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El caballero de la Armadura Blanca

Un hombre que estaba cerca de su final, como un caballero al servicio del rey de un pueblo que
jamás podrán olvidarlo, ya que dio lo mejor de su vida al servicio de la corona, esta es la vida corta
para recordar y valorar lo que tienes en un tiempo, la vida de este caballero era la seguridad,
defensa y liberación de su rey bajo cualquier circunstancia. Dando incluyo su vida a cambio de su
lealtad, es por lo tanto que cuando vio su final comenzó a recordar partes de su vida, frente a un
resplandor como el sol, vio pasar lo que nunca imagino.

Recordó que su vida comenzó triste y vacía al perder a su madre en el parto, quedo a merced de
la ayuda de un pueblo pobre, su padre un hombre humilde y luchador no podría darle una vida
digna, al pasar los años y verlo crecer aquel hombre se sintió orgulloso de su vástago, era querido
por su pueblo y sobresalía en todo, como un ejemplo a seguir, hasta que lo envió al cumplir 15
años, al cuartel de los caballeros para poder formarlo en un hombre digno de portar el nombre de
la familia. Así comenzó el sueño de un niño que vio su vida pasar sin conocer el amor y una
familia, por lo tanto, cuando comenzaba su vida como caballero, tuvo pruebas difíciles, pero logro
sobrepasarlas y jamás se rendido.

Al convertirse en lo soñado fue avanzando y pasándola cada categoría hasta llegar a ser caballero
del rey, dando muestras de valor al cuidar a la familia real y su destino era ser grande entre los
demás caballeros que lo rodeaban, comenzó protegiendo al primogénito del rey, sirviéndole con
lealtad al joven príncipe que tenía todo por delante, pero sus deseos eran contrarios al de su
padre y paso el tiempo y su fuerza continuaba en aumento, daba lo mejor de sí y cuidada y
protegía a las personas que le asignaban por su buen temple y honestidad.

El caballero se vio envuelto en fuertes batallas para mantener a su rey en su trono, fue herido,
pero jamás perdió una batalla, el rey le tomo tanto amor que sus deseos eran que fuera un gran
gobernante en su pueblo natal, pero el caballero de la armadura blanca desea servirle al rey hasta
el final de sus días.

El paso del tiempo era inevitable para el caballero que su armadora fue desgastando, pero nunca
cambio, las virtudes de este caballero eran innatas y todos eran sus discípulos ya que veían su
temple ante las difíciles situaciones y admiraban su valentía ante el peligro, por lo tanto siempre
siguió siendo el ejemplo que más enorgulleció a su padre, con pasar del tiempo su viejo padre
falleció y este hombre no se quebrantó ante difícil momento, más bien demostró con valentía que
su vida estaba llegando a un punto de poder ayudar a los demás, con su puesto ante el rey.

Su pueblo comenzó a recibir ayudas de forma directa desde el castillo, ya que el intervenía ante el
rey de forma directa, por un tiempo fue suspendido de su puesto como caballero, para servir al
pueblo de forma directa, así comenzó una nueva cruzada para este caballero, dando vida y
mostrando lo mejor del rey ante los demás, la bondad de su corazón fue la mejor recompensa que
tenía y la satisfacción de hacer las cosas de la mejor manera.

La vida siempre se trató de servir a los demás, su padre le infundo los mejores consejos para ser
grande en la vida, pero sobre todo que la humildad no debe perderse ante ninguna circunstancia
en la vida, ser más que otros no fue parte de la enseñanza de un padre que amaba a su hijo por
sobre todas las cosas, recordar la vida de niño era un deleite para el caballero que veía como fue
bendecido por Dios ante tal puesto y valor tomado durante su vida adulta.

Tomando en cuenta que, al pasearle por la veradas y calles de la ciudad, lo observaban y siempre
daban la mejor mirada y sonrisa para este caballero de la armadura blanca, los niños lo imitaban y
los pobladores lo amaban mucho por su valiosa colaboración ante el rey y sobre todo su inmenso
amor hacia los demás.

Consideraba que la vida de servicio siempre fue un deseo de su corazón, y logro cumplirlo gracias
a su padre que fue el hombre que más admiro en su corta de juventud, durante su vida de
preparación para ser un caballero sus amigos de escuadra siempre lo admiraban por su valentía y
decisión ante la adversidad, nunc abandono a ninguno de sus correligionarios en la batalla, era el
que mantenía la esperanza y consolidaba la fuerza de lucha ante el enemigo.

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Por esta razón decidió unirse a los caballeros, su don de servir fue la mayor inspiración que le
dieron a conocer, las personas comenzaron a notar que lo que él hacía era de una forma distinta a
un trabajo pagado, rendía más de lo que en verdad fuera el pago. El caballero de la armadura
blanca aprendió a sobresalir entre los demás de su cuartel, por el don que tenía y sobre todo la
gracia que poseía, era un misterio que de niño su padre le dijo que tenía, dar con todo el corazón
y servir eran las cualidades que hacían envidiable a cualquier persona en la faz de la tierra.

