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SEGUNDA EDICIÓN
EDITORIAL
PORRÚA
AV. REPÚBLICA
.. ARGENTINA, 15
MÉXICO, 2015
,.,''ti'
CAPÍTULO 1
ORÍGEN, FUNDAMENTO Y CARACTERÍSTICAS
DE LOS DERECHOS HUMANOS
CAPÍTULO II
IGUALDAD
l. Introducción........................................... 53
2. Niveles de análisis de la igualdad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 54
3. Las modalidades jurídicas del principio de igualdad. . . . . . . . . .. 55
CAPÍTULO III
LIBERTAD ... . . . . . . . . . . . . . . . . .. 59
CAPÍTULO IV
SEGURIDAD JURÍDICA
l. Introducción ··········· 65
2. Dimensiones de la seguridad jurídica " 66
I
I XI
"I Encuentra más en facebook.com/tubibliotecajuridica
XII CONTENIDO
ti CAPÍTULO V
CAPÍTULO VI
LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL
DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
l. Reglas y principios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 91
2. La ausencia de interpretación constitucional en México . . . . . . .. 92
3. El papel de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. . . .. 94
4. Interpretación conforme y principio pro persona , 95
¡.:
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1,
CAPÍTULO VII
",
,.:
'!,.
RECIENTES REFORMAS CONSTITUCIONALES
EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS
(1997-2012)
CAPÍTULO VIII
ACCESO A LA INFORMACIÓN Y PROTECCIÓN
DE DATOS PERSONALES EN EL
ÁMBITO DE LA JUSTICIA
133
l. Introducción ································
2. éDe qué hablamos cuando hablamos de justicia? . 135
2.1. Prevención de los delitos . ; ' . 135
2.2. Investigación de los delitos . 137
2.2.1. Sobre la presunción de inocencia . 138
3. El juicio penal i .............•.
141
4. Sobre la presentación de detenidos ante los medios de comunicación. 149 !
I
4.1. La postura de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito I
Federal . 150
4.2. La postura de la Procuraduría General de justicia del Distrito
Federal . 153
4.3. Información social sobre la delincuencia y presunción de ino-
cencia: en busca del equilibrio . 157
5. La postura de la Suprema Corte . 161
6. Registro de detenidos: ¿público o privado? . 164
7. La justicia y el derecho al olvido digital . 166
8. Conclusiones y perspectivas . 171
CAPÍTULO IX
CONTROL DE CONVENCIONALIDAD
BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 203
2 Sobre este punto, Luigi FERR/\JOLl apunta que la concepción formal o procedimental de
la democracia la identifica simplemente conforme a formas y procedimientos: "La identifica, en
una palabra, por el quién (el pueblo o sus representantes) y el cómo (la regla de la mayoría) de las
decisiones, independientemente de sus contenidos, es decir, de qué viene decidido", Principia
[mis. Teoria del derechoy de la democracia, Madrid, Trotta, 2011, t. II, p. 9,
Las reglas vinculadas con la división de poderes suelen ser una ex-
tensión lógica de tales determinaciones."
Por su parte, el establecimiento a nivel constitucional de un catá-
logo de derechos humanos añade una dimensión ya no formal, sino
"sustancial" al régimen democrático, dado que nos indica lo que no
pueden hacer los gobernantes y lo que no pueden dejar de hacer. No es
_",.,.,.lln
Juego de .,pala?ras: las"constitucig:r;t~s~~,~~?!~c::~I_l
manda~os,"
..9ue
obligan a las autondades a abstenerse' de realizar CIertasconductas,
y otros mandatos que las obligan a "hacer" ciertas cosas, tomar de-
terminadas decisiones o alcanzar algunos objetivos.
A reserva de explicarlo con detalle más adelante, podemos preli-
minarmente pon,er algunos ejemplos evidentes que explican lo que
se acaba de señalar. Si la Constitución establece que toda persona
tiene libertad de expresión, eso significa que ninguna autoridad
puede imponer la censura respecto de lo que quiera decir o escribir
alguien. Si la Constitución establece que existe libertad de tránsito,
eso implica que las autoridades no nos pueden detener de forma
injustificada ni pueden impedir que nos desplacemos de un lugar a .
otro de la república. Esos ejemplos ilustran la dimensión de los de-
rechos humanos a partir de la cual hay cosas que las autoridades (y
tampoco los particulares, en casi todos los casos) no pueden hacer.
De la misma forma, si la Constitución señala que tenemos dere-
cho a la educación, eso significa que las autoridades no pueden dejar
de hacer ciertas cosas; por ejemplo, no pueden dejar de prever un
presupuesto para el sistema educativo, no pueden dejar de construir
la infraestructura necesaria para que se puedan tomar clases, no pue-
den dejar de contratar maestros, de equipar las aulas y laboratorios,
de diseñar los planes de estudios, de establecer los requisitos para el
acreditamiento de los niveles académicos, de expedir los títulos que
correspondan a la obtención de cada grado académico, etcétera.
Algo parecido podría decirse con respecto al derecho a la salud,
el derecho a la vivienda, el derecho al agua, el derecho a la alimen-
tación o el derecho al medio ambiente. Todos esos derechos, estable-
cidos constitucionalmente, ordenan tareas a cargo del Estado; si los
poderes públicos no las cumplen, estarían violando la Constitu-
ción.'
por nadie más; una vida que esté ajena a actos arbitrarios provenien-
tes de poderes públicos y privados, que sea desarrollada con plenitud
y de forma consciente. .
Tiene razón Luigi Ferrajoli cuando apunta que los derechos fun-
damentales son "fragmentos de soberanía" que nos convierten a to-
das y cada una de las personas en seres autónomos, capaces de tomar
las decisiones más importantes de nuestras vidas, tanto en la esfera
privada como' en la pública." ....'.." ·""",
..i·''''''''.''i,.,''''·'',.,,¡.,''C',',,.·'"S"'·VF''('O",
2. Antecedentes
ti " ... la fórmula 'la soberanía pertenece al pueblo' quiere decir que pertenece al conjunto
de sus ciudadanos, es decir, de todas las personas de las que el pueblo se compone: pertenece,
en una palabra, a todos y a cada ciudadano en cuanto equivale a la suma de aquellos poderes
y contra poderes -los derechos políticos, los derechos civiles, los derechos de libertad y los de-
rechos sociales- que son los derechos fundamentales constitucionalmente establecidos. Estos
derechos ... equivalen ... a otros t.antosfralflnentos de soberania popular correspondientes a todos y
a cada ciudadano", Principia Iuris, op. cii., t. Il, p. 14.
7 Un repaso histórico del surgimiento de los derechos humanos puede verse en CARI\ONELL,
Miguel, Una historia de los derechosfundamentales, México, UNAM, Porrúa, CNDH, 2011.
M Una narrativa histórica de ese momento fundacional puede verse en BLANCOVALDÉS,
Roberto, El valor de la Constitución, Madrid, Alianza Editorial, 2006. Ver también ARToLA,Miguel,
Constitucionalismo en la historia, Barcelona, Crítica, 2005.
de derechoshumanos, Madrid, Aranzadi, 2001. También puede verse la obra colectiva Historia de
los derechosfundamentales, publicada en varios tomos a partir de 1998 por la Editorial Dykinson
de Madrid y la Universidad Carlos IJI, de la misma ciudad.
3. Fundamento
17 G..\RZ(·)NVI\LllI~S, Ernesto, Derecho, ética y política, Madrid, CEC, 1993, p. 531; ver también,
sobre el mismo tema, las reflexiones de NINO, Carlos S., "Autonomía y necesidades básicas",
Doxa, núm. 7, Alicante, 1990, pp. 21 Y ss.
4. Sujetos
21 La bibliografía sobre este tema es muy extensa, sobre todo en el ámbito del constitu-
cionalismo de los Estados Unidos. Remito al lector a las excelentes obras de F~:RRERESCOMELLA,
Víctor. Justicia constitucional y democracia, Madrid, CECp' 1997 Y GARGARELLA. Roberto, La justicia
frente al gobierno. Barcelona, Ariel, 1996. En México quien mejor ha abordado el tema es S!\LA7~'\R
UCARTE. Pedro, La democracia constitucional, México, FCE, 2006.
aís, En MéxICOse, ,
requIere , d d ~nI"
la CIUa" "a para
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llama d os "d erech os d e pal.ticipación
1 palluca , enunciados
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lo 35 de nuestra eal-ta Magna e (entre esos derec "d"os se encuentra
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derec 110 d e votar y d e ser votado), En muchos
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el ejercicio. d~"ci~rt.Qs· ª~r~chos; pese a que os lenomeno~ e a g 0-
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balización y las fn:i?,ra?i()l1esmasivas lo hacen cada vez mas desacon-
sejable e injusto; <,i·, (,!.. ,
Ir PQr otra parte, cabe se~~lar que los, s~etos de los derechos se han
'/ ido especificando, en función de las dIs,tIntas tare~s o roles que d~s-
i:¡.. I erpp~Bé;I-.q..l~q§_¡...p}1fj~9na.s
a"lo largo de su VIda.Las primeras declaracio-
f'
!
... nes de derechos se refenan en general a los derechos de las personas
11
o de los ciudadanos, pero las constituciones más recientes y los tra-
i/ tqft(),s.internacionals , ya abordan aspectos específicos de la vida de
'1 J los .seres humanos, los cuales las pueden llegar a situar en una situa-
,
I
I
I
~.
i.
ción de vulnerabilidad.
I
5. Características
22 AHR;\MU"ICII y COL'RTIS lo explican con las siguientes palabras: ".... el respe ,o de derechos
tales como el debido proceso, el acceso a la justicia, el derecho a casarse, el derecho de aso-
ciación, el derecho de elegir y ser elegido, suponen la creación de las respectivas condiciones
institucionales por parte del Estado (existencia y mantenimiento de tribunales, establecimiento
de normas y registros que haganjurídicamcnte relevante la decisión nupcial o el acto de asocia-
ción, convocatoria a elecciones, organización de un sistema de partidos políticos, etcétera) ... (los
derechos de libertad) conllevan una intensa actividad estatal destinada a que otros particulares
no interfieran esa libertad y al restablecimiento de la libertad o la reparación del perjuicio una
vez producida una intervención indebida, de modo que tal contracara del ejercicio de estos
derechos está dada por el cumplimiento de funciones de policía, seguridad, defensa y justicia
por parte del Estado", Los derechos sociales como derechos exigibles, 2a. ed., Madrid, Trotta, 2004,
pp. 23 y 24.
""~
...todos los derechos fundamentales pueden caracterizarse como
p 'etensiones híbridas frente al poder: positivas y negativas, en parte
r costosas y en parte no costosas.
El derecho a la libertad de expresión, en efecto, no sólo supone
1 la ausencia de censura sino también la construcción de centros cultu-
1 rales y plazas públicas, la subvención de publicaciones, la concesión
S de espacios gratuitos en radios y televisiones o una regulación gene-
ral que garantice el pluralismo informativo. El derecho de propiedad
se garantiza no sólo mediante la ausencia de interferencias estatales
1 arbitrarias sino también mediante la creación de registros inmobilia-
rios o a través de la financiación estatal de tribunales, jueces y fun-
cionarios que puedan asegurar el cumplimiento de los contratos. El
1 I derecho de voto comporta la puesta en marcha de una compleja in-
I
¡ fraestructura de personal y de material que en ningún caso carece de
. f
¡ repercusiones económicas. Incluso el derecho a no ser torturado
r
~ exige el mantenimiento de centros de detención adecuados y cuerpos
I policiales formados en principios garantistas.
r Del mismo modo, el derecho a la salud no sólo exige el, otorga-
miento estatal de medicinas gratuitas o a bajo precio sino también la
no contaminación de un río o la no comercialización de productos
alimenticios en mal estado. El derecho al trabajo no sólo comporta
el acceso a un empleo digno sino también la prohibición de despidos
ilegítimos. El derecho a una vivienda adecuada no sólo supone ... la
provisión de viviendas de protección oficial sino también el cumpli-
miento de otras obligaciones estatales no necesariamente costosas:
desde el reconocimiento de seguridad jurídica en la tenencia o la
interdicción de las cláusulas abusivas en los contratos de alquiler,
2!i Sobre la prohibición de regresividad como expresión precisamente del deber de progre-
sividad de los derechos (establecido expresamente en el artículo 1 párrafo tercero de la Consti-
tución mexicana) puede verse COURTIS,Christian (compilador), Ni un paso atrás. La prohibición de
regrestindad en materia de derechossociales, Buenos Aires, CELS, CEDALS, 2006.
26 ABRAMOVICII, Víctor y COURTIS,Christian, Los derechos sociales como derechos exigibles, op.
cit., p. 95.
IS
I¡ LAS AUTORIDADES. n:O de junio de 2011 se promulgaron refor-
mas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en
materia de derechos humanos, de las que sobresale la modificación
a de su artículo 10. que establece la obligación de toda autoridad, de
l- promover, respetar y garantizar los derechos humanos, favoreciendo
IS la protección más amplia posible a favor de la persona, de conformi-
dad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisi-
'-
bilidad y progresividad. En virtud de éstos, la valoración de los dere-
chos fundamentales queda vinculada a la premisa de que deben
L-
respetarse en beneficio de todo ser humano, sin distinción de edad,
'-
género, raza, religión, ideas, condición económica, de vida, salud,
o nacionalidad o preferencias (universalidad); además, tales derechos
L- han de apreciarse como relacionados de forma que no sería posible
a distinguirlos en orden de importancia o como prerrogativas indepen-
e dientes, prescindibles o excluyentes unas ante otras, sino que todos de-
ben cumplirse en la mayor medida posible, así sea en diferente grado
por la presencia de otro derecho fundamental que también deba respe-
tarse y que resulte eventualmente preferible, por asegurar un beneficio
:-
mayor al individuo, sin que el derecho fundamental que ceda se en-
1-
le
'27 ABRI\¡\1oVICH, Víctor y COL'RTIS, Christian, Los derechos sociales como derechos exigibles, op.
cit., p. 105.
7.
'28 Ibidem, op. cit., p. 109.
29 Ibidem, op. cit., p. 110.
30 lOa. Época; TC.C.; SJ.F.ysu Gaceta; Libro XII, Septiembre de 2012, t. 3; p. 1946.
. 31 lOa. Época; YC.C.; SJ.F. y su Gaceta; Libro XIX. Abril de 2013. t.3. p. 2254.
6. Obligaciones
Como ya se dijo, el. artículo 1 constitucional establece -en su
párrafo tercero- la obligación de las autoridades de promover, res-
petar, proteger y garantizar los derechos humanos,
La obligación de promover los derechos supone que el Estado
debe utilizar todos los instrumentos a su alcance para recogerlos ple-
namente en el ordenamiento jurídico interno e internacional, pero
también implica' que se deben difundir entre la población a fin de
que sean conocidos y, en esa medida, puedan ser protegidos debida-
mente.
