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La Funcion Social Punitiva en Iberoamerica PDF
La Funcion Social Punitiva en Iberoamerica PDF
dx.doi.org/10.17141/urvio.24.2019.3762
Resumen
El presente trabajo pretende analizar las circunstancias que rodean la dualidad contradictoria
presente en la función social de los centros penitenciarios –castigo y rehabilitación–, teniendo
en cuenta dos elementos: los debates adyacentes sobre inseguridad y los discursos presentes en
la opinión pública, las organizaciones políticas y los intelectuales. Tendencias como la virtuali-
zación de la delincuencia, el cambio de énfasis del aspecto físico al aspecto simbólico de la vio-
lencia y la vulnerabilidad de las clases medias, eventualmente electorados de corte populista, no
permiten pronosticar un decrecimiento de las poblaciones carcelarias en América Latina o una
mejora de sus condiciones de vida, pese a los esfuerzos de algunos sistemas judiciales y penales,
así como organizaciones interestatales y no gubernamentales.
Palabras clave: América Latina; derechos humanos; neopopulismos; prisiones; sociología cri-
minológica
Abstract
The article analyzes the circumstances surrounding the contradictory duality present in the
social function of the penitentiary centers (punishment and rehabilitation) taking into account
two elements: the adjacent debates about insecurity, and the discourses instigated by public
opinion, political organizations and intellectuals. Trends such as the virtualization of delin-
quency, the change of emphasis from the physical aspect to the symbolic aspect of violence, the
vulnerability of the middle classes (eventually populist electorates) do not allow us to predict a
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otras, por ejemplo, buena parte de las latinoa- ticia punitiva, se hace difícil al ciudadano me-
mericanas, donde los indicadores demográfi- dio “odiar al pecado y amar al pecador” (Mead
cos, de modernización y de eficacia del estado 1918, 592). Hacerlo es más fácil para aquellos
de derecho nada tienen que ver. Los sistemas que logran un alto autocontrol, ya sea bajo pre-
penitenciarios pueden compararse en este misas filosóficas o religiosas.
punto con los sistemas educativos. Los países Aunque pudiera parecer que el aumento de
con mejores resultados en esa dimensión son educación formal en las ciudadanías acarree un
aquellos que valoran mejor a los educadores, aumento de la proporción de personas que se
que invierten más en ellos, que entienden la “conocen a sí mismas”, una observación míni-
educación como un aspecto integral y com- ma del tipo de educación de masas moderno
plejo que desborda la transmisión de conoci- y del estilo de vida de las poblaciones en el ca-
mientos y la perspectiva formal y, sobre todo, pitalismo, en cualquiera de sus fases, especial-
que cuida las relaciones con los educandos mente en la actual, echaría por tierra esa supo-
evitando la masificación, adaptando métodos sición. Esto no es incompatible con la tesis del
y objetivos en función del perfil de cada uno. aumento del autocontrol, en términos genera-
Lo sorprendente es que se logre mucho me- les, y como medida de civilización, sustentada
nos de lo esperado en los países con más recur- por la sociología del cuerpo. La interiorización
sos económicos. Esto llama la atención sobre la de la norma y las limitaciones a la espontanei-
valoración cultural del castigo en la fase de la dad que suponen los procesos de racionaliza-
modernidad en la que nos hallamos y sobre la ción, socialización y privatización, a los que
que vamos a reflexionar para poder orientarnos es sometido el cuerpo en la cultura burguesa
sobre las posibilidades futuras de una mejora moderna, indican una socialización en la falta
de las condiciones de las personas privadas en de autonomía que prepara tanto para el mundo
libertad en las prisiones del mundo, en general, del trabajo poco realizador como para el mun-
y de América Latina, en particular. do de la prisión. Por otra parte, la represión del
El concepto de castigo carcelario remite al cuerpo civilizado puede llevarle a explosiones
concepto jurídico básico de venganza, el cual de violencia en ciertos momentos, usando el
mantiene una relación de tensión antropológi- razonamiento de la válvula de escape.
ca esencial con los de perdón y rehabilitación.
