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MHC: RECEPTORES PRESENTADORES DE AG

COMPLEJO MAYOR DE HISTOCOMPATIBILIDAD


Proceso de Focalización  Permite tener una respuesta rápida y eficaz para poder proteger
al animal frente al ingreso de algún antígeno.
La importancia del sistema inmunológico de los animales, radica en que ha evolucionado y
se ha vuelto un poco más “complejo”. Esa complejidad se debe a la capacidad que tiene de
“retener el recuerdo” y, posteriormente, montar reacciones que sean más eficientes para
eliminar los antígenos.
Es importante entender que cuando ingresa un antígeno y produce lesión tisular, gran parte
de ese antígeno – debido a la respuesta de inmunidad innata – va a ser focalizado para ser
fagocitado mediante la inflamación, pero también, dentro de este proceso (de inflamación)
se aprovecha para que se dé – de manera indirecta – una intermediación del sistema de
inmunidad adquirida; lo que ocurre es que, se hace un reconocimiento de los antígenos y,
parte de esa información antigénica, es transmitida a las células propias del sistema de
inmunidad adquirida, es decir, a los linfocitos, principalmente, los linfocitos T.
Entonces, así como se mencionó que el gatillo para desencadenar el sistema de inmunidad
innata es la lesión tisular para que aparezca la inflamación, el gatillo para desencadenar la
inmunidad adquirida, es la sensibilización de los linfocitos T por el antígeno, sin embargo,
es importante saber que el antígeno no puede estar solo, este debe ser llevado por unas células
conocidas como “Células Presentadoras de Antígeno”. Existe gran cantidad de estas células,
pero hay un grupo conocido como “Células Especializadas en presentar Antígeno” en el que
se encuentran las células dendríticas, los linfocitos B y los macrófagos, estos últimos junto a
las dendríticas, a su vez hacen parte – en la inmunidad innata – de otro grupo de células
conocidas como “Células Centinela” (también están los mastocitos), que son muy
importantes en la inmunidad innata porque, se activan por la presencia de “Alarminas” que
son sustancias que se producen en el proceso inflamatorio, también se pueden activar por la
presencia del antígeno o por la muerte de células en el proceso de fagocitosis antigénico.
Entonces, muchas de estas células empiezan a cumplir papeles dobles, tanto en la inmunidad
innata como en la inmunidad adquirida.
El sistema de inmunidad adquirida tiene unas partes “específicas” y tiene unos procesos o
cascadas de activación, pero lo CLAVE en este sistema es que, las células que van a presentar
el antígeno, son capaces de transformarlo y, esa transformación del antígeno, no es más que
una fragmentación de este para hacer un buen procesamiento del mismo, es decir, fracciona
al antígeno en sus péptidos proteicos y los lleva, ya procesados, a las células del sistema de
inmunidad adquirida que son los linfocitos T, y que van a ser sensibles a estos antígenos;
entonces, si una fracción antigénica llega a entrar en contacto con un linfocito estando sola,
no se va a activar la respuesta de inmunidad adquirida, ya que debe ir pegada o acoplada a
los receptores de las células presentadoras de antígeno. Cuando sucede esa unión de la
fracción antigénica con el receptor, las células presentadoras de antígeno, pueden entrar en
contacto con los linfocitos T a través de sus receptores denominados “Receptores de
Antígeno”, por lo tanto, los receptores son muy importantes porque ayudan a la célula a
poderse comunicar con su medio y, en este caso, con otras células.
No solamente las “Células Especializadas en presentar Antígeno” pueden cumplir este papel,
existen otras células como las nucleadas o – en algunas especies animales – ciertas células
del miocardio o de algunos otros tejidos, que pueden cumplir ese papel de ser presentadoras
de antígeno, dependiendo de donde estén ubicadas, es decir, en que tejido o medio ambiente
se encuentra para que sea capaz de presentar el antígeno.
Normalmente, el grupo de células especializadas en presentar antígeno, es decir, las células
dendríticas, los macrófagos y los linfocitos B, están ubicados en sitios o en órganos, donde
les es más fácil poder captar antígenos, para poder hacer una buena presentación, es por eso
que, de una u otra forma, se ha dicho que estos 3 tipos de células, son más especializadas en
ese proceso de presentación del antígeno.
Entonces, ese sistema de inmunidad adquirida, solamente va a responder o se va a activar
cuando el antígeno presentado, haya sido debidamente procesado. (07:52)

