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Los Gestos de Manuel

Sucedió hace años, Manuel, un chico que le gustaba meterse en problemas, le gustaba hacer
muchas muecas y gestos, algo que en si no es muy agradable, en el caso de alguien esté
hablando en ese momento…

El señor Martin era el que estaba dirigiendo a los muchachos hacia un lugar de camping, un
señor muy hábil en sus habilidades, con una irada sabia.

Bueno, había empezado el día de ir en busca de aventuras, salieron en camino hacia el


campamento, y cuando llegaron, Manuel, Martin y los demás muchachos, el señor Martin hizo
que todos hicieran una especie de mesa redonda para poder explicarles las reglas de su
equipo, equipo al cual llamaron, Los Leones, competirían con otros equipos, por lo tanto,
debían hacer las cosas bien y como su guía les aconsejara, pero en ese momento empezaron
los problemas, mientras Martin estaba hablando, Manuel la pasaba haciendo muecas y cuantos
gestos pudiera hacer.

-Me gustan las reglas- decía Manuel- Así podre molestar a los directores cuando no las
cumplo-

Todos se fueron a dormir, y a la mañana siguiente, sonó la trompeta de llamado, llego su líder,
el señor Martin, y les pidió que arreglaran todo el cuarto porque vendrían a hacer inspección y
de eso dependía obtener puntos para su equipo o de lo contrario empezar con el pie izquierdo
no conseguir nada, pero como siempre Manuel una vez más hizo muecas y no hizo nada, dejo
su cama y su desorden sin tender, por fortuna dos de sus compañeros llegaron antes, se dieron
cuenta y procedieron a organizar para no pasar por la pena de conseguir puntos negativos.

Llamaron a Manuel para disciplinarlo, pero aun asa no le importo, y mucho menos hizo caso,
no estaba dispuesto a colaborar con los demás.

Llego la hora del almuerzo, le tocaba al equipo de los Leones recoger los patos y dejar la
cocina limpia, pero él nuevamente no hizo nada, ni lo suyo quiso limpiar, de nuevo, los mismos
muchachos hicieron el oficio que le correspondía a él.

Ahora era la hora de hacer la fogata, debían recoger leña, pero Manuel solo tiraba pedazos
pequeños de troncos a sus compañeros. Siempre el señor Martin le pedía que se unier4a y
ayudara en las labores, pero él no hacía caso.

Eran demasiadas las veces que Manuel, hacia lo mismo, y ya estaba cansado el señor Martin
con su comportamiento, y se lo hizo saber a Manuel, pero a él le estaba gustando que su
consejero estuviera molesto, quería el señor Martin, darle su merecido, y Manuel lo amenazó
con su madre si lo llegaba a tocar.

Manuel seguía haciendo de las suyas, mientras que Martin no estaba, saltaba aquí y allí, era un
caos con él. De pronto una puerta se abrió y venía con su consejero, el director, pero
nuevamente Manuel con muecas le hizo el feo al director.

El director le mando a dos de sus compañeros que recogerán la maleta de Manuel y le


siguieran, incluido el mismo Manuel. Llegaron al sitio indicado, pidió a los muchachos que lo
dejaran con Manuel, ahora este tenía la cara y sus muecas heladas. El director le empezó a
habar y le hizo saber todo lo que su consejero le había hablado, mientras que Manuel en su
mente decía: lo he conseguido.

Le hizo saber a Manuel que iban hacer mas drásticos con él, por su propio bien mas adelante
cuando crezca, pero él seguía con sus muecas, pensaba: no dará resultado, ni aun mi propia
mamá, me ha obligado a hacer algo que no quiero hacer.
Ahora Manuel debía estar siempre con el director, dormía con él comía con él, todo lo debía
hacer al lado de él, a donde quiera que fuera acompañarlo. Y entonces pasando el tercer día,
sus gestos en la cara fueron desapareciendo y solo se notaba inconformidad y tristeza.

Manuel recibió apodos por eso… Manuel quiso no haber vivido ese campamento, pero ya se lo
había ganado, saliendo pidió disculpas a sus compañeros, y prometió incluirse más con todos
aportando lo mejor de él… no es bueno ni sano pasar el tiempo de manera diferente como la
pasan los demás, cuando no eres obediente, en equipo todo se puede, y se puede llegar lejos,
y se puede pasar mejor.

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