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Cergio Prudencio
Junto a otros compañeros músicos, en la Universidad que nos había contratado para
hacer un taller de música, hicimos la formulación de lo que en ese momento se llamaba la
Orquesta de instrumentos nativos San Andrés, que posteriormente fue lo que es ahora
Orquesta experimental de instrumentos nativos. La Universidad, sin entender mucho pero
confiando también mucho, cosa que hoy reconozco y agradezco, dió el financiamiento para
hacer una compra lo más amplia posible de instrumentos musicales.
Fuimos a Walata Grande y compramos sin saber, sin entender. Ni siquiera teníamos la
capacidad de encargar, quiero que nos hagan a,b,c,d instrumentos. Simplemente, de una
manera muy sincera, les pedimos que nos hicieran todo lo que ellos eran capaces de hacer.
Les tomó un mes, al mes volvimos, recuerdo bien en una camioneta de la Universidad
Mayor de San Andrés y recogimos una torre, una montaña de instrumentos que no los
entendíamos, no los conocíamos pero que nos atraían muchísimo. A partir de entonces yo
empecé a hacer un trabajo de exploración de esos instrumentos a partir de mis
conocimientos de la flauta como un instrumento aerófono, a sacar ciertas conclusiones y a
ver ciertas posibilidades de clasificación. Paralelamente, empezamos a formar el grupo de
jóvenes, por entonces todos del primer año de la universidad de diferentes carreras, que
estaban interesados en aprender a tocar y a formarlos para que puedan integrar esta
orquesta que la teníamos todavía en abstracto como idea.
Entre los instrumentos que encontramos en esa diversidad menciono en primer lugar los
sikus. Los sikus son lo que se conocen como flautas de pan, flautas pánicas, es decir, tubos
cerrados, alineados en diferentes formaciones. Es decir, formaciones quiere decir diferentes
números de tubos, diferentes tamaños, diferentes grosores, diferentes cualidades de
material. Ese es un tipo instrumental, estoy hablando de familias de tipos organológicos
entre los cuales hay componentes de los cuales voy a hablar más adelante.
Otro tipo organológico es el de las quenas o q’enas. Estos instrumentos son flautas
verticales sin aeroducto, o sea, de soplo directo. Tienen en la cabeza del tubo simplemente
un bisel y luego los huecos. Esas son organológicamente las quenas dentro de las cuales
hay una enorme diversidad de instrumentos.
Luego tenemos las tarkas. Las tarkas son flautas verticales con aeroducto hechas de
madera sólidas, de bloque de madera sólida, en tanto que las quenas están hechas de caña
lo mismo que los sikus aunque diferenciadas, lo vamos a ver más adelante.
Luego tenemos los pinkillos o pinquillos, en Argentina le llaman pincuyos, que son flautas
verticales con aeroducto las más semejantes organológicamente hablando a las flautas de
pico europeas, sin embargo, hay diferentes tipos de pinkillos de los que hablaremos más
adelante.
Las wankaras que son tambores. Wankara es el término genérico para tambores de
diferente tipo, y lo que se llama bombos, futu (phutu) wankaras, que son tambores graves.
Voy a hacer escuchar muy brevemente algunos ejemplos que expresan estos diferentes
tipos instrumentales.
Esto es simplemente para dar una idea de lo que hablaba yo como diversidad
organológica como un factor que la tradición nos lega, como una posibilidad para el
desarrollo de una música contemporánea. Esa diversidad de tipos organológicos, que es
importante mencionar que no solamente se concentra en la diversidad de tipos
organológicos por sí mismos, sino en el comportamiento de esos diversos tipos
organológicos dentro de la tradición. Aun cuando entendemos que sikus es un principio
organológico de formación, de construcción de instrumentos en la tradición aymara, kechwa
del altiplano boliviano, podemos encontrar sikus que no solamente son de tamaño, de
grosor, de altura etc. diferentes, sino de comportamiento musical específicamente: forma
musical, rítmica, estructura, textura, densidad, etc., cada una de las cuales tiene una
particularidad. Eso en relación a todos y cada uno de los instrumentos que estoy
describiendo acá. Obviamente no me puedo detener en ese detalle ahora porque eso sería
en verdad como una materia, un curso entero para hacerlo pero me interesa mencionarlo.
