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GUSTAVO TÉLLEZ IREGUI
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LUIS HERNANDO GUARIN VARGAS
Director
GUSTAVO TÉLLEZ IREGUI
Comité de Redacción
GONZALO CATAÑO
GLORIA CALVO
RAFAEL RODRÍGUEZ R.
ISSN 0120-3916
Revista
Colombiana de Educación
No. 38-39 Bogotá Año de 1999
CONTENIDO
PRESENTACION
Balances historiográficos
ALEXIS VLADIMIR PINILLA DIAZ. Educación y cultura política: un balance historiográfico del
periodo 1946-1953
Pedagogía
Textos clásicos
Informes de investigación
GLORIA CALVO. El uso de nuevas tecnologías de la información y la comunicación en la
actualización de docentes: la experiencia AME
Reseña
JORGE ENRIQUE GONZÁLEZ ROJAS. La utopía de los PEI
PRESENTACIÓN
Hoy, cuando el papel de los intelectuales parece quedar cada vez más desdibujado frente
a la lógica del mercado, cuando ésta se “filtra” en las instituciones educativas y culturales,
presionando hacia la formación de tecnócratas desprovistos de concepciones globales sobre
la sociedad, nos parece importante destacar trayectorias biográficas que rescaten el papel
cultural de los intelectuales y, en particular, de los profesores universitarios.
En 1945, ingresó al Partido Comunista del Brasil, de donde será expulsado un tiempo
después por su contacto con lecturas de autores como León Trotsky, Rosa Luxemburgo y, en
general, de los clásicos del marxismo. Por esta época se comienza a interesar en los temas
de la burocracia, con base en experiencias vividas en sus lugares de trabajo, dedicándose a
intensas jornadas de estudio en la biblioteca, donde continúa su formación autodidacta en los
distintos saberes que competen a las ciencias sociales.
1
Buena parte de las informaciones que aquí se consignan han sido extractadas del artículo que Tragtenberg
escribió para optar a la cátedra de Teoría de las Organizaciones en la Universidad de Campinas, y que fue
publicado bajo el título “Memorial” En: Pro -Posiçóes, Unicamp, Campinas, SP, Brasil No.4, abr., 1991.
2
La Fundación Getulio Vargas es una de las instituciones más prestigiosas del país destinada a la formación de
administradores de empresa y de administración pública.
Para Daniel Libreros, Colombia enfrenta una situación de crisis económica y política sin
precedentes, reconocida por el propio gobierno, en un marco internacional de incertidumbre
económica que afecta a varios países y, en consecuencia, a los acuerdos y compromisos
regionales. Según el equipo económico al mando, la causa es no haber llevado a fondo las
políticas de ajuste fiscal; de ahí que se diga que la universidad pública falsea el costo de los
estudios, gasta mucho en funcionamiento, tiene plantas docentes muy grandes, protege
excesivamente la estabilidad, es ineficiente... La dudosa hipótesis —que se esgrime como
axioma— de que el problema es fiscal, tiene serias implicaciones para la universidad pública:
privatización del servicio, autofinanciación, alza de matrículas, mayor venta de servicios,
créditos educativos bajo los criterios de la banca privada, desestímulo a carreras no
tecnicas... todo en consonancia con lo que los organismos internacionales de crédito han
exigido. Aquí se muestra una concepción en la que la política social se mercantiliza, a
nombre de un “nuevo paradigma” de ejecución de los servicios; ello implica la transferencia
fiscal contra “indicadores de gestión” (que desconocen el papel social de la universidad). No
obstante, la situación económica no garantiza que una sociedad organizada con tales
criterios pueda dar albergue a los futuros profesionales.
Por último, Guillermo Bustamante y Luis Guillermo Díaz señalan en su artículo que la
evaluación de la calidad en Colombia, en primera instancia, no proviene de la maduración de
inquietudes educativas, pedagógicas o investigativas nacionales, sino de la aplicación de
políticas internacionales que han promovido toda una terminología al discurso educativo:
“calidad”, “eficiencia”, “eficacia”, “autonomía”, “evaluación”... Y, en segunda instancia,
señalan que la actual política educativa correlaciona información proveniente i) de pruebas
de desempeño a los estudiantes y ii) de instrumentos de factores asociados a la educación,
obteniendo esta información de manera cuestionable y manipulándola más allá de lo que las
teorías en juego permiten.
Escribir puede ser un duro oficio, pero algunas veces llega a ser mágico. En este momento
no tengo un tema panicular sobre el cual deba detenerme, pensar, desglosar. Quiero que
este texto esté orientado por los recuerdos y por el sentimiento, materiales con los cuales
pretendo alivianar las ideas. El sentimiento que hoy experimento es difícil de precisar, yo lo
llamaría de desamparo. No sé, incluso si desamparo puede ser un sentimiento o una
sensación, pero el lector sabrá de lo que hablo.
Desamparo remite por oposición a una figura fuerte, acogedora, al calor de la solidaridad,
a la sensación de bienestar de tener un hombro amigo en quien apoyarse. El desamparo a
que me refiero tiene que ver con la ausencia de un buen consejero, dispuesto a escuchar, a
discutir y a buscar juntos el mejor camino. Ausencia de aquel que sabe hacer la pregunta
clave sobre los asuntos más cotidianos. Entiendo mejor ahora la música que Sergio
Bittencourt hizo en homenaje a Jacó do Bandolim y que dice: “En aquella mesa está faltando
él y la nostalgia de él está doliendo en mí”.
Aquí me refiero a la falta que me hacen las conversaciones a la hora del almuerzo, cuando
hablábamos de la vida cotidiana y surgían temas como las relaciones entre hombres y
mujeres, en la casa, en el trabajo, las marcas de la cultura judeo-cristiana que cada uno de
nosotros trae en su forma de mirar el mundo, de los símbolos que tocan a unos y a otros
de acuerdo con sus historias personales. Sin esnobismo alguno, con la simplicidad que lo
caracterizó, Mauricio traía ejemplos históricos que inmediatamente me hacían sentir un
personaje de mi tiempo, coherente con la historia y con el lugar donde estoy. Esa posición
tranquila que él siempre adoptaba, que sólo garantiza el conocimiento, transmitía
seguridad, confianza, daba ligereza a los temas más complejos.
∗
Texto elaborado con ocasión del Seminario sobre “Mauricio Tragtenberg: “la búsqueda de la coherencia entre
el pensar y el hacer” realizado en la Universidad Estadual de Londrina, entre el 14 y 16 de junio de 1999.
Traducción de Martha Cecilia Herrera y Guillermo Bustamante Z, profesores de la Universidad Pedagógica
Nacional.
**
Profesora de la Universidad de Campinas, SP, Brasil. Investigadora grupo FOCUS, Departamento de
Administración Educativa, Facultad de Educación.
La erudición era parte integrante de su espíritu, fluía naturalmente. Era capaz de hacer
indicaciones bibliográficas a los pos-doctorados y PHDs, con la misma gentileza y
naturalidad con que indicaba lecturas a los alumnos de pregrado que lo abordaban en los
corredores y cafeterías de la universidad.
En este mismo año de 1977, Mauricio lanzaba su libro Burocracia e Ideo/ogía a cuya
lectura me dediqué un año después. Mi primera reacción fue de desánimo. Era muy denso,
yo no tenía referencias para entender lo que allí estaba siendo analizado; fue entonces que
discutiendo o, mejor, quejándome al autor, que aprendí para el resto de mi vida. Mauricio me
dijo simplemente lo siguiente: “Me tomó 6 años leer Economía y Sociedad de Weber”. Leer
un libro no es solamente seguir las frases escritas por el autor, es preciso comprender las
1
Tragtenberg, Mauricio. Burocracia e Ideologia. Sao Paulo: Editora Ática, 1977. Este libro fue originalmente la
tesis de doctorado defendida por Mauricio en la Universidad de Sao Paulo.
bases del pensamiento que está expuesto, saber con quién el autor está discutiendo, de
quién es heredero. En síntesis, la producción de un autor está situada en la historia, en el
universo del pensamiento sobre el tema que escribe. Lo que Mauricio me dijo ese día fue que
no entendería su libro si no iba a los pie de página y no buscaba sus fuentes y sus
interlocutores.
¡Valió la lección! Volví al libro y por un semestre me dediqué a la lectura y comprensión del
capítulo II, “Las armonías administrativas, de Saint-Simon a Elton Mayo”. Con este estudio
diseñé el programa de la disciplina “Principios y Métodos de Administración Educativa I,’,
para el curso de Pedagogía. Fue con este estudio que aprendí el significado del tecnicismo
en educación que se estableció en Brasil a lo largo de este siglo. Aprendí lo que significa
tratar las teorías de la administración a través de sus principios históricos, filosóficos,
económicos y sociológicos. Pues, al hacer esa lectura, me vi obligada a estudiar la historia
del capitalismo, la importancia de la revolución industrial, los descubrimientos científicos y
tecnológicos, las transformaciones en el orden industrial para la producción de una nueva
teoría. O, mejor, para el surgimiento de un nuevo campo de conocimiento, como diría P.
Bourdieu.
En lugar de trazar el contexto donde las cosas sucedieron o suceden, como se ha hecho
en la mayoría de las tesis sobre educación en el Brasil, donde el tal contexto histórico es un
capítulo aparte al comienzo de la tesis y que, en general, no ayuda a explicar el problema de
estudio, en las obras de Mauricio, y en las tesis que él orientó, los datos históricos y los
principios económicos, filosóficos o sociológicos están integrados en el análisis hecho, en la
perspectiva en juego sobre el problema de estudio.
Lo que sucede en el capítulo sobre “Las armonías administrativas” es que, de los análisis
sobre las condiciones objetivas del trabajo, con base en la infraestructura tecnológica,
Mauricio va tejiendo la red de explotación capitalista en relación con el trabajador en el
universo fabril, cotejándola con el pensamiento político-económico-social y filosófico de cada
época, a partir del siglo XVIII. El problema central para el autor parece ser el de encontrar el
lugar de los intelectuales que producen las teorías sobre la sociedad y descubrir a qué y a
quién sirven.
Al escoger ese texto como referencia de esta exposición, lo hice justamente porque veo la
actualidad de la preocupación en él expresa. Como veremos más adelante, este texto
permite comprender perfectamente el significado de algunas políticas académicas que están
siendo adoptadas en las universidades más prestigiosas de este país y de otros de América
Latina, presentadas como reformas, procesos de modernización, avances democráticos,
cuando en verdad no pasan de viejas propuestas de un nuevo tecnicismo.
finales de siglo— o, cómo debe ser gobernada la sociedad, si por los productores, por los
nobles o por la iglesia —como le preocupaba a Saint-Simon2—. Se trata más bien de si la
empresa asume el lugar de la sociedad, si ella misma es su horizonte y si lo que debe ser
pensado son las formas de hacerla crecer y fortalecerse. Es, pues, esta transformación en la
concepción de la sociedad y de la política lo que va a permitir el surgimiento de la
Administración Científica de Taylor.
Los estudios de este ingeniero, antiguo obrero, sobre el proceso de trabajo, centrado
especialmente en el control de tiempos y movimientos, marca el surgimiento de las teorías de
las organizaciones. Taylor escribe, basado en las observaciones que realizó en empresas
americanas, con miras a garantizar mayor lucro y mayor productividad en la industria.
Aunque la introducción de su libro haga referencia a la situación americana y a la necesidad
de producir para el enriquecimiento del país y para el bienestar de los trabajadores, la teoría
de la administración que se inicia con ese pensamiento, va a ocupar el lugar de la teoría
política y de los análisis sociales globales, herederos del humanismo. Allí donde antes estaba
el hombre y la sociedad, ahora se encuentra la empresa y la productividad.
Pero la historia sigue su curso y el tiempo hace su trabajo. El taylorismo no fue jamás
aceptado por los trabajadores. Las formas de resistencia, ausentismo, huelgas, operación
tortuga... significaron presión sobre las empresas y sus gestores y dieron origen a nuevas
respuestas del capital, en forma de teorías de la administración. La teoría de las relaciones
humanas en el trabajo —desarrollada inicialmente por Elton Mayo y Mary Parker Follet— y
los estudios realizados por Jacob Levy Moreno, aparecen como tentativas de dorar la píldora
amarga del taylorismo, transformando lo superfluo pero manteniendo lo esencial en las
relaciones de trabajo, es decir, la separación del trabajador de las decisiones sobre el
trabajo, el lucro y el ritmo de producción, garantizando así los mecanismos de explotación y
acumulación.
2
Tragtenberg, M., Op.Cit., pp. 58 -89.
a la producción, sino que acaba por invadir todos los espacios de las relaciones humanas,
incluidas la escuela, la iglesia, el club.., allí donde quiera que el individuo actúe.
La extensión y dureza de la lucha se debió al hecho de que una vez alcanzado un cargo o
función de dirección, los ex-profesores pasan a defender, con uñas y dientes, los privilegios
de estos cargos. Es de ahí que surgen las asociaciones de directores y supervisores,
encargados de defender los derechos adquiridos por sus asociados, oponiéndose
lógicamente a quienes permanecen en el aula.
Por otro lado, en las universidades, las facultades de educación, que se habían
estructurado por departamentos —ofreciendo la formación técnica a los cuadros de la
escuela (supervisores, orientadores, inspectores y directores)— luchaban por mantener estos
cargos en las escuelas de primaria y secundaria, preservando de esta forma sus propias
actividades, sus campos de investigación y áreas de entrenamiento.
Esta posición, que se mantuvo en la Unicamp por lo menos hasta 1997, merece ser mejor
analizada. Para las escuelas primaria y secundaria, los profesores universitarios defendían el
nombramiento por concurso de directores y supervisores, la estabilidad y la formación
técnica; mientras que, para la gestión universitaria, defendían la rotación en los cargos y la
elegibilidad de todos los profesores, independientemente del área de formación. En otros
términos, “la fórmula ofrecida a los otros no nos sirve a nosotros”.
Pero, como bien señalaba Tragtenberg, en concordancia con Hanna Arendt y Bourdieu
entre otros, la educación, conservadora por naturaleza, sigue en contravía del proceso
histórico. Así, mientras los educadores luchan, unos por el mantenimiento y otros por la
3
Entre los textos básicos sobre el tema, escritos en este período se puede citar: A escola como organizaçáo
complexa; Relaçóes de Poder na Escola; Delinqüéncia Académica.
Los nuevos aires en relación con la organización del trabajo vienen del Japón, del milagro
japonés, y las nuevas palabras de orden son: flexibilidad, calidad y evaluación. Las
expectativas del capital en relación con el trabajador pasan a ser por un trabajador más
autónomo, capaz de cambiar de tarea rápidamente, que posea una formación general y
capacidad para adquirir nuevos conocimientos. Que sea creativo, capaz de tomar decisiones,
como si el problema estuviera en el perfil del trabajador y no en la grave reducción de
empleos existente.
Entre las primeras “herramientas” de esa nueva forma de gerenciar las empresas,
adoptadas en el Brasil están los Círculos de Control de Calidad y el Just-in-Time. Tales
novedades no encuentran desarmado a nuestro experto investigador: es de los primeros en
denunciar las nuevas formas de control del trabajador. De la Faculdad de Educación de la
Unicamp parte para el Japón, Eneida Ota Shiroma, quien, orientada por Tragtenberg4, debía
ver de cerca en qué condiciones se producían esas nuevas técnicas de gestión en la Toyota.
Algunos pueden preguntarse por qué escogí este asunto para tratar aquí y creo que ahora,
después de este largo viaje es posible explicar la importancia de haber estudiado los
problemas de la administración desde el ángulo del poder. En verdad, estoy queriendo tratar
de la universidad hoy y de la nueva moda que invade la política de enseñanza superior del
Ministerio de Educación y Cultura y la política académica de buena parte de las
universidades de América Latina. Quiero analizar cómo los principios de organización y
gestión de las empresas llegaron a la reforma del Estado. La actual reforma del Estado y su
consecuente política universitaria ha dado mucho qué hablar y más todavía qué pensar.
4
Shiroma, Eneida Oto, Mudança tecnológica, qualificaçao e política de gestao, Campinas, UNICAMP, tesis de
doctorado, 1994; Edmundo Escriváo Filho, CCQ e just-in-time: Uma análise integrada, Sáo Paulo, PUC/SP,
1992.
5
Chauí, Marilena, “A universidade operacional”, Caderno Mais, Folha de Sao Paulo, p.3, 9/5/ 1999. Artículo
traducido para este Dossier
Estos tres términos que permean la política universitaria ya están en la práctica de las
empresas privadas por lo menos hace dos décadas. Son elementos de la llamada
“reingeniería empresarial” o de las nuevas formas de gestión, inspiradas, como vimos en el
taylorismo. Son respuestas al proceso de globalización de la economía y a los rápidos
cambios en el campo de las comunicaciones y de la informática. Hacen parte de las
demandas de un mercado cada vez más internacionalizado.
Volvamos pues, al problema de la universidad que, como institución social que es, no
está al margen de este proceso, generado por las nuevas formas de gestión y de
relaciones de trabajo. Esta institución atacada y defendida en diferentes momentos
históricos, se expandió y consolidó teniendo como referencia el reconocimiento público de
su legitimidad y de sus atribuciones6.
Aquí cabe considerar los diferentes agentes sociales involucrados en la trama política.
Como bien lo denunciaron Chauí y Roberto Romano7, a propósito de la política oficial para
6
Ibid., p. 3.
7
Chauí, Op. cit. y Romano, Roberto, “Entrevista Explosiva”, in Caros Amigos, no. 23, fevereiro de 1999.
Esta política viene siendo puesta en práctica por todas partes: la atribución de becas de
estudio por el CAPES [Centro de aperfeiçoamento do pessoal do ensino superior y la CNPq
[Conselho Nacional de Pesquisa] tienen como criterio número uno la productividad del
programa de posgrado, medida por la ecuación: número de alumnos por el número de
profesores en años de curso. En la misma lógica se mide el desempeño de los profesores:
número de páginas escritas en artículos o libros por tiempo de trabajo o, mejor, número de
horas en sala de clase, por número de alumnos en curso, por tiempo de trabajo.
Lo que está siendo escrito, pensado o investigado, poco importa; sin embargo, importa
mucho cuánto está siendo producido y dónde. Esta lógica de la productividad califica y
descalifica programas, universidades y docentes. Pero lo que me parece más grave es el tipo
de comportamiento que esta política ha generado en los medios académicos. Jóvenes
investigadores, recién llegados a la universidad, presionados por tal política cuantitativa y
evaluadora, están muy preocupados por una producción individual, por el artículo que
necesitan escribir y dónde publicarlo; quieren saber cuál revista está más reputada o tiene
más valor en las evaluaciones de CAPES/CNPq. Construir un espacio de investigación con
colegas y alumnos, donde se discuta la relevancia social de los temas, la coherencia y el
significado de ciertos enfoques escapa a la mirada de estos investigadores.
Pero yo hablaba de observar los diferentes agentes sociales involucrados en esta historia.
Vimos la posición del Ministerio y de las instituciones de fomento. Cabe ahora observar lo
que ocurre en el ámbito de las universidades, en las unidades de enseñanza e investigación,
no sólo cómo esa política nos viene afectando a cada uno, sino a las universidades,
facultades y centros de investigación.
Veamos, pues, algunos hechos puntuales que acaban por revelar el pensamiento vigente.
En los últimos años, las distintas universidades del país están abriendo muchos cursos de
posgrado; basta con conseguir el reconocimiento de la institución (o mejor, el título de
universidad) para que ya sus administradores piensen en abrir un programa de posgrado.
Entre las áreas de mayor oferta está la de educación, lo cual es comprensible pues las
universidades y las instituciones de enseñanza superior están obligadas a titular a sus
profesores según los índices considerados aceptables por los patrones de la CAPES/CNPq.
Esta política que vuelve la formación académica una formación instrumental parece no
tener límite. Están siendo creados, por toda América Latina, cursos de posgrado en
Evaluación Institucional y Aprendizaje. No sólo en nuevas instituciones de enseñanza
superior, sin tradición o reconocimiento, sino también en instituciones públicas de prestigio.
Intento observar estos proyectos haciéndome las preguntas ausentes en la política actual:
¿Qué significa la formación que está siendo propuesta en estos programas? ¿A quién
sirven? ¿Para qué?
Elegir la evaluación como tema de un posgrado, con maestría y doctorado, significa atribuir
relevancia y legitimidad al tema, colocándolo en condiciones de equivalencia en relación con
maestrías y doctorados en historia, filosofía política, sociología o literatura, sólo para tomar
algunos ejemplos. Esta idea me ha proporcionado cierta incomodidad y me hace pensar en
las estrategias usadas por diferentes agentes sociales para constituir un campo de saber y
legitimarlo. Así, me pongo a pensar sobre las orígenes de la evaluación, en qué momentos y
en qué espacios gana importancia, al punto de sustantivarse, ganar cuerno, volverse objeto.
Evaluar: verbo, acción. Evaluar: algo que se realiza sobre alguna cosa existente (real).
Evaluar la enseñanza, evaluar los profesores, evaluar la universidad. Pero evaluar, ¿en
relación con qué? ¿A los objetivos fijados, a un patrón establecido, a las metas
organizacionales? En fin, siempre en relación con. Así, evaluar remite a otros dos temas:
planear, juzgar.
El hombre tiene una profunda necesidad de volver siempre a clasificar todas las perso-
nas que pueda imaginar. Dividiendo el número vago y amorfo de los existentes en dos
grupos y colocándolos uno delante del otro, les atribuye algo semejante a “densidad”.
Los concentra como si tuvieran que luchar entre sí; los radicaliza y los llena de ene-
mistad. De la manera como los imagina, de la manera como los quiere, ellos tienen que
quedar necesariamente unos contra los otros. La separación entre “bueno” y “malo” es
un método antiquísimo de clasificación dualista, que sin embargo nunca es enteramente
conceptual ni totalmente pacífica. Ella implica la existencia de tensión entre los dos
lados y es importante que la sentencia cree y renueve esta tensión9.
Releyendo este texto de Canetti, veo claramente los efectos de la evaluación (juicio) de la
CAPES sobre los programas de posgrado, clasificándolos, colocando unos contra otros,
definiendo los que deben ser apoyados y los que deben ser castigados, por ejemplo con
suspensión de becas. En una evaluación clasificatoria, en la cual son atribuidas notas, no
hay espacio para pensar las diferencias, debatir los enfoques. Existe un patrón establecido
por el evaluador.
Pienso que el tema de la administración aquí abordado, que de mero ejercicio de poder
gana legitimidad científica y se establece como campo de saber, ya sería suficiente para que
por lo menos no se acepte pasivamente este nuevo paquete con sellos internacionales del
tipo Fundación Ford, Banco Mundial...
LA UNIVERSIDAD INSTRUMENTAL *
Marilena Chaui**
La reforma del Estado brasileño pretende modernizar y racionalizar las actividades estatales,
redefinidas y distribuidas en sectores, uno de los cuales es designado “sector de los servicios
no exclusivos del Estado”, es decir, aquellos que pueden ser realizados por instituciones no
estatales, en calidad de prestadores de servicios. El Estado puede proveer tales servicios,
pero no ejecuta [...] una política reguladora de estos servicios. En estos servicios están
incluidas la educación, la salud, la cultura y las utilidades públicas, entendidas como
“organizaciones sociales” prestadoras de servicios que celebran “contratos de gestión” con el
Estado.
*
Traducción de Martha Cecilia Herrera y Guillermo Bustamante Z. Profesores Universidad Pedagógica Nacional
**
Profesora del Departamento de Filosofía de la Universidad de Sáo Paulo (USP), autora de Cultura y
Democracia (Ed. Cortez) 1997, y La Nervadura de lo Real [sobre Spinoza] (Ed. Compañía de las Letras) 1999,
entre otros.
Por eso mismo, la universidad europea se volvió inseparable de las ideas de formación,
reflexión, creación y crítica. Con las luchas sociales y políticas de los últimos siglos, con la
conquista de la educación y de la cultura como derechos, la universidad se volvió también
una institución social inseparable de la idea de democracia y de democratización del saber:
bien sea para realizar esta idea, o para oponerse a ella, la institución universitaria no puede
sustraerse a la referencia de la democracia como idea reguladora, ni puede negarse a
responder, afirmativa o negativamente, al ideal social.
Una organización difiere de una institución en tanto se define por otra práctica social, la de
su instrumentalidad: está referida al conjunto de medios particulares para la obtención de un
objetivo particular. No está referida a acciones articuladas a las ideas de reconocimiento
externo e interno, de legitimidad interna y externa, sino a las operaciones definidas como
La forma actual del capitalismo se caracteriza por fragmentar todas las esferas de la vida
social, partiendo de la fragmentación de la producción, de la dispersión espacial y temporal
del trabajo, de la destrucción de los referentes que fundamentaban la identidad de clase y las
formas de la lucha de clases. La sociedad aparece como una red móvil, inestable, efímera de
organizaciones particulares definidas por estrategias particulares, compitiendo entre sí.
Sociedad y Naturaleza son reabsorbidas una en la otra y una por la otra, porque ambas
dejaron de ser un principio interno de estructuración y diferenciación de las acciones
naturales y humanas para ser tomadas de manera abstracta, como “medio ambiente”; y
“medio ambiente” inestable, fluido, permeado por un espacio y un tiempo virtuales que nos
apartan de cualquier densidad material; “medio ambiente” peligroso, amenazador y
amenazado, que debe ser gerenciado, programado, planeado y controlado por estrategias de
intervención tecnológica y juegos de poder.
Por esto mismo, la permanencia de una organización depende muy poco de su estructura
interna y mucho más de su capacidad de adaptarse velozmente a los cambios rápidos de la
superficie del “medio ambiente”. De ahí el interés por la idea de flexibilidad, que indica la
capacidad adaptativa a los cambios continuos e inesperados. La organización pertenece al
orden biológico de la plasticidad del comportamiento adaptativo.
Adaptándose a las exigencias del mercado, la universidad alteró sus currículos, programas
y actividades para garantizar la inserción profesional de los estudiantes en el mercado de
trabajo, separando cada vez más docencia e investigación. Mientras la universidad clásica
estaba vuelta hacia el conocimiento y la universidad funcional lo estaba directamente hacia el
mercado de trabajo, la nueva universidad o universidad instrumental, por ser una
organización, está volcada hacia sí misma en cuanto estructura de gestión y de
agenciamiento de contratos.
Regida por contratos de gestión, evaluada por índices de productividad, calculada para ser
flexible, la universidad instrumental está estructurada por estrategias y programas de eficacia
organizacional y, por tanto, por la particularidad e inestabilidad de los medios y de los
objetivos. Definida y estructurada por normas y patrones enteramente ajenos al conocimiento
y a la formación intelectual, está pulverizada en microorganizaciones que ocupan sus
docentes e inclinan sus estudiantes a exigencias exteriores al trabajo intelectual.
Jean-Pierre Faguer**
Gabrielle Balazs***
Así, con la informática, hasta del personal subalterno se exige una parte cada vez más
importante de actividad de servicio y de “comunicación”. Tomándose aparentemente más
autónomo, cada asalariado debe acumular las cualidades contradictorias implicadas en el
dominio técnico del puesto y en la consideración de las relaciones entre colegas, asumiendo
inclusive tareas de encuadramiento. Cada uno debe saber negociar su trabajo, auto-
evaluarse, “venderse”.
Una empresa de alta tecnología, así como todas las empresas de productos culturales —
editoriales, periódicos, cadena de televisión, grandes almacenes especializados en discos,
libros o espectáculos, casa de alta costura, etc.—, aparece como un espacio donde la aptitud
para teatralizar la presentación de sí es un triunfo esencial para el éxito de su carrera. En ese
universo que recluta un personal joven, el cuerpo es un capital que debe ser conservado,
desarrollado y mantenido. El mantenimiento del cuerpo “en forma” es un trabajo costoso,
fatigante, un tipo de ascetismo al que nadie puede escapar. Pero todo indica que se trata de
una aptitud que es distribuida de manera muy desigual, de acuerdo con el origen social o el
sexo, en la medida en que el control de las expresiones corporales o de las emociones, que
se aprende desde la primera infancia, es un indicio particularmente selectivo del origen de
clase. Parece, sin embargo, que las mujeres de origen obrero consiguen apropiarse mejor de
estas nuevas formas de “espíritu de la casa” que los hombres con la misma trayectoria
social. Todo lo que recuerda los atributos de los obreros es rechazado por ser arcaico. Los
obreros vestidos con overol de trabajo, que insultan a sus superiores —comportamiento
frecuente en una empresa común—, ya no tiene lugar. Tales formas de lucha son
*
Artículo publicado originalmente en Revista Actes de la recherche en sciences sociales N0 114, septiembre de
1996, pp 68-78. La presente traducción se apoya también en la versión portuguesa (realizada por Vanise
Pereira Dresch y revisada por Julieta Beatriz Ramos Desaulniers), publicada en la revista Ventas, Vol.42, N02
(junio de 1997). Traducción de Martha Cecilia Herrera y Guillermo Bustamante Z. Profesores Universidad
Pedagógica Nacional
**
Profesor e investigador del Centre d ‘Etudes de l‘Emploi y de la Maison des Sciences de l ‘Homme, París,
Francia.
***
Profesora e investigadora del Centre d’Etudes de l‘Emploi y del Collége de France, París, Francia.
Trabajar en la urgencia
Esta filial de una multinacional instalada en Grenoble, a comienzos de los años setenta,
fundada cerca de San Francisco en 1939, se caracteriza por una proporción de ejecutivos y
de ingenieros sensiblemente más elevada que la de las otras empresas de la región, siendo
la mayor parte del trabajo de producción subcontratada. Lo que parece definir los productos
sofisticados, como aquellos de la informática, es el importante papel de la relación con la
clientela, sobre todo en lo que concierne al mantenimiento, que lleva a unir estrechamente,
en un mismo espacio, concepción, producción y comercialización de los productos1. Lo
esencial del trabajo obrero (según un informe del departamento de personal, en 1990, los
obreros representaban el 22% de los efectivos, contra el 44% de ingenieros y gerentes2) está
consagrado al montaje y control de la calidad de los productos. Ampliamente mayoritarias
(81%), las mujeres son tan numerosas como los hombres en los empleos de obreros (50%),
pero ocupan solamente el 23% de los empleos reservados para ingenieros y gerentes.
1
Un segundo establecimiento, más centrado en la producción, fue creado después en la región de Lyon.
2
Informe de igualdad profesional entre los hombres y las mujeres del año fiscal 1990, Departamento de
Personal, marzo de 1991.
estuviese diluida en todos los niveles del personal, incluyendo los subalternos: cada
supervisor que, además, no tiene este cargo garantizado por toda la vida, es, a su vez,
sometido a la autoridad de otro supervisor; de la misma manera, cada supervisado puede
recurrir al supervisor de su supervisor.
Durante los años setenta, el crecimiento fue rápido: se pasó de una centena de
asalariados a cerca de dos mil. Admitidos en su mayoría al inicio de la vida activa, los
asalariados envejecen juntos. Los efectos de la edad son todavía más sentidos por estar
acompañados por el abandono de la gestión “humanista”, a la cual estaban muy ligados —
principalmente las mujeres—, los obreros reclutados dentro del personal dimitido de las
empresas regionales de sectores en declive3 (textil, alimentación, etc.). En los años ochenta,
obreros y funcionarios descubrieron colectivamente los problemas relacionados con la
conformación y el envejecimiento de las familias: licencias de maternidad, ausentismo ligado
a la atención de los niños de poca edad, divorcio. Como la mayoría de los grupos altamente
escolarizados, es un personal que retardó el calendario de los nacimientos: la mayoría de las
mujeres tuvo su primer hijo después de los treinta años. Si todos los asalariados comenzaran
su carrera profesional solteros, el sentido que se debe dar a esta forma de celibato
provisional es diferente para los hombres que para las mujeres, las cuales probablemente no
habrían sido contratadas si fuesen madres de niños pequeños.
Lo que nos interesó en esta investigación se refiere, menos a un estudio preciso de los
cargos, que a las trayectorias de asalariados, definidas por un conjunto de variables que no
aparecen en las categorías de las estadísticas del mercado de trabajo. En primer lugar, la
mayor parte del personal no es de la región. Reclutados en un mercado nacional e, incluso,
internacional —gracias a los lazos estrechos de la empresa con el mundo escolar4 — los
asalariados tienen pocos vínculos de familia o de amistad con la población local. En segundo
lugar, aunque una parte de ellos ocupe puestos que exigen mayores niveles académicos de
los que poseen, están lejos de ser autodidactas, de acuerdo con la idea que se tiene
habitualmente de los ejecutivos que se forman en la empresa. Al contrario, aquellos que
tuvimos la ocasión de contactar tenían buena formación escolar, inclusive de nivel superior.
Los responsables del reclutamiento insisten en la importancia que atribuyen a las
competencias escolares que permiten “evolucionar” (el “potencial”), mucho más que a los
diplomas. En fin, han desempeñado un papel importante, para cada uno de ellos: las
características “individuales” asociadas a los compromisos cívicos y las inversiones
culturales, asociativas o religiosas, así como un buen conocimiento del inglés hablado.
No se puede ser excepcional trescientos sesenta y cinco días por año. Observen que las
evaluaciones de los desempeños llegaron, inclusive, a encuadrarnos: uno es “aceptable”,
“bueno” o “muy bueno”, llegando hasta el último nivel donde las personas son
“excepcionales”. Yo les dije: “esperen ahí, ¡esto es un juego! Excepcional, la gente es
excepcional de cuando en cuando” [...] Yo ni sé: en un restaurante, un día usted le dice
al chef: “¡Ah!, ¡tu comida estaba excepcional hoy!”, porque, bueno, él tuvo un día, aquel
día, fue la genialidad del día. Yo digo: “excepcional trescientos sesenta y cinco días por
año, no es aceptable, no es posible, por tanto no debería haber nadie!”. Y, sin embargo,
hay personas que están en el nivel del excepcional.
Las tensiones pueden ser más fuertes cuando se trabaja en un ambiente joven, deportivo,
donde la competencia profesional es inseparable del culto al cuerpo5. Un conjunto de
actividades son propuestas en el horario del almuerzo o durante los fines de semana y los
días de fiesta: stretching, escaladas, tenis (una pared para escalar y canchas de tenis fueron
construidas en la fábrica), y el personal, inclusive los obreros, cuidan de su forma física,
dedicándose a actividades deportivas, consideradas como actividades de “formación
permanente”, entre otras. El trabajo con el cuerpo tiene también una dimensión moral: el
esfuerzo para dominarlo, el control de las emociones son expresiones del proyecto de
ascenso social. El vestuario, generalmente práctico, la postura física, las actitudes informales
se refieren a exigencias de salud, de gusto por la naturaleza y por el placer sano, que están
en afinidad con la representación, en las imágenes publicitarias, del cuerpo de los ejecutivos.
La enfermería es uno de los únicos lugares donde los asalariados pueden substraerse, por
un momento, a la presión que es ejercida sobre ellos y dejar provisionalmente de fiscalizarse.
“En una oficina, usted está con dos o tres, usted se des-ahoga con dos o tres; si su
producción cae o si comienza a gritar porque tiene una crisis de nervios, el edificio entero
para y mira: surgen cabezas por encima de las divisiones y dicen: “¡Ey!, ¿qué está
pasando?”. No se debe olvidar que las tensiones son todavía más fuertes porque el mercado
de trabajo, incluso en la electrónica, se ha vuelto progresivamente más selectivo. Los
5
Las publicidades recientes que han aparecido en la prensa para contratar ingenieros y técnicos insisten en el
ambiente “californiano” y en los valores de los “años 60” de la empresa.
asalariados han interiorizado el miedo al desempleo por ver a su alrededor, cada vez más,
trabajadores interinos o con contrato temporal, mientras un número cada vez más
significativo de tareas es confiado a empresas externas.
Los signos clínicos, diagnosticados por el personal médico, son numerosos: el ausentismo
y las interrupciones de trabajo, que provienen sobre todo de las mujeres, desde que los
horarios pasaron a ser fijos; los asalariados que vienen a “explotar” en la enfermería; el
“desgaste de los ejecutivos” que amenaza, en verdad, a todos los asalariados; en fin, las
depresiones y las enfermedades prolongadas.
De acuerdo con una de las enfermeras, los empleados recurren mucho a licencias de
salud, “por depresión”, “la lista de medicinas a ser tomadas está compuesta de
antidepresivos”, y “hay un malestar general”:
A partir del momento en que usted no está bien, el problema es para la empresa; es
preciso tener, al menos, una base familiar o una vida personal sólida. Si, por acaso, se
peca un poco por este lado, generalmente la gente ve las personas decaer algún tiempo
después, en el trabajo. No funciona más porque, efectivamente, sufren mucha presión en
su trabajo; sí no tuvieran una compensación afuera o algo que las renovara, que les
hiciera bien, sería el fin, el desmoronamiento [...] no hay ninguna estructura (para
atenderlos), oficialmente, eso no existe. En contrapartida, entonces, se ve con mucha
frecuencia a los supervisores asumir directamente la responsabilidad de las cosas y,
entonces, nosotros, los del servicio médico, damos saltos cuando ellos vienen a contamos
ciertas cosas [...], no sé, personas que comienzan a asumir prácticamente el divorcio de
uno de sus funcionarios.
[...] Hay ejecutivos que vienen de París, por ejemplo, X, miren en qué estado lo dejaron.