En esta imagen se pude observar como una fracción antigénica es fragmentada y detectada
por “células procesadoras de antígeno”. Estas células fragmentan a ese antígeno en su interior
y cuando lo hacen, empieza una etapa de reconocimiento porque, esos fragmentos se van a
unir a los receptores ubicados en la superficie de la célula presentadora de antígeno. Esos
receptores, se expresan gracias a que los animales tienen un “grupo o clúster de genes”
conocido como “Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH)” y existen muchas
moléculas distintas dentro de este complejo. Resulta que la clasificación de esas moléculas,
depende del tipo de antígeno con el cual, la célula procesadora se este encontrando; existen
antígenos exógenos y antígenos endógenos, en este caso (la imagen de arriba), se habla de
un antígeno exógeno como – por ejemplo – una bacteria extracelular, algún parásito pequeño
como un protozoario, en el que, si ingresa el antígeno, la célula procesadora lo fragmenta,
identifica cada fracción antigénica y saca los genes adecuados del clúster, para poder expresar
los receptores en su superficie denominados “Receptores del Complejo Mayor de
Histocompatibilidad” en los que va a ir unida esa fracción antigénica.
Entonces, en ese momento, ya podemos observar como la “célula procesadora de antígeno”
cambia su superficie y, el hecho de que ya tenga un receptor unido a una fracción antigénica,
hace que sea una célula diferente; esa diferencia puede ser detectada por “células sensibles
al antígeno” que, en este caso, son los linfocitos T. Así es como se desencadena la respuesta
de inmunidad adquirida.
Ahora bien, cuando los linfocitos T o las células sensibles al antígeno, detectan una célula
procesadora de antígeno, expresan sus receptores antigénicos específicos que se pueden unir
al fragmento antigénico, siempre y cuando, el fragmento este unido a una molécula del CMH
que es un receptor que se encuentra o se expresa en la superficie de la célula procesadora de
antígeno.
En la respuesta de inmunidad adquirida hay 2 condiciones; por un lado, está la condición en
la cual, la “célula sensible al antígeno”, se encuentra o se conecta por primera vez con el
fragmento antigénico; entonces, normalmente los linfocitos T se encuentran circulando o
están en algunos órganos linfoides primarios, secundarios, etc., y la mayoría de ellos no están
sensibilizados, ellos se sensibilizan cuando tienen los primeros encuentros con el CMH, con
la célula procesadora de antígenos y con el fragmento antigénico. Recordemos la clase pasada
cuando se hablaba del proceso de hipersensibilidad retardada en las pruebas de
tuberculinización, se mencionaba que los linfocitos – en el caso de las micobacterias – pueden
demorarse de 10 a 30 días en estar completamente sensibles al antígeno; entonces, una vez
que la célula ya ensayó, ya reconoció y ese fragmento antigénico ya no es una célula virgen
(por así decirlo), ya se habla de reacciones de inmunidad adquirida de tipo secundaria que
van a ser mucho más eficientes que las primarias porque la célula está sensibilizada y puede
responder de una mejor forma para desencadenar esa respuesta inmunológica.
Cuando el encuentro es primario y esa célula sensible pasa de ser no cebada o virgen, a ser
una célula cebada, experimentada o sensibilizada, tiene que pasar cierto tiempo, y es por eso
que aquí, es sumamente importante que el sistema de inmunidad innata vaya cumpliendo su
función, mientras el reconocimiento se va dando, lo que pasa es que muchas veces –
dependiendo del antígeno – la inflamación por sí sola no es suficiente y puede flanquearse o
pueden fallar los procesos de inmunidad innata entonces, están estos procesos de inmunidad
adquirida como un refuerzo complejo para poder diezmar a ese antígeno y, principalmente,
para poder recordar ese encuentro.
COMPLEJO MAYOR DE HISTOCOMPATIBILIDAD (CMH):
Hablando un poco más específicamente de estas moléculas del CMH, podemos concluir que
son unos receptores que se encargan de presentar el antígeno a las células sensibles, estas
moléculas antigénicas, deben ser fraccionadas por las células presentadoras de antígeno que
son las células que tienen las moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad.
Entonces, las moléculas de histocompatibilidad también llamadas antígenos de
histocompatibilidad, son – prácticamente – unas glucoproteínas codificadas por el clúster
génico de CMH. Existen diferencias entre los mamíferos respecto a los alelos que pueden
tener los genes del CMH y esto es muy importante porque este complejo cumple un papel
vital, sobre todo para el rechazo de los injertos, de los trasplantes de órganos, etc., también
