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NEOLIBERALISMO VS.

KEYNESIANISMO

Resumen
La ofensiva neoliberal y monetarista contra la teoría y la política convencional keynesiana
se desataría en la década de los setenta, pero no fue fácil el ascenso hasta las cumbres
gubernamentales. En estos años los problemas contradictorios produjeron políticas
igualmente contradictorias, que llevaron a los políticos a nadar entre dos aguas peligrosas.
Es hasta fines de la década que se adoptan políticas antiinflacionarias basadas en medidas
monetaristas, aunque todavía de manera superficial, pero la orientación ya había sido tomada.
Será en los ochenta cuando se realicen las principales transformaciones estructurales, basadas
en el liberalismo monetarismo; desde Inglaterra, la cuna del keynesianismo, y en Estados
Unidos, se daría la señal de arranque, para ser inmediatamente seguidos por otros gobiernos
de economías desarrolladas.
Introducción
Con la realización de este blog se quiere informar al lector, de forma más o menos
superficial, sobre el Keynesianismo y el Neoliberalismo, y como esta última sustituye al
keynesianismo, que termino provocando otra crisis al incrementar demasiado los niveles de
inflación.
El tema será planteado en tres partes o capítulos, en el primer capítulo se explicara el
Neoliberalismo y se explicaran las características más importantes de este sistema. En el
segundo capítulo se habla del Keynesianismo, la idea general de este sistema y como Keynes
veía la solución al problema de la crisis financiera del 29. De último, en el capítulo tres, se
habla como fue el proceso de transición del Keynesianismo al Neoliberalismo, enumerando
sus causas y consecuencias.
NEOLIBERALISMO
El término neoliberalismo es un neologismo que hace referencia a una política
económica con énfasis tecnocrático y macroeconómico que pretende reducir al mínimo la
intervención estatal en materia económica y social, defendiendo el libre
mercado capitalista como mejor garante del equilibrio institucional y el crecimiento
económico de un país, salvo ante la presencia de los denominados fallos.
Suele considerarse, erróneamente, como una reaparición del liberalismo decimonónico.
Sin embargo, al contrario de éste, no rechaza totalmente el intervencionismo estatal y además
guarda una ambigüedad ideológica, respondiendo más a su base teórica-técnica
neoclásica. Al ser una propuesta macroeconómica tiende a ser neutral con respecto a
las libertades civiles.
Se usa con el fin de agrupar un conjunto de ideologías y teorías económicas que promueven
el fortalecimiento de la economía nacional (macroeconomía) y su entrada en el proceso
globalizador a través de incentivos empresariales que, según sus críticos, es susceptible de
conducirse en beneficio de intereses políticos más que a la economía de mercado propiamente
dicha.
Características
El neoliberalismo propone que se deje en manos de las particulares actividades que antes
realizaba el Estado; en esa dinámica se privatizan empresas públicas, se abren las fronteras
para mercancías, capitales y flujos financieros y se reduce el tamaño del Estado.
Las políticas macroeconómicas recomendadas por teóricos o ideólogos neoliberales (en
principio recomendaciones a países tanto industrializados como en desarrollo) incluyen:
 Políticas monetarias restrictivas: Aumentar tasas de interés o reducir la oferta de dinero.
Con ello disminuye la inflación y se reduce el riesgo de una devaluación. No obstante con
ello se inhibe el crecimiento económico ya que se disminuye el flujo de exportaciones y se
perpetúa el nivel de deuda interna y externa denominada en monedas extranjeras. Así mismo,
se evitan los llamados ciclos.
 Políticas fiscales restrictivas: Aumentar los impuestos sobre el consumo y reducir los
impuestos sobre la producción y la renta; eliminar regímenes especiales; disminuir el gasto
público. Con ello se supone que se incentiva la inversión, se sanean las finanzas públicas y
se fortalece la efectividad del Estado. No obstante no se distingue entre los niveles de ingreso
de los contribuyentes, donde unos puede pagar más impuestos que otros, y se grava a las
mayorías mientras que se exime a las minorías, deprimiéndose así la demanda, si bien se
busca apoyar la oferta, buscando el bienestar de toda la sociedad. Tampoco se reconoce que
el gasto público es necesario, tanto para el crecimiento como para el desarrollo (comparar
históricamente ejemplos de países industrializados); para la protección de sectores
vulnerables de la economía y la población; y para la estabilidad social y económica en
general.