En cuanto al amor el decidió dar la espalda, ya que consideraba que su misión era otra, un
apuesto caballero que nunca encontró lo más preciado, el amor para él, era el sacrificio que su
hermosa madre dio al morir por la vida de aquel bebe que nacía, hacia un mundo de dificultadas,
pero con el calor de un padre ejemplar. Así fue la vida durante muchos años, para aquel joven que
desde niño deseaba ser grande entre los demás y que apreciaba la vida que Dios le proveyó.

Una vida de servicio era solitaria a veces, la soledad era como una espada que quebrantada hasta
el más fuerte corazón y llegaba al tuétano de los huesos, pero él era fuerte como como la roca,
aunque muchas veces decayó, pero se levantó con más fuerzas que las de antes. Por lo tanto,
siempre en su corazón la duda no existía, durante las feroces batallas siempre salió adelante,
aunque sus peleas mayores están dentro de él.

La batalla del estrecho de Kira, fue una batalla inolvidable sobrepasados 3 uno dio el aliento y la
esperanza a su regimiento y levanto el ánimo decaído por la falta de guerreros. Jamás dio su
espalda a sus amigos, fiel protector de lo que estaban bajo su mando, recordamos el ascenso que
dio al vencer al enemigo con estrategias certeras de un plebeyo que nació en la muchedumbre,
pero fue formado por los dioses con la sabiduría del rey David y estrategia de Leónidas rey de
Esparta. Daba a conocer su feroz coraje ante la batalla.

Que sería de una persona que no encuentra la razón de vivir en algo que puede animarlo a seguir
adelante, por estas cosas siempre la duda ha querido entrar en el caballero de la armadura
blanca, durante sus batallas ante el enemigo ha tratado de confundirlo dijo una vez, uno de sus
amigos, el fuerte pero la vida es dura para nosotros ya que debemos nuestra vida al rey, por lo
tanto, nuestra vida se ve marchitada por batallas, guerras y duelos para seguir siendo nosotros
mismos.

Durante su entrenamiento conoció a muchos, pero sobresalieron algunos Juan De Dios, Julio
Cesar y Marco De Tropoya fueron los más cercamos a aquel hombre que prefería la soledad de
su armadura que las tabernas y el calor de las mujeres, los vicios son nulos y el amor una carga
que no pueden llevar los caballeros, las doncellas los aman, pero su batalla más feroz era entre
ellos y la vida que tenían por delante.

Era triste y solitaria la vida de un caballero, servir era una palabra que fue escrita dentro de sus
corazones, al rey estaba en sus pensamientos día y noche, y la familia era sustraída de su
lenguaje, solo conocían el deber y cumplir las órdenes que se les asignaban antes y durante sus
misiones por esto las dificultadas eran mayores y los retos más pesados que los soldados.

Su fiel amigo Marco de Tropoya siempre buscaba darle un giro a nuestro caballero, pero su deber
era mayor a los pensamientos del hombre y sus necesidades eran pospuestas siempre, bajo el
pretexto que servir era su mayor anhelo, durante una batalla fue herido en su dorso izquierdo por
la fecha de un enemigo y sus amigos lo rodearon para evitar que fuera lastimado más y
soportaron hasta que llego la ayuda, esa vez Julio Cesar sacrifico su vida antes sus amigos que lo
recuerdan con valentía.

Fue una escena de lo más triste ver caer aquel hombre en batalla y ellos impotentes ante el
enemigo, se retiraron, pero su valor gano ante el miedo y al regresar hacia donde estaba Julio
Cesar inerte resistieron junto al cadáver de su mejor amigo y lucho y fue Dios todopoderoso quien
les proporciono la victoria y cuando recuerdan esa batalla de la Montaña de Hércules, no pueden
negar las lágrimas desde el fondo de sus corazones.

Los días pasaban y la vida del caballero de la armadura blanca, aprendía que esta solo ante las
adversidades no podría, por ello sus amigos eran el pilar que fundamentaba la razón y su
dedicación hacia el rey a su servicio era todo lo que un hombre podía ser. Los recuerdos de las
batallas y luchas eran su peor pesadilla, al recordar a su amigo Julio Cesar, las noches eran
demasiado largar para estar triste, Dios ayuda gritaba de vez en cuando, suplicando fuerzas para
seguir a delante a pesar de las dificultades.

La vida de un caballero será servir, por lo tanto, no pueden pensar en la familia, aunque se vienen
ese tipo de sentimiento al regresar de las batallas y no tener quien lo espere, el amor esa llama
que se extinguía en su corazón y lo convertía en piedra para no sentir. Pero sus amigos siempre le
daban las esperanzas que él podría tener la familia que soñó algún día, ellos se propusieron
buscar una doncella entre el reino que podría llenar ese espacio en su corazón frio por la sangre y
las batallas junto a la pérdida de un amigo.