Su simbolismo se observa en el centro de la vida
normativa de las comunidades humanas, en la Pacificación y aumento de personas
concepción de la naturaleza de las deidades que privadas de libertad
dan sentido a la vida y que muestran una doble
cara, de bondad y de ira, a la hora de juzgar las Los centros penitenciarios constituyen el ele-
acciones individuales. La rehabilitación tiene mento físico en el que se materializan las ideas
por función la readmisión en el grupo. El cas- que de la justicia tiene una comunidad en un
tigo es aislamiento. La soledad absoluta supone momento dado (Jewkes y Moran 2017, 555).
la sanción máxima en el horizonte filogenético. Su arquitectura puede originarse de forma ne-
La doble cara, fascinante o terrible, de la divi- gativa, basando sus señas de identidad en una
nidad se refleja en la naturaleza humana. De supuesta deficiencia de las personas que alber-
forma que, en términos de psicología de la jus- ga. Podría ostentar un aspecto estéticamente
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poco agradable e incluso habitable o bien, por esfera, como, por ejemplo, la jurídica. La
el contrario, podría establecerse sobre una ver- eficacia de la prisión media para el prisione-
tiente de interpretación positiva de los compor- ro medio redundaría en un aumento de las
tamientos, en el entendido de que las personas desigualdades, explicado, en principio, por
privadas de libertad poseen potencialidades y el capital financiero y social –red de apoyos
virtudes, no solo defectos o comportamientos comunitarios– del que dispone cada perso-
sancionables. Las cárceles no serían, en ese sen- na encarcelada. A esto habría que añadir un
tido, diferentes de otro tipo de edificios comu- factor de incertidumbre, la variable del azar,
nitarios que prestan servicios públicos, como especialmente importante en los casos de sis-
fábricas, hospitales y escuelas. temas judiciales saturados e inflación penal
También aquí esta contradicción capital (Husak 2013, 71).
se desarrolla con arreglo a un marco inter- De esta reflexión surge la necesidad de
pretativo complejo, en el que se mezclan diferenciar entre la operatividad del siste-
patrones lineales con otros cíclicos, generán- ma penal y penitenciario y la justicia social.
dose nuevas contradicciones que se prestan De la primera no se deduce la segunda. La
a la observación. Así, pese a las limitaciones principal prueba de que el sistema de control
económicas, el peso del tiempo incide en el social penal ha ganado eficacia y efectividad
aumento de la seguridad de la institución. El no solo se observa en el diseño de los centros
sistema penitenciario acumula experiencias penitenciarios, sino en la mejora de su ca-
y eficacia en la gestión de la actividad car- pacidad de gestión. La población carcelaria
celaria, lo que supone una dificultad teóri- ha aumentado en general en casi todos los
ca mayor, de cara a la fuga del preso medio, países latinoamericanos –como en casi todo
como posibilidad última de la resistencia. el mundo– a un ritmo sostenido en los últi-
Un punto de fuga constituye literalmente mos tiempos, claramente superior al del cre-
un defecto en el mecanismo de vigilancia y cimiento demográfico.