Competitivo hasta la jubilación, infarto en el aeropuerto de Washington, y todavía está ahí,
trabaja medio turno, pero creo que es alguien que realmente da su vida hasta el fin por la
HP. Es el antiguo director de... Ahora él trabaja con moderación. Yo diría que él da su
vida, con parsimonia ahora, o sea, su incidente hizo que dijera: “¡Ah, ya no más! Casi me
muero, no continúo más” y en 48 horas, pidió su dimisión de la alta dirección y les dijo:
“Encuéntrenme otra cosa, no quiero morir en un avión!”.
Si recibimos, en verdad, tanta gente en la enfermería, es por ser uno de los escasos
lugares cerrados. Una vez vi, en el departamento de personal, a alguien recibir una
llamada telefónica: su abuela, muy enferma; e inmediatamente comenzó a tener los ojos
llenos de lágrimas. Había veinte personas alrededor y todos pararon de hablar; no lo
hicieron por mal, yo diría que eso hace parte del ser humano: usted siente que alguien
recibió una llamada no muy buena, las cosas no van bien... Conclusión: usted no se
desata en sollozos en el teléfono, sino que se abstiene, se inhibe hasta de pasar por la
puerta de la enfermería. Después, es allá donde explota, porque se necesita de eso de
vez en cuando [...].
Tenemos un pequeño sistema en la enfermería que vale por lo que es, porque, como
estamos en un equipo y no podemos proponer grandes cosas a las personas, cuando
vemos que ellas están paralizadas, después de tres semanas, un mes, les enviamos una
canica, en la cual escribimos: “Bueno, escuche, usted está parado desde el día tal..., si
necesita, nos gustaría mucho tener noticias suyas; si necesita, entre en contacto”. La
enfermera que yo sustituí le hubiese gustado haber llegado a tener el estatus de asistente
social; ella hacía la parte social, atendía las personas, era alguien que tenía un dina-
mismo fantástico. Telefoneaba a las personas, hacía esto porque era antigua en la em-
presa y porque, finalmente, conocía a casi todo el mundo. Cuando ella entró, eran unos
cien; por lo tanto, era una pequeña familia. Yo llegué, ella me dijo: “Tú entiendes, algunas
veces llamo, me fue mal una o dos veces, tuve personas que me dijeron: ‘j,Qué pasa?,
¿por qué el servicio médico?, ¿usted está verificando que estoy muy enfermo?’. Y esto
puede ser vivido así, como un control”. Entonces, ahora decidimos hacer una cartica con
dos o tres frases: “si quieres, llama, si no quieres...”.
- En la mayoría de los casos, las personas nos llaman diciendo: “Estoy realmente muy
contenta, tengo la impresión de que alguien... ustedes no me están olvidando comple-
tamente”. Por desgracia, el problema es que no podemos hacer más que eso. Yo me
planteo la cuestión: un día, nos va a suceder que la persona nos va a llamar diciendo:
“¡Sí, tengo un gran problema, vengan a verme!”. Y no se cómo vamos a hacer.
- Usted decía que tenía relaciones privilegiadas con los médicos de la ciudad, ¿qué tipo
de médicos?, ¿psiquiatras, clínicos generales?
- Al comienzo, yo los enviaba... Primero, en Francia, el psiquiatra es, pese a todo, mal
visto. Decirle a alguien: “Oye, deberías ir a ver un psiquiatra, eso te haría bien”
generalmente, es un poco... Intentamos enviarle a médicos generales que disponen de
tiempo. Un buen médico general que dispone de una hora para intentar comprender un
poquito, bueno, ya es un verdadero paso, y tal vez, en su consultorio, a través de él, las
personas lograron mejorar. Y segundo, es verdad también que los psiquiatras... yo
conocía algunos a través del servicio de reclutamiento, porque su personal estudió
psicología inicialmente; por tanto, ellos tienen conocimientos en esta área. Es verdad
que conocen personas ciertamente buenas, que ayudan, pero son excesivamente caras
y para alguien que trabaja, por ejemplo, en la producción, yo diría que es casi imposible,
si le cuesta 600 francos por semana [...]. En muchos casos, es un detalle que no va muy
bien en un momento, que requeriría apenas un empujoncito y de alguien que le aclare
un poco el problema, que lo viera desde afuera y que le dijese: “Oiga, bueno, tal vez
sean esta y aquella las cosas sobre las cuales debe trabajar”, pero después, esas
personas, psicoterapeutas, resulta que no son reconocidas. por la seguridad social; es
un problema...
- Sí, dos veces [...] No era un servicio de urgencia psiquiátrica, llamamos al Servicio de
Atención Médica de Urgencia [SAMU]. Una vez —mi colega de la noche atendió eso—,
alguien estaba muy deprimido; de acuerdo con la teoría actual, si alguien está así, hay
que intentar hacerlo volver al trabajo, porque se sabe muy bien que, en casa, las
personas andan en círculos y no consiguen salir de eso. Era alguien que estaba bajo
un tratamiento muy fuerte, tuvo que duplicar sus medicinas porque no estaba bien y
tenía que soportar nuevamente, la presión de la HP, que a pesar de todo, esta ahí.
Llegó a la enfermería en un estado... estaba casi delirando; como no hay servicio de
urgencia psiquiátrica en Grenoble, tenemos que transferir todo para El “42-42-42” el
SAMU. Ellos están bien preparados para este tipo de cosas [...]. El otro caso fue el de
una chica de la cafetería que también estaba tomando medicinas; debía tomar medio
comprimido, creo, por día, pero se había tomado seis. Ella no representaba realmente
un problema para nosotros, pues dormía. Sin embargo, ¡no podíamos dejarla dormir
todo el día en la enfermería, controlándola cada quince minutos!, eso nos parecía
bastante pesado.
Control y complicidad
Sería necesario describir, al mismo tiempo, los rituales de integración y los sistemas de
auto-evaluación aplicados por supervisores —más próximos a consejeros psicológicos que a
capataces—, el abanico de las técnicas sociales de encuadre que conducen a invertir
excesivamente en los asalariados. Este modelo de gerencia está a tal punto interiorizado que
perdura, a pesar de las transformaciones recientes del trabajo que se volvió más directivo6
para el personal obrero, por causa de la crisis (recurso al trabajo nocturno, incluso para las
mujeres, y un modo de trabajo tayloriano para líneas de producción).
Los principios de evaluación a los subordinados son comunes para todos los supervisores,
pero la percepción de los problemas, los límites de intervención varían, por lo que parece, de
acuerdo con la manera como ellos “escalaron” en la empresa. Dos recorridos nos parecen
ejemplares de este proceso de vinculación con la empresa y de adhesión a su modo de
gestión. Dos supervisores, ambos de las capas medias, tienen, no obstante, una experiencia
diferente, “en lo masculino y en lo femenino”, del ejercicio de la autoridad. El hombre tiene un
baccalauréat7 en literatura, obtenido en una reputada escuela de enseñanza privada de la
región parisiense (nos había sido presentado como un ejemplo positivo de diplomado en
literatura, capaz de conseguir su reconversión en una empresa cuyo capital profesional es de
base científica); él piensa que su función implica, en cualquier ocasión, mantener distancia
de sus subordinados:
Si el desempeño cae, creo que lo que debemos hacer es constatar que efectivamente está
cayendo. Las personas comienzan a cometer equivocaciones, están distraídas, creo que
es preciso hacer que comprendan que estamos viendo que, efectivamente, hay una caída
en el desempeño, que eso no es aceptable, no es normal; eso me sucedió, hace seis u
ocho meses, con una funcionaria, yo le dije: “Escucha, OK”, ella me habló de su problema,
yo sabía lo que pasaba y le dije: “OK, su desempeño no está bien; pero no voy a tenerlo
en cuenta para esta evaluación, olvido estos tres meses, pero, mientras tanto, es preciso
que esto se resuelva rápidamente, porque no podrá durar eternamente como está” [...];
tenemos, tal vez, tendencia a cierta piedad, y esto no funciona, es realmente un desastre
[...]. De ninguna forma debemos involucramos con los problemas personales, porque es
un fracaso garantizado.
6
Un acuerdo sobre la reducción del tiempo de trabajo, para compensar el paso al trabajo nocturno y garantizar
la contratación de desempleados fue firmado, en 1992, por los sindicatos y promovido por el Estado (el primer
ministro se movilizó para reforzar el aspecto ejemplar de este acuerdo).
7
En Francia, el primero de los grados universitarios que otorga un diploma que acredita el fin de los estudios
secundarios. Suele decírsele “bac”.
8
Certificado de Aptitud Profesional, formación técnica al nivel de enseñanza secundaria [nota de la edición en
portugués].
9
En Francia, diploma o certificado que acredita una formación en nivel secundario de obrero o funcionario
calificado o técnico [nota de la traducción al portugués].
El esfuerzo exigido es todavía mayor para los funcionarios y técnicos a partir del momento
en que su capacidad fue reconocida y que fueron colocados en competencia con los
ejecutivos. Así, una antigua técnica sin título (entró en la HP antes de haber obtenido un BTS
[una prueba], para el cual no llega ni siquiera a pasar la prueba oral), fue encargada,
después de una pasantía en los Estados Unidos, de enseñar a ingenieros el modo de
utilización de un producto del cual ella es una de las únicas especialistas en esta
multinacional. Confrontada con hombres seguros de sí (“personas que son formadas no sólo
en la técnica sino también en el estado de espíritu, enseñadas a decir ‘soy bueno, soy el
mejor”’), con personal del área comercial, con un público internacional al cual ella se dirige en
inglés, muchas veces más atento a las innovaciones ligadas a este producto, su autoridad es
constantemente cuestionada: una falta de legitimidad escolar (“yo podría haber hecho
preparatoria10”), social (es hija de un chofer de bus que también se volvió instructor) e
“identitaria” (una mujer soltera en una carrera de hombres) hace que ella viva su situación
como imposible.
Encontraron que yo era muy pedagoga; mis colegas, me decían: “deberías presentarte
como instructora”. Entonces, fui allá y me aceptaron. En verdad, ellos no deberían
haberme aceptado, porque el departamento de personal estaba en contra. Pero, a pe-
sar de eso, fui admitida en el sector de entrenamiento y, con el pasar del tiempo, me
estoy dando cuenta de que el departamento de personal tenía razón: yo me adapté
muy, muy mal, fue muy difícil para mí allá. Fue casi la misma historia del bac; yo no
tengo confianza en mí, pues cuando usted está delante de dos personas para formarlas,
es preciso estar seguro, y este no era mi caso; por lo tanto, no viví bien la situación. Fui
admitida y rápidamente fui a los Estados Unidos a formarme. El curso no es como la
escuela, es peor. Usted tiene un grupo, tiene 6 máquinas y 12 personas. De hecho,
como teníamos dificultad en responder a la demanda, teníamos muchas veces 14, 16
personas. Los cursos que yo daba, ¡duraban 5 semanas! Yo pasaba, por lo tanto, 5
semanas sola en mi salón, con mis 14 muchachos, porque eran sólo hombres —yo
había sido admitida, pero era la primera mujer que ellos admitían y, en Europa, yo era la
única—[...]. La clase se dividía siempre en dos partes: en la mañana, teoría, y en la
tarde, lo que se llama los “laboratorios”, que son trabajos prácticos; en la mañana, se
explicaba el funcionamiento de la máquina: todos nuestros salones de clase tienen un
retroproyector, y proyectamos transparencias; era yo quien creaba el curso, era yo
quien escribía. Preparar una clase era una locura: yo estaba siempre atrasada, entraba
en pánico. ¡Son 5 semanas, 8 horas por día; en la noche, usted prepara entonces su
material para el día siguiente! Al cabo de 5 semanas, yo simplemente ¡estaba enferma!
Estaba muerta, no resistía más... Porque, para hacer este trabajo, las personas que lo
hacen bien no se preocupan por nada, finalmente, tienen cierto desprendimiento, una
cierta facultad de desprenderse de aquello que está sucediendo, no se...
hacer, porque sentía que iba completamente... Durante el curso, era horrible: por la
mañana, llegaba, iba a llorar al baño, y después, como era la hora de ir a la clase, ¡yo
iba! ¡Era horrible!, yo tomaba medicinas, en resumen, no aguantaba más. Contrataron
otra chica para el curso, y ella venía de una escuela de ingeniería, era ingeniera. La
pusieron a trabajar conmigo justamente: estábamos encargadas de los mismos
productos, de los mismos cursos, yo tenía que formarla. Al cabo de 6 meses, se retiró.
Al igual que yo, no aguantaba más: ¡rabiaba todo el tiempo! [risas]. ¡Era
verdaderamente el dúo infernal!
Permanecí casi un año y medio desempleada [...] cada vez que me presentaba para un
puesto, lo que no encajaba era mi formación. Pasaba por todas las etapas, tenía varias
entrevistas y, en la última etapa, siempre se presentaba un obstáculo, siempre era la
formación. Me saturé y me inscribí en Ecco11 , y después llegué un día a la HP así[...].
Un mes después, el contrato terminó y, en el intervalo, yo continuaba mis búsquedas;
entonces, más o menos seis meses después, volvieron a entrar en contacto conmigo,
diciendo: “Vea, hay una vacante de secretaria, sé que les gustaría mucho que usted la
tomase; entonces, venga a ver”. Fue así, sin pasar por el departamento de personal; era
uno de los dos jefes para quien iba a trabajar el que quería que fuese yo [...]; todo estuvo
bien, él dio el OK. Bueno, yo me dije: “Finalmente, resultó, qué maravilla”. Y después,
para mayor seguridad, pasé mi hoja de vida al departamento de personal, sin haber
dicho que tenía un DESS. Y fue allá, me acuerdo muy bien, que la responsable del
departamento de personal me dijo: “Para mí, no está fuera de duda que usted sea
contratada”, y entonces pasé después al sector de marketing, fui a verlos y les dije:
“Bueno, lo siento mucho, pero no está bien”. En seguida, tuve toda una fase de nego-
ciación, yo estaba sin trabajo. Y entonces, en el dossier, estaba bien señalado: “Me
forzaron, yo contraté”. Yo hasta comprendo la idea de ellos de emplear personas que
van a progresar después; entonces, ella me dijo: “Estoy absolutamente segura de que,
cuando usted esté aquí, lo hará, pero con relación a su formación, tarde o temprano,
usted estará frustrada”. Y fue más o menos lo que pasó después. Yo era entonces la
secretaria de dos departamentos, y es verdad que, dos años después, yo ya había
experimentado todo en el trabajo y estaba realmente frustrada.
11
Empresa de trabajos temporales [nota de la traducción al portugués].
Aquel que no encuentra su lugar, tiene dificultades”. De hecho, el estrés fue varias veces
evocado por los entrevistados que lo relacionan con la ausencia de “planeamiento de los
cargos”. Cada uno es llevado insensiblemente a mezclar trabajo y “fuera del trabajo”, a
equipar su domicilio como un anexo de su escritorio (teléfono, fax, computador portátil,
impresora)12, pero sobre todo, a causa de las incertidumbres de la vida profesional, a
someter la vida familiar y el tiempo libre a los imperativos del cargo. En el siguiente pasaje,
una joven líder sindical, ingeniera de investigación, de una familia de funcionarios públicos
parisienses y que hizo gran parte de sus estudios en el exterior, evidencia cómo esa
incertidumbre y esa evaluación permanentes pueden producir un distanciamiento del
personal que envejece (“el desgaste de los ejecutivos”), una dificultad, para las mujeres, de
ocuparse de su familia, y puede constituir, finalmente, un obstáculo a una afiliación política o
sindical.
Después de cierto tiempo, es verdad que hay algunos ejecutivos que tienen más de 50
años. Son personas que no pueden reconvertirse; entonces hoy, no tienen las compe-
tencias que HP necesita. Parece que ya hubo un caso de out-placement13. Hay casos
de personas que no tienen nada que hacer, que fueron echadas de su tarea actual por
ser consideradas no competentes, y la gente se pregunta... Se tiene la impresión de
que, para hacer alguna cosa, esperan a que la persona se desmorone. Esto no está
bien administrado y el problema es que todo el personal administrativo debe razonar en
corto tiempo, porque tiene objetivos a corto plazo, ellos están saturados por los nego-
cios [...]. Era incluso una especie de reivindicación de parte de la HP decir: “No
administramos las carreras porque no es necesario”. No hay ningún problema de
recolocación para nuestros ejecutivos. Era algo que se decía alto y fuerte. Hoy, ellos
comienzan a darse cuenta de que sería necesario, tal vez, que fuesen capaces de tener
planes para la carrera de las personas. Nadie tiene plan para la carrera. Y cuando usted
lo pide... eso me sucedió: yo me dije: “debe haber especialistas, en algún lugar, que me
puedan ayudar a saber lo que quiero hacer de mi carrera; no es problema del
departamento de personal”. Le correspondía al supervisor suministrar la asistencia... (y
para las mujeres), es preciso ser una wonderwoman, con hijos dejados un poco a su
libre albedrío, etc. (esto sucede a menudo en los Estados Unidos), para tener efectiva-
mente una carrera, progresar; creo que la elección es real, no quiero fingir que no veo
esto; es una deficiencia y es difícil justamente con toda esta cultura de sesenta horas y
12
En un reportaje presentado a comienzos de 1996, por la M6 (televisión) en el programa “Capital”, vimos, por
ejemplo, un ejecutivo del área comercial de esta empresa obligado a trabajar en la casa desde la supresión de
varias agencias comerciales en provincia. Él instaló su oficina en una pieza separada del resto de su
apartamento por una división y, cuando estaba trabajando, usaba vestido de paño y corbata.
13
Término en inglés, consagrado en el lenguaje empresarial francés, que designa el esfuerzo de las empresas
en resituar en el mercado de trabajo los empleados que no pueden ser mantenidos en la empresa [nota de la
traducción al portugués].
Es una forma de renuncia, cuando yo esté delante de una familia, mi carrera quedará, yo
misma, mi carrera quedará atrás, esto cortará mi carrera. Mantendré una actividad
profesional, sea como sea, por muchas razones, en caso de situación difícil, porque creo que
la independencia de las mujeres es algo... Soy muy sensible a esto y siempre quiero
mantener los medios de ser independiente en caso de situaciones difíciles y, para esto, es
indispensable mantener un pie en la industria, si nos descuidamos en este contexto... Si se
deja, entonces, de trabajar tres años, se está acabado. En tres años, la gente queda
completamente desactualizada en el plano de las competencias, parar tres años significa no
tener trabajo después.
Las personas tienen mucho miedo de arriesgarse en acciones del tipo representar al
personal, porque todo es individualizado: la fijación de objetivos, la evolución de la
carrera, la evaluación del desempeño, el aumento salarial, y todo es extremadamente
dependiente. Acabo de sufrir esto porque yo tenía malas relaciones con mi supervisor
[...]. Fui candidata en las elecciones municipales, tan pronto volví de la licencia, allá para
las elecciones locales, por supuesto que yo no estaba en un estado físico y nervioso
brillante, y me involucré en la campaña de las elecciones municipales, y mi supervisor
cambió completamente su comportamiento: estaba imposible, yo ya no era confiable
para él, no era posible [...] yo trabajaba cuatro días en vez de cinco y eso quería decir
claramente treinta horas, yo realmente no hacía horas extras, no era posible y, para él,
treinta horas era medio turno, no llegaba a cuatro quintos, porque un ejecutivo trabaja
sesenta horas, un ejecutivo está sujeto a todo. Yo era alguien que huía a las cinco de la
tarde para ejercer “mi segunda vida”, como él decía...
Cuando las mujeres tienen responsabilidades profesionales, las presiones del celibato
prolongado o del embarazo postergado, así como las tensiones que todos los asalariados
sienten entre su vida privada y las exigencias de disponibilidad por fuera del horario de
trabajo, son particularmente ilustradas por las parejas formadas entre asalariados (HP es
presentada, con humor, como la “mayor agencia matrimonial de Grenoble”), que comparten
los mismos gustos, así sea por el hecho de haber sido seleccionados según los mismos
criterios de formación y de expectativa de movilidad social.
Al contrario del empleo de su marido (reclutado dos o tres años después de ella para el
área de compras, con un diploma de diseñador industrial, un área donde el tránsito a
ejecutivo está “más o menos trazado”), el interés de su trabajo depende de la diversidad de
las tareas y de su disponibilidad:
En el cargo que ocupo, hay muchas cosas que, tal vez, no están escritas en blanco y
negro, pero que son hechas por la persona que lo ocupa. Es típicamente este género
de función, las funciones de secretaría, las pocas funciones de HP que se vuelven
aquello que la persona quiera hacer de ellas. Es extraordinario. Si yo quisiera tener un
trabajo rutinario, podría muy bien ocupar este mismo cargo, en el mismo lugar, y hacer
ese tipo de trabajo. La rutina, confieso que huyo de eso. Ser dirigida en aquello que
hago, tampoco me gusta mucho. Lo que me gusta es tener mi trabajo y organizarme
como quiero para hacerlo y también intentar traer cosas nuevas; esto corresponde
exactamente a lo que busco. No tengo ningún propósito de volverme ejecutiva. Ac-
tualmente, no veo en qué me aportaría eso.
Ella tiene el sentimiento de ser un “eslabón de una enorme cadena”. Es necesario tener
espíritu de equipo, saber comunicar, lo cual se facilita por la disposición de los espacios,
“nadie queda encerrado en su pequeño recipiente”; es necesario permanecer discreto. Su
función la pone en contacto con informaciones confidenciales: “son cosas que guardo para
mí; si sé ciertas cosas que conciernen al futuro de la división o a lo que sea, pienso que hace
parte de mi trabajo no decirle a nadie, ni siquiera a mi marido. Yo represento un ojo, un oído
y dedos que golpean sobre la máquina, es todo, así es preciso ver las cosas, es la manera
más sana de proceder”.
Varias veces, cuando uno de sus hijos enfermó, ella se organizó para poder trabajar en
casa: “Yo venía por la mañana, me enteraba del trabajo del día, tomaba un computador
portátil y trabajaba en casa. No estaba en el lugar de trabajo efectivamente, pero mi trabajo
pudo avanzar. Hice cosas que no siempre tengo tiempo de hacer cuando estoy aquí”. Al
contrario, le sucedió de ir a la oficina, excepcionalmente, el sábado, sin perder jamás, por
otra parte, el sentido de los límites entre tiempo de trabajo y vida familiar: “Es preciso saber
dónde se tiene que parar”.
En las entrevistas, las mujeres, tal vez más que los hombres, son sensibles a los
contrastes entre la entrega de sí exigida a todos y la competencia sistemática entre los
agentes de producción con jóvenes interinos, dispuestos a todo para conservar su puesto, o
entre los “ejecutivos formados por la empresa” con los titulados en las “grandes escuelas” 14
cuyas esposas, a menudo inactivas, pueden encargarse de la familia. La enfermera hace
espontáneamente la relación entre la degradación de las condiciones de trabajo y la
patología que ella puede observar a diario: “Vamos cada vez más hacia la depresión, tal vez
son las personas que envejecen; en la producción, diría que las personas se cansan, y esto
se vuelve cansancio físico porque es duro, las líneas de producción se vuelven cada vez más
difíciles. Se apoyan mucho en empleados temporales que, aunque les digan ‘no tiene
empleo, etc.’, en algún lugar siempre guardan aquella pequeña esperanza; por tanto, cuando
se tiene 18-20 años, si se es temporal y se trabaja duro, se hace que los otros se vean
obligados a trabajar duro, hay un cansancio físico que se instala. Y después, los ejecutivos
caen cada vez más en depresión, porque ellos envejecen a los cuarenta años. No sé si usted
vio la escalera que está en nuestro hall de entrada, pero en verdad, la carrera en la HP,
realmente, a partir de los cuarenta años, usted está en lo alto de la escalera y después... no
estaba previsto así, pero es simbólico, es bien gracioso, sí, en verdad, esta escalera estaba
prevista para estar contra un muro[...] y como hicieron una vitrina atrás, fue relegada y,
finalmente, se volvió muy simbólico, de cara al vacío..., podríamos escribir debajo: ‘carrera
HP”.
14
Establecimiento de enseñanza superior caracterizado por una selección de ingreso a través de concurso o de
títulos, por un alto nivel de estudios y por efectivos reducidos [nota de la traducción al portugués].
Algunos antecedentes
Mejorar la calidad de la educación exige no sólo medir los resultados del logro escolar
de los estudiantes sino recopilar información en torno a los procesos y recursos que
contribuyen a generar dichos resultados. El conocimiento de la relación entre estos dos
tipos de aspectos facilita la planificación y ejecución de acciones tendientes a la solución
de los problemas en la calidad educativa [MEN, 1992:10].
Esta “nueva” manera de hacer las cosas, conocida como evaluación de la calidad
educativa, es una dinámica internacional, responde a requerimientos internacionales, con el
*
Este artículo hace parte de la investigación “Análisis de algunos factores asociables al desempeño en el área
de lenguaje: el Distrito Capital frente al resultado nacional”, financiada por el IDEP para la vigencia 1999-2000.
**
Universidad Pedagógica Nacional; bustama @ colnodo .apc.org
***
Universidad Nacional de Colombia; lgdiaz @ matematicas.unal.edu co
15
La evaluación de impacto del Plan de Universalización de la educación básica primaria “que nos ha servido
de base para la investigación” introdujo esta dimensión.
aval de quienes toman las decisiones en política educativa; lo ejemplifican los siguientes
hechos:
- Ocho años después, la justificación sigue siendo igual de eufemística; Peña (1999:26)
plantea que, de un lado, habría una necesidad de unificar información a escala nacional,
dada la autonomía de los establecimientos educativos; y, de otro lado, habría “nuevas
demandas” de información y de rendición de cuentas que varios actores formulan: “el
usuario directo, que quiere saber qué pasa con sus hijos en la escuela” (como si siempre
no hubiera sido así, como si a esa demanda siempre se hubiera respondido con un
Sistema de Evaluación); “el sector productivo y la sociedad en su conjunto, que necesitan
información sobre lo que sucede en el sistema educativo, dados los vínculos entre la
educación y el desarrollo social” (algo que tampoco parece nuevo, aunque se hace difícil
saber quién puede hacer demandas a nombre de “la sociedad en su conjunto”); “y el
sector de los financiadores de la educación, cuyo interés tiene que ver con sus
expectativas sobre los rendimientos de los recursos que se invierten en ésta” (esta es la
única demanda que sí tiene demandante con nombre propio).
16
SINECE es la sigla del “Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad de la Educación”, también conocido
como SABER.
17
Declaración del presidente Pastrana al diario EL TIEMPO, noviembre 14 de 1999, pág. l5A.
18
Hace poco se realizó en La Habana, Cuba, la IX cumbre, con el tema de la Economía global.
El Plan de apertura educativa del presidente Gaviria, se proponía evaluar la calidad mediante
pruebas aplicadas anualmente, gracias a las cuales se tendría información sobre los mismos
cursos, con lo que se podrían hacer comparaciones para verificar qué había pasado con los
desempeños por curso después de las inversiones; y se tendría información sobre los
mismos niños —una cohorte— a lo largo de su educación, con lo que se podrían hacer
comparaciones para verificar si sus desempeños habían o no mejorado. De ahí que se
hicieran pruebas periódicas en 30, 50, 70 y 90: “En la primera etapa, el sistema se concentrará
en desarrollar pruebas que evalúen los logros cognitivos de los estudiantes de primaria en
las áreas de matemáticas y lenguaje. Luego, evaluará a los estudiantes de secundaria en las
mismas áreas. Posteriormente, abarcará todas las áreas académicas en ambos niveles”
[DNP, 1991:36]. Más adelante, ante el evidente vacío que el grado 11 representaba en esta
serie, se pensó en por qué el examen de Estado no culminaba todo el sistema; cosa que la
Misión de educación ciencia y desarrollo planteó como factor de mejoramiento de la calidad y
que hoy vemos realizado en el publicitado cambio de la prueba de Estado19.
Diseño de instrumentos
Los instrumentos, tanto para establecer el desempeño de los estudiantes como para
establecer factores asociables, han sido elaborados por grupos e, incluso, por personas, que
han operado independientemente unos de otros:
19
El ICFES viene haciendo público en los diarios nacionales lo que llama el “nuevo examen del ICFES”, que se
empezó a aplicar en marzo del 2000. En el marco de esta divulgación, el 22 de noviembre de 1999 hubo una
reunión técnica con jefes de admisión de las universidades.
Pero si, como creemos, en los instrumentos de desempeño hay teoría —así sea implícita—
sobre la educación y, por lo tanto sobre los factores que inciden en su calidad; y si, de la
misma manera, en los instrumentos de factores hay teoría —así sea implícita— sobre
desempeño, entonces a la hora de correlacionar las informaciones que vienen de
instrumentos aislados, se pueden estar cruzando medidas realizadas sobre objetos que
pertenecen a clases diferentes, es decir, incompatibles, y pueden verse asociaciones
debidas más a la accidentalidad o, en el mejor de los casos, al azar20. De donde las
correlaciones encontradas, en cualquier magnitud y sentido, pueden ser tan azarosas como
las decisiones tomadas en política educativa.
Desempeño
20
No discutimos la validez estadística (o psicométrica) que puedan exhibir tales instrumentos.
los sistemas de evaluación de la calidad de la educación no tienen una relación directa con los
sistemas de exámenes nacionales, como los que aplica el Servicio Nacional de Pruebas del
ICFES en Colombia. Estos últimos son pruebas individuales de selección y, como tales, sus
propósitos son distintos; esto es, seleccionar a los individuos y certificar, con base en un
puntaje, si adquirieron unos conocimientos que les permitan ingresar, por ejemplo, a
determinadas carreras universitarias. Por su parte, los sistemas de evaluación se realizan con
base en pruebas diagnósticas que operan sobre una selección de indicadores que dan cuenta
de los resultados que la sociedad le exige al sistema educativo [Peña, 1999: 26].
No obstante, no hay una diferencia nítida entre, de un lado, “certificar si se adquirieron unos
conocimientos”, es decir, aquello que —según la cita de Peña— hace el examen de Estado,
y, de otro lado, “dar cuenta de los resultados que la sociedad le exige al sistema educativo”,
es decir, lo que —según Peña— harían las pruebas de calidad. Cabrían preguntas como: los
conocimientos “adquiridos” por los bachilleres, ¿no son exigidos por la sociedad al sistema
educativo?; los resultados que la sociedad le exige al sistema educativo, ¿no son parte de
los conocimientos adquiridos por los bachilleres? Si las respuestas fueran afirmativas, la
anterior justificación no sería admisible.
Según se dijo con el nacimiento del SINECE, el examen de Estado establece la posición
de quien presenta una prueba frente al resto de personas que también la presenta (es el
análisis con arreglo a la Norma que regularmente se ha hecho en el Servicio Nacional de
Pruebas del ICFES); mientras que evaluar la calidad educativa requiere establecer la
posición de quien presenta la prueba en relación con un saber estratificado (es el análisis
denominado con arreglo a criterio, sobre el cual el ICFES reconocía, a principios de la
década, no tener experiencia alguna).
21
Formato para aspirar a recursos del “Programa de Ampliación de la Cobertura en Educación Secundaria” -
PACES.
A los 50 estudiantes del último grado de educación media que anualmente obtengan los más altos
puntajes en los exámenes de Estado [...] se les garantizará el ingreso a programas de educación
superior en instituciones del Estado. De igual beneficio gozarán los estudiantes de último grado de
educación media que ocupen los dos primeros lugares en cada uno de los departamentos, según
las mismas pruebas.
Cabría entonces preguntarse: si el examen de Estado sirve para medir calidad, ¿por qué
se lo está transformando? Resulta paradójico que se lo transforme justamente a nombre de
sus limitaciones para hablar de los desempeños, y bajo el modelo de la evaluación de la
calidad, es decir, hacia el concepto de competencias, que fue el que se impuso como objeto
de evaluación en el SINECE desde el comienzo. Que la propiedad, que a veces se le
reconoce, de medir la calidad sea independiente del hecho de que esta información sirva
para dar acceso a la universidad o para “diagnosticar” la educación, muestra que al modelo
en boga lo único que le interesa es una clasificación del desempeño, independientemente de
la manera que se use para obtenerla.
22
Es como medir la estatura de una persona cada vez con unidades distintas y, sin tablas de convergencia
entre sistemas de medición, comparar los resultados: “rebajó la estatura, porque hace un minuto medía 180 y
ahora mide 70.8”. Claro: en un caso se usan centímetros y en el otro pulgadas.
con los fenómenos educativos, y se toman medidas modestas, que explicitan sus
condiciones de posibilidad, que hacen historia y que se reconocen como limitadas.
Veamos el caso de dos pruebas realizadas en el área de lenguaje para el grado tercero: la
primera utilizaba, por ejemplo, ejercicios de “completación” (frases en las que el niño debe
introducir la palabra faltante, cuyo lugar está indicado por una línea), ejercicios de
“pluralización” (pasar a plural una oración [sic] que está en singular). En este caso, el objeto
de evaluación era “el manejo de los aspectos formales de la lengua y la adquisición de las
habilidades necesarias (hablar, escuchar, leer y escribir) para comunicarse” [MEN, 1993a:
10]. Las pruebas que se hicieron después para el mismo grado no tienen este tipo de tareas;
en lugar de eso, preguntan por la representación conceptual de la información brindada, por
lo que de ella se puede inferir y por las posiciones que es posible asumir frente a ella. En
este caso, el objeto de evaluación fue la competencia comunicativa, algo que puede no
equivaler a “las cuatro habilidades” (y menos al “manejo de los aspectos formales de la
lengua”), pues en la enseñanza de la lengua “las cuatro habilidades”, a diferencia de la
competencia comunicativa, pretenden volcarse al uso pero no lo hacen de manera contextual
[cf Widdowson, 1983].
Vale la pena anotar que al mismo tiempo que se aplicaba la primera prueba para tercero
con las características anotadas, se aplicaba una prueba para quinto, elaborada por otro
equipo, que tenía como objeto la competencia comunicativa.
Factores asociables
Los factores asociables entran a jugar en tanto “Un sistema evaluativo que realmente
pretenda tener impacto en la educación, no debe prescindir de la medición de tales factores
ni de su relación con los resultados de logro académico, para poder así llevar acabo una
búsqueda de soluciones pertinentes y diferenciadas” [MEN, 1992:25]. Obviamente, pues el
condicionamiento de parte de las instancias que prestan el dinero para educación era claro:
hay que justificar en qué aspectos se invertirá el dinero, y no hay otra manera de hacerlo más
que la “investigación” estadística. Veamos a continuación cómo los Planes de desarrollo de
los distintos gobiernos asumen el asunto.
El Plan de desarrollo en educación del gobierno del presidente Gaviria, Plan de apertura
educativa, decía que los resultados de la evaluación de la calidad “soportarán los programas
de mejoramiento de la calidad de la educación básica” [DNP, 1991:36]. Por su parte, el Plan
de desarrollo en educación del gobierno del presidente Samper, El salto educativo, que usa
los resultados de la evaluación de la calidad que comenzaron en el anterior gobierno,
hablaba de conocer el rendimiento en las áreas básicas del currículo, y agregaba: “Especial
énfasis se otorgará al análisis de los factores que explican el rendimiento de los estudiantes
[...]” [MEN, 1994:25]; y, en consecuencia, plantea que las bases de la asignación de recursos
serán este juicio sobre la calidad, y el establecimiento de la eficiencia [:27 y ss]. Y el Plan
educativo para la paz del gobierno de Pastrana dice: “Los estudios de factores asociados
constituyen un elemento fundamental en el diseño y evaluación de la política educativa”
[UPN, 1999:11].
Entre los factores asociables sobre los que se ha indagado en esta década, se han venido
incluyendo aquellos indicadores tradicionales que se utilizaban en décadas anteriores,
pero también una serie de aspectos que varía notablemente de una aplicación a otra. A lo
largo del proceso, los instrumentos de factores asociables muestran características como
las siguientes:
— falta de jerarquía, de relaciones, entre los factores indagados (no nos referimos a la
jerarquía que tiene lugar para implementar cierta política educativa); esto muestra la
ausencia de una teoría que organice y, en consecuencia, lo que se presentan son listados
de factores que presuponen que todas las variables están en interacción y que el
fenómeno resulta sensibilizado en todas sus variaciones; sin embargo, Bachelard plantea
[1979:257] que la sensibilidad no es recíproca, y que eso nos obliga a hacer de cada
investigación un caso especial. Cualquiera puede listar los factores que “cree” que afectan
el desempeño de los niños. Lo difícil, en cambio, es establecer relaciones...
23
En este momento no contamos con la referencia.
De ahí que las características de los diversos listados difiera de manera notable. Nue-
vamente, esto trae como resultado que a la fecha no se disponga de una historia del
proceso: ni una “línea base” de factores asociables de la educación en el país, ni una teoría
para su investigación; sin embargo, los estudios existentes se usan para tomar decisiones...
De nuevo, no se trataría de que hubiera una lista de factores constante o listas equivalentes;
esto no ha sido posible, pero no por las razones por las que la indagación del desempeño ha
requerido la investigación. De nuevo, aparece la tensión: sistema o investigación, aclarando
que con ayuda de la investigación se podría soportar una modesta política educativa.