La promoción de los derechos, en consecuencia con lo anterior,
supone que las autoridades lleven a cabo medidas educativas, admi- 1
nistrativas, judiciales, legislativas, de políticas públicas, etcétera, para ¡
maximizar hasta donde sea posible tanto el conocimiento de los de-
rechos, como su más pleno ejercicio. j
La obligación de respetar significa que el Estado -lo que incluye
a todos sus organismos y agentes, sea cual sea el nivel de gobierno
en el que se encuentren y sea cual sea la forma de organización ad-
ministrativa que adopten- debe abstenerse de hacer cualquier Cosa
I
1
:J
¡
I 22 MIGUEL CARBONELL
31 En este tema México ha tenido algunos avances notables, almenas en el plano legislativo.
Ver por ejemplo la Ley Federalpara Prevenir y Eliminar la Discriminación, publicada en el Diario
Oficial de la Federacum el 11 de junio de 2003, así como la Ley para Pr-eveniry Eliminar la Discri-
minación del Distrito Federal, publicada en la Gaceta Ofic'ialdel Distrito Federal el 24 de febrero de
2011. Un interesante análisis del tema, desde una perspectiva filosófica y política. puede verse
en RODRíGU~:Z ZEI'EllA, Jesús, Democracia, educación y no discriminación, México, Cal y Arena, 2011;
del mismo autor, Un marco teéricopara la discriminación, México, CONAPRED, 2006 e Iguales y
diferentes: la discriminación y los Tetasde la democracia incluyente, México. TEPJF, 2011.
35 ABRAMOVICI-I, Víctor y COURTIS,Christian, Los derechossociales como derechos exigibles, cit.,
pp 7C)-80,
37 Un ejemplo de la manera en que lo anterior puede ser llevado a cabo en el plano legis-
lativo puede verse en la Ley del Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal, publicada en la
Gaceta Oficial del Distrito Federal el 30 de mayo de 2011.
311 En este sentido, CR.o\\'~:N,Matthew, The international covenant on economic,social and cultural
rights. A perspective on its deuelopment, Oxford, Clareridon Press, 1995, p. 117.
so CRi\V~:N,Matthew, The international covenant on economic,social and cultural rights. A perspec-
tiue 011 its deuelopmeni, op. cit., p. 119,
41 ABRAMOVICII,
Víctor y COURTIS,Christian, Los derechos sociales como derechos exigibles, op.
cü., p. 87.
42 Aunque el reconocimiento constitucional de las acciones colectivas en el artículo 17 de
la Constitución mexicana y la importante reforma al juicio de amparo en junio de 2011 pueden
ir
El Comité señala que para la mejor aplicación del Pacto a nivel
~s interno es importante informar a los jueces y a los tribunales compe-
.0
tentes de la naturaleza y las consecuencias del propio Pacto, así c?m?
n explicarles la importante función que desempeñan los recursos judi-
)-
ciales en su aplicación (OC número 9, párrafo 11). Esto es muy rele-
~s vante, sobre todo p.ara el caso de México en donde los tribunales en
r, términos generales desconocen los contenidos del Pacto (lo mismo
sucede, por otro lado, con los abogados), lo que genera que en la
1-
práctica se aplique escasamente. Reconociendo esa situación el Co-
mité afirma que "En la mayoría de países, los tribunales todavía están
lejos de recurrir suficientemente a las disposiciones del Pacto" (OC
i- número 9, párrafo 13). .
)S
El texto del Pacto, reconoce el Comité, puede aplicarse dentro de
.e una amplia variedad de sistemas políticos y económicos, de forma
a que no está condicionada la protección de los derechos a la adopción
!S
S.
de uno de ellos, siempre que queden adecuadamente reconocidos y
s, estén reflejados en el sistema de que se trate (OC 3, párrafo 8).
e Para cumplir con la obligación de crear recursos legales que per-
:1 mitan defender ciertos derechos fundamentales se tendrían que am-
'- pliar los cauces para promover acciones ante los tribunales, para lo
e cual también sería necesario dotar de sustantividad procesal a los
.- denominados "derechos difusos" o "intereses colectivos"." A partir
del reconocimiento de dicha sustantividad procesal (pues es obvio , I
que derechos como el medio ambiente o en ciertos aspectos el dere-
1 cho a la educación y a la salud son materialmente difusos y protegen
1 intereses colectivos), habría que ir modelando las estrategias de de-
S fensa procesal necesarias para cumplir con los señalamientos del Co-
1 mité en materia de tutela de los derechos sociales.
1 Este aspecto es especiaIrnente importante en México, ya que el prin-
cipal instrumento de defensa jurisdiccional de los derechos fundamen-
tales, que es eljuicio de amparo, históricamente se ha mostrado insufi-
ciente para proteger derechos sociales e intereses difusosjustamente en
virtud de la estrecha legitimación activa que tanto la Constitución como
la ley y la jurisprudencia le reconocían para promoverlo."
sembrar la semilla para el inicio de una nueva época para el sistema de garantía de los derechos
en México. Ojalá así sea. Sobre este tema, Ci\RBONELL, Miguel" y FERRERM,\c-GREcoR, Eduardo,
Los derechos sociales y su Justiciabilidad; México, UNAM, Flores Editores, 2014.
'I:~ Para una introducción al tema verGIDI, Antonio y FERRER MAc.GREcoR,Eduardo (coordi-
nadores), La tutela de los derechos difosos, colectivos e individuales homogéneos, México, Porrúa, 2003.
H Ver las reflexiones en el mismo sentido de Ferrer Mac-Gregor, Eduardo,juicio de amparo
e 'interés legitimo: la tutela de los derechos difusos y colectivos, México, Porrúa, 2003. La ya mencionada
reforma al régimen constitucional del amparo, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 6
de junio de 2011, intenta resolver el problema de la legitimación activa al sustituir la necesidad de
acreditar un interés jurídico para poder promover un juicio de amparo, por el concepto más
tr:
amplio de interés legítimo. Habrá que esperar para ver de qué manera interpretan los jueces
esta nueva disposición.
45 CR'\vEN, Matthew, Tite international covenant on economic,social and cultural rights. A perspec-
tiue on its development, op. cit., p. 139.
pp
1M Ibidem, p. 92.
19 EmE, Absjorri, "Realización de los derechos económicos y sociales. Estrategia del nivel
mínimo", Revista de la Comisión Internacional de juristas, Ginebra, núm. 43, diciembre ele 1989,
p.54. ,
so Décima Epoca, Primera Sala, Semanario judicial de la Federación y su Gaceta, Libro IX,
Junio de 2012, T 1, p. 257.
. :"\:':1'"
1 1,
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EL ABC DE LOS DERECHOS HUMANOS Y DEL CONTROL DE... 33
f,:! G.\RCÍ.\ R-\MÍREZ, Sergio, "Reparaciones de fuente internacional por violaciones de de-
rechos humanos" en CARBONELL, Miguel y S,-\LAZAR,Pedro (coord.), La reforma constitucional en
materia de derechoshumanos: un nuevo pamdigma, cit., pp. 181 Y ss,
!\~ GARCÍ.\ RAMÍREz, La Corte Interame1'ícanade DerechosHumanos, op. cit., pp. 308-316.
'),1Ver la sentencia del caso Loas:a Tamayo, de fecha 27 de noviembre de 1998, reparaciones
y costas. párrafos 147-151.
5" Semanario Judicial de la Federacion y su Gaceta, Libro XII, Septiembre de 2012, T 1, Tesis:
la. CXCV/2012 (lOa.), pago 502.
"ti VILLAN DL'RAN, Carlos, Cuno de derecho internacional de los derechos humanos, Madrid,
t¡2 Una selección muy amplia de Observaciones Generales puede verse en CARBONELL, Mi-
guel, M()cL't:L,Sanclra y PÉREZ PURTILLA, Karla (compiladores), Derecho In ternaciona 1 de los Derechos
Humanos, Textos básicos, op, cit., t. I, pp. 389)' ss.
ti:¡ Cfr. Vll.L;"~ DUl\.N, Carlos, Curso de derecho internacional de los derechos humanos, op. cit.,
pp. 4~7 v ss,
(VI Una explicación rnuy completa del universo de organismos que se encargan de los de-
rechos humanos en el ámbito de la ONU puede encontrarse en Vll.l.:\;-'\ DL'RA~, Carlos, CUTSO de
derecho internacional de los derechos humanos, op. cit.
ti'. Al respecto, G\RMU:--::\ TI'\Oco, Jorge Ulises, "El significado de la aceptación de la com-
petencia de los comités ele Naciones Unidas, facultados para decidir peticiones individuales en
ma teria de derechos humanos y su previsible impacto en la impartición de justicia en México",
Refonnajudicial. Revista mexicana de justicia, núm. 1, México, enero-junio de 2003, pp. 161 Y ss.
La publicación de los respectivos documentos de adhesión o ratificación se realizó en el Diario
Oficial de la Fedemción del 3 de mayo de 2002.
(iü Sobre los mecanismos jurisdiccionales de protección de los derechos humanos previsto
en los tratados, VII.I ..\l'\ DUR'\N, Carlos, Curso de derecho internacional de los derechos humanos, op. cit.,
pp. 499 Y ss.
1i7 De entre lo mucho que se ha escrito sobre la Corte Intcramericana, recomiendo espe-
cialmente el amplio panorama que nos ofrece GAReÍ:\ K\t\.líRt:Z, Sergio, La corte iuteramericana de
derechoshumanos, op, cit.
6M Sobre el tema, CARMONA TI NOClJ, Jorge Ulises, "Algunos aspectos de la participación de
México ante los órganos del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos",
Cuestiones Constitucionales, núm. 9, México, julio-diciembre de 2003, pp. 3-54.
(iD Algunas reflexiones sobre el tema se pueden ver en C:\Ri\!():-';/\TI:\OCl), Jorge Ulises,
"La aplicación judicial de los tratados internacionales de derechos humanos" en Mf::'\'IWZ SILVA,
Ricardo (coordinador), Derecho internacional de los derechoshumanos. Memoria del VII CongresoIbe-
roamericano de Derecho Constitucional, México, IIJ-UNAM, 2002, pp. 181 Y ss.
70 C:\RBO"'ELL, Miguel, La enseñanza del derecho, 3a. ed., México, Porrúa, UNAM, 2012 (re-
impresión).
71 Hay otras normas jurídicas internacionales que también le dan competencia a la Comi-
sión para conocer de quejas; sobre este punto, C.'\RMONATINOCO, Jorge Ulises, "Algunos aspectos
de la participación de México ante los órganos del Sistema Interamericano de Protección de los
Derechos Humanos", op. cit., p. 15.
72 CARMONA Tmoco, Jorge Ulises, "Algunos aspectos de la participación de México ante los
órganos del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos", op. cit., p. 12.
¡
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EL ABC DE LOS DERECHOS HUMANOS Y DEL CONTROL DE... 47
7'1 ZOLO,Danilo, "La ciudadanía en una era poscomunista", La política. Revista de Estudios
sobre el Estado y la sociedad, núm. 3, Barcelona, Paidós, 1997, p. 127.
75 MARSJ-IALL, T H., "Ciudadanía y clase social" en T.H. M:\RSHALL y T BOTToMoRE,Ciudada-
nía y clasesocial, Madrid, Alianza, 1998, pp. 21 y 22.
76 DE LL'C:\S, j avier; "Por qué son relevantes las reivindicaciones jurídico-políticas de las
minorías" en D~: LUCAS, J. (die), Derechos de las mmorias en una sociedad multicultural, Madrid,
CGPj, 1999, p. 265.
77 ZULO,Danilo, "La strategia della cittadinanza" en Zolo, Danilo (editor), La cittadinanza.
Appartenenza, identitá, diritti, 2a. ed., Roma-Bari, Laterza, 1999, p. 42.
78 DE LL'CAS, j avier, El desafio de las[ronteras. Derechoshumanos y xenofobiafrente a una sociedad
plural, Madrid, Temas de Hoy, 1994, p. 135.
79 H.\BERl\fAS,
Jürgell, La constelaciónposnacional. Ensayos políticos, Barcelona, Paidós, 2000,
p.96.
110 FERR.-\JOLl,
Luigi, Derechosy garantías. La ley del más débil, Madrid, Trotta, 1999, p. 150.
81 Derechos y garantías, op. cit., p. 119. En el mismo sentido de Ferrajoli y Haber-
F~:RR.'\JOLf,
mas, Javier de Lucas apunta que "Vetar el acceso a la condición de miembro de la comunidad
constituyente, sujeto de voz y voto en el espacio público, a quienes llegan después y se caracteri-
zan por diferencias vinculadas a determinados grupos sociales (a identidades de origen), privar-
les del poder de decisión sobre el acuerdo previo, sobre el establecimiento de valores comunes y
reglas de juego, sobre el establecimiento de la regla de la ley, del Derecho, es incompatible con
las exigencias de una democracia plural", "Por qué son relevantes las reivindicaciones jurídico-
políticas de las minorías", op. cit., p. 268.
1
I
1i
1
¡
¡
I
¡
j
l. Introduc.tuni
112 Las referencias bibliográficas de este capítulo y de los siguientes las podrá encontrar el
lector en la bibliografía general de la obra, la que se incluye en las páginas finales de la misma,
53
I
dernas se encuentra en el principio de i_gualdad sustancial,
es decir, en el mandato para los poderes''públicos de remo-
ver los obstáculos que impiden el logro de la igualdad en los
hechos, lo que puede llegar a suponer o incluso a exigir la
implementación de medidas de acción positiva o de discrimi-
nación inversa; para su aplicación conviene identificar pre-
viamente a los grupos que, dentro de cada sociedad, se en-
cuentran en situación de mayor vulnerabilidad, respecto de
los cuales se tendrán que tornar acciones de promoción y de es-
pecial protección. Son mandatos de este tipo los que permi-
ten el establecimiento, entre otras medidas, de las llamadas
cuotas electorales de género.
,s
LIBERTAD
I
I
Definir el concepto de "libertad" es una de las, tareas más complejas
del conjunto de las ciencias sociales. Su estudio se puede hacer, con
los -,distintos matices metodológicos, en cada una de ellas, ya que
supone un presupuesto necesario para todas. .
Tal como sucede con otros términos que son empleados en el
lenguaje político, ha sido frecuente en la historia reciente que el con-
cepto "libertad" se haya utilizado para tratar de justificar un deter-
minado régimen, aprovechando su carácter marcadamente emotivo.
Algunos regímenes dictatoriales se han presentado como "liberadores" de
su pueblo. La anulación de las libertades en los regímenes comunistas
se justificaba diciendo que en realidad eran los consumidores capita-
listas los que no eran libres, ya que estaban sujetos a la dictadura del
mercado.
