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Capítulo 8: El ascenso de Stalin

La muerte de Lenin trajo conseguido la cuestión que desde hacía largo tiempo preocupaba a los
dirigentes del partido. Zinoviev había asumido el manto provisional, mientras que Stalin se había
abstenido de mostrar sus ambiciones.

En el Congreso de los Soviet de la Unión se tomaron 2 decisiones: La primera fue rebautizar a


Petrogrado a Leningrado, Lenin había sustituido y eclipsado a Pedro en la configuración de los
destinos de la patria. La segunda era la de fortalecer al partido mediante un reclutamiento masivo de
trabajadores de base, el llamado aislamiento Lenin. La puesta en práctica quedaba en manos de Stalin
ya que tenía el cargo de Secretario General del Partido.

EL partido bolchevique no tenía en 1917 más de 25.000 miembros. Durante la revolución y la guerra
civil su número creció progresivamente con admisiones masivas. En 1921 el partido había alcanzado
un total de 600.000 o 700.000 miembros. El Congreso X del partido en el 1921, organizo las grandes
purgas contra los organizadores de la revolución de 1917 y la guerra civil, además de la desafiliación
de los miembros que tomaron escenas en estos sucesos.

A comienzo de 1924 el número de miembros se había reducido a 350.00. El aislamiento Lenin, que
en dos años incorporo al partido a 240.00 nuevos miembros, aumentado su número en más de dos
tercios, fue saludado como un avance hacia una mayor democracia y como una afirmación del
legítimo predominio en el partido de los auténticos obreros.

De forma imperceptible surgió una nueva concepción que diferenciaba al partido de Stalin de Lenin.
Antes de la revolución, Lenin había concebido el partido como un pequeño grupo homogéneo de
revolucionarios profesionales, consagrados al derrocamiento de un régimen de desigualdad y
opresión, después de la revolución, siguió pensando en el partido como un grupo de elite de obreros
dedicados; y le preocupaba más purgar a los no aptos que abrir de par en par las puertas al
reclutamiento.

En esta época, la concepción de un partido de elite era un anacronismo. 53 por 100 de los miembros
trabajaban en instituciones soviéticas, el 27 por 100 en el Ejército Rojo. El partido se había
convertido en una máquina para conducir y supervisar el funcionamiento de un gran Estado.
El deber de los miembros de base que carecían de la formación revolucionaria de la generación
anterior a 1917 era de apoyar lealmente a los dirigentes en esta formidable tarea; y el formar parte del
partido conlleva ciertos privilegios no declarados que daban valor al cumplimiento de este deber.

El alistamiento Lenin, y todo el proceso del que este formaba parte ampliaron el poder de la máquina
del partido y del secretario general que la manipulaba.

Otro cambio sutil siguió a la sustitución del partido de elite de Lenin por el partido de masas de
Stalin. La lealtad hacia el partido significaba aceptación de su disciplina. Se suponía que las
decisiones serian tomadas por procedimientos democráticos y después de una discusión libre entre
los miembros del partido. Nadie sugería que el partido fuera infalible.

Lo significativo de la iniciativa de Stalin era la consagración de un específico culto al Leninismo. El


leninismo seria, en labios de Stalin y otros dirigentes del partido, un cuerpo de doctrina vagamente
definido pero infalible, que distinguiría la línea oficial del partido de las herejías de sus críticos.

El testamento de Lenin parecía ser un estorbo para los dirigentes del partido. En el Congreso XIII
Kamenev y Zinoviev tuvieron una exagerada devoción hacia Lenin, los dos no tuvieron oposición a
que Stalin fuera desplazado del cargo. Trotsky acababa de volver del Cáucaso, pero durante el
congreso quedo en silencio. Durante este congreso muchos delegados denunciaron y maltrataron a
Trotsky donde el respondió, “no se puede ir en contra del partido”, se trató de hacer la paz entre
facciones pero no prevaleció. Zinoviev y Kamenev trataron de marginar del Politburó a Trotsky pero
la propuesta choco con la oposición de Stalin que trataba de tener una reputación de moderado.

Kamenev acusaba a Trotsky de menchivismo, recordaba sus muchas y acerbas discusiones con Lenin
y añadía la acusación de “Subestimación del campesinado” que en adelante se haría habitual. Stalin
le siguió, de forma más escueta e incisiva, en la misma corriente. La denuncia de Trotsky se convirtió
en un ejercicio rutinario en la prensa y en las reuniones del partido. El golpe más fuerte que se le dio
a Trotsky fue unas cartas en 1913 donde escribía crudas y ariadas iniciativas contra Lenin. Después
de estos surgieron abrumadoras críticas contra Trotsky donde este guardó silencio, poco después de
esto partió para el Cáucaso.