 Liberalización: Tanto la liberalización para el comercio como para las inversiones se
supone que incentivan tanto el crecimiento como la distribución de la riqueza, al permitir:
1. una participación más amplia de agentes en el mercado (sin monopolios u oligopolios),
2. la generación de economías de escala (mayor productividad),
3. el aprovechamiento de ventajas competitivas relativas (mano de obra barata o potentes
infraestructuras, por ejemplo),
4. el abaratamiento de bienes y servicios (al reducirse costos de transporte y del
proteccionismo), y
5. el aumento en los niveles de consumo y el bienestar derivado de ello (en general aumento
de la oferta y la demanda en un contexto de «libre» mercado, con situaciones de equilibrio y
utilidades marginales).
 Privatización: Se considera que los agentes privados tienden a ser más productivos y
eficientes que los públicos y que el Estado debe adelgazarse para ser más eficiente y permitir
que el sector privado sea el encargado de la generación de riqueza.
 Desregulación: Se considera que demasiadas reglas y leyes inhiben la actividad económica
y que su reducción a un mínimo necesario (sobre todo la garantización del régimen de
propiedad y de la seguridad) propician un mayor dinamismo de los agentes económicos.
En todos los casos, los teóricos denominados neoliberales afirman que la mejor manera de
alcanzar la distribución de la riqueza y el bienestar de los individuos es mediante un
crecimiento total del producto, que por su propia dinámica permea al total de los integrantes
de la sociedad (la llamada trickle down policy); como liberales promueven «mediante el
beneficio individual, alcanzar el beneficio de toda la sociedad».
KEYNESIANISMO
Escuela de pensamiento creada por J. M. Keynes (1883-1946) y desarrollada por sus
seguidores, que ha supuesto una ruptura con el pensamiento económico anterior y ha influido
de forma decisiva en las políticas económicas seguidas por los países occidentales después
de la Segunda Guerra Mundial. Los principales elementos de esta corriente de pensamiento
se hallan contenidos en la obra de J. M. Keynes Teoría general de la ocupación, el interés y
el dinero, publicada en 1936. Una de sus principales aportaciones la constituye el análisis de
la demanda efectiva y su incidencia en las variaciones del nivel de producción y empleo, en
contra de lo sostenido hasta entonces por la doctrina oficial y la denominada ley de los
mercados o ley de Say, según la cual es la oferta la que crea su propia demanda. Para regular
las fluctuaciones de la demanda efectiva o demanda agregada y, en definitiva, de la actividad
económica, la política monetaria ha de ser complementada con otros instrumentos de política
económica, como la política fiscal, debido a las limitaciones de la primera. Demuestra J. M.
Keynes que el sistema económico puede hallarse en equilibrio en una situación de subempleo
y permanecer en ella indefinidamente si el Estado no interviene.
Influido por los angustiosos problemas de paro creados por la Gran Depresión de 1929, J.
M. Keynes centró su atención en el análisis de los problemas económicos a corto plazo. La
de Keynes es una teoría macroeconómica a corto plazo con salarios rígidos a la baja. «A largo
plazo todos muertos», como le gustaba decir al propio Keynes. Desconfió Keynes de
la eficacia de la política monetaria como instrumento adecuado para incidir sobre el nivel
de renta, a causa de la llamada trampa de la liquidez; es decir, cuando a partir de un
determinado tipo de interés, que la gente cree que es muy bajo, la curva de demanda de
dinero se hace infinitamente elástica y los sucesivos incrementos de oferta monetaria no
pueden conseguir hacerlo bajar más. En estas situaciones la política monetaria tiene que ser
complementada con el adecuado manejo de los ingresos y gastos públicos. La teoría
macroeconómica keynesiana es claramente intervencionista, en contra de lo sostenido por la
doctrina del laissez faire.

Corriente de pensamiento económico originada en los escritos del pensador inglés John
Maynard Keynes y que se fundamenta en la acción del gobierno para impulsar la actividad
económica.
Neoliberalismo Vs. Keynesianismo
Los indicadores macroeconómicos, en los niveles más extremos y perjudiciales para el
sistema, explican “el cambio de marea” de los gobernantes, de los empresarios y de amplios
sectores de la población. La tendencia venía desde la recesión anterior, 1974-75, pero la
burguesía mundial no se decidió, en ese momento, por una adopción firme de tipo
monetarista y liberal, pero sí hay abundantes señales y símbolos que muestran que se abonaba
el camino para ello.
El ascenso de Thatcher y de Reagan al poder y el cambio de política del FMI era el triunfo
relativo de Hayek-Friedman y la derrota también relativa de Keynes. La primera orientación
iba a dominar pero la segunda no iba a desaparecer. Era un cambio de prioridades, la lucha
era contra la inflación y no contra la crisis y el desempleo.