Se puede afirmar que intuitivamente la libertad se refiere a un
estado personal contrario a la esclavitud; es decir, una persona es
considerada libre siempre que no sea un esclavo. También se puede
distinguir entre quienes son libres y quienes son ya no esclavos pero
sí siervos. No es lo mismo la esclavitud que la servidumbre. La pri-
mera es una condicionante más intensa respecto a la falta de libertad.
Michelangelo Bovero lo explica con los siguientes términos: "de
acuerdo con un cierto uso, esclavo y siervo se distinguen entre sí por
el hecho de que el esclavo está encadenado y el siervo no; en otras
palabras, el esclavo es un siervo encadenado, el siervo es un esclavo
sin cadenas ... el esclavo es todavía menos libre que el siervo".
En una segunda aproximación, se puede decir que la libertad se
puede oponer al concepto de poder (Ferrajoli).
De esta forma, será libre quien no esté sujeto a ningún poder, no
solamente a ningún poder jurídico, sino a ninguna otra forma de
poder, es decir, a cualquier tipo de influencia o determinación de su
conducta. Si alguien puede ejercer cualquier tipo de poder sobre
nuestra persona, entonces podemos decir que no somos completa-
. mente libres.
59
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60 MIGUEL CARBONELL
1
La mayor parte de los análisis teóricos están de acuerdo en dis-
tinguir dos formas de libertad: la negativa y la positiva. Esta distin- j
ción conceptual parte de las ideas que ya había sostenido Benjamin
Constant en 1819, en su conocido ensayo De La liberté des anciens com- j I
paree á celle des rnodernes y que luego fueron retomadas por Isaiah
"Berlin a mediados del siglo XX. }
La libertad negativa se puede definir, en palabras de Norberto
Bobbio, como "la situación en la cual un sujeto tiene la posibilidad
de obrar o de no obrar, sin ser obligado a ello o sin que se lo impidan
otros sujetos". Esta libertad supone que no hay impedimentos para
realizar alguna conducta por parte de una determinada persona (ausen-
cia de obstáculos), así como la ausencia de constricciones, es decir, la no
existencia de obligaciones de realizar determinada conducta. Isaiah Ber-
lín se refiere a la libertad negativa con las siguientes palabras: "Normal-
mente se dice que yo soy libre en la medida en que ningún hombre ni
ningún grupo de hombres interfieren en mi actividad. En este sentido,
la libertad política. es, simplemente, el ámbito en el que un hombre
puede actuar sin ser obstaculizado por otros. Yono soy libre en la medida
en que otros me impiden hacer lo que yo podría hacer, si no me lo un-
pidieran". '
La libertad negativa puede ser prejurídica o bien puede ser jurí-
dica; es del prirner tipo cuando una determinada conducta no está
jurídicamente regulada, es decir, cuando el derecho no la t0111aen
cuenta y, en esa virtud, puede ser libremente realizada o no realizada
por una persona. La libertad negativa es jurídica cuando el ordena-
miento le asegura a una persona la posibilidad de realizar una con-
ducta sin interferencias y sin constricciones.
Por su parte, la libertad positiva puede definirse de acuerdo con
Bobbio como "la situación en la que un sujeto tiene la posibilidad de ji
orientar su voluntad hacia un objetivo, de tomar decisiones, sin ver-
se determinado por la voluntad de otros". Si la libertad negativa se 1
entiende como la ausencia de obstáculos o constricciones, la positiva !
o «quién tiene que decir lo que yo tengo y lo que no tengo que ser o
hacer»".
De todo lo anterior derivan varias cuestiones concretas que pue-
den ser útiles para analizar y comprender los derechos fundamenta-
les de libertad. Para empezar, se puede decir que los derechos de
libertad (utilizando el concepto de libertad negativa) generan ámbi-
tos de inmunidad en favor de los individuos, que no pueden ser
traspasados por el Estado; es decir, los derechos de libertad se cons-
tituyen como límites negativos (de no hacer) para los poderes públi-
cos, que están obligados a no interferir en las conductas amparadas
en esos derechos. Algunos autores llaman a este tipo de derechos
"derechos-defensa", ya que permiten al individuo defenderse de in-
tromisiones en su conducta.
Los "derechos-defensa" pueden dividirse, ségún Alexy, en tres
grupos diferentes. El primero de ellos está constituido por derechos
a que el Estado no impida u obstaculice determinadas acciones del
titular del derecho. El segundo grupo se integra por los derechos a
que el Estado no afecte determinadas propiedades o-situaciones del
titular del derecho.
El tercer grupo comprende derechos a que el Estado no elimine
determinadas posiciones jurídicas del sujeto del derecho.
Teniendo presente este triple significado de los derechos-defensa
es como mejor se puede proteger la libertad. La ventaja de la expo-
sición de Alexy es que nos hace ver la complejidad del sistema de los
derechos de libertad. Si reducimos esos derechos a una simple obli-
gación negativa de no interferencia por el Estado, es seguro que no
podremos asegurar de la mejor forma posible muchas libertades re-
conocidas en todos los Estados democráticos. Por ejemplo, si el
Estado deroga las normas que reconocen la personalidad jurídica de
las empresas, estaremos imposibilitados para ejercer una parte im-
portante de la libertad de asociación; de la misma forma, si el Estado
deroga las normas que contemplan las formalidades para contraer
matrimonio no podrán alcanzarse los objetivos que algunas personas
pretenden lograr al celebrar con las solemnidades del caso un con-
trato para dar efectos jurídicos a sus vínculos afectivos.
También podríamos decir que existe en general un principio de
libertad conforme al cual cualquier ámbito exento de regulación está
permitido para los particulares; en otras palabras, en todo aquello en
1<;>
que no existan reglas se entiende que las personas pueden condu-
c~rsecomo lo prefieran. Este principio es exactamente opuesto al que
nge para las autoridades y órganos públicos, ya que en su caso sola-
I
I
,'''''~
i
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62 MIGUEL CARBONELL
mente pueden actuar cuando una norma del sistema jurídico se los
permite (en esto reside el significado del principio de legalidad).
Ahora bien, si la libertad es un derecho fundamental (concretiza-
da en los diversos derechos de libertad que establecen las Constitu-
ciones modernas y los tratados internacionales de derechos huma-
nos), entonces debe ser capaz de poder hacerse valer, con los rnatices
que sean necesarios, frente a todos, no solamente frente a los poderes
públicos; de lo anterior deriva la necesidad de que el Estado asegure
la libertad también frente a los particulares.
Por otro lado, no basta que la libertad tutelada constitucional-
mente se limite a remover los límites o constricciones que pueden
afectar a la libre realización de la conducta 'entendida como libertad
negativa, sino que es necesario también que la persona pueda estar
ajena a las diversas formas de sujeción que existen hoy día, de forma
que sea capaz de desarrollar sus planes de vida de manera autónoma;
es decir, se requiere también la tutela de la libertad positiva.
Cuando se quiere ir construyendo un sistema jurídico que asegure
la convivencia social pacífica, se deben expedir una serie de normas
que suponen limitaciones a la libertad de los integrantes de una socie-
dad. Se debe decidir qué conductas deben regularse, ya sea que estén
permitidas (asegurando de esa forma su potencial realización), o que
estén prohibidas (evitando en consecuencia que se lleven a cabo).
¿Cómo podemos llevar a cabo esa tarea?, es decir, ccórno saber qué
conductas debemos permitir y cuáles debernos prohibir? Esta es una
de las preguntas más importantes que tuvieron que ser contestadas al
momento de construir las modernas sociedades liberales.
Para el liberalismo, la autonomía de la persona entendida como
valor social no puede permitir que el Estado determine cuáles son
las formas de vida que merecen la pena y cuáles no. Pero, do anterior
significa que el Estado debe respetar cualquier plan de vida? Incluso
los ultraliberales aceptan que el Estado puede limitar la libertad to-
mando en cuenta el principio ele daño: somos libres para llevar a
cabo una conducta siempre que esa conducta no dañe a los demás;
el principio de daño, sin embargo, está lejos de ser claro cuando se
le quiere aplicar a un sinfín de conductas concretas, como lo demues-
tra la historia reciente. ¿Qué sucede cuando aplicamos el principio
de daño al consurno de estupefacientes, a las relaciones sexuales o a
las decisiones sobre la propia vestimenta? La historia nos ofrece
ejemplos que cómo el principio de daño se ha aplicado de muy di-
ferentes maneras (en muchos casos ele forma clararnente atentatoria
de la .libertad, desde mi punto de vista) en países democráticos.
o
a
e
l. Introducción
!
!
!
I
Elías Díaz 10 ha escrito de forma contundente en un libro clásico
sobre el te~a: "el Estado de Derecho es el Estado sometido al Dere-
cho, es decir, e! Estado cuyo poder y actividad vienen regulados y
I
:
controlados por la ley... Las ideas de control jurídico, de regulación
I desde el Derecho de la actIVIdad estatal, de limitación de! poder d 1
I
¡
--------
Estado por el sOmetimiento a la ley, aparecen, pues, como central:s
65
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66 MIGUEL CARBONELL
73
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74 MIGUEL CARBONELL
IH Hay que apuntar, pese a todo, que hubo importantes teóricos que durante esos años
justificaron la dictadura, diciendo que era la única solución posible frente a las muchas limita-
ciones que la Constitución de 1857 le ponía al Poder Ejecutivo. Es el caso de Emilio Rabasa, uno
de los intelectuales de mayor peso en México a inicios del siglo XX, quien sostuvo desde 1912
que la dictadura de Díaz era la respuesta natural frente a la tendencia "agresiva e invasora" del
poder legislativo, permitida por la Constitución de 1857. Para Rabasa, "[Ijas deficiencias de la
Constitución (de 1857) colocan, pues, al país entre la dictadura presidencial y el despotismo
anárquico del Congreso ... ''. Ver su libro La Constitución y la dictadura. La organización política de
México, México, Porrúa, 1990 (reimpresión). Hay una edición española, sin fecha, pero cuyo
prólogo (que estuvo a cargo de RodoJfo Reyes) tiene fecha de 1917. En sentido parecido al de
R'\BASA, otro gran intelectual de esos tiempos, Andrés MOLlNA E:-.IRÍr,¿LJEZ, no solamente defendía
la existencia de la dictadura, sino que decía que esa debía ser la forma de gobierno de México
durante muchos años; vid. MOLlNA ENRÍ(.¿LJEZ, Andrés, Los grandes problemas nacionales (1909),
México, Editorial Era, 1983.
85 Una visión general tanto del siglo XIX como del siglo XX mexicanos en matería de
derechos fundamentales puede verse en FIX-Z:\MUIlIO, Héctor, "200 años de evolución constitu-
cional de los derechos humanos en el derecho mexicano" en la obra colectiva 200 años de derechos
humanos en México, México, CNDH, Archivo General de la Nación, 2010, pp. 11-35.
117 Cossío, José Ramón, Cambio social y cambiojuridico, México, M. A. Porrúa, ITAM, 2001,
pp. 80 Y ss.
\10 Uno de los textos recomendables sobre esa etapa de la historia de la Suprema Corte es el
de James Mi\c-GREGORBURNS,Packing the Couri, The Penguin Press, New York, 2009,
01 Sobre el tema, de entre la inmensa bibliografía existente, puede verse por ejemplo G,
Edward WHITE, The constiiution and tne ne11'deal, Cambridge, Harvard University Press, 2001.
02 José Luis SOBERA.NES FERNÁNnEz, El derecho de libertad religiosa en México (un ensayo), México,
Porrúa CNUH, ~UU1.
nos desde finales del siglo XIX: los latifundistas, la Iglesia, los bancos
y las empresas. Se reivindica, desde el texto constitucional, la ideol.y,
gía de la Revolución y sus causas sociales más profundas.
Varios diputados lo expresaron con claridad: la Constitución
mexicana había sido concebida como una Constitución para obreros
y campesinos. Es el caso, por ejemplo, del Diputado Cravioto, quien
desde la tribuna del constituyente sostuvo: "así como en Francia, des-
pués de su revolución, ha tenido el alto honor de consagrar en la
primera de sus cartas magnas los inmortales derechos del hombre,
así la Revolución Mexicana tendrá el orgullo legítimo de mostrar al
mundo que es la primera en consignar en una constitución los sagra-
dos derechos de! los obreros". Es decir, se estaba pasando (con plena
conciencia de la novedad que eso suponía) del constitucionalismo
liberal cuyo sujeto de protección y tutela era el individuo, al consti-
tucionalismo social. La primera Constitución con derechos para las
"clases sociales" estaba naciendo.
Una cosa distinta, que habrá que analizar por separado y en otro
momento, es si las decisiones que finalmente se tomaron resultaron
las mejores para esos millones de personas que vivían en la pobreza
antes de la Revolución y que siguieron viviendo en ese mismo estado
todavía por décadas. El milagro revolucionario mexicano no arranca
sino hasta mediados del siglo XX, cuando dan inicio los 40 años del
llamado "desarrollo estabilizador" en los que el país crece a un ritmo
vertiginoso y grandes capas de la población (sobre todo en el ámbito
urbano) alcanzan niveles de bienestar desconocidos hasta entonces.
cos Sobra decir que es muy probable que los constituyentes no tuvie-
.Jo- ran muy clara la diferencia entre "garantías" y "derechos", confusión
que estuvo presente a lo largo del siglo XX entre buena parte de la
ón doctrina constitucional mexicana y también en la jurisprudencia na-
ros' cional. No hace falta abundar en tal diferencia, sobre la que ya se ha
en hecho alguna mención en las páginas precedentes.
es.;. Lo que quizá pueda tener un mayor interés para este análisis de
la carácter histórico es el cambio operado respecto de la "fuente" de los
re, derechos. Mientras que la Constitución de 1857 se refería al "reco-
al nocimiento" de los derechos, la de 1917 hablaba del "otorgamiento"
ra- de los mismos. Aunque seguramente no tuvo mayor relevancia prác-
na tica, durante décadas este cambio en la nomenclatura constitucional
no alrededor de los derechos generó profusos (y muchas veces confusos)
iti- debates entre los profesores de derecho constitucional.
las En el fondo, como es evidente, lo que subyace es la disputa entre
iusnaturalismo e iuspositivismo, tan presente en la literatura jurídica
:ro del siglo XX. Los constituyentes de 1857 parecían adherirse a una
Jn visión más iusnaturalista, tomada seguramente del pensamiento ilus-
-za trado europeo del siglo XVIII,93 mientras que los que redactaron el
:lo texto de 1917 se afiliaron a una corriente más "estatalista", propia
ca del iuspositivismo,
lel En fin, C01110 ya se dijo, mediante una reforma publicada en el
10 año 2011 la Constitución mexicana vuelve a las raíces de 1857, pues
to ahora el artículo lOse refiere nuevamente al "reconocimiento" de
s. derechos y no al "otorgamiento"." Con el paso del tiempo, el talan-
te liberal e iusnaturalista de los constituyentes del 57 se terminó im-
poniendo.
