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TEMA 4: EL PROCESO DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE COMO

PROCESO DE CONSTRUCCIÓN Y DE INTERACCIÓN: ELEMENTOS


INTERPERSONALES Y ELEMENTOS DIDÁCTICOS. EL PAPEL MEDIADOR
DEL PROFESOR.

1. Bibliografía, Referentes Legales y Webgrafía.

2. Introducción.

3. El proceso de enseñanza y aprendizaje como proceso de construcción


y de interacción.

3.1. Teoría del Aprendizaje Significativo de Aussubel.


3.1.1. Concepto de Aprendizaje Significativo. (Tema 5)
3.1.2. Características del Aprendizaje Significativo. (Tema 5)
3.1.3. Condiciones para que se produzca el Aprendizaje
Significativo. (Tema 5)

4. Elementos interpersonales y elementos didácticos.

4.1. Elementos Didácticos: Principios Psicopedagógicos.


4.2. Elementos Interpersonales. Relación profesor/alumno y
alumno/alumno.

5. El papel mediador del profesor.

5.1. Concepto de escuela.


5.2. Funciones sociales de la escuela.
5.3. Posturas educativas que se han mantenido en la escuela.
5.4. Papel del profesor en nuestro actual sistema educativo.

6. Conclusión.

1. Bibliografía, Referentes Legales y Webgrafía.

2. Introducción.

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3. El proceso de enseñanza y aprendizaje como proceso de construcción
y de interacción.

3.1. Teoría del Aprendizaje Significativo de Aussubel.


3.1.1. Concepto de Aprendizaje Significativo. (Tema 5)
3.1.2. Características del Aprendizaje Significativo. (Tema 5)
3.1.3. Condiciones para que se produzca el Aprendizaje
Significativo. (Tema 5)

4. Elementos interpersonales y elementos didácticos.

El proceso de enseñanza/aprendizaje debe entenderse como un proceso


de construcción y de interacción, en el que intervienen elementos
interpersonales y elementos didácticos. Veamos cada uno de ellos.

4.1. Elementos Didácticos: Principios Psicopedagógicos.

Desde la concepción constructivista, se parte de unos principios


metodológicos y didácticos que se recogen en nuestros referentes legales
como guía y orientación para el equipo docente de cada centro escolar. Estos
son:

1. Partir del nivel de desarrollo del alumno: Lo cual significa, partir de sus
conocimientos previos y de su nivel evolutivo. En relación con el nivel de
desarrollo, debemos tener presente lo que Vygostki denominó “zona de
desarrollo próximo”, es decir, debemos diferenciar entre lo que un
alumno es capaz de hacer y de aprender por sí solo, de lo que es capaz
de hacer o aprender con ayuda de un adulto o un compañero más
capaz. A la distancia entre ambos puntos es lo que denominó zona de
desarrollo próximo y se sitúa entre el nivel de desarrollo real y el nivel de
desarrollo potencial. Esta zona, delimita el margen de incidencia de la
acción educativa. Así, la actividad educativa debe partir del nivel de
desarrollo efectivo del alumno, pero no para acomodarse a él, sino para
hacerlo progresar a través de la zona de desarrollo próximo y así
generar nuevas zonas de desarrollo próximo.

2. Asegurar la construcción de aprendizajes significativos y la


funcionalidad de los mismos: Y ello se va a lograr, a través de la
movilización de los conocimientos previos y de la memorización
comprensiva. Según Norman (1985), la memoria comprensiva no es sólo
el recuerdo de lo aprendido, sino que es la base sobre la que se abordan
nuevos aprendizajes. La memoria comprensiva es por tanto, una “red de
significados” que no reproduce de forma mecánica; por el contrario, nos
permite acceder al conocimiento asimilado de esta forma
(comprensivamente) y utilizarlo de forma flexible, aplicándolo a nuevas
situaciones y posibilitando la asimilación de contenidos novedosos. Todo
ello eleva la funcionalidad del aprendizaje, pero ¿qué implica que un
aprendizaje sea funcional? Pues supone relacionar los contenidos
académicos con las actividades de la vida cotidiana; por ello, se deben

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introducir aspectos prácticos en el currículo escolar. Así, en la ESO y en
el bachillerato, se incorporan a las diferentes disciplinas, una formación
profesional de base apropiada para estas etapas educativas, de modo
que se conecten los contenidos impartidos en los centros educativos con
el mundo laboral.