es importante porque puede estar relacionado con grados de susceptibilidad o de resistencia
a muchas enfermedades infecciosas y/o autoinmunes, e incluso se le han otorgado unos
beneficios adicionales y es que podría estar relacionado con comportamientos etológicos de
ciertas especies animales cuando se trata de aparearse porque, existe una relación con el
proceso de la detección de feromonas sobre todo en los roedores. Entonces este clúster génico
es supremamente importante desde el punto de vista inmunológico, pero también cumple
otras funciones.
El hecho de que los fragmentos antigénicos solo pueden iniciar una respuesta inmunológica
adquirida cuando están unidas a las moléculas del CMH de las células presentadoras de
antígeno, es conocido como “Restricción por el CMH” que, en palabras sencillas, es como el
requisito para que los linfocitos T puedan activarse; entonces, si no hay una restricción por
ese CMH, sería muy difícil que se active la respuesta de inmunidad adquirida y entonces, ya
se empieza a ver que, de alguna forma, este sistema de inmunidad adquirida es un poco más
específico (recuerden cuando miramos las diferencias entre la inmunidad innata y la
adquirida, decíamos que la innata era inespecífica porque montaba la misma respuesta para
un grupo grande de microorganismos, pero ahora, ya empieza a haber cierta especificidad).
Esa “Restricción por el CMH” es supremamente importante para la activación de este
sistema, es decir, todos los genes que se encuentran en el complejo, van a determinar a cuáles
antígenos se les va a hacer ese procesamiento y cuáles se van a presentar al sistema de
inmunidad adquirida. Hay antígenos que son poco virulentos (por así decirlo) entonces
bastará con el proceso de inmunidad innata para poder minimizarlos, pero, hay otros
antígenos (super antígenos  Escherichia coli, Staphylococcus aureus) que son capaces de
desarrollar respuestas incrementadas de inmunidad tanto innata como adquirida; en estos
casos, la respuesta de inmunidad adquirida produce unos anticuerpos en cantidades
considerables que son los famosos “anticuerpos protectores” porque, el sistema de inmunidad
adquirida ha sido tan estimulado, que se están produciendo unos muy buenos niveles de
memoria inmunológica, es decir que, estos genes van a controlar el procesamiento y la
presentación antigénica.
¿Por qué el CMH cumple un papel importante en la susceptibilidad o resistencia a las
enfermedades infecciosas y/o autoinmunes? Resulta que, por ejemplo, si un individuo tiene
un CMH muy limitado y que no sea diverso, es decir que solo pueda reconocer ciertos tipos
antigénicos, o que incluso no sea capaz de reconocer lo propio de lo ajeno – en el caso de las
enfermedades autoinmunes – entonces, será un individuo que va a estar más sensibilizado a
las enfermedades, en comparación a un individuo que tenga un CMH más variado; esto se
puede observar a nivel de las poblaciones de animales silvestres, por ejemplo, en África,
algunas poblaciones grandes de leones mueren por casos de enfermedades virales, o algunos
cánidos mueren por parvovirosis, moquillo, etc., mientras que – normalmente – en las
poblaciones de caninos urbanos, no hay una mortalidad tan alta y no se produce ese efecto
de brote epidemiológico; eso es porque, el hecho de que los animales estén en contacto con
el medio – como poblaciones rurales y/o urbanas – que sean animales domésticos, que
continuamente estén involucrándose con otras especies animales y con diferentes fracciones
antigénicas, hace que poco a poco ese sistema o complejo, evolucione y se diversifique por
lo que, se puede decir que estos animales van a tener una mayor capacidad para responder a
un grupo más grande de antígenos, lo que los hará más resistentes a ciertas enfermedades, a
diferencia de las poblaciones de animales que se encuentran en la selva (por ejemplo) donde
nunca han tenido un contacto tan amplio y por ende, su CMH es menos variado lo que hace
que, con cualquier virus, puedan morir poblaciones importantes de animales.
Ahora también puede suceder el caso contrario, que muchos virus y bacterias se encuentren
o tengan sus reservorios en los animales silvestres y con ellos, tengan cierto grado de
equilibrio, pero, cuando se vulneran los ecosistemas, estos virus o bacterias pueden escapar
y podrían llegar a estar en contacto con animales que nunca antes han tenido esa sensibilidad,
entonces, como no hay un reconocimiento previo, estos individuos pueden morir. Cuando se
habla del CMH respecto a la variación, es muy importante tener en cuenta que, los animales
que conviven en poblaciones de diferentes especies, es decir, animales que no tienen hábitos
de vida solitaria, tienden a tener un CMH mucho más variado.