Veamos un ejemplo, a propósito del material impreso disponible en la casa, como factor
asociable al desempeño de los niños. En la evaluación de impacto del Plan de
Universalización [MEN, 1997B] esto se indaga de la siguiente manera24:
Enciclopedia Sí No
Libros de literatura o cuentos Sí No
Diccionario Sí No
Otros libros Sí No
Como puede verse, sin ir más allá de la literalidad de las preguntas, hay dos concepciones
completamente distintas sobre el material impreso: i) En la evaluación de impacto, se hace
una diferencia, que la evaluación censal no hace, entre “texto escolar” y “libros”; ii) la primera
hace una jerarquización, que la segunda no hace, entre materiales impresos, pues solicita
excluir revistas y periódicos; iii) la primera indaga por la cantidad de textos, mientras la
24
El instrumento se denomina: “Evaluación de impacto, Plan de Universalización. Prueba de matemáticas y
ciencias naturales”. La pregunta está en la página 3.
25
El instrumento se denomina: “Evaluación de competencias y saberes básicos en lenguaje y matemática”. La
pregunta está en la página 17.
segunda indaga por una diversidad de textos; y iv) la primera interroga por la tenencia de los
libros, mientras la segunda indaga por una de las posibilidades de su uso.
Correlaciones
Después de tener el análisis del “desempeño”, hecho por los respectivos expertos, y el
análisis de los “factores”, hecho a su vez por los respectivos expertos, se procede a un
análisis global que finalmente “cruza” estas dos variables. Este análisis, que a veces se
menciona a la hora de establecer la política educativa, puede ser desarrollado por una
instancia que incluso sea ajena a aquellas que desarrollaron cada instrumento. Esto puede
introducir otra concepción que no se explicita y que puede ser determinante para la
interpretación. Es el caso del estudio sobre repitencia en Colombia: “la parte cuantitativa del
estudio se centró en el análisis estadístico de las respuestas a las preguntas cerradas de las
entrevistas y en los resultados de las pruebas de logro académico. Dicho análisis fue
adelantado por el equipo de Harvard Institute for International Development” [MEN, 1993b:71.
También es el caso de la evaluación de impacto del Plan de Universalización: hubo un
equipo distinto para cada una de las siguientes pruebas: matemáticas-ciencias, valores-
actitudes infantiles, lenguaje, gestión, costo-efectividad (incluso para el diseño de la
muestra); y otro equipo, de estadísticos, hizo el análisis global. En otras palabras, es posible
encontrar trabajos “multidisciplinarios”, pero no interdisciplinarios, es decir, que obedezcan a
alguna articulación. Las decisiones que se toman al respecto parecen revelar, en el fondo, la
idea de que los instrumentos están hechos a prueba de sujetos, a prueba de interpretación
(... a pesar de los sujetos de la evaluación, a pesar de la teoría).
Hecha la clasificación, se procede a ver cómo están distribuidos los diversos desempeños
de los estudiantes, en relación con un factor asociable cualquiera. Por ejemplo, los “medios
pedagógicos”: se busca saber si los desempeños de los estudiantes cambian a medida que
varía la dotación de dichos medios; un caso sería aquel en el que en las escuelas donde
hubo más dotación, hay una tendencia a que los estudiantes tengan mejores desempeños
que en aquellas escuelas en las que hubo menos dotación. En tal caso, se diría que hay una
correlación positiva y, en consecuencia, que la dotación de medios pedagógicos
efectivamente coadyuva a mejorar los desempeños y, en consecuencia, la calidad de la
educación. De donde se justificaría una política educativa que se proponga entregar medios
pedagógicos a las escuelas.
después de casi diez años de estar gastando empréstitos internacionales26 en este tipo de
estudios, el Plan educativo para la paz de Pastrana dice: “La investigación sobre factores
asociados a la calidad es incipiente en el país”; y agrega que eso “limita el análisis costo-
beneficio de los resultados obtenidos, y hace difícil el diseño de una canasta educativa de
calidad que permita maximizar la utilización de los recursos asignados a mejorar la calidad
educativa” [UPN, 1999:111. Veamos cómo se usa este mecanismo en cada plan de
desarrollo educativo y, en consecuencia, cómo se desdice el plan de Pastrana:
- el Plan educativo para la paz plantea que los resultados del programa SABER indican que
la calidad de la educación es deficiente: dice que no se alcanzan los objetivos curriculares
nacionales ni los estándares internacionales [UPN, 1999:8-9]. A partir del cruce con
factores asociables, plantea que las variables escolares explican hasta el 30% del
rendimiento escolar [:101 y que factores como textos, bibliotecas, medios pedagógicos,
promoción de la lectura y tiempo efectivo de aprendizaje son factores decisivos para la
calidad de la educación [:11].
Compárense los factores que en cada caso se califican como más relevantes y que, sin
embargo, se obtienen de los mismos estudios o de estudios que, por principio, tendrían que
ser equivalentes: se nota que sin problema alguno se hacen desaparecer y aparecer factores
en el escenario de la política educativa, de una manera misteriosa (pero, ¿los conejos
estaban en la chistera del mago?).
26
El modelo para regular la política educativa calculaba que en las etapas iniciales las evaluaciones se harían
con préstamos internacionales, pero que a medida que avanzara el sistema de evaluación, los recursos
tendrían que ser del presupuesto nacional.
27
Lo del “peso” se refiere a la significatividad estadística.
La Misión Social del Departamento Nacional de Planeación ha realizado análisis con los datos
de las diversas evaluaciones adelantadas, y una de sus principales conclusiones señala que los
factores asociados al plantel educativo pueden afectar hasta en un 29% el logro.
Los resultados de todos estos análisis plantean que la política tiene un gran margen de acción y
que la escuela, por consiguiente, merece mayor atención. Sugieren que es importante analizar
aspectos como las prácticas pedagógicas, el desarrollo institucional, la cualificación de los
métodos de gestión, la oportunidad de la información y la asignación eficiente de los recursos
[Ávila: 1999:37].
Tenemos, entonces, basados en los mismos estudios, los siguientes factores que en cada
caso se “escogen” para decir de qué depende el mejoramiento de la calidad y, como hemos
venido diciendo, hacia dónde debe dirigirse la política educativa:
Pese a que se supone que están basados en las mismas cifras (o equivalentes), se observa:
en ningún caso concuerdan las tres maneras de concluir; sólo hay coincidencias parciales en
dos casos (textos y tiempo de estudio); se da aproximación en un caso (dotación de
planteles/medios pedagógicos); y hay muchas casillas vacías que hablan de inconsistencia.
Las conclusiones del DNP, basadas según Ávila en “los datos de las diversas evaluaciones
adelantadas” (es decir, incluyendo las que subyacerían a los planes de Samper y de
Pastrana), no coinciden en ningún punto con las otras dos. De otro lado, es notable que su
manera de concluir tenga la marca del modelo que impulsa para toda la política nacional: la
administración. Es decir, para el DNP, el asunto educativo es más de índole administrativa;
repasemos su lenguaje: “desarrollo institucional”, “gestión”, “oportunidad”, “eficiencia”,
“recursos”.
Así mismo, en los diversos estudios se hacen afirmaciones que, si no son contrarias, por lo
menos son parcialmente excluyentes. Veamos los siguientes casos:
i) Sobre número de alumnos por docente, por ejemplo, en la evaluación de impacto del Plan
de Universalización hemos encontrado —mediante la interpretación con arreglo a criterio
de los desempeños en el área de lenguaje— que allí donde hay menos estudiantes, los
desempeños son superiores; es decir, una correlación negativa, contrarío a lo que se
plantea como fundamento de la política de aumento de alumnos por docente: a saber, que
no es un factor que influya sobre el desempeño, sobre todo porque se plantea que “Una
disminución de 2 alumnos por curso en promedio en el país, generaría la necesidad de
nombrar cerca de 25.000 docentes para atender la misma población” [Rosas et al.,
1996:10].
ii) Sobre capacitación, el SINECE plantea que los cursos de capacitación docente recibidos
en servicio no aparecen con asociaciones significativas [MEN, 1992:89]; sin embargo, el
Salto educativo [MEN, 1994:11] afirma que la calificación de los docentes —entre cuatro
factores— está asociada positiva y significativamente con el logro de los estudiantes.
iii) Sobre textos escolares, el primer informe del SINECE recomienda su dotación, en tanto
factor decisorio de la calidad [MEN, 1992:100]; mientras que uno de sus últimos informes
plantea que, en el sector oficial urbano, la dotación de la biblioteca (tener enciclopedias,
diccionarios y cuentos) se asocia positivamente con un mayor logro promedio [MEN,
1997a:45]. O sea, a diferencia del primer informe, el material impreso que estaría asociado
al desempeño no serían los textos escolares, ni este hallazgo sería generalizable para
toda la educación.
Dadas estas diferencias, cabe preguntar: sobre los estudios en los que dice apoyarse la
política educativa en cada caso; sobre la responsabilidad de los instrumentos en los
hallazgos; y sobre el papel que realiza la interpretación de las cifras. No se explicitan las
diferencias entre los diversos estudios (si los hay), siendo que llegan a afirmar cosas que
podrían ser contrarias. En cada caso, la política educativa parecería basarse en un estudio
que, dado que sirve para tomar decisiones fundamentales, ha de considerarse objetivo,
independientemente de que otros estudios digan otra cosa, e incluso, de que el mismo
gobierno tome más adelante decisiones en otra dirección. Aquí no hay más remedio que
recordar el principio musulmán gracias al cual queda demostrado que, excepto El Corán, se
pueden quemar todos los libros: si dicen lo mismo que éste, sobran, pues están repitiendo; si
dicen cosa distinta, deben ser falsos, pues sólo aquél dice la verdad. Pero entonces queda
claro que es el interés el que decide qué es y qué no es verdad, y no al contrario.
El uso de la estadística
Pese a que la estadística en su misma lógica se ofrece como una ayuda para procesar una
información cuya naturaleza y sentido son establecidos por otros campos conceptuales (sin
desdeñar la implicación recíproca), la manera como se la ha utilizado en todo este proceso
de evaluación de la calidad educativa y de establecimiento de la política educativa ha
implicado dos tipos de problema:
De un lado, que los criterios técnicos condicionen en gran parte los criterios teóricos,
pedagógicos y educativos. Ejemplos: i) es la dificultad de procesar la información venida de
pruebas abiertas (confiabilidad) la que restringe su uso, y no la naturaleza del estudio28 u) se
ha pretendido tener pruebas de desempeño estandarizadas, antes de tener suficiente
investigación sobre el conocimiento y la evaluación en las diferentes áreas objeto de análisis;
iii) y se ha omitido la discusión sobre qué factores indagar, bajo la suposición de que, en este
caso, la consistencia estadística hablaría de un amarre “ideacional” que no habría por qué
28
Y no obstante, en la investigación hemos encontrado que la prueba de desempeño que más se presta para
encontrar correlación entre desempeño y material impreso es aquella de naturaleza abierta
buscar antes; de ahí que a las preguntas por el fundamento de los instrumentos se les pueda
responder que éstos ya han sido “probados”.
Y, de otro lado, la manera como se ha utilizado la estadística durante este proceso ha
implicado que incluso su coherencia resulte violentada,
— en primer lugar, por el uso indebido de algunos procedimientos en los cuales los datos no
se corresponden con los supuestos teóricos que su teoría demanda (por ejemplo, hacer
regresiones incluyendo factores que son asociables a unidades de observación
jerarquizadas);
— en segundo lugar, por la selección de los resultados que, a juicio del funcionario de turno,
parezcan acordes con las expectativas previa, con la continuidad de la política educativa;
por ejemplo, después de que herramientas estadísticas se hace una selección de variables
para un modelo de regresión, se descartaron “las que presentaran signos contrarios a la
predicción teórica” [MEN, 1992:55]; pero si se descartan los que no, ¿por que no se
descartan los que sí, si son resultado de los mismos instrumentos y las mismas
metodologías? Una actitud como esta descuida el hecho de que la interpretación
estadística puede ser un interlocutor que advierte sobre la validez de la teoría, sobre la
confiabilidad de los instrumentos y sobre la pertinencia del estudio. Pero ahí no para la
arbitrariedad: “De estas variables descartadas se exceptuaron aquellas que presentaban
especial importancia en relación con el diseño de políticas educativas” [:55], es decir, que la
política educativa en realidad no depende de la investigación de las cifras y, más bien, se la
pone como justificación cuando conviene; parecen usar la estadística como los borrachos
usan los faroles: para apoyarse, no para iluminarse [Silva, 1997:2];
Una propuesta
Los “hallazgos” —o lo que ocupa su lugar— han sido tomados por quien hace política
educativa como totalizantes y concluyentes, incluso cuando se abandonan para tomar
nuevos resultados o nuevas posiciones como totalizantes y concluyentes. Es decir, no se ha
procedido a interrogar la naturaleza de la información contenida en los datos. Tampoco ha
habido consecuencia lógica en el sentido de continuar analizando los hallazgos mediante
investigaciones que pongan en juego elementos y relaciones más puntuales y más
complejos. En menos palabras: se ha procedido de manera arrogante. No obstante, si
estamos obligados a adoptar, ajustar e incluso producir modelos teóricos le interpretación, es
porque aceptamos el hecho de estar limitados para describir la realidad educativa tal cual es.
De tal manera, ninguna propuesta puede postularse como la que va a mostrar efectivamente
cómo es la realidad educativa; a lo sumo puede postularse como una iniciativa cuya dinámica
Hay quienes piensan que si se quiere velar por la calidad de la educación, habría que
consolidar una “voluntad política”, incluso de una sola persona: para la Misión de ciencia,
educación y desarrollo [1997:191], “Las experiencias en la historia de Colombia y en la de
otros países del continente muestran que una transformación educativa de fondo sólo puede
ser exitosa si es asumida decididamente por el primer mandatario”. Ante esto, valdría la pena
preguntar por qué la voluntad política invocada no ha tenido lugar por su propia dinámica (es
decir, que hay otra voluntad, no invocada pero efectiva); por qué no se dio la “transformación
educativa de fondo”, si los “sabios” le dijeron hace ya 5 años a quien los había convocado
que entre ambos grupos constituían la solución: los únicos que piensan y el único que decide
(“tú me convocas, yo te alabo”). Es, con más mediaciones, la separación que hemos estado
comprobando para el diseño de la política educativa: el sabio —en nuestro caso el
estadístico— susurra al oído del Príncipe —en nuestro caso quien toma las decisiones
políticas— y éste dispone de manera impredecible: hace caso o, en un arrebato, hace lo
contrario o, incluso, le manda a cortar la cabeza al sabio.
Pero, en cualquier caso, el presidente y los “sabios” no son los que llevan a cabo el día a
día de la escuela de millones de niños y de miles de maestros; que puedan y sepan,
respectivamente, termina por no importar cuando la educación es lo que sus agentes del día
a día son capaces de hacer, capacidad que ha sido producida en condiciones específicas.
Sólo la producción de otras condiciones haría otra cosa posible. Pero esas condiciones no
vienen del otro, llanamente; sólo se consolidarían en la interacción entre una posición ética
de los agentes educativos y una posición social, política que construya-gane esas
condiciones.
Que la política se deje orientar por los hallazgos investigativos que provengan de la
construcción de una teoría compleja, exhaustiva en la medida de lo posible, dinámica
(cambiante en el tiempo) y perfectible; que se pueda aprender de la historia del diseño de la
política educativa en el país; que haya sustentos explícitos y debatibles en el campo
académico, que permitan proponer unos factores asociables al desempeño, pero
estructurados entre sí; que sea posible diseñar instrumentos al servicio de la investigación
educativa, que se transformen a la luz de ésta, pero que también posibiliten su desarrollo;
que se haga una evaluación del desempeño cuyo fundamento busque relación con el de los
factores asociables, y que sea igualmente discutible y perfectible; que se expliciten las
metodologías y que se proceda en consecuencia con sus requerimientos y alcances... Todo
esto sólo puede ser un efecto, no es una condición del trabajo.
Todo el mundo está de acuerdo con mejorar la calidad de la educación; sin embargo, en
medio de tanta diversidad de intereses, nos parece sospechoso el hecho de que haya
semejante acuerdo. Nuestra relación con la evaluación de la calidad de la educación nos ha
mostrado que donde no hay homogeneidad es fácil encontrar diferencias (claro, ¡porque es
una tautología!). En lugar de eso, hemos hecho investigaciones en las que no sólo aparecen
datos que contradicen muchas de las certezas que circulan como verdades, sino que
aparece evidencia empírica para señalar que es el punto de vista el que crea el objeto.
Cuando se pasa a discutir qué quiere decir “calidad de la educación”, resulta que es algo
distinto, dependiendo de los propósitos de los que es portador quien responde. La propuesta
es ir construyendo a cielo abierto una concepción de calidad ajustada a lo que vayamos
encontrando... y hacer con esto la política educativa, lo que puede no requerir de las
evaluaciones masivas.
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WIDDOWSON, H.G. “Manejo y uso”. En: Lenguaje y Sociedad. Cali: Univalle, 1983.
Uno de los temas más discutidos durante el período previo a la aprobación del Plan de
Desarrollo, fue el de la educación superior, particularmente en lo que se relaciona con la
propuesta de modificar la forma actual de asignación de recursos a las universidades
públicas. Se trataba de oficializar el sistema de pago por subsidio a la demanda (crédito
educativo focalizado), el cual las obligaría a competir —en condiciones desiguales— con las
universidades privadas y a elevar de manera considerable el monto de las matrículas. Esta
propuesta, que se inscribe en línea de continuidad con lo que los organismos internacionales
de crédito (caso Fondo Monetario Internacional) vienen exigiendo en la región, no fue
incluida en la versión final del Plan aprobada por el Congreso, gracias a la presión de los
rectores y las comunidades educativas de las universidades oficiales; sin embargo, es un
hecho, que esta discusión no ha terminado y que asistiremos en los próximos meses a la
continuidad de este debate en otros espacios.
En marzo de 1999, el conjunto de la industria arrojó pérdidas por $400.000 millones (un año
atrás, había reportado utilidades trimestrales de $245.000 millones). El consumo de energía,
indicativo del ritmo de actividad económica, registró una variación negativa en enero de este
año, continuando la tendencia a la baja que trae desde enero de 1998. La variación anual
acumulada de la producción industrial de bienes de consumo fue 1% en febrero de 1999
(casi cinco puntos por debajo de lo registrado apenas un semestre atrás), la de bienes
intermedios fue —2% (en agosto de 1998 había sido 3.8%), y la de bienes de capital fue —
3.8% (cuando seis meses antes había sido 3.8%).
Adicionalmente, la calidad de la cartera del sistema financiero (cartera vencida! cartera
bruta) alcanzó el 12.1% a finales de febrero de 1999; para los bancos, sin Caja Agraria, el
indicador presentó un valor 10.8%, y para las corporaciones de ahorro y vivienda un
preocupante 14.8%, que hoy las sitúa a la cabeza de la lista de las instituciones financieras
con mayores problemas de liquidez. Ello explica el aumento de los bienes dados en pago
como porcentaje del patrimonio, que reflejan la evolución de las garantías prendarias en
créditos hipotecarios, el cual subió desde 12.5 puntos en junio hasta 22.5 en diciembre del
mismo año, en el caso de las corporaciones de ahorro y vivienda.
Y, por si hacen falta más luces rojas, debe tenerse en cuenta que entre 1997 y 1998 el
país registró 200 concordatos, y que desde 1996 se liquidaron 205 empresas, de las cuales
91, tan sólo en 1998.
Para acompañar ese panorama desolador, basta apenas con mencionar la situación de la
economía mundial, que tampoco fue bien calculada en las proyecciones contenidas en los
documentos gubernamentales. Hoy no se descarta una merma en el ritmo de crecimiento de
las economías desarrolladas, el cual podría derivar en una espiral recesiva en el propio grupo
de los siete. Las economías del sudeste asiático aún no se recuperan de la “catástrofe
económica” de 1997; Brasil continúa en una coyuntura crítica; Ecuador sucumbió ante una
crisis financiera y bancaria sin precedentes, y Venezuela campea la crisis a la espera de
reformas políticas y económicas importantes29. La situación de estos dos últimos países
viene repercutiendo contra la integración andina; la ruptura de los convenios, en lo atinente al
transporte de carga pesada por parte de Venezuela y la discusión con Ecuador sobre el
asunto de la importación de arroz, está confirmando que en épocas de crisis las necesidades
de cada país pasan por encima de acuerdos anteriores y de compromisos de unidad
regional.
Pero el Plan de Desarrollo no sólo se queda corto en las estadísticas que confirman la
crisis, sino que llega a la conclusión —que actualmente se discute hasta en el equipo de
dirección del Banco Mundial— de que lo que explica este escenario adverso es el no haber
llevado a fondo las políticas de ajuste fiscal. Plantea que en el futuro inmediato se debe
reducir aún más el gasto público, mejorando la gestión eficiente de los recursos:
Posteriormente los últimos años vieron cómo se trató de reorientar la acción del Estado para, en
vez de homogenizar y profundizar esas reformas, tratar de enfatizar su contenido social
dándoles un sentido más asistencialista. Este esfuerzo de reorientación se concentró sobre la
acción del Estado, más que sobre su organización y procedimientos...30.
La negación del asistencialismo implica un nuevo pacto participativo, el cual debe basarse
en la distribución de responsabilidades a la comunidad, antes que en la asignación de
presupuestos: “La participación no será ya alrededor del reparto de unos recursos del
gobierno central, sino en tomo a la distribución de responsabilidades y a la consolidación de
29
Estos datos han sido tomados de “Breves comentarios al Plan Nacional de Desarrollo 1999-2002 —
Borrador para análisis y discusión”, Oliver Mora Toscano y Carlos Betancurt, ESAP, Programa de
Finanzas Públicas —Minhacienda— PNUD, 1999, inédito.
30
Plan Nacional de Desarrollo 1998-2002— “Cambio Para Construir la Paz”, D.N.P, Bogotá-1999, p.6.
recursos locales para solucionar los problemas de las comunidades...”31. Además, para
estabilizar este tipo de participación se requiere recuperar la legitimidad institucional y
nuevos consensos ciudadanos. El proceso de paz aparece entonces, para los voceros
gubernamentales, como el escenario en el que se deben conseguir estas metas; la paz se
convierte en una necesidad imperiosa para estabilizar las políticas de ajuste, para que la
sociedad produzca “capital social”32.
La “concepción de sociedad” que se esconde en este tipo de fórmulas va mucho más allá
de lo económico; se trata de “mercantilizar” la política social. La mercantilización de los
servicios viene presentándose por los técnicos gubernamentales como el nuevo paradigma
en la ejecución de los mismos34. El papel del Estado debe ser el de garantizar que el
“mercado social” funcione, incluso en los niveles del SJSBEN (Sistema de información de
necesidades básicas insatisfechas); se focaliza el gasto para que los pobres accedan al
mercado. El Estado perdió la definición de la política social, quedando reducido al papel
secundario de manejar las limitaciones (“externalidades”) del “mercado de los bienes
públicos” y a garantizar los negocios que puedan operar en el mismo.
El debate acerca del diseño de los indicadores de gestión, contra los que se reconocerá
igualmente transferencia fiscal, se ubica en este contexto. Una concepción mercantilizada de
la educación superior intentará reducirlos a una simple relación cuántica costo-beneficio
inmediato, desconociendo el papel de las universidades en temas sociales complejos como
la creación de espacios de tolerancia, la participación directa en los procesos de pacificación,
el aporte de la formación a las responsabilidades ciudadanas, por citar ejemplos notorios.
Esta es la razón del porqué los rectores de las universidades públicas continúan exigiendo en
31
bid., p. 29.
32
Citan la definición de Stiglitz, uno de los voceros más importantes del B.M. durante los últimos años sobre el
tema: “el pegamento que produce cohesión entre y al interior de los grupos”. Ibíd., p 27.
33
Estas políticas de ajuste se explican por las exigencias del pago de la deuda externa. En la actual coyuntura,
el tema de la deuda ha recobrado particular importancia. La devaluación que se viene generalizando en el
continente, como producto de la devaluación brasileña —que representa el 53% de la economía regional—,
viene produciendo un aumento a escala de las deudas externas públicas de tal magnitud que asfixia el gasto
público. En el caso colombiano, sumando la de deuda de corto y largo plazo, ya llega a $17,5 billones. Debe
tenerse en cuenta que el propio gobierno anunció una devaluación de 25%, para lo que quedaba de 1999,
proyección que a nuestro entender se queda corta dada la magnitud de la crisis económica internacional. De
llegar a cumplirse el pronóstico presidencial, el incremento de la deuda pública, por ese sólo concepto, sería de
$5,1 billones. Además, el FMI, tal y como lo hizo en la década del 80, presionará a los gobiernos para que
asuman parte del endeudamiento privado ($16 billones entre deuda de corto y largo plazo) por diversos
mecanismos: diferencial cambiario, operaciones de salvamento, compra de títulos-deuda, etc. Luis Guillermo
Vélez, presidente de la Comisión económica del Senado, ya se pronunció a favor de la reestructuración del 50%
de la deuda privada. Ver entrevista: “El Espectador”, sección salmón, p. 4-B, abril 4 de 1999.
34
Al respecto, ver “Informe Wiesner-Bird, DNP, Bogotá, 1991: “La efectividad de las políticas públicas en
Colombia”; y Eduardo Wiesner, Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1998.
- El gasto público promedio en educación superior durante los últimos años (período 90-96)
se ha incrementado sin que aumente su “eficiencia” (del 0,57 al 0,77% del PIB). Debe
añadirse que esta cifra no es alta comparada con otros países de América Latina, para no
hablar del caso de los países industrializados, como tampoco ha significado un incremento
considerable para el período comparado con otros rubros caso endeudamiento público (el
cual en el año 96 se acercaba a 8 puntos del PIB y en la actualidad llega a casi el 14% del
PIB). Los autores añaden en sus argumentos que el gasto público en educación superior
favorece a los estratos altos (4, 5 y 6) lo cual, supuestamente, puede comprobarse por
estadísticas, desconociendo el “filtro social” de la pobreza que también se puede
demostrar por estadísticas, el aumento en el número de pobres absolutos en el país (cifra
que ya se acerca al 55% aproximado del total de la población). Esto es lo que explica la
deserción escolar; de cada 1000 niños que ingresan al primer grado de la básica primaria
tan sólo 1 llega a la educación superior, en el medio quedan rezagados los niños traba-
jadores, los niños informales, las adolescentes prostitutas y demás. No puede res-
ponsabilizarse a la universidad pública de un problema estructural de la sociedad
colombiana.
35
“Hacia un nuevo esquema de financiación de la universidad pública colombiana” ,Jesús Duarte y Carlos Villa.
En: “Revista Colombiana de Educación”, Plaza y Janés— CIUP de la Universidad Pedagógica Nacional,
Santafé de Bogotá, primer semestre de 1997.
36
El concepto es utilizado por Rodrigo Parra Sandoval en “La Calidad de la Educación, Universidad y cultura
popular”, Editorial Tercer Mundo, Bogotá 1992, para indicar que el decreto 80 de 1980 oficializó una demanda
fragmentada de la educación superior por la vía de los centros tecnológicos y las universidades nocturnas
mediante la cual las capas medias bajas y los sectores populares encontraron un nivel de formación profesional
turas sin calidad, en detrimento de una formación integral y adecuada para actuar en el
universo del trabajo de los profesionales.
inferior al convencional y el cual sólo les permite acceder a las áreas peor pagas del mercado laboral-
profesional.
37
E1 artículo citado reconoce que los recursos asignados por COLCIENCIAS para investigación en la
educación superior pública para el año 1996 fue de $9.036 millones, cifra que significó el 40% del monto total
por ese mismo concepto. Haciendo la proyección se llega a una cifra aproximada de $20.000 millones, cifra
irrisoria para los propósitos de una investigación seria en el nivel más alto de la educación y conforme a las
necesidades de la tan pregonada “sociedad del conocimiento”.
38
Al hacer esta propuesta se critica de paso la “ineficiencia” actual del ICETEX por baja cobertura, por cuanto,
en 1995 sólo atendió el 35,7% de las demandas en pregrado y el 95% en postgrado, escondiendo el asunto de
los recortes presupuéstales. Igualmente lo critican por mal administrador ya que su cartera vencida representó
el 13,9% en 1995 y el 13,2% en 1996, añadiendo que se requiriere a futuro un régimen draconiano para
garantizar el retorno de los dineros.
educación superior obedece a la negociación de los presupuestos entre los diversos agentes
estatales. Esta caracterización está tomada de Albrecht y Ziderman39, quienes han planteado
desde el Banco Mundial que ésta es una de las formas-tipo de distribución de los
presupuestos actualmente en la mayoría de los países en desarrollo. Ello por cuanto el
aumento considerable de las presiones sociales en esta área educativa en las últimas
décadas, dada la expansión de las matrículas en primaria y secundaria, las exigencias
formativas del trabajo especializado y la percepción social de que “el acceso a la educación
superior permite la prosperidad individual y mejora la equidad”, ha desbordado las
capacidades presupuéstales de los Estados. Entre 1960 y 1987, las matrículas en educación
superior, para el caso de los países en desarrollo, se incrementaron por cuatro en los de
bajos ingresos, por diez en los de ingreso medio y por nueve en los de ingreso alto. En el
caso de América Latina, las estadísticas constatan que en el período 1975-1985, las
matrículas en educación superior crecieron en un 370% mientras que el gasto público del
sector lo hizo en 210%. De esta manera, el gasto público por estudiante cayó en 34%40 Para
reducir la “demanda” los gobiernos implementaron restricciones como exámenes de Estado
para el ingreso a la universidad, controles financieros en las transferencias por costo
estudiante o por costo planta docente y controles a la ejecución interna del gasto dentro de
las instituciones.
A este reconocimiento de los consultores del Banco Mundial debe añadirse que la
reducción deliberada del gasto fiscal en servicios en general y en la educación superior en
particular, como práctica gubernamental, acompañó la reforma política neoliberal en el
continente, reforma que liquidó al viejo Estado patrimonialista, el cual, a pesar de su carácter
corporativo-rentista, de control privado a las decisiones estatales, cumplía funciones de
“Estado de Bienestar”41. Esta reforma, como se ha anotado anteriormente, estuvo en gran
medida condicionada por los organismos internacionales de crédito, a raíz de la declaratoria
de la moratoria en los pagos de la deuda externa oficializada por los países más importantes
del continente a mediados de la década del 8042.
39
Albrecht, D. y Ziderman, A. “Funding Mechanisms for Higher Education”. Banco Mundial
40
Ibíd. P. 3, los cuales a su vez toman el dato de Winkler - 1990, estudio sobre Argentina, Brasil, Chile,
Colombia, México y Venezuela.
41
Las razones por las cuales el Estado en Colombia y América Latina, previo a la reforma neoliberal, puede
caracterizarse como “Estado de Bienestar” son:
-Decidida intervención en el proceso productivo para asumir un conjunto de funciones necesarias a la
ampliación del proceso de acumulación (inversiones en infraestructura física y social; financiación de las
mismas mediante políticas fiscales y monetarias; montaje de empresas estatales en sectores estratégicos
productivos).
-Manejo de la política monetaria y fiscal con carácter anticíclico, promoción de inversión en la recesión y de
políticas contraccionistas en épocas de expansión.
-Papel decisivo en la reproducción de la fuerza de trabajo vinculada a actividades productivas y estatales
fundamentales. Instituciones y programas públicos en instituciones técnicas, subsidios al transporte, la
alimentación y la salud, recreación, vivienda y educación, etc.
-Instituciones estatales reguladoras de los servicios públicos y sociales, y de la propia inversión privada.
-Promoción de la concertación entre los diversos agentes productivos, mediante una legislación laboral que
regula los procesos del trabajo, construyendo derechos sociales. Tomado de Édgar Novoa y Darío Restrepo
en “Las políticas sociales de la Nueva Era”, SINAP-ESAP, enero de 1994.
42
En el caso colombiano, esta tesis es igualmente válida aun cuando el problema del endeudamiento externo,
tanto público como privado, no llegó a conocer las dimensiones de los países que durante el período habían
apostado a la reconversión industrial; particularmente durante el gobierno de Betancur se presentó una escasez
de divisas que llegó a colocar en riesgo el pago de los endeudamientos. La descentralización fiscal como
mecanismo de reducción del gasto, impuesto por el FMI, iniciará el camino de la “modernización del Estado”
que se consolidará con la reforma constitucional de 1991. Haciendo una alusión al contenido de estas reformas
institucionales Édgar González Salas, actual director del departamento de Función Pública, anota: “La reducción
del déficit fiscal, como instrumento de política esencial para controlar los desequilibrios macroeconómicos como
la inflación y el desajuste del sector externo, así como para permitir la canalización de los recursos
indispensables para el pago de la deuda externa, tiene en este escenario una importante conexión con la
reforma tributaria en sus aspectos sustanciales y procésales — de índole administrativa—, con la expedición del
nuevo Estatuto Orgánico de Presupuesto y con la descentralización administrativa y fiscal ahondada con la
expedición de los estatutos de 1987. En una palabra con importantes frentes de acción de la Administración
Pública...”. En: “El Laberinto Institucional Colombiano 1974-1994
—Fundamentos de Administración Pública”, Universidad Nacional-FESCOL—ESAP, 1997, p. 206.
BALANCES HISTORIOGRAFICOS
1.“Recristianización” de la educación
Hacia mediados de la década del 40 las tensiones políticas se recrudecieron a tal punto que
motivaron la extensión de la violencia partidista por gran parte del territorio nacional,
consolidando una cultura política caracterizada por el enfrentamiento y la eliminación del
adversario. Con el ascenso al poder de Ospina Pérez, quien planteó un gobierno de Unión
Nacional donde tuvieron participación algunos liberales moderados, las fracciones radicales
de los dos partidos tradicionales iniciaron una fuerte presión contra el gobierno. Desde el ala
radical del liberalismo, encabezada por Gaitán, se denunció el seguimiento y la persecución
política del gobierno contra los miembros del partido liberal, persecución que se incrementó
después del asesinato del caudillo liberal en 1948. Por su parte Laureano Gómez,
representante del ala radical del conservatismo y formado en la tradición del franquismo
español, criticó duramente al gobierno de Unión Nacional planteado por Ospina y emprendió
un ataque frontal contra el partido liberal.
Los acontecimientos del 9 de abril del 48, protagonizados por las masas liberales en
protesta por el asesinato de su caudillo, generaron la reacción conservadora en campos y
ciudades que a la postre dio término al gobierno de Unión Nacional. En 1949 Ospina
militarizó el Congreso, de mayorías liberales, y declaró el estado de sitio con el fin de
controlar la oleada de violencia por la que atravesaba el país. La violencia partidista permeó
todos los escenarios de socialización y llevó a las masas populares a cruentos
enfrentamientos, de los cuales las élites partidistas intentaron tomar distancia. En este
sentido Marco Palacios anota que:
La violencia cerró una época. La clase dirigente, incluida la liberal, desertó de su función de
dirigir la sociedad para dedicarse a controlar el Estado. Al perder la fe en la función cívica,
pública y efectiva de dirigir a un pueblo que habían movilizado entre 1918 y 1948, las clases
dirigentes de la Colombia de 1950 daban la razón a los costumbristas conservadores de
mediados del siglo pasado, y a los racistas de la década de 1910: puesto que Colombia era un
*
Investigador de la Universidad Pedagógica Nacional.
país de cafres, una vez que descendieran al municipio y al bajo pueblo, las formas republicanas
de gobierno tarde o temprano traerían violencia43.
Después de 1948 gran parte de los intelectuales y dirigentes colombianos argumentaron que
la educación tenía gran responsabilidad en la extensión de la violencia, ya que la formación
laica, anticristiana y desmoralizadora que había sido promovida desde la administración de
López Pumarejo había creado sujetos incivilizados e irrespetuosos de la autoridad, quienes
fueron los encargados de promover la violencia. De la misma manera se increpó a algunos
intelectuales liberales —como Gerardo Molina y Francisco Socarrás rectores de la
Universidad Nacional y la Escuela Normal Superior, respectivamente— de haber dirigido los
desmanes del 9 de abril respaldados por el comunismo internacional.
Vemos cómo la educación se adaptó a las nuevas necesidades de formación ciudadana que
tenía el país, por lo cual se le encomendó la tarea de moralizar, desde los preceptos
católicos, a las nuevas generaciones. No obstante, la escuela estuvo en medio de las
tensiones políticas del momento e imbuida de los discursos excluyentes que de plano
negaron al adversario político. La cultura política del enfrentamiento y eliminación del
adversario propia de finales de la década del 40, “enredó las mediaciones culturales
encargadas de la socialización de los individuos”45, mediaciones en las cuales podemos
ubicar a la educación.
43
Marco Palacios, Parábola del liberalismo, Norma, Bogotá, 1999, p. 81.
44
Aline Helg, “La educación en Colombia, 1946 - 1957”, en: Nueva Historia de Colombia, tomo IV, Planeta,
Bogotá, 1998, p. 114.
45
Carlos Mario Perea, Porque la sangre es espíritu, Iepri, Bogotá, 1996, p. 71.
Dentro de los trabajos de historia de la educación que se han ocupado del análisis de la
problemática educativa durante el siglo XX, podemos encontrar cuatro tendencias que se
diferencian de acuerdo al tratamiento que dan a los temas y a las fuentes utilizadas. A
continuación mostramos los trabajos más representativos de cada una de las tendencias,
que han aludido al período 1946 - 1953 y a las relaciones que se tejieron entre la educación y
la cultura política en estos años.
