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Biografía de Don Jacinto Perez:

Jacinto Pérez nació en Corral de Piedra, La Guaira, Edo. La Guaira, el 24 de diciembre de


1900. Pasó a la historia musical venezolana como el Rey del Cuatro; se dio a conocer en
1938 en los estudios de la Emisora radial Broadcasting Caracas, Radio Caracas Radio,
RCR, por el músico y director de orquesta Luis Alfonso Larraín, quien lo presentó como el
virtuoso del Cuatro.

Se casó, tuvo descendencia. Vivió en Caracas. Fue famoso interpretando el Cuatro. Grabó
numerosos discos de larga duración (LP), entre ellos El Rey del 4, Jacinto Pérez.

El Rey del Cuatro falleció en Caracas, el 7 de enero de 1974.

Jacinto nació en Corral de Piedra, lugar de la parte alta de La Guaira, el 24 de diciembre de


1900. Murió en Caracas el 7 de enero de 1974. El día de su 73 cumpleaños le llevamos una
torta hecha por Lolita Reyna quien falleció hace una semana y fuimos Freddy, Lolita,
Oswaldo Lares y yo. Llegaron luego Anselmo López y Alirio Díaz. Oswaldo tiene muchas
fotos. En una está Jacinto con mi cuatro, yo con el de Fredy y Fredy con el mío y estuvimos
tocando varias horas en un concierto para los enfermos en el Hospital Oncológico de
Cotiza. Durante varios años en los cuales fui Juez de La Guaira, él era el portero del
tribunal, con la única condición de que no fuera nunca ni a cobrar. Yo le llevaba la plata,
porque cada vez que iba, se paralizaba la justicia y se llenaba el Tribunal de parranderos. Le
grabé muchos casetes, tocando y hablando de su vida que es interesantísima. Actualmente
la estoy ordenando para donar los casetes a las Fundaciones Fredy Reyna y Oswaldo Lares.
Le entregaré copias de todo a 4NGEL MARTÍNEZ y a el biógrafo Azpurua. He leido
tantos disparates que me decidí tardiamente a escribir todo lo que recuerdo de Jacinto. Ese
nombre de Azuaje jamás lo pronunció. espero poder ayudar a quienes se interesen en darlo
a conocer porque es el padre de la cuatrística venezolana del siglo XX. El boom del cuatro
comienza con Fredy y mucho después con Hernán Gamboa y hoy con Cheo Hurtado, pero
lo que hicieron ellos tiene un precursor que fue Jacinto.

Es muy poco lo que se conoce de él. Casi todas sus huellas se han desvanecido en el
tiempo. Se llamaba Eduardo Azuaje. Había nacido en algún lugar del estado Aragua,
Venezuela.
Era un genuino hombre de pueblo, de humilde origen, sin fortuna. ¿Cómo fue el entorno de
su infancia? No lo sabemos. ¿Cuáles fueron sus primeros sueños? No lo sabemos. ¿Cuáles
fueron las circunstancias tempranas que impulsaron su destino? ¿Qué motivó su naturaleza
impresionable y supersticiosa? Esas preguntas y muchas otras tampoco tienen respuesta.

Lo que sí sabemos es que tenía alma de artista. Había nacido para la música. Es probable
que desde su tierna edad haya escuchado los ritmos alegres del joropo tuyero. Es
igualmente probable que haya visto con admiración la destreza y el talento de los músicos
arpistas moviendo ágilmente sus dedos sobre las templadas cuerdas.

Pero lo que si damos como cierto, es la poderosa atracción que ejerció sobre él, esa pequeña
guitarra, llamada “cuatro”, que de manera tan ajustada acompasaba el canto del arpa y el
coplero. Y también es seguro que, por haberse enamorado de ese instrumento, nació en su
mente de niño el firme deseo de poseer uno algún día. Cuando lo tuvo, comenzó su destino.

En su camino habría de encontrar muchos guías y maestros. Pasó horas y meses


aprendiendo, profundizando, pulsando aquellas cuatro cuerdas dispuestas a sonar de la
manera que él quisiese. Poco a poco fue desarrollando su técnica peculiar. Modificó la
afinación tradicional del instrumento, lo que le permitió alcanzar un mayor preciosismo de
ejecución. Y así, entre vocación y constancia, llegó el día en que sus amigos le llamaron

“EL REY DEL CUATRO”. Entonces ---tampoco sabemos por qué--- cambió su nombre
por el de JACINTO PÉREZ.

Ya lejos de su pueblo natal, se asentó en Caracas. Eran los años cincuenta. Jacinto Pérez se
dio a conocer a través de un programa diario de quince minutos en Radio Caracas, En él
interpretaba solos de cuatro, desplegando su novedosa técnica de alternar el punteo con
acordes de acompañamiento. La brevedad del programa daba cabida sólo a cuatro
interpretaciones, que eran más que suficientes para despertar la admiración de una
audiencia ávida de innovaciones.

Para esa época vivía en el populoso barrio “La Charneca” con su compañera “la negra”.
Vistiendo siempre de traje y corbata, era familiar su figura delgada y enjuta bajando cada

día por las torcidas veredas del cerro, siempre portando bajo el brazo su instrumento, la
fuente de su vida.

Jacinto era locuaz, pintoresco y algo presuntuoso. Nervioso e impresionable. La palabra


“muerte” le sobresaltaba en sumo grado y le hacía gesticular con aspaviento. Cuando
caminaba por los pasillos de la emisora, nunca faltaba alguien que se le acercara por la
espalda para propinarle un gran susto que siempre terminaba entre risas y bromas. Todos le
apreciaban y querían por su trato sencillo y gentil.
Así era Jacinto Pérez, el Rey del Cuatro. Hoy pocos le conocen. Fue el primero en darle
rango a esa nuestra guitarra criolla de cuatro cuerdas, abriendo el camino para que otros,
como Freddy Reyna y tantos más, colocasen a este instrumento en un lugar de honor dentro
de la música universal.

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