La Lepra Bíblica La Llaga placentera
Las palabras “Nega-llaga” y “Oneg-placer” se
La Biblia, específicamente en el Antiguo Testamento
nos habla en forma alegórica y pre figurativa para
transmitir un mensaje con el objetivo de
concientizarnos continuamente sobre el orden
espiritual, divino y/o plan de Dios. Es decir, a través
de ella podemos obtener revelaciones y/o
realidades en el campo espiritual que afectan el
campo material.
Nota: La “Lepra” es la traducción incorrecta del
vocablo “Tzaraat”; ya que no es la misma
enfermedad de la lepra de hoy, pero sí
comparten algunas afinidades.
Tzaraat
Era una infección semejante a una de las plagas que
azotara Egipto:
La plaga de
Ulceras
(Éxodo 9:8-12)
Al igual que aquella plaga esta infección también
sería enviada por Jehová al hombre, la diferencia
radica en que esta recaería específicamente sobre
su pueblo a aquellos que presentasen una conducta
espiritual grave: La altivez (orgullo, arrogancia y/o
soberbia).
El orgullo es la raíz de todo pecado, y nadie peca
hasta que lo invade una actitud orgullosa; el orgullo
rodea a varias faltas y fortalece el mal instinto del
hombre, ya que además de provocar pecados, el
orgullo en sí es un pecado.
Sacerdocio
E
La Institución del Sacerdocio ocupa un puesto
considerable en los libros del Pentateuco. Siendo
Israel el pueblo de Dios, las relaciones con Dios
revisten en Israel una importancia particular; el
hecho no es sorprendente, puesto que el
Sacerdote era el encargado de las relaciones con
Dios.
Según el Pentateuco, el Sacerdocio propiamente
dicho fue confiado a "Aarón y a sus hijos" (Éxodo
28:1-43; Levítico 8:1-36). Los textos insisten en la
relación privilegiada de los Sacerdotes con Dios;
sin Sacerdote no hay relación posible con Dios,
porque sin él no hay sacrificio expiatorio y si no
hay expiación el pecado sigue en pie.
En un sentido profundo, se trata de la intensidad de
la santidad de Jehová, que en su descenso revela la
severidad con la que demanda santidad de su
pueblo; el problema está en el hecho de que cuando
el receptor de la energía con
tamaña fuerza no está listo
para recibirla (un corazón
altivo) desencadena sobre el
“juicios duros” en los
mundos espirituales para
posteriormente manifestarse
en el plano físico (Tzaraat).
escriben con las mismas letras, sólo que en Nega
la letra Ain (que también significa ojo) está al final,
y en Oneg la letra Ain está al principio. El sabio
tiene sus ojos en su mente, él ve desde el
comienzo lo que debe hacer, y se cuida de ir por el
camino correcto, por
ello su vida y la de los
suyos es con Oneg.
Pero quien no usa sus
ojos al comienzo,
entonces su camino
llevará el Nega, y sólo al
final su ojo verá su
error, y reconocerá la
verdad.
“He aquí, bienaventurado es el hombre a quien
Dios castiga; Por tanto, no menosprecies la
corrección del Todopoderoso.” (Job 5:17)
La “Humildad” que Dios espera de su pueblo
La humildad es un valor opuesto a la soberbia.
Humildad = Virtud humana atribuida a quien
ha desarrollado conciencia de sus propias
limitaciones y debilidades, y obra en
consecuencia (obediencia).
El propósito de la Creación es que el hombre
reciba sobre sí el yugo del Eterno (humildad), que
lo sirva, y cumpla sus preceptos (obediencia) como
hace un siervo con su patrón.
Advertencia de Jehová a su pueblo con respecto al
Tzaraat:
“y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová
tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos,
y dieres oído a sus mandamientos, y guardares
todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las
que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque
yo soy Jehová tu sanador.” (Éxodo 15:26)
Por este motivo no se entregó la
Torá sino por medio de Moisés,
sobre quien la Torá afirma que él
era “muy humilde, más que todo
hombre” (Números 12:3). Y no fue
dada en cualquier lugar, sino
sobre el monte Sinaí que era el
más bajo de los montes, y se
rebajó a sí mismo ante Dios.