ejercicio del poder. Este no es, como obser- Conviene matizar el uso que se hace aquí
vara Foucault, una institución o estructura, del concepto de eficacia. Podríamos pregun-
sino una situación estratégica compleja en tarnos cómo es que la población sigue sin-
una sociedad dada (Foucault 1992, 113). tiéndose insatisfecha con la justicia penal
Las relaciones que se establecen en la prisión si aumenta el número de presos (Carranza
pueden compararse, lato sensu, con otras que 1997, 41). La primera respuesta intuiti-
tienen lugar no solo en las instituciones de va lógica es que se debe al conocido bucle:
carácter total, especialmente cerradas, sino a más delitos, más detenidos. Es decir que,
en situaciones agrupables y, por tanto, es- en realidad, lo que desea la gente es menos
tructuradas, siempre que se asuma el carácter delincuencia. Pero, ¿qué ocurre cuando hay
mudable de la estructura, el aspecto inestable menos actos delictivos y aumentan los dete-
del equilibrio entre el poder y la resistencia. nidos y presos? Esta situación no solo ocurre
Si el diseño arquitectónico y los sistemas de en algunos países en concreto –como España
seguridad mejoran su eficacia sellando el cir- en las últimas décadas–, sino que podemos
cuito y disminuyendo las probabilidades de referirla, para seguir con el razonamiento de
puntos de fuga, estos se trasladarán a otra una forma más generalizada, a la supuesta
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No obstante, ninguna teoría explica todo, cia proactiva en las tres condiciones clave que
y en la sociología del conflicto y la ruptura de rodean la comisión de un delito: la existencia
normas, como en general en las ciencias so- de un objeto deseado que se desliga de los me-
ciales y jurídicas, se corre el continuo riesgo dios legítimos para conseguirlo, la insuficien-
de exagerar las virtudes explicativas de algunas cia de la vigilancia –teniendo en cuenta la mo-
ideas a costa de otras. Un ejemplo de error in- vilidad, es decir, la transformación del tiempo
terpretativo en este punto consiste en reducir y del espacio, así como la aparición del espacio
las variables a tener en cuenta a la acción y virtual–, y la cultura moral, lo que vulgarmen-
reacción del público como consecuencia de la te se entiende como “voz de la conciencia” –
acción policial, y por extensión –lo que au- observando sobre todo el tipo de las relaciones
menta el error– de la acción judicial y peni- sociales que establecemos desde el punto de
tenciaria, como si estas partes del sistema fue- vista de la presencia y el conocimiento perso-
ran un eco derivado de la acción principal. De nal– (Gil Villa 2013, 11).
esa forma, las personas romperían con las nor- Este razonamiento debemos completarlo
mas en función del grado de intolerancia que con la complejidad de las relaciones entre los
el sistema propone en cada ámbito, y es de- factores globales y locales. En la modernidad
fendible una conexión entre todos ellos. Así, tardía, la discusión que enfrenta a los parti-
un adolescente tendría más probabilidades de darios de uno y otro punto de vista deja de
actuar de forma violenta en el caso de tener tener sentido. Ambas perspectivas se com-
padres inflexibles, algo que podría conectar plementan de diferentes formas, en continua
culturalmente con un grado alto de autori- evolución. Si en una prisión mexicana, por
tarismo en la escuela, el ejército, las clínicas ejemplo, se sirvieran hamburguesas con chi-
o el orden público. Ahora bien, aunque este les jalapeños el día de Navidad, ese detalle
planteamiento es esencialmente correcto, su podría considerarse una prueba simbólica a
grado de veracidad depende del análisis de la favor del neologismo “glocalización”. Pero
complejidad mostrada en cada momento por ese gesto cultural no autorizaría al observa-
el sistema social y cultural. En la fase global y dor a extraer una lectura concluyente sobre
tardomoderna que atravesamos, es más proba- los efectos de la globalización en ese cen-
ble que nunca encontrar situaciones muy va- tro penitenciario. No sería comparable con
riadas, algunas incluso opuestas a las previstas la del hotel internacional de cinco estrellas
por esa hipótesis, como la de adolescentes que de un país árabe, donde algunos príncipes
rompen con la norma precisamente por tener y sus ministros se encuentran limitados en
padres demasiado permisivos. Este ejemplo sus movimientos, acusados de ciertos delitos
puede funcionar como una señal de la difi- como el de corrupción. Tampoco, con la de
cultad a la hora de analizar los factores que los nuevos centros penitenciarios puestos en
explican la ruptura de normas. marcha en las últimas décadas en los países
La tendencia cultural de la sociedad com- europeos. Sin embargo, en otro punto del
pleja y global de las últimas décadas hace sistema normativo, los jóvenes mexicanos
plausible la hipótesis de un aumento (no una son comparables en sus problemáticas, y en
disminución) de la ruptura de normas en un los consecuentes incentivos para romper la
futuro próximo. Ello se debería a su inciden- norma, con los españoles o los japoneses. Así
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pues, los factores locales pueden pesar más mero de (tele)espectadores. Por otra parte, el
en algunos lugares que en otros, en ciertos infractor opera bajo la falsa impresión de una
puntos del sistema. En otros puntos, puede mayor impunidad, al actuar en soledad y ante
invertirse la relación. En definitiva, las di- la falta de presencia del objetivo. Eso le hace
námicas de convergencia y diferenciación se bajar la guardia.
