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Agenda del primer encuentro

«Ven del seno de Dios, oh Santo Espíritu,


a visitar las mentes de tus fieles;
y haz que los corazones que creaste
se llenen con tus dádivas celestes.
Ilumine tu luz nuestros sentidos,
encienda el fuego de tu amor los pechos;
Espíritu de Cristo, fortalece
este barro mortal de nuestros corazones.
Danos, Amor, tu amor y la alegría
de conocer al Padre y a su Hijo,
de poseerte a ti que eres entre ambos
eternamente el inefable Espíritu».
Amén

1º Comunicación de la lectio divina. Acordar metodología.

2º Tema formativo I Presentación de la etapa teológica.

3º Ronda de experiencias.

4º Estudio y comentario PDV 44-50.

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Punto 1º de la agenda
--- Ef 4,11-16: Cristo que se va formando en los creyentes.

--- Metodología:
+Presentación del tema formativo por par parte del formador (si es posible, lo hago llegar antes
para su consideración).
+Envío del tema a estudiar por adelantado, con el fin de debatirlo en el encuentro.
+Ronda de experiencias: básicamente consiste en el momento para el intercambio de impresiones
sobre todo lo que tenga que ver con el itinerario vocacional (vida en el Seminario, apostolado,
clases y estudio, etc.), que pueda ser puesto en común.

2º) Tema formativo: presentación de la etapa

Objetivo general de la etapa (confrontar PFISSRL):


El seminarista conforma su vida de discípulo con los sentimientos y actitudes de Cristo Siervo y
Pastor, comprendiendo sistemáticamente la verdad revelada e introduciéndose progresivamente
en la vida presbiteral para ofrecerse a sí mismo en el cuidado pastoral del Pueblo de Dios (RFIS
69).

Imagen-fuerza
Se ha recurrido a una doble imagen, que muestra a Jesús como Buen Pastor que da su vida por las
ovejas. Por un lado, la solemne manifestación de Jesús: Yo soy el buen pastor, en Jn 10,11-16;
por otro, la imagen entrañable de Jesús como buen pastor en las parábolas gemelas de la oveja
perdida y la dracma perdida, en Lc 15,1-10. La imagen del pastor tiene una profunda raigambre
bíblica.

Es la etapa más prolongada y exigente de la formación básica.


Consiste en la conformación de la persona-candidato con Cristo Buen Pastor, que da la vida por
el pueblo de Dios.
Es la acción de conformar la vida, para la cual el candidato, consciente y libre, consiente que la
gracia tome su vida desde dentro y grabe desde allí los valores y el carisma de la propia vocación:
presbítero diocesano; en una Iglesia particular concreta, con sus necesidades, su historia y su
proceso de maduración comunitaria.
Por eso es la etapa más propiamente formativa, porque los recursos se aplican ahora con
intensidad a los valores específicos vocacionales.
Conformación que tiene lugar desde dentro hacia fuera: desde el centro existencial del candidato
hacia su expresión externa (desde dentro hacia fuera) … y porque se entiende que los
candidatos han trabajado ya sobre sí mismos (ser consciente de, liberarse de, liberarse para [etapa
de discipulado]), de modo que han llegado a ser más libres para dedicarse con productividad a su
formación en todas las dimensiones equilibradamente.
La etapa configuradora, en la práctica, significa volver a tocar todo lo que la persona es, pero
subrayando muy claramente las dimensiones espiritual y carismática (pastoral).
Es necesario que el candidato responda al interrogante sobre el modo de gestionar los distintos
aspectos de su personalidad, que son interpretados ahora desde las virtudes teologales en el marco
de las promesas y compromisos sacerdotales.
El candidato debe reflexionar ampliamente sobre el sentido de su vocación sacerdotal y las
posibilidades reales que tiene para vivirla.
El reto pedagógico es que el candidato comience a diseñar un proyecto personal a largo plazo,
que responda a la pregunta: ¿qué clase de sacerdote puedo y debo ser en el contexto de la realidad
social de esta Iglesia particular y de mi propia personalidad? Para lo cual, tiene que considerar:
+ La definición de la propia vocación en los documentos de la Iglesia
+ La condición del sacerdocio en el contexto cultural actual
+ Las posibilidades reales de la persona, con sus características concretas.
Este proyecto será objeto de diálogo y confrontación en las entrevistas, y ayudará a perfilar pasos
concretos que el candidato debe dar para conseguir la configuración.
Los recursos que ha proporcionado la etapa anterior (análisis de las motivaciones y conocimiento
más profundo de sí mismo), ahora se interpretan desde la clave mística de la unión con Cristo en
su misterio pascual, de modo que todo es interpretado y asumido desde una perspectiva de fe y
desde la gratitud por haber sido llamado.
Este ejercicio supone que se vuelva a los puntos que se trabajaron anteriormente, para releerlos
con más profundidad y relacionarlos con el sacerdocio que el candidato vislumbra con mayor
claridad.

Objetivo general de 1º de configuración:


El seminarista contempla la figura de Cristo Pastor y se dispone a integrar en su vida la
vivencia de las virtudes teologales en la forma en que Jesús las vivió (RFIS 68 y 69b).
Objetivo del encuentro:
La adaptación del candidato a la nueva etapa; que asuma el objetivo espiritual de la configuración
con Cristo, Buen Pastor, y comience a perfilar su proyecto sacerdotal.

3º Ronda de experiencias

4º Estudio y comentario PDV 44-50

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