Incluimos en esta parte dos tipos de trabajos. Por un lado, textos aparecidos entre 1955 y
1960 que se encuentran permeados por la dinámica política bipartidista y, en esta medida, a
través de sus análisis justificaron la acción del liberalismo o del conservatismo, según fuese
el caso. Es decir, que en vez de analizar la manera en que la confrontación política del
período 46 - 53 condicionó las representaciones de lo político en la escuela y profundizó el
carácter antinómico e intolerante de nuestra cultura política, las obras del 50 y 60 justificaron
y tomaron partido en favor de una de las dos colectividades.
Otros trabajos, principalmente artículos de algunas revistas, aparecidos en los 80, hacen
un estudio eminentemente descriptivo de la educación colombiana en el período estudiado,
centrándose exclusivamente en la enunciación de los logros y dificultades de los gobiernos
de la época para el desarrollo de sus políticas educativas.
46
Julio Hoenigsberg, Las fronteras de los partidos en Colombia, Editorial ABC, Bogotá, 1953.
1948, en cabeza de Gerardo Molina, rector de la Universidad en aquel momento. Una suerte
similar corrió la Normal Superior, la cual desapareció en 1951.
En su crítica a la propuesta educativa emanada del liberalismo señala que éste se alejó de
la población, de los principios cristianos indispensables para la buena marcha de la vida
social y política nacional, ya que, en su visión, “la educación es el instrumento más propio
para la revolución social, política y moral y un determinante y un componente del nivel de la
vida”49. En la defensa hecha sobre la concepción y actividades del partido conservador,
Bohórquez señala que la disposición más importante en materia de educación industrial
desde 1930 en el país es la Ley 143 de 1948 (Ley orgánica), mediante la cual se crean
centros técnicos educativos que respondieran a las necesidades económicas del país en el
período. Así mismo, el autor sostiene que el partido conservador dio participación en el
sistema educativo a sectores que anteriormente no tenían muchas posibilidades de
escolarización. Tal es el caso de la educación para la mujer a quien mediante el decreto
3087 de 1945 se le ampliaron las posibilidades de acceso a la educación de tipo vocacional.
Bohórquez Casallas comparte la idea de que es inminente la necesidad de que el partido
conservador redefiniera los límites de la educación y reorientara sus destinos, ya que todos
los planes de los conservadores nacieron por “la necesidad de hacer regresar el pueblo
trabajador y la moral cristiana sobre el surco abandonado”50.
Respecto a esto último, es importante anotar que a lo largo del trabajo se privilegia la utilización de
fuentes de carácter legal para explicar las modificaciones y ajustes que en materia educativa
hicieron los diferentes gobiernos. Esta sobrevaloración de las fuentes legales impide que en el
trabajo se toquen aspectos como el impacto de las políticas educativas en las poblaciones rurales
y urbanas más desfavorecidas, la confrontación entre el Estado y la Iglesia por el control de la
educación, los movimientos de estudiantes y maestros por el mejoramiento tanto de sus
condiciones de vida como del sistema educativo, los imaginarios políticos que se construyeron en
la educación, entre otros. En esta medida el texto de Bohórquez Casallas carece de un sentido
analítico y está marcado por la descripción y enunciación de leyes y hechos aislados, así como de
juicios valorativos sobre el desarrollo de las políticas educativas de los diferentes gobiernos.
En otro texto característico del período, José María Rodríguez Rojas ataca el accionar del
partido liberal y resalta la labor de los conservadores51. En su concepto, las disposiciones de
1932, señaladas por Bohórquez Casallas, perjudican la buena marcha de la educación
colombiana, ya que “la escuela de cuatro años contribuyó a retardar el natural proceso
educativo (...) La instrucción rural y la urbana que se imparte en nuestras escuelas tampoco
cumple su función esencial, cual es la de dar preparación y educación suficiente para luchar
provechosamente por la vida”52.
Podemos anotar que los textos hasta aquí citados se pueden analizar también como
fuentes primarias ya que, al igual que los periódicos de la época, recrean el conflicto
característico de la cultura política del momento, en cuanto al desarrollo de la educación
nacional.
Dentro de esta tendencia descriptiva encontramos también algunos artículos que, a pesar
de ser publicados en la década del 80 cuando hace aparición la historia social de la
educación, continúan privilegiando las fuentes legales para explicar el desarrollo educativo
nacional y se detienen en la enunciación de las acciones gubernamentales en materia
educativa.
En esta vía encontramos un artículo de Augusto Franco, rector de la U.P.N. en 1983, hace un
seguimiento muy breve y superficial al desarrollo de la educación colombiana entre 1950 y 1980,
para el cual tiene como referente de periodización los ciclos presidencialistas. El artículo de Franco
se limita a exponer —descriptivamente— los logros y aciertos en materia educativa de los
51
José María Rodríguez Rojas. Panorama de la educación colombiana, Bedout, Medellín, 1963.
52
Ibíd.. p. 268.
53
Ibíd., p. 280.
una profunda reforma legal del MEN, después de 20 años de no haber sido tocado. Se crea un
Consejo Superior permanente de educación con amplias funciones, (...) se crea la Escuela de
Alfabetización a cargo de las empresas y una Junta de Alfabetización municipal (...) La Ley 83 del
46, sobre la defensa del niño, crea las Escuelas Hogares para reeducar menores a cargo de
matrimonios expertos. La educación femenina recibe un auge grande con la reglamentación de
los Colegios Mayores Femeninos por el decreto 178 del 49 (...) A Roberto Urdaneta como
designado, le correspondió el mérito de poner en funcionamiento el ICETEX en 195254.
Algo similar ocurre con el trabajo de Jorge Enrique Duarte, en el cual se hace un
seguimiento de las campañas de alfabetización del gobierno nacional desde 1936 (con el
decreto 1458 del 18 de junio) hasta 1990. Con respecto a las observaciones hechas sobre el
período conservador de mediados de siglo en este documento se destaca la campaña de
alfabetización nacional emprendida por Ospina Pérez y su Ministro de Educación Estrada
Monsalve, quienes “por medio del decreto 20 del 8 de enero de 1948, crearon la Primera
Campaña Nacional de Alfabetización; la norma incluyó: el pénsum (plan de estudio mínimo
de las escuelas de alfabetización), los requisitos para ser maestro alfabetizador y los libros
de las escuelas de alfabetización”55
De otro lado, se encuentra el trabajo de Edgar Ramírez sobre las disposiciones educativas
sugeridas por el estudio diagnóstico de la situación nacional que hicieron las misiones Curie
y Lebret en 1951 y 1957, respectivamente. Para el autor estas dos misiones “marcarán los
primeros pasos para una política de planeación en Colombia.
Estos documentos son considerados los primeros planes de desarrollo oficiales; primero:
porque estas dos misiones fueron financiadas por gobiernos colombianos. Segundo: por la
influencia de éstas en las futuras políticas a desarrollar en posteriores administraciones”56
Después de hacer una exposición de las conclusiones a que llegaron estas dos misiones
extranjeras en cuanto a la enseñanza secundaria en Colombia, la enseñanza industrial y
54
Augusto Franco Arbeláez, “50 años de educación en Colombia”, Revista Javeriana, No. 500, noviembre -
diciembre de 1983, p. 365.
55
Jorge Duarte, “Las campañas de alfabetización en Colombia”, Revista Itinerario Educativo, No. 12,
septiembre - diciembre de 1990, p. 44.
56
Edgar Ramírez, “Políticas educativas en los planes de desarrollo económico sociales de Colombia en la
década de 1950 - 1960”, Revista Sociología, No. 12, julio de 1989, p. 57.
Para el autor el período de 1930, con el ascenso del partido liberal al poder hasta 1946,
tiene gran importancia en materia de avances educativos, ya que hasta el momento
conservaba aún los rasgos de los siglos XVII y XVIII. La burguesía liberal del 30 rompió con
el esquema de una educación elitista y puso en el centro del debate la educación popular.
Este fenómeno le imprime un carácter laico al estatuto del maestro, quien debería
propender por la modernización del país. No obstante, con la llegada al poder del
conservatismo a mediados de siglo, regresa el control sobre el maestro a manos de la Iglesia
por lo cual, según Lebot, se vuelve al sistema tradicional de enseñanza.
57
Yvon Lebot, Educación e ideología en Colombia, Editorial La Carreta, Medellín, 1979.
58
Ibíd, p. 26.
A principios de los años 80 hace aparición el texto de Alfredo Molano y César Vera, en
donde se realiza un análisis sobre las políticas educativas en Colombia desde principios de
siglo hasta el Frente Nacional59. Para los autores, el período conservador de mediados de
siglo se inicia con características económicas favorables para el país, debido, principalmente,
al crecimiento del sector industrial, por lo cual se hizo necesario adecuar el desarrollo de la
educación a dicho progreso. De tal manera, anotan, que a partir de 1947 se puede decir que
se formulan las bases modernas del sector educativo, gracias a la labor del Ministro de
Educación Zuleta Ángel.
59
Alfredo Molano y César Vera, Evolución de la política educativa en el siglo XX. Universidad Pedagógica
Nacional, Bogotá, 1982.
60
lbíd., p. 128.
cambiar completamente la orientación ideológica que al sistema educativo le habían dado las
administraciones liberales y que Ospina comenzó a modificar. Esta reorientación era tanto más
necesaria en cuanto más se radicaliza el movimiento popular. Para Gómez las reformas
educativas de López eran también responsables de esa radicalización62.
Por otra parte, Aline Helg también indica cómo a partir de la política educativa del gobierno
conservador de mediados de siglo hay un crecimiento del sector educativo, pero con una
preponderancia de la educación privada sobre la pública. El sector público, entre 1945 y
1957, creció a razón de un 82% mientras que en el sector privado se dio un incremento del
598% (ésto en lo concerniente al nivel de educación primaria, la cual fue señalada por la
Misión Currie —contratada por Ospina— como el sector que era más importante desarrollar).
Este proceso de incremento del sector privado sobre el público fue ocasionado, en gran
parte, por la deslegitimación que hicieron las élites políticas de la educación pública después
de 1948, señalándola como la culpable de los desmanes del 9 de abril; así, “la difusión hecha
por los políticos de la imagen de un pueblo bárbaro y peligroso después del 9 de abril y
durante la violencia, tuvo seguramente un papel importante: las clases superior y media no
quisieron que sus hijos se mezclaran con la clase popular”63.
Por su parte Helg muestra cómo se ocasiona una baja en los salarios reales de los
maestros en inicios de la década del 50 con respecto al 40, año en el que un salario mensual
de un maestro ($ 80) correspondía a un salario de clase media a diferencia de lo ocurrido en
la coyuntura del gobierno de Laureano Gómez donde el salario del maestro ($200) era menor
al de un chofer de bus o el de una secretaria.
61
Ibíd., p. 134.
62
Ibídem.
63
Helg, Aline, Op. Cit., p. 120.
64
Citado por Molano y Vera, Op. Cit., p. 157.
Así, los maestros estaban situados ahora en el nivel salarial correspondiente a la clase obrera.
Con esos elementos, no es sorprendente que en 1959 el magisterio creara un movimiento
sindical particularmente fuerte y unido, la Federación Colombiana de Educadores (FECODE),
que dos años más tarde organiza su primera huelga nacional bajo la consigna: los maestros no
son unos apóstoles, son unos explotados65.
El análisis genealógico
Hacia mediados de la década del 80 empieza a hacer aparición una nueva tendencia
historiográfica -conocida como genealógica— en la cual se expresa una mayor preocupación
por los conflictos y tensiones interiores de la educación (principalmente entre la práctica
pedagógica y las relaciones con el saber pedagógico y el poder) que por el contexto en el
que se desenvuelve la misma.
Es importante indicar que en esta tendencia genealógica ha existido un mayor interés por
el fenómeno educativo de los siglos XVIII y XIX que por el siglo XX66. No obstante, algunos
autores (Javier Sáenz, Oscar Saldarríaga, Alberto Martínez, Alejandro Álvarez, Carlos
Noguera y Orlando Castro) han realizado algunos estudios sobre este siglo. Dentro de tales
estudios podemos encontrar un artículo de Martínez y Álvarez en el cual se analiza la
posición y el papel de la educación en las Constituciones colombianas y sus distintas
reformas desde mediados del siglo XIX hasta la coyuntura del 60 en el siglo XX.
Entrado el siglo XX no preocupa tanto el proyecto civilista de la educación sino que esta se
empieza a colocar al servicio del progreso y del desarrollo económico. Ejemplo claro de ello
65
Aline Helg, Op. Cit, p. 124.
66
Dentro de los trabajos dedicados a períodos anteriores al que analizo en este trabajo podemos encontrar,
entre otros, los siguientes: Olga Lucía Zuluaga, El maestro y el saber pedagógico en Colombia; Alberto
Echeverry, El proceso de constitución de la instrucción pública 1821 - 1848; Humberto Quiceno, Pedagogía
Católica y Escuela Activa en Colombia; Alberto Martínez, Escuela, maestro y métodos en Colombia, 1750 -
1820; A. Martínez; O. Castro y C. Noguera: Crónica del desarraigo; A. Álvarez: Y la escuela se hizo necesaria.
son los esfuerzos reformistas de López Pumarejo por modernizar la educación. Hacia
mediados de siglo con la explosión de los fenómenos de violencia, la escuela se pone en el
centro de la crisis; de uno u otro bando, liberales y conservadores acusan a su contendor de
la situación política y social y señalan al modelo educativo rival como causa directa de la
exacerbación de la violencia. No obstante,
estas diatribas envenenadas que iban y venían acusando al comunismo no sirvieron sino para
contribuir con la despolitización de la educación. Nuevamente se produjeron una serie de
cambios en el ordenamiento económico y la política internacional que abrieron paso para una
nueva estrategia. Desde finales de la década de los 50 la educación se fue convirtiendo en un
asunto de desarrollo67.
Finalmente, los autores anotan que son tres los aspectos que han permanecido en la larga
duración en nuestras disposiciones constitucionales en materia educativa: la supremacía de
la religión católica, el dominio y prestigio de la educación privada y el supremo control y
vigilancia del Estado en la orientación de la enseñanza ofrecida en el sector oficial.
En otro texto de Alberto Martínez, esta vez en coautoría con Carlos Noguera y Orlando
Castro, se hace un análisis del desarrollo educativo del país durante el período 1947 - 1984,
análisis que parte del reconocimiento de que la evolución educativa tiene su propio tiempo,
pues es independiente de la periodización hecha a partir de los períodos de gobierno o del
desarrollo legislativo68. Para los autores el período comprendido entre finales de la década
del 40 y comienzos de los 60 presenta una fuerte contradicción entre el desarrollo de las
políticas, los discursos educativos y el plano de la enseñanza en el cual, en contraste con el
plano anterior, sí hay unos cambios sustanciales. A partir de esta tesis los autores se
acercan al planteamiento de que el tiempo en la enseñanza es diferente e independiente del
transcurrir de los acontecimientos en el plano de las políticas educativas.
Dentro de los cambios en la concepción del sistema de enseñanza los autores plantean,
en primera instancia, la aparición de nuevos problemas a resolver desde la educación. Como
ejemplo de este cambio indican que durante la primera década del siglo el debate educativo
giró en torno a la regeneración de la raza, mientras después del 50 el papel central lo ocupa
el paradigma del desarrollo y el progreso nacional. En segundo término, otro cambio
significativo en el análisis y estructuración de la enseñanza en los 50 es que los problemas
educativos empiezan a ser pensados desde una óptica multinacional, debido a ello el destino
y solución de los mismos comienza a depender de las propuestas y apoyo de organismos
internacionales como la UNESCO y la OEA. Sumado a lo anterior, y como un tercer cambio
significativo, emerge la necesidad de iniciar un proceso de transferencia de tecnología al
campo de la educación y la enseñanza, que empezó a configurar la estrategia del
planeamiento integral de la educación.
métodos y estrategias pedagógicas es nombrado por los autores como el “campo del
currículo”, concebido como una herramienta metodológica para analizar las reformas de la
educación en el país y es definido por los autores así:
En esta parte es importante hacer una claridad temporal sobre este cambio de paradigmas
en la formación de sujetos en la escuela a mediados de siglo. Se puede pensar que la
búsqueda de sujetos productivos que propendan por el progreso nacional es más notoria con
las políticas del Frente Nacional, característica que se hace evidente a la hora de observar la
creación de instituciones tecnológico-educativas en dicho período (dentro de las cuales
sobresalen las escuelas de comercio —que se extendieron en 1957—, el SENA —creado en
este mismo año— y los INEM -cuya fundación es posterior: 1969—).
incursión en el país de los lineamientos y conceptos de la Escuela Activa pasan por una serie
de rejillas que le dan una característica específica a este tipo de escuela en nuestro contexto.
Las rejillas señaladas por los autores son: la desconfianza en el pueblo por parte de las
élites, la exclusión de los discursos tendentes a la formación de la subjetividad autorreflexiva
y, por último, la regla de la censura eclesiástica. A partir de dichas rejillas el fenómeno de la
Escuela Activa adquiere unas dimensiones particulares en el país.
Es importante destacar también que en el texto hay una constante invitación a reflexionar
sobre las “verdades” asumidas como ciertas en la historia de nuestra educación dentro de las
cuales una de las más extendidas es la de relacionar liberal con moderno y conservador con
tradicional. Para los autores, las tensiones entre la Iglesia Católica y el discurso de la
necesidad técnica de liberar la escuela a lo público, nacen mucho antes del ascenso liberal al
poder. Desde los primeros gobiernos del siglo se buscó crear un espacio público estatal para
la escuela mediante la apropiación del saber médico, apoyándose en el clero para esta labor,
utilizando su estructura y tecnología de pastorado.
Esta necesidad de crear un espacio público para la escuela origina que hacia principios
del 30 haga aparición el discurso de lo social, el cual se convierte, paulatinamente, “en la
única salida, no sólo para el conflicto ancestral entre las dos soberanías sino para crear un
espacio neutro, esto es público y civil; un espacio pedagógico tanto dentro de la escuela
como en la sociedad para formar una convivencia ciudadana y una moral civil”72.
Para los autores, el viejo conflicto entre Estado e Iglesia, sobrepasa la frontera de los
partidos y el tiempo, llegando a ser punto constitutivo de la educación incluso a mediados del
siglo. En este sentido anotan que
Es conveniente mostrar cómo los autores analizan el tránsito que existe en nuestra
educación en cuanto a la injerencia de los saberes experimentales durante las tres primeras
décadas del siglo y el cambio hacia los saberes sociales que tiene lugar a partir de la década
del 30, saberes en los cuales cobran importancia conceptos como ciudadanía, nación y
democracia. No obstante, estos conceptos se van a desarrollar sobre el escenario de la
71
Ibíd., Vol. 2, p. 386.
72
Ibíd., Vol. 2, p. 42.
73
Ibíd., Vol. 2, p. 455.
La riqueza de este trabajo reside en gran parte, en la manera como se tratan las fuentes
primarias para explicar, por un lado, la estructuración de un saber específico —el católico, el
tradicional, el moderno, el activo, etc. — y, por otro, para mostrar la interrelación de estos
saberes al ser apropiados por los actores políticos en juego sobre la educación, arrojando así
unas particularidades en cada período relativo a las pugnas entre liberales y conservadores,
Iglesia y Estado, tradicionales y modernos o activos, entre otros.
La Historia Social y Cultural de la educación tiene sus orígenes en el trabajo de Aline Helg74
—el cual apareció en la década del 8075—. Con respecto a las precisiones de la autora sobre
la educación en la coyuntura de mediados de siglo es importante señalar la ampliación del
número de niños beneficiados por el sistema educativo, proceso que resulta paradójico si se
mira el crecimiento de la educación pública que lo hace a un ritmo menos elevado que el
sector privado. Así pues, con los gobiernos conservadores de mediados del siglo XX vemos
un aumento de la tasa de escolarización y de instituciones de carácter privado, lo cual podría
entenderse como el hecho de que estas últimas absorbieron la creciente demanda educativa
impulsada por los proyectos modernizadores de la década del 30 en la República Liberal.
Para Helg “las tendencias observadas hacia los años 20 —crecimiento demográfico,
urbanización, desarrollo de las comunicaciones, industrialización, orientación de la agricultura
hacia la exportación, politización de la sociedad— se aceleraban y arrastraban la educación
en su movimiento”76.
Efectivamente se hace evidente, según las estadísticas mostradas por Helg, una relación
proporcional entre la urbanización y la alfabetización. El proyecto modernizador, en el cual el
crecimiento urbano es fundamental, generó una explosión de la demanda educativa,
demanda que recogió el sector privado patrocinado por el gobierno conservador de Ospina y,
con más ahínco, de Laureano Gómez.
Los fenómenos de violencia ocasionaron una fuerte reflexión sobre el tema educativo en
las clases gobernantes del país; conservadores y liberales moderados iniciaron críticas
contra el modelo educativo propuesto en la época liberal desde 1930. Se hacía necesario
remoralizar a la población para retomar el control de lo social, ya que “la violencia
demostraba que una brecha demasiado amplia entre las clases sociales y la exclusión de las
clases populares de la educación, ponían a la sociedad en peligro. Se debían entreabrir las
puertas de la educación media y superior al pueblo, ofreciéndole una posibilidad, aunque
fuera limitada, de promoción social”77.
Dentro del “río revuelto” ocasionado por la violencia el sector eclesiástico intentó,
satisfactoriamente para sus intereses, sacar el mejor de los provechos proponiéndose así
mismo como la fuerza de cohesión nacional sin la cual era muy difícil restablecer el orden;
por lo cual se hacía perentorio que volviese a ocupar el lugar perdido en el manejo de la
cuestión educativa.
Así mismo, todas las campañas emprendidas por el MEN propendieron por retomar el
control de lo social, el cual se había perdido por la pertinaz contienda entre los partidos
tradicionales. A partir de 1950 el gobierno promovió a la educación como elemento
fundamental para el progreso individual y nacional, ligándola así a un proyecto de
modernización global. Sobre este contexto, en el que se desenvuelven las políticas
educativas del momento, Aline Helg parte de la tesis de que la gran diferencia existente entre
los partidos políticos en materia educativa no está dado por el carácter laico o tradicional /
religioso de uno u otro bando, sino más bien en el hecho de que los liberales pretendían
desarrollar e impulsar el sector público en todos sus niveles, mientras que los conservadores
y el clero estimaban que el Estado debía garantizar únicamente la enseñanza primaria
dejando la enseñanza secundaria al sector privado.
Esta diferenciación pone en evidencia el doble carácter del sistema educativo que es
mostrado por Helg: por un lado la educación privada encargada de formar las élites que
dirigieran los destinos del país y a la cual sólo podían acceder las clases sociales con altos
recursos económicos, y, de otro, la educación pública que estaba orientada a “civilizar” al
pueblo, incluyéndolo dentro del proyecto de modernización a partir de la enseñanza técnica y
vocacional.
durante las tres primeras décadas del siglo las representaciones sobre la población colombiana
estuvieron atravesadas por el concepto de raza ligado al de civilización y cultura, como parte de
los elementos que articulaban lo que se llamó el alma nacional. Parte de este imaginario fue
difundido en las conferencias que se llevaron a cabo en el Teatro Municipal de Bogotá en el año
de 1920, en donde se debatió en torno a lo que se consideró como el estado de miseria
77
Ibíd., p.2l5.
fisiológica y mental de la población y los inconvenientes que éstos traían al proyecto político de
modernización, llegándose a hablar de la degeneración de la raza y de la necesidad de trazar
estrategias conducentes a su fortalecimiento, a través de campañas de salud pública, higiene y
educación78.
Para la coyuntura de mediados de siglo, la visión negativa de las élites sobre el pueblo en
general se dirigió al aspecto moral del mismo. La formación educativa dada a los jóvenes
colombianos bajo los preceptos de las reformas liberales (laicización, libertad de enseñanza
y de cultos, principalmente) erosionaron la moral de nuestro pueblo, según las élites del país,
lo cual permitió que una cultura política antinómica del enfrentamiento y eliminación del otro
se fortaleciera en el imaginario social de la década del 50. Así, la “degeneración” moral de
nuestro pueblo impidió consolidar un proyecto de nación a mediados del siglo, lo cual hizo
necesario que la educación “remoralizara” a la población, tarea que se le encomendó a la
Iglesia Católica por parte del gobierno conservador.
se podría señalar la existencia de tres variantes, a través de las cuales se dieron diferentes
apropiaciones del movimiento de Escuela Nueva en Colombia durante las primeras décadas del
siglo y que sirvieron de soporte conceptual a la reforma educativa implementada en el período
de la República Liberal (1930 - 1946). Éstas fueron: dos variantes psicologistas —una laica y
otra católica— y una tercera de carácter sociologista laico, las cuales convivieron con la
pedagogía tradicional y católica dominante hasta 1930 y con la cual el escolanovismo tuvo que
disputar los escenarios pedagógicos79.
En este trabajo de Herrera es interesante mirar cómo la nueva sociedad capitalista en la cual
se desarrolla la Escuela Nueva no puede llevar a la práctica el ideal de igualdad generado
por las revoluciones burguesas de décadas anteriores, por lo cual se crea una categoría, un
ser moral, que trascendiera la individualidad de la sociedad capitalista y permitiera consolidar
un ideal diferente de igualdad; esta categoría es la de ciudadanía.
78
Martha Herrera, “Educación e imaginario nacional: Colombia en la primera mitad del siglo”, en: Anais. 1
Encontro sobre educaçao, cultura e política na América Latina, Unicamp, Campinas - Sao Paulo (Brasil), 1999,
p. 114.
79
Martha Herrera, Modernización y Escuela Nueva en Colombia, Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá,
1999, p. 71.
Los trabajos de esta autora han brindado aportes significativos para consolidar la historia
social de la educación en el país y, por ende, los análisis sobre la diversidad de fenómenos
educativos y los retos que se hacen a este campo cultural a finales del siglo XX. En un
artículo de mediados de los 90 Herrera señaló de manera interesante algunas características
de larga duración de la educación en Colombia, como: la existencia de una estructura
educativa estratificada, el alto grado de participación del sector privado y de la Iglesia en lo
educativo, la debilidad estatal para consolidar un sistema educativo nacional y la distancia
entre las políticas educativas y sus proyecciones; de igual forma muestra fenómenos de corta
duración como la diversificación profesional, la relativa cualificación de la enseñanza, el
acceso de la mujer a todos los niveles educativos y el desarrollo de la enseñanza técnica,
fenómenos todos ellos pertenecientes al convulsionado siglo XX que le están haciendo
nuevas exigencias investigativas y metodológicas a los historiadores de la educación;
...a las puertas de un nuevo siglo, el país se enfrenta, en el terreno de la educación a retos muy
serios que provienen en buena parte de lo que se ha construido como su devenir histórico; retos
dentro de los que se cuentan la consolidación de un sistema educativo nacional, la
universalización de la educación básica y, de manera especial, la construcción de una
conciencia ciudadana en torno al papel prioritario que cumple la educación en la formación de
valores y en la transmisión, recreación y transformación de la cultura80.
Otro texto importante de Herrera, esta vez en compañía con Carlos Low, lo constituye la
historia de la Normal Superior en la cual los autores orientan sus análisis a la relación
existente entre la formación y acción entre los intelectuales de la década del 30 y la
consolidación de la Escuela Normal Superior. De esta manera, los autores resaltan la
necesidad de especificar las condiciones, nacionales e internacionales, que permitieron la
formación de intelectuales para la década del 30. Al respecto anotan:
El impulso que presenta el desarrollo académico de la primera mitad del presente siglo sólo
puede entenderse por la existencia de condiciones nacionales e internacionales favorables. Los
fenómenos que más incidieron el objeto de estudio de nuestro interés, fueron los relacionados
con los cambios experimentados en la dirección del Estado y el cuestionamiento a la influencia
de la Iglesia en la sociedad y en el aparato educativo, la aparición de criterios de racionalidad
que veían la ciencia como verdad útil y universal, aplicable al desarrollo industrial; el
surgimiento de nuevos valores como la libertad de pensamiento, a la tolerancia ideológica y la
libertad de expresión y publicaciones81.
80
Martha Herrera, “La educación como parte de la historia social y cultural”, Revista Educación y Pedagogía.
Medellín, No. 12- 13, julio de 1995, p. 284.
81
Martha Herrera y Carlos Low, Los intelectuales y el despertar cultural del siglo. El caso de la Escuela Normal
Superior una historia reciente y olvidada, Universidad Pedagógica Nacional, 1994, p.16.
[La Escuela Normal Superior] cualificó a la docencia para convertirla en un estudio serio
con requisitos de alto nivel y en el diálogo constante entre las ciencias y las
humanidades; estableció la monografía para el grado, el manejo de idiomas extranjeros
y exigió al estudiante capacidad creativa y de investigación; su biblioteca fue uno de los
soportes fundamentales en el desarrollo académico en la institución y contribuyó
además a la parición de la profesión de bibliotecólogo. Estableció canales para la
circulación del pensamiento científico moderno, a través de publicaciones y grupos de
estudio organizados por algunos estudiantes82.
En la parte final del texto los autores hacen referencia al destino de la Escuela Normal
Superior en la coyuntura del gobierno conservador de mediados de siglo, en la cual se
planteó y ejecutó el desmonte de la institución, que acaeció de manera definitiva en 1951.
Señalan los autores que en este período, además de existir una fuerte injerencia de la Iglesia
en los asuntos educativos, hay una proceso de contrarreforma en la formación docente, y en
general en todo el sistema educativo, que buscó desarticular las propuestas orientadas por el
gobierno de López en materia educativa.
82
Ibíd., p. 127.
83
Javier Ocampo López, Educación, humanismo y ciencia, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia,
Tunja, 1978.
Otro texto en la historia social y cultural es el realizado por Alfonso Torres en torno a las
propuestas de mediados de siglo con respecto a la educación84. En este texto Torres hace
referencia a la labor que Gaitán cumplió como Ministro de Educación y, en general, en su
interés por la consolidación de un sistema educativo al que pudiesen acceder los sectores
populares. Dentro de los mayores logros del gaitanismo enunciados por Torres encontramos:
la lucha contra el analfabetismo, el patrocinio que el Estado debía brindar a los artistas y al
desarrollo de la cultura popular, la creación del Fondo Rotatorio y Almacén de Calzado
Escolar, la reestructuración administrativa del MEN, la elaboración de un mapa escolar a
partir del cual proyectar la construcción de escuelas en las zonas que más lo necesiten, la
creación de la sección de construcciones escolares y la puesta en marcha de una campaña
de alfabetización a partir del proyecto de escuelas ambulantes.
Todas estas reformas hicieron creciente la legitimidad de Gaitán al interior de las clases
populares y, paralelamente, despertó desacuerdos en la clase oligárquica del país. En este
sentido Torres propone como hipótesis de trabajo central de su investigación que la validez y
la legitimidad del gaitanismo en el período fue haber conjugado la lógica de los sectores
populares con la lógica de la dinámica social del momento, en pro de consolidar un proyecto
democrático.
Con los trabajos de la historia social vemos cómo se amplió el campo analítico sobre el
desarrollo de la educación en el país, ya que se inscribió al fenómeno educativo en un
contexto social, económico, político y cultural más amplio, y se tuvieron en cuenta nuevas
fuentes primarias, además de las legales, para llevar a cabo los diferentes análisis expuestos
en este ensayo.
Consideraciones finales
En los trabajos analizados en el presente ensayo encontramos una evolución, tanto temática
como metodológica, a través de las diferentes tendencias expuestas. Así, con los cambios
operados en los 70 y 80 se muestra una posición más objetiva de los autores de los textos
con referencia a los trabajos de las décadas del 50 y 60. La década del 80 marcó la
utilización de otro tipo de fuentes primarias, además de las fuentes legales que fueron de una
u otra manera privilegiadas en las décadas anteriores, y la aparición de nuevas metodologías
y temáticas de análisis. Con la tendencia genealógica se ha analizado la dinámica interna del
sistema educativo y se han aportado elementos importantes para la comprensión del
fortalecimiento del saber pedagógico en el país. Finalmente, la historia social de la
educación, a partir de sus análisis contextuales, ha arrojado valiosos aportes para la
comprensión de la dinámica social, política, económica y cultural en la que se ha desenvuelto
la educación nacional.
84
Alfonso Torres Carrillo, Jorge Eliécer Gaitán y la educación popular, Editorial Cedeco, Quito, 1992.
Es conveniente anotar que después del trabajo de Aline Helg varios han sido los autores
interesados en fortalecer la historia social de la educación. A pesar de ello tales esfuerzos no
se han materializado en sólidas líneas de investigación ni en un continuo número de
publicaciones; las existentes son en su gran mayoría artículos de revistas que se dedican al
análisis de problemas puntuales de determinado período. No obstante, los trabajos de
historia social de la educación están brindando importantes herramientas metodológicas para
la consolidación de nuevos proyectos investigativos y la reflexión sobre objetos de estudio
diferentes que permitan ahondar en una historia cultural de la educación.
Dentro de los vacíos que encontramos en los trabajos de historia de la educación sobre
mediados de siglo, es importante señalar la ausencia de estudios centrados en el papel de
los sectores subalternos (maestros, estudiantes, asociaciones de padres y jóvenes) en la
configuración del campo educativo en el período y las movilizaciones que estos actores
emprendieron como forma de presión frente a las políticas gubernamentales. De igual forma
es importante orientar esfuerzos investigativos al análisis del impacto de los planes
educativos del gobierno en diferentes sectores de la población nacional (campesinos,
obreros, sectores populares, entre otros), mostrando el alcance, las dificultades y la
apropiación, por parte de las comunidades, que tuvieron tales planes a nivel regional y
municipal.
De otro lado, se muestra necesario profundizar los estudios sobre la conformación de las
diferentes disciplinas científicas y la manera en que a partir de éstas se consolidaron
representaciones y sentidos de lo social, así como analizar los imaginarios políticos (sobre
Estado, democracia, ciudadanía) que circularon en los diferentes textos y manuales
escolares de la época y sobre el ideario de Nación que se intentó fortalecer a partir de la
educación.
como un escenario dialéctico en el cual entran en conflicto las normas emanadas desde los
sectores hegemónicos de la sociedad, las prácticas (en la mayorías de los casos contrarias a lo
dispuesto por la norma) que la reglamentariedad genera en los sujetos sociales y las
representaciones que hacen de esta confrontación tanto los actores hegemónicos como no
hegemónicos. Esta precisión permite analizar a la cultura como un espacio de contradicción y de
continua producción de múltiples sentidos y significados de la realidad, como el nuevo escenario
en el cual se prolongan las disputas entre las diferentes fracciones de clase, disputas que han
sido exacerbadas por el desarrollo del capitalismo y la conflictiva entrada de los países de
América Latina en los procesos de modernización85.
Estas reflexiones orientan el desarrollo de la investigación en educación y cultura política, a
través de la cual se pretende brindar herramientas teóricas, metodológicas e históricas que
85
Alexis Pinilla, “Imaginario político en la educación del período conservador en Colombia, 1946 -1953”, en:
Anais. I Encontro sobre educaçao, cultura e política na América Latina, Unicamp, Campinas
-Sao Paulo (Brasil), 1999, p. 127.
Bibliografía
HISTORIOGRAFÍA DE LA
EDUCACIÓN FÍSICA EN COLOMBIA
Por ello en este balance se considera la educación física como un área que integra
diferentes prácticas sociales que tienen su realización en la corporalidad del hombre y se
transforman de acuerdo con la dinámica de la sociedad, dando respuesta a intereses y
transformaciones de la cultura, que las destaca, según el momento, como medios, fines,
actividades o instrumentos.
*
Investigador de la Universidad Pedagógica Nacional.
En este contexto se han realizado diversos trabajos sobre historia de la educación física
que se pueden caracterizar de acuerdo con sus enfoques y métodos de elaboración, en
aquellos que se basan en criterios cronológicos, descriptivos y anecdóticos, y que tienen en
la evolución de las normas su principal fuente, hasta trabajos que empiezan a conformar un
campo de investigación en los cuales se tratan diferentes temas, enfoques e intereses de
conocimiento.
Si bien no se puede establecer una categorización muy precisa, sí se aprecia en ellos una
evolución conceptual de la educación física correlacionada con un nivel de maduración en la
investigación histórica, cuestión que pone en evidencia que los estudios históricos son cada
vez más importantes en la interpretación de la sociedad y del papel que desempeña en ella
la educación, y en particular la educación física.
Trabajos iniciales
Uno de los primero trabajos fue elaborado por el profesor uruguayo Raúl Blanco en su
texto sobre la historia universal de la educación física86, en donde en el capítulo referido a
Colombia, manifiesta las dificultades para obtener información sobre la educación física y los
juegos recreacionales. hace el recuento de la Ley 80 de 1925 y su reglamentación en los
años subsiguientes, describe las funciones de la Comisión Nacional de Educación Física y
las recomendaciones del Congreso de Profesores de Segunda Enseñanza realizado en
noviembre de 1943, que solicitan financiación y nombramiento de profesores. Menciona
además, la solicitud de la Asociación Nacional de Profesores de Educación Física para la
86
Raúl Blanco, Educación física un panorama a su historia, Editora Adroher, Montevideo, 1948. p., 168-184.
En el año de 1961 el profesor Ernesto Vidales, en su obra Nos dejó el tren escribe algunos
capítulos en relación con la evolución de la políticas deportivas, la burocratización y el
comportamiento de los dirigentes deportivos, de los políticos y de los profesores de
educación física a quienes corresponde la labor “sagrada” de velar por el deporte y el
deportista87.
