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INSTITUTO TECNOLÓGICO

NACIONAL DE MÉXICO
INSTITUTO TECNOLÓGICO DE TEPIC
PRODUCTO
INTERNO BRUTO
EN MÉXICO
INGENIERÍA EN SISTEMAS
COMPUTACIONALES
DESARROLLO SUSTENTABLE

INTEGRANTES
SANDRA LIZBETH ESPERANZA
MACHUCA
ÁNGEL DE JESÚS JAUREGUI RUÍZ
JESÚS PARRA GARCÍA

TEPIC NAYARIT, LUNES 14 DE DICIEMBRE DEL 2020


ÍNDICE

TÍTULO PÁGINA

INTRODUCCIÓN 01

DESARROLLO 02

CONCLUSIONES 19

BIBLIOGRAFÍAS 23
PRODUCTO INTERNO BRUTO (PIB) EN MÉXICO

INTRODUCCIÓN

“El precio es lo que pagas, el valor es lo que recibes” (Warren


Buffett)

Para hacer un diagnóstico de la economía de una nación, los analistas toman


en consideración el Producto Interno Bruto de la misma. El PIB, que en
México, según cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI)
creció 0.1 por ciento en el primer trimestre de 2019, es el valor total de los
bienes y servicios finales producidos por un país durante un tiempo definido.
Cabe mencionar que los llamados bienes finales son aquellos productos y
servicios que el consumidor o habitante compra, lo que significa que a mayor
PIB, mayor crecimiento de la economía del país en el cual se hace la
medición. Sí la economía mexicana crece, la productividad interna se
incrementa y para los analistas esta es una buena señal pues “hay mayores
probabilidades de encontrar un trabajo o que se nos aumente el sueldo”. Por
su parte, las empresas utilizan el pronóstico del PIB para evaluar la situación
económica de un país y evaluar la expansión o contracción de sus
actividades, inversiones, empleos, etcétera. La página de la Secretaría de
Economía, Economía para Todos, detalla que el PIB también funciona para
tener idea de cómo se comportarán los precios y las tasas de interés en un
futuro. En cuanto al resto del mundo, le envía señales para saber si es
oportuno invertir en nuestro país. En la presente investigación se muestra la
importancia del PIB en México, así cómo algunos datos y demás.

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DESARROLLO

A lo largo de la historia, la economía mexicana ha experimentado una gran


diversidad de hechos que dan como resultado periodos de carencia y de
crecimiento económico. En el periodo del ex presidente Porfirio Díaz, México
experimentó una etapa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), la
inversión extranjera emigró y se desarrolló el sistema ferroviario, recuperando
así la confianza en el país e impulsando su progreso; sin embargo, la
represión política, el fraude y la desigualdad del ingreso, produjeron la
revolución mexicana, la transformación radical de la estructura política y la
inestabilidad económica. Krauze (1987, 110- 113p.). De acuerdo con Lusting
(1994) años más tarde, entre 1930 y 1970, fue una época denominada como
el “Milagro Económico”, etapa caracterizada por el crecimiento económico
acelerado, producido por la implementación del modelo “Industrialización con
la Substitución de Importaciones” (ISI), el cual protegía y promovía el
desarrollo de la industria nacional. El sistema ISI profundizó en el gobierno de
Ruíz Cortines, ya que se originó un mercado protegido por barreras
arancelarias, trayendo como consecuencia un incremento del PIB de 21.5%.
En la década de 1970, el país se enfrentó a una posible recesión económica.
De acuerdo con Ramales-Osorio (2003), ante este hecho los ex presidentes
Echeverría y López Portillo, trataron de reavivar la economía del país
introduciendo el desarrollo social en sus políticas, pero al mismo tiempo
teniendo un mayor gasto público, dicho hecho requirió que el gobierno
aceptara préstamos de los mercados internacionales. El gran endeudamiento
del país trajo consigo consecuencias como las devaluaciones en el periodo
de De La Madrid en 1982, llegando a obtener una inflación de 159.7%, así
como también un incremento en el déficit público y el crédito interno. Esta
serie de acontecimientos provocó la pérdida del dinamismo de la economía,
el PIB retrocedió un 0.6% en 1982 y 4.2% en 1983. Ten (1992). Ramales-
Osorio (2005) dice que un gran avance para la economía mexicana fue la
apertura al comercio exterior por medio del Tratado de Libre Comercio con

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América del Norte (TLCAN) firmado en 1992 en el sexenio de Carlos Salinas
de Gortari, aunque fue hasta 1994 cuando entró en vigor. La estrategia del
TLCAN redujo la inflación en el país, aunque el crecimiento anual fue del
2.8%. En el mismo periodo el peso tuvo una sobrevaluación trayendo consigo
un déficit del PIB. Sin duda todos los eventos que ocurren dentro y fuera del
país afectan la economía mexicana, efecto reflejado en el PIB. El hecho más
reciente que afecta la economía mexicana es la recesión de Estados Unidos,
suceso que perjudica el crecimiento económico mundial. Hernández y Herrera
(2008) mencionan que el 2009 será un año marcado por diversas variables
que afectarán a los mexicanos, ya que el PIB del país depende de un 30% de
E.U representado por ventas directas de bienes y servicios. El desempleo se
ha incrementado cómo consecuencia de la recesión, además de la
disminución de las remesas que ingresan a México por la pérdida de empleo
de los mexicanos en el extranjero. Los hechos históricos económicos que ha
sufrido el país, proveen referencias para analizar lo que pasó y lo que puede
pasar en la economía mexicana. Es por esto que, la importancia de realizar
un estudio de la situación económica actual de México, radica en que los
sucesos actuales están afectando el PIB y con ello variables dependientes del
mismo, que a su vez repercuten a la población del país. Por lo tanto, el
objetivo principal de esta investigación es el de comprobar que existe una
relación estadísticamente significativa del PIB con el número de
establecimientos registrados en el IMSS, la población asalariada cotizante
permanente en el IMSS, el salario promedio diario de cotización del IMSS y
las remesas, con la finalidad de detectar si existe algún modelo estadístico
explicativo de los valores que han tomado las variables y, en la medida de lo
posible, ver si estos pueden ayudarnos a realizar una predicción en el futuro.
El PIB, Producto Interno Bruto, es la producción de bienes y servicios para
el consumo final, variable con la que se mide el crecimiento de la economía.
El que, según la cifra oportuna, el PIB haya ido decreciendo 2.4 por ciento
durante el primer trimestre de este año, comparado con el mismo periodo del
año anterior, quiere decir que la producción de satisfactores para el consumo

