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CREER PARA AVANZAR

“Por la fe Abraham siendo llamado obedeció para salir al lugar que había de
recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba” Hebreos 11:8.

Creerle a Dios es hacer lo que él nos pide, lo entendamos o no, nos guste o no,
nos cause placer o no. Creerle a Dios es sencillamente obedecerle.
Abraham es un buen ejemplo de esto. Vivía cómodo en su tierra, estaba con su
familia, disfrutaba de sus amigos, podríamos decir que todo marchaba bien.
De pronto Dios le dice: “debes irte”. Tal vez no podamos imaginar lo que
significó para este hombre dejar todo por hacer caso a la palabra de Dios. Pero
allí está el secreto de este paladín de la fe, puso su fe en acción, obedeció.
Cuando vemos el final de la historia de Abraham quedamos maravillados.
Terminó siendo el padre de dos pueblos tremendamente grandes y de mucha
influencia hasta nuestros días; el pueblo de Israel y el pueblo árabe.
Seguramente no pasó por su mente a dónde Dios lo estaba llevando cuando le
pidió que saliera de su tierra. Pero esto fue posible porque Abraham le dijo sí a
Dios.
De la misma manera que sucedió con este hombre, Dios quiere obrar con cada
uno de nosotros. Él quiere hacer grandes obras pero sólo lo hará si estamos
dispuestos a creerle, es decir, a obedecerle.

Obediencia sin Condiciones ni Escusas


Cuando Dios nos pide hacer algo, debemos estar dispuesto con una actitud de
siervo, como Jesús lo hizo ÉL dijo: “Porque el Hijo del Hombre no vino para
ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”
Marcos 10:45, Mateo 20:28.

Juan 6:38, Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad,


sino la voluntad del que me envió. RV60
En otras versiones
Porque no bajé del cielo para hacer lo que yo quiero, sino lo que quiere
Dios, quien me envió. PDT
Porque yo he bajado del cielo, no para hacer lo que yo deseo, sino lo que
desea el que me ha enviado. BLP
Juan 5:30 nos dice: “No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo,
así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la
voluntad del que me envió, la del Padre.”

La obediencia debe ser inmediata.


Cuando tomamos conciencia de lo que Dios nos está pidiendo, debemos
obedecer con prontitud.

La obediencia tiene un precio.


Cuando seguimos las instrucciones de Dios estamos renunciando a nuestros
planes, a nuestros sentimientos y a nuestros gustos. Esto suele ser un sacrificio,
pero es el precio de aceptar que Dios tiene razones importantes cuando nos pide
que hagamos algo.

La obediencia debe ser completa.


Cuando Dios nos pide algo debemos tomarlo en serio y no ser parciales en el
cumplimiento. Abraham no se fue por unos días, se fue definitivamente porque
le creyó a quien lo enviaba.

Reflexión: La medida de mi obediencia es la medida de mi fe.

Quiero terminar mencionando lo que publico el pastor Alex Donnelly:


“EL MUNDO ESTÁ DE CABEZA!
Al terminar este año, uno mira con asombro las noticias y ve la paradoja entre la
inteligencia humana que puede crear vacunas sofisticadas contra el virus y al
mismo tiempo legaliza el aborto; apela por fondos para ayudar a la población en
el Yemen sufriendo los estragos de la guerra y al mismo tiempo coordina la
venta de millones de dolares de bombas para seguir atacando a esa misma
población. En Inglaterra, no permiten a los esposos de Británicos ingresar al país
para vivir con sus parejas pero otorgan asilo y la nacionalidad británica a
transgeneros de otros países. ¿Qué más nos queda que seguir anunciando el
evangelio, y clamar: "Venga Tu reino"

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