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ALFREDO GANGOTENA

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VIRGINIA PÉREZ

ALFREDO GANGOTENA
El jóven poeta

PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA
COMISIÓN NACIONAL PERMANENTE
DE CONMEMORACIONES CÍVICAS

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COMISION NACIONAL PERMANENTE
DE CONMEMORACIONES CIVICAS

Doctor Claude Lara,


Presidente (e) de la CNPCC.
Doctora Cumandá Campi,
Miembro, Representante de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
Coronel E.M.C. Arturo Cadena Merlo,
Miembro , Representante de las Fuerzas Armadas.
Embajador, Hernán Holguín,
Miembro, Representante del Ministerio de Educación.
Doctor Carlos Joaquín Córdova,
Miembro Asesor, Representante de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.
Economista Fabiola Cuvi Ortiz,
Miembro Asesor, Representante del Instituto Ecuatoriano de Capacitación
e Investigación de la Mujer.
Doctor Manuel de Guzmán de Polanco,
Miembro Asesor, Representante de la Academia Nacional de Historia.
Fabián Bedón Samaniego,
Secretario (e)
Jimmy Chung,
Asistente.

Av. Amazonas 477 y Roca , Telfax : 2502770 – 2231 596


Conmeciv@mmrree.gov.ec – www.conmemoracionescivicas.gov.ec
Comisión Nacional Permanente de Conmemoraciones Cívicas

ALFREDO GANGOTENA,
VIDA Y OBRA

Virginia Pérez

Diseño, diagramación, impresión


GLOBAL GRAPHICS
Quito, Enero del 2006.
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lfredo Gangotena fue un poeta de excepciona-

A les características. Supo llevar al punto más al-


to los antagónicos vectores de su acerada inte-
ligencia y de una irracional sensibilidad, y creó,
en el imposible punto de encuentro de estas dos
realidades, una poesía de una extraña belleza. La mayor parte de sus
contemporáneos no supo entender la obra ni la personalidad de este
peculiar creador. Alfredo Gangotena, poeta solitario, con su poesía de
inspiración mística, científica y vanguardista, no calzaba con los cá-
nones vigentes en el país. Luego, a lo largo de los años, prevaleció la
leyenda del creador “telúrico” que escribía exclusivamente en fran-
cés. Bajo postulados absurdos y huecos, los ecuatorianos considera-
mos a Gangotena durante demasiado tiempo un poeta ajeno, y bajo
éste y otros pretextos, su poesía no ha sido ni leída ni valorada. El poe-
ta y su obra han estado relegados a un extraño limbo —donde habitan
en el olvido— y contaminados por una leyenda distorsionada de su vi-
da. Ha llegado quizás el momento de integrar a nuestras lecturas y a
nuestra sensibilidad la obra poética de Alfredo Gangotena.
El poeta Alfredo Gangotena nació en Quito el 19 de abril de
1904. Hijo de Carlos Gangotena y de Hortensia Fernández Salva-
dor, era el segundo de cuatro hermanos: Laura, Alfredo, Fanny y

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ALFREDO GANGOTENA

Carlos. La familia Gangotena Fernández Salvador pertenecía a la


elite terrateniente de la sierra ecuatoriana.

En 1909, aproximadamente, el poeta empezó su educación aca-


démica en el Pensionado Elemental, dirigido por el sacerdote Pedro
Pablo Borja Yerovi. En esta misma institución, y en los mismos
años, se educaron Jorge Carrera Andrade y Gonzalo Escudero, ade-
más de otros importantes personalidades del mundo intelectual.
Luego, Gangotena ingresó al tradicional colegio San Gabriel, regi-
do por los jesuitas. La educación primaria y secundaria del poeta se
desarrolló en instituciones religiosas, lo que marcó definitivamen-
te su sensibilidad y su bagaje cultural.

Junto con su compañero, Eduardo Samaniego, ganó un concurso


de poesía, convocado por las autoridades del colegio San Gabriel, y
cuyo tema era “La guerra europea”. Así, en 1918, se publicó el tex-
to premiado: “Elegías a la guerra europea”. En estos años también,
Gangotena participó con sus compañeros en la publicación de dos
revistas literarias: La alborada y Juventud. De aquí se concluye que
los orígenes poéticos y el punto de partida de su creación fueron en
su tierra natal y en lengua española, como lo afirma la investigado-
ra Adriana Castillo-Berchenko:

Como quiera que sea, lo que hoy aparece como decisivo en


esta primera etapa de una trayectoria creadora, es la expresión
poética en lengua materna, ya que en efecto la primera poesía
gangoteneana está escrita en castellano. Dicho de otra manera,
se trata de un discurso lírico inicial, vivido, percibido, sentido,

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pensado y finalmente escrito en castellano, lengua de sus oríge-


nes. Entonces afirmar, como frecuentemente ha señalado y repe-
tido posteriormente la crítica, que Gangotena es únicamente un
creador de expresión francesa, es inducir al error.1

En 1920, la familia Gangotena Fernández Salvador decidió trasla-


darse a Francia para que sus hijos completaran su educación. Esta era
una costumbre bastante usual entre las clases dirigentes latinoamerica-
nas de principios del siglo veinte. Luego de la aventura que significa-
ba la travesía a Europa, el mágico descenso desde la Sierra al puerto
de Guayaquil y el cruce del infinito Océano, la familia se instaló en el
París de la posguerra y permanecería allí durante ocho años.

En el París de los años veinte se sembraban las semillas del arte


y del pensamiento del arte occidental del siglo veinte. La desazón de
los años de la posguerra provocó en el ámbito intelectual una fuerte
y fecunda crisis de conciencia, los valores hasta entonces aceptados
ya no se ajustaban a la nueva realidad descompuesta. La ciudad cos-
mopolita, a la llegada de la familia Gangotena, era el escenario de
confluencia de tradición y de novedad. La ciudad transformaba a los
intelectuales de diferentes orígenes, y ellos —Picasso, Apollinaire,
Brancusi, Modigliani, Ernst, Diaghelev…— a su paso dejaban su
huella sobre la vanguardia parisina.
1Quoi qu’il en soit, ce qui aujourd’hui apparaît comme décisif dans cette première étape d’une
trajectoire créatrice, c’est l’expression poétique en langue maternelle, car la première poésie
gangotenniene est, en effet, en espagnol. Autrement dit, il s’agit d’un discours lyrique initial
vécu, perçu, ressenti, pensé et finalement écrit en castillan, langue des origines. Affirmer alors,
comme l’a souvent signalé et répété la critique plus tard, que Gangotena est uniquement un créa-
teur d’expression française, est induire en erreur. Adriana Castillo-B erchenko, L’Itinéraire
d’un poète équatorien en France: Alfredo Gangotena (1920-1930), Tomo. I, p.14.

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Junto a un grupo de amigos y de intelectuales, en casa de Manuelita Gómez de la Torre (violinista) 1936. El poeta es el séptimo
de la izquierda a derecha en la fila superior. A su izquierda está su hermana Fanny. Foto archivo Taller Visual.
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Varias corrientes opuestas se enfrentan en la estética de princi-


pios del siglo veinte. Estas confrontaciones serán el motor de una
época especialmente fructífera. Entran en conflicto un neoclasicis-
mo y un modernismo a ultranza, así como un fuerte individualismo
y un espíritu de compromiso. Coexisten el sentimiento de una ace-
leración de la historia, que empuja a una revolución perpetua de la
literatura, con un resurgimiento de tradiciones ancestrales, especial-
mente un renacer del sentimiento religioso.

En lo que concierne a la poesía, el vanguardismo francés de


aquellos años nace bajo la sombra del simbolismo. Mallarmé y su
esotérica religión del lenguaje es considerado la figura culminante
del movimiento simbolista. Éste a su vez arranca del romanticismo
y de los grandes poetas del siglo diecinueve como fueron, entre
otros, Nerval, Baudelaire, Lautréamont y Rimbaud.

Este fue el ambiente rico y estimulante que salió al encuentro del


joven Gangotena a su llegada a París. El mundo de la ciencia, co-
mo el de todos los ámbitos del pensamiento, estaba de la misma ma-
nera en un momento especialmente privilegiado.

Freud y su teoría del psicoanálisis influenciaron la concepción de la


literatura. Hicieron aparición por los mismos años, monólogos interio-
res y la reflexión sobre la memoria. Además, a partir de 1916 y la pu-
blicación completa de la teoría de la relatividad de Einstein, los intelec-
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ALFREDO GANGOTENA

tuales voltearían a mirar al cielo con nuevos ojos. Las ideas sobre velo-
cidad, espacio, luz y tiempo del premio Nobel de Física irrumpieron en
la sensibilidad artística de vanguardia. El poeta chileno Vicente Huido-
bro caería bajo este influjo, lo mismo que Jorge Guillén, quien compa-
ró la teoría de la relatividad al poema “Polifemo” de Góngora. La poe-
sía de Alfredo Gangotena hay que leerla bajo esta luz, no solo porque
responde a su momento histórico, sino también porque el poeta estaría
aún más en “sintonía” con estas novedades, al tener —ya lo veremos
más adelante— profundos conocimientos de física y de matemáticas.

