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Llegada de Colón[editar]
Durante el primer viaje de Cristóbal Colón, la primera isla visitada y conocida por los
nativos como Guanahani fue bautizada con el nombre de San Salvador, la segunda con el
nombre de "Santa María de la Concepción" (Rum Cay), la tercera la
bautizó "Fernandina" (Isla Long) en honor a Fernando II de Aragón por su gran tamaño, y a
la isla llamada "Samaet" por los nativos la bautizó como "Isabela" ( Crooked Island) en
honor a Isabel I de Castilla. Es en esta última isla el 21 de octubre de 1492 donde Colón
escucha hablar a los nativos de la isla llamada "Colba" (Cuba) y de "Bohio" (La Española).
Colón se entusiasmó, pues estaba convencido de que Colba era Cipango, incluso portaba
cartas de los Reyes Católicos dirigidas al Gran Khan, pues el objetivo del viaje era
precisamente viajar a las tierras de oriente en busca de perlas y oro.
Acompañado de diez nativos de Guanahani, el miércoles 24 de octubre partió de la isla
Isabela en busca de Cuba, después de cruzar unos bancos de arena (Ragged Island) en la
tarde lluviosa del sábado 27 de octubre de 1492 avistaron la isla. Al día siguiente
navegaron por un río descrito como "muy hermoso y sin peligro de bajas ni otros
inconvenientes, con una boca de doce brazas y bien ancha para barloventear", dijo el
almirante:
" ...Que nunca tan hermosa cosa vido, lleno de árboles todo cercado el río, hermosos y verdes y
diversos de los nuestros, con flores y con su fruto cada uno de su manera. Aves muchas y pajaritos
que cantaban muy dulcemente; había gran cantidad de palmas de otra manera que las de Guinea y
de las nuestras, de una estatura mediana y los pies sin aquella camisa y las hojas muy grandes, con
las cuales cobijan las casas; la tierra muy llana...."
Diario de a Bordo de Cristóbal Colón1
Bajaron a tierra y encontraron dos casas que creyeron de pescadores de langostas, por las
redes de hilo de palma, cordeles y anzuelos así como aparejos de pesca. Se cree que el
lugar es actualmente la bahía Bariay, a la cual Colón bautizó como el "río y puerto de San
Salvador", navegando hacia el poniente encontró un pequeño río al que bautizó con el
nombre de "río de la Luna", poco después uno más grande al que bautizó como el "río de
los Mares" (puerto de Gibara, Bartolomé de las Casas lo identificó como Baracoa), donde
Colón se detuvo por dos semanas manteniendo contacto con los nativos. El capitán de la
Pinta comunicándose con los nativos entendió que Cuba era una ciudad en tierra firme, y
que al norte había un rey que tenía guerra con el Gran Khan, pero lo que realmente
intentaban comunicar los nativos era que al norte existía una provincia
llamada "Cubanacán".2
Colón bautizó a la isla con el nombre de "Juana"3en honor a Juan de Aragón quién aún
vivía y era el heredero a la corona de los Reyes Católicos patrocinadores del viaje.
Frecuentemente se piensa que fue bautizada en honor a Juana I de Castilla, lo que es un
error, pues ésta sólo fue posteriormente la heredera del trono tras las muertes del príncipe
Juan (4 de octubre de 1497) y de su hermana mayor Isabel de Aragón (23 de
agosto de 1498).
Su insularidad fue probada luego de un bojeo llevado a cabo en 1508 por Sebastián de
Ocampo.
Años más tarde, el nombre de "Fernandina" fue trasladado a la isla de Cuba por su gran
tamaño en comparación a la isla Long, también se le pretendió asignar el nombre
de "Santiago" por la ciudad que fundó Diego Velázquez de Cuéllar en 1515. Sin embargo
la isla siempre fue referida con el nombre de "Cuba", ya sea por "Cubanacán" o por una
derivación de "Colba".4
Periodo Colonial[editar]
Véase también: Anexo:Gobernantes coloniales de Cuba
Puerto de Santiago en Cuba.
Casi dos décadas después del primer viaje de Colón se inicia la conquista de la isla por
España, como parte del proceso de ocupación que se irradiaba hacia diversas tierras
del Caribe. A Diego Velázquez, uno de los colonos más ricos de La Española, le encargó
el virrey Diego Colón sojuzgar el territorio cubano, lo cual inició en 1510 con una
prolongada operación de reconocimiento y conquista, plagada de cruentos incidentes.