En realidad el concepto de tropa deriva de un concepto filosófico social más amplio que
es propio de estas culturas que es el concepto de ayllu. Ayllu es el denominativo tanto en
kechwa como en aymara para comunidad. Pero ayllu tiene una aceptación de comunidad en
un sentido muy amplio. Ayllu es el total de la comunidad, pero la comunidad a su vez está
subdividida en otros componentes ayllu, por ejemplo: la división puede ser así, en ciertas
áreas geográficas la división del ayllu es puna-valle o arriba y abajo geográficamente
hablando. Pero además hay otros cortes que van dividiendo el ayllu en otros ayllus
menores. Puna es ayllu, pero forma parte de un ayllu integral. Valle es ayllu y forma parte
del ayllu integral total. Pueden haber otras divisiones transversales tanto en una como en
otra con otras denominaciones, el ayllu en realidad se va fragmentando hasta núcleos muy
muy reducidos socio-económicamente hablando. Pero no deja nunca de pertenecer ni de
formar parte de ese concepto ayllu global e integral.
La tropa como concepto musical es una expresión del ayllu en tanto valor constante,
filosófico y social del pensamiento andino, por eso es que se nuclean las personas para
hacer música en grupo. Pero no solamente es la reunión de personas, porque finalmente
ustedes me podrán decir y qué tal el octeto de Schubert que son ocho músicos que se
juntan y hacen música también. Hay un concepto estructural que define lo que es tropa
como algo singular y exclusivo de la práctica musical en las culturas andinas y es el
concepto arka-ira.
Para aclarar, para que ustedes puedan darse cuenta lo que es el concepto Arka-ira en
una respuesta sonora quisiera escuchar un ejemplo, para que ustedes sientan este juego de
alternación entre Arkas e Iras. Cómo algunos sonidos tocan Arkas y algunos sonidos tocan
Iras, y como eso redunda en el resultado textural de la música.
El concepto arka-ira es estructural a los sikus, está totalmente determinado por el hecho
que explicaba antes ¿Cómo funciona el principio arca-ira en instrumentos que por sí solos
pueden producir todos los sonidos necesarios para la construcción de la música? ¿Se aplica
el concepto arca-ira a esos instrumentos, o no? Sí se aplica. Se aplica en la manera de
tocar. Cuando se forma una tropa de quenas por ejemplo, de quena-quenas, cuyos
músicos, cada uno podría tocar todas y cada una de las notas de esa melodía y sin
embargo no lo hacen. Siguen aplicando esa forma de concebir la música en alternación, y
van dejando espacios libres en algunas notas, donde algunos músicos tocan y otros no,
manteniendo el principio arca-ira y consecuentemente los resultados de una determinada
textura sonora.
Auri Qhuchi (Tintirello) - Instrumento: Flautas traveseras (pífanos) - Tropa: Auki Auki
Lo que escuchamos en el ejemplo son pífanos; dense cuenta, hay varios registros. Pero
no todos intervienen todo el tiempo, no son paralelas permanentes ¿Se dan cuenta cómo la
textura va cambiando, la densidad va cambiando, conforme músicos participan y no
participan en la construcción de la melodía? De manera que el principio arca-ira s e
mantiene como una constante, como una forma de pensamiento, esto es muy importante
entenderlo. Como una preservación del sentido comunitario en el acto de hacer música.
Para ejemplificar esto quisiera volver a escuchar el ejemplo nro 1, que son sikus
chiriguanos. Escuchen ahora cómo suenan esos instrumentos, cómo suenan esos tubos
alineados:
Hay que tener en cuenta que en Bolivia pesa mucho lo que se llama música folklórica,
conjuntos de quena, charango, bombo, guitarra, donde se ha desarrollado un concepto de
sonido que no es este. A partir de Los Jairas (conjunto boliviano de música folclórica) en los
años 60´tempranos, con la llegada del famoso músico suizo, el “Gringo” Favre (Gilbert
Favre) a Bolivia, quien era flautista originalmente, que toma la quena y le cambia totalmente
la cualidad sonora, generando este modelo cultural a través de Los Jairas, y posteriormente
en reproducciones del grupo, que tienen un impacto cultural enorme en el mundo entre los
años 60’ y 70’. Pero que establecen a su vez una especie de contramodelo sonoro, que es
referencial para los jóvenes de ese entonces y para los de hoy también. De manera que con
la orquesta cuando nosotros trabajamos sobre este aspecto resulta tremendamente
complicado romper esta referencia que está ahí en el aire, en las radios, en la discografía y
sobre todo en la aceptación de la gente. Es un problema de sociedad colonial también.