Al pasar el tiempo llego aquel momento que tanto desearon, encontraron entre todas las doncellas
del reino, una que era la elegida para entrar en la vida de nuestro caballero de la armadura blanca,
lo persuadieron para ir a una taberna y ahí poder reunirlo y ver qué pasaría entre ellos, el objetivo
fue difícil se resistió al principio y persuadirlo no era fácil, pero lo lograron al llegar vieron aquel
ángel caído del cielo, mujer rubia de larga cabellera, ojos azules, tés clara y una hermosa sonrisa
que iluminaba aquella vieja taberna, el al verla pensó que no era irreal, pero al acercarse cada vez
más su frio corazón encontró la calidez del amor que jamás pensó sentir o encontrar en su
solitaria vida.

Ellos se apartaron y dejaron, estaban sorprendidos al ver que había quedado inmutado ante tanta
belleza ella soñaba con encontrar al caballero que la salvara de su vida, llena de tristeza porque
su padre un hombre duro de carácter y con vicios lleno su hogar de tristeza y dolor ante su pobre
madre que lo servía con dedicación y aun así no lograba satisfacer a su marido, al principio el
silencio reino entre ellos, pero al verse buscaron la forma de romper el hielo logrando así entablar
un conversación entre risas y alegría, la vida pasaba lento frente a nuestro caballero de la
armadura blanca.

La vida tomo un giro diferente al conocer aquella mujer, un propósito vino a su vida y ahora le
gustaba, su nueva vida llena de alegría y gozo sus amigos fueron ese nexo entre el amor y la
felicidad que le daba saber que llegar la noche ya no era sinónimo de tristeza, soledad y tormento,
al verla el poco tiempo por la noche lo hacía dormir como un bebe sin preocupaciones y sin
pensamientos dolorosos, por esta razón el amor florecía dentro de él y le gustaba.
El rey noto la diferencia de su caballero y lo llamo y pregunto, diciendo que os ha pasado con
vosotros, veo una sonrisa entre ese carácter duro, el respondió mi rey he encontrado el tesoro
más grande que un hombre puede hallar, cual es pregunto el rey sorprendido de la respuesta de
su siervo, el amor mi rey una mujer entro en mi vida y ahora es diferente, no comprendo del todo
pero un sentido nuevo se ha despertado en mí, el rey sonrió y le dijo debes conservarlo y ahora tu
nueva vida la vamos a conservar, estarás mas mi lado y por las noches a tu hogar regresaras, el
asintió con su rostro triste y le dijo mi rey y mis amigos que pasara con ellos, respondió el rey toso
vosotros seréis mi guardia persona más cercana, por lo tanto, las batallas se alejaran de su vida.

El caballero llego al hogar de su amada y solicito su mano en casamiento, sus padres no


opusieron resistencia ya que conocían la trayectoria de este caballero y pensaron que su amada
hija no podría estar en mejores manos, llego aquel momento tan imagino por todos, la boda de
nuestro caballero de la armadura blanca, fue una boda simple y sencilla pocos amigos, pero reales
llegaron y Dios unió la vida de ellos en el sagrado matrimonio y fue así como el, encontró el amor
la vida era más lenta en su transcurrir, pues ahora toda tenía un nuevo sentimiento que el
descubría día tras día, agradecido con el Dios todopoderoso el caballero seguía una vida con
sentido.

La vida es muchas veces contradictoria este hombre, había cegado su vida al servicio, pero
encontró en la amistad verdadera y fueron ellos, los que le permitieron ver la vida de una forma
distinta y así llegar a convencerlo de buscar un significado diferente. Dudo por mucho tiempo, pero
al final el propósito fue dato y conoció a esta bella mujer que lo acompañara hasta el final de sus
días, todo puede cambiar en un instante dependiendo de estar en el momento correcto.

La paz reina en su pueblo, el rey estaba más que satisfecho con el compromiso adquirido por su
caballero fiel, durante un tiempo esa paz fue lo mejor del reino, pero el enemigo se preparaba para
la batalla el reino fue hostigado de nuevo por la batalla y salieron a defender a su pueblo y al rey,
nuestro caballero de la armadura blanca era el general de la caballería pesada y buscaba la mejor
estrategia para vencer al enemigo y su mente estaba en su hogar pero su cuerpo en la batalla y
era de admirar como podía dirigir sus legiones y su estrategia era formidable.

Fue una dura batalla, pero al final lograron el objetivo proteger a su rey y al pueblo que tanto
amaban y esperan que fuera apartado de esta tempestad que se encontraba, al retorno de esta
batalla el caballero ansioso de ver el amor de su vida logro vivir una pelea más y salir victorioso,
era la envidia de sus oponentes como era posible que las estrategias fueran realizas en el calor de
la batalla y aun así poder salir de la mejor manera, todo esto era capaz porque cuando recibia su
entrenamiento no solo ejercitaba su cuerpo y sino que la lectura de grandes estrategas era
también el ejercicio que su mente requería.

