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BOCA A BOCA

Delmira Agustini

Copa de vino donde quiero y sueño


beber la muerte con fruición sombría,
surco de fuego donde logra Ensueño
fuertes semillas de melancolía.

Boca que besas a distancia y llamas


en silencio, pastilla de locura,
color de sed y húmeda de llamas…
¡Verja de abismos es tu dentadura!

Sexo de un alma triste de gloriosa;


el placer unges de dolor; tu beso,
puñal de fuego en vaina de embeleso,
me come en sueños como un cáncer rosa…

Joya de sangre y luna, vaso pleno


de rosas de silencio y de armonía,
nectario de su miel y su veneno,
vampiro vuelto mariposa al día.

Tijera ardiente de glaciales lirios,


panal de besos, ánfora viviente
donde brindan delicias y delirios
fresas de aurora en vino de poniente…

Estuche de encendidos terciopelos


en que su voz es fúlgida presea,
alas del verbo amenazando vuelos,
cáliz en donde el corazón flamea.

Pico rojo del buitre del deseo


que hubiste sangre y alma entre mi boca,
de tu largo y sonante picoteo
brotó una llaga como flor de roca.

Inaccesible… Si otra vez mi vida


cruzas, dando a la tierra removida
siembra de oro tu verbo fecundo,
tú curarás la misteriosa herida:
lirio de muerte, cóndor de vida,
¡flor de tu beso que perfuma al mundo!
DEL TRÓPICO
Rubén Darío

¡Qué alegre y fresca la mañanita!


Me agarra el aire por la nariz:
los perros ladran, un chico grita
y una muchacha gorda y bonita,
junto a una piedra, muele maíz.

Un mozo trae por un sendero


sus herramientas y su morral:
otro con caites y sin sombrero
busca una vaca con su ternero
para ordeñarla junto al corral.

Sonriendo a veces a la muchacha,


que de la piedra pasa al fogón,
un sabanero de buena facha,
casi en cuclillas afila el hacha
sobre una orilla del mollejón.

Por las colinas la luz se pierde


bajo el cielo claro y sin fin;
ahí el ganado las hojas muerde,
y hay en los tallos del pasto verde,
escarabajos de oro y carmín.

Sonando un cuerno corvo y sonoro,


pasa un vaquero, y a plena luz
vienen las vacas y un blanco toro,
con unas manchas color de oro
por la barriga y en el testuz.

Y la patrona, bate que bate,


me regocija con la ilusión
de una gran taza de chocolate,
que ha de pasarme por el gaznate
con la tostada y el requesón.
A MARGARITA DEBAYLE y ¿qué tienes en el pecho
Rubén Darío que encendido se te ve?».

Margarita está linda la mar, La princesa no mentía.


y el viento, Y así, dijo la verdad:
lleva esencia sutil de azahar; «Fui a cortar la estrella mía
yo siento a la azul inmensidad».
en el alma una alondra cantar;
tu acento: Y el rey clama: «¿No te he dicho
Margarita, te voy a contar que el azul no hay que cortar?.
un cuento: ¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».

Esto era un rey que tenía Y ella dice: «No hubo intento;
un palacio de diamantes, yo me fui no sé por qué.
una tienda hecha de día Por las olas por el viento
y un rebaño de elefantes, fui a la estrella y la corté».
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú, Y el papá dice enojado:
y una gentil princesita, «Un castigo has de tener:
tan bonita, vuelve al cielo y lo robado
Margarita, vas ahora a devolver».
tan bonita, como tú.
La princesa se entristece
Una tarde, la princesa por su dulce flor de luz,
vio una estrella aparecer; cuando entonces aparece
la princesa era traviesa sonriendo el Buen Jesús.
y la quiso ir a coger.
Y así dice: «En mis campiñas
La quería para hacerla esa rosa le ofrecí;
decorar un prendedor, son mis flores de las niñas
con un verso y una perla que al soñar piensan en mí».
y una pluma y una flor.
Viste el rey pompas brillantes,
Las princesas primorosas y luego hace desfilar
se parecen mucho a ti: cuatrocientos elefantes
cortan lirios, cortan rosas, a la orilla de la mar.
cortan astros. Son así.
La princesita está bella,
Pues se fue la niña bella, pues ya tiene el prendedor
bajo el cielo y sobre el mar, en que lucen, con la estrella,
a cortar la blanca estrella verso, perla, pluma y flor.
que la hacía suspirar.
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Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá; Margarita, está linda la mar,
más lo malo es que ella iba y el viento
sin permiso de papá. lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor, Ya que lejos de mí vas a estar,
se miraba toda envuelta guarda, niña, un gentil pensamiento
en un dulce resplandor. al que un día te quiso contar
un cuento.
Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
ERA UN NIÑO QUE SOÑABA iban fabricando en él,
Antonio Machado con las amarguras viejas
blanca cera y dulce miel.
Era un niño que soñaba
un caballo de cartón. Anoche cuando dormía
Abrió los ojos el niño soñé, ¡bendita ilusión!,
y el caballito no vio. que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar; Era ardiente porque daba
por la crin lo cogía... calores de rojo hogar,
'¡Ahora no te escaparás!' y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.
Apenas lo hubo cogido
el niño se despertó. Anoche cuando dormía
Tenía el puño cerrado. soñé, ¡bendita ilusión!,
El caballito voló. que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.
Quedóse el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.