Para hacer referencia y para analizar un poco lo que pasa en el campo interválico, el
campo de los ordenamientos sonoros en esta música, no puedo dejar de mencionar un
hecho: en el pensamiento andino, así como en las lenguas andinas, particularmente el
aymara y el kechwa, estos idiomas están generados por un pensamiento trivalente, opuesto
al pensamiento cartesiano que es, digamos, el pensamiento generador de la cultura
occidental, donde tenemos la afirmación y la negación. De manera que dentro de esa
dualidad se mueve y se estructura el pensamiento y luego el lenguaje. De este modo, los
niveles de comprensión tanto en el análisis como en la reflexión, como en la expresión
verbal propiamente dicha, es relativamente sencillo determinar el campo donde uno está, es
decir, si se está afirmando algo o negando algo. Se establecen campos concretos de
expresión y de pensamiento. Mientras que en el pensamiento andino, la estructura no es
dual, sino que es trivalente: tenemos por una parte lo que es afirmación y por otro lo que es
la negación, pero hay un tercer componente que es la relativización de ambos, y esto se
expresa en el hecho de que en el idioma aymara y en el idioma kechwa nunca ustedes
encontrarán aseveraciones categóricas de ninguna naturaleza. O si las escuchan, siempre
estarán de alguna manera relativizadas. En la manera de hablar que tenemos los bolivianos
el castellano, se ha impregnado de alguna manera de cierta sintaxis que tiene origen en
esta estructura trivalente del lenguaje. Un boliviano le podría decir a otra persona una frase
como ésta, que aquí en la Argentina o en México puede sonar como una patada a la
gramática: “iremos al cine pero”. Estoy afirmando, aunque el “pero” al final está relativizando
esa afirmación. “Podríamos ir, pero podríamos no ir”, “iremos pero no iremos” ¿se entiende?
Siempre utilizo este ejemplo porque refleja exacto lo que quiero decir.
Muchas veces me preguntan cómo son las escalas, cómo están hechas. O si no es
temperado, porque no es temperado, como ustedes habrán observado en estos ejemplos
no hay un temperamento, en el sentido “Bach” del temperamento. Sino que el concepto de
5ta es más corto, el de 3ra es más corto, el de 2da también es más corta y eso produce un
resultado interválicamente difícil de encuadrar dentro de una comprensión temperada. Si no
es temperada ¿qué es? dirán ustedes. Yo, hasta este momento, 21 años después de esta
experiencia, no me animo a hacer una aseveración absoluta al respecto. ¿Por qué? Porque
en primer lugar, cuando se confrontan con una tropa de instrumentos, por ejemplo, una
tropa de 12 instrumentos, seis de los cuales son malta, esas seis maltas no son iguales, no
son idénticas, es decir, no hay un artesano que se ocupa de poner esas seis exactamente
en una altura. Las diferencias entre maltas, entre iguales nominalmente hablando, pueden
variar hasta en cuartos de tono. Es decir, no hay un concepto absoluto de establecimiento
de alturas, ni siquiera entre instrumentos iguales, tampoco lo habrá entre posiciones del
mismo instrumento, ni tampoco entre los registros de los instrumentos de una misma tropa.