En el castillo lo espera su rey para premiar su valor y fidelidad a su reino, protegiendo a su pueblo
ante el feroz enemigo, el cansado de la marcha llego ante su rey y dio el informe sobre la batalla y
como logro la victoria ante el enemigo, por lo tanto los halagos de los príncipes, princesas,
sacerdotes, curas y del rey no se dejaban esperar los aplausos y la algarabía era el momento de
este caballero, pero llego con tristeza porque no puedo evitar a los caídos en batalla y sugirió un
momento por aquellos hombre que ofrendaron su vida al servicio del rey.
Su valentía no era su principal característica para este caballero, sino el respeto a sus hombres
bajo su cargo y el cuidado que les proporcionaba ya que los considera su familia antes que sus
guerreros, el rey admiraba este talento y lo compartía ante su hijos y ellos tomaban el mejor
ejemplo de lealtad, amistad y humildad de un hombre que era dedicado al rey y ahora a su familia,
todo esto se debía a su crianza y recordaba vagamente su niñez y entre si decía he llegado a ser
el hombre que deseo mi padre y mi camino está echado por los dioses.

Sus hazañas eran el deleite de los jóvenes aprendices, porque veían en él, la honestidad, valentía
y espíritu de lucha que nadie podría mostrar, sus subordinados le tenían fe en la lucha, sus
superiores tenia respeto ante él, porque comprendían que aquel pobre niño que conocieron tiempo
atrás fue transformado en un guerrero excepcional, pero la vida también puede ser injusta su
amada esposa desea su primogénito, pero no lograban ese objetivo, la tristeza invadía aquel
hogar y las oraciones y peticiones ante Dios eran constantes por la pareja.

En muchas ocasiones debemos luchar batallas que no son de espada y escudo, nuestro caballero
deseaba junto a su hermosa esposa su primogénito, pero los intentos eran en vano y eso hacia
luchas que eran fuera de lo inimaginable, siempre soñó está solo y ahora la vida dio un giro,
estaba anhelando algo que jamás pensé pedir ante Dios, ser padre y mostrar el mejor camino a su
primogénito, enseñarle la cosas que el necesito aprender cuando eran un niño solo e indefenso,
pero por la gracia de Dios le instruyo.

El tiempo paso y fue algo difícil de sobrellevar, pero el milagro de Dios fue concebido y logrado el
primogénito que anhelaban, Dios, el rey y sus amigos sintieron un grana alivio con la hermosa
noticia en una época de invierno, esa calurosa noticia lleno de gozo sus corazones y conforto sus
almas al saber que la familia estaba mejor, nuestro caballero tenía otro semblante y las cosa
comenzaron a salir mejor que antes, pero una noche los recuerdos invadieron a nuestro caballero.

Esos recuerdos comenzaron así, toda la educación recibida tendía a hacerlo un gran guerrero,
ninguna propiedad estaba segura si no se defendía por la fuerza, cada uno debía tener su propia
legión para proteger sus derechos. La manera de conquistar honores y fortuna era combatiendo
contra otros reyes, y apoderarse de sus tierras, castillos y siervos, en muchas situaciones la
debilidad era la fortaleza de sus aliados que combatían insaciablemente hasta lograr la victoria, el
deber de un caballero era aprender a luchar, a manejar las armas, para poder así servir a su rey
de acuerdo con el código de la caballería.

Los caballeros representaban una distinguida casta de guerreros profesionales, que eran
entrenados desde la juventud robando la infancia de muchos para lograr un objetivo ser fuertes y
demostrarlo ante los demás, la ceremonia se consolidada gracias al uso de símbolos y
ceremonias en las que el rey les daba su ayuda y aprobación, que consistía en posar la espada o
la mano en el hombro del caballero, estos recuerdos eran alegres y amargos porque veía pasar la
vida desde un punto y jamás recuperaría eso, ahora que tenía una familia que proteger ese
sentimiento se volvía una necesidad muy fuerte y su lealtad al rey era para cuidar su familia.

En la práctica de armas se incluyen las habilidades en el manejo de las espadas con ambas
manos, del hacha, la maza, daga y lanza. De un caballero se esperaba el apoyo de su rey en las
guerras y las batallas por el poder tanto internas como amenazas externas al reinado, El caballero
era un hombre de noble cuna que, habiendo servido como paje y escudero, era luego
ceremonialmente ascendido por sus superiores al rango de caballero y así concluyo aquella noche
para el caballero llena de recuerdos y alegrías de tiempos inmemorables pero puesta la visión en
un futuro incierto.