Parecía alarmante y contradictoria la política restrictiva, de reducción del Estado y la deuda
pública, cuando se entraba a una recesión. Era increíble e inútil que en el siglo XX se usara
una política basada en teorías monetaristas del siglo XVI ; la teoría era vista como inviable,
como falsa, como simple, como impuesta; también era perversa, era inflacionaria, era
recesiva, era fascista, era irreal, era antisindical, era neoclásica, era anti keynesiana, era
“incapaz de entender y explicar los problemas de las economías capitalistas contemporáneas
y de elaborar una política que asegure tanto el crecimiento del ingreso y el de la ocupación,
como la estabilidad de precios y la del tipo de cambio” . Era un ataque de los perdedores e
incomprensión acerca de la contrarrevolución monetarista en marcha.
En la historia moderna del monetarismo se ha pretendido descalificarlo por medio de la
satanización, de la subestimación, de la caricaturización y de la ignorancia. Es el mismo
método que siempre se ha usado contra el marxismo y que se ha redoblado en los últimos
años, y son también las mismas críticas que se le aplicó al keynesianismo cuando surgió. En
el mejor de los casos las fuerzas y grupos establecidos compadecían a Keynes por su locura,
o lo desdeñaban porque pertenecía a los círculos de la burguesía y de la academia, pero
sintieron que sus ideas nuevas los perjudicaban. De todos los métodos para descalificar el
más recurrido es ignorar al contrario. Muchas de las críticas parten de la incomprensión de
los objetivos del monetarismo y de adjudicarle funciones y medidas que no tiene ni pretende
tener.
En primer lugar es completamente cierto, como alegan muchos, que el monetarismo
friedmano no “asegura el crecimiento del ingreso y la ocupación” en el sentido que la política
que propone no está directa e inmediatamente enfilada a resolver esos problemas. Si fuera
así entonces no tendría por qué ser una teoría distinta a la keynesiana, ni ser antagónica. Es
ésta, la keynesiana, la que fue creada en el momento de la mayor crisis capitalista, para que
de manera pragmática resolviera el problema de la crisis productiva, el desempleo y la
deflación. Indudablemente fue una teoría que sirvió eficazmente y llevó al capitalismo a
niveles tan altos de producción y de consumo que el éxito se convirtió en una “borrachera”
inflacionaria que empezó a revertir los efectos positivos.
La teoría keynesiana surgió, se desarrolló y culminó, para enseguida descender, en un
proceso dialéctico. Querer que la teoría y la política keynesiana expliquen la inflación y las
crisis financieras y cambiarias, es pedirle más de lo que ellas pretendieron. Al nivel de la
teoría no supo explicar la inflación y el desempleo y se derrumbó la curva de Phillips, al nivel
de la política económica la pretensión de abatir la crisis estimuló la inflación a tasas
insoportables para el sistema.
El talón de Aquiles keynesiano fue la inflación, que no estuvo contemplada como
problema, sino como solución. Cínica e inteligentemente Keynes propuso estimular la
inflación para deprimir los salarios reales y favorecer la inversión productiva. En un
momento de deflación de precios sólo los ortodoxos como Hayek pudieron estar en contra,
por el riesgo que significaba en el futuro. Pero en el corto plazo se resolvió el problema
fundamental. En eso consiste la utilidad de las teorías y de las políticas económicas en
tiempos de crisis. Pero sirven mientras se mantienen las causas que dieron origen a
determinado fenómeno económico. No más. Es como pretender que la economía política de
Marx le resuelva los problemas al capitalismo, cuando su objetivo es comprenderlo para
destruirlo.
Lo mismo se aplica al monetarismo. La preocupación fundamental de esta teoría, como
su nombre lo indica, es el dinero como el determinante de la inflación, y ésta como el
problema básico. La obra de Friedman es monetarista no fiscalista. Por tanto, la burguesía
mundial adoptó y asumió durante más de dos décadas una ideología antiinflacionaria, porque
el problema rebasó la gravedad de la crisis productiva y el desempleo. Y los gobiernos no
recurrieron al keynesianismo más de lo que fue utilizado en los setenta, porque
desestabilizaba. Es decir, si alguna teoría-política económica fue la causante inmediata (o en
primera instancia) de la crisis de los setenta fue el keynesianismo, y no se le puede atribuir
al monetarismo ni al neoliberalismo la crisis del capital, al contrario fueron éstas las que
entraron a rescatarlo.