Esta es una realidad que es muy difícil de manejar desde el punto de vista compositivo:
¿qué hace un compositor con un material que no puede controlar? Porque al final de
cuentas yo me pongo a reflexionar ¿para qué se forma el sistema temperado?, es decir, la
historia de la música occidental es de alguna manera la historia de las formas en que
occidente establece el control sobre el sonido, sobre la materia sonora, por eso se ordena
una determinada estructura interválica, y al hacerlo se descartan muchas otras. El problema
del temperamento antes de su establecimiento como norma, era interesante, obligaba a los
instrumentos a diferentes formas de afinación, obligaba a los compositores a adecuarse a
diferentes estructuras interválicas instrumentales, obligaba a los constructores a crear
diferentes tipos de instrumentos de acuerdo a tales o cuales necesidades.
Quisiera escuchar, para que ustedes tengan una aproximación a esta reflexión sobre los
ordenamientos sonoros, nuevamente el siguiente ejemplo. Ya lo hemos escuchado pero
ahora quiero que pongan atención a este aspecto
Traten de escuchar ahora los tres conceptos a los que nos hemos referido ahora, el de
los ordenamientos sonoros y su relatividad, el de la fonética sonora con su aglomeración de
armónicos, y el concepto de tropa tanto en la noción arca-ira como en el desdoblamiento de
registros en pares ¿Se dan cuenta como la textura se va moviendo?
Estas realidades que acabamos de identificar como estructurales a una forma de hacer
música son las que me llevan a mí a negarme a hablar de escalas o de modos, porque no
podemos simplificar un hecho sonoro de esta complejidad, aún de esa apariencia tan
sencilla, a un mecanismo de análisis que es tan restrictivo y tan reduccionista. Por ahora
quisiera limitarme a estos cuatro conceptos que he desarrollado acá y dejar un tiempo
abierto a las preguntas que ustedes puedan tener, o a la audición de otros ejemplos
vinculados a lo que es tradicional. Hago caso omiso deliberadamente del ritmo, porque es
un campo en el que no sólo cada grupo instrumental, cada tipo organológico, sino que cada
familia dentro del tipo tiene un comportamiento diferente, diversificado. Sin embargo, para
no dejar sin respuesta el planteamiento suyo, yo hablaría de dos espacios: uno
métricamente constante si se quiere, donde probablemente están la mayoría de las
expresiones musicales, basado en uno o en un grupo de instrumentos rítmicos o de
percusión, que dan una base constante de sentido métrico, que puede ser binario, ternario,
más lento, más rápido, etc. Hay otro campo que es, yo no hablaría de “a-métrico” pero
hablaría de una métrica movible, como en el último ejemplo, que acelera, se dilata, que
cambia súbitamente de un ordenamiento rítmico a otro, etc. Podemos encontrar en la
música tradicional de los andes estos dos tipos de tratamientos rítmicos, aunque con
prevalencia del primero que acabo de mencionar.
Pregunta: ¿Cómo es la recepción de esta música en Bolivia, sobre todo por parte de las comunidades
rurales?
Pero sin embargo, la repetición cobra en esta noción de tiempo otra dimensión. En
primer lugar hay una repetición que a la vez no repite, es una renovación de un mismo ciclo
de energía sonora, que se va regenerando en sí mismo. No es una repetición mecánica, a
la manera de un tercer movimiento de una sinfonía de Haydn, donde acabo esta sección,
“da capo”, y es exactamente lo mismo. Es una repetición meramente extensiva, aquí
estaríamos hablando de una repetición yo diría renovativa. En primer lugar por la forma de
tocar, por la noción de ese tiempo y en segundo lugar porque muchas veces, no sé si
ustedes han percibido en los ejemplos que hemos escuchado, pero muchas veces en estas
repeticiones hay pequeñas variantes, variaciones rítmicas que no son exactamente iguales
en la primera vez que en la quinta que se tocó. O inclusive variaciones de altura. Es la
actitud lo que cambia radicalmente el sentido de la interpretación.
RTA: Sí como derivación de esta noción de tiempo espacial y circular a la que hice mención.
Voy a dar una respuesta sumamente concreta: el hecho de que en la práctica, en la praxis,
se sabe cuando comienza la música pero no cuando acaba. En la noción del músico hay un
punto en el que se empieza y hay un pensamiento estructural que está establecido, se sabe
cómo es la forma, también cuáles las posiciones de los dedos, o los tubitos que hay que
tocar, cuando se repite cuando no se repite, etc. Pero todo eso puesto en un “espacio
temporal” abierto, que puede durar tres minutos, cinco minutos, tres horas. Eso es un
ejemplo que ilustra claramente esta noción espacial del tiempo.