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final, entre enero y marzo de este año, resultó 2.4 por ciento menor, en
términos reales, descontado el efecto de la inflación, que el año pasado. Que
el PIB decrece es preocupante porque, si el problema económico de fondo es
la escasez (no todo alcanza para todos, menos en las cantidades que cada
uno quisiera, y mucho menos gratis), una de las condiciones que debe
cumplirse para minimizar es que se produzca lo más posible. ¿Cuál debe ser
la mínima tasa de crecimiento del PIB? La tasa de crecimiento demográfico,
para que el PIB por habitante se mantenga constante (de los males el menor).
Crecimiento demográfico: 1.0 por ciento. Crecimiento económico: menos 2.4
por ciento. Que el PIB decrece es preocupante porque de la producción
dependen los empleos (para producir alguien tiene que trabajar) y los
ingresos (a quien trabaja se le paga), de tal manera que si la producción
decrece, tarde o temprano, se perderán puestos de trabajo y fuentes de
ingreso. Directamente el PIB está relacionado con la producción de
satisfactores y, por lo tanto, con una de las condiciones para la satisfacción
de las necesidades. Indirectamente se relaciona con creación de empleos y
generación de ingresos. Ésa es la razón por la cual cuando los economistas
nos preguntan ¿cómo va la economía? una de las primeras respuestas que
damos es en función del comportamiento del PIB.
Dada la importancia del PIB es que preocupa que AMLO diga que
conceptos como PIB y crecimiento deben quedar en desuso y ser sustituidos
por conceptos como desarrollo y bienestar, como si se trata de lo uno o lo
otro y no de lo uno y lo otro. En México hay mediciones del crecimiento (el
PIB y el IGAE) y del bienestar por ejemplo: El Índice Progreso Social México,
@socprogressmx, sin olvidar que el bienestar, que depende de la cantidad,
calidad y variedad de los bienes y servicios de los que se disponga, depende
de la producción de esos satisfactores. Pretender dejar en desuso el PIB, una
de las variables más importantes para medir el desempeño de una economía,
equivale a pretender dejar en desuso, uno entre muchos posibles ejemplos, la
medición de la presión arterial en medicina. Grave error. Que el PIB, por
medir sólo producción, es una medición cuantitativa, sí. Nadie ha pretendido

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que sea algo más, lo cual no quiere decir que, por esa razón, no sea muy útil
para medir el desempeño de la economía. Lo es, y mucho. En
macroeconomía, el producto interno bruto (PIB), conocido también como
producto bruto interno (PIB) y en España como producto interior bruto, es una
medida agregada que expresa el valor monetario de la producción de bienes
y servicios finales de un país durante un período normalmente, un año). Se
trata de la macro magnitud por antonomasia de la ciencia económica.
El PIB es usado como una medida del bienestar material de una sociedad
y es objeto de estudio de la macroeconomía. Su cálculo se encuadra dentro
de la contabilidad nacional. Para estimarlo, se emplean varios métodos
complementarios; tras el pertinente ajuste de los resultados obtenidos en los
mismos, al menos parcialmente resulta incluida en su cálculo la economía
sumergida.
Se compone de la actividad económica ilegal y de la llamada economía
informal o irregular actividad económica intrínsecamente lícita aunque oculta
para evitar el control administrativo. No obstante, existen limitaciones a su
uso. Además de los mencionados ajustes necesarios para la economía
informal o irregular, el impacto social o ecológico de diversas actividades.
Puede ser importante para lo que se esté estudiando, y no estar recogido en
el PIB. Existen diversas medidas alternativas al PIB que pueden ser más
útiles que esté para determinadas comparaciones y estudios. Magnitud flujo,
el PIB es una magnitud denominada flujo, que contabiliza sólo los bienes y
servicios producidos durante la etapa de estudio. El significado de flujo o
corriente se contrapone al de fondo o stock. El primero se refiere a un periodo
día, semana, mes, año, etc, que, además, debe expresarse de forma clara, si
bien en muchos casos ante su difusión y empleo generalizado, dicho periodo
puede sobreentender. Así, por ejemplo, los ingresos de una persona son una
corriente o flujo ya que hay que explicar el periodo en el que se han obtenido.
Por tanto las corrientes o flujos tienen una clara dimensión temporal. En el
lado opuesto, están los fondos o stocks que carecen de ella, aunque exista
una referencia a un punto del tiempo. El patrimonio de una persona sería un