Gangotena, luego de un breve paso por el Liceo Michelet, cursó


sus estudios en el colegio privado Duvignon de Lanou, donde pre-
paró su diploma de bachillerato al que accedió en 1922. Estos años
fueron decisivos para la adquisición de la lengua francesa. Segura-
mente, dentro del contexto de la educación de aquella época, el jo-
ven Gangotena poseía ya algún conocimiento de francés, lo mismo
que sólidos fundamentos de latín y de griego. El francés, lengua que
dominó al poco tiempo de llegar a París, le abriría las puertas a im-
portantes lecturas, a una verdadera experiencia de vida en Francia y
a una nueva fuerza creadora. Además, la adquisición de una segun-
da lengua le otorgó a su conciencia el duro privilegio de manejar el
lenguaje con una distancia desgarrada. El poeta pudo romper con
ciertas barreras de prejuicios y reservas morales a través de su in-
mersión en la lengua francesa. Luego regresaría a la poesía escrita
en español con un espíritu más libre y más osado.

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El joven Gangotena se inscribió en la Escuela de Bellas Artes pa-


ra estudiar Arquitectura. Al parecer, había comenzado ya las clases
cuando recibió la orden por parte de su padre de cambiar de carrera,
pues éste no quería “albañiles en casa”. Este episodio anecdótico,
además de ilustrar la amplia sensibilidad artística de Gangotena, es
una temprana muestra de la incomprensión sufrida por el poeta, in-
cluso entre los suyos. El poema “Orgía”2 nos trae posibles resonan-
cias de aquella situación:
¡Coruscante en su boca, la panacea!
Las Venas del padre no son
Sino hilos de celaje azul, ramaje del blasón.
El espíritu ha hecho de su cráneo
La sola brújula del pensamiento.
Las manos levantan el cielo raso
Como antorcha de ciencia y de progreso.
He aquí que nuestras mejillas se tornan carmesíes.
Somos sus huéspedes de gran linaje.
Luego nos procuran su ambrosía
El ajo, la estricnina y el sublimado.
Corimbos, umbelas, encajes en llama.
Mis miradas tatúan los senos de la dama.
Oh hermanos, que mi corazón haga la vuelta a la mesa.
¡Sobre mi rostro lamentable, mis lágrimas no son sino gotas de sangre!
2Poema “Orgía” en versión del poeta Gonzalo Escudero, en Alfredo Gangotena, Poesía, Casa
de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 2004, p . 46 . El poema en su versión original fue escrito por
Gangotena en francés:

Coruscante, dans sa bouche, la panacée./ Les veines du père ne sont/ Que ficelles d’azur,
ramure du blason./ De son crâne l’ésprit a fait/ La seule boussole de la pensée./ Les mains qui
soulèvent le plafond:/ Torches de science et de progrès.// Voici que nos

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¡Estos brazos nacientes como tromba sórdida de la axila,


El innoble deseo y el vientre, los pómulos de la infame
Junto a la salina blancura del mantel!
¡Duerme! ¿Para que la amargura fluyente
de tus santas y lejanas soledades, oh mi alma?

Ellos, ungidos por la sombra de los grandes caminos,


Franquean temprano las puertas del Edén.
Cogiendo sus cortezas y su miga de pan.

Alfredo Gangotena ingresó a la prestigiosa Escuela de Minas,


donde obtuvo el título de Ingeniero de Minas. Quedaron entre sus
documentos los cuadernos de esos años de estudios. Ahí, junto a ano-
taciones sobre Óptica, Metalurgia, Física y Matemáticas y a páginas
enteras de ecuaciones y gráficos, están los versos sueltos escritos en
los márgenes y los borradores de poemas que se publicarían en dife-
rentes revistas prestigiosas.
En los mismos años estaba de embajador ecuatoriano en Francia
el escritor Gonzalo Zaldumbide. Al parecer fue Zaldumbide quien
presentó al poeta en los círculos intelectuales parisinos:
Es seguramente (en casa de Zaldumbide) donde Alfredo Gango-

joues deviennent cramoisies;/ Nous sommes leurs hôtes de grande lignée./ Donc ils nous servent
leur ambroisie/ - L’ail, la strychnine, le sublimé.// Corymbes, ombelles! dentelles en flammes:
Mes regards tatouent les seins de la dame./ Que mon coeur fasse le tour de la table!// A la
bouteille de vin / L’image livide de Sébastien/ Ah! Sur mon visage lamentable/ Mes larmes ne
sont que gouttes de sang!// Or la blancheur de la nappe/ S’annonce au rivage de mon âme./
Arbres, mes bras éployés qui pendent;/ Et leurs racines au feu central!// Comme ils ont à faire
à l’ombre des grands chemins,/ De bonne heure ils franchissent les portes de l’Eden./ Moi, je
reste auprès de Lazare/ A ramasser leurs croûtes et mies de pain. Este poema fue publicado
(junto con L’Homme de Truxillo, Vent de Gloire, Allure de Drame y Salle d’Attente) en la revista
literaria “Intentions”, París, no. 27, septiembre-octubre, 1924.
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tena se relaciona con un gran número de escritores del viejo y del


nuevo mundo. Gracias a su compatriota, Gangotena conoce a
Ventura García Calderón, a su hermano Francisco García Calde-
rón, Alfonso Reyes, Ricardo Guiraldes, Armand Godoy, Alberto
Zerega-Fombona y tantos otros. Igualmente gracias a Zaldumbide
el joven poeta logra entrar en contacto con los intelectuales france-
ses mayores que él, como Ernest Martinenche, Marius André,
Francis de Miomandre o Valéry Larbaud. Finalmente por interme-
dio de Zaldumbide podrá profundizar los lazos de amistad que lo
unen a Jules Supervielle y entra en el círculo de amigos de este úl-
timo.3
Gangotena encontró en Zaldumbide un lector atento y culti-
vado, quien además de relacionarlo con el mundo intelectual pa-
risino, supo apreciar la calidad de su poesía. Envió dos poemas
del joven poeta, “Carta” y “Paisaje”, a su amigo Napoleón Pa-
checo en Costa Rica, quien los publicó en la revista literaria
“Repertorio americano” (Tomo 4, no. 12, 12 de junio de 1922).
Los estudios científicos del joven Gangotena, durante su ca-
rrera en la Escuela de Minas, se integran y alimentan su arte; el
poeta adquiere un gusto por lo abstracto y una percepción espa-
cial y cósmica de la realidad. Esta vertiente “racionalista” de su
arte, al entrar en contacto con la naturaleza convulsa de su líri-
3C’est très certainement chez lui qu’Alfredo Gangotena entre en rapport avec bon nombre
d’écrivains du vieux et du nouveau monde. Grâce a son compatriote, Gangotena connaît Ventura
García Calderón, son frère Francisco García Calderón, Alfonso Reyes, Ricardo Guiraldes,
Armand Godoy, Alberto Zerega-Fombona et tant d’autres. C’est également grâce à Zaldumbide
que le jeune poète réussit à s’approcher des intellectuels français -ses aînés- tels que Ernest
Martinenche, Marius André, Francis de Miomandre ou Valéry Larbaud. C’est finalement par l’in-
termediaire de Zaldumbide qu’il va réussir à approfondir les liens d’amitie l’unissant à Jules
Supervielle et à entrer dans le cercle d’amis poètes de ce dernier. (Adriana Castillo Berchenko, T.

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ALFREDO GANGOTENA

ca, lejos de contradecirla, se poetiza y contribuye al hermoso


misterio de su arte. Leamos las dos primeras estrofas de “Cua-
resma” :4

Ahora que una fuerza extraña me hace crujir los dientes,


Que un silbido oceánico de tromba me quiebra los ojos,
En mi alma sopla el eco de una voz profunda.
Soledades de un mundo abstracto.
Soledades a través del espacio melódico de los cielos.
Soledades, yo os presiento.

Oh Pascal,
El espíritu de aventura y geometría,
Me aprisiona en avalancha.
¡Y acaso yo no soy sino el acróbata
Sobre las geodésicas y los meridianos!
Pero como tú, pequeño Blas, antaño,
De espaldas bajo las sillas,
Estoy royendo con gran estrépito los travesaños.

El año de 1923 fue determinante para Alfredo Gangotena, pues sus


poemas serían publicados en prestigiosas revistas parisinas. En diciem-

4Primeras estrofas de “Cuaresma”, en versión del poeta Gonzalo Escudero, Alfredo Gangotena,
Poesía, CCE, Quito, 2004, pg.33.

Ores qu’une force étrange me fait claquer des dents, / Qu’un sifflement océanique de trombe
me brise les/ yeux: / Dans mon âme souffle l’écho d’une voix profonde./ Solitudes d’un monde
abstrait,/ Solitudes à travers l’espace mélodique des cieux,/ Solitudes je vous pressens.// O
Pascal:/ L’esprit d’aventure, de géométrie,/ En avalanche me saisit,/ Et je suis-je peut-être que
l’acrobate/ Sur les géodésiques, les méridiens!/ Mais comme toi jadis, Petit Blaise,/ A la ren-
verse sous les chaises,/ En grand fracas, je ronge les traversins. “Carême”, Orogénie, Nouvelle
Revue Francaise, Paris, 1928

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bre aparecieron sus primeros poemas en francés: “Promenade sur le


toît”, “J’apprends la grammaire” y “L’arc- en-ciel s’étale” (“Paseo en
el techo”, “Aprendo la gramática”, “El arco iris se extiende”), publica-
dos en la revista “Intentions” (París, no.20, diciembre de 1923). A es-
ta primera edición en francés siguieron varias otras, fueron veinte y
seis poemas publicados en total entre 1923 y 1927 en diversas revistas.
La apertura de medios para publicar su obra y el apoyo y aprecio de
sus amigos intelectuales le motivaron a seguir escribiendo.