O:; Pese a sus defectos, la doctrina nacional no parece ser un caso aislado, ya que, C01110
escriben ABRAMüVICI I y C<JL'RTISal inicio de un libro indispensable sobre el tema de los derechos
sociales, "[n]o es raro enfrentarse con opiniones que, negando todo valorjurídico a los derechos socia-
les, los caracterizan como meras declaraciones de buenas intenciones, de compromiso político y,
en el peor de los casos, de engaño o fraude tranquilizador", ABRAl\IOVICH, Víctor y COURTIS,Chris-
tian, Los derechos sociales como derechos exigibles, cit., P: 19, Por su parte, Luis Prieto observa que
"",existe una cierta conciencia de que los derechos sociales en general y, muy particularmente,
los derechos prestacionales o no son auténticos derechos fundamentales, lo que representa una
SlIf'rtp dI" rrtórir", jllrídic<t, () bien, en el mejor de !o~ C(l~n~, ~nn dl"rf'rhm di'mil11_J¡do~1) e'!'
o
is formación. Esto ocurre incluso en la que parece ser la filosofía política dominante, que concibe
1- estos derechos como expresión de principios de justicia secundarios, cuando no peligrosas con-
firrnaciones del criterio utilitarista que amenaza el disfrute de los derechos individuales", PRIETO,
i- Luis, "Los derechos sociales y el principio de igualdad sustancial" en CARHO:-:ELI., Miguel, Juan
e Antonio, CRL'Z PARn:RO y Roclolfo, VAZ(.lL'EZ, (compiladores), Derechos sociales y derechos de las mino-
rías, 3a. ed., México, IIJ-UNAM, Porrúa, 2004, p. 46.
!ltl Cossío, Cambio social y cambio Jurídico, cit., p. 123.
07 BUR(~()A. Ignacio. lAS garantías individuales, 35a. ed., México, Porrúa, 2002, pp. 704 y 706.
siglo XX. En alguna medida lo fueron todos, si bien hubo casos muy
clamorosos.
Uno de esos casos fue el de los derechos de participación política.
De hecho, se trata de un aspecto muy llamativo en la historia políti-
ca de México y, naturalmente, también en la historia nacional de los
derechos fuüdamentales.
El régimen político mexicano, articulado alrededor de un partido
hegemónico (el PRI), siempre fue rnuy cuidadoso a la hora de guar-
dar las apariencias.?' nunca se dejaron de celebrar elecciones confor-
me al calendario establecido, nunca se dejaron de registrar candida-
tos, nunca faltaron partidos de oposición, casi nunca se impidió un
cierto nivel de discurso crítico hacia el régimen, etcétera. Es decir, no
se trató de una dictadura o de un régimen totalitario como el que
padecieron muchos países de América Latina a lo largo del siglo XX.
El dominio priista fue rnás sutil (por llamarlo de alguna manerar.w'
Ahora bien, aunque las apariencias eran las propias de una de-
mocracia más o menos normal, lo cierto es que la realidad era una
cosa muy distinta: el gran elector fue durante décadas el Presidente
de la República, que en su carácter de líder máximo del PRI tenía la
facultad (metaconstitucional, como con acierto la llamó Jorge Carpizo
en una obra clásica) 101 de nombrar a su sucesor. Las prácticas de
fraude electoral fueron abundantes y reiteradas.
Los partidos de oposición fueron financiados desde el propio po-
der público para que hicieran su papel, en el entendido de que la
competencia real por el poder se daba dentro del PRI. La excepción
a esa oposici6n-clientelar fue durante mucho tiempo el Partido Ac-
ción Nacional (PAN), vinculado a ciertos grupos empresariales y cer-
cano a la Iglesia Católica.
Los medios de comunicación no eran en modo alguno imparcia-
les. Las noticias que llegaban desde las oficinas gubernamentales se
transmitían como verdades absolutas (sin cambiarles ni una coma a
los boletines oficiales). La profesión periodística siempre estuvo muy
cercana al poder político, salvo alguna excepción muy notable como
lo fue el periódico Excélsior bajo la dirección del legendario periodista
Julio Scherer Garda, desde finales de los años 60 y hasta 1975, cuan-
do fue depuesto y expulsado
,
del periódico por órdenes del Presidente
,
O[) B¡':CERRA, Ricardo, SALAZ.\R, Pedro y WowFNBmc, José, La mecánica del cambio político en
México. Elecciones,partidos y reformas, 3a. ed., México, Cal y Arena, 2005.
100 CARBO:--;ELL,José, El fin de las certezas autoritarias, México, IIJ-UNAM, 2001, quien des-
cribe con profundidad y rigor el dominio partidista ejercido por el PRI a lo largo de la mayor
parte del siglo XX.
101 CARPlZO, El presidencialismo mexicano, cit.
,a- Durante buena parte del siglo XX, el único mecanismo de garantía
se de los derechos fundamentales en México fue el juicio de anlparo. Se
a trata de una acción de carácter extraordinario que tiene sus antece-
Lly dentes en el siglo XIX y que fue diseñada pensando en un esquema
10 de defensa de los derechos muy limitado.!"
ta Hasta que fue publicada una importante reforma constitucional
n- en el mes de junio de 2011, la legitimación activa para promover el
te
102 Una explicación del juicio de amparo mexicano puede verse en Héctor, FIX-ZAMUDlO,
Ensayos sobre el derecho de amparo, 3a, ed. México, Porrúa, UNAM, 2003; Héctor, FIX-ZAMUDlOy
en Eduardo, FERRERMAcGREcoR, Der-echo de amparo, México, Porrúa, UNAM, 2011, Las reformas
necesarias al amparo mexicano han, sido sistematizadas y analizadas por Arturo, ZALDÍVAR, Hacia
~s- una nueva Ley de Amparo, México, UNAM, 2001. Un panorama muy completo del amparo tal
or como quedó a partir de la nueva Ley de Amparo publicada en el Diario Oficial de la Federación el
2 de abril de 2013 puede verse en FERRERMAC-GRr:COR, Eduardo y SANCIIEZ Gn., Rubén, El nuevo
juicio de ampuro, México, Porrúa, IIJ-UNA~,1, ~013.
105 José Ramón Cossío, "Artículo 105" en C.'\RBON~:LL, Miguel (coord.), Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos comentada y concordada, cit., t. IV, Pl': 180 Y ss; Joaquín BR.-\GE CA-
MAü\NU, La 1./.l,Lt.5/i abstracta di' inconsiitucumalidad, Méxiro, tJNAM. 2005,
88 MIGUEL CARBONELL
amparo era muy estrecha: se requería acreditar por parte del promo~
vente la existencia de un interés jurídico supuestamente vulnerado
por un acto de autoridad. El titular de dicho interés jurídico, ad-,
más, debía resentir un agravio personal y directo para que su demanda,
de amparo pudiera ser procesada.
Por otro lado, el efecto de las sentencias de amparo en las que fueta
declarada la inconstitucionalidad de una norma general abarcaba sola-
mente a las partes en el juicio. Es decir, el efecto de la declaratoria de
inconstitucionalidad consistía en "inaplicar" la norma contraria a la
Constitución, pero sin expulsarla del ordenamiento jurídico con efectos
generales hacia el futuro. Se trataba, en suma, de una muy mala copia
del sistema de control constitucional de los Estados Unidos.
En la práctica judicial el amparo servía para proteger algunos
derechos, de forma limitada. La competencia para conocer de ese
juicio correspondía exclusivamente al Poder Judicial de la Federación
(esa fue una diferencia importante respecto al modelo de control
constitucional estadounidense, que reconoce una competencia "difu-
sa" para ejercer dicho control, de acuerdo con la cual lo puede ejer-
cer cualquier juez). El amparo, en términos prácticos, era útil para
proteger la libertad personal (ya que tenía entre sus funciones servir
como una especie de recurso de habeas corpus) y como mecanismo
de control de losjueces locales de las entidades federativas (a través de
lo que se ha denominado como "amparo-casación").
Para enriquecer el esquema constitucional de garantía de los dere-
chos fundamentales, en 1992 se incorpora la figura del ombudsman,103 -1
muy conocida en el derecho comparado.!« Se ordena desde la Cons-
titución la creación de una Comisión Nacional de los Derechos Huma-
nos como órgano nacional y 32 comisiones locales en cada una de las
entidades federativas que integran la República mexicana.
I
Como es tradición tratándose de este tipo de órganos, las Comi-
siones tienen c01npetencia para conocer de quejas en contra de órga-
nos de la administración pública y emiten recomendaciones que, C01no
j
,
tales, no son vinculantes. En 1999 y en 2011 se reforma nuevamente
el marco constitucional del ombudsman para fortalecer su autonomía I
y para darle mayor fuerza a las recomendaciones a través de un esque-
ma de control parlamentario.
En la práctica, las comisiones han hecho una tarea impresionante
y muy positiva para denunciar hechos atroces como la tortura, la des-
105 José Ramón Cossío, "Artículo 105" en CARBONE!.L, Miguel (coord.), Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos comentada y concordada, cit., t. rv, pp. 180 Y ss; Joaquín BR:\GE CA-
MAZANO, La acción abstracta de inconstitucumaluiad, México, üNAiví, 2003.
l. Reglas y princiPios
Ioe Miguel CARBONELL. (editor), Neoconstitucionalismo(s), 4a. ed., Madrid, Trotta, 2009; Miguel
CARllONELL(editor), Teoría del neoconstitucionalismo. Ensayos escogidos, Madrid, Trotta, 2007; Miguel CAR-
BONELl.y Leonardo GARCÍA]ARAMILl.O(editores), El canon neoconstitucional, Madrid, Trotta, 2010;
. Tecla MAzzARF_'>E (coord.), Neocostituxionalismo e tutela (soura) nazionale dei diruti fondarnentali, Turín
Giappichelli, 2002; Sussana POZZOLO,Neoconstituzionalismo e positivismo giuridico, Turín Giappichelli,
2001; Eduardo RIBEIROMOREIRA,Neoconstitucionalisrno. A invasao da Consiiiucao, Sao Paulo, Editora
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al derecho a través de los derechos, Madrid, Trotta, 2009; PRIETOSANClIÍSLuis, El constitucionalismo de
los derechos, Madrid, Trotta, 2013.
107 Jaime CARDENAS,La argumentación corno derecho, México, I1J-UNAM, 2005, pp. 39 Y ss.
Por su parte, Luis Prieto señala que "[e]lllamadojuicio de ponderación o proporcionalidad su-
pone ClCilSO ("1hallazgo más celebrado de la interpretación constit.ucional y presenta interesantes
91
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92 MIGUEL CARBONELL
que de forma muy tímida y lent.a, comienzan a surgir algunos criterios en materia de derechos
fundamentales. Véase la obra Los derechos humanos en la actividad jurúdiccional de la Suprema Corte
deJusticia de la Nación, México, SCJN, OACNUDH, 2010, 2 ts.
110 Un buen panorama de la tarea que actualmente debe desempeñar el juezse encuentra
en AlI.\ROl\", Barak, Thejudge in a democracy, Princeton, Princeton University Press, 2006; también
es interesante para el mismo propósito, aunque lo aborda con una perspectiva más amplia,
IAO¡\Rl;IZ, La ju.Tisd·icción constitucional en Europa. Bases teóricas y políticas, Madrid,
Marian AIIL .....
Civitas, 2005. Una visión desde el constitucionalisl1lo norteamericano está en Richard POSNE.R,
Cómo deciden los jueces, Madrid, Marcial Pons, 2011.
111. Gregorio PECI-:SB.\RBA, Los valores superiores, Madrid. leCHOS, 1984. Aunque el texto se
refiere a la Constitución española ele 1978, contiene valiosas indicaciones que pueden ser apli-
cadas a otros contextos.
112 Gustavo ZACREBEU;KY se ha encargo de ilustrar esta dificultad en El derecho dúctil. Ley,
derechos, justicia, 9a. ed., Madrid, Trotta, 2009, pp. 93 Y ss.
,,~ Sobre la forma en que el juez alcanza en la actualidad una posición institucional cons-
titucionalmente correcta pueden verse las reflexiones ele Perfect.o Andrés I1ÜÑEZ,"El juez" en DIEZ
Prcxzo, Luis María (editor), El oficio dejurista, Madrid, Siglo XXI, 2006, pp. 149-169, Y especial-
mente pp. 152-155 en las que explica el modelo dejuez dentro de "la alternativa neoconstitu-
cional".
11'1 Ver al respecto, la obra de Sergio GARcí/\ R'\:\líKEZ,y Mauricio Dl~LTOKo Ht.:ERT/\,México
ante la C01'te Interamericano de Derechos Humanos. Decisiones y transformaciones, México, Porrúa,
UNAM,2011.
11" Caso Castañeda Gutman 7IS. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia ele 6 ele agosto ele 2008. Serie C No. 184. Un análisis del caso puede verse en Eduar-
do FERRt:RMAc-GREcORy Fernando SILVAG.\RcíA,El caso Castañeda ante la Corte [nieramericann de
Derechos Humanos, México, Porrúa, UNAM, 2009.
se
ili- Ilti Caso Rodilla Pachecous. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sen-
tencia ele 23 ele Noviembre ele 2009. Serie C No. 209. Una explicación de la sentencia está en
.ey, Eduardo FERRER-MACGREGUR y Fernando SILVAG.\RCÍ.\,JUTisdicción militar y de-rechoshumanos. El
caso Radilla ante la Corte Interamericana de DerechosHumanos, México, UNAM, Porrúa, 2011.
"!S-
117 Caso Gtmzález y otras ("Campo Algodonero") us. México. Excepcum Preliminar, Fondo, Repa-
fEZ
raciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre ele 2009. Serie C No. 205. El análisis respectivo
'11- en Eduardo FERRERMAC-GR1':COR y Fernando SILVA G.'\RCÍA,Losfeminicidios de Ciudad Juárez ante la
u- C01"teInteramericano de DerechosHumanos. Ca.soCampo Algodonero, México, Porrúa, UNAM, 2011.
1111 Caso Cabrera Garcia y Montiel Floresvs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
ca Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2010 Serie C No. 220. Sobre los alcances de esta sen-
a, iencia, uul. Eduardo F~~RRER MC-GREl:OR,"Interpretación conforme y control difuso de conven-
cionalidad. El nuevo paradigma para el juez mexicano" en CARBIJNE!.l., Miguel y Pedro S..\l.AZAR
:s. (coords), La reforma constitucional de derechoshumanos: un nu.evoparadigma, cit., pp. 339 Yss.
r- 11!l En general sobre este tipo de interpretación, GAseL))';ABEl.I.AN,Marina, "Interpretación
le conforme (con la Constitución)" en W. AA., Diccionario de derechoconstitucional, 3a. ecl., México,
Porrúa, UNAM, 2009, t. II, pp. 796-801.
