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INTRODUCCIÓN

• La intención: mirar el tema con objetividad y serenidad.


• Dos polarizaciones:
– Minimización o relativización: no se le da el peso que tiene
porque se cree que pertenece a una visión moralista.
– Sobrevaloración: darle un peso excesivo al pecado
– La visión de Dios es la misma: severo y castigador. Pero, para los
primeros interiormente el tema del pecado, genera rechazo y
rebeldía, para los segundos es fuente de temor.
• El pecado no es el centro de la predicación de Cristo, el
centro de la predicación de Cristo es el Reino de Dios.
• Pero hay obstáculos al Reino.
I. ¿QUE ES EL PECADO?
LUCES DESDE LA
PALABRA DE DIOS
1.1. El Diablo: Tentador y Enemigo de Dios y
nuestro

«Se diría que a través de alguna grieta ha entrado,


el humo de Satanás en el templo de Dios. Hay
dudas, incertidumbre, problemática, inquietud,
insatisfacción, confrontación...Se creía que
después del Concilio vendría un día de sol para la
historia de la Iglesia. Por el contrario, ha venido un
día de nubes, de tempestad, de oscuridad, de
búsqueda, de incertidumbre y se siente fatiga en
dar la alegría de la fe... (continúa)
...Procuramos excavar abismos en vez de
colmarlos... ¿Cómo ha ocurrido todo esto?
Nos, os confiaremos nuestro pensamiento:
ha habido un poder, un poder adverso.
Digamos su nombre: el Demonio. Este
misterioso ser que está en la propia carta de
San Pedro —que estamos comentando— y al
que se hace alusión tantas y cuantas veces
en el Evangelio —en los labios de Cristo—
vuelve la mención de este enemigo del
hombre...Hermanos, no decimos cosas
extrañas, difíciles ni absurdas. Quisiéramos
tan sólo que hicierais la experiencia de un
acto de fe, en humildad y sinceridad...¿Es
cierto, no es cierto?, ¿acepto, no acepto?”
(San Pablo VI, Solemnidad de San Pedro y
San Pablo en el 1973
• Describir la acción del Diablo por la explicación de su
nombre:
• “Diablo” diábollo ; “diá” (“por”, “a través de”, “para”) y
“ballein” (“lanzar”, “arrojar”).
• Diábollein: “arrojar lejos”, “calumniar”, “acusar”, “lanzar las
personas unas en contra de las otras”.
• La ruptura entre el hombre y Dios producida por la acción
del demonio tiene por objetivo lanzarnos a un abismo que
nos aleja de la salvación y de la comunión .
• El término opuesto de diabállo es symbállō, “símbolo”.
“Sym” (“con”, “junto”), “lanzar juntos”; y se emplea como
“estar juntos”; “poner todo junto”.
• Symbollein es unir lo que estaba disperso.
1.2. Una mirada desde las 1.2.1. Las palabras del pecado
Escrituras
• Antiguo Testamento:
– Hattā’t (faltar; fallar el objetivo);
Raša‛ (equivocarse, ser culpable
o impío); Nebalah (locura en el
sentido de impiedad, maldad);
Hāmās (violencia); Āshām
(delito); ʼAwen (nada, en el
sentido de vanidad); Sheqer
(mentira); Pešhaʽ (ruptura;
transgresión; rebelión) y ʽAwōn
(culpa; iniquidad).
Pešhaʽ
– Expresa la rebelión hacia un superior (cf. 1 Re 12,19; 2 Re 8,20) y
hacia los preceptos divinos (Is, 1,2; Ez 2,3; Os 7,13)
– Fuerte significado de conflicto interpersonal, particularmente
grave hacia Dios (cf. Ex 20,5; Dt 5,9).
– Acentúa el aspecto volitivo.