La época parisina fue para Alfredo Gangotena una experiencia de


éxito y de euforia intelectual ante el descubrimiento de sus capaci-
dades. Fue también una experiencia estética intensa de inmersión en
un mundo artístico en proceso de cambio y de experimentación.

Los amigos poetas de aquellos años parisinos fueron vitales pa-


ra el surgimiento de la poesía de Gangotena. Estos intelectuales lo
trataron como a su igual y hablaban su mismo lenguaje. Luego ven-
drían años de alejamiento e incomprensión que provocarían un re-
pliegue de su obra y de su personalidad creadora. En París, Gango-
tena era amigo, entre otros, del gran poeta Jules Supervielle, de Max
Jacob, del legendario Jean Cocteau y de Henri Michaux.
La familia Gangotena Fernández Salvador abandonó París en di-
ciembre de 1927. Se había cumplido, en esos ocho años de estadía,
el propósito de completar la educación de los hijos. Para el poeta es-
ta separación constituiría un desgarramiento. Viviría luego en su
propio país, sintiéndose otro y cultivando esa diferencia.

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ALFREDO GANGOTENA

En este viaje de regreso lo acompañó su amigo, el poeta Henri


Michaux. Este intelectual francés (de origen belga) publicó en 1929
su extraña crónica de viaje: Ecuador5. Viajó también con ellos An-
dré Pardiac de Monlezun, amigo de ambos, que luego se casaría con
Laura, la hermana mayor del poeta. Creador singular, Michaux se
convertiría, con el tiempo, en un icono de la cultura francesa. Pen-
sador rebelde e inclasificable, produjo hermosas y perturbadoras
obras que van de la poesía a la pintura. Michaux, a través de Ecua-
dor, critica entre otras cosas, al exotismo propio de los clásicos dia-
rios de viaje. El escritor considera que esta actitud es una impostu-
ra vanidosa. Octavio Paz describe así a Michaux:

Pero hay algunos obstinados -unos pocos cada cien años- que
prefieren no moverse. Dicen que los puentes no existen o que el
movimiento es ilusorio; aunque nos agitamos sin cesar y vamos
de una parte a la otra, en realidad nunca cambiamos de sitio6.

El diario de viaje de Michaux dice más de sus propios conflictos


internos que de su experiencia en nuestro país. Sin embargo, su mi-
rada ácida sobre el Ecuador y sus habitantes en esos años no deja de
tener una rara belleza. Las nubes de la serranía, los árboles del
Oriente emocionan al poeta que se proclamaba horadado desde su
nacimiento. Aquí nos relata su primera mirada sobre la ciudad:

5Henri Michaux, Ecuador, Journal de voyage, Éditions Gallimard, Paris, 1929. Segunda
Edición, Éditions Gallimard, Paris, 1968.
6Octavio Paz, “El Príncipe: El Clown”, en Inmediaciones, Biblioteca Breve, Seix Barral, 1979,
Barcelona, pp. 97 y 98.

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Llegada a Quito7
En Quito, el 28 de enero.

Te saludo, de todas maneras, país maldito de Ecuador.


Pero eres bien salvaje,
Región de Huigra, negra, negra, negra,
Provincia de Chimborazo, alta, alta, alta,
Los habitantes de las mesetas, numerosos, severos,
Extraños.
“Allá, miren, Quito”
¿Por qué me golpeas tan fuerte, o corazón mío?
Vamos donde amigos, nos esperan.
“Quito está tras esta montaña.”
¿Pero que hay tras esta montaña?
Quito está tras esta montaña.
¿Pero qué ver tras esta montaña?
Y siempre estos indios....
Las afueras, la estación, el banco central,
La plaza de San Francisco.
Como se tiembla en un auto.
Ya hemos llegado.

7Arrivèe à Quito, À Quito, le 28 janvier. Je te salue quand même, pays maudit de l’Èquateur./
Mais tu est bien sauvage,/ Règion de Huygra, noire, noire, noire,/ Province du Chimborazo,
haute, haute, haute,/ Les habitants des Hauts plateaux, nombreux, sèvères,/ ètranges./ “ Là-bàs,
voyez, Quito.”/ Pourquoi me frappes-tu si fort, ô mon coeur?/ Nous allons chez des amis, on
nous attend./ “Quito est derrière cette montagne.”/ Mais qu’y a-t-il derrière cette montagne?/
Quito est derrière cette montagne./ Mais que verrais je derrière cette montagne?/ Et toujours
ces Indiens .../ Le faubourg, la gare, la banque centrale,/ La place San Francisco./ Comme on
tremble dans une auto./ Maintenant on est arrivé. Ibid. p.32

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ALFREDO GANGOTENA

Mientras tanto apareció el poemario Orogenia8, publicado en Pa-


rís a mediados de 1928. Esta obra está dedicada a “mis amigos”:
Paul Bar, Max Jacob, Pierre Morhange y Gonzalo Zaldumbide. La
obra se compone de once poemas más los cinco que a su vez con-
forman “Orage secret” (“Tempestad secreta”). Henri Michaux nos
dice lo siguiente sobre Orogenia:
Su primer libro, lo llama Orogenia, el libro de la tierra. Tie-
rra exterior –Gangotena habita el soberbio y casi espantoso
país de altas mesetas desnudas y de volcanes que es el Ecuador.
Tierra interior también, por una suerte de petrificación perso-
nal, y porque el desesperado y el maldito (había sido maldeci-
do, injustamente por lo demás, pero el creía firmemente en esta
maldición) tienen naturalmente como símbolo la piedra.9

Michaux regresó a Francia a fines de 1928. El poeta debió sentir


con esta separación la dimensión de su desarraigo. Alfredo Gangote-
na –por su condición de poeta- era diferente de los de su medio social
e ignorado por el mundo intelectual ecuatoriano de su momento:
Lo he visto mirar las piedras con una simpatía verdadera
que lo helaba a uno (un alienista hubiera hecho otra reflexión).
Lo he visto mirar a amigos de su familia, aquellos eternos char-

8Alfredo Gangotena, Orogénie, París, Editorial de la Nouvelle Revue Française, marzo de 1928.
9Son premier livre, il l’appelle Orogénie, le livre de la terre. Terre extérieure –Gangotena habite
le superbe et presque épouvantable pays de hauts plateaux nus et de volcans qu’est l’Equateur-
. Terre intérieure aussi, par une sorte de pétrification personnelle, et parce que le désespéré et
le maudit (il avait été maudit, bien à tort du reste, mais il croyait ferme à cette malédiction) ont
naturellement comme symbole la pierre. Henri Michaux. Présentation , en Alfredo Gangotena,
Poèmes Français II, París, Orphée-La Différence, 1992, p.14.

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latanes ecuatorianos, como uno mira las piedras, con una mira-
da fría y cien por ciento rígida, vaciada, desprovista de cual-
quier impresión vivificante, mirada aterradora y como brutal.10

La literatura ecuatoriana de fines de los años veinte, influenciada


por los movimientos políticos de izquierda, había optado por un rea-
lismo comprometido con la situación social del país. El poeta profun-
da y esencialmente introvertido que era Gangotena no podía en mo-
do alguno calzar en este ambiente cultural. A esto hay que agregar-
le su pertenencia a la clase social de los terratenientes y para colmo
su “afrancesamiento”. Su obra, profunda y de difícil lectura, fue re-
legada. Los prejuicios y las mezquindades surtieron efecto y la poe-
sía de Gangotena prácticamente no se leyó en su país de origen.
El éxito del joven poeta en París, el verse rodeado por sus ami-
gos intelectuales que lo reconocían como uno de ellos, las sucesivas
publicaciones y el estimulante ambiente científico, se desplomarían
frente a la indiferencia con la que se enfrentó al llegar a Ecuador.
Entonces, idealizó su experiencia en Francia y ésta se convirtió en
fuente inagotable de nostalgia. El poeta y su obra se volcaron hacia
una búsqueda interior aislándose del mundo.
Gangotena ejerció como profesor de Mineralogía en la Universi-
dad Central durante apenas un semestre, a fines de 1928. Siguió en-
viando poemas escritos en francés para su publicación en Francia.

10Je l’ai vu regarder des cailloux avec une sympathie vraie, et qui vous glaçait (un aliéniste
aurait fait une autre réflexion). Je l’ai vu regarder des amis de sa famille, ces éternels bavards
équatoriens, comme on regarde des pierres, un regard froid et rigide, vidé, raclé de toute impres-
sion vivifiante: regard effrayant et comme mortel. Henri Michaux, “Présentation”, en Alfredo
Gangotena, Poèmes français II, Paris, Orphée-La Différence, 1992, p. 13.

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ALFREDO GANGOTENA

Paralelamente, apareció publicado en la revista mexicana Contem-


poráneos (n°4, febrero de 1929) el poema “Recóndito espacio”, es-
crito significativamente, en español.
En 1932, publicó en Quito su segundo poemario: Absence (Au-
sencia). Esta obra está dedicada curiosamente a “Lucrecia Bor-
gia”, además de a sus propios “compañeros de exilio”: su amigo
Henri Michaux y a sus cuñados André Pardiac de Monlezun y
Aram Mouradian. Se trata de un texto bilingüe, contiene quince
poemas en francés y dos poemas en español. El primer poema en
español (XVI) está fechado en 1925, cuando el joven poeta toda-
vía estaba en París, lo que confirma una escritura simultánea en
francés y en español.
La obra Absence evoca, entre otras cosas, dos “ausencias” diferen-
tes. La más obvia, no por eso menos sentida o menos importante, es la
ausencia de lo que fue para Gangotena el “songe”: la ensoñación de la
época parisina. Esta nostalgia profunda —vida suspendida de quien
siente que se cierra tras de sí el único episodio significativo de la vida—
está inscrita en sus poemas:
Visiblemente, me debilito y desaparezco.
Ya no trabajan mis manos.
Mis ojos extraviados muy lejos en mi olvido,
Se abren febriles y grandes,
Respirando
La fresca sangre de mi tormento.
Un día amaneció radiante en mi cerebro.