Artículo 7.- Para los efect.os del artículo anterior, cuando se presenten
diferentes interpretaciones, se deberá preferir aquella que proteja
con mayor eficacia a las personas o a los grupos que sean afectados
por conductas discriminatorias.
I~() C:\BALl.fRO
C)t:¡¡o.'\, José Luis, "La cláusula de interpretación conforme y el principio pro
persona (artículo 1, segundo párrafo. de la Constit.ución" en CARBUi\ELL, Miguel y SAL\Z:\R, Pedro
(coorrls), La reforma constitucional de derechos humanos: un nuevo pamdigma, cir., pp. 103 Yss.
121 Los alcances y la interpretación de ese precepto se analizan en SAÍZARr-.:AÍz, Alejandro,
La apertura constitucional al derecho intemacionaly europeo de los derechos humanos. El artículo 10.2
de la Constitución espa'iiola, Madrid, CGPJ, 1999. Ver también el artículo 16.2 de la Constitución
portuguesa de 1976.
I~~ Ver al respecto el muy profundo texto de FERRER Mf\C-GREC;()R,Eduardo, ....Interpretación
conforme y control difuso de convencionalidad. El nuevo paradigma para eljuez mexicano" eu CAR-
!\U:'\EI.L y S:\I.Aí'_\R (coords), La reforma constitucional de derechos humanos, cit., pp. 339 y ss.
121 Décima Época, Primera Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro V. Febre-
ra de 2012, T 1, p. 659, aislada, Constitucional. Núm. de tesis: la. XXVI/20l2 (lOa.).
125 SemanarioJudicial de la Federacióny su Gaceta, Libro XV; Diciembre de 2012, T.o 1, Tesis:
la. CCLXXVI/2012 (lOa.), p. 530.
>S
l. Introduccum
'e
:0 Como ya se dijo en el capítulo l, el terna de los derechos humanos
lS es uno de los más importantes en la historia del constitucionalismo.
n De hecho, la regulación de los derechos es, junto al tema de la divi-
1.;. sión de poderes, una de las.columnas vertebrales de cualquier texto
.a constitucional como lo señalaba el famoso artículo 16 de la Declara-
ción de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del 26 de agosto
de 1789 (conocida como la "Declaración francesa" de derechosj.w
Debido a lo anterior, parece razonable suponer que los derechos
humanos hayan sido ampliamente regulados en la Constitución mexi-
cana de 1917 y hayan sido también objeto del mismo ritmo de cambio
constitucional que ha afectado al conjunto de la Carta Magna.
En el periodo de tiempo estudiado (1997-2012) hemos visto im-
portantes y profundas reformas constitucionales relativas al tema de
los derechos. Durante el periodo de gobierno del Presidente Ernesto
Zedilla (1994-2000), de un total de 16 decretos de reforma constitu-
cional que fueron expedidos, 6 se refirieron a los derechos humanos;
durante el gobierno de Vicente Fax (2000-2006) fueron publicados
18 decretos de reforma constitucional y 4 fueron sobre derechos hu-
manos; en el periodo de gobierno del Presidente Felipe Calderón
(2006-2012) se publicaron 38 decretos de reforma constitucional, de
los cuales 14 tienen relación con el mismo tema.
Si se revisan las votaciones que se han producido en ambas Cá-
maras del Congreso de la Unión, se podrá llegar a la conclusión de
que las reformas en materia de derechos humanos han generado
grandes consensos políticos y han atravesado a todas las fuerzas po-
líticas. De hecho, no puede decirse (a partir de la evidencia empírica
12h CARBONELL, Miguel, Una historia de los derechosfundamentales. cit.
101
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102 MIGUEL CARBO'NELL
I~CJ Ver el "Decreto por el que se declara reformado el artículo 3 transitorio del Decreto por
el que se reformaron los artículos 30, 32)' 37 de la Constitución Política de los estados Unidos
Mexicanos, publicado el 20 de marzo de 1997", publicado en el Diario Oficial de la Federación
el 26 de febrero de 1999. Esta misma reforma de 1997 (referida a la adquisición de la doble
nacionalidad por parte de mexicanos, cosa que estaba absurdamente prohibida hasta antes de
ese año), fue nuevamente modificada en uno de sus artículos transitorios mediante decreto
publicado en el Diario Oficial de la Federación el 22 elejulio ele 2007.
1:10 Ver la obra colectiva La estructura de la rendición de cuentas en México, México, UNAM-
CIDE.2010.
1:11 L(WEZ AVLLóN,Sergio, "Artículo 6" en Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
comentada y concordada, 20a. ed., México, UNAM, Porrúa, 2009, t. 1; L()f'EZ AVLLl)N,Sergio, Demo-
cracia y accesoa la informacion, México, TEPJF, 2005.
J:l2 Una explicación detallada de su contenido puede verse en CARBONELL, Miguel, El régi-
men constitucional de la transparencia, México, IIJ-UNAM, 200.8.
13:1 CARB< INEU .• Miguel. Las derechos [undomentales eTL México, cit., pp. 591 Y ss,
'guridad. A principios del siglo XXI no hay ningún otro tema que
ocupe y que preocupe tanto a millones de personas como la forma de
OQ~e .....•. ':;,r~étccionar frente a un fenómeno de delincuencia que no solamente se
:uaI- ,"'lii cobrado decenas de miles de vidas, sino que parece haber desbor-
:tiÓ~ ,.' i';':U;'?áªo cualquier imaginación cap sus actos de sadismo y crueldad. En
:ü'i~~''''''''''~·.·.··~";í~$,'aéCadasque siguieron a .la Revolución Mexicana, nunca habíamos
ción. "..:.\" •1 'hi2¡.:,\Jisto
tantos muertos con saña descomunal, tantas mutilaciones, tantas
lujo I a.gresiones.
Algo se rompió a partir del año 2006 (cuando los índices de ho-
;r¡~0!t'Y,mi.cidio
a nivel nacional comienzan a incrementarse hasta llegar en el
;",;'g,011 a un nivel que supone una regresión de dos décadas) y la pobla-
" ' ~ión no para de exigir que se arregle. Como un principio de respuesta,
'.,e elpoder reformador de la Constitución introdujo lo que puede deno-
,. minarse una reforma integral al procedimiento penal mexicano. En
efecto, a través de la reforma publicada el 18 de junio de 2008, se
ofrece una perspectiva renovada de todas y cada una de las etapas de
:00 lo que algunos han llamado el "drama penal mexicano".
len',. La reforma toca aspectos vinculados con la policía, con el Minis-
irse terio Público, con la forma de realizar los juicios y con las cárceles.
de Su puesta en marcha, que en los primeros años ha caminado con una
rdo
eda
lamentable lentitud tanto a nivel federal como en un buen número
de entidades federativas, representa el esfuerzo más integral y pro-
fundo de cambio institucional que se ha emprendido en materia pe-
por nal en toda la historia del país. Nunca ha habido un proyecto de
uva reestructuación de todo el procedimiento penal tan profundo como
eyes
el que está diseñado en la reforma de junio de 2008.
da
La primera frase del artículo 20 introducida por dicha reforma
es contundente: "El proceso penal será acusatorio y oral". Más claro
ta- ni el agua. Esta sencilla frase encierra una gran riqueza y supone la
jé- manifestación de todo un programa reformador de nuestra justicia
::lel penal. El intérprete constitucional, si quiere darle un contenido con-
lOS creto a dicho mandato, debería ser capaz de contestar al menos las
10- siguientes preguntas: ¿en qué consiste un sistema penal inquisitivo,
m- por contraste con un sistema acusatorio? dcuáles son los elementos
ue sustanciales de un sistema acusatorio? ¿cuáles son las diferencias fun-
damentales que nos permiten distinguir entre ambos sistemas y qué
ventajas derivan de uno y otro? Vamos a intentar ofrecer un esbozo
de respuesta a dichas cuestiones en las páginas siguientes. m
la I:I~ Algunas de las ideas que conforman este apartado han sido analizadas con mayor deta-
.e- lle en CARBUNELL,Miguel, Losjuicios orales en México, 6a. ed., México, Porrúa, UNAM, RENACE,
2014; ver también CA,RBONELL,Miguel y OCHO.". REZA, Enrique, ¿ Q]lé son y para qué sirven losjuicios
oralesi , l Oa. ed., M¿xiLO, Por rúa, UNAM, 2013.
I:lli DUCE Y PÉREZ PER[)OMO apuntan que "Tradicionalmente, el proceso penal de Latino-
américa se ha definido como un proceso 'inquisitivo' en el cual el juez y el fiscal son una misma
persona. El término se refiere al diseño general del sistema y en panicular al papel del juez, que
no sólo se encarga de juzgar el caso sino también de dirigir la investigación que busca descubrir
la verdad con relación a los actos lesivos", Duce, Mauricio y Pf:REZ PERDOMO, Rogelio, "La seguri-
dad ciudadana y la reforma del sistema de justicia penal en América Latina" en FRCUI\'G, Hugo,
TULCI!IN,Joseph y GOLllINC"Heather (editores), Crimen y violencia en América Latina, Bogotá,
FCE, 2005, p. 93.
l:l7 El principio de contradicción ha sido expresamente recogido entre los principios del
proceso penal señalados en el encabezado del artículo 20 de la Constitución.
ser detenido e interrogado, incluso sin ser notificado del crimen por
el cual se le investiga". I:~I!
Si bien los sistemas inquisitivos en América Latina son ahora la
.
lVO
,
~ L
"
z
)
3.
V
r
)
importante voto particular de J ohn Paul Stevens que también se refiere al punto de la separación
orgánica como caracterización de los modelos de proceso penal.
112 FERR.'\IOLI, Luigi, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, l Oa. ed., Madrid, Trotta,
2009, p. 567.
H~ En algunos sistemas acusatorios el Ministerio Público no tiene el monopolio de la ac-
ción penal. En Chile, a partir de su reforma de justicia penal acusatoria y oral, la Constitución
también otorga la facultad de ejercer la acción penal a la víctima de la conducta delictiva. Ver al
respecto el artículo 21 de la Constitución mexicana.
1'11 Ver lo que al respecto señala el artículo 16 de la Constitución mexicana, así como lo que
se indica en CARBON1':I.l., Miguel, Losjuicios orales en México, cit., pp. 79 y ss.
w, Guillermo Z~:I'F.[)A LECUONAha escrito uno de los libros más completos sobre el fun-
cionamiento y la problemática del sistema ele justicia penal en México; ver, Crimen sin castigo:
procuracion de justicia penal y ministerio público en Mé:xico, México, Fondo de Cultura Económica /
CIDAC, 2004, cita en la p. 93.
lit; Un análisis detallado de la reforma procesal penal en Chile, que en buena medida ha
servido como modelo para México, puede verse en CARBONELL, Miguel y OCIIOA R¡':ZA,Enrique,
¿Qué son y para qué sirven losjuicios orales?, cir., pp. 47 Y ss,
117 Para una distinción de las características de los sistemas inquisitivo y acusatorio ver el
texto de Ana Montes Calderón, "Elementos de comparación entre el Sistema Inquisitivo y el Siste-
ma Acusatorio" en Técnicas del Ju.icio Oral en el Sistema Penal Colombiano: Lecturas Complementarias.
Bogotá, Comisión Interinstitucional para el Impulso de la Oralidad en el Proceso Penal, USAID,
2003. pp. 17-'25. ver hltjJ:I/71'71'1t'-t~!.:vaj.comkher:chi/hiblioler:a/index.htTlll
ji
i:
1,
HlI Para una perspectiva crítica del modelo acusatorio ver SKL:\NSKY, David Ajan, "Anti-
inquisitorialism", Haroard Lau: Reoieu-, vol. 122, núm. 6, abril de 2009, pp. 1634 Yss.
119 Cuestiones que han sido certeramente criticadas por G.\RCÍA R'\MÍREZ, Sergio, La reforma
ppnal constitucional (2007-20081. México, Pornía. 2008.
Un amplio repaso a lo que significa la dignidad humana puede verse en GARZÓN VAL-
1,,0
l)~:S, Ernesto,
"cCuál es la relevancia moral del concepto de dignidad humana?", en el libro del
mismo autor Propuestas, Madrid, Trotta, 2011, pp. 35 Yss.
151 CARBC,NELL, Miguel, La libertad. Dilemas, retos y tensiones, México, UNAM, CNDH, 2008,
15~ Novena Época, Pleno, Semanario Judicial de la Federacióny su Gaceta, Tomo XXX, Di-
ciembre de 2009,'p' 8, aislada, Constitucional. P. LXV/2009.
1:,1 Décima Epoca, Tribunales Colegiados de Circuito, SemanarioJudicial de la Federacióny su
Gaceta, Libro 1, Octubre de 2011, Tomo 3, P: 1529,jurisprudencia, Civil. I.50,C, J/31 (9a.).
los peligros que se corren cuando los poderes públicos (a veces incluso
con la activa participación de los ciudadanos) pasan por alto la dig-
nidad humana y cometen indecibles atropellos.
Antes de la reforma constitucional de junio de 2011 la Constitu-
ción señalaba que el sujeto titular de los derechos (o garantías, según
la anticuada fórmula anterior a la misma reforma) era el "individuo".
Ahora elartículo 1 se refiere a la "persona".
Con independencia de si ello abre la puerta para la consideración
o no de grupos como sujetos de derechos humanos o si se están re-
conociendo derechos de carácter colectivo.!" lo cierto es que la con-
secuencia más inmedia ta tiene que ver con el hecho de que ahora
podemos afirmar con fundamento que la titularidad de los derechos
humanos corresponde también a las personas jurídicas (mal llamadas
"morales"). Se trata de un tema que ha sido escasamente desarrollado
por la doctrina constitucional mexicana, pero que a partir de la re-
f?rma parece inexcusable comprender y profundizar en sus implica-
Clones.
Más allá de las cuestiones un tanto semánticas sobre el "recono-
cimiento" o el "otorgamiento" de los derechos por parte de la Cons-
titución, lo cierto es que el artículo primero pone al mismo nivel a
los derechos que aparecen en la Constitución y los que están previs-
tos en los tratados internacionales. De esa manera, podemos afirmar
sin género alguno de duda que el derecho constitucional mexicano,
por lo que respecta a todo lo relativo a los derechos cuando menos,
se abre de forma clara y contundente al derecho internacional de los
derechos humanos, demostrando de esa manera una vocación cos-
mopolita muy apreciable.
Lo que hace el artículo primero es poner de manifiesto que son
tan importantes los derechos hUlTIanOSque tienen reconocimiento
constitucional como aquellos que figuran en los tratados internacio-
nales. Aunque ese criterio ya hubiera podido deducirse sin necesidad
de que lo dijera la Constitución, estimo que es alentador el mensaje
que el poder reformador de la Carta Magna nos está enviando. . .