En 1986, con motivo de la celebración de los cincuenta años del Instituto Nacional de
Educación Física, se publicó un texto escrito por Alberto Gómez Moreno y Alberto Parra,
quienes hacen un recuento titulado Cincuenta años de historia de la educación física en
Colombia como profesión88 sobre acontecimientos como la fundación del Instituto Nacional
de Educación Física (INEF) y los diferentes traslados hasta su incorporación a la Universidad
Pedagógica Nacional; algunas realizaciones de carácter profesional como el primero y
segundo Congresos Colombianos de Educación Física, la realización del Cuarto Congreso
Panamericano de Educación Física en 1964 y la creación de Coldeportes en 1968. En el
trabajo se incluye una reseña biográfica de personalidades de la educación física y el deporte
en el país como Gilma Wills, Alberto Nariño Cheyne, José Francisco Socarrás, Gabriel
Anzola Gómez y otros personajes a quienes se reconoce su gestión en la fundación y
consolidación profesional de la educación física.
87
Ernesto Vidales, Nos dejó el tren, Editorial Kelly, Bogotá, 1961.
88
Albedo Gómez Moreno y Albedo Parra Parra, Cincuenta años de historia de la educación física como
profesión, Universidad Central, Bogotá, 1986.
Un año después, Ángel Humberto Vaca realiza una compilación de la legislación sobre
educación física desde del decreto de Instrucción Pública de 1870, hasta el decreto 2845 de
1984 y algunas de sus disposiciones reglamentarias, titulado Historia de la educación fí?vica
a través de sus normas editado por la Universidad Central en 198789.
Comprender la historia de los juegos y el deporte y entender las decisiones de los dirigentes
deportivos y de los gobernantes de la educación y de la educación física es indagar para
preveer y poder actuar con éxito en el futuro... De ahí que normas como el decreto Orgánico de
1870 y la Ley 80 de 1925 primeras disposiciones que fijaron claras políticas o investigar los
decretos que regulan la actividad deportiva, o comparar los planes y programas de la educación
física escolar es ejercitación conveniente para determinar rumbos de acción, tendencias,
programas, planes, realizaciones, estancamientos y progresos que a la largo de estos años ha
tenido la educación física90.
Contiene además otras decisiones sobre educación física, como por ejemplo, normas
generales sobre planes de estudio, intensidad horaria, contratación de profesores y
programas de extensión extraescolar.
Sin embargo, no expone ninguna posición crítica sobre la aplicación de esta legislación y
los factores que influenciaron los cambios legislativos y de programas. Es importante tener
en cuenta que la expedición de una abundante legislación no siempre se relaciona con
efectos prácticos en la cultura, y que muchas veces la expedición de una norma obedece a
situaciones muy coyunturales, que en el transcurso del tiempo quedan sin aplicación efectiva
y sin los avances progresivos que muchas veces se percibe en la evolución de las normas.
El mismo autor realiza una compilación tanto de legislación como de documentos oficiales,
actas, planes y programas, que titula Historia del Alma Mater de la Educación Física
89
Ángel Humberto Vaca, Historia de la educación física colombiana a través de sus normas, Universidad
Central, Bogotá, 1987.
90
lbíd.,p. 1.
La Historia del Alma Mater de la Educación Física Colombiana permite apreciar las
motivaciones políticas, los personajes y las tendencias conceptuales iniciales de la formación
de profesores de educación física en Colombia, a través de la asesoría de la Misión chilena,
influenciada a su vez por la escuela gimnástica sueca, que se basaba en fundamentos
fisiológicos y anatómicos para la educación del cuerno y del movimiento.
El texto comprende desde las actividades físicas de los indígenas que sufrieron el dominio
español, hasta los acontecimientos deportivos de la actualidad. Si bien en la primera parte se
aprecia una referencia cultural y social, a medida que se avanza en su lectura, el recuento se
limita a los acontecimientos deportivos, y en especial, a narrar las hazañas de los
campeones y la organización deportiva y de los grandes eventos. Entre los temas
destacados por Galvis están la inclusión de la educación física en el sistema escolar, las
primeras organizaciones deportivas, el inicio de las principales modalidades del deporte
como el fútbol, el ciclismo, el atletismo y el baloncesto, la organización del Comité Olímpico
Colombiano y los Juegos Bolivarianos para celebrar los 400 años de Bogotá en el año de
1938, la realización de los VI Juegos Panamericanos en 1971 y la participación de Colombia
en Juegos Olímpicos y otros eventos internacionales.
Galvis plantea las relaciones del deporte con el ambiente político y social de cada uno de
los siete períodos en que divide su trabajo. Al establecer la relación entre deporte y sociedad,
escribe que
con excepción del criollísimo tejo, legado de nuestros aborígenes, que empezó a jugarse desde
tiempos inmemoriales por sus inventores, aunque sólo se organizó a medida que surgieron las
asociaciones nacionales, la clase adinerada fue la primera en hacer deporte en Colombia,
especialmente por las posibilidades de viajar y conocer el mundo. Pero poco a poco, contrario a lo
que sucedió con la guabina, que nació en el pueblo y penetró en los elegantes salones de la
91
Ángel Humberto Vaca, Historia del Alma Mater de la Educación Física Colombiana, Bogotá, UPN, 1994.
92
Albedo Galvis Ramírez, Oro, plata y bronce: una aproximación a la historia del deporte colombiano,
publicación con motivo de los XV Juegos Nacionales, Bucaramanga, 1996.
sociedad, el deporte abrió la puerta de las grandes mansiones, de los colegios burgueses y de los
clubes sociales, para salir de ellos, popularizarse y alcanzar su actual dimensión.
Entre los nuevos temas se destacan las tesis de grado de Patricia Quesada y Néstor
Alonso Sánchez, La educación física una historia por construir, de la Universidad del Valle;
Luis Ignacio Martínez, Surgimiento del deporte y el tiempo libre en Bogotá 1895-192093 Astríd
Bibiana Rodríguez, Educación física y mujer entre 1930 y 195094; Aproximación a una
historia de la sexualidad de la Universidad Pedagógica Nacional y Luis Alfonso Garzón,
Apuntes para la historia de una confusión: educación física-deporte, 1997.
En La educación física en Colombia: una historia por construir95 elaborada por Patricia
Quesada y Néstor Alonso Sánchez, del Departamento de Educación Física de la Universidad
del Valle, se realiza la propuesta de investigar la historía de la educación física a partir de las
tesis expuestas por Olga Lucía Zuluaga en la “Historia de las prácticas pedagógicas”. Se
parte “de la preocupación que existe en los educadores físicos de hoy, por las dificultades
que presenta un saber desvinculado de los problemas nacionales, de los conocimientos
producidos en otros campos del conocimiento; de la cultura”. En busca de una alternativa se
asume un enfoque conceptual que parte de la necesidad de reivindicación del cuerpo por la
educación física, fundamentado en la experiencia desarrollada en el Seminario del Cuerno
realizado en la Universidad del Valle en el año de 1987, en el cual se hace una lectura de
Foucault; y en los planteamientos del Tercer Congreso Colombiano de Educación Física
organizado en Cartagena en 1988 que plantea la apertura social y cultural de la educación
física. Desde las tesis foucoltianas del control y el disciplinamiento sobre la población, se
intenta hacer una interpretación de la Ley 80 de 1925 y del decreto 2743 con el cual se creó
Coldeportes en 1968, como dispositivos de control del Estado sobre el cuerpo. Este trabajo
deja abierta una vía para abordar el problema expuesto desde procesos investigativos más
pacientes y meticulosos.
93
Luis Ignacio Martínez, Surgimiento del tiempo libre y el deporte en Bogotá 1890-1920. Tesis de grado.
Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá, 1997.
94
Astrid Bibiana Rodríguez, Educación física y mujer 1930-1950. Aproximación a una historia de la sexualidad.
Tesis de grado. Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá, 1997.
95
Patricia Quesada y Néstor Alonso Sánchez, La educación física en Colombia. Una historia por construir. Tesis
de grado. Universidad del Valle. Cali, 1991.
La tesis de Astrid Bibiana Rodríguez titulada Educación física y mujer en el período 1930-
1950. Aproximación a una historia de la sexualidad asume como tema la discriminación
social y educativa de la mujer, las características que se le dieron a la educación física
femenina, sesgada por concepciones y prejuicios sobre la sexualidad de la mujer. Esta
discriminación se inicia, según la autora, dando una característica de debilidad a las
capacidades de la mujer y asignando a la educación una función para la preparación de su
papel de madre abnegada y dependiente tanto del esposo como de los hijos. Trata el tema
de la eugenesia, la higiene y las normas de control del cuerpo de la mujer. Por ello la
educación física femenina debe realizarse de manera independiente de los varones y
efectuar ejercicios adecuados a su naturaleza biológica y psicológica y a la atención de
normas sociales de conducta. Realiza un seguimiento de fuentes de prensa, y materiales
sobre el tema de influencia en la políticas de salud, higiene y educación en la primera mitad
del siglo XX y se detiene en las formas de prejuicios e imágenes sobre el cuerpo y la
sexualidad femenina.
Si bien, se aprecia en él una perspectiva social y política amplia que aclara las relaciones
entre modelos políticos y educativos, y abre el camino para un historia política de la
educación física, adolece de una consulta de fuentes primarias, que deja muchos
planteamientos sin la suficiente demostración.
Oro trabajo que corresponde a este grupo de investigaciones es el realizado por Luis
Alfonso Garzón, como tesis de maestría, Apuntes para la historia de una
confusión:educación física-deporte96. Aborda diferentes paradigmas de la educación física,
entre las cuales señala el castrense, el organicista, psicomotriz y el paradigma cognitivo
motriz. Fundamenta estos paradigmas en documentación de las corrientes pedagógicas y
gimnásticas, y en las teorías filosóficas y antropológicas sobre el control del cuerpo en
particular del origen europeo. En la segunda parte plantea diferentes momentos de la
evolución histórica de la educación física en Colombia y la influencia en ella de los
paradigmas europeos. Concluye con la necesidad de una educación física alternativa, que no
sea excluyente y defina la actividad física como “una acción consciente, objetiva, creadora,
práctico material que permita el desarrollo y expansión del ser humano. Provocando cambios
en la estructura jerárquico-social, y ayudando a eliminar la concepción de privatización
deportiva”.
se configura un discurso sobre el cuerno que se aleja de la concepción moralista difundida por
la pedagogía católica, según la cual el cuerno era instrumento de pecado; el nuevo discurso se
apoyaba en las ideas de la Escuela Activa y colocaba el énfasis en la higiene, la alimentación y
el ejercicio físico, dando cabida a la sistematización y valoración de la enseñanza de la
96
Luis Alfonso Garzón, Apuntes para la historia de una confusión: educación física-deporte. Tesis de grado,
Maestría en Historia de la Educación y la Pedagogía, Universidad Pedagógica Nacional, 1997.
97
Martha Cecilia Herrera y Carlos Low, Los intelectuales y el despertar cultural del siglo. El caso de la Escuela
Normal Superior una historia reciente y olvidada. Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá, 1994.
98
lbíd. p. 127.
educación física y la promoción e impulso del deporte en los establecimientos educativos del
país 99.
El discurso modernista en Colombia, entre 1903 y l934, atraviesa el conjunto de los saberes, los
conceptos y los objetos de los discursos sobre la escuela, el maestro, los métodos de
enseñanza, los fines de la educación y las estrategias de formación. Lo moderno era la ciencia
y su método, los saberes experimentales y aplicados —prácticos— los métodos inductivos y
experimentales en la ciencia y en la enseñanza, la actividad, la conducta, lo medible, lo
material, lo visible, lo útil, lo actual, lo individual, lo natural; en fin, la unidad entre lo físico, lo
moral y lo intelectual102.
99
Ibíd. p. 65.
100
Martha Cecilia Herrera, Modernización y Escuela Nueva en Colombia 1914-1951. Universidad Pedagógica
Nacional
101
Javier Sáenz, Óscar Saldarriaga y Armando Ospina, Mirar la infancia: pedagogía, moral y modernidad en
Colombia: 1903-1946. Ed. Colciencias, Foro Nal. por Colombia, U. de Antioquia, Bogotá, 1997.
102
lbíd., Vol.2, p. 8.
Desde la educación física, Claudia Ximena Herrera, en su tesis de maestría Las prácticas
corporales y la educación física en la escuela primaria en Colombia entre 1870 y 1913103
expone la necesidad de descubrir “los lugares que el cuerpo y en particular el del niño, ha
ocupado en la pedagogía de finales del siglo XIX y comienzos del XX”. Para ello caracteriza
la política educativa del período investigado a partir del decreto orgánico de la instrucción
pública de 1870, y en particular el papel desempeñado por la Iglesia Católica y su disputa
con el Estado para el control de la educación. Analiza la pedagogía católica y la ubicación del
cuerpo y su relación con la moral. Señala la aparición del cuerpo infantil y su forma de
disciplinarlo a partir del desarrollo armónico de las facultades, diferenciadas para niños y
niñas. Desarrolla la discusión dada por la pedagogía católica al sensualismo de Bentham, y
la imposición de la primera a través de las virtudes cristianas. En su exposición va
planteando la transformación de la pedagogía de una moral católica a una moral médico-
biológica que tenía en la higiene un medio de formación del cuerpo y del alma.
Presenta la educación física como una nueva tecnología educativa que cumple su papel a
partir del precepto de Juvenal, de mente sana en cuerpo sano, transformado de sus
principios originales, sobre los cuales se orienta una estrategia contra la degeneración de la
raza. Hace un recorrido sobre diferentes aspectos de la educación física en cuanto sus
orígenes en las escuelas gimnásticas europeas, los métodos, los medios y la formación de
los institutores.
el saber de la educación física que se venía posicionando como un ramo de la instrucción tan
importante como los otros fue objeto de atención especial por parte del saber de la medicina
desde la fisiología y la higiene justificando su acción desde la urgencia de salvar la raza que
venía en proceso de degeneramiento. . .así como el discurso moral del siglo XIX con sus
103
Claudia Ximena Herrera, Las prácticas corporales y la educación física en la escuela primaria en Colombia
entre 1870 y 1913. Bogotá. Tesis de grado, Maestría en Historia de la Educación y la Pedagogía, Universidad
Pedagógica Nacional, 1999.
La obra “atiende con una mirada histórico antropológica a las particularidades del
fenómeno de las figuraciones corporales en los discursos de la modernidad colombiana, que
pueden distinguirse con alguna claridad desde la segunda mitad del siglo XX. Pretende
evidenciar cómo ha sido entendido e imaginado el cuerpo, qué alcances y necesidades se le
han atribuido, cómo se concibe la posibilidad de crearlo o transformarlo, y con él al ser
humano”105.
Plantea la urbanidad como “la primera gran elaboración simbólica occidental en torno al
comportamiento y al lenguaje corporal, y su recepción en Latinoamérica fue prolija por parte de
letrados, que atentos a su minuciosa gramática corporal, destacaron las aptitudes retóricas de la
urbanidad hasta hacer de ella una expresión virtuosa“106.
Sin embargo, la cientificidad que aureola el discurso impide que se lo incorpore a una tradición
de la que siempre se mantiene distante, e impide también que esa tradición pueda cuestionarlo.
A pesar de ser definitivo para la concreción de un cuerpo moderno, el discurso nacional de la
104
Zandra Pedraza Gómez, En cuerpo y alma: visiones del progreso y la felicidad. Bogotá. Universidad de Los
Andes, 1999.
105
Zandra Pedraza Gómez, La cultura somática de la modernidad: historia y antropología del cuerpo en
Colombia. En: Cultura, política y modernidad. CES. Universidad Nacional, Bogotá, 1999.
106
Ibíd.
salud ha hecho el menor aporte para que se configure y afirme una semántica somática que
refuerce y enriquezca la tradición cultural del cuerpo107.
El discurso de la cultura física se inicia como vástago de la higiene con el interés del
fortalecimiento del organismo contra las enfermedades, la obesidad, para pasar al
aprendizaje de técnicas que canalicen y empleen la energía.
Declinaron, pues, los deportes señoriales —la equitación, los paseos y bailes— para dar aliento a
la precisión, la velocidad y la seguridad de la calistenia, la gimnasia rítmica, los deportes y el
atletismo, nuevas modalidades que incidieron en el perfeccionamiento del ser humano estimulando
su energía vital, educando la inteligencia, controlando el tiempo y los nervios.
Se toman como dimensiones del cultivo del cuerpo la extensión, a través de la popularización
y la profesionalización, la intensidad por medio de bailes y prácticas corporales alternativas, y
la forma, en la cual se va a enfatizar sobre el mantenimiento de las cualidades que lleven a la
eterna juventud y la atracción.
“La alegoría del cuerpo moderno permite así formular la quimera de la moderna plenitud. En ella
se conjugan las metáforas concebidas por minuciosos y diligentes discursos que comparecen
en este escenario para evocar una imagen de integridad que supere la dicotomía cuerpo-alma y
que, si no es realizable, sí permite en cambio imaginar y representar un ser humano en el que
se diluye el abismo entre la muerte y la vida, entre la naturaleza y la cultura110.
corporalidad desde enfoques transdisciplinarios, creando así las bases para múltiples
relaciones con los procesos sociales, culturales, políticos y educativos que apoyan nuevos
aportes al conocimiento histórico y a los factores que han intervenido en la construcción de la
educación física en el país.
Conclusiones
Sobre el papel de la educación física en los primeros cincuenta años del siglo, a partir de
los trabajos consultados, se observa que si bien la educación física ya se planteaba en el
siglo XIX como una actividad de los programas escolares, es en el siglo XX donde logra su
El reconocimiento y posición social tiene sus limitaciones dadas por la cobertura escolar,
aunque su práctica se amplía por las diferentes actividades y tipos de organización de
iniciativa social y por la motivación de los medios de comunicación que logran ampliar los
niveles de divulgación y convocatoria a la participación social, en unas oportunidades de
manera directa y en otras como espectadores.
El modo en que las sociedades humanas viven y actúan ha sufrido una transformación
radical. Por lo tanto, la historia como disciplina debe mostrarnos “las pautas y mecanismos
del cambio histórico en general, y más concretamente, lo relativo a las transformaciones
sufridas por las sociedades humanas durante los últimos siglos en los que los cambios se
han generalizado y han aumentado de una manera espectacular”111 . Así la historia,
siguiendo a Jorge Orlando Melo, en la medida en que mantenga alguna pretensión de
coherencia, seguirá siendo un polo unificador, un lugar de atracción de las preguntas aún no
resueltas, que impide que los textos o los hombres o los incidentes o las encrucijadas del
pasado se conviertan en ejemplos a seguir o evitar, en tema de identificación más o menos
conscientes; permite superar, además, toda tentación a fijar la historia actual a un proceso
irremediable y determinado que se origina en el pasado; así mismo, contribuye a recordar y
reconocer la incertidumbre del presente y el futuro; por lo tanto, promover una conciencia
histórica, en donde el pasado sea ante todo una fuente de experiencia compartida y no un
anda que limita al presente permite vislumbrar nuevas preguntas, adicionarlas a las que ya
trabajábamos, para que se conviertan en preguntas sobre la sociedad y sus individuos y,
sobre el cómo vivimos, para de esta manera aportar elementos a la pregunta cómo somos lo
que somos.
acontecimientos, e intenta develar la trama que dio origen a la nueva nación colombiana;
además, surge con la intención y el afán de “dotar a una nación que empieza a conformase
con un pasado que esté a la altura de los merecimientos presentes”, para de esta manera
contribuir a configurar el espíritu nacionalista en los nuevos ciudadanos113. A este interés por
la configuración de la nacionalidad se le sumó una creciente subordinación de la historia a
las necesidades de la polémica ideológica de mediados del siglo XIX, colocando la
interpretación histórica al servicio de las perspectivas de un programa de reformas políticas.
Hacia 1880 la preocupación por las fuentes se amplía en los historiadores profesionales,
interesados en manejar masas cada vez mayores de documentación primaria y en someter
las fuentes a una crítica testimonial, para hallar la “verdad”; verdad que en este periodo
estaba fuertemente influenciada por el positivismo y su intención de sujetar la historia a los
principios metodológicos de las ciencias naturales.
Algunos factores que han promovido la aparición de esta nueva historiografía, con nuevos
métodos e intereses y que pueden de manera general señalarse, son la creciente
importancia de los estudios históricos en las universidades y la consecuente
profesionalización de la disciplina, la difusión de categorías de origen marxista, los aportes
de estudiosos extranjeros, la exigencia, por parte de diversos sectores de la cultura y la
configura realmente con la independencia, cuando la presentación ingenua en el manejo de los temas, el
impulso a incluir todos los incidentes y sucesos, porque todos son “interesantes”, o la falta de claridad frente al
manejo del tiempo y la no presencia de una perspectiva unificadora del pasado es reemplazada por una historia
que pretende explicar el origen de la nueva nación colombiana.
113
Jorge Orlando Melo. Historiografía colombiana, realidades y perspectivas, Medellín, 1996, Colección de
autores antioqueños, p. 19.
114
Jorge Orlando Melo. La literatura histórica en la república, en: Historiografía colombiana, realidades y
perspectivas. Medellín, 1996, Colección de autores antioqueños, volumen 107, p. 98.
sociedad colombiana, de una reinterpretación del pasado nacional en términos más acordes
con la visión que tienen de sí mismos, etc.115
En este marco y para el presente balance historiográfico, dadas las características del
objeto de estudio y lo poco investigado que se encuentra el tema, se hace necesario, a
través de los diferentes autores consultados, realizar un acercamiento al periodo en cuestión,
que permita vislumbrar las tensiones del momento, el papel que los investigadores destacan
115
Ibíd., p. 25.
116
Martha Cecilia Herrera. Tendencias historiográficas de la educación en Colombia: aproximación al
conocimiento histórico. Universidad Pedagógica Nacional, Mimeo.
para la educación popular y rural, así como las características de la sociedad en general; ello
permitirá mostrar los diferentes acercamientos a la Campaña y la manera como es analizado
el contexto socio-cultural en el cual fue impulsada.
Para estos objetivos se tomará como referencia global las tres tendencias que Marha
Cecilia Herrera propone en la historiografía educativa nacional. Para ella, la historiografía
inicia sus primeras elaboraciones hacia las décadas del 1950 y 1960, marcada por el
contexto histórico que caracterizó la sociedad en dicho periodo, signado entre otros aspectos
por un reordenamiento de carácter internacional, por el crecimiento económico y el desarrollo
industrial, por la violencia política y social, por la crisis de los partidos tradicionales, por
expansión y diversificación de la educación y por el surgimiento de nuevos valores. Una
segunda tendencia es posible ubicarla hacia el final de la década de 1970, en donde algunos
trabajos, haciendo acopio de fuentes primarias, retomaron en buena parte los trabajos
pioneros, lo que condujo a que “los resultados se quedaran, bien fuera en afirmaciones
vagas y generales o en simples reiteraciones de los textos anteriores. En la tercera
tendencia, emergen nuevos estudios que presentaron una mayor cualificación, abordando el
objeto de estudio de una manera rigurosa, a la vez que construyen y utilizan series
cuantitativas para la descripción global de ciertos fenómenos; esta última tendencia se apoya
en la historia social y cultural y aborda nuevas temáticas con un amplio uso de fuentes
documentales y con la preocupación de hacer elaboraciones historiográficas que posean
mayor rigor117.
Luis Antonio Bohórquez Casallas hace una somera referencia mencionando que
117
Martha Cecilia Herrera. Op. Cit., pp. 14 - 15.
118
En este primer momento de la historia de la educación en Colombia, Herrera aglutina, entre otros, los textos
de Luis Bohórquez Casallas (La evolución educativa en Colombia, 1956), Julio Hoenisberg (Las fronteras de los
partidos en Colombia: historia y comentarios de la legislación escolar en la república desde 182 hasta 1953),
Alejandro Escobar Bernal (La educación en la historia de Colombia, 1964). De igual manera, es posible incluir a
Epímaco Cabarico con su texto Política Pedagógica de la nación colombiana, editado en Bogotá en 1952 por la
escuela tipográfica salesiana.
119
Luis Bohórquez Casallas. “La evolución educativa en Colombia”. Bogotá, 1956, p. 456.
El abordaje que el autor hace al periodo evidencia que subordina los hechos y la historia a
las necesidades de la polémica ideológica; así mismo, atribuye el fracaso de las políticas
educativas emprendidas en el periodo al abandono de las costumbres cristianas.
II
En un nuevo contexto social, en donde la caída de Rojas Pinilla en 1958 da paso a que las
tensiones, que se habían expresado en lo que se ha denominado el periodo de “La violencia”
en nuestro país, se reacomoden en torno a un grupo de intelectuales, contribuyendo a que se
instaure un proceso modernizador, caracterizado políticamente por la alternancia en el poder
de los partidos históricos colombianos y, producto a la vez de la influencia de nuevas
conceptualizaciones teórico-metodológicas, en torno a la historia, influida por las más
variadas corrientes de la cultura contemporánea y caracterizada por un manejo más crítico y
riguroso de las fuentes, donde el panorama político-económico es analizado de manera más
compleja e integrado a la trama legislativa, surge la segunda tendencia de la historiografía de
la educación colombiana, en la década de los 7010.120
Entre los autores de este momento historiográfico y que hacen referencia a nuestro objeto
de estudio están Alfredo Molano y César A. Vera121, quienes, utilizando algunas categorías
del análisis propuesto por el marxismo, hacen una lectura de la realidad tomando como punto
de partida la legislación que en el periodo se emitió y procuran correlacionar la evolución
social y económica del país con el surgimiento de nuevas tendencias educativas.
120
Dentro de esta perspectiva se consideran autores como Jaime Jaramillo Uribe (El proceso de la educación
del virreinato a la época contemporánea, 1980), Fernán González (Educación y estado en la historia de
Colombia, 1978), lvon Lebot (Educación e ideología en Colombia, 1979) y Alfredo Molano y César Vera.
121
Alfredo Molano, César Vera, Evolución de la política educativa en el siglo XX, UPN, 1984.
122
lbíd.,p.51.
López Pumarejo llega al poder en el año de 1934, apoyado por un partido liberal unificado,
del que no eran ajenas las tendencias socialistas y por los empresarios industriales que,
fortalecidos por la crisis, presionaban una reforma institucional a fondo, al igual que por los
exportadores, que necesitaban afianzar y desarrollar la economía cafetera así como abrir
otros renglones de exportación. Los obreros, por su parte, buscaban una efectiva
intervención del Estado que amparara sus demandas, así como los campesinos, que urgían
el reconocimiento gremial de sus derechos laborales y el acceso a la tierra. Por otro lado, las
clases medias, progresivamente estructuradas, exigían la legitimidad de su personería social
y política. En este abigarrado conjunto de fuerzas, los autores señalan que López inicia su
gestión en donde se “reflejaba el serio propósito del Estado de asumir la dirección de la
educación y un nuevo paso para adecuar el sistema educativo a las transformaciones
sociales y económicas que se desarrollaban y con las que el gobierno se hallaba
íntimamente comprometido”123.
Así mismo el proceso de urbanización se vio acelerado por estos cambios y se impulsó
notablemente en el periodo. Si en 1912 Barranquilla concentraba el 42% de la población
departamental, en 1938 llegaba al 57%. Bogotá pasa del 7 al 16%, Cali 12 al 14% y, Medellín
del 10 al 15%. El trabajo señala que un proceso de desarrollo de tal envergadura y velocidad
hubiera inducido cambios en múltiples aspectos de la vida nacional125 cambios que pueden
resumirse así, la tensión que generaban los avances de la industrialización y del incremento
en la demanda de alimentos e insumos de origen agrícola, a partir de los años 20, y el
régimen servil tradicional compuesto por arrendatarios, aparceros y peones; la
industrialización y la construcción de obras públicas que al atraer a miles de campesinos,
mejoraba correlativamente su capacidad de negociación frente al terrateniente. Se
comenzaron entonces a formar sindicatos y ligas agrarias que no sólo reivindicaban un
mejoramiento sustancial en sus condiciones de trabajo, sino que reclamaban tierra, que
como consecuencia de la inflación se había encarecido notablemente, y lanzaba a los
terratenientes a la expropiación de baldíos y de terrenos precariamente titulados. Entretanto,
en el sector urbano, la industrialización llevaba a la proletarización y al proceso de
organización de las masas, en donde el gobierno acoge las demandas de la clase obrera y
fomenta su organización.
De igual manera, los autores resaltan la tensión que en el periodo se produjo entre el
Estado y la Iglesia por el control del sistema educativo, ya que,
para López, el proyecto de Estado estaba en relación con numerosas reformas económicas y
sociales. La educación, por ejemplo, no tenía solamente una importancia humanista de acentos
123
lbíd., p. 76.
124
Op. Cit., p. 58.
125
Ibíd., p. 58.
Para los autores, esta intervención del Estado en la educación, además de generar
conflictos con la Iglesia también generó tensiones con el partido conservador y produjo una
alianza entre estos dos actores de la vida nacional, ya que
De manera puntual, con relación a la Campaña de Cultura Aldeana, este trabajo resalta el
papel de Luis López de Mesa en la iniciativa y puesta en marcha del proyecto; señalan que,
Destacan igualmente, que Luis López de Mesa, defiende ampliamente la iniciativa, ya que
el objetivo era
126
Molano, Op. Cit., p. 60.
127
lbíd.,p.75.
Para cumplir estos objetivos el órgano ejecutivo del plan era la Comisión de Cultura Aldeana
que se instalaría en cada departamento y que tomaría como unidad de trabajo los municipios
que tuvieran de quinientos a cinco mil habitantes con un poblado como centro administrativo.
Los autores destacan como logros importantes de la Campaña, que los trabajos
investigativos arrojados por ésta son el inicio de las investigaciones sociológicas en el país,
que permitieron hacer un primer escrutinio serio y documentado sobre diversos aspectos de
la realidad social colombiana, que hasta ese momento no se habían analizado, lo que
128
Molano, Op. Cit., p. 76-77.
129
Ibíd., p. 77.
permitió conocer una descarnada radiografía sobre la situación educativa del país.
Igualmente, señalan que para López, la educación era un proceso destinado a transformar
tanto al alumno como al profesor y por eso, parte esencial de la Cultura Aldeana era la
investigación de las condiciones sociales de producción. Se contribuyó, señalan los autores,
“a la conciencia que adquirió el país sobre múltiples problemas campesinos y su relación con
la legislación agraria”. El propósito de transformar la estructura de producción agraria era un
requisito indispensable para el desarrollo de la industrialización y para el equilibrio del
sistema político. En este sentido, la Cultura Aldeana no se limitó a aceptar el problema
campesino en las esferas del gobierno, sino que agitó esa problemática en el seno mismo de
donde surgía, en el campo. La Cultura Aldeana, señalan los autores, guardó una íntima
relación con el problema de la tierra y con el problema del poder político. Pero “no hay una
consistencia entre el proyecto de Cultura Aldeana y la ley de tierras”. Terminan los autores
destacando que el programa de Cultura Aldeana “fue el primer intento de revolucionar la
escuela rural poniéndola al servicio de un ideario liberal y de unas aspiraciones
innegablemente populares”.
El uso del tiempo en este trabajo también es lineal, pegado a los vaivenes políticos, no
dando un ritmo especial al campo educativo sino subordinándolo a los aspectos económicos
y políticos. Esta investigación comparte con la anterior el señalar la década del 30, como un
periodo de transformaciones. Como logros importantes y a diferencia del de Bohórquez
Casallas, señala que posibilitó el haber agitado el problema de la educación en escenarios
públicos; así mismo, el haber dado inicio a la investigación del país por medio de las
comisiones, dando la oportunidad de conocer concretamente las regiones.
Jaime Jaramillo Uribe señala que el movimiento de reforma tomó gran impulso con el
cambio político de 1930130. “Pero fue durante el innovador y progresista gobierno de Alfonso
López (1934-1938) cuando el liberalismo trató de llevar al campo de la educación su voluntad
130
Jaime Jaramillo Uribe. El proceso de la educación del virreinato a la época contemporánea, en: Manual de
historia de Colombia, vol. 3. Colombia, Procultura, 1982, p. 285.
de cambio. Todos los niveles del sistema educativo, la escuela primaria, la secundaria y
normalista y la universitaria recibieron el impulso modernizador”131.
El autor señala que un aspecto destacado de las reformas promovidas por la admi-
nistración López fue el de la educación rural. En donde en cada aldea había, además de las
comisiones, una “casa social” y una biblioteca aldeana. Jaramillo Uribe destaca en su trabajo
que el ministro López de Mesa, quien había vivido en Inglaterra y Estados Unidos, y
admiraba el espíritu cívico y el tipo de vida rural anglosajón del Town norteamericano,
invitaba a los ciudadanos a la iglesia y las autoridades locales a
embellecer sus poblados, cuidando el buen aspecto de la plaza y calles, así como la holgura
interior y el agraciado frente de sus casas, de la formación de una avenida para el paseo, tan
elemental como lo disponen las condiciones locales, pero atractiva en su necesaria sencillez, de
un parquecito con algún boscaje, jardines, prados, campo de deporte, piscina de natación, kiosco
de descanso, etc., donde los ciudadanos puedan gozar de sociedad y sanas distracciones.
Como logros de la campaña, Jaramillo destaca que en medio siglo de esfuerzo educativo
la nación logró considerables progresos, pero ciertamente sin proporción a su crecimiento
económico y demográfico. La tasa de analfabetismo de la población mayor de 7 años que
hacia 1912 era superior a un 70%, en 1938 había bajado al 46.9%, y en 1951, al 43.9%.
Semejantes cambios se observan si se considera la inversión pública en gastos de
educación como proporción de los ingresos fiscales del Estado, que fueron fluctuantes entre
el 6 y el 8% de los años 1912 a 1950. La inversión en educación fue inferior al 3% en la
época de la gran depresión (1930-1934) y sólo en los años 40 y 41 sobrepasó el 9%133. Pese
a esta dificultad económica, el autor muestra que la reforma adelantada en la década de
1930-1940 “fue coherente con el espíritu reformista de los gobiernos liberales”. Sus
promotores siguieron fieles a las ideas de libre examen, fe en la razón y poder libertador de
la ciencia, que había sostenido el liberalismo desde sus orígenes en el siglo XIX; además,
agregaron a la política educativa claras motivaciones económicas y sociales, ya que
131
Ibíd., p. 286.
132
Op. Cit., p. 287.
133
Ibíd p. 288.
Todos estos cambios sociales y económicos que llevan al gobierno de López a realizar las
reformas, son explicados por González como la expresión de una crisis interna del sistema
oligárquico dentro de las repercusiones de la crisis mundial, acompañadas del intento de
surgimiento de una de burguesía nacional. Esto repercute en una nueva orientación
educativa que se caracterizaba, en ese entonces, por ser elitista y discriminatoria. La nueva
orientación se expresa en la necesidad de impulsar la educación popular y la preocupación
por la erradicación del analfabetismo, como una de las condiciones para la integración
nacional. En esta nueva situación influyen dos factores. La creciente urbanización, con la
aparición de un proletariado industrial y un ejército de reserva cada vez más numeroso. De
ahí la necesidad de una alfabetización masiva de sectores urbanos y rurales (migrantes de
hecho o potenciales). Y segundo, la necesidad de integrar el campo a la sociedad nacional,
ya que hacía falta la ampliación del mercado interno, además del incremento de la producti-
vidad agrícola por medio de técnicas modernas. Era necesario, entonces, la alfabetización
del proletariado agrícola, de ahí el énfasis del liberalismo en la educación rural con la
creación de normales rurales en 1934 por la Ley del 17 de diciembre y la enseñanza
vocacional agrícola para buscar la tecnificación de la educación rural y de la producción
134
Op. Cit., p. 288.
135
Fernán González, Educación y estado en la historia de Colombia, Cinep, 1978, p. 81.
González explica que la política va de la mano de las promesas y está siempre muy por
debajo de las metas, señala que hay inconsistencias entre los ambiciosos proyectos y el
poco dinero destinado a ellos, pues las curvas de gastos del Ministerio de Educación tienen
una caída vertical como consecuencia de la crisis mundial que obliga a la reducción del gasto
público; de esta manera relaciona, que mientras en 1928-29 la partida destinada a educación
es de siete millones de pesos, ésta se baja a millón doscientos entre 1932-38.
Consecuentemente hay una reducción del presupuesto educativo. Del 8.6% en 1933 se
desciende al 2% en 1934/36, periodo en el cual se implementó la Campaña.
González, a diferencia de lo señalado por Molano y Vera, plantea que lo único efectivo en
esta materia fue el impulso dado por el Fondo de Fomento Municipal (organismo del gobierno
central, creado en 1938) a la construcción de escuelas, que produjo un real, aunque limitado,
aumento de las escuelas rurales entre 1940 y 1945. De resto, el gobierno nacional se reduce
sólo a los tradicionales suministros de útiles, los restaurantes escolares que, creados en
Boyacá en 1925 por Rafael Bernal Jiménez, se extienden por todo el país y funcionan desde
1936 a cargo de la nación. De igual manera subraya que se emprendieron acciones
tendientes a redefinir las estructuras sociales, económicas, políticas y culturales del país,
encaminadas a ajustar dichas estructuras a las nuevas realidades que se estaban
configurando en el periodo, pero que las aspiraciones estuvieron por encima de las
posibilidades reales.
Para lvon Lebot138, hacia 1930, el sistema educativo colombiano también se ve afectado
por la
crisis interna del sistema oligárquico de los últimos años de la década del 20, las repercusiones en
Colombia de la crisis mundial del capitalismo y el surgimiento, en cierta medida, de una burguesía
nacional. Lo cual lleva a la impugnación de las formas más tradicionales de la estructura social y
de las superestructuras; debido esto, entre otras cosas, al fracaso de las reformas del siglo XIX y
al triunfo de la reacción clerical e hispanizante durante el periodo 1886-1930.