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El amor y la ciencia eran míos.


Luego, ¡nada!
Apenas la sequedad y el viento.
Venas y arterias encadenadas
Para mi sitio en el oprobio.11
La otra ausencia es la ausencia de “Ella”. Gangotena, al ce-
rrarse sobre sí mismo, orienta su impulso creador hacia un ser
idealizado, cuya naturaleza profunda es la de una ausencia-pre-
sencia y que en este poema es simbolizado por “Ella”, mujer
amada e idealizada:

En Absence sin embargo, hay alguien. Su fiancée. Novia su-


blimada como aquella que aparece en los poemas de Poe que
leímos juntos tantas veces, ser diáfano del que no se sabe nada,
hecho de aliento y flores. (...) Siendo cercana es lejana. (...) y
situada en semejante absoluto que ella es puramente esencial,
desprovista de atributos.12

11Primera estrofa de “Absence XII”, en versión de Gonzalo Escudero, Alfredo Gangotena, Poe-
sía, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 2004, p. 133.
Visiblement, je faiblis, je disparais./ Mes mains ne travaillent plus./ Mes yeux, égarés très loin
dans mon oubli,/ S’ouvrent fiévreux, si grands!/ Qui veulent respirer/ Le sang tout frais, de mon
tourment./ Un jour fut beau dans mon cerveau:/ L’amour, la science brillaient de mon côté./
Puis, rien!/ La sécheresse, le vent me sont restés,/ Veines et artères liées,/ Je m’assigne une
place au pilori. Primera estrofa de “Absence XII” , Absence, a cargo del autor, Quito, 1932.
12Dans Absence pourtant il y a quelqu’un. Sa fiancée. Fiancée sublimée comme celle qui appa-
raît dans les poèmes de Poe, que nous lûmes ensemble combien de fois, être diaphane dont on ne
sait rien, fait de souffle et de fleurs. (...) Proche, elle est lointaine. (...) et située dans un tel absolu,
qu’elle est purement essentielle, depourvue d’attributs. (Henri Michaux, “Presentation”, en:
Alfredo Gangotena. Poèmes Français, Paris, Orphée-La Différence, 1992, p.15)

21
ALFREDO GANGOTENA

Alfredo Gangotena para entonces se dedicaba casi exclusiva-


mente a la poesía. Administraba también la hacienda familiar de
San José en Puembo. En los márgenes de los borradores de los
poemas podemos leer anotaciones sobre repuestos de tractores,
acequias y semillas. Entre sus libros de poesía, de filosofía, astro-
nomía y de ciencias exactas había manuales de apicultura, de
plantaciones de caucho, de cría de faisanes, entre otros. Cuentan
además que se las ingeniaba para inventar curiosas herramientas
para los cultivos y que producía diversos quesos en su hacienda,
con preferencia por el fragante “Camembert”. Amigo de músicos,
de filósofos y médicos, siempre estuvo interesado por los diferen-
tes ámbitos del conocimiento y sus avances. Era considerado un
pensador profundo en el área de las matemáticas y la física, y sin
embargo (o quizás por lo mismo) siempre cultivó la humildad in-
telectual y la sencillez.

Se mantuvo alejado de los literatos locales, “las gentes de pluma


irreparablemente lugareñas”13, quienes lo miraban con hostilidad por
su hermetismo y por considerarlo un creador ajeno a lo nacional. El
poeta Gangotena había comprendido muy temprano que el camino al
compromiso con lo humano comienza con un riguroso compromiso
con uno mismo. Nadie más exigente con su obra que este creador que

13Palabras del escritor Raúl Andrade con respecto al ambiente literario ecuatoriano de aquellos
años en “Mascarilla de Alfredo Gangotena”.

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P O E TA D E E X C E P C I O N A L E S C A R A C T E R Í S T I C A S

regresaba constantemente sobre sus líneas en un permanente afán de


acercar su obra a lo que él consideraba era un inevitable deber de per-
fección. Por otro lado, como lo atestigua su excelente biblioteca, la
calidad de sus lecturas tanto de los clásicos como de sus contempo-
ráneos, seguramente aguzaba su angustia por alcanzar las grandes al-
turas y lo convertía en un creador sin ínfulas de grandeza, a la vez
que cultor de una modernidad que tomaba el relevo de la tradición.

Estuvo casado durante algunos años con Emma Guarderas.


Esta relación no parece haber tenido mucha trascendencia en la
obra del poeta. Por otro lado, mantuvo durante algunos años, en-
tre 1934 y 1938, una correspondencia amorosa con la poetisa
francesa Marie Lalou. Ella había leído Orogenia y quedado muy
impresionada con su poesía, le envío entonces una carta en julio
de 1934 con la que se abrió la correspondencia entre ambos:
“¿Más que cualquier otro elogio, más que la condecoración y las
fanfarrias, mi pequeña voz aquí desde Francia le conmoverá aca-
so?14 Gangotena le dedica los poemas “Jocaste” y “Cruautés”
(“Yocasta” y “Crueldades”).

En esa misma época estableció correspondencia con el escritor


belga Jean-Louis Flouquet, fundador de la revista de poesía y de crí-
tica literaria Le Journal des Poètes y de la editorial “Cahier des Poé-
tes Catholiques”. En el número 6 de la revista (julio de 1935) apa-
14“Plus que nul autre compliment, plus que la palme et les fanfares, ma petite voix d’ici la Fran-
ce vous touchera-t-elle?” Citada por Claude Couffon en “Introduction”, Alfredo Gangotena,
Poèmes français II, París, Orphée-La Différence, 1992, p.8.

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ALFREDO GANGOTENA

En el patio de la casa de la García Moreno con su sobrina Monna Claire Mouradian. 1932
P O E TA D E E X C E P C I O N A L E S C A R A C T E R Í S T I C A S

reció publicado “Cruautés”(“Crueldades”).

En 1936, Gangotena fue nombrado funcionario de la embajada


ecuatoriana en París. Viajó seguramente con la esperanza de recupe-
rar el mundo que abandonó en 1927. Europa estaba a las puertas de la
guerra. El tiempo había pasado y el ambiente intelectual no era el mis-
mo. Buscó encontrarse con Marie Lalou pero recibió una negativa de
parte de ella: enferma de mielitis y casada, no quiso dejarse ver.

Regresó a Quito en marzo de 1937. En este año envió a Flou-


quet su poemario Nuit (Noche) que sería publicado en la editorial
belga a fines de 1938. Nuit está dedicado a Jean-Louis Flouquet y
está precedido por el hermoso “Mensaje de Jules Supervielle a Al-
fredo Gangotena”:

Cabalgando al pie de los Andes donde los espacios


Son más espaciosos que en otras partes.
Pienso en ti que te encuentras solo en el mundo en tu Ecuador.
No hagas caso, Gango, de que todas las ondas del mar
Podrían separarnos con sus crestas efímeras
Y sus recomienzos prestos siempre a fracasar.
¡Cuenta aquello entre dos amigos
Que permanecieron más de una vez bajo el mismo techo sin hablarse
Ni cambiar una mirada,
Como si el océano se hubiera puesto entre nosotros para divertirse

25
ALFREDO GANGOTENA

Y ver el gesto orondo que harían al encontrarse separados?


(…)
Mira bien que no estás solo en tu campo del Ecuador.
Y tu no estás más solo allá lejos
Que aquí los poetas.
Son niños perdidos en la noche, a quienes les cuesta trabajo
Encontrarse en la mañana, en medio del oxidado hierro del día.
¿Sabes lo que te hace sufrir?
Es tu armadura de poeta que te duele en las coyunturas,
Nuestra cota de mallas, fabricada de nervios, venas y arterias,
Que nos tortura.
Es necesario acostumbrarse a ella pues no conocemos ninguna otra,
Pero tú lo sabes mejor que yo en tu profunda y secreta fortaleza.
Y te pido perdón de haber hablado
En esta mañana del mes de mayo,
En la que al hombre, al pájaro y al cielo, sin percibirlo siquiera,
Les place dar consejos.

La primera parte de este libro la componen cinco poemas que se-


rán los últimos publicados en francés. Además de la sensación de
desolación y abandono, permanece en Nuit el sentimiento de perte-
necer a una raza maldecida en un mundo en descomposición.
A los cinco poemas les sigue Absence (1928-1930). El poeta pu-
blicó en Quito, en 1932, una versión nueva de Absence que incluye
los poemas XVI y XVII escritos en español. La repercusión de Nuit

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P O E TA D E E X C E P C I O N A L E S C A R A C T E R Í S T I C A S

fue nula dada la trágica situación histórica que vivía Europa.

Desde el Ecuador, Alfredo Gangotena se dedicó durante los años de


la guerra a la defensa de la “Francia libre”, por lo que luego el gobierno
francés le condecoraría, de manera póstuma, con la “Legión de Honor”.