15!, Sobre los derechos colectivos, TURBISCO, Neus, "El debate sobre los derechos colectivos
de las minorías culturales. Una reflexión sobre la adecuación de las premisas teóricas" en G<\R-
H(lI'ELL, Miguel. CRUZ PARCt-:RU, Juan Antonio y V:\z\.¿L'EZ, Rodolfo (compiladores), Derechos sociales
y derechos de las minorias, cit., pp. 383 Yss; CRI..!Z P,\RCERO, Juan Antonio, "Derechos colectivos" en
VV AA., Diccionario de derecho constitucional, 3a. ed., México, Porrúa, UNAM, 2009, t. J, pp. 450
Y ss: CRL'Z Pi\RCERO, Juan Antonio, "Sobre el concepto de derechos colectivos", Revista Interna-
cional de Filosofía Política, núm. 12, Madrid, 1998; una posición relativamente escéptica sobre los
derechos colectivos puede verse en UWr:Z CALERA, Nicolás, ¿¡{ay derechos colectivos? Individualidad
y socialidarl en la teoria de los derechos, Barcelona, Ariel, 2000,
m Caso Garrido y Baigorria uersus Argentina (sentencia del 27 de agosto de 1998, párrafo 41).
t:
efecto existen en el ámbito internacional, con independencia de lo
que señale la ley mexicana.!"
Como hemos podido comprobar a través de las razones, argu-
mentos y evidencias normativas expuestas en las páginas y capítulos
anteriores, el artículo 1 constitucional ofrece una gran riqueza. N o
por el considerable número de temas que trata, sino tam-
bién y sobre todo por lo mucho que pone de relevancia en relación
al resto del ordenamiento jurídico.
Quizá no sea una exageración señalar que en el artículo 1 está
contenida una mini -teoría de los derechos fundamentales, que abar-
ca principios relativos a su titularidad, a la forma en que deben ser
interpretados, a las obligaciones que generan para las autoridades
del Estado mexicano, a los principios que los rigen y que a su vez
permiten distinguirlos de otros derechos, a la no discriminación, et-
cétera.
La reforma de junio de 2011 debe suponer un poderoso incentivo
para que los derechos fundamentales desplieguen todo su potencial,
pues permite proyectar tales derechos hacia el quehacer legislativo,
administrativo y judicial.
El gran reto que ahora se presenta es aplicativo: los abogados
mexicanos deben capacitarse a fin de conocer debidamente el conte-
nido del artículo 1 (y de los demás preceptos que contienen derechos
humanos, como es obvio). A partir de dicho conocimiento debemos
esperar que se enriquezcan los argumentos que formulan los aboga-
dos en sus demandas, los jueces en sus sentencias, las comisiones de
derechos humanos en sus recomendaciones e incluso los académicos
en sus libros y artículos. Ojalá que así sea y podamos entre todos
aprovechar al máximo el contenido del artículo que encabeza nuestra
Carta Magna.
7. Conclusión
Como en otros temas, el gobierno dividido que se ha presentado
en México a partir de 1997 no supuso una parálisis legislativa en
materia de derechos humanos.
Los cambios a la carta magna fueron considerables, tanto desde
una perspectiva cuantitativa, corno desde un punto de vista cualitativo.
Hubieron muchas reformas y varias fueron de fondo, de esas que
15M Ver, en el mismo sentido, las consideraciones de CARCÍA R\MíREZ, Sergio, "Reparaciones
de fuente internacional por violaciones de derechos humanos" en CARBONELL y SALA7..AR(coords.),
La reforma constitucional en materia de derechoshumanos, cit., pp. 172 Yss.
:1
j
CAPÍTULO VIII
ACCESO A LA INFORMACIÓN Y
PROTECCIÓN DE DATOS PERSONALES
EN EL ÁMBITO DE LA JUSTICIA
l. Introducción
Uno de los reclamos más sentidos de la ciudadanía en México tiene
que ver con la justicia. En los años recientes las tareas de procuración
y administración de justicia han ido tomando cada vez mayor visibi-
lidad; los titulares de los principales medios de comunicación se han
llenado de cuestiones judiciales (entendidas en un sentido amplio) y
hemos asistido a un intenso debate alrededor de casos concretos que
estaban siendo objeto de investigaciones ministeriales o de juicios
ante nuestros tribunales.
Por otro lado, el amplio proceso de reformas importantes en la
materia también nos ha obligado a pensar en el alcance de algunos
principios tradicionales a partir de los cuales se estructura el sistema
judicial, que han sido puestos a prueba por los desarrollos tecnoló-
gicos de los últimos años.!"
A raíz tanto de esa mayor visibilidad de los temas de la justicia,
como de las reformas recientes, existen una serie de desafíos poco
estudiados y todavía irresueltos sobre el acceso a la información y la
protección de los datos personales en éste ámbito.
Es probable, en este contexto, que estemos apenas iniciando una
época en la que tendremos que replantear distintas cuestiones rela-
cionadas con la forma en la que se procura e imparte justicia en
México. Parte de ese debate tendrá que ver con la eficacia de las
tareas a cargo del Estado mexicano y con el logro de los objetivos que
se deben alcanzar: no hay duda de que necesitamos un aparato de
150 Sobre las reformas recientes en materia penal, CARBONELL, Miguel, Los Juicios orales en
México, cit.; CARBONELL,Miguel, La r-eformapenal que México necesita, Monterrey, RENACE, 2012.
Sobre la muy relevante reforma constitucional en materia de derechos humanos a la que ya nos
hemos referido en los capítulos precedentes, CARBONELL, Miguel y SALAZAR, Pedro (coords.), La
reforma constitucional en materia de derechoshumanos: un nuevo paradigma, cit..
133
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',
_;:':-~'C'~'I
sistema jurídico. Pl
Por lo pronto, ya contamos con muy importantes documentos ei 1
autoridades para evitar que un hecho ilícito suceda. Esta etapa re-
quiere que se tomen medidas legislativas y de política pública que se
traduzcan en la tipificación de conductas punibles, pero sobre todo
en la presencia de policías en nuestras calles, junto con las tácticas
de inteligencia policiaca que permitan identificar lugares y factores de
riesgo, a fin de que sean debidamente atendidos y la incidencia delic-
tiva se mantenga baja (o, al menos, se mantenga dentro de ciertos
márgenes de razonabilidad).
La principal responsabilidad en esta etapa (aunque no la única,
desde luego) corresponde a los cuerpos policiacos, los cuales depen-
den de los poderes ejecutivos tanto a nivel federal como estatal, mu-
nicipal y en el Distrito Federal.
En la etapa "preventiva" se presentan diversos 'dilemas en mate-
ria de acceso a la información y protección de datos personales, a los
que aludiremos enseguida. Lo importante en este momento es tener
claro que hay una responsabilidad muy importante del Estado mexi-
cano en su conjunto para desarrollar políticas públicas y acciones
legislativas tendientes a prevenir la comisión de delitos, de forma
que se preserve el derecho de todas las personas a la seguridad pú-
blica y él su integridad física, familiar y patrimonial.
. La prevención de los delitos se puede dar en varios ámbitos y
niveles. Desde luego, es indispensable que se difundan y conozcan
ampliamente las obligaciones de los particulares y las formas en que
dichas obligaciones pueden ser infringidas, de manera que tanto au-
toridades como particulares conozcan lo que señalan las leyes corres-
pondientes. El conocimiento y difusión de los derechos y deberes de
las personas es una valiosa herramienta para prevenir su posible vio-
lación, además de que forma parte del derecho a la información en
sentido amplio, el cual encuentra su fundamento en la parte final del
párrafo primero del artículo 60 de la Constitución mexicana (aunque
también se puede fundamentar en el párrafo segulldo del mismo
artículo, si tornamos en cuenta su vertiente de "derecho de acceso a
la información pública").
Por otra parte, también resulta esencial capacitar a los agentes de
la autoridad de forma que puedan llevar a cabo las tareas que les
encomienda la ley de forma efectiva. Muchos delitos se cometen por
la falta de preparación de los funcionarios encargados de aplicar la
ley, precisamente en aspectos relacionados con la prevención.
En la medida en que dichos funcionarios no estén preparados, la
tarea preventiva va a ofrecer resultados mediocres o incluso nulos.
Invertir en capacitación también es una forma de dar cumplimiento
al deber de prevenir la comisión de los delitos.
I~O FERR'\IOU: Luigi, Derechoy razón, Teoría del garantismo penal cit p 549
Ibl D erecho y razon,
" CIt., p. 549.
, '" ,
s-
:a 3. El juicio penal
:l'
Una vez que se termina una investigación y de que -en su casa-
se logran acreditar los elementos que requiere el artículo 19 de la
l-
Constitución para acusar penalmente a una persona, el Ministerio
IS
Público o bien un particular ejercen la acción penal respectiva ante
o .un juez. 163
;-
En este momento puede dar inicio la etapa propiamente proce-
sal, si es que un juez o tribunal estiman que hay elementos para que
e una persona enfrente un juicio. 1:a en esta etapa la publicidad de
~I todo proceso cambia las reglas que sobre protección de datos perso-
nales, presunción de inocencia y acceso a la información regían du-
II rante la etapa de la investigación. Para comprender el alcance de lb
e
que se acaba de señalar, es necesario ir por partes y abordar algunos
o
aspectos previos que resultan indispensables para advertir la forma
de organización de la justicia penal en la actualidad.
Cabe recordar que la reforma constitucional de 2008 en materia
1
de juicios orales crea dos figuras judiciales nuevas: el juez de controlo
I
juez de garantías y el juez de ejecución de penas o juez de vigilancia
penitenciaria. De momento nos interesa la primera de estas figuras, ya
que tendrá un papel destacado en el nuevo sistema de juicios orales
(además de que también nos interesa debido a que las actuaciones del
)
juez de garantías pueden tener una cierta reserva en virtud de las
competencias que ejerce). Veamos cuáles son sus competencias.
15')
- Derecho y razon,
,. CIt., p. 544.
1(i:1 La e~iste?-cia de la .acción penal privada es una de las novedades más llamativas de la
reforIT_laconstitucional publicada en el Diario Oficial de la Federacum el 18 ele junio de 2008 en
~n?~ena de proce~o. pen.al acusatorio y oral. Sobre el tema puede verse CARBONELL, Miguel, Los
JlllCZOS orales en México, cit., pp. 151 Y ss.
Ifi'l Incluso algunos de los críticos más informados de la reforma reconocen que se trata
de una medida "plausible"; ver GARGÍA Rr\MÍREZ, La reformapenal constitucional (2007-2008), cit.,
p,59.
ticia penal), todos los actos dentro del juicio son públicos. Esto im-
plica, como principio general, que cualquier persona interesada pue-
de asistir a la sala del juzgado o tribunal de que se trate y ver el
desarrollo de las actuaciones procesales,
La publicidad actúa en beneficio de la rect 1 impartición de justi-
cia, inhibe la corrupción, mantiene a las partes en un estado de mayor
igualdad y convoca a una mejor rendición de cuentas. De hecho, tal
publicidad hace posible la materialización de una parte indispensable
de '.jercicio del c.erecho de acceso a la información pública previsto
en el artículo 6 constitucional.
El.principio de publicidad procesal es aceptado en muchos países
) y s'lpone un elemento central de lucha contra .la corrupción y la in-
eficacia que crecen en escenarios opacos y alejados de la mirada pú-
blica. j1.demás, la publicidad es un elemento definidor del sistema
s acusatorio, pues como lo indica Ferrajoli, "asegura el control, tanto
externo como interno, de la actividad judicial. Conforme a ella, los
procedimientos de formulación de hipótesis y de determinación de
r. la responsabilidad penal tienen que producirse a la luz del sol, bajo
el control de la opinión pública y, sobre todo, del imputado y su de-
s. fensor. Se trata seguramente del requisito más elemental y llamativo
del proceso acusatorio" .I(}!"i
La publicidad de los juicios era una idea que ya estaba presente
en el pensamiento de la Ilustración. Jeremy Bentham escribió que
s "Cuanto más secretos han sido los tribunales, más odiosos han resul-
tado". Por su parte Beccaria afirmaba que "el escudo más seguro de
1 la tiranía es el secreto". Más recientemente ha sido Elías Canetti
s quien ha ilustrado llluy bien la relación que existe entre el secreto y
la dictadura. Dice Canetti, en su obra Masa y poder que:
"El secreto ocupa la misma médula del poder ... El detentador del
pOd,er, qu.e de él se. vale, lo conoce bien y sabe apreciarlo muy bien
1
segun su importancia en cada caso, Sabe qué acechar, cuándo quiere
alcanzar ~lgo, y sabe a cuál de sus ayudantes debe emplear para el
acech? TIene m.uchos secretos, ya que es mucho lo que desea, y los
1 combu:a en un SIstema en el que se preservan recíprocamente. A uno
le co.nHa.~aI cosa, a otro tal otra y se encarga de que nunca haya co-
murucacron en.tre ambos ... '_:fodoaquel que sabe algo es vigilado por
otro, el,cu.al: sm embargo, Jamás se entera de qué es en realidad lo
ql~e esta vIgIlandc_>,en el otro .... Así, el soberano siempre está al co-
rriente de la fiabilidad de los recipientes en que ha depositad
secretos, de su seguridad, y está en condiciones de apreciar cu~l s:;: .
11i5 F' r ..
~.RR.'\I()U.,1IlgL Derecho y razón. Teorin rlf'l gamntúmn henal. <ir . n n' ñ
J • '.1 '
esos recipientes está tan lleno que podría desbordar. De todo el sis-
t.ema de secretos sólo él tiene la llave...". 166
l(jli C\l\'NETI,Elías, Masa y poder, Muchnik Editores, Barcelona, 2000, pp. 304, 306 Y307.
)(:7 FIX Z.:~IUDlO, ~éc.to~ ':Aproximación.al est_ud~ode l~ oralidad procesal, en especial en
materia penal, Estudios juridicos en homenaie a Cipriano Gémez Lara México , Porrúa ,_, 9007
p. 916
_ . "J'
:0
"La crítica pública de las actividadesjudiciales -no la genérica de
los males de la justicia, sino la argumentada y documentada dirigida
le
a losjueces en particular y a sus concretas resoluciones- expresa, en
efecto, el punto de vista de los ciudadanos, externo al orden judicial
:a y legitimado por el hecho de que su fuerza J?ose basa en el poder
~s sino únicamente en la razón... Es por esta vía, mucho mejor que a
le través de las sancionesjurídicas o políticas, como se ejerce el control
i8.
popular sobre la justicia, se rompe la separación de la función judi-
.0 cial, se emancipan losjueces de los vínculos políticos, burocráticos y
1-:- corporativos, se deslegitiman los malos magistrados y la mala juris-
le prudencia y se elabora y se da continuamente nuevo fundamento a
le la deontología judicial" .170 .