«¿Por qué os querelláis conmigo, si todos vosotros os habéis


rebelado contra mí? - oráculo de Yahveh» (Jr 2,29).
«Oíd, cielos, escucha, tierra, que habla Yahveh; «Hijos crié y
saqué adelante, y ellos se rebelaron contra mí. Conoce el
buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no
conoce, mi pueblo no discierne.» (Is 1, 2-3).
ʽAwōn
• Acentúa el estado interior de quien peca; indica la
situación existencial del pecador.
• Imágenes: Peso que se debe cargar o arrastrar (cf. Ex
28,43; Lv 5,1; 7,18); aplastamiento (cf. Sal 38,5) estar
doblegado (cf. Sal 107, 17) o hundido (cf. 106,43), el
término expresa la carga interior del pecado.
«Mis culpas sobrepasan mi cabeza, como un peso
harto grave para mí; mis llagas son hedor y putridez,
debido a mi locura; encorvado, abatido totalmente,
sombrío ando todo el día» (Sal 38, 4-6)
«Entonces dijo Caín a Yahveh: «Mi culpa es demasiado
grande para soportarla» (Gen 4,13).
• Pero, la experiencia del ʽawōn, abre un horizonte de
esperanza: «Mi pecado te reconocí, y no oculté mi
culpa; dije: «Me confesaré a Yahveh de mis
rebeldías.» Y tú absolviste mi culpa, perdonaste mi
pecado» (Sal 32,5; cf. Jr 33,8).
• Nuevo Testamento
• Hamartía («errar el objetivo»;
pecado)

– Pecado (Hamartía, singular)


