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Convivencia y conflictos

Convivir en democracia es un desafío constante para todos los que integramos la sociedad. Por
consiguiente, es necesario promover relaciones sociales basadas en la tolerancia y el respeto
mutuo tanto en la familia como en la escuela y la comunidad, pues la convivencia puede producir
conflictos. Así pues, resulta fundamental aprender de ellos para asumirlos como una oportunidad
que nos permita mejorar la convivencia en democracia.

Convivencia. Experiencia de vivir en compañía de otras personas, con las que debe compartirse lo
que ofrece la sociedad.

La construcción de una convivencia democrática La democracia es un estilo de vida que nace del
reconocimiento de los derechos de todas las personas y de un ideal de convivencia, así como una
forma de gobierno que permite que todos y todas sean escuchados y participen en la deliberación
y la toma de decisiones. Vivir en democracia exige varios procesos dirigidos al reconocimiento de
las otras personas como interlocutores válidos.

Los asuntos públicos y el bien común Los seres humanos nos organizamos en sociedad porque
buscamos protección y bienestar. Para lograr este objetivo, es necesario establecer acuerdos
sobre los asuntos públicos, es decir, sobre aspectos de la vida social que son comunes a todos los
miembros de la comunidad. En las sociedades democráticas, los ciudadanos debemos participar
activamente en asuntos públicos como la seguridad ciudadana o el uso responsable de los
recursos del Estado.

Cualquier acción de las autoridades es de interés público y la ciudadanía tiene el deber de


informarse y el derecho de solicitar información y fiscalizar. La fiscalización de los ciudadanos se
hace para el cuidado del bien común o los bienes compartidos por todos los ciudadanos.

El bien común es todo lo que los ciudadanos comparten y permite el bienestar de la comunidad. El
bien común no solo es lo tangible –como los espacios públicos, los recursos naturales, etc.–, sino
también lo intangible –como los derechos humanos, la democracia, el medioambiente, etc.–. El
cuidado del bien común es responsabilidad del Estado, que representa a la ciudadanía, que es la
que se beneficia o perjudica por su buen o mal uso. Los ciudadanos tienen el deber de proteger el
bien común y el derecho de exigir su buen uso.

El valor del diálogo Para la construcción de la convivencia democrática, el diálogo es el mecanismo


ideal de interacción y solución de conflictos. La actitud dialógica contribuye a mejorar la vida en
común, pues permite el entendimiento en medio de las diferencias y evita la imposición por la
fuerza. En las experiencias cotidianas de diálogo, podemos llegar a confundir diálogo con
negociación y acuerdo con pacto. Recordemos que quienes participan en una negociación buscan
obtener su propio beneficio. Y el final de la negociación suele ser el pacto, en el que queda fijado
qué tiene que ceder cada uno de los participantes y qué beneficios obtiene. Pensemos, por
ejemplo, en fijar la fecha para la fiesta de promoción: se produciría un debate en el que nadie
quedaría totalmente satisfecho. En un diálogo, por el contrario, cada uno de los participantes
buscarían entenderse para satisfacer intereses comunes a todos. Por eso, se tratarían como
personas, es decir, como sujetos de derechos y deberes, como seres que poseen dignidad. La
finalidad del diálogo es llegar a un entendimiento que tenga en cuenta los intereses de todos.

La necesidad de las normas


La buena convivencia depende de que todos seamos capaces de respetar los derechos y
necesidades de los demás. Para ello, existen normas y reglamentos que ayudan a regular la
convivencia. Existen diversos tipos de normas: religiosas, morales y jurídicas. Para convivir en una
sociedad democrática, es fundamental que todos respetemos las normas jurídicas.

Las normas jurídicas

Las leyes son las que determinan los derechos y los deberes de los ciudadanos. Además,
especifican los comportamientos correctos e incorrectos y las sanciones a quienes se comportan
de forma antisocial y no respetan a los demás o los bienes comunes. Ajustan la vida social según
criterios de justicia o pautas éticas y limitan el poder de las instituciones. La institución que tiene la
principal responsabilidad en el proceso de creación de leyes es el Congreso de la República. Ahí,
los parlamentarios legislan sobre la base de los intereses que representan.

Los castigos y las sanciones

Las personas que incumplen alguna ley son castigadas con multas, confiscaciones o privación de
libertad.

Las sanciones tienen algunos fines:

• La disuasión, para que no se cometan más delitos en el futuro. El castigo es proporcional a la


falta. • La reparación de los daños ocasionados, a veces con multas y pagos de compensación. Se
utiliza para los delitos menores que ocasionan perjuicios a otras personas.

• La privación de libertad, que implica la cárcel. Se usa como una forma de protección de la
comunidad y tiene una finalidad reeducativa.

Tipos de normas jurídicas Existen distintos tipos de normas jurídicas, como reglamentos, órdenes
ministeriales, decretos y, en general, cualquier acto administrativo que genere obligaciones o
derechos sobre los que se aplica el principio de jerarquía normativa, que estructura el
ordenamiento jurídico en forma de pirámide, en cuyo vértice superior se encuentra la
Constitución, que debe ser respetada por el resto de normas.
La convivencia en los espacios públicos

• Un sitio de encuentro donde podemos demostrar nuestras habilidades para convivir


democráticamente es el espacio público, lugar donde todos tenemos el derecho de transitar,
permanecer y socializar.

• La vida de las personas se desarrolla tanto en espacios privados como públicos. En los
espacios privados, el acceso y la permanencia están restringidos a sus propietarios o a
quienes hayan sido autorizados especialmente para ello. Es el caso de las viviendas
particulares, los comercios, el club de una asociación civil, entre otros ejemplos.

• En lo que denominamos espacio público, en cambio, los distintos elementos y lugares que lo
componen nos pertenecen a todos.

Normas de convivencia en el espacio público

El espacio público se construye cotidianamente a través del ejercicio de la ciudadanía, es decir, del
ejercicio de los derechos de todos y cada uno de nosotros. Por eso y con el fin de promover una
convivencia armoniosa que tenga como base el respeto de los derechos de todas las personas en
el espacio público–, se reconoce un conjunto de deberes y obligaciones que tenemos que cumplir
para una convivencia armoniosa.

El espacio público se construye cotidianamente a través del ejercicio de la ciudadanía, es decir, del
ejercicio de los derechos de todos y cada uno de nosotros. Por eso y con el fin de promover una
convivencia armoniosa que tenga como base el respeto de los derechos de todas las personas en
el espacio público–, se reconoce un conjunto de deberes y obligaciones que tenemos que cumplir
para una convivencia armoniosa.

El concepto de dignidad humana no niega las diferencias entre los individuos. Pero estas
diferencias no deben ser una razón para justificar el trato desigual hacia algunas personas, ya sea
por parte de otras con más poder o de las instituciones sociales.

En la realidad, sin embargo, se dan situaciones que no respetan la dignidad humana y los valores
que sustentan la convivencia. Surgen entonces problemas como la discriminación y la exclusión
social.

La discriminación y los prejuicios

La discriminación es una situación que afecta a determinadas personas o grupos que pertenecen a
una categoría social minoritaria o diferente a la de los grupos que tienen el poder en una sociedad.
Esta diferenciación negativa puede ser por la apariencia física, por el sexo, por la etnia, por la
orientación sexual o por el rango socioeconómico.

Las actitudes discriminatorias se deben, en gran medida, a los prejuicios. Los prejuicios son ideas
preconcebidas sobre determinadas personas.

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