Se comenzó desde aquí


Los caballeros eran personas respetadas y sobre todo honorables fue lo primero que observo
muestro caballero y decidió convertirse en uno de ellos, su familia había perdido todo, pero el, su
voluntad y deseo de superación no dejo que se perdiera y encontrara su camino en la caballería.
La trayectoria vital de un caballero era, por lo general, la de un hombre de noble cuna que,
habiendo servido en su primera juventud como paje y escudero, era luego ceremonialmente
ascendido por sus superiores al rango de caballero. Durante la ceremonia el aspirante solía
prestar juramento de ser valiente, leal y cortés, así como proteger a los indefensos; lo que se
denominaba el código de caballería.

El caballero era un guerrero a caballo que amaba a su inigualable amigo, que servía al rey o a otro
señor feudal como contrapartida por la tenencia de un dominio territorial o por dinero. El ejercicio
del poder por los caballeros fue posible porque solamente ellos poseían el necesario
entrenamiento militar y la suficiente riqueza para mantener las armas y los caballos necesarios
para poder desarrollar su forma típica de combate. La diferenciación social basada inicialmente en
la habilidad y destreza de los propios caballeros desembocó en un sentido de clase caballeresca,
orgullosa de su conducta y valores marciales y desdeñosa hacia otros segmentos no armados de
la sociedad: los clérigos y los campesinos.

Los caballeros nacieron de la necesidad de defender los dominios del rey contra toda clase de
enemigos, incluyendo los pillajes y rapiñas y los salteadores de caminos. De esta forma, la
caballería fue un ejército coercitivo. Los caballeros defendían los intereses de aquellos de quienes
dependían, es decir, de los señores que les mantenían; lo que entre otras cosas suponía
garantizar el cobro de las cargas impuestas a los campesinos. Esta fue la misión que tomo cuando
se convirtió y era digno de carga esa responsabilidad, Así como en los orígenes de los caballeros
predominaba el espíritu guerrero, era un instinto e impulso que ellos poseían por la lucha.

Los caballeros deben soportar sacrificios personales para servir los ideales y a las personas
necesitadas. Esto implica el elegir mantener verdad a toda costa. El valor no significa arrogancia,
sino tener voluntad de hacer lo correcto. Estos personajes tenían un gran valor, capaces de pelear
con gran coraje contra seres superiores que mantenían a las personas de los pueblos
aterrorizados. Los caballeros eran capaces de enfrentarse a personas con mayor habilidad para
luchar, sin medir consecuencias. Los caballeros juraban cuando eran ascendidos, defender a sus
señores y señoras, a sus familias, a su nación, a las viudas, a los huérfanos, y a la Iglesia.

Los caballeros humildes eran los primeros en decir a las otras personas cuando llevaban a cabo
hechos de gran heroicidad, dándoles el honor que merecen de sus buenos hechos. Y dejando a
otros que los feliciten por sus propios hechos y estos los ofrece a Dios. Esta es una de las
características más sobresalientes de un caballero siempre atribuía el éxito de las batallas al
coraje de sus soldados y repartía proporcionalmente las riquezas ganadas.

Para los caballeros era muy importante buscar la verdad, sobre todo, los caballeros no buscaban
su beneficio personal. La justicia sin templar por misericordia puede traer pena, sin embargo. La
justicia buscada por los caballeros sin la flexión a la tentación era la utilizada por ellos. La
generosidad era una característica de un caballero. Para contradecir la debilidad de la avaricia, los
caballeros eran tan abundantes como sus recursos permitirían. Un caballero generoso puede
recorrer mejor la línea entre la misericordia y la justicia fría.

El caballero debía estar acostumbrado a comer y beber con moderación. Además, el caballero
debe ser moderado con sus riquezas, esto no significaba abstenerse de ellas sino, no utilizarlas
vanamente. Sin templanza no se podía mantener el honor de la caballería. El caballero debía
contenerse de sus apetitos sexuales. Los buenos caballeros juraban defender fervientemente sus
ideales, a la Iglesia y a sus señores, ellos siempre darían su vida por defenderlos. Pero él le era
fiel y cumplió sus órdenes de destierro, La nobleza es el principio de la cortesía. Y los caballeros
debían así ser corteses, honrados, estimables, generosos e ilustres equitativos a todos mientras
que desarrollaron y mantuvieran un carácter noble con los ideales de la caballería. Un caballero
siempre será un ejemplo a seguir.

Las armas de los caballeros medievales respondían a la caballería pesada propia de una época
anterior a las armas de fuego, El equipo de protección, que inicialmente se limitaba a un casco o
yelmo, un escudo, y en su caso una cota de malla, fue complicándose con el tiempo, añadiendo
una coraza a la que se articulaban piezas cada vez más numerosas, hasta componer armaduras
que podían fácilmente pesar más de 25 kg, lo que exigía una particular resistencia tanto a los
caballeros como a sus caballos (que también podían acorazarse). Su solidez hacía muy difícil
herirlos mientras estaban montados, siendo la táctica habitual proceder primero al derribo para
atacar algún punto débil cuando estaban en el suelo.