Las preguntas claves son: ¿qué tan útil ha sido el monetarismo?, ¿qué tanto ha contribuido
a la disminución de la inflación? La inflación de los países de economía avanzada (y en la
mayoría del mundo capitalista) ya no existe como problema. No hay inflación reptante, ni
galopante, ni hiperinflación. ¿En qué medida la disminución de la inflación es producto del
monetarismo y del neoliberalismo?: en la misma medida que el keynesianismo administró la
crisis y desarrolló el sistema en la posguerra. Las teorías y las políticas económicas no son
varitas mágicas sino herramientas que las superestructuras utilizan para modificar las
relaciones de fuerza entre las clases, perjudicando y beneficiando. En la medida que los
responsables de la administración del sistema comprendan la realidad y apliquen la política
más acorde a los intereses generales, en esa medida será la más adecuada, racional y útil. Eso
es lo que ha sucedido. No más.
El liberalismo económico acompaña al monetarismo en su objetivo: aleja al Estado de la
economía, en el momento en que ya no es capaz ni funcional, para que el mercado actúe más
libremente, sin asfixiantes regulaciones, sin altos impuestos, y para que las clases sociales se
reorganicen de acuerdo a sus intereses y a sus fuerzas. Es la lucha de clases sin árbitros (en
la realidad actual, hasta cierto punto) paternalistas. El fortalecimiento de grandes
conglomerados por medio de las fusiones, asociaciones, adquisiciones, y la formación de
bloques regionales y comerciales reflejan una etapa de recrudecimiento de la competencia
internacional como no se había visto antes.
La teoría monetarista y el liberalismo moderno se convirtieron en la ideología de la
burguesía (y no solo de la financiera, como creen algunos) de los países avanzados. La
asumieron conscientemente como un mecanismo antiinflacionario y anti estatista, que
contribuía a destruir –en parte- lo hecho durante cuatro décadas, desde el periodo de
posguerra. La alta inflación de los setenta marcó el fin del pleno empleo y el avance social
de las masas trabajadoras. Se consideró por parte de las élites dominantes que era más dañino
al sistema una descontrolada y alta inflación que una crisis profunda y un creciente
desempleo. Se decidió por una estrategia económica que creara condiciones para la
recuperación de las ganancias. La situación económica, en última instancia, determinó el
cambio de doctrina económica en la superestructura, y los gobernantes, finalmente, actuaron
en consecuencia transformándola. La clase burguesa no fue engañada por los perversos y
fascistas monetaristas ni tampoco sufrió un ataque de irracionalidad colectiva sino que se
atuvo a su instinto burgués de auto conservación y supo elegir el método más adecuado para
preservar su futuro.
Así como la aplicación del keynesianismo en su tiempo fue la única salida viable, en la
fase recesiva e inflacionaria no hubo más que el monetarismo liberal como solución. La
“conservadora” y “contrarrevolucionaria” concepción monetarista liberal en realidad es más
“revolucionaria” que la vieja concepción keynesiana. Aplicar la misma receta keynesiana,
como se hizo en la década de los setenta, era mantener una crisis y una inflación a la vez. Se
prefirió tener la crisis y el desempleo.
La producción de desempleo no es consecuencia directa e inmediata del neoliberalismo-
monetarismo sino de la incapacidad histórica e inmanente del sistema de crear suficiente
empleo, y, recientemente, del débil desarrollo de las fuerzas productivas materiales y de la
producción global.

Conclusiones
Este tema me parece muy interesante de investigar y leer, ya que muestra como un sistema
que busca la respuesta de una crisis inmediata tiene éxito, pero al continuar con el ejercicio
de este sistema, por casi 40 años aproximadamente, comienza a tener un problema muy claro,
que era la inflación. Al llegar a un determinado punto, ya los niveles de inflación son tan
elevados que se tornaron en otra crisis. Ya el keynesianismo se había vuelto un problema,
pero la incertidumbre que quedo fue ¿Cómo resolverlo?
Para obtener la información aquí propuesta fue necesaria una búsqueda de fuentes que
hablaran sobre estos dos sistemas de forma sencilla y objetiva, ya que ponernos a investigar
exhaustivamente estas teorías nos tomaría muchísimo tiempo y esfuerzo ya que no son teorías
fáciles de entender.
Como resultado tenemos que el keynesianismo fue un sistema novedoso en su tiempo, y
logro obtener resultados positivos en corto tiempo, (lo que se necesitaba después de la gran
crisis del 1929) pero el problema es que fue un sistema creado para resolver un problema
inmediato, no para su funcionamiento a largo plazo, y como consecuencia hubo una segunda
crisis. Ahora los políticos se encontraban en una encrucijada, necesitaban encontrar la forma
de sustituir al keynesianismo y la encontraron en el Neoliberalismo. Con neoliberalismo no
se está haciendo alusión a una teoría política o económica en particular, sino más bien se está
refiriendo a una generalización de escuelas y teorías económicas que buscaban reducir al
mínimo la intervención del estado en la economía.

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