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Resumen

LAS EXIGENCIAS ÉTICAS DEL BAUTISMO

Se abordará la espiritualidad del bautismo, pero para llegar a ellas es necesario poner algunas
exigencias éticas, esto nos hará ver hasta qué punto la ética cristiana está fundamentada en el
bautismo.

Las exigencias del bautismo van en una doble dirección: en orden a asegurar el debido desarrollo
de las virtualidades contenidas en el bautismo con vistas a la autorrealización del cristiano y en
orden a las responsabilidades que se derivan del bautismo en la Iglesia y en el mundo.

La primera exigencia del bautismo es la de no perder el don, sino de mantenerlo intacto, es decir,
hay que esforzarse en mantener la blancura que en nosotros dejo el bautismo, porque no se
repite, por lo tanto, hay que esforzarse en mantenerlo. Para ello se sugieren diversos medios: la
vigilancia, la oración, las obras de misericordia, la integridad de vida, etc. Pero principalmente el
recordar que somos bautizados debe ser nuestro principal motor.

Para mantener este bautismo se emprenderá un combate contra Satanás porque no le agrada la
idea de que tengamos una verdadera libertad en Cristo, esta lucha será constante desde nuestro
bautismo y cesará con la muerte, en ese sentido se entiende que, para ganar esta batalla, hay que
estar en una constante conversión, despojándonos del hombre viejo a diario.

Este proceso nos hará tener una vida en Cristo y, he ahí, la espiritualidad del bautizado que tiene
ser en Cristo, en su vida, en su gracia, en su misión, en su Espíritu. Alimentado principalmente de
los sacramentos, principalmente de la Eucaristía, en ella el bautizado vive la Pascua de Cristo cada
vez más real y plenamente. Ha de hacerse notar que cuando fueran revestidos de Cristo en el
bautismo, en se momento se vieron obligados a seguir e imitar a Cristo, porque hicieron un pacto
de seguimiento del Señor.

En este sentido se puede llegar a vivir también en el Espíritu, porque Él es quien anima nuestra
vida desde dentro de nosotros mismos, es quien pone la norma que hay que seguir, pero también
es quien ayuda a cumplirla. Una de las mayores responsabilidades que se originan para el cristiano
en el bautismo proviene de la fe que le fue otorgada entonces como una luz que nos revela los
misterios de Dios y, por lo tanto, no hay que dejar que se extinga, porque ella nos ayuda a llegar a
la verdad plena y facilitarnos la experiencia personal de Dios y de su salvación, hasta llegar a la
contemplación.

Hay que recordar que con el bautismo nos hicimos miembros de la Iglesia y en ese sentido, es
necesario recordar que es una obligación el mantener viva la conciencia de su pertenencia a ella,
en el servicio fraterno y la participación de los sacramentos, manteniendo siempre la unidad en el
Espíritu Santo. Es por ello que el bautizado se compromete a participar activa, consciente y
plenamente en la Iglesia para hacerla crecer.

El cristiano está pues, llamado a crecer, no solamente en su comunidad sino también a nivel
personal, es decir, después de su bautizo debe ir madurando su opción por Cristo con vistas a su
consolidación y enriquecimiento. Este crecimiento sigue siento acción y don de Dios, efecto de su
amor gratuito y de su acción salvífica, unido claro está, a su participación asidua a los sacramentos
a fin se ser coherente su vida sacramental con la ordinaria.

Por último se nos presenta una manera de organizar la catequesis para consolidar el crecimiento
del Cristiano en su vida ordinaria, de fe, sacramental y dar testimonio de aquella configuración
espiritual y, por tanto, ética de su vida. Esta catequesis consiste en recordar al bautizado que con
él ha quedado purificado y que debe luchar para conservar ese estado; también ha sido hecho hijo
de Dios y por ello debe adoptar cierto comportamiento. Si cuidamos esto nos haremos ciudadanos
del cielo, esa es nuestra esperanza y nuestra vida.

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