La escritura de poesía en español, que ya se anunciaba hace algu-


nos años, se manifestó abiertamente con la publicación de Tempestad
secreta en 1940. Esta es quizás la obra capital de Gangotena. En las
líneas de Tempestad secreta repercuten los ecos de las lecturas místi-
cas del poeta, sobre todo San Juan de la Cruz, pero también Santa Te-
resa y Fray Luis de León. El poeta Gangotena no fue un poeta místi-
co, ni siquiera un poeta religioso de tipo confesional. Este es uno más
de los encasillamientos en los que se ha querido hacer caer al poeta.
En todo caso, podemos hablar de una religiosidad “sin objeto”, una
tensión hacia la unión con lo sagrado en la búsqueda de dar sentido al
deseo del hombre de superar la alineación, Tempestad secreta, en su
hermética factura, deja traslucir la influencia barroca de la poesía de
Góngora. En este poema se acentúa la presencia de un crudo erotismo,
a la vez descarnado y abstracto. El cuerpo es vehículo de angustia y de
deseo. El erotismo de la poesía de Gangotena reúne en su convulso
centro todas las pasiones y la heridas del poeta: mística y ciencia, an-
gustia y deseo, soledad del yo e inaccesibilidad del infinito.

Tempestad secreta apareció con una doble dedicatoria: “Para ti


profundamente. Para Juan David García Bacca, esta desvergüenza”.
27
ALFREDO GANGOTENA

Ignoramos quién es el misterioso “tú” de la primera dedicatoria. En


lo que respecta a la segunda parte, se trata del filósofo español Gar-
cía Bacca. Durante sus últimos años, el poeta había conseguido ro-
dearse de un nuevo grupo de amigos que fueron compañía intelec-
tual estimulante y paliativo para su soledad:
En el primer piso de la amplia casona, situada en el centro de
la urbe15, Alfredo había adaptado, para su uso exclusivo, un pe-
queño apartamento de dos o tres piezas que le servía de estudio y
donde solía recibir, semanalmente al anochecer, un pequeño gru-
po de amigos. Que yo recuerde, solíamos ser infaltables y más o
menos puntuales el pintor Alberto Coloma Silva, el cirujano Doc-
tor Manuel Tinajero, el fino poeta aunque inédito, José Eastmann
Lasso, el talentoso psiquiatra Jorge Escudero Moscoso, además
de otros asistentes, quizás no tan asiduos, mas no por ello menos
acreedores al afectuoso y cordial recibimiento: ese era el ejemplo
del inolvidable filósofo Juan David García Bacca (...)16

En la poesía última de Gangotena, el cuerpo, con su creciente


presencia, cobra una pasmosa elocuencia. Paisajes de angustia don-
de, confundidos en uno solo, el cuerpo del sujeto y del objeto del de-
seo, llevan al lector a un terreno de fluidos seminales y de luces ce-
gadoras. El umbral se atraviesa en la quietud del alarido.
15La casa que fue de la familia Gangotena Fernández Salvador queda en la García Moreno
1355. Ha sido transformada en un extraño híbrido de habitaciones y locales comerciales.
16Fragmento de “Alfredo Gangotena: El Hombre”, escrito y leído por Carlos Tobar
Zaldumbide en el salón cultural Art-Forum (Quito, Enero 14 de 1993) como parte del
“Homenaje a Alfredo Gangotena” organizado por los Servicios Culturales de la Embajada de
Francia, la Alianza Francesa y Libri Mundi.

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P O E TA D E E X C E P C I O N A L E S C A R A C T E R Í S T I C A S

El personaje poemático en la obra de Gangotena está en un cons-


tante diálogo con la trascendencia. La llama, la increpa, la busca, a
veces la alcanza a vislumbrar, a oír ecos lejanos de esa realidad radi-
calmente otra. Es un ser abierto a la alteridad, con sed de Absoluto.

El poeta estaba preparando en sus últimos años un nuevo poema-


rio: Tempestad secreta y otros poemas. Nuevamente obsesionado
por la inalcanzable perfección, Gangotena preparaba una versión
corregida del poema publicado en 1940. “Tempestad secreta” iría
acompañado de cinco maravillosos poemas: “De lo remoto a lo es-
condido”, “Vigilia adentro”, “En estas nocturnas salas”, “Agonía de
un caribú” y “Perenne luz”.

Alfredo Gangotena murió el 23 de diciembre de 1944 a causa de


una peritonitis. El gobierno francés lo condecoró de manera póstu-
ma por los servicios prestados durante la Segunda Guerra Mundial
a favor de la resistencia. Fue el portavoz de la Francia Libre en
Ecuador. En el inesperado momento de su muerte dejó algunos poe-
mas inéditos. En el 2004, al celebrar el centenario de su nacimiento
se publicaron el misterioso poema “Pertinaz caballería” y “Noche”
(variante). Los estudios sobre la obra de este gran poeta, los poemas
inéditos, la diversidad de sus lecturas, su bilingüismo y su corres-
pondencia con personajes importantes del mundo intelectual, ofre-
cen nuevos retos a futuro para los investigadores.

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ALFREDO GANGOTENA

En Puembo con su hermana Fanny. 1930


P O E TA D E E X C E P C I O N A L E S C A R A C T E R Í S T I C A S

Gangotena no era sólo el poeta vanguardista que escribía en fran-


cés. Poeta cosmopolita y ecuatoriano simultáneamente, expresó su
tradición, su momento y su individualidad.

Partiendo de la biografía iremos a las fuentes literarias. Veremos


brevemente como el poeta asimiló el ambiente intelectual francés de
entre guerras, caldo de cultivo fecundo que se abrió al mundo y que
produjo luego distintas alternativas de expresión. Gangotena hizo
suyo este privilegiado momento histórico que marcó su poder
creativo a la vez que enriqueció sus propias raíces culturales.

Esperamos poder establecer ciertos instrumentos de compren-


sión de la poesía de Alfredo Gangotena y mostrar cómo supo inter-
pretar su momento, sus vivencias y la tradición literaria para produ-
cir aquella poesía tan suya.

Recordemos a aquel joven Gangotena inmerso en la vanguardia


parisina, entusiasmado por el ambiente artístico vanguardista.
¿Cuáles habrán sido sus lecturas? ¿Cuáles fueron sus principales in-
fluencias?

El poeta acabó su secundaria en París. Sin duda habrá leído en


el liceo a los clásicos franceses. Hagamos entonces un sobrevuelo
somero de lo que pudo ser su formación académica. Los venerados
hombres de teatro: Corneille, Racine, Moliére, Marivaux y Beau-
marchais quedarían para siempre grabados en la imaginación de to-
31
ALFREDO GANGOTENA

do colegial francés. Los ensayistas: Rabelais, Montaigne, Pascal,


Montesquieu, Rousseau y Voltaire determinaban a las jóvenes con-
ciencias y establecían un imperioso y crítico diálogo interior. En
poesía no podían faltar: Ronsard, La Fontaine, Bossuet, ni los ro-
mánticos: Lamartine, Musset y Victor Hugo. Se habrá entusiasmado
sin duda el joven poeta por las novelas de: Sand, Balzac, Stendhal,
Zola, Maupassant y Flaubert. Estas lecturas se sumarían a lo ofre-
cido en sus primeros años en las escuelas religiosas de su país de
origen.

Ya inmerso por su propia cuenta en el candente ambiente


cultural parisino, el joven Gangotena seguramente leyó también con
especial interés lo que estaba marcando su tiempo.

La literatura de principios del siglo veinte que buscaba su esencia,


con una mirada inquisidora orientada hacia su propio sentido, estuvo en
esos años especialmente relacionada con el mundo del pensamiento.

Entre las obras de la biblioteca del poeta Gangotena se encontraron


las obras completas de Bergson al igual que obras de Freud y de Eins-
tein. Henri Bergson (1859-1941), filósofo francés, encabeza la reacción
filosófica al positivismo y al cientificismo. Además de una reflexión
profunda sobre la noción de tiempo como espacio de libertad y de crea-
ción, Bergson dedica al arte una parte importante de su obra. El arte,
para este pensador es una mirada desinteresada puesta sobre la realidad
que capta las cosas en su pureza original. El arte revela una realidad
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P O E TA D E E X C E P C I O N A L E S C A R A C T E R Í S T I C A S

En la casa familiar de la García Moreno: Alfredo, Andrés Monlezun (cuñado) y los hermanos Carlos, Laura y Fanny. 1935
ALFREDO GANGOTENA

primera. Al suprimir la preponderancia de la razón, se realza la impor-


tancia del individuo y de sus tendencias profundas. Por otro lado, en es-
tos años el sujeto humano es estudiado en sus instintos más secretos por
Sigmund Freud (1856-1939) a través del “descubrimiento” del incons-
ciente que marca los límites de la racionalidad. Entonces, el concepto
de realidad se descuadra, hay un lenguaje no racional bajo el lenguaje
convencional. Las teorías freudianas, al liberar ciertos tabúes de la se-
xualidad, colaboran también a una emancipación de la moral. La “Teo-
ría de la Relatividad” de Einstein, muy difundida en esos años, desesta-
biliza los criterios de tiempo y espacio. Esta conmoción intelectual im-
pulsó el nacimiento de las vanguardias.

El término vanguardia, como es sabido, fue tomado del vocabu-


lario militar, y denomina a un grupo de hombres que representan la
“fuerza de avanzada” de una sociedad en alguna actividad, pero se
refiere sobre todo al campo del arte. La vanguardia por excelencia
fue aquel grupo de creadores, a principios del siglo veinte, que ju-
garon irreverentemente con los cánones establecidos del arte occi-
dental, oxigenándolo y dándole un nuevo impulso, en el periodo de
entre guerras, a principios del siglo veinte.