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ejemplo de variable fondo. En la producción final, el PIB mide sólo la
producción final y no la denominada producción intermedia, para evitar así la
doble contabilización. Al hacer referencia a bienes y servicios finales se
quiere significar que no han de ser tenidos en cuenta aquellos bienes
elaborados en el periodo para su utilización como materia prima para la
fabricación de otros bienes y servicios. Por tanto, dentro de los bienes y
servicios finales incluimos aquellos producidos en el periodo que, por su
propia naturaleza. No se van a integrar en ningún otro proceso de producción,
así como aquellos otros bienes que no han llegado a integrarse en el proceso
productivo a final del ejercicio aunque estaban destinados a ello las
denominadas existencias finales. Valoración, el Producto Interno es el valor
total de la corriente de bienes y servicios finales. Al ser el Producto Interno un
agregado o suma total de numerosos componentes. Las unidades de medida
en que estos vienen expresados son heterogéneas toneladas, metros,
unidades, kilovatios hora, etc.. Para obtener un valor total, es preciso
transformarlos a términos homogéneos lo que se consigue dando valores
monetarios a los distintos bienes y servicios; el Producto Interno es pues, una
operación matemática de multiplicación en la que entran dos grandes
factores. Uno real, formado por las unidades físicas, bienes y servicios y el
otro monetario integrado por sus precios. De esta manera se concluye que un
país aumentaría su Producto Interno en un 10 por 100 simplemente por haber
crecido el nivel general de precios en ese porcentaje. Para evitar las
distorsiones que este fenómeno provoca en las comparaciones inter
temporales. Se recurre al PIB en términos reales al que no afectan las
modificaciones en los precios ya que las unidades físicas se valoran siempre
tomando como referencia los precios en un año base. Para hallar el PIB real,
se divide el PIB nominal por un índice de precios conocido con el nombre de
deflactor del PIB. PIB nominal, es el valor monetario de todos los bienes y
servicios que produce un país. Una economía a precios corrientes en el año
en que los bienes son producidos. Al estudiar la evolución del PIB a lo largo
del tiempo, en situaciones de inflación alta, un aumento substancial de

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precios, aún cuando la producción permanezca constante, puede dar como
resultado un aumento sustancial del PIB, motivado exclusivamente por el
aumento de los precios. El PIB real se define como el valor monetario de
todos los bienes y/o servicios producidos por un país o una economía
valorados a precios constantes, es decir valorados según los precios del año
que se toma como base o referencia en las comparaciones. Este cálculo se
lleva a cabo mediante el deflactor del PIB, según el índice de inflación . Las
macro magnitudes se utilizan para medir las operaciones y flujos que tienen
lugar en la economía de un país o una región determinada, lo que permite
tener una visión de conjunto de la economía de ese país. El PIB constituye la
magnitud económica de la que parten todas las demás o bien computando el
valor de los bienes con independencia del año de producción mediante los
precios de un cierto año. Existen otros tipos de macro magnitudes que se
obtienen a partir del PIB como el Producto Nacional Bruto, que difiere del PIB
en que solo considera la cantidad flujo de bienes y servicios producidos por
ciudadanos de un país, mientras que el PIB no tiene en consideración el
criterio de nacionalidad o la Renta Nacional que mide la remuneración de los
factores productivos de un país. El cálculo de valor monetario de los bienes
producidos, incluidos en el PIB, puede realizarse mediante dos formas
diferentes: según el costo de los factores, según los precios de mercado, la
valoración a precios de mercado se realiza incluyendo los impuestos
indirectos y las subvenciones a la explotación, mientras que la valoración a
coste de los factores no incluyen estas cantidades. La relación entre ambos
se obtiene restando al PIB valorado a precio de mercado, los impuestos
indirectos ligados a la producción (Ti) y sumándole las subvenciones a la
explotación (Su) y así se obtiene la valoración a coste de los factores. Simon
Kuznets (1901-1985), creador del sistema estadounidense unificado de
contabilidad nacional. Había trabajado en la relación entre crecimiento
económico y distribución de ingresos, fue el inventor del PIB, Producto interno
bruto. Sin embargo, el mismo Kuznets fue siempre muy crítico con la
pretensión de medir el bienestar exclusivamente sobre la base del ingreso per

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cápita derivado del PIB. En un discurso ante el congreso norteamericano en
1934 advertía que: Es muy difícil deducir el bienestar de una nación a partir
de su renta nacional (per cápita) Simon Kuznets, 1934. Sin embargo, sus
advertencias fueron ignoradas y tanto economistas como políticos siguieron
equiparando prosperidad y crecimiento del PIB per cápita. Así, años más
tarde en su declaración ante el congreso amplió sus críticas cuando declaró:
Hay que tener en cuenta las diferencias entre cantidad y calidad del
crecimiento, entre sus costes y sus beneficios y entre el plazo corto y el largo.
Los objetivos de "más" crecimiento deberían especificar de qué y para qué
Simon Kuznets, 1962 Kuznets y sus aportaciones en macroeconomía lo
llevaron a ganar el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en
memoria de Alfred Nobel o "Nobel". Se conoce como "Producto interno bruto"
a la suma de todos los bienes y servicios finales que produce un país o una
economía, tanto si han sido elaborados por empresas nacionales o
extranjeras dentro del territorio nacional, que se registran en un periodo
determinado (generalmente un año). Se trata de la macro magnitud por
antonomasia de la ciencia económica.
El consenso de los analistas consultados por el Banco de México (Banxico)
prevén una contracción de 9.82 por ciento de la economía del país para 2020.
En la encuesta anterior, estiman una caída de 9.97 por ciento. Para 2021, los
especialistas esperan que el Producto Interno Bruto (PIB) del país sea de
3.26 por ciento, dato mayor al estimado en la encuesta pasada, que fue de
3.01 por ciento. Por otra parte, según el análisis de septiembre del Banco
Central publicado este jueves, los encuestados esperan que la inflación llegue
a un nivel de 3.89 por ciento este año, mayor al 3.82 por ciento estimado en
el ejercicio de agosto.
Mientras que para 2021, consideran que esta se colocará en 3.57 por ciento,
dato menor al publicado en la encuesta anterior, que fue de 3.6 por ciento. En
cuanto al tipo de cambio, los analistas prevén que cierre el año en 22.14
pesos por dólar, menor a las 22.61 unidades previstas en mayo. Respecto a
2021, estiman que el cierre sea de 22.33 pesos por dólar. Esta encuesta fue