3. Posibilitar que los alumnos realicen aprendizajes significativos por sí


mismos: Es decir, “aprendan a aprender”. Es necesario que los
alumnos/as aprendan a utilizar estrategias de exploración,
descubrimiento, así como de planificación y control de la propia actividad
de aprendizaje. (Ampliar con las habilidades metacognitivas del tema 3).

4. Aprender significativamente implica la modificación de los esquemas de


conocimiento: La Teoría Genética de Piaget, explica este proceso de
modificación de los esquemas de conocimiento a través de un proceso
de:

Equilibrio—Desequilibrio—Reequilibrio

Según este autor, todos los individuos necesitamos tener unos


esquemas de conocimiento que nos permitan comprender el mundo y
organizar la información que recibimos de él, incluyéndola en unos
patrones propios (esquemas), que nos van a permitir organizar la
realidad y darle sentido. Están pues en equilibrio. A la hora de
enfrentarnos a cualquier aprendizaje, estos esquemas deben ser
modificados (en mayor o menor grado) y pasar por un proceso de
desequilibrio, hasta que la información se vuelve a reorganizar y
conseguimos de nuevo el reequilibrio. Si en el proceso de aprendizaje no
se pone en marcha este mecanismo psicológico, no estaremos
incorporando la nueva información a nuestra estructura cognitiva.

5. Aprender significativamente supone una intensa actividad por parte del


alumno/a: Esta intensa actividad es de dos tipos: Individual y Colectiva.
Veamos cada una de ellas.

* Individual: A su vez, puede ser:


 Física: Aprendizaje por descubrimiento de Bruner.
 Mental: Aprendizaje significativo de Aussubel.

* Colectiva: Se refiere a las relaciones interpersonales.

4.2. Elementos Interpersonales. Relación profesor/alumno y


alumno/alumno.

El proceso de enseñanza/aprendizaje, es un proceso de interacción que


forma parte de una relación interpersonal. Nos referimos a la relación que se
establece entre profesor-alumno y alumno-alumno. Veamos cada una de ellas.

۞ Profesor-Alumno: Para que esta relación sea efectiva se deben tener en


cuenta los siguientes aspectos:

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► El profesor debe respetar la llamada “regla de contingencia de Wood”
(1980), la cual establece que las intervenciones del profesor se deben ajustar al
nivel de desarrollo del alumno y realizarse en el momento de conflicto cognitivo,
para que a través de su ayuda, los nuevos esquemas de conocimiento se
vayan configurando de manera adecuada.

► Las expectativas que el profesor se crea sobre el alumno, son


fundamentales en el proceso de enseñanza/aprendizaje, llegando incluso a
convertirse en profecías autocumplidas, concepto acuñado por el sociólogo
estadounidense Robert King Merton. Es decir, el profesor genera unas
expectativas sobre el alumno, las cuales condicionan el comportamiento de
ambos (profesor y alumno). En determinados momentos del desarrollo de un
sujeto, el autoconcepto del mismo, puede verse muy afectado por estas
expectativas del adulto y convertirse así en un destino que el alumno/a asume
y que contribuye a consolidar. Por tanto, el profesor debe reflexionar sobre las
expectativas que tiene sobre los alumnos/as y analizar cómo éstas, pueden
estar influyendo en el comportamiento, rendimiento académico y en el proceso
de maduración de los alumnos/as.

► Otro aspecto a tener en cuenta hace referencia al estilo de enseñanza del


profesor y al estilo de aprendizaje del alumno/a. La bibliografía sobre este
tema, evidencia que existen diferentes formas de afrontar tanto la enseñanza,
como el aprendizaje. Así, existen profesores y alumnos a los que un método
más analítico les facilita la comprensión de la información, su explicación o el
propio aprendizaje de la misma. Otros se decantan por métodos más holísticos,
serialistas, etc. En definitiva, el profesor debe identificar cuál es el estilo que
predomina en el proceso de enseñanza/aprendizaje que él dirige y proporcionar
diferentes actividades y opciones, para que se incorporen otras formas de
analizar, clasificar y trabajar la información, enseñando a utilizar diferentes
técnicas y beneficiando así a todos los alumnos/as, sea cual sea su estilo de
aprendizaje.