Alertados acerca de las tropelías cometidas por los españoles en las islas vecinas, los
aborígenes de la región oriental de Cuba resistieron la invasión hispana, dirigidos por
Yahatuey o Hatuey, un cacique fugitivo de La Española, quien finalmente fue apresado y
quemado vivo como escarmiento.
Con la fundación de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa en 1511, los españoles
emprendieron el establecimiento de siete villas con el objetivo de controlar el territorio
conquistado –San Salvador de Bayamo (1513), la Santísima Trinidad, Santa María del
Puerto Príncipe (Camagüey), Sancti Spíritus (1514) y San Cristóbal de la Habana (1515)–
hasta concluir con Santiago de Cuba (1515), designada sede del gobierno. Desde estos
asentamientos, que en su mayoría cambiaron su primitiva ubicación, iniciaron los
conquistadores la explotación de los recursos de la isla.
Por aquellos días la industria fundamental en el territorio se limitó a una fallida búsqueda
de oro, la ganadería y una incipiente agricultura.
La actividad económica se sustentó en el trabajo de los indígenas, entregados a los
colonos por la Corona mediante el sistema de "encomiendas", una especie de concesión
personal, revocable y no transmisible, mediante el cual el colono se comprometía a vestir,
alimentar y cristianizar al aborigen a cambio del derecho de hacerlo trabajar en su
beneficio. El renglón económico dominante en estos primeros años de la colonia fue la
minería, específicamente la extracción de oro, actividad en la cual se emplearon indios
encomendados así como algunos esclavos negros que se integraron desde muy temprano
al conglomerado étnico que siglos después constituiría el pueblo cubano.
El rápido agotamiento de los lavaderos de oro y la drástica reducción de la población –
incluidos los españoles, alistados en gran número en las sucesivas expediciones para la
conquista del continente– convirtieron a la ganadería en la principal fuente de riqueza de
Cuba. A falta de oro, la carne salada y los cueros serían las mercancías casi exclusivas
con las que los escasos colonos de la isla podrían incorporarse a los circuitos comerciales
del naciente imperio español.
Concebido bajo principios mercantilistas, el comercio imperial se desarrollaría como un
monopolio español que gestionaba la Casa de Contratación de Sevilla, lo que no tardó en
despertar los celosos apetitos de otras naciones europeas.
Esclavos y piratas[editar]
Los aborígenes comenzaron a escasear como mano de obra debido a los abusos,
matanzas y enfermedades llevadas por los europeos a la isla, por lo que se decidió traer
[Comercio atlántico de esclavos|esclavos] que fueron comprados a Portugal. La trata
adquirió proporciones enormes, enriqueciéndose principalmente con el infame tráfico
decretado por Carlos V y continuado hasta mediados del siglo XVI por los
traficantes flamencos de la corte de Carlos I, a quienes se les concedió el monopolio de la
trata de esclavos a introducirse en las Antillas, mismo que luego se traspasó a los
genoveses establecidos en Sevilla y finalmente pasó a manos de los traficantes españoles,
esto ya para principios del siglo XVII.
La relativa prosperidad de la isla provocó las incursiones de corsarios y piratas,
principalmente franceses e ingleses. Ello ocurrió al ocupar nuevamente Rojas el gobierno y
durante el mando de sus sucesores Juanes Dávila, Luján, Tejeda y Barnuevo, último
gobernador de dicha Antilla en el siglo XVI. A Tejeda se le debió la construcción de
los castillos de Morro y de la Punta; en su tiempo se concedió a La Habana el título de
ciudad.
En 1628 la escuadra holandesa al mando de Piet Hein derrotó y abordó a la flota de Cerdá
y Benavides, que se dirigía a España frente a Matanzas.
En 1629, fracasó el ataque de la flota holandesa mandada por el almirante
corsario Cornelius Jol, alias "Pata de Palo", contra La Habana, defendida por el español
Cabrera.
En 1652, Los Hermanos de la Costa, cuya base de operaciones estuvo situada en la isla
de La Tortuga, saquearon San Juan de los Remedios y se llevaron a las mujeres, esclavos
y los ornamentos de las iglesias.
En 1654 los piratas desembarcan de nuevo por el puerto de Casilda, y asaltan a Trinidad,
haciendo que el par de centenares de habitantes de la villa huyan despavoridos. El cura de
la iglesia que había acompañado a los colonos en la huida, regresa al poblado para tratar
de evitar la profanación de su Santo Recinto, y es asesinado. Los asaltantes se llevaron
cuanto podían de la villa, incluyendo también crucifijos y objetos de plata, oro, y cuanto de
valor encontraron en la iglesia.