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recabada por el Banco de México entre 37 grupos de análisis y consultoría
económica del sector privado nacional y extranjero. Las respuestas se
recibieron entre el 24 y 29 de septiembre. La economía de México creció 12.1
por ciento en el tercer trimestre de 2020 en comparación con el trimestre
anterior, impulsada principalmente por las manufacturas, lo que confirma que
la demanda externa es el principal motor de la recuperación económica. Sin
embargo, con este rebote el Producto Interno Bruto (PIB) recuperó apenas el
60 por ciento del desplome registrado en el segundo trimestre, de 17 por
ciento, provocado por el cierre de las actividades productivas debido a la
pandemia, de acuerdo con las cifras revisadas del Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (Inegi) publicadas el jueves. El ‘rebote’ visto de la
economía entre julio y septiembre es el mejor avance trimestral en los
registros del Inegi y se da tras la peor contracción en la historia del país.
Como punto de comparación, la cifra más cercana a este dato es el
crecimiento de 3.2 por ciento del tercer trimestre de 2009, cuando la
economía mexicana se estaba recuperando de la crisis mundial de un año
antes. La cifra también representa, en la comparación trimestral, un alto a una
racha de cinco trimestres con contracciones, incluyendo el del periodo abril-
junio, cuando la economía cayó 17.1 por ciento por los efectos de las
medidas de confinamiento para combatir la propagación del COVID-19. En su
comparación anual, el PIB tuvo una contracción de 8.6 por ciento, según
datos del Inegi. A pesos constantes, el valor del PIB se ubicó en 16.9 billones
de pesos a precios constantes, un nivel similar al registrado seis años antes,
en el cuarto trimestre de 2014, de acuerdo con los registros del Inegi. En
tanto, el PIB per cápita subió 21 por ciento, luego de que se hundió 30 por
ciento en el segundo trimestre, pero se ubicó en 8 mil 221 dólares, un nivel
similar al reportado en 2009.
Los últimos pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI) apuntan a
que será hasta 2024 cuando la economía recupere los niveles registrados en
2019. El principal motor de la economía fue la industria manufacturera, que
repuntó 31.5 por ciento en el tercer trimestre, respecto al trimestre previo y

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aportó más de cuatro puntos al crecimiento, es decir, una tercera parte. Le
siguieron el comercio mayorista y minorista, con avances de 15.5 y 29.8 por
ciento, y su contribución al PIB fue de 3.6 puntos.
En la industria de la construcción el rebote fue de 21.8 por ciento, y en
conjunto, en el sector industrial el crecimiento fue de 21.7 por ciento; en el
sector servicios fue de 8.8 por ciento, y de 8.0 por ciento en el sector
agropecuario. Por el contrario, entre los más rezagados figuran los servicios
de esparcimiento y culturales (21 por ciento), y los servicios de alojamiento
temporal y preparación de alimentos (28 por ciento). “La recuperación se dio
en gran medida por impulso del sector externo; a pesar de que algunas
actividades del sector terciario se reactivaron todavía continúan debilitadas,
no hemos visto una recuperación en el hospedaje, preparación de alimentos y
bebidas, además la construcción se mantiene relativamente débil”, dijo
Ricardo Aguilar, economista en jefe de Invex, en una entrevista para el
Financiero Bloomberg. Indicó que la recuperación dependerá de lo que ocurra
con la pandemia, “hemos visto una aceleración en casos de esta enfermedad,
que podría generar algunos cierres en la actividad, lo que es un riesgo a la
baja. Por otro lado, un segundo paquete de estímulos fiscales en EU
indirectamente beneficiará a México sobre todo en las exportaciones de la
industria manufacturera”. “Las perspectivas de crecimiento del PIB real siguen
siendo poco alentadoras y, hasta ahora, la respuesta política ha sido
decepcionante, especialmente en el frente fiscal”, señaló Alberto Ramos,
economista en jefe para América Latina de Goldman Sachs.
James Salazar, subdirector de análisis económico para CiBanco, indicó
que un factor determinante para la recuperación será la vacuna, y mientras no
se tenga una cura no habrá una reapertura total, lo que implicaría que
muchas de las industrias no van a mejorar y difícilmente vamos a recuperar
los niveles que teníamos previos a la pandemia.
Es precisamente el desarrollo de la pandemia el punto a observar en el actual
trimestre para la economía mexicana, pues el regreso de más estados del
país a imponer medidas restrictivas de las actividades económicas no