La vanguardia fue entonces una denominación colectiva para di-


ferentes aventuras artísticas. En los años de rupturas en que vivió
Alfredo Gangotena, más que en otras épocas, ser poeta implicaba
fuertemente ser un creador original. El arte cuestionaba su propia

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P O E TA D E E X C E P C I O N A L E S C A R A C T E R Í S T I C A S

En el patio de la hacienda San José (Puembo). Al centro Alfredo Gangotena con su hermana Fanny. 1930
ALFREDO GANGOTENA

naturaleza a la vez que buscaba responder, por un lado, a la corres-


pondiente disgregación de la visión de realidad, y por otro, a una la-
tente aceleración de la historia y del progreso tecnológico. Esta ge-
neración de artistas se caracterizó por su carácter combativo, polé-
mico y por tener la mirada volcada sobre su propio quehacer. Acti-
tud de fractura, de cuestionamiento permanente, de movimiento y de
cambio acelerado, que no podía ser sino fugaz.

En la práctica esto dio lugar a una literatura muchas veces experimen-


tal, a una renovada relación entre los diferentes campos del arte, y a una
sed de novedad en lo que el crítico Guillermo de Torre describe como:

(...) nutrida pululación de escuelas, deslumbrantes desfiles de


teorías, unánimes concentraciones de movimientos. No importa
que la mayoría de éstos tuviese una órbita temporal muy limitada
—aunque sus proyecciones fueran más largas —.17

La época más fértil, la de mayor entusiasmo, fue entre 1918 y


1936, pero las repercusiones se hicieron sentir hasta los años sesen-
ta. Sin embargo, la obligada reflexión sobre el vertiginoso proceso
empezó en los alrededores del año de 1930. Se hizo imperioso un
movimiento de asimilación de los cambios y una renovada integra-
ción a la tradición.

17Guillermo de Torre, Historia de las literaturas de vanguardia, Madrid, Guadarrama, 1971,


p.18.

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P O E TA D E E X C E P C I O N A L E S C A R A C T E R Í S T I C A S

La poesía fue la puerta de entrada del espíritu vanguardista en la


literatura. Como este movimiento se caracterizaba por la mirada crí-
tica puesta sobre su propia naturaleza, el ensayo tuvo también gran
importancia. Luego vendría la influencia vanguardista sobre la no-
vela y sobre el teatro. La poesía abrió una relación enriquecedora
con la pintura, de hecho se habla de poesía cubista, y el surrealismo
tiño ambas actividades de oneirismo y de su característica irreveren-
cia. Así mismo, el cine tuvo gran peso en el cuestionamiento y en la
transformación de la actividad creadora.

La vanguardia fue una reacción frente al apogeo de la moderni-


dad. Occidente había extendido, durante el siglo diecinueve, el des-
pliegue de un modelo de racionalidad, de una noción de nacionalismo
como “religión de Estado” y de una única visión de belleza que al
llegar el siglo veinte hicieron crisis. La vanguardia respondió con un
consagración de la irracionalidad —que tenía sus raíces en el ro-
manticismo—, con un cosmopolitismo donde artistas de todo origen
confluyeron para participar en el experimento, y con la búsqueda de
una belleza “otra”, belleza de la novedad y de lo insólito, abierta a
las experiencias estéticas de otras culturas.

La certidumbre y la arrogancia se vieron reemplazadas durante


aquellos años por un cuestionamiento de las creencias fundamenta-
les de la modernidad. La mirada crítica se posó sobre los baluartes
de la sociedad occidental, el Estado y la Familia, y se denunció su
carácter opresor. Hagamos un alto para leer unas líneas del poeta
37
ALFREDO GANGOTENA

donde percibimos el rechazo a la autoridad de los padres:


¡No!
Ni esta mural y plural presencia de mis padres,
Ni los candados y las severas fórmulas de la tiniebla y del cemento,
Me impedirán, mil ataduras, ausentarme,
¡Orinecidas rejas!
Ausentarme en las delicias y el movimiento de mi espíritu.18

Los avances de la ciencia, lo hemos visto ya, habían presentado


una visión disgregada de la realidad. Como lo explica Octavio Paz,
el arte también respondió a este reto y modifico su gramática para
responder a esta nueva concepción:
El arte y la literatura son formas de representación de la rea-
lidad. Representaciones que son, no necesito recordarlo, tam-
bién invenciones: representaciones imaginarias. Pero la reali-
dad, de pronto comenzó a disgregarse y desvanecerse, apareció
con los atributos de lo imaginario, se volvió amenazante o irri-
soria, inconsistente o fantástica. La silla dejó de ser la silla que
vemos y se transformó en una arquitectura de fuerzas, átomos y
partículas invisibles.19

La literatura vanguardista fue también un movimiento de recha-


zo al simbolismo. Para este último los poetas eran como sacerdotes
de un culto a un lenguaje ideal, entidad esotérica que había que re-
18“El hombre de Truxillo” (Orogenia ,1928) original en francés, versión en español de Gonza-
lo Escudero en: Alfredo Gangotena, Poesía, CCE, Quito, 1956.
19Octavio Paz, La otra voz, México, Seix Barral, 1990, p.40.

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cuperar del ámbito de la vulgaridad cotidiana. Los poetas vanguar-


distas quisieron desacralizar el arte, lo miraron con “ironía y pro-
saísmo”, lo reubicaron en la cotidianidad de las calles. El tan pre-
ciado “matiz” simbolista fue remplazado por los contrastes brutales.
El presente sería el centro de acción de la poesía nueva. Atrás que-
daría aquella entidad ideal, fuente de la poesía, lugar de origen del
lenguaje añorado por los simbolistas.

Alfredo Gangotena, quien nunca perteneció propiamente a nin-


gún movimiento ni a ninguna escuela, no fue partícipe de este rechazo
del simbolismo. Se siente la importante influencia del poeta Mallar-
mé en su obra. Aunque el simbolismo como concepción de la poe-
sía viene desde Baudelaire y de Nerval, su figura culminante es
Stéphane Mallarmé. La poesía abandona la descripción como forma
de acceder a la realidad verdadera, se vuelve “sugerente, fluida, mu-
sical e incantatoria”. Gangotena coincide con Mallarmé en su culto
por el lenguaje a la vez que en una suerte de religión de lo indeci-
ble, de lo inalcanzable.

En la vanguardia, un cambio de estética se impuso. La voluntad


constructiva lleva a una renovación del lenguaje. La literatura es acti-
vidad experimental, “apología de la novedad” y se insiste —en el cos-
mopolita París de aquellos años— en el carácter autónomo del arte. La
subversión quedará entonces enmarcada en el plano estético.

Durante gran parte de la época en que Alfredo Gangotena estuvo


en París, el surrealismo fue el movimiento cultural más importante,
si no el más fulgurante y más escandaloso. El movimiento que reú-
ne a escritores y pintores, sale a la búsqueda de lo insólito provocan-
39
ALFREDO GANGOTENA

do una desintegración de las estructuras del pensamiento para en-


contrar tras ellas (como el psicoanálisis y como el pensamiento de
Bergson) la realidad profunda. El lenguaje debe olvidarse de sí mis-
mo para ser liberador. Lejos estaba el joven poeta ecuatoriano de ad-
herir a este tipo de visión de la poesía. Él que obsesivamente rescri-
bía sus líneas, nunca satisfecho y sobre todo nunca abandonado a
ninguna pulsión automática. Alfredo Gangotena compartía más bien
la visión que el poeta Jacques Cocteau tenía del arte.

Los surrealistas se disputaban el dominio sobre la irracionalidad


con unos pocos intelectuales que habían quedado al margen de di-
cho movimiento. Entre estos estaban los grandes amigos de Gango-
tena, los que le alentaban, sus maestros y luego sus colegas: el pro-
pio Jean Cocteau, Max Jacob y Jules Supervielle. Espíritus inde-
pendientes y a veces solitarios, estos creadores tomaron el relevo de
la tradición y la renovaron a su manera.

Max Jacob (1876-1944) era en los años que vivió Gangotena en


París un intelectual muy conocido, su conversión al catolicismo (su
padrino fue Pablo Picasso), sus versos y sus acuarelas, hacían de él
una personalidad casi legendaria, constantemente rodeado de jóve-
nes poetas a los que aconsejaba sobre el arte y sobre la vida. Este
rasgo se puede leer en las cartas que le escribía al poeta Gangotena.
Max Jacob escribía con una curiosa mezcla de humor fantasioso y
de ardor místico. Alfredo Gangotena se contaba entre sus jóvenes
discípulos y la influencia de Jacob marcó fuertemente su primera
época parisina. Imágenes insólitas atravesadas por una energía ful-
gurante, la poesía de Jacob está relacionada con el arte cubista, mi-

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P O E TA D E E X C E P C I O N A L E S C A R A C T E R Í S T I C A S

ra los objetos desde otros ángulos y los relaciona bajo otras leyes.
Jacob integró, a su especial manera, el cristianismo a su lírica. Lea-
mos una estrofa del joven poeta donde resuena la influencia de Ja-
cob. Extrañeza vanguardista la de estas líneas expresada bajo la luz
de una religiosidad entre macabra y juguetona:
Llevando mi cabeza en las manos como San Dionisio,
Penosamente, Señor, ¿de qué país
Vengo para hacerme una imagen
De la amargura de Vuestro rostro?
Ahora que una fuerza extraña me hace crujir los dientes,
Vuestras miradas me penetran como sordos silbidos.