Los extremistas (Zinoviev) proponían que Trotsky fuera expulsado del partido, del comité central, o
cuando menos del Politburó. Los moderados por Stalin, se contentaban con relevarle de sus funciones
militares. La segunda opción prevaleció, León Trotsky fue destituido de su puesto de presidente del
Consejo Militar Revolucionario y comisario del Pueblo para la Guerra.
Las Lecciones de Octubre condujeron una importante innovación en la doctrina del partido. Lenin y
Trotsky habían estado en desacuerdo, y que ahora fue esgrimido contra Trotsky por sus críticos, era
la llamada teoría de la “revolución permanente”, expresiones originalmente había usado Marx.
Trotsky había sostenido, si se producía una revolución en la atrasada Rusia, aunque en una primera
etapa se mantuviera como una revolución burguesa anti feudal, pasaría automáticamente al estado de
revolución socialista anticapitalista. Lenin era renuente a la perspectiva de esta transición a menos
que, como Trotsky y el esperaban, la revolución en Rusia encendieran la llama de la revolución en
los países avanzados de Occidente.

Cuando Lenin, en su “tesis de abril” pareció inclinar su pensamiento hacia una idea muy cercana de
la de Trotsky la discusión se empezó a olvidar. En 1924 se empezó a resurgir esta campaña contra
Trotsky. Bujarin intentaba poner de relieve las diferencias entre Trotsky y Lenin. Stalin público un
ensayo donde utilizo la denuncia de Trotsky como trampolín para una nueva doctrina sobre el
“Socialismo en un país”.

Stalin abandonaba lo que más tarde llamaría la formula “incompleta y, por lo tanto, incorrecta “que
había usado anteriormente. Sosteniendo en esta que los esfuerzos de un solo país eran “insuficientes
para la organización del socialismo”. Tras declarar que la “revolución permanente de Trotsky es la
negación de la teoría de la revolución proletaria de Lenin”, sostenía que Lenin había contemplado en
varios pasajes de sus escritos la posibilidad de una victoria del socialismo en un solo país. Stalin
admitía ahora que “para una victoria completa del socialismo son indispensable los esfuerzos
combinados del proletario de varios países”.

Ni Lenin y Trotsky habían considerado posibles: la supervivencia del régimen revolucionario en


Rusia sin que se hubiera producido revoluciones en otros países. Hasta este momento, la dependencia
de la perspectiva del socialismo en Rusia respecto a la revolución socialista en otros países había
ocupado un lugar central en la doctrina del partido. Ahora se invertiría el orden de prioridad. Stalin se
gloriaba que la revolución en Rusia era “el comienzo de la premisa de la revolución mundial”. El
socialismo en un solo país era una poderosa llamada al patriotismo nacional. Ponía a Rusia en primer
lugar.

Ahora Stalin estaba avanzando a tientas hacia la concepción muy diferente de una Rusia
autosuficientes, transformada y económicamente independiente gracias a una industria y una
agricultura modernizada.
El ascenso gradual de Stalin a un posición de autoridad tras la muerte de Lenin ocurrió en un periodo
de controversias y conflictos económicos agudos, que fue también un periodo de recuperación
económica, ocasionada por la crisis de la tijeras (consistió en la existencia de un gran diferencial
entre el precio de los productos industriales y agrícolas) y por las subsiguientes tomas de posición por
parte del partido, anunciaban una atención nueva a la restauración de la industria pesada. La doctrina
del socialismo en un solo país, presentaba apoyo a la promoción de la industria pesada como
condición de autosuficiencia. También implicaba que esto podía conseguirse con los recursos de la
atrasada economía rusa. Aquí el problema. La controversia sobre la industrialización, estaba
vinculaba a los problemas de la agricultura.

La cosecha del 1924 dañada por la tardía sequia veraniega fue buena. La recaudación del grano se
quedó desastrosamente corta, aparecieron en el mercado comerciantes privados en gran número, y los
precios fijos tuvieron que ser abandonados. Los precios estaban subiendo rápidamente. Con la vuelta
del mercado libre, las tijeras se habían abierto de nuevo, esta vez a favor del campesino. Los precios
operaban en el sentido de aumentar las diferencias de riqueza en el campo. El campesino rico, el
odiado Kulak, era quien tenía mayores excedentes para vender, quien podía permitirse conservarlos
hasta que los precios alcanzaran un máximo. Los campesinos pobres vendieron sus cosechas baratas
a los kulaks, que se beneficiaron vendiéndola cara.

Esto dio origen a una aguda controversia en el partido. Los dirigentes seguían aferrándose al
principio básico de la NEP conciliación con el campesino. Preobrazhenski había puesto al partido
frente difícil dilema de reconciliar el proceso de industrialización con el mantenimiento de la
indulgencia hacia el campesinado.

En 1925 había fuerte presión a favor de nuevas concesiones a los campesino acomodados o kulaks.
En 1925 una conferencia del partido aprobó tres medidas de este tipo. El impuesto agrícola, el único
vehículo fiscal directo sobre el campo, se reduciría, y se modificaría su incidencia para hacerlo
menos progresivo. Se reconocerían el derecho a emplear trabajo asalariado y el derecho a arrendar
tierras, que hasta entonces estaba prohibido parcialmente por las leyes agrarias.