► Por otra parte, el profesor ha de crear un clima de confianza y mutua


aceptación en el aula, que favorezca la relación entre iguales y evite cualquier
tipo de discriminación. El clima del aula es un aspecto fundamental para
favorecer los procesos de aprendizaje, ya que dependiendo de que éste sea o
no adecuado, potenciará o disminuirá el aprendizaje, la atención, la
concentración y la motivación de los alumnos/as.

► Finalmente, es importante señalar, que el profesor debe mantener una


comunicación fluida con las familias con el fin de intercambiar información,
orientarles y favorecer su cooperación en el proceso educativo de sus hijos/as.

۞ Alumno-Alumno: Durante los últimos años, se están produciendo una gran


cantidad de investigaciones que están mostrando la enorme influencia que
tiene la interacción entre los alumnos dentro del aula. El proceso inicial de
socialización de los individuos se lleva a cabo dentro de los grupos primarios
(familia y escuela). Es en estos contextos, y en concreto en el educativo, que
es al que nos estamos refiriendo, es donde se van a desarrollar una serie de
aspectos tales como:

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 La adquisición de competencias y destrezas sociales.
 El control de los impulsos agresivos.
 El nivel de adaptación a las normas así como su interiorización.
 El nivel de aspiraciones.
 La autoestima.
 El autoconcepto personal y académico.
Todos estos aspectos, se van a ir forjando en el transcurso de la vida
escolar, social y familiar. De ahí que la escuela y en concreto el tipo de
interacción que se establezca entre los alumnos/as sea uno de los pilares
fundamentales para posteriores comportamientos del sujeto dentro de una
sociedad.
Pero ¿qué tipo de relación resulta más adecuada? Existen tres formas
básicas de interactuar los alumnos/as en el aula:

- Situación Individualista: El alumno trabaja solo, orientando su trabajo a


la consecución de unos objetivos previamente establecidos, sin que el logro de
los mismos influya en los de sus compañeros.

- Situación competitiva: El alumno/a ha de ser mejor que el resto, lo que


implica que haya ganadores y perdedores. Es un tipo de relación muy efectiva
desde el punto de vista motivacional, pero poco recomendable desde un punto
de vista social y educativo; ya que fomenta actitudes de aislamiento,
individualismo y discriminación.

- Situación cooperativa: Los alumnos/as trabajan en grupo y su labor se


dirige hacia la consecución de unos objetivos comunes. Los resultados de las
investigaciones ponen de manifiesto que en los grupos que se han usado
estructuras de tipo cooperativo, comparándolas con otras en las que se han
seguido otras pautas más individualistas o competitivas, las primeras,
favorecen el establecimiento de relaciones más positivas, basadas en la
simpatía, atención, respeto mutuo y sentimientos recíprocos de obligación y
ayuda. Es decir, favorecen la socialización del individuo, fomentando actitudes
democráticas y solidarias.

5. El papel mediador del profesor.

Antes de abordar el papel del profesor en nuestro actual sistema


educativo, resulta adecuado señalar que cada tipo de sociedad y en
consecuencia, cada tipo de escuela, define el papel que han de desempeñar
sus educadores, en función de la ideología que esta transmita y de los
objetivos educativos que ese sistema obstente. Empezaremos definiendo ¿qué
se entiende por escuela?

5.1. Concepto de escuela.

En su mayoría los distintos autores definen la escuela como una


institución de carácter social que transmite el legado cultural de una sociedad.
Pero esta definición deja espacio para múltiples perspectivas; así Althuser

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concibe la escuela como el “aparato ideológico del estado” a través del cual el
grupo social dominante, inculca una ideología concreta, que se dirige al
mantenimiento del status social y cultural preestablecido por ese grupo. Por
otro lado, la Tª General de Sistemas entiende la escuela como un elemento
más del macrosistema social, donde además los cambios que en ella se
produzcan afectarán al resto del sistema.
Como vemos, en función de la corriente de pensamiento en la que nos
situemos, el concepto de escuela varía. Pero cuando analizamos esta
institución, podemos identificar una serie de objetivos que la escuela persigue y
que se van a reflejar en las siguientes funciones sociales.