Un caballero medieval basaba su existencia en el esfuerzo. Para empezar, no accedía a esta


condición de la noche a la mañana. Sus posibilidades de seguir la senda de los paladines
comenzaban o acababan con el propio nacimiento. En una sociedad rígida y altamente
jerarquizada, debía ver la luz en el seno de una familia noble. Después se iniciaba como aprendiz
antes de aspirar, pasados los años y tras ciertos grados, a la maestría en su oficio. Un candidato a
jinete armado tenía que recorrer con paciencia un largo escalafón hasta ser investido.

El caballero comenzaba a formarse como tal ya en la infancia, en el castillo familiar. Allí aprendía a
ser servicial y pulcro en el trato con las damas, que le encargaban pequeñas tareas, y a ejercitarse
en el manejo de las armas y en el arte ecuestre. La cetrería y otras formas de caza, así como los
simulacros de justas a lomos de caballos de madera con ruedas y contra estafermos (monigotes
giratorios con brazos), eran parte habitual del entrenamiento militar infantil. Y los escuderos y
mozos de cuadra actuaban como maestros iniciales.

Entre los diez y los doce años, el principiante abandonaba el hogar para continuar su
adiestramiento en un sitio menos benevolente. Solían ser las tierras del superior feudal de su
padre. En este señorío, el doncel (un joven noble que todavía no había sido armado caballero) era
recibido en calidad de paje. Sus obligaciones cortesanas consistían en entretener el ocio de las
damas recitando poemas, interpretando música o jugando al ajedrez. También se esperaba que
acarrease mensajes por la propiedad y, en la mesa, que escanciara el vino a los mayores o
cortara la carne a los a menudo desdentados ancianos.

Aparte de habituarse a las maneras de salón, a medida que crecía y se robustecía se le iba
permitiendo practicar con armas reales y participar como asistente en cacerías, siempre
atendiendo a su señor. Debía vestirlo con la armadura, ocuparse de sus caballos y vigilar el
estado de lanzas, espadas, mazos, hachas y escudos. Cuando alcanzaba la edad en que podía
lidiar en combates o en un torneo, el paje se transformaba en escudero. En esta posición seguía
secundando a un caballero, pero además podía luchar a su lado, lo que representaba un vehículo
hacia el honor y la promoción socioeconómica en la casta guerrera.
No había una duración estipulada para el ejercicio de la escudería. Algunos pasaban años en esta
condición, otros ascendían a paladines con rapidez. La promoción tenía lugar sobre todo en
tiempos de guerra, bien fuese antes de una batalla, para que demostraran en ella su coraje, o
después de esta, si habían destacado. El paso al rango de caballero se señalaba con un ritual: la
investidura. En caso de guerra, el ritual de la investidura se reducía a la pronunciación de una
fórmula y a un toque de mano o de espada sobre el escudero. La ceremonia podía oficiarla
cualquier caballero, aunque cuanto más eminente, mejor. Sin embargo, en tiempos de paz el
proceso era más complejo. Según la categoría del aspirante y su familia, podía traer aparejadas
suntuosas celebraciones, con festines y justas a los que asistían los invitados notables y la
comarca en general. Después de todo, suponía el momento más importante en la vida de un
aristócrata varón, una especie de segundo nacimiento, equivalente a la boda para una mujer
medieval.

En primer lugar, en señal de purificación, el escudero se bañaba. Tras este bautismo, velaba las
armas y rezaba toda la noche, generalmente vestido de blanco, símbolo de su limpieza interna y
externa. Al amanecer, bendecido por un sacerdote, el aspirante era cubierto con una capa púrpura
o roja, que representaba la sangre que estaba dispuesto a dar en nombre de Dios, y se le
adjudicaban medias de color marrón, por la tierra, a la que debía estar dispuesto a regresar con
valor si la ocasión lo requería. Un cinturón blanco (de nuevo un signo de pureza), espuelas de oro
(que hacían referencia a su celeridad, la de un caballo espoleado, en el servicio a Dios) y una
espada de dos filos (uno por la justicia y otro por la lealtad) completaban su indumentaria.

Era el instante crucial. Casi siempre lo administraba el señor feudal, que podía pronunciar:
“Recuerda a Aquel que te ha hecho caballero y te ha ordenado”, “Despierta del malvado sueño y
mantente alerta, confiado en Cristo y loable en tu fama” o palabras similares. El investido juraba
ser leal y veraz, honrar y ayudar a las damas y asistir a misa diariamente siempre que le fuera
posible. Una vez investidos, el trabajo de los caballeros era la guerra, con todos los sacrificios y
penalidades que conllevaba. Eran hombres de hierro, entrenados desde la infancia con ese solo
propósito. De hecho, su pasatiempo favorito, y para no pocos su negocio principal, consistía en
batirse contra sus iguales en justas y torneos. A tal punto llegaba la predilección por esta afición
que, junto con la caza, se la denominaba el gran placer, mientras que el baile y la música
constituían los menores. Esta preferencia respondía a un criterio práctico. Los simulacros de
batalla y la caza, que por otra parte les proporcionaban víveres, resultaban útiles como
adiestramiento bélico. Mantenían a los paladines entrenados, sus armas afiladas y sus caballos
adiestrados. Además, aplacaban la ansiedad de lucha.

