Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La historia de la espiga
Anónimo
En áureo trigal cuyas mieses Y alarmada -¡A mí no! -decía
Y era esbelta, gallarda, muy alta -Pero el hombre tal vez distraído,
Y el Señor que sus sueños sabía, -¡Oh Señor! -Clamó entonces la espiga,
-¡Oh granitos que el cielo anhelabais! Pero ved lo que pasó con la harina.
-¿De qué sirve haber sido tan puros y era tibia cual brisa de mayo
-Padre nuestro que estás en los cielos. Su belleza brilló sobre el ARA