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esenciales podrían frenar la recuperación. Datos como el del Índice Global de
la Actividad Económica (IGAE), que funciona como un ‘PIB mensual’,
muestran una desaceleración de la economía del país. Por otro lado, la cifra
de creación de empleo indica una recuperación, luego de que durante los
meses más duros del confinamiento se perdieran más de un millón de
puestos formales. En agosto pasado se crearon más de 92 mil empleos; en
septiembre, cerca de 114 mil, mientras que en octubre se registró un récord
histórico de 200 mil 641 empleos, esto según cifras del Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS). Con ello, en tres meses se han generado alrededor de
406 mil empleos. El consumo interno también puede ayudar a sostener la
recuperación económica, con eventos como El Buen Fin, el programa de
ventas que en este año se extendió de cuatro a 12 días.
La expectativa de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio,
Servicios y Turismo (Concanaco-Servytur) era igualar las ventas de 118 mil
millones de pesos de 2019. De acuerdo con la Procuraduría Federal del
Consumidor (Profeco), ese monto no solo fue igualado, sino superado aunque
los datos finales aún no han sido confirmados. Sin embargo, esta inercia
puede verse frenada por el avance de la pandemia en el país. Chihuahua y
Durango regresaron al rojo, el nivel de alerta máximo, en el semáforo de
riesgo epidemiológico por COVID-19, y otras seis entidades (Aguascalientes,
la Ciudad de México, Coahuila, Querétaro, Nuevo León y Zacatecas) están
cerca de pasar a ese fase, informó la Secretaría de Salud el viernes pasado.
De acuerdo con las autoridades sanitarias, en semáforo rojo solo se permiten
las actividades económicas esenciales, una disposición vista durante la
Jornada Nacional de Sana Distancia. No obstante, una noticia que podría
sostener la recuperación de la economía mexicana sería el inicio de
campañas de vacunación contra el nuevo coronavirus. Esa posibilidad quedó
abierta con la publicación de resultados de Pfizer, una compañía con la cual
el Gobierno de México tiene un acuerdo de pre compra por hasta 34.4
millones de vacunas de su régimen de dos dosis por persona. La
farmaceútica ya solicitó la autorización de emergencia de su inyección, que

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tiene una eficacia de 95 por ciento, a la Administración de Alimentos y
Medicamentos de Estados Unidos, cuya decisión se podría conocer el
próximo 10 de diciembre. Al hablar de Pfizer, Marcelo Ebrard, secretario de
Relaciones Exteriores, explicó el martes que el inicio de la vacunación en
México “es inminente” y señaló que las dosis de la farmacéutica podrían
llegar al país en un plazo de cinco días. La economía mexicana ha
comenzado su proceso de reactivación a paso lento e insuficiente. En el
tercer trimestre del año, el Producto Interno Bruto (PIB) registró un rebote de
12%, de acuerdo a las cifras oportunas del INEGI dadas a conocer este
viernes. La cifra contrasta con el desplome histórico de -17% que tuvo la
actividad productiva en el periodo abril-junio del año debido al cierre de la
economía por temor a la propagación del coronavirus. "Este efecto rebote no
ha sido suficiente para resarcir la caída histórica del segundo trimestre, pues
de hecho, en el tercer trimestre todavía se sigue mostrando una caída anual
(es decir respecto al mismo trimestre del año pasado )", dijo la directora de
Análisis Económico y Financiero de Banco Base, Gabriela Siller, en un
reporte. En el tercer trimestre del año, las actividades primarias, secundarias
y terciarias avanzaron 7.4%, 22% y 8.6%, respectivamente frente a los tres
meses previos, detalló el INEGI. Pese al rebote estimado para el periodo julio-
septiembre, la economía mexicana tendrá su segunda recesión más profunda
del último siglo, con una contracción anual cercana al 9%.
Si se compara con el tercer trimestre del año pasado, el PIB tuvo un
desplome de 8.6%, con lo que hiló su sexto trimestre consecutivo con caídas,
algo que no se veía desde 1983. Gabriela Siller consideró "altamente
probable" que bajo esta comparativa la economía tenga otra contracción en
los últimos tres meses del año. "La economía de México confirma, una vez
más, su alta dependencia de la de Estados Unidos", dijo en un reporte Alfredo
Coutiño, director de análisis para América Latina de Moody's Analytics. "El
fuerte rebote del tercer trimestre fue impulsado por la reactivación
estadounidense", añadió. Para Grupo Financiero Monex la economía muestra
una "notoria recuperación", aunque la magnitud de la variación actual sigue

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siendo "descomunal e incluso equivale a lo observado en los momentos más
críticos de la crisis financiera de 2009". BBVA México estima que el mercado
laboral verá una recuperación hasta finales del 2023 e inicios del 2024, ya
que en este 2020 se perderán cerca de un millón de empleos formales, pero
que habrá una creación de 349,000 plazas en 2021. El país tiene la
oportunidad de elaborar un programa estratégico de reactivación económica
que le permita iniciar el proceso de recuperación a través de un Gran Acuerdo
Nacional, destacó en un reporte José Luis de la Cruz, director general del
Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
"México enfrenta su mayor desafío en casi un siglo, el mejor camino para
superarlo es a través de un Acuerdo Nacional que permita evitar que los
efectos de la recesión perduren y se asocian a los rezagos de pobreza,
precarización del mercado laboral, bajo crecimiento económico y
productividad que conformaron un círculo vicioso que limitó el desarrollo
social del país en las últimas décadas", dijo. El enfoque macroeconómico
exige la definición y medición de ciertos agregados que permiten obtener una
visión global de la economía. La medición de la actividad económica solo ha
sido posible gracias a la Contabilidad Nacional la cual ofrece la imagen de la
economía de un país. Las transacciones entre los diferentes agentes
económicos se registran en la contabilidad nacional. Esta define y relaciona
los agregados económicos y mide el valor de los mismos. La Contabilidad
Nacional se estudia por dos razones. En primer lugar, constituye la estructura
de nuestros modelos macroeconómicos. La producción se divide de dos
formas. Desde el punto de vista de la producción, esta se reparte entre el
trabajo en forma de salarios y el capital en forma de intereses y dividendos.
Desde el punto de vista de la demanda, la producción se consume o se
invierte con vistas al futuro. La división de la producción constituye el marco
para estudiar el crecimiento y la oferta agregada. La división de la renta en
consumo, inversión, etc. desde el punto de vista de la demanda, constituye el
marco para estudiar la demanda agregada. Las cuentas realizadas desde
ambos puntos de vista tienen que ser necesariamente iguales en condiciones