Por lo tanto, la educación, por la época, está todavía dominada por rasgos heredados de los
siglos XVII y XVIII.
136
Íbíd p. 86.
137
Ibíd., p. 90.
138
Ivon Lebot, Educación e ideología en Colombia. Medellín, La carreta, 1979.
sin una educación rural básica que no sea una sub-educación con solamente uno o dos años
de estudio, incapaz de sacar a las poblaciones rurales de su analfabetismo), y que se
inscribe dentro del proyecto de ampliación del mercado interno e incremento de las
exportaciones. Para que se desarrolle una agricultura exportadora se necesita un incremento
de la productividad agrícola, que necesita de la formación e instrucción de un proletariado
agrícola alfabetizado y capacitado. De ahí el realineamiento de la primaria rural sobre la
primaria urbana, la creación de normales rurales y la creación de la enseñanza vocacional
agrícola139.
Lebot comparte con los anteriores trabajos el hecho de mostrar el periodo como un
momento de reajustes, en donde se instauran procesos de cambio liderados por el gobierno.
De igual manera, evidencia la necesidad en el gobierno de alfabetizar al campesino para
integrarlo a la nación y brindarle conocimientos técnicos para que se desempeñe mejor en
las nuevas realidades.
III
El trabajo, además de las fuentes orales, recoge información de prensa, revistas del
periodo, documentos oficiales, memorias de ministros, fuentes estadísticas, censos
nacionales, fuentes eclesiásticas, etc., señalando de alguna manera archivos importantes
para futuras investigaciones sobre el tema; la obra en general se refiere a 40 años de la
historia de la educación colombiana y se concentra en los niveles de primaria y secundaria
de la enseñanza pública y privada, excluyendo la formación universitaria, la enseñanza
impartida por los institutos militares y la preparación al sacerdocio en los seminarios de la
Iglesia Católica. El tiempo de la educación, en esta investigación, presenta un devenir propio,
no pegado a los ritmos políticos como se ha mostrado en los trabajos señalados
anteriormente; por el contrario, ella divide el desarrollo de la educación primaria y secundaria
colombiana en el siglo XX en cuatro fases que corresponden a cuatro orientaciones
diferentes de la política educativa, entre el 1918 — 1924 la aplicación lenta y parcial de la
legislación escolar emitida en 1903 y 1904. Entre 1924 y 1934 la iniciación del proceso de
reforma educativa. Entre el 1934 y 1938 “la revolución en marcha” y su tentativa de
integración nacional por medio de la educación y, entre 1938 y 1957 las repercusiones de las
transformaciones demográficas y socio-económicas en la educación. Aunque estas fases no
concuerdan con la historia política ni tampoco con las etapas de crecimiento económico, se
evidencia en el trabajo que estos elementos influyen constantemente en los centros de
decisión del sistema escolar y tienen repercusiones en aspectos concretos de la escuela.
Para ella, la voluntad de aprehender la realidad nacional fue una de las grandes
originalidades del pensamiento político de López. En los años 30 los ingresos de la élite
mejoraron con la apertura de nuevas fábricas, la extensión del comercio y los transportes, el
aumento de las funciones del Estado central y de los departamentos. Así mismo, las clases
medias crecieron: gerentes técnicos, funcionarios, contadores y pequeños empleados
comenzaron a tener importancia en la sociedad. Pero los peones y pequeños campesinos no
fueron favorecidos por este proceso a pesar de que el desarrollo de la economía capitalista
exigía la constitución de un mercado nacional y el aumento del consumo. En consonancia
con esto, el gobierno en manos de López proponía un vasto programa de integración
territorial y social que contemplaba la distribución de tierras periféricas no cultivadas a los
campesinos, el aumento de la capacidad de consumo y de producción de las clases
trabajadoras, la integración de la mujer a la economía y la modernización de todos los
sectores económicos.
Esta integración, en el espíritu de López, significaba también que los colombianos debían
redescubrir y reconquistar su país, perder su complejo de inferioridad y encontrar una
identidad nacional. Para tal efecto se requería de un programa general de modernización y
de integración nacional. Para ello la educación, diversificada y especializada en sus
formaciones ofrecidas por el sistema escolar efectuaría un papel primordial para permitir la
explotación racional del país.
La historiadora suiza destaca el papel de Luis López de Mesa, que siendo Ministro de
Educación, impulsa la creación de dos nuevas secciones en su ministerio, una sección
encargada de la enseñanza femenina y otra que se ocuparía de la educación física,
mostrando con esto el protagonismo en el proceso modernizador de las élites colombinas.
Pero la gran innovación en esta época, resalta la autora, fue la creación mediante la Ley 12
de 1934, del Secretariado de la Comisión de Cultura Aldeana y Rural, que debería ocuparse
de la integración campesina.
Helg afirma que para el despliegue de la Campaña, el gobierno comenzaría por enviar una
comisión nacional aldeana y rural para realizar encuestas en los departamentos. Dicha
comisión debía estar conformada por cinco expertos en urbanismo, salud pública,
agronomía, pedagogía y sociología respectivamente; esta comisión estudiaría las
posibilidades de desarrollo de cada departamento, en particular sus necesidades educativas.
En este objetivo la escuela desempeñaría un papel central, ella sería el centro de la acción
gubernamental “tendiente a mejorar las condiciones de vida del campesinado”. Por lo tanto,
el cura, el médico y el alcalde darían en la escuela comunal conferencias a los alumnos y los
adultos sobre religión, higiene, salud e instrucción cívica, con el objeto de “desarrollar la vida
de la aldea, sacar a los campesinos de su pobreza cultural y ofrecerles la posibilidad de
encontrar otras ocasiones culturales diferentes al mercado y la misa”.
La otra estrategia que desde la Campaña de Cultura Aldeana se impulsó fue la de las
bibliotecas. “La Comisión de Cultura Aldeana preparó, para dotarlas, una serie de
publicaciones. Cerca de 100 obras de escritores y poetas nacionales y extranjeros
aparecieron entre 1935 y 1936. Libros más prácticos destinados al magisterio, a los médicos
de la aldea, a las élites locales susceptibles de actuar sobre las comunidades rurales,
completaron la colección”. De igual forma, señala la investigadora, que por esta época la
edición y la lectura se desarrollaron en Colombia. “Nuevos periódicos salieron y la
distribución mejoró”. El número de lectores de la Biblioteca Nacional pasó de 32.682 en 1931
a 127.871 en 1935. En los municipios también se leía más y se organizaron bibliotecas; en
1936, el Ministerio de Educación censó 674 bibliotecas a través el país, con un total de
95.462 volúmenes y la primera presentación del cine tuvo lugar el 7 de agosto de 1936, día
de fiesta nacional en el Parque Municipal de Bogotá, lo que muestra los límites del radio de
acción del Ministerio de Educación143.
141
Banda musical.
142
Op. Cit., p. 153.
143
Ibíd.,p. 154.
investigativo, por medio de las comisiones, que se llevó a cabo en el país, así como el haber
contribuido, gracias a las bibliotecas, al aumento del número de lectores en nuestro país.
La Campaña de Cultura Aldeana, iniciada en 1934 bajo el ministerio de Luis López de Mesa,
representó un esfuerzo por dar atención a los sectores populares y específicamente a los
ubicados en la zona rural por medio de la educación. Allí se recogieron las experiencias
mexicana y española sobre educación popular y se dio impulso a los restaurantes y roperos
escolares, la dotación de bibliotecas, a los maestros ambulantes y a las misiones culturales”145.
Un elemento nuevo e importante señalado por Herrera es que en el periodo hay una
necesidad de ampliar la cobertura educativa en todos los sectores de la población, inspirado
en el proyecto político de la modernización, en donde la educación era concebida como
condición necesaria para la conquista de la democracia, considerada como base del
progreso social147.
144
Martha Cecilia Herrera C — Carlos Low, Los intelectuales y el despertar cultural del siglo: el caso de la
Escuela Normal Superior, Bogotá 1930-1951, Bogotá: Imprenta Nacional, 1994, p. 11.
145
Martha Cecilia Herrera, Modernización y escuela nueva en Colombia. Bogotá: Plaza & Janés, 1999, p. 160.
146
Martha Cecilia Herrera, La república Liberal y la modernización de la educación. 1930- 1946. Tesis de grado
para optar el título de Magíster en historia. Universidad Nacional de Colombia. 1988.
147
Martha cecilia Herrera, Modernización... p. 158.
148
Ibíd.,p. 160.
La investigadora comparte con Helg, que uno de los aspectos centrales de la campaña era
el investigar concretamente acerca de la realidad nacional, para conocerla realmente, por lo
tanto la investigación era un eje fundamental en ésta. Esto le permitiría al Estado “conocer
sobre qué terreno y bajo qué condiciones trazar los planes de acción”.
En estos trabajos se señala, que bajo el decreto 1456 de 1936 se pretendía alfabetizar la
población rural que no asistía a la escuela, pero que sus logros fueron limitados, “la
Campaña no fue sistemática y los recursos materiales y humanos que se le asignaron fueron
esporádicos e ínfimos”149. Para la autora, este programa preveía también la elaboración de
planos arquitectónicos por parte del ministerio, con el fin de embellecer los locales escolares
y desarrollar el sentido estético del pueblo, ya que en López de Mesa era clara la idea que la
transformación de la mentalidad aldeana pasaba, también, por el reordenamiento urbanístico
del poblado, así como la creación de bibliotecas aldeanas.
IV
149
Ibíd., p. 144.
150
Op. Cit., p. 145.
Apuntan los autores, en este mismo sentido, que esta nacionalización tenía como uno de
sus objetivos la creación de una conciencia colectiva sobre los problemas que afrontaba la
población rural, en relación con lo cual asuntos como el analfabetismo comenzaron a ser
definidos por el Estado en función de sus grandes propósitos políticos y a ser concebidos
como obstáculos, no sólo para el desarrollo de la economía, sino también para el ejercicio
político de los derechos ciudadanos.
El gobierno para esta época articula la dispersión de las distintas esferas de la educación
pública. Así el presidente López logra alinderar estos elementos a partir de una política social
y educativa de habilitación de las masas para la actividad económica y social, con un
horizonte inequívoco de vinculación de la población de la masa al mercado, la producción, la
política y la cultura moderna y de gobierno de los pobres por medio de la asistencia social y
la democratización de la vida nacional. El fin primordial de la educación y escuela, “deja de
ser el desarrollo de conocimientos, ahora el énfasis se coloca en el desarrollo de nuevos
hábitos: de ahorro, de trabajo, de cooperación social, de participación política, tanto en la
infancia como en los adultos pobres de las zonas rurales”. De esta manera una de las
preocupaciones educativas de los gobiernos liberales entre 1935 y 1946 tuvo un objetivo
claro: la población rural marginada de los procesos de modernización del país, con unos
fines económicos, políticos, culturales y sociales, que intentaban remover los obstáculos
existentes para integrar la masa campesina a la vida moderna.
La concepción de cultura, que hasta el momento imperaba, comienza a ser discutida por
los intelectuales en el poder. Explican los autores que “a mediados de los años 30 el saber
antropológico era algo nuevo para los intelectuales reformadores”. Así, López de Mesa,
ministro del primer gobierno de López, formuló el concepto de cultura como el conjunto de
hipótesis con que un pueblo en determinado estado mental interpreta el mundo, esta
151
En esta perspectiva es posible anotar los trabajos de Olga Lucía Zuluaga (el maestro y el saber pedagógico
en Colombia), Humberto Quiceno (pedagogía católica y escuela activa en Colombia), Alberto Echeverry
(proceso de constitución de la instrucción pública, 1821-1957), Alberto Martínez Boon, Carlos Noguera y
Orlando Castro (Crónica del desarraigo), desde el proyecto de la “historia de las prácticas pedagógicas”
realizado conjuntamente por cuatro universidades. En el marco de esta perspectiva metodológica se encuentran
los trabajos de Alejandro Álvarez (...y la escuela se hizo necesaria) y Javier Sáez, Óscar Saldarriaga y Armando
Ospina (Mirar la infancia: pedagogía, moral y modernidad en Colombia, 1903-1946).
152
Javier Saénz, Óscar Saldarriaga, Óscar Ospina. Mirar la infancia: pedagogía, moral y modernidad en
Colombia, 1903-1946. Colciencias. Ediciones Foro Nacional por Colombia. Ediciones Uniandes. Editorial
Universidad de Antioquia/CIio, 1996.
153
Ibíd., pp. 267-268.
formulación le bastó para diseñar el programa de Cultura Aldeana, una de las estrategias
más ambiciosas de transformación de la vida rural que se haya visto en Colombia, el cual
tuvo como fin el logro de una revolución radical en la forma de interpretar el mundo de los
pobladores rurales del país; iniciándose con esto una nueva etapa en las políticas educativas
liberales, caracterizadas hasta ese entonces por las descripciones sociobiológicas de una
raza degenerada, ubicando, novedosamente, la problemática del pueblo en el terreno de lo
social, lo económico, lo cultural y lo político154.
Así, a partir de 1935 la educación pública adquiere una nueva dinámica, en primer lugar,
la dispersión de las distintas esferas de la educación pública, que caracterizó el periodo de
1903 hasta 1934, da paso a una mayor articulación entre ellas. López marca esta nueva
situación, gracias a su Campaña de Cultura Aldeana y su objetivo de vincular a las masas en
la actividad económica y social, procurando la vinculación del grueso de la población al
mercado, la producción, la política y la cultura moderna, la urbana.
Desde esta perspectiva, señalan los investigadores que para el Estado, en la época de
nuestro interés, le era fundamental resolver los siguientes interrogantes sobre el problema
educativo, ¿cómo integrar el territorio para que todos los hombres, los lugares, las
instituciones, reconocieran el poder central? ¿Cómo anular los poderes locales en aras del
poder central? ¿cómo llevar la ley a los hombres para formar ciudadanos y para crear una
nación? Interrogantes que se pretendió resolver con la Campaña de Cultura Aldeana,
tomando la población y el territorio para saber hacia dónde dirigir el poder del Estado. “De la
población, se habría de tomar al individuo como ciudadano y del territorio el espacio como
nación”.
Otra característica que este trabajo de investigación resalta, es que hacia el periodo de
1935, pierden importancia los debates teóricos sobre la pedagogía. A partir de esta fecha el
debate conceptual se ve relegado por la politización de la polémica sobre los fines de la
educación pública. Desde este momento la fundamentación pedagógica del discurso estatal
se centra en los problemas económicos, sociales y políticos del pueblo con un marcado
énfasis en los saberes sociales y políticos de la educación y especialmente sobre el papel de
la escuela en la democratización de la sociedad y la cultura, convirtiéndose esto en el nuevo
referente de campañas de educación, formación de maestros, de los programas de primaria,
etc.
Así, los investigadores plantean que “el programa de Cultura Aldeana fue una política
ambiciosísima y multifacética que abarcaba más que preocupaciones pedagógicas y
154
Op. Cit, p. 286.
De igual manera, esta vez desde una perspectiva de historia de las ideas y tomando un
marco de referencia sociológico, Gonzalo Cataño157, coloca de manera especial, el énfasis
en los “ambientes”, en los contextos sociales e intelectuales que rodearon la actividad de
López de Mesa. Cataño hace una semblanza, del ministro, donde destaca que López de
Mesa desde la década anterior ya tenía nociones claras de los elementos que debería tener
la Campaña. En efecto, desde cuando escribió su libro la civilización contemporánea él hacía
un diagnóstico de la situación del país, centrado en las particularidades de la modernidad y
su elemento característico “la inestabilidad de la vida que nos lleva de un punto a otro”. Para
esto, López de Mesa, proponía “llevar los avances de la civilización contemporánea a los
países Latino Americanos, pero evitando las tragedias de los cambios bruscos”. López de
Mesa veía la necesidad de transformaciones lentas que guardaran el ritmo de la evolución
social, para lo cual se requeriría una revolución, con absoluto predominio de la acción moral
sin una gota de sangre; por lo tanto se requiere persuadir el cambio, esto “se podría
emprender a través de la prensa, el parlamento, la universidad, el cinematógrafo y el arte,
que a su juicio suscitaba el instinto de imitación del ciudadano de la era moderna”158. Este
trabajo resalta el valor de López de Mesa como intelectual, en la medida en que él encarna
una forma de pensamiento que se pone en marcha y es el encargado de conferirle sentido a
las acciones, que desde el gobierno se emprendieron, pues con su particular forma de
concebir la realidad e investido del poder necesario llevó a cabo la Campaña.
155
Saénz, Op. Cit., p. 301.
156
Gonzalo Cataño, Educación y estructura social, Bogotá: Plaza & Janés. 1989, pp. 178 — 179.
157
Gonzalo Cataño. Historia, sociología y política. Bogotá: Plaza & Janés, 1999.
158
Op. Cit., p. 122.
Ya que era necesario, como lo sugiere el anterior balance realizado, adecuar el cuerpo y
los comportamientos de una parte de la población a los ritmos de la producción y a las
nuevas realidades del proceso de civilización colombiano, es importante emprender
investigaciones sobre las características de ese Hombre que se pretendía configurar, ligado
a la investigación sobre los proyectos estatales y gubernamentales emprendidos; por lo
tanto, es importante indagar sobre el papel de la Campaña en dicho proceso.
159
Zandra Pedraza Gómez, En cuerpo y alma: visiones del progreso y de la felicidad, Bogotá: Corcas, 1999.
Así mismo, el balance destaca que la Campaña y sus comisiones arrojaron trabajos sobre
los departamentos de Nariño y del Huila, producto de la exploración nacional que se hizo. No
obstante, hasta el momento no se conocen investigaciones que arrojen luces sobre los
elementos interpretativos de la realidad nacional consignados en estos estudios, así como
interpretaciones al contenido de dichos documentos. De igual manera, ya que la Campaña
procuraba divulgar conocimientos no hay claridad sobre el tipo de representaciones,
imaginarios, valores, costumbres, actitudes y comportamientos que pretendió difundir y la
apropiación que los sectores rurales y populares hicieron de ellos.
Por lo tanto, se hace necesario emprender estudios que tomen por objeto de reflexión a la
Campaña en su totalidad, que indaguen su lógica interna y destaquen los objetivos
perseguidos, los medios y cada uno de los elementos y estrategias que la conformaban
(cine, radio, bibliotecas, médico, restaurante escolar, maestros ambulantes, etc.), así como
los recursos con los que contó. En ellos es importante indagar acerca de las
representaciones que la Campaña impulsó; los imaginarios sobre el ideal de cultura, nación,
pueblo, ciudadano, etc., elementos que contribuyeron a configurar la cultura política del
periodo.
Por esto y para concluir, se precisa de investigaciones que reconstruyan tas imágenes,
que por medio de sus diferentes estrategias, la Campaña puso en contacto con la población.
Análisis que es posible realizar con el acopio documental sobre el periodo y los documentos
que circularon sobre la Campaña y con la Campaña de Cultura Aldena. Es importante
analizar en estos documentos las representaciones de cultura política que la Campaña hizo
circular, especialmente lo concerniente acerca del papel del Estado en estas
transformaciones, el tipo de educación que se deseaba instaurar, el ideal de ciudadano a
configurar, las características que debían poseer tos maestros que difunden el conocimiento
y las características de este conocimiento, entre otros aspectos.
PEDAGOGIA
Las transformaciones que devengan de este proceso han de ser una manifestación nítida
de una voluntad social por establecer relaciones distintas entre los ciudadanos que, a su
turno, cambien radicalmente sus formas de asumir la vida cotidiana. Comprender la
envergadura de estos problemas, que afectan profundamente la educación y la escuela, es
reconocer la urgencia de crear, consolidar prácticas que sean la expresión de un cambio en
el modo de relacionamos, de construir formas de cooperación y de convivencia genuinas, de
delimitar problemas y cuestionamientos sobre la manera Como asumimos en tanto
ciudadanos nuestro quehacer, nuestra cotidianidad, nuestros deseos y experiencias.
Para poder hacer frente a estos desafíos —cuya iniciativa recae, sin duda en las
instituciones formadoras de maestros— conviene ineluctablemente hacer un análisis
pormenorizado de las concepciones vigentes en la formación de maestros y adoptar una
160
Este documento fue presentado como ponencia en el Encuentro Nacional de Facultades de Educación,
convocado por la Asociación Colombiana de Facultades de Educación, “ASCOFADE”, y realizado en Chinchiná
(Caldas) los días 18 y 19 de abril de 1997.
161
Profesora Titular, Instituto de Educación y Pedagogía. Universidad del Valle.
actitud que permita construir y poner en práctica experiencias alternativas y asumir nuevos
paradigmas educativos y pedagógicos.
La posibilidad de que los maestros y las instituciones educativas puedan tener una injerencia
significativa en los problemas educativos y sociales de la región, del país y una mayor apertura e
integración entre sí y con otras instituciones y grupos de la sociedad civil, pasa por la aprehensión
y adopción de nuevos paradigmas; la legitimación de formas, procedimientos pedagógicos que se
salen de los modelos tradicionales y la construcción de nuevos escenarios en donde las certezas y
los dogmas no tengan cabida. En ese contexto, cobra también importancia el análisis de los
efectos y consecuencias que en la vida de maestros e instituciones educativas pueden llegar a
tener las decisiones, movimientos, desplazamientos suscitados en torno al trabajo de
conceptualización y reconceptualización propuesto. Podrá sopesarse además el valor de estas
prácticas en la construcción de nuevos horizontes socio-culturales para la educación, la pedagogía
en el país y la constitución y fortalecimiento de actitudes, hábitos y competencias que cultiven el
análisis permanente de problemas significativos para este campo.
El sentido de este trabajo no es otro que construir argumentos para que se puedan optar
nuevas prácticas en la formación de maestros, teniendo claridad en torno a las implicaciones
de su exclusión o su incorporación, para poder asumir, de esta manera, una perspectiva
distinta en la reflexión y resolución de los problemas que la afectan. Vistas las cosas de esta
forma, los retos son difíciles y complejos, precisamente porque para hacerles frente hay que
estar en disposición de interrogar el significado que tienen distintas propuestas sobre la
formación docente, relacionándolas con los con-textos sociales donde surgen. Este enfoque
representa la posibilidad de atreverse a reflexionar sobre las maneras como se concibe el
quehacer del maestro, su cualificación, sus relaciones con el conocimiento y sus modos de
construcción, el enseñar, el aprender y las formas que adopta la relación pedagógica.
162
Existen varias evidencias en relación con el agotamiento del modelo de capacitación en el país que parece
no haber tenido una incidencia significativa en los procesos y en las prácticas pedagógicas.
educativos y pedagógicos impiden reconocer, a menos que haya un trabajo analítico de por
medio, las diferencias que hay entre las distintas concepciones que afloran en el campo de la
formación docente.
163
Una ampliación de este tema, que es un intento por contribuir a la reflexión del concepto del programa de
cualificación, puede ser consultada en: Calonje, Patricia, “El concepto de Programa: una idea en construcción.
En la búsqueda de nuevos derroteros para la cualificación docente”. Publicado en la revista Enfoques
Pedagógicos. Serie Internacional. Bogotá, Número 11, Volumen 4(1), enero-abril de 1996, pp. 89-111.
temas sobre los cuales parece haber consenso en el país —“la transformación de la
formación docente y de las prácticas pedagógicas”, o tantas otras afirmaciones que se han
vuelto lugares comunes— para comprender desde qué perspectiva se está hablando y para
precisar cómo y en qué sentido se conciben los problemas.
Del análisis es posible aportar algunos elementos para la comprensión de los significados
que tiene la formación continua en Colombia. Mediante la revisión de una serie de
documentos oficiales, informes y propuestas en relación con este campo, es posible
identificar algunos de los enfoques y perspectivas que existen al respecto165.
Pueden ubicarse, grosso modo, dos grandes tendencias. De una parte está aquella
orientación que enfatiza “la necesidad de mejorar cualitativamente la capacitación” mediante
la introducción de ajustes, adecuaciones a un modelo fundamentado en la lógica
mediosfines, modelo que instrumentaliza la formación docente, mecaniza el quehacer del
maestro, los procesos de conocimiento y reduce la enseñanza a la transmisión de
conocimientos y a la aplicación de tecnologías o procedimientos. De otra parte, está aquella
otra que propone un cambio radical de perspectiva para concebir la formación continua. El
cambio de plano en el análisis hace posible cuestionar la racionalidad instrumental y
tecnocrática en la cual se sustenta el modelo de formación continua basado en la
capacitación, la actualización y el perfeccionamiento y la lógica medios-fines. En lugar de
pensar la formación continua en sus distintas versiones como espacio de aplicación de un
modelo, de sus metodologías y técnicas, como un conjunto de prácticas de recambio que
harían parte de “un nuevo orden institucional”, esta mirada promueve la reflexión sobre el tipo
de prácticas y relaciones privilegiadas en este modelo. En vez de concebir la formación
continua como “un proceso de transmisión de conocimientos”, como “un instrumento para
entregar contenidos y técnicas”, o como “espacio para organizar programas”, este enfoque
enfatiza la necesidad de reconocer la complejidad de las prácticas educativas y pedagógicas,
de promover su investigación, particularmente la de la cotidianidad del maestro, para así
generar una diversidad de reflexiones y discusiones sobre distintos problemas pedagógicos y
crear modos alternativos diferentes a los tradicionales. Al concebir la formación continua
como un campo de aplicación de metodologías y técnicas, se están desconociendo los
diferentes aspectos de la cultura escolar, las distintas características de que se dota según
los contextos, los modos particulares que adoptan el enseñar, el aprender, las relaciones so-
ciales en la escuela en función de las distintas realidades en que surgen y el papel que
desempeñan el maestro y el alumno en la generación de conocimientos.
Aunque las preguntas que se pueden formular en relación con este campo son múltiples y
variadas, sería deseable que al menos algunas de ellas apuntaran a la reflexión de un
asunto crucial como es el papel que cumplen y pueden cumplir las denominadas
165
En ese contexto es preciso reconocer los aportes hechos desde muy diversas experiencias de formación
continua, en curso o ya realizadas, a la reconceptualización de este campo.
Lo presentado como un primer esbozo del análisis de la actualización puede ser realizado
in extenso tanto con éste como en otros conceptos166. Lo que realmente importa es alentar la
166
De hecho hay innumerables esfuerzos en este sentido. Para un análisis de los conceptos de programa de
cualificación de maestros, de perfeccionamiento y de capacitación, consultar en su orden: Calonje. Patricia, “El
concepto de Programa: una idea en construcción. En la búsqueda de derroteros para la cualificación docente”
Experiencias como estas son las que podrían generar en los maestros un conocimiento en
profundidad de la Pedagogía, de la Educación y la estructuración de un pensamiento
pedagógico abierto a la crítica, un pensamiento abierto que lucha por la construcción
autónoma de los saberes.
Ahora bien, para pensar la formación continua desde otra perspectiva distinta a la
fundamentada en el modelo que aquí ha sido criticado, resulta conveniente, tal como lo
proponen Martínez y Unda (1995:6) concebirla ligada al concepto de cualificación. Así
planteada la cualificación entendida como “(...) la puesta en marcha de procesos en los que
participen maestros, que a través de distintos proyectos —investigación, innovación,
experimentación, escritura, alternativos—, se apropian de su trabajo, lo documentan, lo
piensan y se piensan a sí mismos en relación con su oficio, con la sociedad, el conocimiento,
la cultura.” Martínez y Unda (1995:8).
en la Revista Enfoques Pedagógicos. Bogotá, Col., Serie Internacional, No 11, Volumen 4(1), enero-abril de
1996. Tezanos, Aracelli de, “¿Entonces qué hacemos con el perfeccionamiento?”. Documento fotocopiado sin
referencias de publicación. 1995. Martínez, Alberto, Unda, María del Pilar, “El Maestro: Sujeto de saber en las
prácticas de cualificación”. Op. Cit.
167
Algunos de los desarrollos sobre la formación continua han sido tomados para su reelaboración de dos
ensayos: Calonje, Patricia, “Lineamientos para la creación de un programa de Educación Permanente de la
Facultad de Educación”. Cali, Facultad de Educación, Universidad del Valle. Documento Universitario. 25 págs.
Enero de 1994.
Desde esta concepción de la cualificación del maestro, se quiere resaltar el valor que la
acción reflexiva y la producción de conceptos tienen en el campo educativo. Esta es una
manera de reconocer la diversidad conceptual de la teoría pedagógica y de enriquecer la
formación docente. Como el sentido social y cultural del quehacer del maestro no se puede
reducir a un saber hacer ni se limita al reconocimiento de sus aspectos operativos, la
cualificación puede ser entendida como un conjunto de espacios en los cuales son
formuladas o respondidas preguntas cruciales para la Educación y la Pedagogía. En estos
espacios los maestros han de devenir actores, producir conocimientos, llevar a cabo
investigaciones en las que analicen distintos problemas pedagógicos y elaboren
aproximaciones teóricas y metodológicas que les permitan abordarlos de muy diversa
manera.
Con lo anterior se reconoce también la importancia social del quehacer del maestro y la
necesidad de contribuir a forjar su identidad intelectual y cultural a partir precisamente de
las preguntas y de los problemas que pueda formularse. Consecuente con esto, la
cualificación ha de proporcionar, en sus diferentes expresiones, las condiciones y los
medios adecuados para que los maestros puedan acceder a la comprensión y orientación
de los discursos y prácticas a través de trabajos individuales y colectivos. Acorde con
estos planteamientos, la cualificación es concebida como una amplia gama de actividades
de formación, de propuestas pedagógicas y educativas dirigidas a cualquier maestro que
tenga el deseo de apoyar y consolidar proyectos pedagógicos.
Bibliografía
Martínez, Alberto y Unda, María del Pilar. El Maestro. Un sujeto de saber en las prácticas
de cualificación. Cali, Ponencia presentada al Primer Seminario-Taller sobre Formación de
Educadores convocado por la Secretaría de Educación Departamental, noviembre de
1995.
Paz, Octavio. Convergencias, Barcelona, Seix Barral Editores, 1992.
TEXTOS CLASICOS
SOCIOLOGÍA DE LA PRENSA168
Max Weber
Nota preliminar
El presente artículo constituye la primera de las dos propuestas de investigación que Max
Weber, siendo secretario-tesorero de la recién conformada Sociedad Alemana de Sociología,
presentó en el Primer Encuentro de Sociólogos Alemanes realizado en Francfort en 1910. En
efecto, Max Weber fue en gran medida responsable de la reorientación de una primera y
extensa lista de posibles proyectos de investigación que la novel asociación había elaborado.
De esta forma, una investigación sociológica sobre la prensa, sobre el significado cultural del
periódico moderno, y una investigación sobre la sociología de las asociaciones, emergieron
como los dos tópicos de investigación relevantes que la Sociedad debía considerar en el
futuro inmediato. La primera empresa fue un auténtico parto del ingenio de Weber: definió y
organizó las tareas, consiguió los fondos necesarios para la encuesta y dirigió el proyecto en
su desarrollo inicial. Con todo, al término del Segundo Encuentro de Sociólogos Alemanes
que tuvo lugar en Berlín en 1912, Weber anunció tanto su abandono de la dirección del
proyecto como su retiro de la Sociedad de Sociología, aludiendo de manera cáustica a las
incompatibilidades temperamentales y a la impaciencia que le producía el salon des refusés
[salón de rechazados] en que, según él, se había convertido la sociedad.
El ensayo ha sido vertido directamente del texto original publicado en Max Weber,
Gesammelte Aufsütze zur Soziologie und Sozialpolitik [Colección de ensayos sobre
sociología y política social] (Tubinga: J. C. B. Mohr [Paul Siebeck] Verlag, 1988), pp. 434-
441. Con el ánimo de ilustrar o esclarecer algunos pasajes del texto, hemos agregado una
serie de notas a pie de página.
Carlos Mosquera
Señores:
168
Traducción y notas de Carlos Mosquera, profesor de teoría sociológica de la Universidad del Rosario y del
posgrado en Sociología de la Educación de la Universidad Pedagógica Nacional.
ocultar; un tema que no sólo exigirá considerables medios materiales para los trabajos
preliminares, sino que será imposible tratar adecuadamente si los círculos dirigentes de los
grupos de presión de la prensa no nos conceden una buena dosis de confianza y
benevolencia en nuestra consideración objetiva del asunto. Se descarta que si nos
encontramos con la desconfianza de los voceros de las casas editoras de los periódicos, o
con la desconfianza de los periodistas, que si la Sociedad persigue cualesquiera fines de
crítica moralizadora en las condiciones existentes; se descarta, digo, que alcancemos
entonces nuestro fin, pues no podremos obtener de ese medio el material correspondiente.
En los próximos días el esfuerzo de la comisión que se reunirá con este objetivo, se orientará
a ganar la colaboración de los especialistas de la prensa. Por una parte, la de los teóricos de
la prensa, que hoy son muy numerosos —contamos ya, como se sabe, con publicaciones
teoréticas brillantes en este campo (permítanme tan sólo recordarles de momento el libro de
Löbl170 porque llama la atención, y justamente por ello, es mucho menos conocido de lo que
se merece)—; por otra parte, la de los prácticos de la prensa. Después de las provisionales y
acostumbradas deliberaciones, existe la esperanza de que si nosotros, como sucederá, nos
dirigimos en un futuro próximo tanto a las grandes empresas periodísticas como a las
asociaciones de editores y redactores de prensa, unas y otras nos dispensarán la esperada
benevolencia. Si esto no ocurre, la Sociedad prescindirá de la publicación antes que
organizar tal cosa y, como sería de prever, nada saldrá a la luz.
Señores: decir en este momento algo sobre la dimensión del significado general de la
prensa, no tiene objeto. Incurriría en la sospecha de querer halagar a los señores
representantes de la prensa, tanto más cuanto que, a decir verdad, es ineludible lo que ya se
ha dicho sobre esto en las páginas precedentes171. Que la prensa ha sido comparada con
generales al mando —y esto en efecto sólo se ha dicho de la prensa extranjera—, lo sabe
todo el mundo. Entre nosotros no hay nada más puramente terrenal y tendríamos que acudir
al ámbito de lo supramundano para encontrar algo comparable. Les recuerdo, simplemente,
lo siguiente: hagan ustedes abstracción de la prensa por un momento, ¿qué sería entonces
la vida moderna sin ese tipo de publicidad172 que ella crea? La vida antigua, hoy venerada,
169
La Sociedad Alemana de Sociología, fundada en 1909. Su junta directiva la conformaban por aquel
entonces el economista Heinrich Herkner (reemplazado al poco tiempo por el historiador Werner Sombart) y los
sociólogos Georg Simmel, Ferdinand Tónnies y Max Weber.
170
Weber alude a la sección de su informe en la que se refirió a los cambios que se produjeron en la
organización de la Sociedad Alemana de Sociología durante su primer año de existencia. Más específicamente,
alude a los principios que adoptados y registrados en sus estatutos— regularían la actividad de la Sociedad.
Weber destacaba sobre todo el principio de la “neutralidad valorativa”. La Sociedad rechazaría “por principio
toda propaganda de ideas prácticas en sus medios” y sería “apartidista” en el más amplio sentido de la palabra
(es decir, no sólo intentaría “hacer justicia a cada uno” o “buscaría trazar la popular ‘línea media”’ entre las más
distintas valoraciones políticas, político-sociales, éticas, estéti
171
cas, etc.—, sino que tomaría distancia por igual y de modo absoluto de cualquier tipo de valoración o de
cualquier concepción partidista). Y con respecto a la posibilidad de que la Sociedad organizara la encuesta
sobre la prensa, Weber anotaba que “ella no piensa en lo más mínimo en querer juzgar la situación fáctica de la
que ha de hablar; no preguntará si esa situación es deseable o indeseable; no hará nada más que determinar
esto: ¿Qué existe? ¿Por qué existe precisamente así? ¿Cómo existe? ¿A partir de qué razones históricas y
sociales?”. Ver “Geschäftsbericht und Diskussionsreden auf den deutschen soziologischen Tagungen (1910,
1912)”, en M. Weber, Gesammelte Aufsätze zur Soziologie und Sozialpolitik (Tubinga: J. C. B. Mohr [Paul
Siebeck] Verlag, 1988), pp. 431-432.
172
Weber emplea aquí y en otros lugares el término de origen latino Publizität (en otras ocasiones utiliza el
sinónimo alemán ([Öffentlichkeit) para significar la cualidad de ser o hacerse público, es decir, para referirse al
hecho de estar abierto a la observación y al conocimiento de los demás o para referirse al proceso de dar a
conocer algo al público en general.
Si hace ciento cincuenta años el parlamento inglés obligaba a los periodistas ante sus
barras, cuando informaban sobre sus debates, a pedir excusas de hinojos por causa del
breach of privilege174 y si hoy la prensa, mediante la mera amenaza de no publicar los
discursos de los parlamentarios, obliga a los parlamentos a hincarse de rodillas, es evidente
que ha: cambiado tanto el sentido del parlamentarismo como la posición de la prensa. Y en
esto también hay diferencias locales. Por ejemplo, si hasta hace muy poco había en América
bolsas que empleaban ventanas de cristal opaco con el fin de que no se pudieran anunciar
hacia afuera los movimientos de las cotizaciones mediante señales; y si nosotros, al otro
lado, vemos que casi todas las peculiaridades esenciales en el modo de composición de los
periódicos están en parte influidas por la necesidad de tener en cuenta las publicaciones de
la Bolsa, entonces no preguntamos ahora, bien entendido el asunto, ¿qué debe hacerse
público? Sobre esto, como todo el mundo lo sabe, los puntos de vista discrepan
ampliamente. Es interesante también, naturalmente, determinar: ¿qué opiniones existen hoy
sobre el particular, cuáles existían anteriormente y quién las sostenía? Esto también cabe en
nuestro campo de interés; pero nada más allá de esta determinación fáctica. Todo el mundo
sabe, por ejemplo, que en Inglaterra las opiniones sobre este tema difieren de las nuestras.