El proceso de reconocimiento por parte de las células sensibles al antígeno, es un proceso


específico porque, la fracción antigénica debe unirse – de manera específica – al receptor
denominado “molécula del CMH” que está en la célula presentadora de antígeno; las
moléculas del CMH tienen una morfología muy particular, hay 3 clases, clase 1, clase 2, y
clase 3; dentro de esas clases hay unas subclasificaciones, eso hace que el CMH se vuelva
cada día más diverso en las especies que son resistentes a muchas enfermedades. El antígeno
se acopla a un surco (esquema izquierdo de la imagen de arriba – parte central) que se forma
por la unión de unas cadenas proteicas y unas cadenas de aminoácidos, que son las que van
a constituir el esqueleto o el sostén de ese receptor; esto es clave y va a depender del tipo de
antígeno (endógeno o exógeno), un antígeno endógeno no podrá pegarse a una molécula del
CMH que sea para un antígeno contrario. Podrían llegar a presentarse – de manera muy
inusual – unas reacciones cruzadas donde algunos antígenos – exógenos por ejemplo – en el
proceso de ser fagocitados por la células presentadoras de antígeno (algunas de ellas pueden
ser también centinelas), se confundan y las moléculas del CMH terminen procesando un
antígeno exógeno como un antígeno endógeno, sin embargo, el sistema de inmunidad
siempre se está regulando y está realizando procesos de selección negativa donde elimina las
células del sistema inmunológico (células sensibles, presentadoras, etc.) que vengan con
ciertas alteraciones o que no sean capaces de cumplir con su función.
De esa misma forma, la unión del receptor del linfocito también debe hacer una unión
específica. Lo ideal es que encajen, completamente, la molécula, la fracción antigénica y el
receptor de la superficie del linfocito; ahí si va a haber una respuesta inmune que, si es la
primera vez, sería la respuesta inmune primaria.
En el otro esquema (lado derecho – imagen de arriba) se observa que no hay un acoplamiento
normal porque la forma del receptor o del surco (parte central), no logra acoplarse
adecuadamente al tipo antigénico, lo que hace que no se desencadene una respuesta inmune.
Este complejo mayor de histocompatibilidad – también llamado antígeno del complejo
mayor de histocompatibilidad – se encuentra presente en todos los animales mamíferos
vertebrados, existen muchas diferencias entre distintas especies animales, algunos pueden
tener desarrollados más genes, otros pueden ser más diversos, etc., pero en general, el CMH
tiene 3 tipos de genes que también se conocen como “loci génicos”, estos hacen que las
moléculas del CMH se dividan en clase 1, clase 2, clase 3, por ende, este complejo codifica
la mayoría de las moléculas de histocompatibilidad; en cuanto a las múltiples funciones que
puede tener este complejo, no solo están las respuestas inmunológicas especificas en la
inmunidad adquirida, sino que, algunos componentes del sistema del complemento u otro
tipo de proteínas, podrían ser expresadas o producidas gracias a que se expresan genes de
este CMH.
Importante recordar que son glucoproteínas que cumplen la función de ser receptores
especializados que se van a encontrar o expresar en la superficie de las células presentadoras
de antígeno en el caso de la inmunidad adquirida. Son moléculas propias, únicas e irrepetibles
de cada individuo y eso es lo que determina (por ejemplo) el rechazo o la aceptación de
injertos, sobre todo en la inmunidad celular donde estos procesos, van a estar muy ligados a
que tan similar es – génicamente – un individuo donante con un individuo receptor, por eso
para buscar donantes se utiliza rangos familiares muy cercanos donde es más probable que
existan ciertas similitudes de ese CMH.
Hay que tener en claro que existen 3 locis en este CMH que son clase 1, clase 2 y clase 3;
estas clases – aunque en general son los mismos para la mayoría de mamíferos – tienen sus
modificaciones internas específicas, puede variar el número de moléculas del complejo, la
disposición que tengan, la secuencia de aminoácidos (aa) que puede estar haciendo parte de
estas glucoproteínas, etc.
- Clase 1  El gen del CMH de esta clase, va a codificar unas moléculas que se van a
expresar en la mayoría de las células que sean nucleadas (granulocitos, linfocitos,
plaquetas, hepatocitos, etc.). Estos genes que codifican estas moléculas, son
receptores superficiales de las células nucleadas. Se dice que los receptores que
provienen de genes de la clase 1 se especializan en hacer el reconocimiento de
antígenos que sean endógenos, es decir, aquellas bacterias que tengan un
comportamiento intracelular, los virus que son intracelulares obligados, etc.; estas
moléculas pueden estar relacionadas también con la detección de células tumorales.
Los eritrocitos en la mayoría de las especies, tienen ausencia de estos receptores de
la clase 1, pero que hay algunas especies donde – excepcionalmente – se van a
encontrar expresadas este tipo de moléculas. Estos se subdividen en: 1a, 1b, 1c, 1d, y
entre estas subclases también existe diferencia, por ejemplo, la clase 1a es más
polimórfica, es decir que, pueden existir diferencias estructurales hereditarias en
cuanto a la estructura de las proteínas que han sido codificadas en el mismo loci,
puede ser que tengan más variación en la secuencia de aa y de pronto ese
polimorfismo pueda ayudar a que, este tipo de moléculas, puedan reconocer o puedan
unirse a más tipos de antígenos o de péptidos antigénicos, es decir que, estas puedan
tener mayor capacidad de acople que las demás subdivisiones.
- Clase 2  Son genes del CMH que codifican moléculas que se van a encontrar en la
superficie de las células presentadoras de antígeno (Células Dendríticas, Macrófagos,
Linfocitos B) y van a actuar respecto a los antígenos exógenos; también son
polimórficos (más que los de la clase 1) por la diferencia y por los distintos tipos de
antígenos que se pueden encontrar.
- Clase 3  Son más diversos porque son genes que codifican receptores que van a
tener muchas funciones como la expresión de proteínas, etc. Estas moléculas,
indirectamente, están asociadas a la inmunidad innata.
En la siguiente imagen se presenta un esquema más detallado de las clases:

Clase 1 (Rojo)
Clase 2 (Azul Verdoso)
Clase 3 (Azul Claro)

El siguiente esquema corresponde a las diferencias entre la clase 1 y la clase 2 respecto a la


composición, localización, expresión y función y resultado:

Una célula con un antígeno endógeno, siempre va a ser tratada por linfocitos T citotóxicos
especializados que van a destruir las células que estén alteradas, en cambio, los antígenos
exógenos van a ser trabajados por los linfocitos T colaboradores (Linfocitos TH). Se dice que
las moléculas de la clase 1 realizan un proceso de inmunidad celular (linfocitos citotóxicos
especializados) y las moléculas de la clase 2 realizan un proceso de inmunidad humoral
(anticuerpos).
Los de la clase 3 no se especifican en los esquemas porque cumplen funciones distintas a la
identificación de antígenos endógenos y exógenos, ellos están relacionados con la síntesis de
proteínas del complemento, también realizan la síntesis de esteroides gracias a que pueden
codificar una enzima que es la hidroxilasa, están relacionados con la producción de
citocromo, del factor de necrosis tumoral alfa, etc. Esto quiere decir que estas moléculas de
la clase 3, van a tener muchas funciones diversas.

Con el esquema de arriba ya


podemos entender como la fracción
antigénica es procesada para que el
linfocito T desencadene la
respuesta.

ESTRUCTURA GENERAL DE LAS MOLÉCULAS DEL CMH:


Esta imagen es de una molécula de la
clase 1a que son las más polimórficas.
Están formadas por unos “dominios”
(cada fragmento dividido por las líneas es
un dominio) que tienen 2 cadenas, la alfa
y la beta; la alfa es más grande porque
está constituida por 5 dominios que,
dependiendo de la especie, pueden variar
porque puede que la secuencia de
aminoácidos sea diferente, etc., La
cadena beta se llama “Microglobulina”,
es mucho más pequeña y su función es la
de darle estabilidad a la cadena alfa que
es la que realmente interactúa con el
antígeno. Se dice que los dominios alfa 1,
alfa 2 y alfa 3, son extracelulares, el que
sigue (el naranja pequeño que sigue
después del azul) es transmembranal y el
más pequeño que ya está dentro de la
membrana de la célula presentadora de
antígeno, se llama “dominio citoplasmático”. En el dominio alfa 1 y alfa 2 se va formar el
surco donde se va a acoplar la fracción antigénica (antígenos endógenos).
Este diagrama es de una molécula de la
clase 2 que también es polimórfica.
Esta estructura es un poco más
compleja; está formada por 2 cadenas,
una alfa y una beta, ambas formadas
por 4 dominios; en la mitad de ambas
se encuentra un péptido (forma
ovalada) llamado “Péptido de Unión de
Dominios”. Según lo que podemos
observar, se puede decir que, aunque
las 2 cadenas tienen la misma cantidad
de dominios, la secuencia de
aminoácidos si varía debido a la
longitud que tiene la beta respecto a la
alfa. Entre el dominio alfa 1 y beta 1, se
forma el surco de acople para el
antígeno. También pueden existir
diferencias respecto a estas moléculas
entre las diferentes especies.

CMH DE LOS ANIMALES DOMÉSTICOS:


