN 978-84-948265-3-5.

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