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SABIDURÍA Y DIPLOMACIA.
En todo el peregrinaje del pueblo hebreo, Dios permaneció con ellos a pesar de sus
rebeliones y desobediencias a sus ordenanzas. Él permaneció con ellos porque había
prometido a sus antepasados, entregarles una tierra como heredad para que puedan vivir
como una gran nación. Dios no le abandonaría por más rebelde que fuera Israel, tenia
que cumplir su promesa y dirigirle a la tierra donde fluía leche y miel.
Cuando se aproximaron a Hesbón, Moisés envió una comitiva al rey Sehón solicitando
una autorización para cruzar por su reino y de paso abastecerse de agua y alimentos para
proseguir su largo camino. Moisés bajo la dirección de Dios, se acercó
diplomáticamente, ofreciendo realizar un convenio de paz con Sehón y prometiendo no
perturbar el paisaje de Hesbón. Además, para causar más confianza en el rey, Moisés
cito el nombre de los pueblos por donde ya habían atravesado y el mismo trato que
habían hecho con los gobernantes de esos pueblos para proseguir con su travesía. Se
podría pensar que el ofrecimiento que hizo Israel de comprar con dinero los alimentos y
el agua, le hubiera interesado a un rey preocupado por la economía de su nación. El
buen comportamiento anterior de los israelitas cuando pasaron por el territorio edomita
y moabita, debe haber sido un punto a su favor. Pero a pesar de todo esto el rey Sehón
negaría el paso a Israel.
Queridos hermanos, el pueblo hebreo podía haber cruzado la ciudad Hesbón a la fuerza,
pero no lo hicieron, ellos bajo la dirección de Dios, trataron de cruzar pacíficamente y
utilizaron la diplomacia para este propósito. Hermanos, en el mundo existen muchas
personas que son difíciles de tratar, ya sea por el temperamento o el carácter de esas
personas. Cuando nos encontremos con personas así, no debemos perder el control,
debemos dejarnos dirigir por nuestro Señor y tratarlos de la mejor forma posible, con
sabiduría y diplomacia antes que la fuerza.