Aquí se evidencian las
diferencias entre los
distintos mamíferos
respecto a la disposición de
las regiones génicas del
CMH. En general, todos los
mamíferos tienen moléculas
de la clase 1, la clase 2 y la
clase 3 pero, así como se
observan ciertas
similitudes, también hay
muchas diferencias porque
no se conserva la secuencia
génica; esto ocurre también
en humanos, lo que hace
que todos seamos tan
diferentes. Se dice que las
aves tienen un CMH más
simple, más pequeño y,
organizado de una manera
diferente a los mamíferos.
Entre más variado sea el CMH de un
individuo – es decir, entre más
heterocigoto sea – mayor probabilidad
tendrá de resistir a una gran cantidad de
enfermedades infecciosas porque sus
receptores tendrán una mayor capacidad
para unirse a diferentes tipos de péptidos
antigénicos, a diferencia de los
homocigotos. Los heterocigotos
expresan más alelos que se van a
relacionar con un número más variado de
antígenos, por ende, los surcos de unión
de los receptores también varían para
poder acoplar a estos antígenos (como se
observa en el círculo rojo); en cambio en
los homocigotos son limitados.
Entonces, esta ventaja que tienen los
heterocigotos sobre los homocigotos, es
importante porque permite que se dé una
dominación genética, lo que los hace
individuos más aptos, con mayor probabilidad de supervivencia y más resistentes a las
enfermedades.
CMH Y OLORES CORPORALES:
El complejo mayor de histocompatibilidad también está relacionado con ciertos
comportamientos etológicos en los mamíferos. Los mamíferos pueden reconocer los olores
o las feromonas de otros individuos ya sea para el momento del apareamiento, para reconocer
el sexo, para “categorizarlo”, etc., ese reconocimiento se da gracias a este complejo.
Se han hecho muchos estudios en roedores y diversidad de especies, en los que se ha
determinado que el aparato vomeronasal (órgano olfatorio) puede detectar ciertos péptidos
pequeños y volátiles (característica que les permite ser detectados por el órgano olfatorio)
que se eliminan a nivel de la orina y que tienen la capacidad de unirse a unos receptores del
CMH, principalmente, a los de la clase 1; entonces, actúan como si fuera un antígeno que se
une al surco de la molécula, lo que permite que se trasmita cierta información al individuo
(saber el sexo, la jerarquía, etc.) para que se pueda relacionar.
“Un microorganismo siempre es capaz de mutar para evadir la respuesta inmunitaria con
mucha más rapidez que lo que tarda una población de mamíferos en desarrollar resistencia”
CONCLUSIONES:
En la imagen a continuación se mencionan unos puntos clave de lo mencionado hasta el
momento:

CÉLULAS DENDRÍTICAS Y PROCESAMIENTO DE ANTÍGENOS:


Las células dendríticas cumplen un papel tanto en la inmunidad innata como en la adquirida;
en la innata se vuelven “células centinela” junto con los mastocitos y los macrófagos, y en la
inmunidad adquirida son las células más especializadas en el procesamiento de los antígenos.
Muchas veces la inmunidad innata puede fallar, por ello, el sistema de inmunidad siempre
debe tener recursos para evitar perder su efectividad; para ello, están las células dendríticas
