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SUBTEMA DE HOY DOMINGO: PARA ASEGURAR NUESTRA RESURRECION y DARNOS

ESPERANZA VIVA

PASAJE BIBLICO: APOCALIPSSIS 1:18 Y ROMANOS 6:5


y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las
llaves de la muerte y del Hades.

orque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo


seremos en la de su resurrección;

La resurrección de Cristo no fue un hecho histórico hace 2020 años atrás, fue el hecho que
sigue afectando nuestras vidas miserables aquí y en la eternidad, el traspaso los mismo
cielos. Sin la resurrección de Cristo no hubiera cristianismo o como dijera el Apóstol Pablo
si Cristo no resucito seria en vana nuestra fe, porque nuestra esperanza estaría confiada
en un muerto o los mas desdichados de este mundo. Pero nosotros celebramos,
recordamos y nos gozamos porque es el medio por el cual Cristo asugura nuestra
resurrecion de entre los muertos.

La muerte es el enemigo número uno de la humanidad y el castigo justo por los pecados
de cada uno de nosotros (Ro. 6:23).  El índice de mortalidad en el mundo siempre será del
100%. Ningún monto de esfuerzo, poder, o riquezas podrá ayudarnos a escapar del
alcance de la muerte. Con su muerte y resurrección anulo el reinado de la muerte a fin de
que la muerte ya no se enseñoree mas de nosotros. Como dice jhon piper “las llaves de la
muerte estaban colgando en el interior de la tumba de Cristo”

La' resurrección de Jesús es un regalo de Dios y prueba de que su muerte fue totalmente
efectiva en borrar los pecados de su pueblo y quitar la ira de Dios. Cuando ponemos
nuestra confianza en Cristo, somos unidos con Él por la fe. La unión con Cristo significa
que cuando Dios nos mira, Él no ve nuestra pecaminosidad, sino la justicia de Cristo.
Significa que hemos muerto con Él y vivimos con Él (Ro. 6:8). Esta unión solo es posible a
través de la resurrección de Cristo. Cristo es la cabeza de la iglesia y nosotros su cuerpo,
así que somos uno, no es una locura decir que somos carne de su carne y cuerpo de su
cuerpo. Él es el último Adán y de sus costillas ha salido la iglesia que es su esposa, por
tanto, nuestro esposo se dio así mismo por tanto nos afecta en alma y cuerpo.

Cristo es las primicias de la resurrección de la muerte, y su resurrección es el precursor a


la resurrección que todos los creyentes experimentarán (1 Co. 15:20). Los cristianos
disfrutarán la vida resucitada igual que Cristo, con cuerpos glorificados (1 Co. 15:42-44).
En esta vida sufrimos dolores y enfermedades, pero en la vida venidera no sufriremos,
sino que disfrutaremos los cuerpos perfectos que ahora anhelamos desesperadamente.
Entonces, en la tumba, tuvo el derecho y el poder de tomar las llaves de la muerte y abrir
la puerta para todo el que vaya a Él por fe. Si el pecado está pagado por medio de su
muerte, no hay tumba, ni muerte, ni infierno para nosotros, ya nada puede mantener a
Cristo ni a su pueblo en la tumba. Es por eso que Jesús proclamó: «Estuve muerto, más he
aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del
Hades» (Apocalipsis 1:18)

Esta es nuestra esperanza y es gloriosa porque nuestros pecados han sido borrados y
somos justificados delante de Dios. Hemos pasados de ser enemigos de Dios a hijos
perdonados por Dios con una herencia eterna que nadie puede quitar. ¡No hay una noticia
mejor! “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran
misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección
de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y
que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes…”, 1 Pedro 1:3-4.

Por lo tanto, aquellos que creen en Cristo no serán sentenciados a muerte eterna, sino
que «serán resucitados incorruptibles ... Entonces se cumplirá la palabra que esta escrita:
Sorbida es la muerte en victoria» (l Corintios 15:52,54). Asómbrese, y busque a Cristo. Él lo
invita: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá»
(juan 11:25).

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