Los enfrentamientos fingidos evitaban otros auténticos, por cualquier causa o por puro
aburrimiento. La Iglesia y coronas como la de Inglaterra no estaban de acuerdo con eso; solo los
permitían en ocasiones especiales. Veían en ellos una lucha innecesaria y una fuente de litigios
personales. No eran pocos los que, llevados por la excitación o motivados por alguna venganza,
se ensañaban con los vencidos hasta lesionarlos de por vida o incluso hasta matarlos, mientras
que los perdedores generalmente se quejaban de que los otros se habían saltado las reglas.

Estas citas, que convocaba un señor en las inmediaciones de su castillo, señalaban los grandes
acontecimientos sociales en la Baja Edad Media. Reyes y príncipes celebraban con estos
encuentros su coronación, y la nobleza terrateniente los incluía para la investidura del primogénito
o la boda de la hija mayor. Pero los torneos podían organizarse por simple diversión, si el
aristócrata se lo podía permitir. Constituían oportunidades magníficas para que los caballeros
relajaran unos días su voto de templanza (moderación en los placeres) y para que el anfitrión
ostentara su generosidad, otra cualidad de la caballería.
Durante esta preparación su mente y corazón tomaba el valor y seguía adelante por su rey y
familia que esperaba su llegada todas las veces que salía a las batallas por la defensa de su
territorio, honor y familia, por este motivo él se enamoró de su carrera, sino que consiguió el amor
de una mujer. Como contrapartida, la dama aceptaba el servicio del jinete con un gesto o una
prenda de amor. Desde una flor, un guante, una cinta o un pañuelo hasta una mirada, una
palabra, un beso o simplemente el hecho de existir y no rechazarlo.

El caballo de batalla, sobre el que cabalgaban los caballeros para combatir o en las justas, era el
corcel. Se solían proteger con una barda, hecha de cuero o de metal, a modo de armadura y eran
ejemplares verdaderamente poderosos, capaces de soportar el peso del caballero y su armadura
sin problemas. Estos caballos también se denominaban destreros y eran muy caros, llegando a
costar hasta diez veces más que un caballo común. El caballo de batalla, sobre el que cabalgaban
los caballeros medievales para combatir o en las justas, era el corcel. Se solían proteger con una
barda, hecha de cuero o de metal, a modo de armadura y eran ejemplares verdaderamente
poderosos, capaces de soportar el peso del caballero y su armadura sin problemas. Estos
caballos también se denominaban destreros y eran muy caros, llegando a costar hasta diez veces
más que un caballo común.

Un día como cualquier otro me levanté de la cama, como siempre, y me vestí y asee. El día aquel
era un gran día: era el aniversario del rey. Desperté a mis dos hijos: Josep y Albert, es el día que
Albert y Josep empiezan a entrenar para llegar a ser caballeros como yo. Los acompañé a la
escuela de caballería y a continuación fui hacia el castillo del Rey. Una vez allí nos dio a todos los
caballeros, una lista de cosas que teníamos que hacer por el día de su aniversario. Fui hacia el
campo donde se hacían las justas, que eran batallas entre dos caballeros a caballo con lanzas. El
primero que caía del caballo perdía y el que se mantenía a caballo ganaba. Yo participé en cuatro
batallas, las tres primeras las gané, pero la cuarta era contra mi máximo rival y la perdí. Mi caballo
acabó muy cansado y fatigado porque hizo un gran esfuerzo. Entonces paré para sacarle
brillantez a mi lanza, después continué haciendo cosas por el Rey. Hasta que él me dijo que tenía
que ir al día siguiente, a una guerra.

Al final del día volví a casa con mi mujer que había ido a recoger a los niños a la escuela de
caballería, y se les había dado una lanza, la armadura y un escudo. Al cabo de un rato, a casa,
nos sentamos a la mesa para cenar, y más tarde, a la cama a dormir. Al día siguiente me desperté
e hice lo que hago cada día. Después me puse la armadura y tomé el escudo y la lanza. Fui al
castillo del Rey. Una vez allí, me encontré con los 5000 hombres que me acompañarían a la
guerra. El rey dio la señal y partimos hacia la batalla.

La guerra duró dos meses, y después de derrotar a los enemigos volví a casa, donde me
esperaban mi mujer y mis hijos preocupados. Durante la guerra me clavaron una flecha a la
pierna. Por suerte, los médicos del reino me pudieron curar a tiempo y pude volver con mi familia,
que se pusieron muy contentos de verme. Después, a la cama a descansar. Con el paso del
tiempo, me fueron convocando para varias guerras. Hasta que un día, en una batalla la cabeza del
ejército murió, cuando le clavaron una espada al corazón. Después de la muerte tenían que
proclamar a alguien para el cargo, y por mi valentía, mi esfuerzo y mi coraje, me nombraron como
cabeza del ejército. Mi familia se puso muy contenta y orgullosa de mí. Y así fueron pasando los
años hasta que me retiré de la caballería, para dedicar más tiempo a la familia. Finalmente, mis
hijos también se dedicaron a la caballería y todos mis descendentes también.