– Actos pecaminosos», «faltas», «caídas»
(parapto ma) o «transgresiones»
(parábasis).
– Para Pablo son muchas las
transgresiones: ( cf. 1 Cor 5,10s; 6,9s;
2Cor 12,20; Gal 5,19-21; Rom 1,29-31;
Col 3,5-8; Ef 5,3; ITim 1,9; Tit 3,3; 2Tim
3, 2-5).
– El acto pecaminoso más grave es la
avaricia o codicia (pleonexía), la raíz de
todos los males (cf. 1 Tim 6,10).
– Los actos pecaminosos son la
expresión y la exteriorización de la
fuerza hostil a Dios
– Esta fuerza del mal, pertenece al
hombre, pero no es parte de la
naturaleza humana, fue introducido
en el mundo por la desobediencia
de Adán (Rom 5,12-19) y como por
repercusión, pasó a todos los
hombres: el hombre está «vendido
al poder del pecado» (Rom 7,14),
pero capaz todavía de «simpatizar»
con el bien (7,16.22) y hasta de
«desearlo» (7, 15.21)
• Pero el hombre es incapaz de realizar el Bien (7,18) que lo
salva, éste es imposible de alcanzar sin la Gracia de
Cristo.
• La humanidad está bajo el poder del pecado, pero ésta es
la ocasión para que se manifieste el misterio de la
sabiduría divina;
• Dios Padre «entregó a su Hijo» a la muerte (Rom 8,32) por
nosotros.
• Cuando todavía estábamos sin fuerzas, Cristo murió por
los impíos; la prueba de que Dios nos ama es que Cristo,
siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros y
por ello somos salvados; nos dice que cuando éramos
enemigos, fuimos reconciliados con Dios. (cf. Rom 5, 1-11)
1.2.2. Este es tu Dios, Israel…
• 1 Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, se
reunió el pueblo en torno a Aarón y le dijeron: «Anda, haznos un
dios que vaya delante de nosotros, ya que no sabemos qué ha sido
de Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto.» 2 Aarón
les respondió: «Quitad los pendientes de oro de las orejas de
vuestras mujeres, de vuestros hijos y vuestras hijas, y traédmelos.»
3 Y todo el pueblo se quitó los pendientes de oro que llevaba en las
orejas, y los entregó a Aarón. 4 Los tomó él de sus manos, hizo un
molde y fundió un becerro. Entonces ellos exclamaron: «Este es tu
Dios, Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto.» 5 Viendo
esto Aarón, erigió un altar ante el becerro y anunció: «Mañana
habrá fiesta en honor de Yahveh.» (Ex 32, 1-5)
• Moisés no baja del Monte
• Experiencia de inseguridad que trae
desconfianza, que conduce al olvido.
• Los israelitas no se han olvidado de
cómo han sido liberados de la
esclavitud, no se olvidaron de los
hechos.
• Se olvidaron del autor de los hechos, del
sentido de los hechos, del para qué de
los hechos. Hay un estremecimiento
fuerte en su fe.
• Después del paso del Mar Rojo: «viendo
Israel la mano fuerte que Yahveh había
desplegado contra los egipcios, temió el
pueblo a Yahveh, y creyeron en Yahveh
y en Moisés, su siervo» (Ex 14,31).
• Pero, Dios pide una fe más pura…
• El problema no es tanto sentir la
inseguridad, el problema es cuando la
inseguridad hace dudar de Dios y la duda
pasa a ser el motor de las decisiones.
• El pecado de los israelitas:
• La decisión de fabricar otro dios para
seguir, en la ejecución de tal decisión y
en el gozo al ver la acción realizada.
• Cuando la obra está concluida, dice el
texto «Entonces ellos exclamaron: «Este
es tu Dios, Israel, el que te ha sacado de
la tierra de Egipto».
• La obra de las manos del hombre es
«dios».
• Israel se olvidó quien era para Dios.
• Porque tú eres un pueblo consagrado a Yahveh tu Dios; él te
ha elegido a ti para que seas el pueblo de su propiedad
personal entre todos los pueblos que hay sobre la haz de la
tierra. 7 No porque seáis el más numeroso de todos los
pueblos se ha prendado Yahveh de vosotros y os ha elegido,
pues sois el menos numeroso de todos los pueblos; 8 sino
por el amor que os tiene y por guardar el juramento hecho a
vuestros padres, por eso os ha sacado Yahveh con mano
fuerte y os ha librado de la casa de servidumbre, del poder
de Faraón, rey de Egipto (Dt 6,6-8).
II.CONCUPISCENCIA, TENTACIÓN Y
PECADO: SABER DIFERENCIAR PARA SABER
DISCERNIR Y ASÍ COMBATIR
• ¿Sabemos identificar cuándo nosotros tomamos
decisiones contrarias al amor de Dios, sabemos
identificar? ¿Sabemos hacer la diferencia entre pecar, ser
tentados o haber cometido un error?
• Dos males espirituales:
– el fariseísmo, que es el creerse buenos por el sólo hecho de ser
católico y cumplir las «reglas»
– la conciencia escrupulosa, creer, por razones fútiles e
insuficientes, que hay pecado dónde no hay o que es grave lo
que es sólo leve
2.1. ¿Qué es la Concupiscencia?
• Del latín concupere, cum (con) y cupere (desear).
• Inclinación de los sentidos hacia algo percibido como
placentero; es moralmente neutra y buena porque se
fundamenta en los impulsos de la naturaleza humana; en un
sentido más específico se refiere al apetito sexual;
• En Teología Moral y Espiritual: inclinación a un objeto
contrario a la razón y/o a la Ley de Dios .
• Es una inclinación, una propensión, una tendencia y no un
acto. Tener una inclinación a algo pecaminoso no es pecado.
• Por el Bautismo, todos los pecados fueron perdonados, el