que tienen la capacidad de detectar y eliminar – automáticamente – los antígenos que estén
ingresando, sin hacer el daño que puede llegar a producir el proceso inflamatorio.
Los elementos o eventos que activan a las células dendríticas, son los mismos que activan la
respuesta inflamatoria en la inmunidad innata; esto prueba que existe una línea muy delgada
entre la activación de la inmunidad innata y de la inmunidad adquirida. En la inmunidad
adquirida, las células dendríticas deben estimular a los linfocitos T, llevando su fracción
antigénica para que estos, puedan desencadenar otras respuestas. Estas células son las
encargadas de fraccionar y procesar el antígeno en sus péptidos y, además, están cargadas de
muchos receptores del CMH.
Si las células fagocíticas ingirieran y destruyeran todos los antígenos, se saturaría el sistema
inmunológico innato y si realizarán toda la función de eliminación antigénica, no habría
razón para que existiera el sistema de inmunidad adquirida, por eso, para poder compensar a
la inmunidad innata, el sistema evolucionó para evitar esa saturación.
En la inmunidad adquirida hay 2 tipos de respuesta: Primaria y Secundaria. Si se da una
respuesta primaria, las células que responden son las células dendríticas, en cambio, si se da
una respuesta secundaria, es porque ya hay una sensibilidad de los linfocitos, entonces es
mejor que los macrófagos y los linfocitos B hagan el reconocimiento.
MACRÓFAGOS Y LINFOCITOS B:
Su función primaria no es presentar antígenos, aunque si lo pueden hacer cuando ocurre una
respuesta secundaria de la inmunidad adquirida, es decir, cuando el linfocito ya está
sensibilizado. La prioridad de los macrófagos es la fagocitosis y la de los linfocitos B es la
producción de anticuerpos.
CÉLULAS DENDRÍTICAS:
Estas células cumplen 3 funciones:
- Una función en el sistema de inmunidad innata porque actúan como células centinela.
- Otra función en la inmunidad adquirida porque pueden procesar antígenos exógenos.
- Y también realiza un papel de mediación entre la inmunidad innata y la adquirida.
Están ubicadas estratégicamente en muchos órganos y tejidos, para poder captar los
antígenos. La fuente más importante para la producción de células dendríticas es la médula
ósea, pero también se pueden producir de los macrófagos y de los precursores linfoides (en
el caso de los roedores).
Célula Dendrítica  Célula madre pluripotencial ubicada en la médula ósea que, a través de
un precursor linfoide, se va a diferenciar en células plasmáticas y va a producir la célula
dendrítica plasmocitoide, y, a través de un precursor mieloide – dependiendo de los factores
de crecimiento – se va a diferenciar en células dendríticas mieloides, foliculares y de
Langerhans (Esquema a continuación)
ESTRUCTURA:
Las células dendríticas tienen una forma irregular que puede cambiar dependiendo de la
especialización (mencionadas arriba), del estado de activación (reposo o activa), etc. Tienen
un pequeño cuerpo, unas prolongaciones citoplasmáticas llamadas “Dendritas”, un núcleo
lobulado y un citoplasma en el que se encuentran los “Gránulos de Birbeck”.