complementan (Alonso 2005). Todas estas circunstancias configuran un
La yuxtaposición de situaciones no solo cuadro que permite extraer varias observacio-
afecta al espacio, sino también al tiempo. En nes. La transición a la delincuencia virtual no
algunas regiones, como en Centroamérica, las significa que disminuya el número de acciones
tasas de homicidios sintonizan con las que se sancionadas por los códigos penales. Tampo-
daban en la Europa medieval. Algunos crimi- co significa que las sanciones sean menores.
nólogos han observado que la supuesta caída Por último, el carácter violento del compor-
de las tasas de delincuencia a escala general tamiento delictivo en el espacio virtual dis-
pudiera ser relativamente engañosa, al con- minuye solo relativamente, y solo en su lado
centrarse en los delitos contra la propiedad. Si físico. La violencia simbólica gana cada vez
consideramos el exponencial aumento de los más consideración entre los expertos, y se re-
ciberdelitos, y en la medida en que el princi- fleja también en la sensibilidad del ciudadano
pal móvil es el económico, estaríamos tal vez medio. Es pues razonable esperar que en el fu-
asistiendo, más que a una disminución de la turo la legislación penal vaya reflejando esta
delincuencia, a un trasvase del ámbito físico tendencia con mayor contundencia, sancio-
al virtual (Maguire y McVie 2017, 179). En el nando comportamientos simbólica pero no
caso de que esa relación se comprobara plena- físicamente violentos.
mente, seguiría siendo compatible con la tesis En suma, en las últimas décadas, la mo-
de la pacificación, puesto que el delito contra dernidad parece corroborar en su dimensión
la propiedad pierde su fuerza dramática y se criminológica y penal el rasgo de época de
desprende de la violencia simbólica. Pero con transición con que algunos filósofos y soció-
eso no acabaría el debate. Todo parece indi- logos la han venido definiendo. En este caso,
car que las motivaciones de la delincuencia esa transición se materializaría en dos ten-
cibernética siguen los mismos derroteros que dencias de cambio. Por un lado, el trasvase de
la tradicional, por lo que pueden agruparse en los actos delictivos al nuevo escenario virtual,
delitos contra la propiedad, contra las perso- abierto por las nuevas tecnologías. Por otro,
nas y contra el Estado. Y aunque los delitos el trasvase de la violencia en la acción lesiva
practicados por los particulares siguen en su de su dimensión física a su dimensión sim-
mayoría la motivación económica, en muchos bólica. Ambos fenómenos no permiten ex-
casos se trata de actuaciones irreflexivas, como traer la conclusión de un menor número de
injurias y amenazas (Casas Herrer 2017). En personas detenidas y privadas de libertad en
este caso, la persona no es consciente de que el futuro próximo, no solo porque la fuente
el perjuicio que se causa se agrava por la cons- de esos comportamientos solo se ha traslada-
tancia del carácter escrito –los mensajes en las do, no disecado, sino porque el otro factor, la
redes es un ejemplo claro– y porque la reper- efectividad en la lucha contra el delito, regis-
cusión tiene un eco mayor, al aumentar el nú- tra acumulaciones lógicas de la investigación
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bres. El individuo es, teóricamente, el dueño pensamos que muchos de los miembros de esa
de su destino social, ya que no de su posición comunidad o nave tienen la sensación de ha-
social de origen, marcada por el suceso erráti- ber perdido buena parte del control sobre sus
co de su nacimiento. La llamada cultura del vidas, en comparación con el que ejercían las
individualismo no se puede simplificar hasta generaciones pasadas.
