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Los bitcoins tienen un precio en tanto son útiles como moneda y la gente esté
dispuesta a aceptarlo como medio de pago. Tiene las características del dinero
(durabilidad, portabilidad, fungibilidad, escasez, divisibilidad y reconocibilidad),
pero basado en propiedades matemáticas (es cada vez más escaso), pero no tiene
el respaldo de ningún Estado. Si crece el número de personas en el club aumentará
su precio. En caso contrario su precio se desplomará, como en cualquier derivado
financiero. No es necesaria una significativa cantidad de dinero para cambiár el
precio del bitcoin. Está valorado en unos 300.000 millones. Cuando llegue a 10
billones su peso mundial será relevante para la economía de todo el planeta.
El concepto de criptomoneda fue descrito por primera vez en 1998 por un informático
llamado Wei Dai en la lista de correo electrónico "cypherpunks", donde propuso la
idea de un nuevo tipo de dinero que utilizara la criptografía para controlar su
creación y las transacciones, en lugar de que lo hiciera una autoridad centralizada.
La primera especificación del protocolo bitcoin y la prueba del concepto la publicó
Satoshi Nakamoto en el 2009 en una lista de correo electrónico. Satoshi, no se sabe
si es una persona individual o un grupo de trabajo, abandonó el proyecto a finales
del 2010 sin revelar su identidad real. El código de bitcoin es abierto, cualquier
informático puede revisarlo o crear su propia versión modificada.
4. ¿Qué se puede hacer con bitcoins?
Bitcoin es tan virtual como las tarjetas de crédito y las redes bancarias que la gente
usa cada día. Tan virtual como el dinero que el BCE cede a los bancos y los bancos
al BCE. El dinero hace tiempo que dejó de ser exclusivamente en efectivo para ser
solo compromisos de pago virtuales. Bitcoin puede usarse para pagar 'on line' y en
tiendas físicas como cualquier otra moneda si los que intervienen en esa transacción
están de acuerdo. Los saldos de bitcoins están guardados en una inmensa red y
teóricamente no pueden ser alterados fraudulentamente por nadie. En otras
palabras, los usuarios de bitcoin tienen control exclusivo sobre sus fondos y los
bitcoins no pueden desvanecerse solo porque sean virtuales. Pero la implantación de
bitcoin es pequeña. Y todavía es más pequeña la implantación de otras
criptomonedas.
Bitcoin no es una moneda fiduciaria de curso legal en ningún territorio, por lo que la
normativa no es muy específica. En la práctica cualquier plusvalía debe cotizar a
Hacienda como un incremento patrimonial. Quedan dudas si un beneficio en
criptomonedas es invertido de nuevo en criptomonedas tras una plusvalía teórica no
transformada en un activo de curso legal. No queda claro en ese caso. Tampoco
queda claro si ese activo es considerado un activo en el extranjero o en España
(para lo que debería ser declarado en el modelo 720). En caso de que no fuese
declarado un patrimonio en el extranjero, Hacienda podría imponer una multa incluso
superior a su valoración.