P: ¿Existe una relación musical entre las fiestas a la que pertenecen cada una de estas músicas, en
cuanto a su identidad o su estructura?
RTA: Como en todo lo aymara hay una afirmación y una relativización de esa afirmación. En
principio son músicas de la colectividad: no hay una noción de autoría, en el sentido de que
“yo” soy el compositor de “esta” obra y la suscribo y la firmo por la eternidad. Hay un sentido
de colectividad pero esa música en general viene de alguien. Y voy a contar aquí cómo es.
Cuando se fabrica una tropa de instrumentos, nueva, los músicos van y dejan esta tropa
en un lugar próximo al agua que puede ser un río, que puede ser una vertiente, un lago, una
laguna, etc, cerca del agua en todo caso. Y dejan toda la noche ese instrumento para que
coja el encantamiento del Sirinu. El Sirinu es el dios-diablo de la música. En la medida en
que en este pensamiento trivalente es dios y a la vez no es dios, es un dios-diablo de la
música. Es quien tiene bajo su égida espiritual a la música. Se supone que el Sirinu le da el
encantamiento a esos instrumentos. Y en la aurora, antes del amanecer, un músico “x” va y
recoge esa tonada, es quien recoge no sólo el instrumento físico, sino que recoge también
la inspiración. Y es quien compone literalmente en ese momento o, mejor dicho, recibe al
ángel del misterio de la música y luego lo transmite a sus compañeros.
Este trance es muy misterioso, se dice que tienen mucho miedo de hacerlo porque de
alguna forma es una confrontación “faustiana” con el demonio. Y se dice que muchas
personas que en esas circunstancias tienen muchos miedo se vuelven locos, se pasan al
otro lado. Entonces, en todo caso hay las dos cosas: un individuo que es capaz de hacer
eso (crear la música) pero que lo hace en función de una colectividad que luego es la que
suscribe la “propiedad intelectual”, si es que vale el término, de ese hecho sonoro.
P: ¿Cómo es la organización interna que tienen estas tropas, dada esta concepción de un hacer
musical colectivo? ¿Cómo se logra el acuerdo musical? Y sobre todo en relación a las fiestas, si influye
en el armado, si suenan por familias.
Es decir, por ejemplo, en una fiesta de la provincia Omasuyos, que me ha tocado estar
en mayo pasado si mal no recuerdo, los que daban la fiesta eran dos familias que se
sentían muy orgullosas, muy poderosas económicamente, porque pudieron contratar dos
tropas de moseñada de la provincia Aroma, varios kms al sur. La moseñada de la provincia
Aroma se considera que es la moseñada por excelencia. Por eso yo hablaba al principio de
manifestaciones vivas. Es decir, yo no hago safari en jeep y con casco para ir a buscar algo
debajo de los árboles; simplemente está ahí y forma parte de una dinámica sociocultural
activa. Así como yo puedo contratar para la fiesta de quince años de mi hija un grupo de
rock, de esa misma manera en el área rural boliviana hay este tipo de mecanismos de
mercado, que son de consumo. Y también con un alto sentido de competitividad. En esa
misma fiesta me ha tocado ver algo así como 40 grupos de moseñada diferentes, 40 tropas
de diferentes procedencias y con diferentes perfiles de toque, rasgos de toque de
moseñada, realmente compitiendo. Se ponen unos acá, los otros 15 metros más allá y es a
ver quién toca más fuerte. Y eso se cruza, se mezcla y Charles Ives es un poroto al lado de
esto, realmente (Risas).
P: Cuando se mezclan estos instrumentos no temperados con otros que sí lo están, como una guitarra
en La=440 ¿Cómo se soluciona? ¿Se busca una afinación parecida?