el punto de reducirla a esta idea, pero permite Puesto que la libertad es, al menos en el te-
su explotación partidista de forma legítima, rreno de la fantasía colectiva, el bien más pre-
especialmente entre los liberales y neolibera- ciado, la cárcel debe ser el destino de aquellos
les. El éxito del neoliberalismo tardomoderno que lo ponen en riesgo, al formar parte de los
–muy diferente del liberalismo clásico–, sobre responsables del desorden social más fáciles de
todo en las últimas décadas del siglo pasado y identificar. Alarmada por el ambiente de in-
principios del actual, antes de la Gran Rece- seguridad, la “persona común” pide más pre-
sión, parece bastante claro (Escalante 2016). sos, penas más severas o ejemplarizantes y más
Uno de sus efectos ha podido ser la exacerba- policías (Carranza 1997, 39). De esa forma,
ción del clima de darwinismo social y descon- la función de castigo queda reforzada frente
fianza entre la ciudadanía a uno de sus puntos a la función de rehabilitación. Esta última es
álgidos. De acuerdo con el informe de Latino- pintada por los líderes neopopulistas como
barómetro (2015, 4) La confianza en América menos creíble que nunca, dado que los ciuda-
Latina, 1995-2015, ocho de cada 10 personas danos criminales pertenecen a las poblaciones
no confían en el “otro”. También habría que más educadas y con más oportunidades de la
tener en cuenta la canalización de los temores historia. Ello significa, siempre en términos
de la ciudadanía vulnerable en políticas esta- generales –lo cual inserta el argumento en una
tales que han alimentado el sector de la seguri- línea demagógica– que tienen menos excusas
dad, estatal, privada y mixta (Garland 2005). racionales que nunca para haber cometido el
Si las residencias particulares se rodean de sis- delito. Así se comprende que el presidente ele-
temas de seguridad cada vez más sofisticados, gido a finales de 2018 en Brasil, en referen-
¿cómo no habrían de hacerlo las prisiones? cia a la sobrepoblación carcelaria de su país
Ahora bien, el motor de esa conexión se es- –alrededor del 200 %– observara durante la
tablece en el campo de la política. Los neopo- campaña electoral que ese es un problema “de
pulismos han sabido explotar los temores de quien cometió el crimen”, declarándose parti-
las clases medias. De hecho, su emergencia se dario de eliminar las audiencias de custodia,
debe, en buena parte, a que han sabido inter- establecidas para garantizar los derechos de los
pretar su vulnerabilidad. Los líderes de estos presos, al permitirles ver un juez en las 24 ho-
movimientos, ya sean de izquierdas o de de- ras posteriores a la detención (Amorim 2018).
rechas, se basan en una imagen de fortaleza Pero no solo los líderes de ultraderecha
y seguridad personal, ofrecida como el com- contribuyen a crear una atmósfera poco to-
plemento perfecto a la inseguridad que mues- lerante con los delincuentes. En las últimas
tra la ciudadanía. El mensaje fundamental es décadas van tomando cada vez más fuerza
la recuperación del control sobre la sociedad actores relativamente inéditos, como los mo-
entendida como una nave que va a la deriva. vimientos sociales y las manifestaciones ciu-
Podemos comprender mejor esta metáfora si dadanas que, al hilo de algunos casos llamati-
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vos para los medios de comunicación, actúan entredicho y dificulta con la inmediatez de los
como grupos de presión ante el poder legisla- juicios públicos, dando entrada a elementos
tivo. Enarbolan para ello eslóganes como “to- irracionales peligrosos. Eso explica, al menos
lerancia cero” para los infractores y solicitan en parte, que aumenten los linchamientos o
un aumento de las penas. Critican de manera los conatos, desafiando la tendencia general
abierta las decisiones judiciales y solicitan la de la civilización y pacificación, sobre todo en
dimisión de los letrados. Este fenómeno es América Latina (Rodríguez Guillén y Mora
muy claro en los delitos relacionados con la Heredia 2006). En los movimientos populares
violencia de género y el terrorismo. La para- de linchamiento funciona el sentimiento de
doja es que, algunas demandas de este tipo, cohesión comunitaria, basado en lazos pura-
protagonizadas por movimientos sociales de mente emocionales. El individuo se sumerge
izquierda, como algunos colectivos feministas, en la muchedumbre sedienta de venganza y se
pueden llegar a ser atendidas y aprovechadas libera de la carga de la responsabilidad moral.