~s
ie
La participación de la ciudadanía en la impartición de justicia,
~s derivada de la mayor visibilidad de los procesos y de la posibilidad
la misma de asistir a ellos, puede contribuir a generar una mayor cul-
le tura constitucional alrededor de la jurisdicción. 111 Esto ya está co-
menzando a pasar en materia de procesos constitucionales, gracias a
)S
las nuevas modalidades de transparencia judicial que ha ido adop-
le tando la Suprema Corte de Justicia de la Nación en los años recien-
lo tes, a partir de las cuales se puede dar seguimiento a las discusiones
~s del Pleno, ya sea a través del Canal Judicial, de las versiones esteno-
e- gráficas que se suben a la página de internet de la Corte, o bien a
través de la solicitud, con fundamento en la Ley Federal de Transpa-
rencia y Accesoa la Información Pública (y sus respectivos reglamen-
tos) de las sentencias y demás actuaciones que sean del interés del
solicitante.172
en Aunado a lo anterior, hay que valorar la enorme importancia que
17,
la publicidad procesal puede tener en el ámbito de la enseñanza del
derecho. Los estudiantes, mientras cursan la carrera, pueden asistir
ces
lo
a las audiencias públicas e irse formando criterios que les serán de
,n-
cle 170 Derecho y Tazón. Teoría del garautismo penal, cit., p. 602.
laS 111 A"'DRÉS IBAÑEz, Perfecto, "Proceso penal: équé clase de publicidad y para qué?", cit.,
es- p.64.
no S?bre e~ desarrollo de la transparencia judicial en México (y sobre sus tropiezos), CAR-
172
ón Miguel, ,Elleruro ausente? Escritos sobre el poder judicial, México, Porrüa, UNAM, IMDPC,
BOI"ELL.
2008, pp. 47 y ss. .
177 De hecho, los procedimientos que rigen la justicia para adolescentes (derivados del
mandat.o del artículo 18 constitucional), pueden ser un parámetro atendible (en sentido positivo
o negativo) para establecer las reglas de la publicidad y sus límites en el derecho penal de adul-
tos. Sobre el tema puede verse VA.SCUNCELOS MÉNm:z,Rubén, La justicia para adolescentes en México
México, UNICEF, UNAM, 2009. '
l1-
te 178 B..\RENDT, Eric, Freedom ofspeech, 2a. ed., Nueva York, Oxford University Press, 2007, p. 315.
17~) La propia reforma de 2008 es muy clara al señalar que deberá existir un registro de
:le ~etenclO~es en el artículo 16 párrafo cuarto. Como lo veremos más adelante, habrá que discutir
SIese registro puede ser consultado por cualquier persona o si se mantendrá cierta reserva; en
el. sup~esto de que se limite el acceso a la información que obra en el registro, se tendrá que
discutir sobre la extel~sión tempora.l d~ la reserva. En todo caso, la interpretación que se haga
~e ese párrafo del ~rtICulo 16 constltuc,lOnal por parte tanto del legislador como de los órganos
:le! aplicadores, de.~era p.onerse en armonia o cuando menos ponderarse con el artículo 60 párrafo
lVO segu,l:do. ~ra~clOn pnmera. que se refiere al principio general de publicidad de toda la infor-
ul- l11,aCl.onpU,bltca, aSI.como al supuesto general de excepción, cuando existan razones de interés
:co, publ~co .ast determinadas por la ley. Sobre el tema en general, CARBONELL, Miguel, El régimen
constitucional de la transparencia, México, UNAM. 2008.
I 1")11 hl"1
IHO i' ... ",,' •. T"',',,.·,
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"preceso pen:L:l' cqHt: c_~"p
...~,,,- ..\..-~.LI, ..
1 L
r,p
.
lrlf ar J y pllra nué?", cit.. D. 71.
.
lOS
miliares de las víctimas directas y no sus perpetradores, pero fueron
110 igualmente exhibidos ante los medios de comunicación como pre-
.ro suntos responsables de haber cometido un delito.
lll~
, Entre los casos que cita la recomendación que estamos comentando
do está el de Aldo C. Granada González, quien había sido detenido de
)li.~. forma arbitraria' porque tenía un nombre parecido al de una persona
que era buscada por homicidio. Pese a que la PGJDF sabía que no se
lis- trataba de la persona buscada y ya se había decretado su libertad, en
LU- varios periódicos apareció su fotografía como responsable de los he-
ros chos delictuosos; en la páginaweb de la PGJDF se difundió su nom-
da bre y su foto, considerándolo como persona capturada por su rela-
su ción con un delito de homicidio. El juzgado 56 de lo penal en el DF
en dictó un auto de libertad por falta de elementos para procesarlo a
favor de esta persona, pero el daño a su honra y a su reputación ya
lOS estaba hecho.
fe'" Otros casos se refieren a personas que fueron exhibidas por ser
.tía presuntamente responsables del delito de homicidio en grado de ten-
ro- tativa, las cuales a fin de cuentas solo pudieron ser acusadas de "en-
lOS cubrimiento por favorecimiento". A una mujer que fue citada para el
:iel efecto de que identificara el cadáver de su hija y de su nieta la exhi-
bieron corno responsable de homicidio sin haberle avisado en rnodo
alguno, de forma que en pocos minutos cambió radicalmente su
ml suerte (y hasta su vida): pasó de denunciante a persona exhibida y
por ello mismo condenada de antemano por el tribunal de la opi-
del nión pública.
~ro Además de resultar en extremo ilustrativa por los casos narrados,
so- la recomendación de la CDHDF es también interesante por los argu-
ión mentos jurídicos que contiene, los cuales desde luego pueden resul-
us- tar aplicables para resoluciones futuras que sobre el tema se dicten
ao- en el ámbito del poder judicial o, en algunos aspectos, en el ejercicio
l la de competencia de órganos garantes como lo pueden ser los órganos
encargados de la tutela de los datos personales,
de La Comisión entiende que al exhibir a personas detenidas respecto
a a de las cuales todavía no existe una acusación formal ni se ha abierto
Te- en su contra ningún proceso penal, se viola el derecho al debido pro-
ma ceso legal y a las debidas garantías judiciales, a la presunción de ino-
las cencia, el derecho a la defensa adecuada, el derecho a no ser obligado
ión a declarar contra sí mismo ni a confesarse culpable, el derecho a la
.ra- integridad personal (trato digno y humano), los derechos de las per-
00-
sonas ofendidas y víctimas del delito, el derecho a ser investigado y
eso juzgado por una autoridad y tribunal competente, independiente e
fa- imparcial establecido por la ley, el derecho a la igualdad de trato por
IH~ Ver LUNA Pr,x, Issa, "Artículo 12" en W. M., Ley de Protección de Datos Personalespara el
Distrito Federal comentada, México, INFO-DF, 2010, pp. 90 Yss.
1M:} Sobre el tema, CARBUNF.LL, Miguel (coord.), Argumentación jurídica, 3a. ed., Porrúa,
~ el
UNAM,2013.
sar los otros dos pasos del test de proporcionalidad, para comprender
bien en qué medida la exhibición es incapaz de superarlos.
La segunda pregunta que hay que hacernos es si la medida de
exhibir a detenidos ante los medios de comunicación es la menos
lesiva o la más leve en cuanto a la afectación de los derechos huma-
nos que puedan resultar afectados, de entre todas las medidas que
sean idóneas para lograr el objetivo que se propone.
En este punto cabe señalar que, si el objetivo es el de incentivar
la denuncia por parte de las personas que han sido víctimas del de-
lito al permitir que estén informadas de la detención de algún pre-
sunto delincuente, eso se puede lograr simplemenra haciendo una
política de comunicación social diferente, a través de boletines que
['
señalen el modus operandi de los detenidos y ofrezcan detalles de la
zona en la que se cometían los hechos ilícitos, la hora aproximada y
el tipo de víctimas a las que elegían. Si esa información aparece en
los, medios de comunicación, las posibles víctimas podrán estar al
tanto de la detención y contar con elementos que les ayuden a tomar
la decisión de ir a presentar una denuncia.
De esa forma se respetaría la presunción de inocencia, el debido
proceso legal y el derecho al honor, vida privada y reputación de los
detenidos, respecto de los cuales todavía no existe una acusación
formal ante una autoridad judicial ni se les ha dado el derecho com-
pleto a ejercer una defensa asistidos de abogado.
Por último: dson mayores las ventajas de la exhibición de perso-
nas, que el daño que se pueda causar al afectado? Lo cierto es que
parece que no. La tasa de no denuncia en México es abrumadora y
todo indica que se tienen que hacer cosas diferentes a la exhibición
de detenidos para incentivarla. Las personas no denuncian, según la
infornlación disponible, precisamente porque piensan que es una
pérdida de tiempo o porque no le tienen confianza a las autoridades
ministeriales. Eso es lo que hay que combatir: la sensación de desam-
paro de la víctima, que siente -muchas veces con razón- que la
autoridad no la asiste debidamente, que no le da importancia a los
casos, que no es eficaz en la tarea de investigación.
Ahora bien, lo cierto es que al exhibir a una persona se le causa
un daño importante, tanto de forma directa a su persona y a la re-
presentació:;::¡que tienen de ella en la sociedad, corno a sus familiares.
Por ejemplo, en la recomendación 3/2012 de la CDHDF se refieren
varios efectos negativos sobre las familias (en particular, sobre los
hijos menores de edad, que llegan a sufrir hostigamiento escolar
debido a que se identifica incorrectamente a' sus padres como delin-
cuentes) de las personas exhibidas.
1811 Novena Época, Pleno, Semanario Ju.dicial de la Federación y su. Gaceta, Tomo XXX, Di-
IR!) lOa. Época; la. Sala; SJ.F. y su Gaceta; Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 1; Pág. 537.
l!lO 10(1.Época; la. Sala; S].F.ysu Gaceta; Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 1; Pág. 563.
I!JI lOa. Época; la. Sala; SJ.F.ym Gacela; Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 1; Pág. 564.
102 GARCÍA RM,¡íREZ, La reformapenal constitucional, cit., p. 71.
l!l~ Ideni.
l!lfi Me he referido a este tema, con mayor extensión, en C/\RBONELL, Miguel, "Hay que de-
jar de exhibir a personas detenidas", Etcétera, núm. 139, México,junio de 2012, pp. 28 v 29.
107 SIMÓ:-< CASH:J_L\NO, Pere, El régimen constitucional del derecho al olvido digital, Valencia,
TÚ-:Ult lo Blanch, '?() I C)
In
es CAPÍTULO IX
e-
u- CONTROL DE CONVENCIONALIDAD
le
l. Introducción
la
le La reforma constitucional en materia de derechos humanos de 2011
lo tiene como uno de sus ejes vertebradores la apertura del sistema
1- jurídico mexicano al ordenamiento internacional, con todo lo que
lZ ello supone: recepción de los tratados e incorporación de los mismos
~a al derecho interno con rango constitucional, pero también reconoci-
1- miento del derecho derivado de los propios tratados y de la jurispru-
ni
dencia de las jurisdicciones internacionales que han sido reconocidas
)..;
por el Estado mexicano, entre otras muchas cuestiones.
Es en el contexto de esa apertura en el que adquiere significado
le e irrrportaricia la cuestión del control de convencionalidad, que va-
y
mos a estudiar en las siguientes páginas. ,
De hecho, el control de convencionalidad es uno de los puntos cul-
1-
minantes del conjunto de cambios que trajo consigo la reforma de
n
.e
2011; Se trata, a reserva de precisarlo con detalle más adelante, de una
'-
manifestación que anuncia un profundo cambio de época para los
II juristas mexicanos. Las reglas del juego cambiaron: los estándares de
~l nuestros razonamientos serán distintos en el futuro, los actores res-
ponsables de garantizar los derechos humanos se ampliaron de forma
l- importante, las técnicas de interpretación de los derechos variaron,
l- etcétera.
e Empecemos por una obviedad: los tratados se firman para ser
:1 cumplidos. Esta afirmación puede parecer muy obvia, pero no es
seguro que sus consecuencias lo sean tanto, a la luz de la experiencia
e mexicana cuando menos. Lo que se acostumbra a hacer en México
a demuestra que el compromiso de las autoridades respecto al cumpli-
s miento de los tratados es bastante limitado.
s El Estado mexicano es entusiasta al momento de firmar tratados
a internacionales (los ha firmado por docenas, si bien es cierto que en
algunos casos ha introducido ciertas reservas o cláusulas interpretati-
vas), pero no demuestra 1;:1 misma energía al momento de darle se-
1\l8 Remitimos al lector al Capítulo 1de este libro para abundar en los tipos de obligaciones
que generan los tratados para los Estados que los firman.
1(1(1 Sobre este pumo el criterio de la Corte l Dl I quedó recogido e n la sentencia del caso "La
Cantuta us . Perú", dictada el 29 de noviembre de 2006. En ella se señala lo siguiente:
171, En la Convención, este principio es recogido en su artículo 2, que establece la
obligación general de cada Estado Parte de adecuar su derecho uuerno a las disposi-
ciones de la misma, para garalllizar los derechos en ella consagrados, la cual implica
que las medidas de derecho interno han de ser efectivas (principio de effet utile}.
17'2. Ciertamente el artículo 2 de la Convención no define cuáles son las medidas
pertinentes para la adecuación e1el derecho interno a la misma, obviamente por de-
pender ello del carácter de la norma que la requiera y las circunstancias de la situación
concreta, Por ello, la Corre ha interpretado que tal adecuación implica la adopción de
medidas en dos vertientes, a saber: i) la supresión de las normas y prácticas ele cual-
quier naturaleza que entrañen violación a las garantías previstas en la Convención o
que desconozcan los «lerechos allí reconocidos u obstaculicen su ejercicio, y ii) la ex-
pedición de normas y el desarrollo de prácticas conducen les a la efectiva observancia
de dichas garantías, El Tribunal ha entendido que la obligación de la primera vertiente
se incumple mientras la norma o práctica violatoria de la Convención se mantenga en
el ordenamiento jurídico y. por ende, se satisface con la modificación, la derogación,
o de algún modo anulación, o la reforma de las normas o prácticas que tengan esos
alcances, según corresponda,
del federalismo), ~oo sin que sea posible oponer ninguna norma o in-
terpretación de derecho interno para deja~ de ?bservarlos.
En este contexto, el control de convencionalidad debe entenderse
como una herramienta que permite a los jueces contrastar las normas
generales internas frente a las normas del sistema convencional inter-
nacional (tratados internacionales, pero también derecho derivado de
los mismosj.?" Esto significa que losjueces nacionales deberán desarro-
llar -de oficio- una serie de razonamientos que permitan la aplica-
ción más, amplia posible y el mayor respeto a las obligaciones estable-
cidas por los tratados internacionales. Lo anterior puede conducir, en
un caso extremo, a que un juez inaplique una norma interna cuando
esté en contradicción con una norma internacional.
Veamos ahora el origen y los alcances que la CorteIDH le ha
dado al control de convencionalidad.