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de equilibrio. Además de analizar la producción real, la contabilidad nacional
proporciona indicadores de nivel general de precios, que constituyen la base
de nuestros análisis de inflación. La segunda razón por la que se estudia la
contabilidad nacional es para obtener unas cuantas cifras aproximadas que
nos ayuden a caracterizar una economía. De los distintos agregados que
recoge la Contabilidad Nacional, el más significativo es el Producto Interno
Bruto (PIB) pues es la suma del valor de todos los bienes y servicios finales
producidos en un país durante un determinado periodo. Como el producto
interior se refiere a la producción dentro del país, e incluye los productos
finales, esto es, la suma de los valores añadidos en cada escalón de la
cadena productiva deducidos los consumos intermedios a fin de evitar la
doble contabilización; y como es bruto, no se deducen las amortizaciones. El
Producto Interno Bruto es utilizado como una medida indicativa de la riqueza
generada por un país durante un periodo de tiempo (un año, un trimestre, u
otra medida de tiempo); sin embargo, no mide la riqueza total con que cuenta
el país. También se usa para comparar el nivel de bienestar entre países. En
principio un mayor PIB induce a pensar en un mayor bienestar, no obstante,
para tratar de reflejar de mejor manera el bienestar debe ser relacionado con
la población del país, de esta manera se obtiene una medida de PIB por
habitante, lo que se conoce como PIB per cápita. En general, los países con
un alto nivel de PIB per cápita tienen mayor nivel de desarrollo económico.
Reuters.- La economía de México habría crecido en el tercer trimestre
después de la reapertura de actividades productivas que estuvieron cerradas
por el confinamiento que obligó la pandemia de coronavirus en el país, mostró
el lunes un sondeo de Reuters. La mediana de los pronósticos de 13 analistas
estimó un alza trimestral entre julio y septiembre de un 12.0% para el
Producto Interno Bruto (PIB), frente al desplome histórico del 17.1% en el
segundo trimestre, según cifras desestacionalizadas. Entre abril y mayo, la
mayoría de las actividades productivas y sociales fueron suspendidas en el
país debido a las restricciones impuestas por el gobierno, lo que aún
mantiene afectada a la segunda mayor economía de América Latina. “La

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reactivación económica empezó desde la segunda mitad de mayo y ha
avanzado gradualmente conforme nuevas actividades se han sumado a la
reapertura. Ésto junto con el fuerte impulso dado por el mercado
estadounidense a las exportaciones mexicanas”, dijo a Reuters Alfredo
Coutiño, director de análisis para América Latina de Moody’s Analytics. A tasa
interanual, el PIB habría registrado una contracción del 8.7% en el tercer
trimestre, frente a la caída histórica de un 18.7% del trimestre previo, según el
sondeo. Según otra encuesta similar publicada por Reuters la semana
pasada, el mercado espera una contracción económica de un 9.9% en este
año, frente al descenso del 9.0% proyectado en julio. “Para todo el año, la
economía mexicana no escapa de la segunda recesión más profunda del
último siglo, solo superada por la contracción de 14% reportada durante la
Gran Depresión”, dijo Coutiño. El instituto de estadística difundirá el viernes la
estimación oportuna del PIB durante el tercer trimestre del año.
Existen actividades que son de un gran interés para los hogares como el
trabajo doméstico, realizado por las amas de casa y demás miembros de la
familia, pero que no se incluyen en magnitudes como el PIB o la renta porque
no tiene valoración en el mercado. Tampoco las actividades de la economía
ilegal como el narcotráfico y la prostitución se incluyen en el PIB. Lo mismo
ocurre con todas las actividades realizadas por las empresas y los
profesionales que no son declaradas a Hacienda pero que en algunos
sectores e industrias como la confección o el calzado tienen una importancia
muy significativa en determinadas zonas del país. Así pues, si bien el PIB
presenta algunas limitaciones, es el indicador de bienestar más
frecuentemente utilizado. Y si bien no mide la calidad de la educación ni de la
sanidad ni en general la calidad de la vida, la realidad es que los países que
tienen un PIB por habitante más elevado pueden permitirse unos mejores
servicios de sanidad y unos sistemas educativos más avanzados y mayores
equipamientos e infraestructuras para el ocio y la cultura. En todo caso, hay
algunas cosas no incluidas en el PIB que, sin embargo, inciden sobre nuestro

15
bienestar, como es el medio ambiente. Para analizar la definición del PIB
vamos a centrarnos en cada una de las partes que la integran.
El consumo es el gasto en bienes y servicios realizado por las familias e
incluye tanto los bienes perecederos como los duraderos. Es el elemento más
importante del PIB, pues representa aproximadamente tres cuartas partes de
la producción total. El consumo comprende el gasto en bienes perecederos y
en bienes de consumo duradero por su importe total y no incorpora el flujo de
servicios prestados por estos bienes a lo largo de su vida útil. Prácticamente
todo lo que compran las familias durante un año (alimentos, ropa, gasolina,
etc.) forma parte del gasto en consumo incluido en el PIB. Sin embargo, hay
dos clases de cosas que compran las familias durante el año y que no son
parte del consumo porque no son producidas en el año, y por tanto no forman
parte del PIB. Como fue mencionado anteriormente, se trata de los bienes
usados (coches y ropa de segunda mano, libros usados) y los activos (tales
como acciones, bonos o inmuebles).
Un método alternativo para calcular el PIB al coste de los factores parte del
concepto de valor añadido y de la distinción entre bienes intermedios y bienes
finales. Según este método, el PIB se obtiene sumando el coste de
producción de los bienes y servicios finales o, lo que es lo mismo, el valor
añadido que generan todas las actividades productivas que se realizan en su
país. El valor añadido es la diferencia entre el precio de venta de un bien, sin
tener en cuenta los impuestos indirectos, y el coste de los bienes intermedios
adquiridos para su producción. El primer paso en la producción de una barra
de pan tiene lugar cuando el agricultor cultiva el trigo y obtiene en precio de
C$ 5 por la cantidad requerida para producir una barra de pan. La segunda
etapa consiste en moler el trigo para transformarlo en harina. El valor de la
harina pasa a ser de C$ 15, lo que supone que el valor que se añade en esta
fase es de C$ 10. En la tercera fase la harina se transforma en pan en el
horno y el valor pasa a ser de C$ 25, lo que supone que el valor añadido en
esta etapa también es de C$ 10. En la última fase el precio de venta de la
barra es de C$ 36 y el valor añadido es de C$ 11. El valor del producto final