Se ha tenido la experiencia de que si un inglés se casa con una americana, en la prensa
americana se hallará una requisitoria sobre las características físicas y psíquicas de esa
americana, con todo lo que haga parte de ello, incluida por supuesto la dote; mientras que, al
menos según las concepciones dominantes entre nosotros, en Alemania un diario que se
estime debería repudiar tal cosa. ¿De dónde proviene esta diferencia? Si hemos de
comprobar para Alemania que hoy el esfuerzo, justamente entre los representantes más
serios del negocio de la prensa, está dirigido a excluir los asuntos puramente personales de
la publicidad de los periódicos —¿,sobre qué fundamentos y con qué resultados?—, también
tendremos que constatar que, en la otra orilla, un publicista socialista como Anton Menger175
tenía la siguiente opinión: en el estado del futuro, a la inversa, la prensa tendría precisamente
la tarea de llevar ante su foro los asuntos que no puedan acoger los tribunales, la tarea de
asumir el papel antiguo del censor. Vale la pena averiguar: ¿cuáles cosmovisiones últimas
están en la base de una y otra tendencia? Sólo esto en verdad, sin tomar ninguna posición al
respecto, sería nuestra tarea.
173
La mención de Jakob Burckhardt debe entenderse en el contexto de su trabajo como historiador de las
culturas antiguas mediterráneas. Ver por ejemplo su Griechische Kulturgeschichte [Historia de la cultura griega],
Berlín: W. Spemann, 1898-1900.
174
jefes de las facciones políticas en el parlamento gozaban del privilegio de redactar los resúmenes de los
debates parlamentarios que publicaban los periódicos. En virtud de este privilegio los periodistas tenían
prohibido el acceso al parlamento y no podían publicar nada sobre los temas que allí se discutían. La expresión
breach ofprivilege se refiere, como indica Weber, a las actuaciones violatorias de tal privilegio. Así, por ejemplo,
pese a los esfuerzos por detenerla, la publicación mensual Political State of Great Britain (1711-1740),
proporcionaba al público de modo ilícito recuentos de los debates parlamentarios. La prohibición se derogó en
1771 cuando se reconoció el derecho general a publicar reseñas de los mismos. Esta libertad permitió la
creación de cierto número de diarios como el Morning Chronicle, el Morning Post, el Morning Herald y el Times.
175
Anton Menger (184 1-1906), abogado y profesor. En sus libros solía manifestar sus ideas políticas
socialdemócratas. Hermano del renombrado economista austríaco —teórico de la utilidad marginal— Carl
Menger (1840-1921).
Por nuestra parte, tendremos que investigar sobre todo las relaciones de poder que crea
la publicidad específica de los periódicos. Ella tiene, por ejemplo, para la actividad científica,
una significación distinta, menor sin duda, de la que tiene para actividades que, como el
teatro o la dirección de orquesta, pasan con el día. El poder de la publicidad es
especialmente considerable respecto de todo lo que se discute en el folletín176: en cierto
sentido, el crítico de teatro —y también el crítico literario— es aquel individuo que en el
periódico puede crear y destruir existencias en forma bastante fácil. Para cada sección del
periódico, empezando por la sección política, esta relación de poder es, empero,
extremadamente diferente. Las relaciones del periódico con los partidos políticos aquí y en
otros lugares, sus relaciones con el mundo de los negocios, con los incontables grupos e
interesados que influyen en la publicidad y que son influidos por ella, todo esto constituye un
vasto campo para el trabajo sociológico, bosquejado hoy tan sólo en sus rudimentos. Pero
vayamos al punto de partida propiamente dicho de la investigación.
176
El folletín era un escrito que se insertaba en la parte inferior de los periódicos y en el cual se trataban
materias diferentes al objeto central de la publicación. Incluía novelas, cuentos, crítica literaria o artículos sobre
asuntos culturales, y estaba separado de los demás escritos por una línea horizontal que cortaba todas las
columnas. Con frecuencia los textos formaban páginas numeradas para constituir un libro. Como forma
periodística, el folletín fue utilizado por primera vez en 1659 por Jean Loret, editor de La Muse Historique.
¿Es esto cierto? Esta es una pregunta que habremos de formular. Especialistas en el
tema de la prensa, y no soy uno de ellos, sostienen esta opinión, pero en otros sectores ha
sido puesta en duda.
Además: ¿como resultado del incremento del capital fijo en los periódicos, lo que sucede a
menudo con la creciente demanda de capital, nos encontramos acaso ante la trustificación
del periodismo? ¿Cómo surge la posibilidad de algo semejante? Señores: esto ha sido
discutido del modo más vehemente por los especialistas de la prensa de todos los rangos,
por los teóricos así como por los prácticos. En efecto, el representante más conspicuo de
177
Fundado en París en 1854. Circula diariamente desde 1866.
178
Considerado en sí mismo, el affaire Dreyfus no es más que la historia de un error judicial y de su
rectificación. En efecto, a finales de 1894 el capitán de artillería Albert Dreyfus fue erróneamente condenado por
alta traición a pena de destierro a perpetuidad en la Guayana, y a degradación y expulsión del ejército. Poco
tiempo después se inició una larga y sinuosa controversia en la opinión pública entre los que se oponían a la
revisión del proceso y los “dreyfusistas”, que abogaban por su revisión. El caso Dreyfus alcanzó su punto
culminante cuando el escritor Émile Zola publicó el 13 de enero de 1898 su célebre J’Accuse, una carta abierta
al presidente de la república Félix Faure, en el diario L’Aurore. En 1899 la corte de casación de París se vio
obligada a anular la sentencia del tribunal de guerra de 1894 contra Dreyfus. Pero fue sólo en 1906 cuando
dicha corte revisó por segunda vez el proceso y proclamó la plena inocencia del capitán Dreyfus. Por su
sentido, el affaire Dreyfus contribuyó a marcar un punto de inflexión política en la historia de la Tercera
República francesa. En él chocaron con violencia dos concepciones del Estado y de la sociedad, de la autoridad
y la justicia. Y como consecuencia de ese choque, se produjo una profunda división espiritual en toda Francia.
este punto de vista, Lord Northcliffe179, quizás podría saberlo mejor, pues él es uno de los
más grandes magnates actuales de un trust en el ámbito del periodismo. Si aquello
sucediera, ¿cuál sería entonces la consecuencia para el carácter de los periódicos? Lo que
tenemos a la vista es que los periódicos de los grandes consorcios actuales ostentan un
carácter muy diferente al de los demás diarios. Suficiente con esto por ahora. Sólo menciono
estos ejemplos para mostrar cómo ha de tenerse en cuenta la naturaleza comercial de las
empresas periodísticas. Y debemos preguntarnos: ¿qué implica el desarrollo capitalista
dentro del periodismo para la posición sociológica de la prensa en general y para su papel en
la formación de la opinión pública?
diferente, según que predomine o no la venta al por menor. Y, como es de esperar, también
juega en ello ante todo la peculiaridad política del pueblo, según que, por ejemplo, una na-
ción, como lo hace la alemana, se incline a dejarse impresionar más por los poderes
institucionales de un “periódico” que se comporta como Algo “supraindividual”, que por la
opinión de un individuo singular —o si ella está libre de este tipo de metafísica.
Estas son cuestiones que nos conducen entonces al ámbito del periodismo de ocasión,
que en Alemania se presenta bajo un aspecto enteramente diferente al de Francia o al de
Inglaterra, países donde el periodista de ocasión es un fenómeno general. Y aquí se tendría
que plantear esta cuestión: ¿quién escribe hoy realmente en el periódico desde el exterior y
sobre qué? ¿Y quién no y qué no? ¿Y por qué no? Esto nos remite enseguida a una cuestión
general: ¿cómo se procura la prensa el material que ella le ofrece al público? ¿Y, al fin de
cuentas, qué le ofrece ella al público en realidad? ¿Es el constante crecimiento de la
importancia, entre nosotros, de la pura relación de hechos un fenómeno general? Este es el
caso en Inglaterra, Estados Unidos y Alemania, pero de ningún modo el de Francia. El
francés se inclina ante todo por los periódicos de tendencia. ¿Por qué? El americano, por
ejemplo, no desea en su periódico más que hechos. Si se publican opiniones sobre estos
hechos en la prensa, él no considera en general valioso el esfuerzo de leer tal cosa, pues
como demócrata está convencido de que él, en principio, comprende tan bien los hechos
como aquél que escribe en el periódico, si no mejor. Pero el francés también quiere ser un
demócrata. ¿De dónde procede, por tanto, aquélla diferencia? Sea lo que fuere, en ambos
casos la función social de la prensa es completamente distinta.
Con todo, y a pesar de estas diferencias, el servicio de noticias no sólo grava en forma
creciente el presupuesto de la prensa en todos los países de la tierra, sino que también
adquiere en sí cada vez más importancia. Nos preguntamos entonces: ¿cuáles son después
de todo las fuentes de esas noticias? [Tenemos aquí] el problema de la posición de las
grandes agencias de noticias y sus relaciones internacionales182. Deberán hacerse
importantes trabajos sobre este asunto; los que están en curso se encuentran parcialmente
en sus comienzos. Las tesis expuestas acerca de las relaciones en este campo se
contradicen en parte, y la pregunta sería entonces si no es posible obtener mayor cantidad
de material puramente objetivo sobre el tema del que se dispone en la actualidad.
182
A comienzos del siglo XX, cuatro agencias internacionales de noticias se repartían el mundo. Reuter, de
Gran Bretaña, reunía noticias que se originaban en el imperio británico, Extremo Oriente y Egipto y suministraba
a estas zonas noticias del exterior. La agencia Hayas, de Francia, abarcaba el imperio francés y América Latina.
La agencia Woiff, de Alemania, suministraba noticias del mundo al resto de Europa o del resto de Europa al
mundo. Y la Associated Press, de Estados Unidos, operaba en América del Norte. Estas cuatro agencias, que
habían surgido con el desarrollo del telégrafo y la prensa comercial a mediados del siglo XIX, intercambiaban
información por mutuo acuerdo. El sistema de zonas exclusivas empezó a derrumbase durante la primera
guerra mundial, cuando Reuter y la Associated Press invadieron zonas anteriormente servidas por Wolff y
Havas, y quedó completamente destruido en 1934, cuando la Associated Press se negó a renovar su acuerdo
con Reuter, alegando que la competencia en el suministro de noticias a todas las zonas significaría un mejor
servicio para todos. A mediados del siglo XX operaban en competencia seis servicios mundiales de noticias:
Reuter; Hayas, que fue restablecida en 1944 con el nombre de Agence France-Press; la Associated Press y dos
servicios norteamericanos adicionales: United Press e International News Service, que habían sido creados en
su orden en 1906 y 1907. Finalmente, la agencia de noticias soviética Tass, establecida en 1918 con el nombre
de Rosta. Estos servicios mantenían sus propias oficinas y sus propios corresponsales en el exterior para la
obtención y distribución directa de noticias. Además, tenían acuerdos con agencias de prensa en la mayoría de
los países en que operaban, acuerdos por los que estas agencias suministraban noticias de su respectiva zona
y en algunos casos distribuían a sus diarios asociados las noticias facilitadas por los servicios internacionales.
En cuanto al contenido de los periódicos, hay que decir que no está constituido por
noticias ni por los productos de una industria de clisés. Existe, como se sabe, una producción
masiva de contenidos de prensa, desde deportes y pasatiempos hasta novelas, de todo lo
imaginable, en típicas grandes empresas. Digo pues, que ni clisés ni puras noticias llenan la
prensa. Resta la producción de lo que hoy ofrece la actividad propiamente periodística en la
prensa y que al menos entre nosotros, en Alemania, a diferencia de otros países, es aún de
importancia fundamental para la valoración de cada periódico en particular. Pero no podemos
sentirnos satisfechos con la consideración del producto existente; debemos además
justipreciar a sus productores y preguntamos por el destino y la situación del estamento de
los periodistas. Y ello porque el destino de los periodistas alemanes, por ejemplo, es ahora
muy heterogéneo con respecto al del periodista extranjero. En Inglaterra, en ciertas
circunstancias, tanto los periodistas como los empresarios de los periódicos han llegado a la
Cámara de los Lores, hombres que a veces no tenían otro mérito que el de haber creado
comercialmente, como businessmen, un diario distinguido para su partido, ofrecido, por lo
demás, a menor precio (y en este caso solamente puede decirse: ¿no sobrevalorado?). En
Francia los periodistas han llegado a ser ministros, incluso en gran número. En Alemania, por
el contrario, esto podría ser una excepción bastante rara. Y —prescindiendo también de
estas llamativas exterioridades— habremos de preguntar: ¿cómo se han transformado las
condiciones de los periodistas profesionales en cada país en el pasado reciente?
Finalmente: ¿qué efectos tiene en realidad ese producto creado que representa el
periódico terminado, en las direcciones en que deseamos investigarlo? Sobre esto existe una
abundante literatura que en parte es muy valiosa, pero que a su vez, aunque provenga de
especialistas notables, se contradice con frecuencia del modo más agudo. Señores: como
ustedes saben, hemos intentado investigar de manera directa el efecto de la prensa sobre el
cerebro [humano], esto es, el problema de cuáles son las consecuencias de la situación a la
que se ha acostumbrado el hombre moderno —antes de partir para su trabajo diario, el
hombre actual ingiere un apetitoso guisado que le obliga a aceptar una especie de presuroso
viaje por todos los ámbitos de la vida cultural, desde la política hasta el teatro y las demás
183
La búsqueda de respuestas a preguntas similares constituía, análogamente, uno de los objetivos centrales
de la encuesta que la Verein für Sozialpolitik [Asociación para la política social] —organización que existía en
Alemania desde 1872 y con la que Weber colaboró activamente en varias ocasiones— adelantó en 1908 sobre
el tema “la industria y sus obreros” (específicamente sobre la selección y adaptación de los obreros en las
grandes fábricas). En su Introducción metodológica para las encuestas, Weber señalaba que la investigación
sociológica del trabajo industrial tendría que determinar lo siguiente: “qué tipo de hombre está conformando la
gran industria moderna en virtud de sus características internas y qué tipo de destino profesional les depara a
las personas que trabajan en ella y, a través de ahí, de manera indirecta, qué destino extraprofesional les
depara”. (Ver Maz Weber, Sociología del trabajo industrial, Madrid: Trotta, 1994, p. 56. Las cursivas son del
autor).
cosas posibles. Que esto no es de poca importancia, resulta evidente. También se puede
decir, y con facilidad, alguna generalidad sobre el asunto: que esto se relaciona de algún
modo con otros influjos a los que está expuesto el hombre moderno. Pero no es fácil llevar el
problema más allá de los estadios más simples.
Habrá que partir de la pregunta: ¿a qué tipo de lectura habitúa el periódico al hombre
moderno? Sobre esto se han formulado múltiples teorías. Se ha afirmado que el libro será
suplantado por el periódico. Es posible. La producción alemana de libros se halla
cuantitativamente en una “floración” sin precedentes, como en ningún otro país del mundo;
en ninguna parte son lanzados tantos libros al mercado como entre nosotros. Las cifras de
venta de esos mismos libros están, por el contrario, en relación inversa. Rusia tenía, y por
cierto antes de la introducción de la libertad de prensa, ediciones de 20.000 hasta 30.000
ejemplares para libros tan increíbles como la Neue Sittenlehre [Nueva doctrina de las
costumbres]184 -con todo el respeto para el señor Anton Menger. Había revistas muy leídas
que por regla general intentaban una fundamentación filosófica “última” de su singularidad.
Esto sería imposible en Alemania, y en Rusia será imposible bajo el influjo de la cuando
menos relativa libertad de prensa, que ya se manifiesta en sus albores. Son enormes, sin
duda, las transformaciones que la prensa efectúa en los hábitos de lectura y por esta razón
son muy considerables las transformaciones en la creación del modo en que el hombre
moderno es modelado desde el exterior. El cambio continuo y la posesión de información
sobre las masivas transformaciones de la opinión pública, sobre todas las universales e
inagotables posibilidades de puntos de vista e intereses, pesan inmensamente sobre la
peculiaridad del hombre moderno. Pero ¿cómo? Esto lo tendremos que investigar. No puedo
extenderme sobre el asunto de forma incidental y terminaré con esta observación.
Después de todo habremos de investigar la prensa en este sentido: en primer lugar, ¿qué
aporta ella a la creación del hombre moderno? En segundo lugar, ¿cómo influirá en los
bienes culturales objetivos supraindividuales y qué removerá en ellos? ¿Qué creencias y
esperanzas masivas destruirá y forjará de nuevo? ¿Qué “sentimientos vitales”, como se dice
hoy, y qué posibles puntos de vista negará para siempre o creará de nuevo? Estas son las
últimas preguntas que habremos de formular, y ustedes advierten al momento que el camino
hacia las respuestas a tales interrogantes es extraordinariamente largo.
Ahora bien, ustedes preguntarán: ¿dónde está el material para la iniciación de dichos
trabajos? Este material lo constituyen, por supuesto, los periódicos mismos y, dicho con
claridad, habremos de empezar a medir, muy pedestremente, con las tijeras y el compás,
cómo ha variado el contenido de los periódicos en sentido cuantitativo a lo largo de la
generación actual, [y] no en último lugar en la sección de anuncios, en el folletín, entre el
folletín y el editorial, entre el editorial y la noticia, entre lo que es considerado como noticia y
lo que hoy no es considerado como tal. Y ello porque las circunstancias han cambiado de
manera extraordinaria. Existen los primeros esbozos de tales investigaciones, que intentan
constatar estos cambios, pero sólo los esbozos iniciales. Y de las determinaciones
cuantitativas pasaremos a las cualitativas. Habremos de seguir de cerca el tipo de
estilización de los periódicos, el modo en que los mismos problemas son discutidos dentro y
fuera de los periódicos, la aparente represión de lo emocional en los periódicos, que una y
otra vez constituye el fundamento de su propia capacidad de existir, y cosas semejantes. Y
conforme a ello, por último, podemos tener la esperanza de conocer mejor, paso a paso,
184
Título del libro publicado por Anton Menger en 1905.
mediante una amplia aproximación, los problemas de gran alcance que nos hemos propuesto
como tarea resolver.
INFORMES DE INVESTIGACION
Gloria Calvo**
Se termina señalando algunas posibilidades derivadas del curso AME que pueden generalizarse
en procesos de cualificación docente con el fin de familiarizar a los maestros con las NTIC en aras
de que su cultura y la de los alumnos(as) puedan establecer puntos de convergencia.
El seguimiento del curso y la evaluación del mismo en los países participantes estuvieron
a cargo de los coordinadores nacionales de la Red Latinoamericana de Información y
Documentación —REDUC—, cuyo centro asociado en el país es el Centro de
Investigaciones de la Universidad Pedagógica Nacional.
Sin lugar a dudas, la sociedad del conocimiento se está conviniendo en un nuevo modo de
producción. La rápida y profunda transformación tecnológica, así como la globalización y la
competencia exacerbada por conquistar mercados están modificando los patrones de
producción y de organización del trabajo. Dichos cambios están estrechamente vinculados
con las nuevas tecnologías de la información, las cuales no sólo impactan la producción de
bienes y servicios, sino también el conjunto de las relaciones sociales.
*
Texto presentado en el Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología —ALAS— Concepción,
Chile, octubre de 1999, en el capítulo de Ciencia y Tecnología, coordinado por Juan Cassasus de QREALC -
UNESCO.
**
Docente-Investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional (Bogotá, Colombia).
alteran la estructura de intereses (las cosas en las cuales pensamos), cambian el carácter de
los símbolos (las cosas con las cuales pensamos) y modifican la naturaleza de la comunidad
(el área en la cual se desarrollan los pensamientos) (Innis, citado por Tedesco, 1995:21).
Ante estos nuevos contextos los fines de la educación necesitan encaminarse hacia
procesos formativos más que informativos. Las autopistas de la información estarán
saturadas de datos al alcance de toda clase de usuarios y la producción de conocimiento
sólo será posible a partir de rigurosos procesos mentales que puedan ponderar la
información pertinente para los avances conceptuales en las diferentes disciplinas.
Para poder llegar a esa sociedad del conocimiento, que muchos asocian con la
disponibilidad de información, también es necesario que se empiecen a estudiar las
modificaciones que la enseñanza virtual puede tener en las estructuras cognitivas.
Igualmente, es necesario que los docentes se familiaricen con el uso de estas nuevas
tecnologías y que a partir de las mismas se pongan en marcha programas de actualización y
cualificación. Al respecto quizá sea conveniente recordar que, quiérase o no, los procesos de
reforma educativa pasan por el maestro, que el éxito de programas como el de Escuela
Nueva está relacionado con el conocimiento que tienen los docentes de su filosofía y que su
entrenamiento en esta metodología requiere la vivencia de cada uno de sus presupuestos
metodológicos.
Por otra parte, es necesario reconocer que no es fácil incorporar a los docentes en el uso
de nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Para muchos significa uno de los
múltiples cambios a los que los ha llevado el ejercicio de la docencia. Al respecto es bueno
tener presente que por su origen socio-cultural muchos maestros han accedido tardíamente
al uso de elementos como la radio y la televisión y más aún, al sentido comunicativo de la
escritura185.
185
Rodrigo Parra, Elsa Castañeda y Rocío Rueda realizan para COLCIENCIAS, en Colombia, Historias de
Maestros. A partir de sus biografías es posible afirmar que, en general, los maestros han accedido tardíamente,
al USO de las tecnologías de la información y la comunicación. Incluso, a las implicaciones de la escritura
(comunicación personal).
Para el desarrollo de esta afirmación vale la pena recordar los estudios de Abril de Vollmer
y de Ingrid Miller186 que plantean el aislamiento del docente y la poca reflexión sobre sus
prácticas unidos a la escasa incidencia de la teoría educativa como factores negativos en la
profesión docente.
Según estos estudios el docente no discute con sus colegas los variados problemas a los
que se enfrenta en la cotidianidad del aula como tampoco acude a los desarrollos de la
investigación educativa para tratar de encontrar en ella elementos que le ayuden a clarificar
sus problemas. En esta concepción, el aula seguiría siendo la famosa caja negra de difícil
acceso en cuanto está protegida por la autonomía del maestro y por la libertad de cátedra.
AME previó una participación de 1.725 maestros a razón de 15 por escuela. El número de
escuelas participantes varió en cada país, siendo Argentina y México los que contaron con
más instituciones participantes (25) y Colombia, Costa Rica y Ecuador sólo con 10. Esta
participación se modificó en el curso del proyecto pues en algunos casos se retiraron los
maestros participantes de alguna institución como sucedió con un Colegio en Medellín,
Colombia.
emitió cien (100) horas de sesiones de televisión a través de DIRECTV. Los temas tratados
fueron: modelos de calidad, el trabajo docente, manejo de grupos, el profesor como asesor,
comunicación oral y escrita, aprender cómo aprender, pensamiento crítico y creatividad y la
tecnología y el sentido de los medios.
El curso contó con actividades diseñadas en WEB para la participación en equipo de los
maestros. Para este trabajo se previeron cincuenta (50) horas por docente.
La evaluación del curso AME se realizó tanto a través de encuestas, con preguntas
cerradas y abiertas, como a través de grupos focales. Es a partir de estos resultados que se
destacan las posibilidades del uso de las nuevas tecnologías para la cualificación docente.
— La reflexión sobre la práctica. AME hizo que el docente se mirara a sí mismo; que
evaluara su quehacer; que analizara si contaba con esas competencias que busca la
educación en el momento actual. Igualmente, lo hizo ver que para formar para la creatividad
él debía ser creativo y de la misma manera en cuanto a la criticidad, la cooperación, etc.
— Un nuevo manejo del tiempo y del espacio: Los docentes participantes en AME
pudieron vivenciar las realidades virtuales. Los expositores estaban allí, ellos los oían pero a
la hora del debate, la pregunta estaba doblemente mediatizada: a través de la escritura y del
software. Algunos de los participantes hablaban de un ¡tan cerca, tan lejos! Las preguntas
nacían ahí, pero se respondían en otro tiempo y en otro espacio; en la siguiente sesión, o vía
correo electrónico personal. De ahí que fuera tan importante obtener respuestas: que
apareciera registrada la tarea enviada en la página WEB; que el conferencista recogiera la
pregunta enviada por el correo electrónico.
— Una democratización del saber: Los participantes en AME vieron diluirse las fronteras
nacionales y ampliar su espacio de interacción. Su interlocutor podía estar a muchas millas
de distancia, podría tener más títulos o más experiencia pero el debate se realizaba a partir
de una información que circulaba a través de distintos medios. En consecuencia, estaba
abierta la posibilidad de construir distintas identidades a partir de las elaboraciones que de
ellos pudieran hacer los diferentes maestros participantes. Al decir de Tedesco (1995:59) “a
diferencia de las fuentes tradicionales (la fuerza, el dinero, la tierra), el conocimiento es
infinitamente ampliable. Su utilización no lo desgasta, sino que, al contrario, puede producir
más conocimiento”.
Bibliografía
POLÍTICAS EDUCATIVAS
EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR: 1952- 1992
Introducción
Las políticas educativas que deberían reflejar la planificación estatal en Colombia, se han
caracterizado por no consolidar a mediano y menos a largo plazo planes tendientes a
modernizar sus instituciones. Es solamente a mediados de los años cincuenta que en
América Latina y en Colombia se comienza a pensar en la planificación del campo educativo.
Los planes estatales del sector educativo en América Latina tienen un fuerte impulso a
raíz de la Declaración de Lima (mayo de 1956). La importancia de este documento radica en
que va a ser un referente para los países integrantes de la OEA. Sus orientaciones giraron
en torno a la planeación integral de la educación, su financiamiento y administración. La
planeación educativa es la respuesta a la precariedad del sistema educativo en América
Latina. Acabar en primera instancia con el analfabetismo es el objetivo que se pretende llevar
a cabo a través de planes a largo plazo, promoviendo políticas educativas de índole
democrático y masificador189. Es así como dos años después en 1958 se realiza el Primer
Seminario Internacional sobre Planeamiento Integral de Educación en los Estados Unidos,
auspiciado y financiado por la UNESCO y la OEA.
Un punto prioritario del Seminario era, al igual que en Lima, acabar con el analfabetismo.
Aspecto llevado a la práctica por medio del impulso de oficinas especializadas en
planificación y administración educativa en todo el continente. Una de las conclusiones más
relevantes del Seminario consistió en reiterar que el campo de la educación hay que verlo
como un todo. Teniendo claro esto se podrían llevar a cabo reestructuraciones globales que
no dejasen sectores aislados de la educación. El campo educativo debería ser visualizado
como un proceso sistemático, continuo, progresivo e integral; bajo este enunciado se
proponía la normatización del proceso educativo por niveles190.
187
Coordinador del proyecto “Historia de la Universidad Pedagógica Nacional en su papel como formadora de
docentes: 1952-1997”. Catedrático del Departamento de Sociales de la U.P.N. Egresado del Departamento de
Sociales de la U.P.N. Magíster en Ciencia Política de la Universidad Javeriana. En la actualidad adelanta el
trabajo de tesis para obtener el título de Magíster en Historia de la Universidad Nacional de Colombia.
188
Asistente de investigación del proyecto “Historia de la Universidad Pedagógica Nacional en su papel como
formadora de docentes: 1952-1997”. Historiador Universidad Nacional de Colombia.
189
Gabriel Betancur Mejía (compilador), Documentos para la Historia del planeamiento Integral de la Educación,
vol. Introductorio, UPN, Bogotá, 1984.
190
bíd., pp. 21-23.
Los aires modernizantes, en este caso promulgados por los organismos internacionales, y
que en su exposición de motivos son bastante claros a la hora de crear un sistema coherente
en el sector educativo, en la mayoría de los casos no van más allá de meros enunciados,
particularmente en el caso colombiano. No obstante, para comprender esta realidad se hace
necesario tener presente dichas políticas porque en menor o mayor medida sus objetivos
modificaron o reorientaron la situación de la educación en Colombia.
Las políticas públicas planificadas son una característica de los estados modernos. En el
caso colombiano, a pesar que desde mediados del cincuenta se viene tratando el tema, es
sólo en los años ochenta que comienza a plantearse algunas propuestas modernizadoras en
este sentido. Con anterioridad lo que existió fue una política gubernamental desarticulada y
coyuntural, alejada de los intereses sociales, y orientada por el revanchismo político a
comienzos de los cincuenta, el acuerdo bipartidista del Frente Nacional y posfrentenacional.
En el campo de la educación post-secundaria es hasta el Decreto-Ley 080 de 1980, liderado
por el ejecutivo que el Estado crea las bases para un sistema de educación superior
coherente.
Las diferentes reformas educativas en el post-frente nacional, en los 70 y en los 80, aunque
ya no pretenden utilizar la educación de forma partidista, no tienen en cuenta una
planificación consecuente con las realidades del país. Así se haya pretendido hacerlo con la
creación de institutos y la implementación de frustrados planes. El auge de la educación
privada y el énfasis en la producción de procesos modernizantes por medio de la educación
superior, descuidó los otros niveles de la educación, lo que impidió una educación
democrática, de calidad e incluyente de los sectores pobres del campo y la ciudad.
Las políticas públicas, identificadas tanto por las relaciones que se generan entre los
actores políticos y sociales como por las decisiones que se toman, fallaron en el campo
educativo (entendiéndose por lo público el espacio que rebasa lo individual y privado, y surge
para garantizar, respaldar y extender las libertades, los cálculos y los beneficios individuales).
Así lo evidencia Miryan Henao en el caso de la educación superior:
el producto de los procesos de decisión del Estado sobre la educación superior, ha estado
representado en políticas gubernamentales, mas no en políticas públicas. Las políticas públicas
se distinguen de las políticas gubernamentales en que éstas responden a procesos de
Las políticas públicas según Miryan Henao se pueden estudiar desde dos perspectivas: una
teórica y la otra descriptiva; la primera tiene que ver con la interacción ideal que se genera
entre la sociedad y el Estado a la hora de definir una política. En cuanto a la segunda, como
su nombre lo indica, describe la elaboración real de planes y estrategias desde el Estado,
tendientes a definir y solucionar una problemática. Desde esta perspectiva el Estado es el
encargado de orientar la política a seguir192.
El Estado, entendido desde la perspectiva descriptiva definió una política educativa sin
consulta previa y sin un diagnóstico de cara al país. Situación que tiende a ser superada en
alguna medida, solamente con la aplicación del Decreto-Ley 080 de 1980. El Estado
pretendió tener en cuenta algunas reivindicaciones estudiantiles y de los profesores,
emanadas desde comienzos de los años setenta. Sin embargo, esta ley de educación pos-
secundaria no recoge los procesos de discusión de los diferentes actores que deberían estar
presentes193.
191
Myrian Henao Willes, Políticas Públicas y Universidad, Editorial Universidad, IEPRI, ASCUN y Fundación
Ford, Santafé de Bogotá, 1999, p. 18.
192
Jbíd., p. 24.
193
En este punto es importante resaltar que en los estudios recientes sobre políticas de educación superior
existen ciertas posiciones encontradas en cuanto al carácter del Decreto- Ley 080 de 1980. Para Miryan Henao
esta ley recogió todo un proceso de discusión previo. Mientras que en el estudio que desarrollan Ricardo Lucio
y Mariana Serrano, se manifiesta que esta ley nació por Decreto, en la cual el Legislativo se mostró incapaz de
crear una ley de educación superior que mediara los intereses de diferentes actores que irrumpen a finales de
las décadas del sesenta y setenta. En este periodo se puede establecer que la demanda de políticas de
educación superior de corte moderno fue en todo caso producto de una presión hecha desde los primeros
atisbos de comunidad educativa durante el Frente Nacional. Ricardo Lucio y Mariana Serrano. La educación
superior: tendencias y políticas estatales, Universidad Nacional, IEPRI, Bogotá, 1992.
Toda esta situación fue producto del régimen político anterior a la Constitución de 1991, y
del tipo de Estado que desde el siglo pasado existía. La Constitución de 1886 establecía
unas relaciones de poder centralizadas en el ejecutivo, ejercidas verticalmente, sin
reconocimientos claros para el ejercicio de la ciudadanía activa. Con la Constitución de 1991,
el país se encaminó hacia la propuesta de un Estado dinamizador desde lo público, al cual
los ciudadanos pueden acceder para colaborar en la construcción de ciertas políticas de
carácter estratégico. Claro está que muchos de sus enunciados hasta el momento siguen en
el papel por la dificultad existente de transformar una tradición vertical de la sociedad.
En este contexto político, para lograr una visión global de las políticas públicas en la
educación superior desde la década del cincuenta a la actualidad, se debe tener en cuenta el
tipo de Estado y de sociedad en los cuales se presentó la promulgación de políticas
educativas. El Estado colombiano como actor central del escenario de las políticas tomadas
en el campo educativo asume su papel a mediados del siglo XX, con una serie de problemas
heredados que evidencian su debilidad y poca claridad en lo social.
La Colombia de mediados del siglo XX venía de sufrir una etapa de frustración modernizante
que se evidencia en las fallidas reformas de la República Liberal, que se habían elaborado
para crear un Estado moderno194, donde lo público fuese la base del mismo. Un Estado
árbitro, interventor y regulador, que mediara los intereses de los diferentes sectores
sociales195. Un Estado que tuviera la capacidad desde lo político de liderar lo social; de ahí
las grandes reformas de 1936 en el sector agrario (la Ley 200), el reconocimiento de la clase
trabajadora como actor social válido frente al Estado; además de las reformas del aparato
electoral, y las propuestas de laicización de la educación y por ese camino de las relaciones
entre el Estado y la institución eclesiástica196.
194
Para el caso de esta investigación el Estado se va a concebir con las herramientas otorgadas por Max
Weber, quien lo establece con “propiedades o características propias y distintas, con capacidad de influir en
forma decisiva e independiente en la conformación y cambio de la sociedad. Según esta perspectiva el Estado
es algo más que un simple espacio o arena donde grupos o clases sociales formulan demandas y entran en
conflictos y compromisos políticos. El Estado se concibe con características weberianas, como un conjunto
diferenciado y permanente de instituciones (administrativas - burocráticas, legales extractivas y coercitivas),
enmarcadas en un territorio geográficamente delimitado al que se le denomina sociedad, dentro del cual logra
ejercer el monopolio de la creación de normas colectivas vinculantes, gracias al respaldo que le otorga el control
monopólico de los medios de violencia y coerción... el elemento vinculante de tal definición no es el ejercicio de
la fuerza sino el monopolio de la creación de aquellas normas que comprometen el conjunto de la sociedad. El
Estado y las instituciones en las cuales éste se cristaliza, no adquieren centralidad dentro del territorio única o
primordialmente gracias al monopolio de la fuerza; éste es, ante todo, un instrumento para el cumplimiento de
su función esencial: la creación y mantenimiento de cieno tipo de orden interno”. Definición trabajada por Ana
María Bejarano, en su artículo “Para repensar las relaciones Estado, sociedad civil y régimen político: una
nueva mirada conceptual”, Revista Controversia,. CINEP, segunda etapa, No. 167, octubre- noviembre de 1995.
También se concluye de la lectura de Economía y Sociedad de Max Weber, Fondo de Cultura Económica,
México, 1992 (primera parte, capitulo “Formas de dominación”; y la segunda parte, capítulo VIII. “Las
comunidades políticas”). Además Max Weber, El político y el cientifico, Alianza Editorial. Madrid, 1996, p. 92.
195
Daniel Pécaut. Orden y violencia: Colombia 1930-1954, Siglo XXI, Bogotá. 1985. En el segundo capítulo
concibe un tipo de Estado como símbolo de unidad, regulador y árbitro, que se convierte en una necesidad para
las democracias latinoamericanas de la primera mitad del siglo XX, el cual sufre su primera frustración con la
crisis económica del treinta. En esta coyuntura es cuando irrumpen una serie de actores no aptos para ejercer
una ciudadanía plena en momentos en que el capitalismo se desarrolla (ver p. 107 y ss.).
196
Álvaro Tirado Mejía. Aspectos Políticos del Primer Gobierno de Alfonso López Pumarejo: 1934-1938,
Procultura, Bogotá, 1981, p. 76.
Así mismo, la disputa por intereses particulares y oligárquicos frustraría una propuesta
social desde el Estado. En este periodo Daniel Pécaut evidencia de manera clara el
derrumbe parcial del Estado que se explica:
197
En el campo social las movilizaciones de las masas urbanas que reflejaban los intentos modernizadores de
hacer política, se eclipsan por el desmonte de las políticas sociales del segundo gobierno de Alfonso López
Pumarejo y por los acontecimientos nueveabrileños Herbert Braun. Mataron a Gaitán: Vida pública y violencia
urbana en Colombia. Ed. Planeta. Bogotá, 1988.