El alarido de las carracas derrumba las losas.


Extranjeros, para entrar al recinto cristiano,
Es mejor calzar la humilde y miserable sandalia de Santa Ma-
ría la Egipcíaca.

Pero que se acalle la endecha funeraria.


Y vosotros, de sombra y agua, colores vivos del firmamento,
Dilataos en mil húmedas pupilas de amor,
Dilataos.
Aún en las charcas y en las letrinas suenan las campanas,
Mientras tanto que, lúcido, ataviándose con la vestidura nupcial,
La vestidura jubilosa del viento,
¡Por fin yo te adoro, oh magnífico rosetón de Pascua!20

20Tres últimas estrofas del poema “Cuaresma” (publicado en Orogenia en 1928) original en
francés en versión de Gonzalo Escudero en: Alfredo Gangotena, Poesía, Casa de la Cultura
Ecuatoriana, Quito, 1956.

41
ALFREDO GANGOTENA

Junto a Max Jacob fue Jean Cocteau (1889-1963) quien alentó al


joven poeta ecuatoriano a publicar su poemario Orogenia en 1928.
Artista polifacético (poeta, hombre de teatro, cineasta, dibujante …)
Cocteau se dedicó, según sus propias palabras, a “calcar” la realidad
invisible. Bajo una apariencia a veces de juego y de facilidad, mu-
chas veces la realidad invisible no es otra que el universo de la
muerte. Cocteau relaciona en forma insólita su arte a la mitología
griega y así establece el puente de la tradición con la modernidad.

A Gangotena lo unía más que una gran amistad con el maravi-


lloso poeta Jules Supervielle (1884-1960). Poeta de doble origen,
uruguayo y francés, compartía con el joven poeta, además del bi-
culturalismo y una misma sensibilidad, una parecida manera de
expresar la fragilidad y el dolor del cuerpo. El hombre, en la obra
de ambos poetas, es un ser frágil destinado a la muerte. La temáti-
ca de la sangre y del corazón es particularmente rica en la poesía
del creador francés. Supervielle fue sin duda una gran influencia
en la vida y en la obra del joven Gangotena. Éste le dedicó a Su-
pervielle su poema “El ladrón”:
Como los grandes vientos que soplan en su nocturna y misera-
ble inmensidad,
En las profundas soledades del invierno,
Yerro hirsuto, miserable y sin abrigo.

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Ya el lobo no escucha en su guarida


Sino el golpe siniestro de mis años.
Y cuidado con las llamas de un solsticio soñado:
En sus claros de bosque,
Las divinas y vigilantes miradas husmean entre las hojas marchitas.

Desollándome como Judas el infame


—El alma en la punta de la lengua helada—
Me agito en el más bajo fondo del bosque
Como las entrañas del famélico.

Mil formas solemnes se precisan en esta sombra oscura y temida,


Mil formas solemnes que se jactan ante mí del hipócrita contor-
no de sus encantos.
El limo de mi sombra aterciopelada
Me ofusca los sentidos y anuda mis pasos.21

Probablemente fue gracias a este poeta que Gangotena adquirió


su devoción a Shakespeare que le acompañaría toda su vida. Super-
vielle era traductor al francés del dramaturgo inglés. Alfredo
Gangotena pondría luego en escena las obras de Shakespeare en el
salón de su casa de Quito con su círculo de amigos. Tenía especial
predilección por el personaje de Hamlet. En sus últimos poemas el
príncipe danés está a menudo escondido entre líneas.
No hay empero reparos de horizontes.
¿En dónde estoy, a dónde me conduce lo inaudito?
21Tres primeras estrofas de “El ladrón” (publicado en 1928) original en francés en versión de
Gonzalo Escudero en: Alfredo Gangotena, Poesía, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1956.

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ALFREDO GANGOTENA

¡Oh Príncipe de innumerables plantas y llanuras,


A aquella fuerza de soledad me atengo
De tu nocturna condición!22
En la biblioteca del poeta, junto a los clásicos, a los poemarios
de sus amigos, a los libros de ciencia, y a los ejemplares de intere-
ses más diversos, estaban todos los dramas del poeta inglés.
La famosa dicotomía entre tradición e innovación fue encarada,
de manera provisional en el momento más radical de la vanguardia,
con un fuerte anti-tradicionalismo. La novedad fue identificada con
la originalidad.
En cualquier caso estos dos conceptos: primacía de la origi-
nalidad, entendida como inventiva —susceptible a encajar en
la tradición histórica o bien de abrir los caminos a otra nueva—
y fidelidad a la época, al “Zeitgeist”, al espíritu del tiempo, son
fundamentales en la formación y valoración de la literatura eu-
ropea que media entre las dos guerras y constituye la llamada
literatura de vanguardia.23

La amistad y la influencia de estos tres grandes creadores le die-


ron a Gangotena la “fórmula” para integrar la tradición con la irra-
cionalidad contemporánea. Su influencia fue fundamental y perdu-
raría durante toda su vida. También fueron ellos quienes lo convali-
daron como poeta al haberlo apreciado y alentado en sus proyectos
y al considerarlo uno de los suyos.

22“De lo remoto a lo escondido”(1944) escrito en español. En Alfredo Gangotena, Poesía,


CCE, Quito, 1956.
23Guillermo de Torre, op. cit., p.45.

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P O E TA D E E X C E P C I O N A L E S C A R A C T E R Í S T I C A S

La irracionalidad más vanguardista quizás surgió bajo la tutela de


Cocteau. Las imágenes que primero fueron de fuentes religiosas y lue-
go se enraizaron en una sensibilidad mística pudieron haber nacido —
además de sus lecturas escolares y del medio ambiente quiteño de su
infancia—de sus conversaciones con Max Jacob y de las lecturas com-
partidas con Michaux. En el caso de Alfredo Gangotena, éste optó por
una estética del misticismo que conjuga las inquietudes del existencia-
lismo, la noción científica de la disgregación y la irracionalidad van-
guardista. También contiene ecos de su sensibilidad y de sus propias
raíces hispanoamericanas. Como en Supervielle la conciencia del cuer-
po y del latir de la sangre estarán presentes obsesivamente en la obra
poética de Alfredo Gangotena. Algunas fuentes biográficas —partien-
do de un comentario de Henri Michaux— aducen que el poeta sufría
hemofilia. Este rasgo ha sido insistente y vehementemente negado por
la familia Gangotena. Así mismo no existe ninguna evidencia ni men-
ción de esta dolencia en la correspondencia del poeta.

Sin embargo, en su obra hay una gran conciencia del cuerpo co-
mo vehículo de angustia. Está presente un cuerpo adolorido y en
permanente corrupción y disgregación. Esto puede deberse a facto-
res físicos, quizás incluso a una salud frágil, pero probablemente se
explica por inquietudes más bien existenciales y filosóficas. El poe-
ta leía con verdadero interés a los místicos. En la literatura mística
de las diferentes culturas la comunicación con el Absoluto se hace
en una comunión del cuerpo y del espíritu. El cuerpo “habla” del do-

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ALFREDO GANGOTENA

El poeta Gangotena, su hermana Fanny, Hortensia Fernández Salvador Gangotena (la madre del
poeta), Gustavo Mortensen, Emma Guarderas de Gangotena (esposa del poeta). 1928

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P O E TA D E E X C E P C I O N A L E S C A R A C T E R Í S T I C A S

lor la ausencia del Ser. Gangotena se pregunta a través de la poesía


sobre la naturaleza del tiempo y del espacio. El latir obsesivo de sus
poemas, expresión de un movimiento sin desplazamiento, evoca
aquel punto imposible del encuentro de las dos categorías. La san-
gre en descomposición le provee de una privilegiada imagen de la
transición temporal entre vida y la muerte.

La realidad que recibió al poeta Gangotena al regresar a Ecuador


no se asemejaba en nada a aquel ambiente parisino. Sus fundamen-
tales años europeos que le dieron en gran medida su perfil de poeta
y de intelectual no le iban a preparar para enfrentar la realidad cul-
tural de su país de origen.
¿Cómo fue la vanguardia latinoamericana? ¿Su distinta natura-
leza explicaría la hostilidad, o en el mejor de los casos la total indi-
ferencia, con la que se recibió al joven Gangotena?

América Latina recibió al vanguardismo con toda su carga de no-


vedad y libertad, pero lo hizo desde su propia estructura de ambi-
güedad, su realidad mestiza real y mal asimilada. Su condición
colonial, aquel ser y no ser uno mismo al mismo tiempo, se volvió
a evidenciar en el movimiento vanguardista. Lo que el crítico Jorge
Schwartz24 llama “bivalencia estructural de la condición dependien-
te” hizo que en la poesía de esos años se presentara una dialéctica
entre el “prestigio de los modelos metropolitanos” y la búsqueda de
una identidad propia.

Es importante ver que en el continente se presentaron varias mani-

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ALFREDO GANGOTENA

Al centro: Alfredo Gangotena. 1928. Foto archivo Taller Visual.