pecado original y todos los pecados personales;
• así en los bautizados no permanece nada que les impida
entrar en el Reino de Dios, ni el pecado de Adán, ni el
pecado personal, ni las consecuencias del pecado, la más
grave de las cuales es la separación de Dios.
• Pero, «en el bautizado permanecen ciertas consecuencias
temporales del pecado, como los sufrimientos, la
enfermedad, la muerte o las fragilidades inherentes a la
vida como las debilidades de carácter, etc., así como una
inclinación al pecado que la Tradición llama
concupiscencia, o metafóricamente fomes peccati» (CEC
1264).
• Un ejemplo puede ayudarnos…
• Hay en nosotros fuerzas interiores,
inclinaciones que resisten a
nuestra vocación fundamental a la
unión con Dios.
• Pero, la concupiscencia no es
pecado, tampoco tentación. El
hecho de tener una atracción
desordenada por el pecado indica
que soy un ser humano frágil,
como todos los seres humanos.
2.2. “No nos dejes caer en la Tentación”
• Las tentaciones: solicitaciones o invitaciones al pecado
(externas o internas).
• Diferenciar la «Tentación» de la «Prueba».
– La tentación estimula al mal, al pecado.
– La prueba, en sí misma no induce al pecado y puede ser ocasión de
fortalecimiento en la fe. Pero, en cierto sentido, la prueba puede ser
un peligro lejano para el pecado. La Sagrada Escritura nos presenta
a Job como un verdadero ejemplo de fortaleza en la prueba.
– La tentación no es pecado, por más que a veces la sintamos
fuertemente.
– Un ejemplo…
• Ser tentado no es agradable y trae su cuota de sufrimiento, pero
hay que tener la paz interior de no haber hecho nada
desagradable a Dios.
• Las tentaciones: se debe luchar ignorándolas (éste es el mejor
remedio, por ejemplo, para las tentaciones contra la castidad) o
actuando en contra (agire contra).
• Las fuentes de la tentación: el demonio, el mundo y nosotros
mismos.
• No todas las tentaciones vienen del diablo, hay en nosotros la
complicidad de la concupiscencia, además recordemos el
influjo de la mentalidad mundana que propone como fuente
absoluta de felicidad el poder, el placer y el tener.
• Muchos pecados son cometidos porque la persona cultiva una
mentalidad mundana.
2.3. El Pecado Personal: una
decisión que se vuelve acción
• Realidad fundamental: la separación de
Dios y ofensa a Dios (cf. CEC 1850)
• Dios no es afectado por el pecado, el que
se ve afectado por el pecado es el
pecador.
• Nuestro Dios no es un Dios apático. El
pecado no «hiere» a Dios en sí mismo, le
hiere primero en la medida en que afecta a
los que Dios ama , a saber, nosotros y los
demás.
• Es una cuestión de amor. Amor a Dios y
amor al prójimo, y un amor sano y recto a
mí mismo.
• ¿Cuál es el proceso del pecado?
• Tres ejemplos: María, P. Juan y Hna. Marta
• En los ejemplos, las acciones se hicieron habituales, y
por lo tanto afectan, cada uno en su grado, la relación
con Dios y con los demás.
• Pero no siempre actos de pecado se vuelven hábitos
de pecado, esto es vicios.
• La cuestión es que nada de lo que hacemos es
irrelevante. No poner atención a un determinado acto
pecaminoso, puede abrir el camino para que el acto
se vuelva hábito pecaminoso.
• algunos conceptos importantes para nuestro
discernimiento:
• Pecado es mortal y venial (cf. CEC 1846-1876)
• Para que un pecado sea mortal se requieren tres
condiciones: materia grave (matar; robar una gran
cantidad de dinero; violencia verbal o física; adulterio;
masturbación; blasfemia, etc.)
• pleno conocimiento (¡sé lo que estoy haciendo y sé que
está mal!)
• y deliberado consentimiento” (¡y quiero hacerlo!)
(cf. CEC 1857)
• Saber eso es importante para
nosotros…¿Por qué?
• A veces arrastramos culpas
innecesarias y que sólo son de
obstáculo para un encuentro más
profundo con Dios.
• No se trata de decir: «en el pasado,
como no tenía consciencia, no he
pecado» o «en el pasado, no tenía
consciencia y he pecado y para mí no
hay perdón»;
• Sino que se debe decir: «en el pasado,
no tenía consciencia, he pecado, y hoy
Dios, en su amor y misericordia me ha
hecho ver mi pecado, me ha dado la luz
de su Gracia, para reconocerlo y no
volver a pecar».
2.4. Identificar el Proceso
del Pecado
• El núcleo del Pecado (Gn 3)
• En Adán y Eva, al escuchar al
Tentador, les despertó el deseo de
ponerse en lugar de Dios y
«tomándose a sí mismos por medida,
pretenden ser dueños únicos de su
destino y disponer de sí mismos a su
talante; se niegan a depender del
que los ha creado, trastornando así la
relación que unía al hombre con
Dios».
2.4. Identificar el Proceso
del Pecado
• La cuestión es que lo que sedujo
Adán y Eva, nos seduce hoy…
• ¿Cómo identificar el proceso? ¿Es
posible tener una mirada en
perspectiva que nos permita
darnos cuenta si fuimos o estamos
yendo por un buen o mal camino?
• Un método de análisis del
proceso de decisiones en la vida
cristiana…
• Proceso general: la persona decide en su corazón que tiene que
alcanzar un determinado objetivo, planifica como alcanzarlo y
ejecuta lo que ha planificado. De la decisión a la acción.

