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de la Vida
Hay días que parecen eternos y la rutina nos agobia. Otro día en
casa, otro día con las mismas personas, las mismas situaciones, los
mismos problemas, la misma vida… en fin eso ha sido sin duda,
alguno de nuestros pensamientos en esta cuarentena. Como jóvenes
estamos acostumbrados a vivir todo el día corriendo, con la mente
ocupada y sin tiempo para nada. Actualmente por un factor externo
tenemos que pasar todo el día encerrados por tiempo indeterminado.
Con una mente tan rápida, tan cambiante y con el cuerpo preso es
lógico que la mente sea la única que pueda volar. Sólo que, ¿para
dónde nos lleva?
Nuestro Origen
Todos los seres humanos nacemos con una necesidad de dar y
recibir amor, porque fuimos creados por amor y nuestra naturaleza
busca sin cesar esa pieza faltante. “Amamos, porque Él nos amó
primero (1 Juan 4, 19). Algunas personas pueden no creer en esta
verdad, pero no por eso deja de ser verdad. La realidad es que la vida
es dura, la gran mayoría ha sufrido en algún momento de su vida un
vacío inexplicable, la ausencia del amor. Esa carencia afectiva es un
propulsor peligroso que nos puede llevar a buscar soluciones erradas
y decisiones precipitadas. Una búsqueda que en su humanidad jamás
encontrará su objetivo, la saciedad del corazón. Debemos entender
que nada en el mundo puede llenar la necesidad que tiene
nuestra alma del encuentro profundo con nuestro Creador.
Puedes intentar buscar amor en las cosas, en dinero, en
sensaciones, en emociones, en adquisiciones y en personas…
pero todo es momentáneo, al final del día, o de tu vida, vas a ver
mendigado un amor en la dirección errada. Eso sí que sería triste y
frustrante, pero hoy te traigo una buena noticia, aún tienes tiempo
para tomar la ruta correcta.
Convicciones Vitales
Existen en nuestro caminar diferentes convicciones o propulsiones
que nos empujan a seguir en cierta dirección. Estas pueden ser
realizaciones sociales, profesionales, afectivas o bien convicciones
trascendentales. El humano por naturaleza busca siempre una
meta a completar y eso se torna una fuerza que lo motiva y lo
conduce a trabajar duro por alcanzarlo. Sin duda la satisfacción de
cumplir con el objetivo deseado se vuelve una fortalecida
determinación. Pero, ¿qué pasa cuando luchamos por tiempo
indefinido sin ver “resultados” aparentes? Probablemente frustración,
tristeza, desesperanza y hasta deseos de desistir. El mundo de hoy
nos muestra que tenemos que ser productivos y quien no genera, no
sirve. En los trabajos, en la sociedad y hasta en la familia se pueden
observar diferentes señales de utilitarismo (doctrina que se basa en la
utilidad) y que todo lo que uno hace debe generar algo en retorno.
Ale