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(los C$ 36 de la barra de pan) es igual a la suma de los valores añadidos en
cada una de las etapas. Este valor final es el único que hay que tener en
cuenta para calcular el PIB. No se debe sumar el valor de todas las
transacciones por que totalizarían C$ 81. Así pues, mediante el enfoque del
valor añadido, y analizando las distintas fases de producción del pan, se
pueden deducir los gastos intermedios que aparecen en las cuentas de
resultados del agricultor, el molinero, el panadero y el tendero, evitando la
doble contabilización. El cálculo final muestra la igualdad esperada entre las
ventas finales del pan, pan al por menor, y los ingresos totales calculados
sumando todos los valores añadidos en las distintas fases de producción del
pan. Repuntó 12% el PIB de México durante el tercer trimestre del año; con
cifras preliminares y desestacionalizadas, el Producto Interno Bruto de México
(PIB) creció 12.0% real en el tercer trimestre de 2020 respecto al trimestre
inmediato anterior, siendo el mayor incremento trimestral desde que se tiene
registro (II trim/80) y luego de cinco contracciones trimestrales continuas. Lo
anterior se debió a los aumentos reales trimestrales históricos de 22.0% de
las actividades secundarias y de 8.6% de las terciarias, aunado al incremento
de 7.4% de las primarias, el más alto incremento trimestral desde el tercer
trimestre de 2011. Estos resultados se dan ante la reapertura gradual de las
actividades no esenciales en nuestro país. En su comparación con el tercer
trimestre de 2019, el PIB mostró una variación de -8.6% en el tercer trimestre
de 2020, menor a la del trimestre previo, debido al incremento de 7.4% real
anual de las actividades primarias (después de descender 0.2% en el
segundo trimestre del año) que amortiguó la contracción de 8.9% de las
actividades secundarias y de 8.8% de las terciarias. Para los primeros nueve
meses del año, el PIB registró un descenso real anual de 9.8%: +2.7% las
primarias, -12.6% las actividades secundarias y -8.8% las terciarias. Con
cifras originales, el PIB de México reportó un descenso de 8.6% real en el
tercer trimestre de 2020 en su comparación con el mismo trimestre de 2019,
menor a la contracción anual reportada en el segundo trimestre de este año
de 18.7%. Esta desaceleración en el descenso se debió al crecimiento de

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7.6% real anual de las actividades primarias, después de contraerse 0.5% el
trimestre anterior, y a un menor decremento de las actividades secundarias (-
8.8% vs -25.7% el trimestre previo) y terciarias (-8.8% vs -16.2% el II trim/20).
En términos acumulados, el PIB de México reporta una variación de -9.6% en
los primeros nueve meses de 2020 respecto al mismo periodo de 2019:
+2.4% las actividades primarias, -12.3% las actividades secundarias y -8.6%
las actividades terciarias.

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CONCLUSIONES

De esta investigación se pueden derivar algunas conclusiones acerca del


impacto que ha tenido la inversión en el crecimiento económico de México en
el periodo de 2000 a 2020. Para ello se utilizarán los resultados obtenidos en
el modelo econométrico que se elaboró en el capítulo IV, cuyo planteamiento
fue medir el desarrollo económico a partir de los incrementos que ha tenido el
Producto Interno Bruto (PIB) en México en el periodo en estudio. El modelo
establece que la tasa de crecimiento del PIB en México depende de las tasas
de crecimientos de las siguientes variables: el PIB del periodo anterior, la
inversión privada neta, la inversión pública en construcción y de la deuda
pública.
La variable más significativa fue el crecimiento del PIB en el periodo
anterior; esto sugiere que, los acontecimientos económicos del año anterior
están influidos por los mismos hechos que pueden suceder en el periodo
corriente, lo que implica que la economía debe mantener una estabilidad que
permita a los empresarios la planeación de sus inversiones, si esto no ocurre
la economía tendrá vaivenes, tal y como sucedió en México principalmente en
los años de la década de los ochenta cuando se tuvo comportamientos
cíclicos, debido a los altibajos de la economía, asociados principalmente a los
sexenios presidenciales debido a la influencia de las políticas del Estado en
los sectores real y financiero de la economía.
El cambio de las políticas del Estado se implementó a mediados de la
década de los años 80 con el establecimiento del neoliberalismo, basado en
la implementación de políticas heterodoxas de gobiernos extranjeros para que
los países subdesarrollados puedan acceder a préstamos, lo que implica una
menor intervención del Gobierno mexicano en la economía, ocasionando una
disminución del gasto público y la privatización de empresas para estatales
de forma considerable; esto se ve reflejado en una disminución de la
inversión pública, la que en 1981 era de un 45.82% de la inversión total, para