Pero el niño se hizo mozo


y el mozo tuvo un amor,
y a la amada le decía:
'¡Tú eres de verdad o no?'

Cuando el mozo se hizo viejo


pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad'.

Y cuando vino la muerte,


el viejo a su corazón
preguntaba: '¿Tú eres sueño?'
¡Quién sabe si despertó!

//////

Anoche cuando dormía


soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.

Di, ¿por qué acequia escondida,


agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía


soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;

y las doradas abejas


YO SOY UN HOMBRE SINCERO Y pongo a un lado el amor.
José Martí
Yo he visto al águila herida
Yo soy un hombre sincero Volar al azul sereno,
De donde crece la palma, Y morir en su guarida
Y antes de morirme quiero La víbora del veneno.
Echar mis versos del alma.
Yo sé bien que cuando el mundo
Yo vengo de todas partes, Cede, lívido, al descanso,
Y hacia todas partes voy: Sobre el silencio profundo
Arte soy entre las artes, Murmura el arroyo manso.
En los montes, monte soy.
Yo he puesto la mano osada,
Yo sé los nombres extraños De horror y júbilo yerta,
De las yerbas y las flores, Sobre la estrella apagada
Y de mortales engaños, Que cayó frente a mi puerta.
Y de sublimes dolores.
Oculto en mi pecho bravo
Yo he visto en la noche oscura La pena que me lo hiere:
Llover sobre mi cabeza El hijo de un pueblo esclavo
Los rayos de lumbre pura Vive por él, calla y muere.
De la divina belleza.
Todo es hermoso y constante,
Alas nacer vi en los hombros Todo es música y razón,
De las mujeres hermosas: Y todo, como el diamante,
Y salir de los escombros, Antes que luz es carbón.
Volando las mariposas.
Yo sé que el necio se entierra
He visto vivir a un hombre Con gran lujo y con gran llanto.
Con el puñal al costado, Y que no hay fruta en la tierra
Sin decir jamás el nombre Como la del camposanto.
De aquella que lo ha matado.
Callo, y entiendo, y me quito
Rápida, como un reflejo, La pompa del rimador:
Dos veces vi el alma, dos: Cuelgo de un árbol marchito
Cuando murió el pobre viejo, Mi muceta de doctor.
Cuando ella me dijo adiós.

Temblé una vez —en la reja,


A la entrada de la viña,—
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.

Gocé una vez, de tal suerte


Que gocé cual nunca:—cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.

Oigo un suspiro, a través


De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro,—es
Que mi hijo va a despertar.

Si dicen que del joyero


Tome la joya mejor,
Tomo a un amigo sincero
RECUERDAS ¿Recuerdas?… Tú no recuerdas
José Asunción Silva Pero yo, cuando levanta
El crepúsculo sombrío
¿Recuerdas? Del fondo de las cañadas
Y las tristezas inmensas
¿Recuerdas? Tú no recuerdas De lo profundo del alma
Aquellas tardes tranquilas Al pasado fugitivo
En que en la vereda angosta Tiendo la vista cansada
Que conduce a tu casita Y nuestra historia de amores
Plegaban a tu contacto Hacia mí tiende las alas.
Sus hojas las sensitivas ¡Cuando en las horas nocturnas
Como al poder misterioso Cabe el esposo que te ama
Del amor tu alma de niña Tu agitado pensamiento
En la oscuridad pasaban Tenga segundos de calma
Las luciérnagas cual chispas De aquella pasión extinta
Que bajo la yerba espesa ¡Jamás te acuerdes, ingrata!
Nuestros dedos perseguían
¡Así también en las horas ¿Recuerdas?… Tú no recuerdas
De mis años de desdicha La tarde aquella en que juntos
Cruzaban por entre sombras Bajamos de la colina,
Mis esperanzas perdidas!… Tus grandes ojos oscuros
Se anegaban en los rayos
¿Recuerdas?… Tú no recuerdas Sonrosados del crepúsculo
La cruz de mayo que hicimos Y tu voz trémula y triste
Con violetas silvestres Como un lejano murmullo
Y con sonrosados lirios Me hablaba de los temores
Bajo el frondoso ramaje De tu cuerpo moribundo!
De tu árbol favorito. Si hubieras entonces muerto
Como una lluvia de perlas Cómo amara tu sepulcro
Sobre blanco raso níveo Ahora, cuando te veo
Brillaba por los […] Feliz gozar de tus triunfos
En las hojas del rocío! Tan sólo asoma a mis labios
Y los pájaros cantores Una sonrisa de orgullo!
Hicieron cerca sus nidos…
Después pasé una mañana
Y vi tu ramo marchito
Como mi pasión ardiente
Por tu infamia y tus desvíos.

¿Recuerdas?… Tú no recuerdas
Más de esa noche amorosa,
La lumbre de tus pupilas,
El aliento de tu boca
Entreabierta y perfumada
Como un botón de magnolia,
Los murmullos argentinos
Del agua bajo las frondas,
El brillo de las estrellas
Y las esencias ignotas
Que derramaron los genios
En las brisas cariñosas,
Quedaron como una huella
Que el tiempo aleve no borra
¡Ay! para toda la vida
¡Escritas en la memoria!

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