Por supuesto, porque eso obedece a las necesidades de un producto concreto. Cuando
se forma a partir de los Jairas, este modelo de conjunto musical: una quena, charango,
bombo, guitarra digamos y el quenista que alterna con sikus, con una zampoñita; esto
obliga a encuadrarse dentro de un sistema de afinación. La guitarra la condiciona. Más que
el La=440, es el ordenamiento temperado. Pero no sólo eso, sino el tipo de producto que
hacen: un tipo de canción que deriva en determinados momentos de su proceso histórico en
balada y que tiene una cierta repercusión en los años 70 en el mercado europeo.
Obviamente para entrar en ese mercado hay que hacerlo digerible, comprensible a esa
sociedad. Entonces ahí se realizan modificaciones de estos instrumentos. Sigo diciéndolo
sin juicio de valor, solamente estableciendo lo que se ha dado. Yo personalmente no hago
eso, porque creo que no haciéndolo uno puede encontrar resultados sonoros, y
consecuentemente estéticos, distintos -para no darle un calificativo valorativo.
P: Encontré en estas músicas ciertas formas de organización de las alturas, cierta direccionalidad,
obviamente no tonal ¿Esa característica proviene de culturas andinas o es producto de la convivencia
con culturas occidentales? Me pareció muy raro ¿Hay una idea de reposo y de tensión?
RTA: Yo realmente no sé. Porque es muy difícil decir cuál es el grado de mestizamiento en
la música de los ejemplos que hemos escuchado ahora. Es decir, yo no sé si esta es la
música con la que se encontró Francisco Pizarro o no. Es irrelevante. Lo que importa es la
sobrevivencia, el hecho de que esté aquí como una cualidad totalmente diferente de otras
músicas, de otros referentes que tenemos a la mano. Seguramente, durante siglos ha
habido asimilación de ciertos principios, de ciertas nociones, de ciertas cosas procedentes,
lo más razonablemente, de la influencia española de la colonización. Pero esto a contribuir
al análisis de una cosa que yo considero fundamental: tradición es precisamente aquello
que tienen capacidad de renovarse, porque si no deja de existir. Las verdaderas culturas
son las que son capaces de transformarse, de renovarse. Y esta música seguramente tiene
asimilaciones de diferentes fuentes pero sigue siendo esencial y estructuralmente andina.
A mi me intriga mucho saber cómo habrá sido eso, eso que usted está mencionando
¿Había una noción de reposo y de no-reposo, de frase o de no-frase en la música previa a
la conquista? Será lamentablemente imposible saberlo. Las crónicas de la época no van tan
al fondo de eso.
P: Lo que escuchamos son todos instrumentos de viento y de percusión. me imagino que son
organizaciones típicas de la zona ¿Qué pasa con los instrumentos de cuerda y con la voz?
RTA: En el área kechwa, particularmente del norte de Potosí, occidente del departamento
de Cochabamba, hay mucho de charango y lo que se llama el guitarrón o charangón, y
distintos tipos de charango y diferentes tipos de afinación de charango. Eso está ahí, es
constante.
En la Orquesta, como propuesta, no negamos nada a priori. Inclusive hay obras donde
hemos incorporado guitarra eléctrica, trompeta, voz lírica, es decir, en nuestra propuesta no
hay un fundamentalismo andino, no hay una reivindicación de un purismo andino en contra
de X, Z o Y otros valores. Es simplemente la aproximación a un fenómeno que es
interesante, que es cualitativamente potente, que guarda unas potencialidades interesantes
para el posible desarrollo de nuevas formas de expresión, que como testimonio y como
memoria son también valorables en la dinámica presente de nuestra cultura. Pero también
interesante en la medida en que pueda tener una relación de diálogo con el mundo. Dando
respuesta concreta a su pregunta, no nos cerramos a nada, abrimos esto a cualquier otra
manifestación, cualquier otro instrumento con el que se pueda establecer una relación.
RTA: Claro porque son los que están más a mano, los más representativos de estas
culturas que están ahí.
RTA: Con sangre. Es un punto doloroso de posición cultural. Creo que no es sólo mi
experiencia, mi vivencia personal. Es el gran dilema de la cultura latinoamericana. Es un
punto en el que se expresa una posición conflictiva continental. Creo que en América Latina,
en Argentina lo mismo que en Guatemala o en Bolivia, lo mismo que en Cuba, es ahí donde
tiene que resolverse.