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el año de 1992 fue de 19.31%. Cabe señalar que el gasto público en
construcción permite producir infraestructura necesaria como carreteras,
escuelas, puentes, aeropuertos, etc, que favorecen el crecimiento económico
de dos formas: la primera, es la creación de empleos directos y la segunda
favorece al capital privado y le permite ampliar sus actividades económicas.
Esta disminución de la inversión pública implicó ser un factor poco
significativo de crecimiento del ingreso en el largo plazo tal y como se
necesitaba que llegara a ser. La deuda pública sirvió a México a finales de los
años 80 para aumentar su crecimiento económico a través del gasto público y
de la expansión de la actividad petrolera, pero no se destinaron estos
recursos de manera que permitiese a México aumentar su capacidad
productiva. En los años de la década de los ochenta la deuda sirvió para
controlar las variables financieras; durante el periodo salinista (1988-1994)
sólo se utilizó al principio de su mandato y se controló esta variable debido al
aumento de los ingresos públicos por la venta de las paraestatales y un
saneamiento de las finanzas públicas. Es importante mencionar que la gran
diferencia entre la crisis de deuda de Brasil y México, es que el primero se
endeudó para realizar proyectos de inversión, mientras que el segundo para
gasto corriente. Fue hasta 1995 que se volvió a recurrir al mecanismo de la
deuda pública, el cual ha ayudado a México a no caer en crisis económica de
manera dramática, el hecho de no ser tan significativa en el modelo se explica
porque sólo se ha usado en ciertos años para mantener variables financieras,
pero que no deja de ser un instrumento clave para el crecimiento, ya que es
gracias a la deuda que se han generado incrementos en el PIB a pesar de
bajas en la inversión neta, inversión pública y en la inversión extranjera como
sucedió en 1982. Ante una economía tan inestable como es la de México, se
establece que la inversión neta privada ha sido insuficiente para incrementar
la capacidad productiva de este país, ya que como corresponde al gasto
destinado a la ampliación del capital fijo en maquinaria y equipo, y a la
realización de las nuevas construcciones, las cuales son las generadoras de
nuevos empleos, su comportamiento ha sido muy fluctuante, teniendo una

20
tasa de crecimiento promedio en este periodo de -4.5%, esto se explica
porque el empresario que realiza las inversiones tiene como único objetivo el
obtener las mayores ganancias y si no las encuentra en México las obtendrá
en otras economías, generándose así: la fuga de capitales; déficit de empleos
que en largo plazo afectan el crecimiento económico. Hay que considerar que
este tipo de inversión constituye la mayor parte de la inversión en México que
en promedio en el periodo de 1976 a 1982 represento un 57% del total de la
inversión total, en el periodo de 1983 a1988 fue de 65% y de 1989 a 1996
represento un 78%, por lo que se concluye que esta no fue capaz de ser la
base de un crecimiento económico sostenido.
La inversión extranjera representa la parte proporcional más baja del total
de la inversión productiva en México, la mayor participación en el periodo de
1988 a 1996 representó un 6.74% en promedio. Los incrementos de este tipo
de inversión tienen que ver con la comparación de ganancias que se
obtendrían en México con las que tiene en su país de origen, el 75% de esta
inversión proviene de los Estados Unidos (EU), existiendo muy pocos
sectores que generen mayores ganancias comparadas con las de EU. Estos
capitales no son complementos de la inversión nacional, es decir, por lo
regular sustituyen al capital nacional. Es por eso que esta variable no tiene
una relación directa con el crecimiento económico de México.
De esta forma se concluye que el escaso crecimiento económico en el
periodo 1986-1996 se debe: a una ampliación muy baja de la inversión
privada neta, a las políticas que estableció el gobierno que no favorecieron
las actividades productivas favoreciendo más a las actividades financieras, y
a que este tipo de políticas son impuestas por el sector externo (EUA, FMI,
Banco Mundial) para acceder al crédito externo.
Por lo anteriormente expuesto, si se quiere mantener un crecimiento
económico constante el gobierno deberá ser la directriz generando políticas
que favorezcan las actividades productivas y en mayor medida de la pequeña
y mediana empresa, generando normatividad que controle a los

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intermediarios financieros para que estos trasladen los recursos al sector
productivo y no a la especulación.
Depender en menor medida del sector externo en cuanto a deuda e
inversión extranjera obliga a desarrollar en el país una cultura de
independencia y soberanía económicas basada en el desarrollo científico y
tecnológico nacional, en la elevación del nivel educativo de la población y en
la capacitación de la fuerza laboral.
De los puntos anteriores se concluye que para que pueda existir un
crecimiento sostenido de la economía es necesario que el Estado y el sector
privado establezcan políticas de largo plazo para incrementar la
infraestructura económica del país. Favoreciendo en mayor medida la
inversión productiva más que la especulativa, esto es, que su gasto lo destine
al apoyo de la micro, pequeña y mediana empresa o a la ampliación de una
industria de bienes de capital. Para lograr un ciclo de mayor inversión, mayor
ingreso, mayor consumo, mayor ingreso, mayor inversión. De lograrse un
crecimiento sustentable de la economía a través de este ciclo beneficiaría a la
población, al Estado, y al sector privado productivo. Lo cual se reflejara en
una menor dependencia hacia la exterior por una menor compra de bienes de
capital importados, menor deuda, menor inversión extranjera y sobre todo una
autonomía de las políticas de desarrollo de la economía del país que imponga
el Estado, ya que no acatara las políticas heterodoxas de organismos y
estados internacionales que afectan el desarrollo de México.
Si México quiere llegar a ser un país desarrollado debe tener una plan
nacional de desarrollo de largo plazo en el que intervengan todos los agentes
económicos del país, que permita crear una infraestructura productiva capaz
de satisfacer las necesidades de todos los mexicanos.

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