Ningún hombre puede enorgullecerse, sólo Dios
puede hacerlo, pues de Él es el orgullo y la gloria,
como está dicho:
“Jehová reina; se vistió de magnificencia”
(Salmos 93:1)
Por ello hay que abstenerse al
extremo del orgullo, pues
cuando el hombre se
enorgullece, y no recibe sobre
sí el reinado de Dios, arriesga
su vida en manos del Rey. Un
rey de carne y hueso, ¿dejaría
con vida a quien usare sus
ropas? Con más razón quien
se viste con la investidura del
Rey de reyes, el Eterno.
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La Tora no prevalece en los altivos
No puede estudiarse Torá sin anteponer a ello la
humildad, pero quien estudia sin adelantar la
humildad, finalmente olvidará lo estudiado, pues
la Torá no prevalece en quien tiene orgullo, sino
en quien conoce sus limitaciones; pues no se
creó el mundo sino por causa de la Torá, y esta
no se mantiene en los orgullosos, “no está (la
Torá) en los cielos – no la encontrarás en quien
se enaltece sobre ella como si fuera el cielo, ni en
quien se engrandece en ella como los mares”.
Tipos de Tzaraat
Existen “tres” tipos de Tzaraat (seet, Sapajat y
Baheret) las cuales están relacionadas a los “tres”
grados de altivez (orgullo, arrogancia y soberbia) en
el hombre:
Al sobreestimarse a sí mismo
frente a Dios el hombre soberbia
recibía Tzaraat en su cuerpo, arrogancia
proporcionalmente a su orgullo
condición espiritual:
En el manuscrito hebreo dice así:
“Si alguien le sale en su piel una seet
[hinchazón], una sapajat [erupción] o
una baheret [decoloración], la cual
puede convertirse en la enfermedad
de Tzaraat, el será traído a Aarón el
kohen o a uno de sus hijos que son
kohanim” (Levítico 13:2)
1. Baheret (menosprecio al sacerdocio): Este tipo de
Tzaraat es causado por el orgullo del hombre, es
su orgullo lo que genera en él una falta de
aprecio al sacerdocio.
Se presenta como una decoloración blanca en la
piel, pues empalidece al afectado con el daño
que le causa al hablar de él despectiva o
maliciosamente, y lo hace perder el color de su
piel.
Ejemplo: Miriam (hermana de Moshé) y Giezi.
2. Sapajat (desprecio al Sacerdocio): Se refiere a un
parásito, enviado por la arrogancia del hombre;
un corazón enaltecido por lo que a conseguido y
quiere conseguir, que lo llenan por fuera pero no
lo nutren por dentro, una Idolatría exacerbada
del individuo por sí mismo que como
consecuencia, lo lleva a renunciar a Dios.
Se presenta como pápulas en una erupción
inicial, que posteriormente genera costras o
descamacion.
Ejemplo: Naamán
Así enseña el Rabí Moshé ben Nahman…
“Todas las adquisiciones como la
sabiduría o la fortaleza, y las
demás virtudes, se fortalecen en
el hombre y se vuelven parte de
él, excepto la riqueza, lo cual se
adhiere al hombre por fuera pero
no se integra a su ser.”
3. Seet (Afrenta al sacerdocio): Se refiere a algo
elevado, en relieve; este tipo de Tzaraat es
enviado por la soberbia del hombre (lepra
mental) a aquellos hijos que fueron enaltecidos
por Dios y se rebelaron contra El.
Se presenta como una ampolla en la frente que
al reventar expone una llaga o úlcera.
Ejemplo: Rey Uzías
Nota:
- La traducción de “llaga de lepra” proviene
del hebreo “nega tzaraat “, y era la señal de
una persona que era considerada por el
sacerdote como “leprosa” o “metzorá “.
- Esta llaga demuestra exteriormente su mal
ante todo el público, y por eso se llama
Metzorá – Motzí Ra, ‘saca el mal’.