5.2. Funciones sociales de la escuela.

Quintana en 1989, señala las siguientes:


- Proporcionar destrezas y conocimientos, lo cual posibilitará que el sujeto
adquiera competencias para la vida.
- Preparar al individuo para ser ciudadano crítico, responsable y participativo.
- Transmitir la cultura, pautas de comportamiento y normas sociales de
convivencia a las nuevas generaciones, para que éstas, las asimilen y así se
integren en la sociedad siendo personas útiles a la misma.
- Transmitir valores imperantes en esa sociedad para el mantenimiento social.
- Conferir el estatus social a través de un proceso de diferenciación, selección y
jerarquización; y ello en base a un criterio de rendimiento.
- Y cubrir las necesidades que la sociedad vaya produciendo.

5.3. Posturas educativas que se han mantenido en la escuela.

Podemos identificar tres posturas o modelos que se han mantenido a lo


largo de la historia en nuestras escuelas.

Modelo reproductor: Parte de la concepción de una escuela que tiene como


finalidad educar un modelo ideológico determinado, sin dejar cabida a otras
formas de pensamiento. Más que educar, es adiestrar. Ej.: Sección femenina
de la falange.

Modelo neutral: Surge como reacción al anterior y se basa en la idea de que la


escuela debe limitarse a enseñar conocimientos técnicos y científicos, dejando
al margen cualquier aspecto actitudinal y valorativo; lo cual, además de
imposible, resulta peligroso, ya que se está obviando una parte fundamental del
currículo, a saber: el currículo oculto; que debe hacerse explícito si se quiere
saber hacia dónde se dirige la enseñanza que se da en los centros educativos.
Ej.: Summerhill fundada por Neill en 1921.

Modelo educador: El llamado modelo educador, es el que adopta nuestro


actual sistema educativo y pretende dar una educación integral, identificando
una serie de estándares de aprendizaje que hacen referencia directa a las
competencias básicas que tal y como establece el Artículo 2.2 del Real Decreto
126/2014 de 28 de febrero abarcan los siguientes ámbitos:

1.Comunicación lingüística.

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2. Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología.
3. Competencia digital.
4. Aprender a aprender.
5. Competencias sociales y cívicas.
6. Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor.
7. Conciencia y expresiones culturales.

De esta forma se pretende que la formación que reciba un individuo contemple


todos los ámbitos de su vida y le permita formarse no sólo como profesional,
sino como ciudadano responsable y solidario. En esta línea, Victoria Camps en
1994, concreta unos valores básicos a los que debe tender nuestro sistema
educativo. Estos son: vida, libertad, justicia, solidaridad, igualdad, tolerancia,
cooperación, respeto y paz.

5.4. Papel del profesor en nuestro actual sistema educativo.

De todo lo anterior, se desprenden aspectos más concretos en la


interacción en el aula y en especial respecto al papel mediador del profesor,
que se convierte, desde esta perspectiva, en un líder no sólo de la tarea, sino
también en un líder socioemocional.
Según palabras de Lorenzo Vicente (1992), en los actuales
planteamientos, el profesor pasa a ser el mediador entre la cultura socialmente
organizada a través del currículo escolar y el alumno, el cual tiene unos
conocimientos y experiencias propias.
El profesor se considera como un técnico y un facilitador de los procesos
de enseñanza/aprendizaje, que promueve una intensa actividad por parte del
alumno, la cual asegure la construcción de aprendizajes significativos, frente a
los meramente repetitivos.
Se propugna un modelo de profesor que deberá ser capaz de:
- Reproducir la tradición cultural, generando al mismo tiempo contradicciones y
alternativas.
- Facilitar a los alumnos/as la integración de todas las ofertas de formación
internas y externas al centro educativo, para conseguir que la experiencia de
aprendizaje sea a la vez individual y socializadora.
- Analizar el medio sociocultural en el que lleva a cabo su actividad.
- Provocar una interacción significativa con el objeto de conocimiento.
- Planificar y diseñar la actividad educativa atendiendo a la comprensividad y la
diversidad.

6. Conclusión.

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