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festaciones del ideal vanguardista. Fue vanguardista tanto el poeta que


se sumergió en la búsqueda de identidad, de raíces indígenas, uso del
lenguaje colonial, como aquél que buscó su propia raíz en la inmersión
libre en el lenguaje como construcción y en la irrealidad. Recordemos
que la vanguardia ponía lo irreal en el mismo plano de posibilidad que
la realidad. La vanguardia latinoamericana, “puente a dos manos”
como la llama Schwartz, presentó las dos opciones y toda una varie-
dad de caminos intermedios. Hubo quienes como Jorge Luis Borges
experimentaron un cambio de ruta durante su vida literaria. En Méxi-
co conviven el grupo cosmopolita y apolítico de la revista Contempo-
ráneos con los irreverentes estridentistas, relacionados con el dadaísmo
y el ultraísmo español —a la vez que se consideraban aquellos que ha-
bían dado una representación estética a la revolución mexicana— que
arremetían contra toda institución social, y con el agorismo que propo-
nía la socialización del arte.

La vanguardia latinoamericana fue tan fugaz como su contrapar-


te europea, sus límites temporales se extendieron aproximadamente
de 1916 a 1935. En 1916 nació el creacionismo del poeta chileno Vi-
cente Huidobro con la publicación de El espejo de agua que incluía
su “Arte poética” y que establecía la independencia del arte.

El poema es “poema creado”, para Huidobro, y no recreación de


una realidad preexistente. Huidobro realza los efectos visuales de la
poesía, innova en la disposición tipográfica del poema y lo empa-
renta con el arte cubista. Por otro lado, el año de 1922, año de la pu-
blicación de Trilce del poeta peruano Vallejo, fue clave para la van-
guardia latinoamericana. El poeta desarticulaba el lenguaje de ma-

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ALFREDO GANGOTENA

nera expresionista para hacerlo coincidir con el sentimiento de frac-


tura y de angustia que caracterizaba su percepción del mundo.

Hemos hecho este breve recorrido por la vanguardia europea y


latinoamericana para localizar al poeta en su momento dentro de la
historia de la literatura. Gangotena, con su voz propia de profunda
belleza y hermetismo, calza dentro de las características de la van-
guardia tanto local como cosmopolita. No se trata, en modo alguno,
de un caso excéntrico como se ha querido caracterizar a menudo.

Carrera Andrade, Escudero y Gangotena componen, en la mayor


parte de los ámbitos nacionales, la trilogía de poetas vanguardistas
ecuatorianos. Presencia efímera la del poeta Gangotena que pronto se
desvanece con la usual descalificación de poeta que “escribía en fran-
cés”. Gangotena está en nuestra imaginación como el poeta “otro”,
aquel del que no nos llega la voz. La alteridad del poeta y su descono-
cimiento llaman a interesarse por su obra olvidada y enigmática.

Los escritores de vanguardia ecuatorianos, como la mayoría de


sus colegas latinoamericanos, eran poetas viajeros. Su propio cos-
mopolitismo aportó al desarrollo, algo tímido, de la vanguardia
ecuatoriana. El vanguardismo no creó movimientos nuevos en el
Ecuador, influyó mas bien en las personalidades artísticas de sus
principales exponentes.

Alfredo Gangotena regresó de Francia en 1928 con la convicción


propia de la vanguardia europea de que la rebeldía y la inconformi-
dad se jugaban más en el campo de la obra poética misma que en el
de una poesía comprometida con las causas sociales y políticas. La

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P O E TA D E E X C E P C I O N A L E S C A R A C T E R Í S T I C A S

hostilidad y la indiferencia de sus compatriotas, sumadas segura-


mente a características propias, lo fueron volcando a una creación
introvertida que alcanzó grandes profundidades. Por otro lado, va-
le recalcar que Alfredo Gangotena escribió, durante gran parte de su
vida, poesía tanto en español como en francés.

Mientras vivía en París mandó un par de poemas en español a re-


vistas latinoamericanas; Absence (1928-1930) es una obra redacta-
da en francés ya de regreso a Quito, pero sus dos últimos poemas es-
tán escritos en español. Envió el poemario Nuit, también desde
Ecuador, obra enteramente escrita en francés, para su publicación en
1938 en la editorial belga de su amigo Pierre-Louis Flouquet, mien-
tras que en 1940, en Quito, publica Tempestad secreta escrita en es-
pañol. Además, los documentos inéditos dejados por el poeta, sus
anotaciones, los fragmentos de poemas repartidos en relegadas
hojas, atestiguan sobre la coexistencia simultánea de ambas lenguas
en su mente. El poema inédito “Pertinaz Caballería” está manuscri-
to sobre una hoja mecanografiada de las primeras estrofas del poe-
ma “Nuit”. Dos hemisferios de creación que valdría la pena compa-
rar, cotejar sus mecanismos de funcionamiento.

El poeta proyectará la poesía ecuatoriana hacía ámbitos de fulgu-


rante modernidad al extender su poetizar como puente entre los inme-
moriales místicos y sus propios contemporáneos. Estarán presentes en
sus últimos poemas tanto Mallarmé como Juan de la Cruz. La colisión
de las dos estructuras mentales produce una vanguardista obra armada
con jirones yuxtapuestos que recuerda el cubismo. El ojo y la mente

51
ALFREDO GANGOTENA

tienen que aprender un lenguaje nuevo a fin de descifrar tanto lo que


ven como lo que presienten que late en el fondo del poema.
El cuerpo fracturado cobrará protagonismo como elocuente lugar
de gozo y de sufrimiento. Suelta el poeta las riendas a un desqui-
ciante erotismo que se alimenta tanto de poesía mística como de las
características físicas de la luz, de sus lecturas de Husserl como de
sus vanguardistas conocimientos de astronomía:

Esta acendrada concentración del alma,


¿En qué cúmulo no obstante de la esfera que me oculta?
Hoy mi sentencia, a toda prueba.
De un paso mío al consiguiente, ¿qué distancia de orbes se
resuelve?
Tu propia luz endurecida,
Como aquella, a expensas de la nada, claridad conjunta de los
universos astros.25

La poesía de Alfredo Gangotena posee su propia gramática, su


propia lógica interna. Justamente porque esta lógica poética corres-
ponde a las diversas fuentes de inspiración de este poeta ecuatoria-
no y cosmopolita. El poeta busca contener en sus escritos lo que
aparentemente, en el mundo de los procesos cotidianos, “en el asilo
que (…) procuran los encantos de la vida”, no mantienen relación
alguna, su poesía resulta hermética. Hermetismo que el lector debe-
rá descifrar con una lectura paciente y apasionada. Hermetismo que
el lector luego agradecerá porque es razón de visiones multiplicadas
al infinito, de profundidad de sentidos.
25Fragmento de “Perenne Luz”, poema escrito en español (1944).

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El poeta de niño. 1911

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ALFREDO GANGOTENA

BIOGRAFÍA SUMARIA

19 de abril 1904: Nacimiento del poeta Alfredo Gangotena en Quito,


Ecuador. Hijo de Carlos Gangotena y de Hortensia Fernández Salvador.

1909: El poeta empezó su educación académica en el Pensiona-


do Elemental.

1912: Estudios secundarios en el Colegio San Gabriel.

1920: Viaja a Francia con su familia. La familia Gangotena se es-


tablecería en Paris hasta finales del año de 1927.

1922: Salen publicados en la revista Repertorio americano (San


José, Costa Rica) los poemas en español “Carta” y “Paisaje”.

1923: Publica sus primeros poemas en francés en la revista Intentions.

1923-1927: Gangotena publicó 26 poemas en diversas revistas


literarias de primera línea.

1927: Alfredo Gangotena se graduó de Ingeniero en la prestigio-


sa Escuela de Minas (París)

1927: La familia Gangotena abandona París y se traslada al


Ecuador. Parten de El Havre en el barco Booskop. Viajan además
de la familia, el poeta Henri Michaux y André Pardiac de Monle-
zun, futuro cuñado del poeta.

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1928: Publicación del poemario Orogénie (Orogenia). En la ca-


sa editorial de la Nouvelle Revue Française (NRF), París.

1929: “Recóndito espacio” publicado en Contemporáneos, México.

1932: Absence 1928-1930 (Ausencia) publicado por cuenta del


autor. Quince poemas en francés y los dos últimos en español.

1935: Publica dos poemas —en número XV de “Absence” y


“Cruautés” (Crueldades)—en Le journal des poètes (Bruselas, Bélgica).

1938: Publicación del poemario Nuit (Noche) en Éditions des


Cahiers des Poètes Catholiques (Bruselas, Bélgica).

1940: Publicación en Quito de Tempestad secreta, publicado por


cuenta del autor.

1944: El poeta muere en Quito, el 23 de diciembre, a causa de


una peritonitis.

1956: La Casa de la Cultura Ecuatoriana publica Poesía, una an-


tología de la obra de Alfredo Gangotena que incluye versiones al es-
pañol de poemas escritos en francés. Las traducciones estuvieron a
cargo de los poetas Gonzalo Escudero y Filoteo Samaniego. La an-
tología incluye además los últimos poemas escritos en español e
inéditos al momento de la muerte del poeta. Esta antología fue ree-
ditada por la CCE en el 2004.

55
ALFREDO GANGOTENA

BIBLIOGRAFÍA
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se basa en la de la CCE de 1956.

Gangotena, Alfredo, Poèmes français, 2 vols., París, Orphée/ La


Différence. 1991-1992. edición y selección por Claude Couffon,
“Presentación” por Henri Michaux.

Gangotena, Alfredo, Tempestad Secreta/ Orage Secret, edición


bilingüe, prólogo de Claude Couffon, traducción al francés de Mar-

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garita Guarderas, Quito, Ediciones Libri Mundi/ Servicio Cultural


de la Embajada de Francia, 1992. Esta edición se basa en la de Tem-
pestad Secreta de 1940.

Los poemas de A. Gangotena han sido publicados en diversas re-


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