CLASIFICACIONES DE LAS CÉLULAS DENDRÍTICAS:


- Las células dendríticas del tejido linfoide se denominan interdigitantes. Existen en la
médula ósea y timo. También se llaman “de la zona marginal” cuando están presentes
en el bazo.
- Las células dendríticas de los tejidos sólidos no linfoides se denominan células de
Langerhans (cuando se localizan en la epidermis) y células intersticiales (corazón y
riñón)
- Las células dendríticas de los fluidos se denominan células veladas (conductos
linfáticos aferentes) o células dendríticas sanguíneas.
Las células dendríticas también pueden dividirse en 2 poblaciones: CD 1 y CD2, dependiendo
de los linfocitos que estén estimulando porque, los linfocitos auxiliares también se dividen
en TH1 y TH2 entonces, los TH1 estimulan las inmuno – reacciones celulares que se dan
como resultado de la presencia de antígenos endógenos, y los TH2 estimulan las inmuno –
reacciones humorales mediadas por anticuerpos que dan protección frente a los antígenos
exógenos o extracelulares.
Las células dendríticas pueden presentar el antígeno de 2 formas: mediante un proceso pasivo
o mediante un proceso activo. El proceso pasivo es cuando el animal no está cebado, es decir
que no ha sido sensibilizado o expuesto al antígeno con anterioridad entonces, es un proceso
más lento que se da en la respuesta primaria de la inmunidad adquirida. El proceso activo es
cuando el animal está experimentado o sensibilizado respecto a la fracción antigénica y los
linfocitos y las células dendríticas son más eficientes.
PROCESAMIENTO DE ANTÍGENOS EXÓGENOS:
Las células presentadoras de antígeno van a expresar moléculas de la clase 2 del CMH que
son las que van a fijar el fragmento para presentarlo a los linfocitos T auxiliares
principalmente, los cuales tienen unos receptores de anticuerpo que les permite hacer el
reconocimiento de los epítopos extraños para que puedan reaccionar, de lo contrario, habría
un grado de tolerancia de los linfocitos a los antígenos y la respuesta inmunológica sería un
desastre.

PROCESAMIENTO DE ANTÍGENOS ENDÓGENOS:


Después de la fragmentación del antígeno que se da dentro de la célula, estos se unen a
moléculas de la clase 1a del CMH y son transportados a la superficie lo que induce a la
estimulación de los linfocitos T citotóxicos que se encargan de destruir las células infectadas
por los virus (por ejemplo).

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