Los primeros canadienses fueron los antepasados de los amerindios que llegaron
atravesando el estrecho de Bering antes del 20 000 a. C., durante las últimas glaciaciones
del Pleistoceno, hacia el 8000 a. C. las tribus indias ya se repartían el territorio del Canadá,
en el nordeste micmac, beothuk, cree y ojibwa, al sur iroqueses y hurones, al oeste de los
Grandes Lagos los indios de las llanuras y en el
oeste tlingit, kwakiutl, haida, tsimshiam y salish (ver amerindios de Canadá para una lista
más completa).
Hacia aproximadamente el 6000 a. C. atravesaron el estrecho de Bering los antepasados
de los que formarían la cultura Dorset que fue sustituida por el Thule (pueblo) hacia el
año 1000 que dio como resultado a los actuales inuit. Cristóbal Colón y sus hombres no
fueron los primeros europeos en pisar América, pues hacia el año 1000 un
marinero Vikingo, Bjarni Herjólfsson avistó Norteamérica y tras informar de esa tierra
desconocida atrajo a muchos vikingos liderados por el hijo de Erik el Rojo, Leif Eriksson,
que iniciaron una Colonización vikinga en América que fue abandonada hacia el 1010 por
los combates contra nativos hostiles. Hay información sobre dicha colonización en dos
manuscritos de las sagas nórdicas, La saga de los groenlandeses y la Saga de Erik el
Rojo. Aunque los vikingos de las colonias de Groenlandia siguieron visitando el norte
de Labrador durante siglos después del abandono de sus colonias en América en busca
de madera y hierro, no trascendió en Europa el conocimiento de la existencia de América.
Estos son algunos de los nombres que los vikingos dieron a los terrenos de
América: Vinland (Tierra de vino) que correspondía al golfo de San Lorenzo, Nuevo
Brunswick y Nueva Escocia, Helluland, a la isla de Baffin, Markland (Tierra de bosques)
correspondía al Labrador. En 1960 se descubrieron las ruinas de un campamento vikingo
por el arqueólogo Helge Ingstad en L'Anse aux Meadows, en Terranova que parece
coincidir con el llamado campamento Leifsbúðir y que contiene las ruinas de tres
habitáculos con capacidad para 80 personas, una herrería, una carpintería y varios talleres
para reparar barcos que suman en total ocho edificios. 123
La parte oriental del actual territorio de Canadá fue descrita por primera vez en 1498 por el
veneciano Juan Sebastián Cabot. Poco después de dicha expedición empezaron a llegar
al continente americano los primeros pescadores portugueses, ingleses, franceses y
españoles que se habían enterado de la abundancia de bacalao en los bancos
de Terranova gracias a la expedición de Cabot, y explorado por Jacques
Cartier de 1534 a 1535, el cual navegó por el golfo de San Lorenzo, visitó los
emplazamientos de las futuras Quebec y Montreal, conoció las tierras y aguas de la región
por los nativos y tomó de ellos la palabra Canadá, palabra algoquina que significaba aldea.
En 1545, los libros y mapas creados por los primeros exploradores europeos comienzan a
referirse a esta región como Canadá. Los exploradores ingleses Martin
Frobisher en 1576 y Henry Hudson en 1609-1610 trataron de encontrar un paso
hacia Asia.
Desde el siglo XVI los territorios del Canadá recibieron muchas visitas de pescadores
desde Europa. Por ejemplo hubo una significativa presencia vasca en Canadá.
En 1631 Thomas James fue tras los pasos de Hudson de quien recibió nombre la bahía y
escribió El peligroso viaje del capitán Thomas James. Tras James, el oficial de la Marina
Real británica sir William Edward Parry tomó parte en varias expediciones
entre 1818 y 1824 en busca del Paso del Noroeste, el vicealmirante británico John
Franklin dirigió también varias expediciones (1819, 1825, 1845) en busca de dicho paso.
Entre 1903 y 1906 el explorador noruego Roald Amundsen conquistó el despiadado norte
de Canadá y abrió el paso del Noroeste. Mientras la Costa Oeste de Canadá recibía la
visita del capitán James Cook en 1778. El siguiente en tener contacto con la zona
fue George Vancouver quien entre 1791 y 1795 exploró la zona y descubrió la
desembocadura del río Belle Coola siete semanas antes de la llegada del
escocés sir Alexander Mackenzie.124
Exploración vasca[editar]
Principales localizaciones visitadas por pescadores vascos en Canadá occidental antes del siglo
XVII.
Véase también: Pidgin vasco-algonquino