• Recordemos la historia del P. Juan


Juan es un párroco y Rosa es una catequista que le cae muy mal,
la mujer, por razones X, le genera sentimientos negativos y hay
cosas de su personalidad que no le gusta; en general, padre Juan
se esfuerza por ser educado, si bien distante; pero desde hace un
tiempo, que justo coincide con un aumento en el trabajo pastoral,
siempre que Rosa tiene que hablar con él, le viene un profundo
fastidio y él ya no quiere ser educado. Así, padre Juan, empieza a
recibirla con mala cara, el fastidio aumenta cuando ella disiente de
él en el modo de hacer las cosas; así, encuentro tras encuentro, las
cosas van empeorando: frialdad, sarcasmo, críticas acidas, hasta
que un día él la humilla públicamente.
• La ocasión próxima: la fastidiosa presencia de
Rosa en su grupo de catequistas; Situación
circunstancial: el aumento de trabajo pastoral que
genera tensión.
• Análisis sincrónico:
• Primer Momento: Cuando todo empezó. El día en
que Rosa fue a buscarlo en su despacho en un
periodo de mucho trabajo. En aquel día, P. Juan
sintió el «toque» de algo negativo. Un fastidio, una
impaciencia, una moción negativa que tuvo lugar
en su corazón.
• Segundo Momento: Discernir el origen de la
moción interior. ¿De dónde vino aquél sentimiento
negativo? ¿de Dios? ¿del demonio? ¿de mí
mismo? De él mismo.
• Tercer Momento. Reflexión crítica para entender
mejor lo que le pasó. Es el darse cuenta de las
razones de sus sentimientos y acciones negativas:
Transferencia…
• Cuarto momento: es «El Momento»: la
decisión. ¿Cuándo decidió maltratar la
catequista? Cuando ella discordó de él en
un determinado punto que le parecía muy
importante. De la decisión él pasó a la
acción, y el resultado fue la humillación
pública de Rosa.
• Durante todo el tiempo en que ha
maltratado a su catequista, P. Juan estaba
asumiendo una actitud de vida anti-
teologal, esto es, contraria a la caridad.
• Pero después de hacer este análisis, p.
Juan tiene todo para cambiar sus
decisiones y empezar a tratar su catequista
según la Caridad. Así podríamos decir que
su actitud sería una actitud teologal, que se
haría permanente en su vida.
2.5. Combatir el pecado en vida de Gracia
• ESENCIAL en la lucha en contra del pecado es:
• Cultivar la relación con Dios. Es lo que nos salva, que nos
sana de nuestras heridas, nos reconcilia con nosotros
mismos y con los demás. Así recordemos que:
– La oración personal (meditación o contemplación)
– Vida sacramental
– Vida litúrgica
– El Examen de conciencia (importantísimo para el tema que estamos
tratando)
• El ejercicio de las virtudes. La razón de nuestro obrar es el
amor a Dios y el amor a los hermanos en Dios.
III. ¿CÓMO «REACCIONA»
DIOS A NUESTRO PECADO?
• Judas, los demás apóstoles en el
Lavatorio de los pies (Jn 13,1-15)
• Judas y el Misterio de su vocación:
«que llegó a ser un traidor» (Lc 6,16).
• Era como los demás… ¿Qué pasó?
• Miraba a Jesús con otros ojos…
• El Misterio de la vocación de acentuar
una verdad: el Señor «se dio por
igual» a todos y cada uno de sus
discípulos y hace lo mismo con cada
uno de nosotros.
• Jesús sabía de antemano, que iba a suceder, pero quiso
darse a todos sin reservas. A todos y cada uno, lava sus
pies.
• El Señor, con el mismo amor y humildad lavó los pies de
Judas, que lo despreció y lo traicionó, lavó los pies de
Pedro que se acobardó y lo negó en su cara, lavó los pies
de todos los demás que se acobardaron y lo abandonaron
en el Huerto de los Olivos y de Juan que, recapacitando,
se quedó fiel a los pies de la Cruz, junto con María.
• Su entrega no dependió de la respuesta, fue anterior a
cada respuesta. Y no nos olvidemos que luego de lavarles
los pies, se entregó a Sí mismo, en la primera Cena
Eucarística.
• Él no se negó a ninguno de los Doce y
no se niega a nadie, respondamos
como respondamos a Él, Él jamás
niega su amor y está dispuesto
siempre a, con su Gracia, lavarnos los
pies para que tengamos «parte con
él» (cf. 13,9), para que seamos «uno
con Él» (cf. 17, 21-22).
• Es así que Dios «reacciona» al
pecado: donándose a sí mismo
incondicionalmente, abriendo su
corazón misericordioso a nosotros.
• Abramos entonces nuestro corazón al
Misterio de su Amor y dejemos que Él
nos transforme.
MUCHAS GRACIAS

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