Condición Espiritual del Metzorá
El Zohar en su explicación enseña que la Torah
utiliza la palabra nega para denotar oscuridad,
lepra, o seguirú, todas expresiones que señalan a
la condición espiritual de estar: “Cerrados a la Luz
del Creador”.
El Zohar refieren que el “cierre” de las puertas que
protegen el reino del 99 % de la luz espiritual, es la
fuente de toda enfermedad psíquico-física que
obstaculiza toda dicha, bienestar y realización
duradera. Cuando estas puertas están cerradas, la
luz no puede ingresar en nuestro mundo y la
oscuridad y el juicio reinan.
El concepto de “cierre”, se
refiere asimismo a la manera en
que nuestro «ego» nos cierra
ante nuestra alma. El orgullo es la
raíz de todo pecado, y nadie peca
hasta que lo invade una actitud
orgullosa; el orgullo rodea a
varias faltas y fortalece el mal
instinto del hombre, ya que
además de provocar pecados, el
orgullo en sí es un pecado, como
está dicho:
“Abominación es a Jehová todo altivo de
corazón; Ciertamente no quedará impune.”
(Proverbios 16:5)
“Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y
pensamiento de impíos, son pecado.”
(Proverbios 21:4)
¿Por quién debe ser tratada el Tzaraat?
1. Kohen o Kohanim (Antiguo Pacto): De acuerdo
al mandato de la Torah, la enfermedad de
Tzaraat debía ser tratada exclusivamente por el
Kohen (Aharon) y los Kohanim (hijos de
Aharon); y no por doctores, ya que en ningún
caso debía interpretarse como un simple
problema médico, sino más bien como una
patología netamente espiritual.
El infectado con Tzaraat no se purifica sino por
medio del Kohen o Kohanim, pues todo el que
desciende de Aarón tiene cualidades opuestas
a la altivez:
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 a. mansedumbre, El orgullo causa peleas y
separaciones entre hermanos, por ello se
debía ir ante Aarón o sus hijos quienes se
destacaron por buscar la paz, y tenían la
autoridad de curarlo, ya que ellos amaban la
paz y la perseguían.
b. sencillez, La arrogancia también debe el
repararlo, ya que el deseo por las posesiones
no se hallaba en Aarón, siendo que los
Kohanim no tenían herencia en la tierra, y no
recibían más de lo que les tocaba por su
sacerdocio, volviéndose satisfechos con su
parte, y no eran codiciosos deseosos de
acrecentar sus bienes.
c. humildad, Era un deber del Kohanim reparar
la soberbia ya que era muy humilde, como
dijo: “y nosotros, ¿qué somos?”.
2. Yeshua (Nuevo Pacto): De todos los títulos y
nombres aplicados al Mesías, uno de los más
extraños es el título del Talmud es: “El Mesías
Leproso”.
Dicho título se deriva del oráculo del profeta
Isaías que dice:
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades,
y sufrió nuestros dolores; y nosotros le
tuvimos por azotado, por herido de Dios y
abatido” (Isaías 53:4)
De acuerdo a la profecía de Isaías 53, un buen
número de sabios del idioma hebreo
entendieron que el tal “Siervo Sufriente” descrito
aquí, presenta las características de carácter
para ser el Mesías. Así mismo, dichos sabios
interpretaron que la frase “…ciertamente llevó él
nuestras enfermedades…” está siendo usada por
el profeta para referirse a la lepra.
Esta es la razón por la que el Mesías es llamado
metzorá (leproso). En Él, el Eterno quiere
expresar el elevado nivel de santidad que anhela
revelar a la humanidad. Una
santidad de una intensidad
poderosísima, que supera
toda medida y límite. Esta
santidad se revelará a través
de nuestro Justo Mashíaj,
quien soportó en su cuerpo
los juicios que los seres
humanos deberían haber
recibido a fin de que todo
aquel que en Él crea tenga
vida eterna (Juan 3:16).
Importante: “En el Antiguo Pacto el Sacerdote
era un símbolo de Yeshua, quien es el
verdadero Sumo Sacerdote delante del
Padre.”