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Introducción
1. ¿Avivamiento?
El caso de Elías en Horeb
2. Torciendo la Escritura
3. Usando la profecía personal como instrumento para el error
4. Concluyendo
Introducción
Quiero denunciar desde estas líneas el engaño que está tomando lugar por
parte de muchos apóstoles y profetas falsos, en relación a la cuestión del
llamado avivamiento.
1. ¿Avivamiento?
No. Un cristiano verdaderamente ungido (es decir, lleno del Espíritu Santo),
no hace esas cosas extravagantes, algunas indecentes (1 Co. 14: 40). Un
cristiano como es debido teme a Dios. Un cristiano como debe ser, vive en
el verdadero poder del Espíritu Santo, para la santidad en Cristo.
“¿Cristianos cayendo como moscas por el piso? ¿Hacían esto los primeros
cristianos? ¿Hacía esto Jesús y sus discípulos?
El caso de Elías en Horeb
Elías en Horeb, en su celo por Dios, se dio cuenta de que Dios no estaba
en el viento grande y poderoso que rompía los montes, y quebraba las
peñas. Se dio cuenta de que Dios no estaba en el terremoto, y tampoco en
el fuego, pero Dios sí estaba en el silbo apacible y delicado (1 Reyes 19:
9ss)
2. Torciendo la Escritura
Pero la cosa tiene su miga. Estos falsos maestros tuercen la Escritura para
probar sus teorías pseudo espirituales; el resto es obra de las emociones, la
carne y de los demonios. Veamos entonces qué enseñan para justificar sus
detracciones.
Veamos. Lo que Jesús les dijo a los discípulos justo antes de su ascensión
a los cielos en cuanto a permanecer en Jerusalén hasta recibir poder de los
alto (Hchs. 1: 4), fue para esos discípulos en ese tiempo, y en ese lugar.
Una vez llegó el bautismo del Espíritu Santo (Hchs. 2: 4), no sólo llegó para
aquellos discípulos de aquel día de Pentecostés, sino que a partir de aquel
día vino a todos los discípulos de todas las edades, y se quedó.
Para ellos ser llenos del Espíritu Santo resulta en manifestar esos
comportamientos que en ninguna parte se encuentran en la Biblia.
Cuando uno que se deja llevar, escucha ese tipo de profecías”, le embarga
una emoción, un sentimiento de euforia “santa” impresionante, pero sólo es
euforia; pura vanidad.
“La mencionada Cindy Jacobs”
No sabía que el Espíritu Santo tenía una capital. Eso es como decir que
Jesucristo tiene por capital… ¿Bogotá?... Saben ese tipo de profecías me
recuerdan a las de los falsos profetas del tiempo del rey Acab, que eran
como cuatrocientos hombres, Sedequías entre ellos (véanlo en 1 Reyes
22).
Son profecías que gusta escuchar, que son agradables a los oídos, como la
de aquellos falsos profetas, pero siempre, siempre, en medio de ellos, se
levanta un Micaías que profetiza la verdad, para desagrado de los muchos
Acabs que pretenden conquistar lo que Dios no les ha dado a conquistar.
En cuanto a Acab, una porción de Siria; en cuanto a estos modernos
Acabs, el mundo entero.
“Alberto Motessi”
¿Por qué ese esfuerzo continuo en hacernos creer una mentira como esa?
“Bill Hamon”
Patty de Rodríguez, en el vídeo aludido declara lo siguiente: “Esta es la
hora, no es mañana, no es pasado mañana, es hoy, hoy, hoy Dios ha
declarado que entraremos a poseer esta tierra”
Son los santos los que reciben el Reino, y no conquistan el Reino. Quien lo
conquista es Cristo (ver Ap. 11: 15); los santos lo reciben, y eso en su día.
Es un asunto todavía del futuro.
Ahora, fíjense ustedes que Rodríguez asegura que si uno “renueva esa
fuerza”, entonces de un solo intento usted y yo “tomaremos nuestro país”, y
(o) “tomaremos nuestra ciudad”… ¿Cómo entender esto? ¿Es que la gente
se convertirá a Cristo por vernos tan llenos de esa fuerza? Fíjense que aun
Pablo, lleno como estaba del Espíritu Santo, al final de su ministerio fue
abandonado casi por todos. ¿Fracasó Pablo?, ¡No! Fue fiel hasta el final.
Porque han caído bajo el hechizo de esas palabras y de ese espíritu que no
es el Dios, sino que es el del diablo, disfrazado como ángel de luz (2 Co.
11: 14)
¿Qué les parecen fuertes mis palabras? Es posible, pero la verdad es una,
y Dios es un Dios de orden y es Dios de una sola Palabra, la cual no puede
ser contradicha.
4. Concluyendo
Habrá que dirán que son muchos los que creen en el “avivamiento” en
comparación de los que creemos estrictamente lo que la Biblia enseña.
Seguramente eso es cierto, pero no es menos cierto que, volviendo al caso
de Elías, el se sentía tremendamente solo, aislado y hasta abandonado en
Horeb (1 Reyes 19: 10), “Pero ¿qué le dice la divina respuesta? Me he
reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal”
(Romanos 11: 4)
Dios tiene reservado para sí un pueblo, que Él conoce (2 Ti. 2: 19), que es
el que viene a rescatar, y lo hará pronto.
Mientras tanto, huyamos de los falsos avivamientos y de las falsas y
continuamente renovables “unciones”. Mejor vivamos en este tiempo sobria,
justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la
manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo (Tito 2:
12, 13).
Notas:
FIN