'..;
nar, de acuerdo con este criterio, ni la competencia de la CorteIDH
[-
ni el alcance con el que se ejerce. La sentencia contiene una "cosa
.s juzgada" que debe ser simplemente aplicada.
o La tesis correspondiente es la 65/2011 del Tribunal Pleno, cuyo
texto es el siguiente.t'"
SENTENCIAS EMITIDAS POR LA CORTE INTERAMERICANA
DE DERECHOS HUMANOS. SON VINCULANTES EN SUS TÉR-
MINOS CUANDO EL ESTADO MEXICANO FUE PARTE EN EL
e LITIGIO. El Estado Mexicano ha aceptado la jurisdicción de la Cor-
n~ te Interamericana de Derechos Humanos, por ello, cuando ha sido
l- parte en una controversia o litigio ante esa jurisdicción, la sentencia
.s que se dicta en esa,sede, junto con todas sus consideraciones, consti-
tuye cosa juzgada, correspondiéndole exclusivamente a ese órgnno
:1 internacional evaluar todas y cada una de las excepciones formuladas
:1 por el Estado Mexicano, tanto si están relacionadas con la extensión
o de la competencia de la misma Corte o con las reservas y salvedades
a formuladas por aquél. Por ello, la Suprema Corte de Justicia de la
a Nación, aun como tribunal constitucional, no es competente para ana-
o lizar, revisar, calificar o decidir si una sentencia dictada por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos es correcta o incorrecta, o si
.s excede en relación con las normas que rigen su materia y proceso.
:1 Por tanto, la Suprema Corte no puede hacer ningún pronunciamiento
[-
que cuestione la validez de lo resuelto por la Corte Interamericana
¡-
de Derechos Humanos, ya que para el Estado Mexicano dichas sen-
tencias constituyen cosa juzgada. Lo único procedente es acatar y
o reconocer la totalidad de la sentencia en sus términos. Así, las reso-
l-
luciones pronunciadas por aquella instancia internacional son obliga-
n torias para todos los órganos del Estado Mexicano, al haber figurado
:1 como parte en un lit.igio concreto, siendo vinculantes para el Poder
t- Judicial no sólo los puntos de resolución concretos de la sentencia,
sino la totalidad de los criterios contenidos en ella. Varios 912/2010.
r 14 de julio de 2011. Unanimidad de once votos en relación con la
.s obligatoriedad de las sentencias emitidas por la Corte Interamerica-
na de Derechos Humanos; votaron con salvedades: Sergio Salvador
Aguirre Anguiano, Margarita Beatriz Luna Ramos, José Fernando
Franco González Salas y Luis María Aguilar Morales. Mayoría de
ocho votos en cuanto a la posibilidad de revisar si se configura algu-
na de las excepciones del Estado Mexicano al reconocimiento de la
" jurisdicción cont.enciosa de aquélla, o alguna de las reservas o decla-
raciones interpretativas formuladas por el Estado Mexicano; votaron
'1
en contra: Sergio Salvador Aguirre Anguiano, Margarita Beatriz Luna
)
Ramos y Luis María Aguilar Morales. Ponente: Margarita Beatriz
zue SemanarioJudicial de la Federacióny su Gaceta, Libro IIJ, Diciembre de 2011, Tomo 1, tesis
P LXV/2011 (9:1.), página 5511
~',j Luna Ramos. Encargado del engrose: José Ramón Cossío Díaz. Se-
I
'1I
cretarios: Raúl Manuel Mejía Garza y Laura Patricia Rojas Zamudio.
El Tribunal Pleno, el veintiocho de noviembre en curso, aprobó, con
I el número LXV/20 11 (9a.), la tesis aislada que antecede. México,
I
Distrito Federal, a veintiocho de noviembre de dos mil once.
',1
.¡ 2) Respecto de los criterios de la CorteIDH que hayan derivado
I de asuntos en los que México no sea parte, la Suprema Corte señala
que tienen un carácter "orientador". La tesiscorrespondiente (la 66/2011
.del Pleno) tiene el siguiente texto:"'"
CRITERIOS EMITIDOS POR LA CORTE INTERAMERICANA
DE DERECHOS HUMANOS CUANPO EL ESTADO MEXICANO
. NO FUE PARTE. SON ORIENTADOR~S PARA LOS JUECES
MEXICANOS SI~MPRE QUE SEAN !\'fAS FAVORABLES A LA
PERSONA EN TERMINOS DEL ARTICULO 10. DE LA CONS-
TITUCIÓN FEDERAL. Los criterios de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos que derivan de sentencias en donde el Estado
Mexicano no intervino como parte en el litigio son orientadores para
todas las decisiones de los jueces mexicanos, siempre que sean más
favorables a la persona, de conformidad C011 el artículo lo. constitu-
cional. De este modo, los jueces nacionales deben observar los dere-
chos humanos establecidos en la Constitución Mexicana y en los tra-
tados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así
como los criterios emitidos por el Poder Jllelícial ele la Federación al
interpretarlos y acudir a los criterios interpretativos de la Corte Inte-
ramericana para evaluar si existe alguno que resulte más favorable y
procure una protección más amplia del derecho que se pretende pro-
teger. Esto no prejuzga la posibilidad de que sean los criterios inter- )
nos los que se cumplan de mejor manera con lo establecido por la
Constitución en términos de su artículo lo., lo cual tendrá que valo-
rarse caso por caso a fin de garantizar siempre la mayor protección
de los derechos humanos. Varios 912/2010. 14 de de julio de 2011.
Mayoría de seis votos; votaron en contra: José Ramón Cossío Díaz,
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Sergio A. VallsHernández, OIga Sánchez
Cordero de García Villegas y Juan N. Silva Meza. Ponente: Margarita ~
Beatriz Luna Ramos. Encargado del engrose: José Ramón Cossío Díaz. 1
Secretarios: Raúl Manuel Mejía Garza y Laura Patricia Rojas Zamudio. El
Tribunal Pleno, el veintiocho de noviembre en curso, aprobó, con el 1
número LXVI/2011 (9a.), la tesis aislada que antecede. México, Distrito
(
Federal, a veintiocho de noviembre de dos mil once.
(
I
~(), SemanarioJudicial de la Federacuni y su Gaceta, Tomo: Libro 111,Diciembre de 2011, Tomo
1, tesis p. LXVI!20 11 (9a.), página 550.
l.
dar cuenta. En primer término, parece que la Corte mexicana no
1
tuvo en cuenta una distinción elemental entre lo que se conoce como
puntos" considerativos" y puntos "resolutivos".
Evidentemente, los puntos resolutivos de las sentencias de la Cor-
teIDH son obligatorios solamente para las parte-s que participaron en
)
el juicio, como sucede en todo juicio. Esto significa que lo que la
1 CorteIDH ordena en sus sentencias que se haga (una indemnización,
l garantías de no repetición, seguimiento de investigaciones, imparti-
ciór. de curso), construcción de un monumento en memoria de las
l víctimas, etcétera), corresponde acatarlo de forma exclusiva al Estado
) parte que concurrió en el juicio. Es igualmente obvio, en consecuen-
cia, qve si México no formó parte de un juicio, no tiene ningún
deber e e acatamiento de los puntos resolutivos.
Ahora bien, épodemos decir lo mismo de las consideraciones jurí-
dicas que, en la parte argumentativa de sus pronunciamientos, hace la
CorteIDH? ¿qué tipo de obligación genera esa interpretación para los
Estados parte de la Convención Americana de Derechos Humanos?
El problema que genera la tesis de la SCJN que ya fue transcrita
es que al reconocerle un criterio "orientador" a los criterios de la
CorteIDH permite que, al resolver un caso concreto, cualquier auto-
ridad judicial mexicana se "oriente" en un sentido distinto al que sos-
tiene la jurisprudencia interamericana. Cuando eso suceda, ¿qué va
a pasar si ese criterio de unjuez mexicano es finalmente revisado por
la CorteIDH? Es Inuy probable que la CorteIDH ratifique su criterio
yen consecuencia termine descalificando la interpretación que difiera
del mismo, con lo cual una mala interpretación de la autoridad ju-
risdiccional mexicana podría dar como resultado que se condene al
Estado mexicano por violar la Convención Americana.
Además, no se estaría acatando la obligación de cumplir con lo
dispuesto en la Convención, la cual adquiere sentido y significado en
virtud de la interpretación privilegiada (y terminal, en la medida en que
no puede ser revisada) que haga la CorteIDH.
Dicha interpretación, desde mi punto de vista, debe ser conside-
rada COlUOintegralmente obligatoria, tomando en cuenta las tareas
que deben cumplir todos los Estados parte de la Convención Ameri-
cana. y dicha obligatoriedad se proyecta no solamente al quehacer
de los jueces, sino al conjunto de autoridades del Estado mexicano,
que están igualmente vinculadas (obligadas, para decirlo en rigor)
por los pronunciamientos de la CorteIDH.
Así COlno existe la denominada "cosa juzgada" (que cobra exis-
..~.~ ~:~ _. .c._",.__ ~ ~~.~_ .. _ ..~ ~ __ 1~_ ._~_~L ... :_.~ __ 1_ 1~ __ ~._ .. ~._~:_ .' .. " .h~~~~
LLIILla. )' 1VlUla. LVIlLlLl ..1. Lll lVCl lLClVlUUVVCl UL i o.o .::lLULLULICl.::lJ, • '\.IJLII1V.::l
conformes con la Constitución o con los tratados internacionales en materia ele derechos humanos,
por lo que se concluye que el órgano jurisdiccional mencionado está obligado a efectuar el control
difuso de constitucionalidad y ele convencionalidad. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL
TRIGÉSIMO CIRCUITO. Amparo directo 158/2012. Juana Quiroz Hernández. 15 de marzo
de 2012. Unanimidad de votos. Ponente: Miguel Ángel Alvarado Servín. Secretarios: Jorge Luis
Ramos Delgado y Dulce María Cuadalupe Hurtado Figueroa. Semanario judicial de la Federacumy
su Careta, Agosto de 2012, Torno 2, Tesis: XXX. 10.1 A (1Oa.), pág. 2016.
:!II Senumario judicial de la Federaciány su Caceta, tomo: Libro IU, Diciembre de 2011, Tomo
1, tesis P LXX/20 11 (Da.), página 5:"}7.Ver el análisis de esta tesis y sus consecuencias que hace
Cossío, José Ramón, "Primeras implicaciones ele! Caso Radilla", Cuestiones Constitucionales, nú-
mero 26, México,junio-cliciembre ele 2012, pp. 32 Ysiguientes. Del mismo autor, El caso Rodilla,
México. Pomí a , 2013.
215 Como complemento de lo que se acaba de citar, vale la pena tomar en cuenta también
la siguiente tesis jurisprudencial emitida por la Primera Sala de la SC]N (se cita la parte condu-
cente solamente):
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD y DE CONVENCIONALIDAD (REFORl'vIA
CONSTITUCIONAL DE 10 DE]UNIO DE 2(11) .... en el sistema jurídico mexicano actual, los
jueces nacionales tanto federales C0l110 del orden común, están facultados para emitir pronun-
ciamiento en respeto y garantía de los derechos humanos reconocidos por la Constitución Fede-
ral y por los tratados internacionales, con la Iimitante de que los jueces nacionales, en los casos
que se sometan a su consideración distintos de las vías directas de control previstas en la Norma
Fundamental, no podrán hacer declaratoria de inconstitucionalidad de normas generales, pues
únicamente los órganos integrantes del Poder Judicial de la Federación, actuando C01110 jueces
constitucionales, podrán declarar la inconstitucionalidad de una norma por no ser conforme
con la Constitución o los tratados internacionales, mientras que las demás autoridades jurisdic-
cionales del Estado mexicano sólo podrán inaplicar la norma si consideran que no es conforme
a la Constitución Federal o a los tratados internacionales en materia de derechos humanos. lOa.
Época; 1a. Sala; S]F y su Gaceta; Libro xv Diciembre de 2012, Tomo 1; Pág. 420.
~I{j Décima Epoca, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federa.ción y su
Gaceta, Libro IV, Enero ele 2012, Tomo 5, p. 4319.
~IX Décima Época, Pleno, Semanario Judicial de la. Federación y su Gaceta, Libro III, Diciembre
de 2011, Tomo 1, p. 551, aislada, Constitucional. Número de tesis: P LXVIIl/2011 (9a.).
:210 Sobre la relación entre el internet y el mundo jurídico, C\RBUNELl., Miguel y RIVER.\,
Aline, Iruernet para abogados y estudiantes de derecho, 4a. ed., México, Porrúa, 2009.
')~
_. I Z,\l;RElll,LSKY, "Jueces constituciona
" 1'"
es .cu., p. 95 .
~'I>! Idem.
Lecturas sugeridas para ampliar los temas generales tratados en este texto
(selección bibliográficau/'"
2:H Para abundar en la bibliografía sobre los temas tratados en este texto, remito a las re-
ferencias que figuran al final de CARBoNa.L,Miguel, Los derechosfundameruales en México, 5a. ed.,
México, Porrúa, UNAM, CNDH, 2012. Otras obras sobre el tema pueden verse en el apéndice
bibliográfico que figura en FERIU:R MAc-GREGOR y CARBONH,L,Miguel, Compendio de derechos hu-
manos, 3a. ed., Porrúa, UNAM, 2012.
205
/
BERLÍN, Isaiah, Cuatro ensayos sobre la libertad, Madrid, Alianza Editorial,
2000.
BERNALPULIDO,Carlos, El derecho de los der-echos.Estudios sobre la aplicacián de
los derechosfundamentales, Bogotá, Universidad del Externado de Colom-
bia, 2005.
------, El principio de proporcionalidad y los derechosfundamentales, Ma-
drid, CEPC, 2003~
BLANCOVAI.DI~S, Roberto, El valor de la Constitución, Madrid, Alianza Edito-
rial, 2006.
------, La construcción de la libertad. Apuntes para una historia del cons-
titucionalismo europeo, Madrid, Alianza Editorial, 2010.
BOBBIO,Norberto, Igualdad y libertad, Barcelona, Páidós, 1993.
-----, Teoría general de la política, Madrid, Trotta, 2003.
BRAGECAMAZANO, Joaquín, La acción abstracta de inconstitucionalidad, México,
UNAM,2005.
BURGOA,Ignacio, Las garantías individuales, 35a. ed., México, Porrúa, 2002.
CAMPBELL, Tom, La justicia. Los principales debates contemporáneos, Barcelona,
Gedisa, 2002.
CARBONEL!., José, El fin de las certezas autoritarias, México, IIJ-UNAM. 2001.
CARBONELL, Miguel (coord.), Argumentación jurídica, 3a. ed., México, Porrúa,
UNAM,2013.
------, El régimen constitucional de la transparencia, México, IIJ-UNAM,
2008.
-----~ .., La enseñanza del derecho, 3a. ed., México, Porrúa, UNAM,
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