198
Eduardo Sáenz Rovner, La ofensiva empresarial. Industriales, políticos y violencia en los años 40 en
Colombia, Tercer Mundo Editores, Ediciones Uniandes, Santafé de Bogotá, 1992. Este trabajo que parte de los
archivos oficiales de la ANDJ, demuestra cómo ésta se desarrolla en una de las coyunturas más importantes del
siglo XX. Particulariza en la consolidación de la burguesía industrial de corte proteccionista y arancelaria con el
peso de un origen regional Medellín - basada inicialmente en los textiles. Sin embargo, la burguesía no es
monolítica, teniéndose que enfrentar a la burguesía comercial cafetera y a FENALCQ de corte libre cambista, la
que desarrollaría un papel de dominio económico hasta entrado el periodo de Laureano Gómez. En el texto se
concluye que los gremios en general después de los hechos del 9 de abril, aunque no dinamizaron la violencia
sí se beneficiaron de ella, particularmente el sector industrial que es el que apoya a Laureano Gómez.
199
Gonzalo Sánchez (compilador), Pasado y presente de la violencia en Colombia, CEREC, Bogotá, 1986, p.
26.
En estos últimos cuarenta años se puede concluir que más que políticas públicas existió una
serie de reformas desarticuladas, que no siguieron un dinamismo claro en cuanto a la
concepción de un sistema de educación superior moderno. La mayoría de gobiernos no
consultaron sus propuestas reformistas con la comunidad académica, la cual debería ser la
encargada de liderarlas. El Estado como ya se ha mencionado comienza a cumplir funciones
modernizantes desde la década del ochenta, pero sólo lo va a lograr de manera parcial a
través de la Ley de Educación Superior, Ley 30 de 1992.
La reforma institucional de fines de 1968 —escribe Germán Rama—al crear al ICFES le otorgó
poderes que le permitían orientar el desarrollo de la educación superior; pero simultáneamente
estableció poderes superpuestos y conflictivos entre la asamblea de rectores, la dirección y la
junta directiva, anulando en parte, el efecto buscado de crear un centro de decisiones en
materia universitaria202.
La primera de las instituciones de este carácter se establece durante el periodo del régimen
militar liderado por el General Rojas Pinilla, quien no tiene una propuesta clara para
establecer una gran reforma a la educación superior; simplemente desea fomentar aparatos
institucionales que cumplan las funciones propias del Estado en este campo. Surge así, el
Fondo Universitario Nacional (FUN), creado bajo el Decreto 3686 de 1954. Primer intento, al
lado del ICETEX, que procura darle coherencia al incipiente sistema universitario nacional.
En este sentido, pretende coordinar los esfuerzos modernizantes de las Universidades hasta
el momento dispersos, al igual que incentivar y orientar la contratación de profesionales y
expertos extranjeros.
200
Gabriel Betancour, Op. Cít.
201
Germán W. Rama, El Sistema Universitario en Colombia, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1970,
p. 50.
202
Ibíd., p.5l.
Iniciativa estatal que va a ser canalizada por las Universidades oficiales y privadas, por
medio de la ASCUN (Asociación Colombiana de Universidades), organización autónoma de
rectores de Universidades emanada del Congreso de Universidades realizado en Bogotá el 6
de diciembre de 1957. La ASCUN definida como una organización no estatal ocupa el vacío
existente en cuanto a las políticas universitarias nacionales. Uno de sus principales objetivos,
expresado en el acta de creación es salvaguardar la autonomía universitaria, la libertad de
enseñanza e investigación. Al interior de su organización se buscó un equilibrio entre la
Universidad oficial y privada, y la colaboración entre éstas203.
En 1958, se fusiona la ASCUN con la FUN, instituciones que liderarían los procesos
educativos de la educación superior, hasta 1968, año en que se crea el ICFES. La FUN
tendrá que cumplir funciones de control y vigilancia de la educación superior, atender el
financiamiento de la ASCUN, distribuir los aportes nacionales a las Universidades estatales y
los auxilios a las privadas204.
A la luz del anterior proceso se llegó a pensar que la educación superior había entrado en
cierta etapa de madurez y autonomía, pues ella misma era organismo de control y de
vigilancia; nombraba sus directores y decidía sobre la distribución de sus recursos, estando
presente la Universidad pública y la privada, la de la capital y la de provincia.
Durante este lapso la Universidad privada demostró mayor estabilidad política que la
pública; además logró mediante diferentes maniobras convertirse en mayoría al interior de la
ASCUN/FUN. El Estado dejó en manos del sector privado la iniciativa de la organización
universitaria, su control y presupuesto. Preeminencia de lo privado dentro de lo público que
pretendió ser controlado en 1968 con el ICFES. Instituto producto de un proceso de discusión
previa que se inicia en las recomendaciones internacionales, expresadas en misiones e
informes nacionales y extranjeros desde comienzos de la década del sesenta.
Dentro de esta dinámica a comienzos de la década del sesenta (1962-1964) los rectores
de Universidades colombianas asisten a una serie de seminarios en el Paso-Texas, en los
cuales se trata la política universitaria, su estructura académica, la administración y las
finanzas. En esta misma época el país, producto de la política de la Alianza para el Progreso,
comienza a ser beneficiado por una serie de préstamos de organismos internacionales
(bancos y fundaciones norteamericanas) que tienen por objeto modernizar la Universidad y
desarrollar procesos de especialización e investigación, con énfasis en la tecnología.
203
Asociación Colombiana de Universidades. FUN, Estudios para el planeamiento de la Educación Superior
Régimen legal universitario vigente, vol. 1, Bogotá, 1961.
204
Ricardo Lucio, Op. Cit., p. 54.
El Estado en 1968 mediante la creación del ICFES logra establecer un aparato burocrático
que comienza a liderar y cumplir su papel en el campo de la educación superior. El ICFES,
como expresión máxima de preocupación estatal en la educación superior, se convierte en el
aparato burocrático legal que rige la vida de las Universidades. El Estado o más bien los
diferentes gobiernos del Frente Nacional más que políticas dieron prioridad a la creación de
instituciones que cumplieran su papel como actor modernizante. El ICFES como institución
logra consolidarse en momentos en que la Universidad privada comenzaba a rebasar en
cuanto cobertura a la Universidad pública. Esta institución nace con una desventaja frente a
un sector privado ya consolidado, con objetivos mercantiles y credencialistas en lo referente
a la concepción de la educación superior.
La escuela colombiana para mediados del siglo XX no había cumplido frente a la nación su
papel político y estatal de inclusión ciudadana (propuesta de nación dirigida a los sectores
sociales rezagados). Gran parte del campesinado, los trabajadores y los sectores populares
urbanos, que emergen como nuevos actores en el escenario político eran vistos como una
turba de iletrados; muchedumbres acéfalas y analfabetas que no habían sido incorporadas a
un proyecto de nación.
Durante el periodo del Frente Nacional las reformas educativas fueron iniciadas y terminadas no
según estrategias de cambio educativo planeado, sino primordialmente por razones políticas.
La concepción primordial parece haber sido, si el proyecto educativo ayudase o no a robustecer
la popularidad del Frente Nacional en amplios sectores de la sociedad205.
205
Robert Arnove, “Las políticas educativas durante el Frente Nacional: 1958-1974”, Revista Colombiana de
Educación, No 20, Bogotá, p. 32.
Pese a esta visión general de las políticas educativas del Frente Nacional se debe reconocer
que en este periodo se hicieron esfuerzos tendientes a lograr una mayor cobertura educativa.
Es así como se pasó de 1.700.000 estudiantes en 1958 a 5.000.000 en 1974, matriculados
en 30.000 instituciones educativas, con aproximadamente 200.000 profesores. La matrícula
en primaria aumenta más del doble, de 1.493.180 a 3.844.128. La educación secundaria
creció seis veces, de 192.079 a 1.338.876206. En cuanto a la educación superior, en
Universidades privadas y públicas, se incrementó de 20.000 estudiantes en 1958 a 138.000
en 1974207.
Pese a estos logros, en 1964 en el sector rural los niveles de educación de la población
adulta era de menos de dos años, comparada con un poco más de cinco años para la
población urbana. En 1970 el 40% de los niños campesinos entre 7 y 11 años de edad no
asistían a la escuela, en comparación con el 22% de niños de la población urbana que
estudiaban. Sectores que posteriormente se convertirían en analfabetos funcionales.
208
En este año habían 666.618 alumnos en las escuelas secundarias públicas, comparados con 674.258 en los
colegios privados. Ibíd., p. 23.
mayoría por la institución eclesiástica. De todos modos no hay que olvidar que la educación
privada tradicionalmente ha sido liderada por comunidades religiosas y que su autonomía en
el campo ideológico está supeditada a una educación confesional.
Finalmente se puede decir que las políticas educativas del periodo del Frente Nacional
reprodujeron la desigualdad social expresada en un tipo de sociedad triangular, que seguía
impidiendo el acceso de los sectores populares a cierto tipo de capital cultural, que en este
periodo aún se relacionaba con la obtención de capital económico.
El Estado y sus políticas de educación superior
El Estado con las características que lo acompañan desde la década de 1950 (precario,
fragmentado y privatizado) falla de manera profunda en su papel de dinamizador de normas
que controlen y regulen lo social. Los gobiernos anteriores y posteriores al Frente Nacional
no dieron prioridad a la educación como herramienta política de inclusión ciudadana y social.
Solamente comenzó a ver a la educación como una herramienta modernizadora, en el
campo social y cultural, hasta bien entrada la década del setenta. Principalmente en la
educación primaria y secundaria.
209
La Constitución de 1886 había definido la instrucción primaria como un servicio de orden departamental, no
de orden nacional. Prácticamente hasta 1960 el reparto de las responsabilidades se ciñe a la Ley 39 de 1903.
Los municipios tenían que construir y mantener las aulas. La secundaria, aunque era de carácter nacional,
descargaba a la vez a los departamentos y municipios el sostenimiento de sus establecimientos. El crecimiento
de cobertura a lo largo de cincuenta años y la pobreza fiscal de las regiones desembocó en la financiación de la
escuela primaria — la Ley 111 de 1960— dando origen al contraste en el cual los departamentos nombran y
administran, y la nación paga. Posteriormente para la década del setenta se dispuso la nacionalización plena de
la secundaria mediante la Ley 43 de 1975. Ibíd., p 185.
para el número de egresados que se incrementa para el mismo periodo siete veces. Un poco
más tarde, el número de egresados de instituciones privadas iguala al de las oficiales”210.
210
Ricardo Lucio, Op. CM, p. 82. En el año de 1974 el total de alumnos matriculados en la Universidad privada
es de 75.778 estudiantes, frente a 72.243 estudiantes de la pública. El número de egresados casi que se iguala
en este año. Para 1974 la Universidad privada tiene 7.218 egresados frente a 7.225 de la pública.
211
Germán W. Rama, Op. Cit., pp. 60-71.
212
José Joaquín Brunner da a conocer que: “La producción de certificados históricamente ligada a la
emergencia del Estado moderno y a la expansión del mercado, constituye para la Universidad la pieza central
de las estrategias organizacionales encaminadas a mantener su poder frente al Estado y al mercado”. “La
Universidad de América Latina se vio presionada en la década de los años sesenta para su masificación, por la
feminización y regionalización de la matrícula”. Los intelectuales y las instituciones de la cultura. Ed. Fondo
Latinoamericano de Ciencias Sociales. Santiago de Chile, 1983, p. 158. En Colombia unido a estos hechos, se
pasa de tener 10 Universidades en 1940 a 41 en 1966. De las cuales 18 eran privadas. Germán Rama, Op. Cit.
Cifras que unidas a las presentadas por Lucio y Serrano para la década del 70 evidencian un crecimiento
desmesurado, con un incremento significativo de Universidades regionales. Pese a la masificación se sigue
evidenciando una estructura vertical.
En este marco de revanchismo nace el Decreto 3708 de 1950, firmado por el entonces
presidente Laureano Gómez, que:
De esta manera, el tipo de políticas públicas en educación superior sufre algunos cambios
que van desde el revanchismo de Laureano Gómez, pasando por la reconciliación del Frente
Nacional, hasta una política con características modernizantes expresadas en el Decreto 080
de 1980, el cual demanda de la educación superior, además de cumplir su función docente,
la función de investigar y extenderse a la nación. Modificaciones que en el papel son claras,
pero que a la hora de ejecutarse no dejan de ser meros enunciados que en muchos de los
casos son contradictorios o de un imposible cumplimiento.
Las políticas públicas en educación superior desde la década del cincuenta han sufrido un
proceso para algunos evolutivo y lineal —es el caso de la investigadora Miryan Henao— para
nosotros por el contrario ha sido conflictivo y desorganizado, en el cual se evidencia una
ausencia o falta de liderazgo del Estado como actor modernizante. En el trabajo Henao,
Políticas Públicas y Universidad, se establecen tres grandes etapas de acuerdo al papel
desempeñado por el Estado con relación a la Sociedad Civil, denominadas: la de anomía, la
de heteronomía y la de autonomía, que caracterizan la historia de las políticas educativas en
el sector universitario. Para el primer momento se escoge el Decreto 277 de 1958 (que define
el contenido de los estatutos orgánicos de las Universidades departamentales y privadas de
la época); el segundo momento, se analiza sobre la base del Decreto-Ley 080 de 1980, que
crea el Sistema de Educación Post-secundario; y para el tercer momento, toma como
referente la Ley 30 de 1992, que organiza la Educación Superior como un Servicio Público.
213
Ricardo Lucio, Op. Cit., p. 42
El segundo momento que se identifica como de heteronomía política, establecido a través del
Decreto-Ley 080 de 1980, condensa las discusiones posteriores al Frente Nacional, donde el
debilitamiento de la hegemonía bipartidista permite la expresión de intereses propios de la
sociedad civil en el espacio de lo público215. El Decreto-Ley 080 establece la unificación del
régimen educativo y los programa para que haya armonía entre todos los centros educativos,
y define a las autoridades encargadas de la orientación y vigilancia de las instituciones de
educación superior. El Decreto tiene como objetivo acabar con el aislamiento y
desorganización de las instituciones para integrarlas en un sistema donde todas se
reconozcan; así muchas de ellas hubieran considerado favorable este sistema pero sin
someterse a regulaciones extrañas a su propio movimiento interno, por ello este momento se
denomina heteronomía.
Los fines educativos del Decreto 080, centran la formación personal en valores de la cultura
nacional y la equidad social e incorpora principios para la formación en la autonomía como
fundamento del espíritu científico. La investigación para promover el desarrollo de las ciencias y
orientar a generar conocimientos y la formación de investigadores son establecidos como
objetivos científicos de la educación superior en las modalidades de educación técnica,
tecnológica, universitaria y avanzada. Finalmente, este Decreto fija la responsabilidad social de
la educación superior para la solución de los problemas de la sociedad mediante la aplicación
214
Miryan Henao establece entre los fines y valores de las Universidades oficiales y privadas producto del
Decreto 277 de 1958 (que define el contenido de los estatutos orgánicos de las Universidades en la década de
1960 a 1970), tres categorías: la educativa, la científica y la colaborativa. El 23 % de Universidades públicas se
trazan fines educativos frente a un 36% de las privadas. Un 61% de las públicas se trazan fines científicos
frente a un 5% de la privada. Como fines colaborativos, que tiene por objeto la solución de problemas del país
se establecen un 45 % de Universidades públicas frente aun 41. 5 % de Universidades privadas. Henao Miryan,
Op. Cit, cuadro p. 184.
215
Miryan Henao, determina ciertas características modernizantes del Decreto-Ley 80 de 1980 como política
pública, pues para ella se alcanzó hacer una consulta previa dentro del ICFES y la Universidad Nacional que
recogió elementos para el establecimiento del Decreto. En los últimos meses de 1978 y ante la perspectiva
próxima de la ley de facultad extraordinaria para reformar la educación superior, el Gobierno Nacional integra
Comités operativos en el ICFES y en la Universidad Nacional de Colombia; grupos humanos de la más alta
calidad, experiencia y dominio en los temas de la educación superior. Al primero se le encargó la elaboración de
un modelo colombiano para la educación superior. Al segundo se le encargó diseñar un nuevo régimen
orgánico para la Universidad Nacional, institución que por tradición siempre ha contado con su propia
legislación. El resultado final de esa primera etapa de labores fue el documento titulado “Hacia un sistema de
educación post-secundado para Colombia” documento de amplio contenido conceptual, alrededor del cual se
llevó a cabo un extenso debate nacional en el cual tuvieron la oportunidad de participar, expresar sus opiniones
y ser oídas, por quienes tenían la tarea de perfilar la nueva legislación. Ibíd., p. 185.
Para Miryan Henao, la principal falencia de esta ley fue que el carácter científico quedó
relegado para la última etapa de formación profesional.
La Ley 30 considera que la formación de investigadores es una actividad que sólo se realiza en
el doctorado y no planteada como un elemento constitutivo integral de los procesos de
formación del individuo, es seguir dentro de los parámetros heredados que privilegian el
conocimiento transmitido sobre el conocimiento producido. Al privilegiar la Ley 30 lo
profesionalizante sobre lo académico, invierte el sendero emprendido desde la década anterior,
y resucita las concepciones que prevalecen en la década de los años sesenta, en las que los
fines de la educación superior mantienen la tradición profesionalizante heredada de la
Universidad napoleónica217.
216
Ibíd., p. 188.
217
Ibíd., p. 191.
Su análisis no tuvo en cuenta por ejemplo el Decreto 1297 de 1964, que apunta por
primera vez al reconocimiento del sistema de la educación superior, definiendo entre sus
componentes no sólo las Universidades estatales y privadas, sino también otras instituciones
de educación superior que no llegan al rango de Universidad. Decreto que nace como
producto de la presión del sector privado que percibe a la educación superior como un
negocio rentable. Lo que ocasiona una venta de títulos; aspecto que se convertirá en la
principal consecuencia del decreto que implica la baja calidad de la educación superior y su
tendencia a la nivelación por lo bajo en los inicios de los años setenta. Además de esto, la
reconocida anarquización y proliferación de Universidades privadas218.
La relación del Decreto 1297 de 1964, con el Decreto-Ley 080 de 1980 es directa, pues
ambos apuntan a una visión de educación post-secundaria, el primero la anarquiza y
desordena, el segundo de manera fallida tiene por objeto controlarla y meterla en cintura. En
el Decreto 080 título II, se definen cuatro modalidades de educación superior y reglamenta
sus respectivos títulos:
218
Según Aline Helg “En 1980 Colombia es uno de los países en el mundo con mayor número de
universidades: contaba con 201 instituciones de Educación Superior. 56 eran oficiales (28%) y 142 eran
privadas (72%). 122 estaban registradas por el ICFES y las restantes casi todas instituciones privadas, no
tenían reconocimiento oficial. El número de estudiantes matriculados alcanzaba a 303.056, de los cuales
128.196(42%) estudiaban en planteles oficiales y 174.860(58%) en privados”. Aline Helg, “La educación en
Colombia 1958-1980”, en Nueva Historia de Colombia, Bogotá, Planeta, vol. iv, p. 138.
219
Ricardo Lucio y Mariana Serrano, Op. Cit., p. 188.
articular la formación un poco más adelantada que ofrece el SENA y otros institutos de
formación profesional, con la educación superior.
2. La Formación Tecnológica. La modalidad tiene por objetivo sistematizar y legitimar
carreras ofrecidas por los institutos técnicos, las llamadas comúnmente carreras
intermedias o carreras cortas, que en los últimos años se habían multiplicado en el país.
3. La formación Universitaria propiamente dicha se caracteriza por su amplio contenido
social y humanístico y por su énfasis en la amplia formación humanística e investigativa.
Se le asignan entonces dos rasgos fundamentales: la combinación de investigación y
docencia, por un lado, y la interdisciplinariedad, por el otro, requerida por la
combinación de lo humanístico social con lo científico. Para los egresados de las
facultades de educación se estandariza el titulo de licenciado. Se abre la posibilidad
para que las instituciones dividan la formación universitaria en dos ciclos, equiparando
el primero a la formación tecnológica.
4.La Formación Avanzada, definida como el máximo nivel de la educación superior se
orienta en dos direcciones: la especialización y la investigación. Con la posibilidad de
tipo investigativo se 0pta definitivamente por estructurar la carrera académica en tres
niveles (grado, maestría y doctorado), a semejanza del modo angloamericano Bachelor,
Master, Ph.D.) frente a otros modelos, el alemán por ejemplo que sólo se estructura en
dos220.
El Decreto 080 da un gran paso al retomar la iniciativa estatal, perdida desde hacía dos
décadas, en el fomento y la organización de la educación superior. La ley busca crear un
flujo de información académica entre todas las instancias, la jeraquización de las
instituciones y el marco normativo común para éstas. Sin embargo, lo que no logró fue
controlar el crecimiento y la calidad de las instituciones de educación superior para esta
década; en este mismo sentido sus objetivos modernizantes que promulgaban una
Universidad con carácter investigativo y con extensión a la nación se quedaron solamente en
buenas intenciones.
Una segunda política educativa de tipo gubernamental, que afectó de manera negativa a
la Universidad estatal y que se sale de esa visión lineal, es la emanada de la reforma
constitucional de Carlos Lleras Restrepo en 1968. Reforma que se expresa en el Decreto
3157, y que parece tiene un antecedente personal en el año 64, cuando siendo candidato
presidencial Carlos Lleras, los estudiantes de la Universidad Nacional de Bogotá lo retienen
por algunas horas en protesta por el supuesto apoyo institucional de la Universidad hacia su
candidatura. Recuerdo ingrato que unido a la agitación estudiantil de finales de la década,
hace que Lleras en su reforma establezca un control directo sobre la Universidad por medio
del libre nombramiento y remoción de las directivas del sector educativo. Para este fin
estableció que:
son agentes directos del presidente de la República, de su libre nombramiento y remoción los
ministros, los jefes de departamento administrativos y los gerentes de los establecimientos
públicos nacionales. Las Universidades estatales nacionales, consideradas por ley como
establecimientos públicos, quedaron así como meros apéndices del ejecutivo, perdiendo todo
tipo de autonomía lograda hasta el momento221.
220
Ibíd, p.196.
221
Ibíd., p. 32
El Decreto de 1968 fue nefasto en términos de orden público para las Universidades
oficiales, pues acompañado a éste vendría la presencia de los “rectores policías”, que al
depender directamente del ejecutivo abandonaron su función académica y administrativa, y
pasaron a ser agentes de control del orden público. Se originan así: las tomas por parte de
los militares a las Universidades públicas y el cierre de ellas, y de algunas de las privadas.
La Ley 30 de 1992, conocida como la nueva Ley de Educación Superior, vino a corregir
ciertos conflictos heredados del Frente Nacional en cuanto a una concepción moderna de
autonomía, diferente a la concebida en el año de 1968. La actual autonomía trasciende no
sólo dentro del tipo de autoridades que rigen a las instituciones, sino se extiende a los
espacios académicos, administrativos y de financiamiento.
Por último, es de anotar que posterior a Ley 30 de 1992, de conformidad al artículo 113 de
la Ley 115 de 1994 conocida como Ley General de Educación, nace el Decreto 272 de 1998,
el cual certifica que los programas académicos de pregrado y de posgrado para la formación
de educadores deben cumplir con requisitos mínimos para la creación y funcionamiento de
dichos programas. Es así como nuevamente se busca meter en cintura la anarquización de
la educación superior que vivimos desde el Frente Nacional por medio del Decreto 1297 de
1964. El sector privado observó mediante este decreto que la creación de facultades de
educación y las carreras que ellas ofrecían, además de ser una buena oferta laboral en esos
años, no demandaban mayor infraestructura, ni gastos excesivos en docentes altamente
especializados.
La falta de liderazgo del Estado en estos cuarenta años originó el desorden y la anarquía
en la educación superior, siendo afectadas de manera directa las facultades de educación,
que desde la década del setenta se han nivelado por lo bajo. Tema que obligaría a la
realización de otro ensayo de este tipo. Lo importante es recalcar que el país a comienzos
del nuevo milenio aún sigue dando palos de ciego en cuanto un verdadero control estatal en
la educación superior. En el país después de los múltiples decretos, normas y leyes, tenemos
al finalizar el siglo XX tres tipos de universidad: una tradicional con un mayor peso en lo
humanístico, donde se clasifican la mayoría de universidades públicas; una moderna y
tecnocrática liderada por el sector privado en dos o tres Universidades; y una educación
superior masificada y de baja calidad, con la nefasta concepción credencialista en la forma
como otorga los títulos. Esto de acuerdo a la nueva visión burocratizada del Estado moderno,
que cada día exige más credenciales sin tener en cuenta el origen y la calidad de las mismas
para la asignación de puestos laborales.
En toda esta discusión de crítica hecha al Estado también tiene gran responsabilidad la
Universidad como actor institucional, pues nunca ha pensado de manera seria estos
problemas, ni ha logrado ser agente autónomo y modernizante de su realidad, rompiendo
con sus diferencias; por un lado tradicionales y en menor medida secularizadas y modernas.
La Universidad con todos sus problemas es una institución tradicional, que se resiste a
cualquier tipo de cambio. Como lo observamos, las grandes reformas siempre han venido de
afuera de la institución por un Estado que no ha sido el más claro. La Universidad moderna
¿Estamos preparados los docentes, estudiantes y directivos universitarios para afrontar los
cambios en el proceso educativo que ya estamos viviendo?
Vale la pena recapacitar sobre este tema porque así como la ciencia avanza todos los
días, la educación media y universitaria también. El desarrollo tecnológico permite que este
avance sea más rápido y con información actual, porque desde nuestro lugar de trabajo o
desde nuestra misma casa podemos acceder a los últimos conocimientos tanto en el campo
científico como educativo, de negocios o de la misma tecnología.
En la época actual, los jóvenes han cambiado sus formas de vivir, pensar e incluso de
estudiar; son más descomplicados, quieren aprender obteniendo información lo más rápido
posible, sus herramientas de trabajo son tecnificadas, como el computador, sus medios de
comunicación escrita en muchos casos son electrónicos, su aprendizaje trata de estar acorde
con el avance tecnológico, dependiendo si la universidad o el colegio le brinda los medios
apropiados para desempeñarse en este campo.
Por otro lado, los estudiantes ya están llevando ventaja a sus maestros, con respecto a la
utilización de los medios electrónicos, lo que lleva a que nosotros los docentes o nos
actualizamos con el uso de estas herramientas modernas de trabajo o estamos destinados al
retiro forzoso de la educación más temprano que tarde.
Según el doctor Carlos Enrique Cruz Limón, Rector de la Universidad Virtual del Instituto
Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), México, el manejo de las nuevas
tecnologías en el modelo virtual requieren especial cuidado por parte de los técnicos y
pedagogos que intentan incorporar esos conceptos al complicado trabajo de educar. La
tecnología, por su carácter mecánico, debe adecuarse al sistema cultural en el que va a
222
Profesor de tiempo completo del Instituto Pedagógico Nacional. Licenciado en biología y química de la
Universidad Pedagógica Nacional. Magíster en Docencia Universitaria U.R. E-mail: <fwilches@hotmail.com>
El astronauta y su equipo, en este caso, representan para nosotros los satélites, internet y las
redes computacionales; el caballo vendría siendo la representación de los modelos
educativos que estamos usando, es decir, modelos educativos de antaño.
Lo triste de la historia es que desde el siglo XV no se han renovado mucho esos dos
modelos de aprendizaje, la parte instruccional y la de estudio siguen siendo los modelos
tradicionales, no exclusivos pero sí dominantes, centrados en el profesor y centrados en el
alumno. Y cuando intentamos aplicar tecnología a esos modelos, la combinación que resulta
no es funcional, pareciera que las universidades no han evolucionado, los sistemas
educativos se han estancado.
Hoy, al inicio del siglo XXI, está surgiendo un cambio trascendental en la educación con la
ayuda de las telecomunicaciones y los satélites, el modelo educativo evolucionará a un nivel
que se conoce con el nombre de colaborativo: modelo en función de las ideas compartidas
en grupos de discusión.
Llegó el momento en que los alumnos pueden trabajar colaborativamente con colegas de
todo el planeta. Esta es la experiencia más enriquecedora que experimentan los alumnos de
la Universidad Virtual.
virtual. El trabajo inicial del doctor Sutherland fue básico para investigaciones subsecuentes
en este terreno.
Interacción, porque el mundo sintetizado no es estático sino que responde a las órdenes
del usuario como gestos, voces, etc. Lo anterior sucede en un tiempo real puesto que el
ordenador es capaz de detectar las entradas efectuadas por el usuario y reaccionar a ellas
modificando instantáneamente el mundo virtual.
La era de la información
La posibilidad que ofrece este avance tecnológico de convertir la Tierra en la aldea global
a la que se refería Mc Luhan en los años setenta ha dejado de ser una visión para
transformarse en una realidad debido al uso de una mezcla de recursos: tecnología satelital,
multimedios, televisión interactiva, bancos de información y la posibilidad de conectar todo
ello a través de la red mundial de computadoras, constituyendo de este modo el inicio de la
supercarretera de la información.
Pocas generaciones como ésta han podido ver y participar en un avance tecnológico tan
acelerado. “Durante toda la historia humana hasta este siglo, la rapidez del cambio social fue
muy lenta; tan lenta, que podía pasar inadvertida en el transcurso de la vida de una persona.
Esto ya no sucede. La dinámica de la rapidez ha cambiado tanto que nuestra imaginación no
se mantiene a su paso” (Snow en Ackoff, 1995; pág. 5).
Esta velocidad del cambio plantea que para obtener éxito en el futuro debe desarrollarse
una nueva habilidad llamada plasticidad, la cual se refiere a “la habilidad de ajustarnos y
aprender” con esa misma rapidez, a los cambios que experimenta la vida en general
(Stewart, 1993; pág. 77).
Gates (Op. Cit.) se refiere a la posibilidad no muy remota de tener acceso a todo tipo de
información a través de la red mediante dispositivos portátiles que permitirán a los usuarios
conocer desde el estado del clima y el menú de cualquier restaurante hasta los
congestionamientos viales que se registren en cualquier ruta que se seleccione.
En ese momento, la vida cotidiana será distinta. Verity (1994) pronostica que nos
sentaremos en nuestra casa y navegaremos a través de la red entre cientos de shows de
televisión especializados, bancos de datos e ilimitados centros comerciales electrónicos.
Aunque esto ya es posible para algunos estratos sociales, tiende a convertirse en un recurso
cada vez más popular y accesible, tal y como ha sucedido con la mayoría de las tecnologías;
su costo durante la etapa de implantación es relativamente alto y sólo disponible para las
élites, pero conforme se produce masivamente disminuye su precio al público y se convierte
en un artículo más accesible.
Los medios han servido como apoyo de los procesos educativos, no sólo en la época
moderna, sino en época anterior al renacimiento, desde la invención misma del libro, y con la
utilización de la tiza y el tablero. Con la aparición de los computadores personalizados, ahora
los medios son más sofisticados y ya los “multimedios” y los “instrumentos de educación
virtual” han superado ampliamente la radio y la televisión, que hace 20 años se consideraban
innovaciones de amplia influencia. Con el crecimiento del ciberespacio la pregunta crucial
que se formula es si los medios llegarán a suplir a los maestros, y hasta qué punto las
nuevas instituciones educativas que se diseñen necesitarán de nuevos roles por parte de los
agentes educativos que en ellas trabajen (Bernal, 1997).
La educación ha sido uno de los sectores junto con el del entretenimiento en donde mayor
impacto han tenido las nuevas tecnologías de la comunicación, tal vez porque educación es
comunicación y comunicación es cultura (Casarini, 1996). Sin embargo, antes de entrar en el
análisis de esas repercusiones es necesario partir de la clarificación de los conceptos
involucrados, iniciando por lo que se refiere a tecnología.
De acuerdo con Domínguez (1993), para ser considerado tecnología es necesario que un
producto posea el potencial de impactar en los sistemas, operaciones y procedimientos ya
establecidos. “La tecnología de información consiste en múltiples tecnologías que dan apoyo
a un extenso espectro de aplicaciones, tales como procesamiento de información y
comunicaciones” (Domínguez, 1993; pág. 1).
Al referirse a las telecomunicaciones, James Martin (en Domínguez, 1993; pág. 10) las
describe como cualquier proceso que permite el paso de información cuya salida sea fácil de
utilizar como reportes impresos, películas fijas o en movimiento, señales audibles o visibles,
por medio de algún sistema electromagnético (transmisión eléctrica por alambre, radio,
transmisión óptica, ondas guiadas, etc.) incluyendo telegrafía, telefonía, videotelefonía o
transmisión de datos.
Los efectos de estas innovaciones tecnológicas se han sentido en todos los ámbitos de la
vida, desde los procesos de producción de las empresas hasta los servicios públicos, y la
educación no ha sido la excepción.
De acuerdo con Harasim (1995) las direcciones positivas que se vislumbran sobre la
tecnología, las instituciones y las personas involucradas en estas comunidades de
aprendizaje son las siguientes:
Se trata, en suma, de formar generaciones con juicio crítico “que den sentido a los muchos
cambios tecnológicos, políticos, biogenéticos, de información y sociales que nos esperan en
las décadas por venir” (Op. Cit., pág. 13).
Bien, después de hacer esta breve reseña del estado del arte en la aplicación de la
tecnología en la educación, sólo resta preguntarnos si de verdad ya es hora de empezar ese
cambio de paradigma al cual muchas veces le tenemos miedo porque creemos que eso ya le
corresponde a las nuevas generaciones.
q Sistema educativo
q Proceso de enseñanza aprendizaje
q Profesor
q Infraestructura educativa
Espero que la investigación que estoy realizando contribuya para que la Universidad
Pedagógica siga adelante y con esos buenos ánimos de cambio que nuestras directivas
quieren.
BIBLIOGRAFIA
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Universidad Virtual, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
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de América.
Verity, John W. (1994). “Truck Lanes for the Info Highway”. Business Week. Abril. Estados
Unidos de América.
RESEÑA
En una época en que se pregona el fin de las utopías, plantear la utopía de los PEI resulta un
ejercicio estimulante para poner a prueba la capacidad de las prácticas pedagógicas en la
construcción de proyectos colectivos, utilizando para esto el horizonte histórico como un
proyecto de futuro, es decir, como un campo de opciones con las cuales construirlo.
En este proceso de definición del ideal de formación, producto del diálogo entre a
generación que educa y la generación joven, se convierte en el elemento medular para
definir los fines de la educación. El conjunto de valores que se exprese en el ideal de
formación debería mostrar las potencialidades de un momento histórico determinado, a partir
de situaciones concretas, tal como las que se viven en cada institución.
*
Reseña de La Utopía de los PEI el laberinto escolar de Rafael Ávila y Marina Camargo (Bogotá: Colciencias-
UPN-Antropos, 1999).
**
Profesor Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional.
Desde el punto de vista de una lógica procedimental, esta forma de llegar a los acuerdos
razonados puede prestar un valioso recurso para avanzar en la construcción de una
Realpolitik de la razón y propiciar así la comunicación y participación en la toma de
decisiones, que permita superar los escollos de las propuestas de tono moralista del diálogo
racional, o del nihilismo antirracionalista.
La investigación
Por el contrario, como lo muestra este estudio, el diseño cualitativo es tanto o más riguroso
que la utilización de escalas de medición, o de la aplicación de pruebas estadísticas a
hipótesis operacionalizadas. La capacidad de los investigadores para mantener los
propósitos y aplicar los instrumentos de una investigación cualitativa, exige una preparación
conceptual sólida que permita la construcción de un objeto de estudio susceptible de ser
conocida por medio del análisis de las interacciones mediadas por el lenguaje.
En esas condiciones suele aparecer la pobreza conceptual, por la que algunos nóveles
investigadores se ven sumergidos en situaciones sociales consideradas como problemáticas,
de las cuales tratan de obtener registros verbales a toda costa, sin tener en cuenta o
menospreciando la función de las estructuras, los campos o los sistemas en que se
desarrolla la vida cotidiana.
Este estudio de los PEI muestra cuán importantes y necesarios son los elementos
conceptuales, por ejemplo, en lo atinente a los fenómenos relacionados con la cultura en
general, o de la cultura escolar en particular, temática que demanda un notable esfuerzo de
precisión, más aún con una noción polisémica que pertenece tanto al lenguaje natural o
étnico, como a los metalenguajes de las disciplinas especializadas de las ciencias sociales.
Otro elemento que merece subrayarse en esta investigación está relacionado con la
cooperación entre la Academia y la Administración. En este caso, es la mutua colaboración
entre la Universidad con sus intereses académicos en conocer y contribuir a la
transformación de la realidad educativa, junto a la Administración Distrital que dispone de
diversos recursos, pero sobre todo recursos organizacionales para permitir que una
experiencia de esta naturaleza se lleve a cabo. Los beneficios mutuos podrán ser mayores
en la medida en que se amplíe el margen de confianza y cooperación entre las partes, de
cara a la obtención de los objetivos comunes.
De este tipo de cooperación la meta no puede ser otra que la definición y ajuste de
políticas públicas hacia el sector educativo, en términos tales que los hallazgos de las
investigaciones se incorporen a la vida institucional. El propósito debe ser que los resultados
de aquellos trabajos arduos y bien dirigidos, muestra de los cuales es esta investigación,
permita —parafraseando al escritor U. Eco a través de su personaje Guillermo de
Baskerville—, que quizá allí donde el itinerario de las inscripciones nos confunde, el de los
libros, en cambio, nos proporcione una regla de orientación en el laberinto escolar.