Este fue el sueño que nuestro caballero tuvo un día, un día, en mitad de la lucha, un golpe
aparentemente anodino de su adversario le rompió la armadura. La espada enemiga penetró muy
hondo en el hombro del caballero. Perdió el combate, pero por suerte no perdió la vida. Sin
embargo, pese al cuidado de los mejores doctores de la corte nunca pudo recuperar una movilidad
suficiente para volver a combatir. Después del desafortunado incidente, el caballero investigó lo
sucedido. El día anterior, le había pedido a su escudero que mandara arreglar un defecto en la
armadura, precisamente en el sitio donde entró la dramática estocada. El ayudante había llevado
la protección al herrero, pero se había quedado con la mitad del dinero de la reparación.

Sorprendido por la traición de su fiel escudero, el caballero le convocó para darle una oportunidad
de defenderse. El hombre, muy apesadumbrado, confesó lo ocurrido. Uno de sus hijos se había
puesto muy enfermo ese día. El remedio formulado por el médico era muy caro para un pobre
escudero. Entre el sentido del deber y la supervivencia de uno de sus familiares, el ayudante
había elegido a su hijo. Entonces el caballero recordó como en varias ocasiones, su escudero le
había pedido humildemente un incremento de sus emolumentos. Su reflejo aristocrático había sido
siempre rechazar estas peticiones, a pesar del buen trabajo de su empleado. De toda la vida, los
escuderos son sirvientes y cobran una miseria. Después de todo, la estrategia, el riesgo y la gloria
son para los caballeros.

Inicialmente, los hombres jóvenes hacían juramentos de fidelidad para proporcionar su servicio
militar para proteger a un señor o noble. Con el tiempo estos hombres de servicio guerrero
comenzaron a acumular riquezas y adquirieron su propia tierra lo que les permitió pagar los
suministros necesarios para llevar a cabo campañas militares y mantener sus propios hombres
ejércitos.

En poco tiempo, los caballeros eran una clase de nobleza a todos a sí mismos. En la práctica de
armas se incluyen las habilidades en el manejo de la espada con ambas manos, del hacha, la
maza, daga y lanza. de un caballero se esperaba que sea un guardia del castillo y en apoyo de su
señor feudal en las guerras, el caballero medieval fue uno de los tres tipos de hombres de guerra
durante la Edad Media: caballeros, soldados de infantería, y arqueros.

El ocio del caballero está ocupado por la guerra. Todos tienen el mismo armamento: un caballo de
combate, una larga lanza, una daga corta, para protegerse, un yelmo de metal y una cota de
malla, de la nuca a las rodillas, la loriga la batalla no es más que una serie de furiosas cargas de
caballería, sin estrategia, en las que los caballeros se enfrentan en duelo. Un caballero derribado
de la silla por la lanza de su adversario, embutido en su armadura, se encuentra a merced de éste,
el cual lo remata de un golpe de «gracia», a menos que prefiera hacerlo prisionero, exigiendo de él
un fuerte rescate.

Para muchos, la guerra viene a ser, de esta forma, un medio de aumentar su fortuna. Las
ocasiones de guerrear son múltiples: ultrajes, rivalidades de los señores, pero, sobre todo, puesto
que los caballeros se libran de toda justicia coercitiva, la interminable guerra privada en que la
víctima (con su linaje, es decir, toda su familia, solidaria de cada uno de sus actos, y sus vasallos)
trata de hacer justicia por sí misma. La palabra «guerra», designa primeramente ese género de
conflictos armados, porque la vindicación es el más corriente de tales conflictos.

A pesar de la paz de Dios que trata de imponer la Iglesia, a pesar de la multiplicación de los
juramentos mutuos, el estado de guerra es permanente. Los caballeros tienen en común la afición
por los ejercicios violentos, por la hazaña individual. El amor y la mujer no entran para nada en
esta moral ideal. La esposa del caballero comparte sus costumbres; apasionada de la caza,
violenta, pega a sus sirvientes por la menor falta. Su esposo la aprecia por su capacidad física y
su vigor. Pero ella no puede llevar armas, por eso está excluida del orden feudal. Eterna menor,
primero bajo la completa dependencia del padre, después de la de su esposo, la mujer es una
especie de criatura inferior, y la Iglesia discute si tiene alma o no.
Nuestro caballero de la armadura blanca lucho y vivió para honrar a su rey y protegerlo, el ahora
vive una vida llena de paz y tranquilidad junto a sus hijos que tomaron el camino de su padre
viviendo para proteger su reino y su familia ante cualquier amenaza.

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