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Viaje por los dientes

Hagamos un recorrido de los dientes. Mírate en el espejo y observa tus propios dientes o los
dientes de un amigo. La parte de los dientes que puedes ver; es decir, la parte que no está
cubierta por las encías (las encías son la parte carnosa y rosada), se denomina corona. La
corona de cada diente está cubierta por una capa muy dura y brillante denominada esmalte.
El esmalte es una sustancia muy dura que actúa como "guardaespaldas". El esmalte es una
barrera que protege las partes internas del diente.

Si pudieras quitarle el esmalte al diente, encontrarías la dentina. La mayor parte del diente
está formado por dentina. Si bien la dentina no es tan fuerte como el esmalte, es muy dura.
La dentina protege la parte más interna del diente, la pulpa. La pulpa es donde se encuentran
las ramificaciones nerviosas y el suministro sanguíneo. Lo que te duele cuando tomas sopa
caliente, muerdes una cucharada de helado súper frío, te caes y te rompes un diente, o tienes
una carie, es la pulpa. Las terminaciones nerviosas dentro de la pulpa envían mensajes al
cerebro sobre lo que sucede (¡El helado está muy frío!). En la pulpa también están los vasos
sanguíneos, los cuales alimentan a los dientes manteniéndolos vivos y sanos.

La pulpa llega hasta el fondo de la raíz del diente, la cual se encuentra debajo de las encías.
El Cemento forma el techo del diente y está anclado en la mandíbula.

Tipos de dientes

Probablemente hayas notado que tienes varios tipos de dientes permanentes en la boca.
Cada uno de estos tipos de dientes tiene una función específica.

Los dos dientes delanteros y los dos dientes que tienes a ambos lados de éstos se
llaman incisivos. Hay cuatro en la parte superior y otros cuatro en la parte inferior.
Los dientes incisivos son los que tienen forma de pequeño cincel, con puntas planas y filosas.
Estos dientes se utilizan para cortar o picar comida. Piensa en el ejemplo de la manzana:
utilizaste los incisivos para romper la piel de la manzana.

Los dientes puntiagudos a cada lado de los incisivos se llaman caninos. Tienes cuatro
caninos, dos en la parte superior y otros dos en la parte inferior. Dado que estos dientes son
puntiagudos y filosos, ayudan a triturar la comida.
Al lado de los caninos se encuentran los premolares, que también son llamados "bicúspides".
En total tienes ocho dientes premolares; cuatro en la parte superior y cuatro en la parte
inferior. Para poder ver estos dientes, tendrás que abrir la boca bien grande. Pero cuando lo
hagas, verás que su forma es completamente diferente a la de los incisivos y caninos. Los
dientes premolares son más grandes, más fuertes y tienen crestas, lo cual le permiten triturar
y cortar alimentos.
Si abres la boca muy grande, podrás ver los molares. Tienes ocho molares, cuatro en la parte
superior y otros cuatro en la parte inferior. A veces, estos dientes se denominan "molares de
los 6 años" y "molares de los 12 años" dado que es la edad en la cual salen.

Los molares son los dientes más fuertes. Son aún más anchos y resistentes que los
premolares y tienen más crestas. Los molares funcionan en conjunto con la lengua para
facilitar el tragado de la comida. ¿Cómo? La lengua recoge la comida masticada y la lleva
hacia la parte posterior de la boca, donde los molares la triturarán hasta que esté lo
suficientemente procesada para ser tragada.

Como habíamos mencionado anteriormente, los últimos dientes que salen son las muelas de
juicio. A estos dientes también se los denomina "tercer molar". Se encuentran en la parte
posterior de la boca, uno en cada lado.
Las muelas de juicio por lo general se extraen ya que causan problemas en la boca de una
persona. Alguna gente cree que las muelas de juicio se usaban millones de años atrás para
ayudar a la gente a masticar la comida. Se cree que su nombre "de juicio" se debe a que salen
en la edad adulta, cuando una persona tiene más sabiduría o "juicio".

El habla y los dientes

Tus dientes te sirven para masticar, pero también los necesitas para hablar. Ciertos dientes
funcionan junto con los labios y la lengua para formar sonidos. Trata de decir despacio la
palabra "tooth" y fíjate la manera en la que la lengua toca primero el interior de los incisivos
para producir el sonido "t" y luego se coloca entre los dientes superiores e inferiores para
producir el sonido "th".

Y si te gusta cantar "la la la la la", debes agradecerles a esos dientes cada vez que cantes.
Presta atención a lo que le sucede a los dientes cada vez que emites el sonido "l".

Tratar bien a los dientes

Cepillarse los dientes con una pasta de dientes con flúor es la mejor manera de mantener tus
dientes sanos. Cepíllate los dientes después de comer o por lo menos dos veces por día. Es
muy importante que te laves los dientes antes de irte a dormir.

La mejor manera de cepillarte los dientes es aplicando un movimiento circular hasta que
cubras toda la superficie de cada diente. Cepíllate moviendo el cepillo de arriba hacia abajo en
vez de forma horizontal (de izquierda a derecha y viceversa). También debes utilizar hilo
dental para limpiar los espacios entre los dientes por lo menos una vez por día. De esta
manera puedes eliminar la comida y la placa (material pegajoso que puede causar caries o
problemas en las encías) que tienen entre los dientes. ¡También puedes cepillarte la lengua
para mantener un aliento fresco!

Además, es importante que visites a tus expertos favoritos en dientes: tu dentista y la


higienista dental. Durante tu turno se fijarán si tienes algún problema y te limpiarán y pulira los
dientes. A veces los dentistas tomarán radiografías para tener una mejor idea de lo que está
ocurriendo dentro de tu boca. También es posible que te den un tratamiento de flúor mientras
estés allí.
Entre una visita al dentista y la otra, puedes evitar problemas comiendo menos snacks y
bebidas con azúcar, como las gaseosas. El azúcar puede dañar tus dientes y causar caries.
Pero si te cuidas los dientes ahora, podrás tener dientes sanos y fuertes el resto de tu vida.

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