Bujarin lanzo un discurso, donde hablo a favor de los Kulaks y campesinos medios que necesitaban
incentivos para producir.

Junto con las medidas destinadas a proporcionar incentivos a la producción campesina, atraían
creciente atención las necesidades de la industria pesada. La recuperación de la industria había
significado básicamente volver a dar uso productivo a la maquinaria y las plantas que habían estado
ociosas desde la guerra civil, para eso no se requería grandes desembolsos de capital. Pero a finales
del 1924 el proceso había alcanzado el límite. La industria estaba comenzando a aproximarse a los
niveles de producción alcanzados y podía plantearse sobrepasarse. Pero para mantenerse la tasa de
crecimiento industrial, y especialmente para revivir la industria pesada, se requeria inversiones de
capital a gran escala. Se debía renovar el equipamiento anticuado y se debía crear nuevas industrias.
En 1925 se aprobó un plan trienal para la industria metalúrgica que implicaba una inversión total de
250 millones de rublos.

En 1925 fue un periodo de optimismo, parecía posible satisfacer las demandas de una economía en
auge. No sería la misma cosecha, lo que pondría de relieve las dimensiones del problema inherente a
las relaciones entre la industria y la agricultura. Los órganos de recaudación de grano abandonaron
los precios fijos y recibieron instrucciones de trabajar con precios “directivos”, que podrían ser
ajustados a cada cierto tiempo.

Los ingresos de la cosecha proporcionarían medios para la financiación de la industria. Estas


esperanzas ser vieron defraudadas. Tras la cosecha de 1925, campesinos prósperos acumularon
grandes existencias de grano. No tenían incentivos para convertirlos en dinero. La reducción del
impuesto agrícola había aliviado la presión fiscal; la oferta de bienes industriales era escasa, atesorar
grano era una inversión más segura que un fajo de billetes de banco.

Se evaporaron las esperanzas de exportación de grano o de ganancias de la cosecha para financiar la


industria. La cosecha había sido un éxito para el campesinado. Su comercialización fue un desastre
para el gobierno. La crisis dividió al partido. Comenzó lucha entre la industrialización y
planificación, y por otra parte, la economía de mercado orientada al campesinado promovida por la
NEP.

Estos acontecimientos fueron el telón de fondo del ascenso de Stalin a una posición de suprema
autoridad en el partido y en la URSS. En el 1925 el triunvirato estaba unido por el miedo y la envidia
a Trotsky manteniéndose unidos. Tras la derrota y desplazamiento de Trotsky, este aglutinante
comenzó a desintegrarse.

Trotsky se enfrentaba al dilema de mantenerse firme o negarse a luchar en lo que se podía considerar
una cuestión secundaria. “no se puedo tener contra el partido”. Si se le ocurrió que retroceder
significaba perjudicar a su causa y renegar de sus amigos, ahogo esas dudas en nombres de la
disciplina del partido.
A su regreso a Moscú, Trotsky había sido nombrado para dos o tres cargos menores, y en buena
medida nominal, relacionada con la industria. Tras algunos altercados preliminares, estallo una
abierta disensión en torno a la crisis en la recaudación de grano. Zinoviev y Kamenev se
manifestaron en contra de la orientación favorable al campesinado, de la que Bujarin seguía siendo
más claro exponente.

El brusco abandono de Por Zinoviev de la orientación a favor del campesinado, y su paso a la causa
de la industrialización y el proletariado, tenían una cierta lógica. Una lucha por el poder entre
Zinoviev y Stalin era una lucha entre la organización del partido de Leningrado, controlado por
Zinoviev, y la organización central del partido de Moscú, contralado por Stalin.

Leningrado seguía siendo la ciudad más fuertemente industrializada de la URSS. Moscú el nuevo
proletariado conservaba lazos con el campesinado. Zinoviev solo podía movilizar y dirigir a los
obreros de Leningrado contra Moscú sobre la base de una plataforma que enarbolaba las
reivindicaciones preeminentes de los trabajadores y rechazaba los intentos de exaltación del papel
del campesinado. La rivalidad entre las dos capitales y entre las dos organizaciones del partido,
desempeño un papel importante en la lucha por el poder entre Stalin y Zinoviev. En el Congreso XIV
del partido de 1925. Stalin y Zinoviev fueron los principales oradores.

El congreso no tomo ninguna decisión significativa sobre la política agrícola. Pero mostro una
creciente impaciencia respecto a los privilegios de los que disfrutaban los kulaks, e insistió una vez
más la urgencia de la industrialización.

Zinoviev siguió siendo miembro del Politburó y presidente del Comité. Pero expulsado de su base de
Leningrado perdió todo poder. Stalin era el vencedor.

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