por gobernantes de derechas para proponer Es la comunidad la que dice qué es bueno o
medidas como la prisión permanente revisa- malo, la que dicta la conducta moral (Bauman
ble, eufemismo de la cadena perpetua. 1994, 33).
Aunque se trata de cosas distintas, es más Esta acentuación de las corrientes de opi-
lógico que el endurecimiento de las penas y el nión pública y su manifestación como protes-
aumento de sanciones, unido al clamor popu- ta airada contrasta con la conclusión a la que
lar contra los autores de delitos mediáticos y llegan los analistas de los sistemas penitencia-
a la sensación de inseguridad, se correspondan rios, en cuanto a su insostenibilidad y crisis,
con prisiones inhóspitas y con un tratamiento así como en cuanto a cierta recuperación de
de las personas privadas de libertad tendente a las ideas reformistas ilustradas más humanita-
limitar sus derechos. El componente vengativo rias (Jewkes y Moran 2017, 557).
y de castigo se expresa con claridad en las ma- La única forma de conciliar esta contra-
nifestaciones populares a favor de ciertos tipos dicción en la interpretación es concluir que
de delincuentes. Puede alegarse que estos no no puede establecerse una tendencia lineal en
son representativos del resto, pero en térmi- la evolución de los centros penitenciarios en
nos de psicología colectiva, la generalización la modernidad global. La variedad de situa-
es una operación previsible. Si difícil es “odiar ciones depende más que en otros temas de la
al pecado y amar al pecador”, igual de com- variable regional y de las circunstancias socio-
plicado resulta tolerar a algunos delincuentes políticas de un país determinado. En teoría, al
y a otros no. Para que ello fuera posible, el menos desde cierta interpretación foucaultia-
ciudadano medio debería invertir una parte na de la realidad, los nuevos procedimientos
de su tiempo en la reflexión pormenorizada de poder en los últimos tiempos funcionarían
que distingue no solo entre tipos de delitos, más como control y vigilancia que como cas-
sino entre cada caso de infracción, teniendo tigo. Objeción extensible al sistema jurídico,
en cuenta las circunstancias que matizan los que habría mostrado sus limitaciones en la
hechos, el juego de atenuantes y agravantes. función de representación del poder (Larrau-
Este trabajo racional lo hacen los jueces, y es ri 1980, 83). En las últimas décadas, con la
justamente esa racionalidad la que se pone en automatización, habríamos alcanzado una
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señalar, por evidente, aspectos coincidentes de ción y que emergen de contradicciones más o
las prisiones latinoamericanas, y otra es creer, mejor explicadas mediante esquemas interpre-
y fomentar la creencia (imposible de avalar tativos lógicos universales.
empíricamente), de que existe un paradigma, De la misma forma, al poner el énfasis en
un marco conceptual, una forma de relacio- la diferenciación de los presos latinoamerica-
narse las variables explicativas, que permite nos, se puede llegar a olvidar el rasgo universal
dar cuenta de todas las realidades de las per- fundamental que comparten con los del resto
sonas privadas de libertad en América Latina, del mundo, a saber, el sufrimiento que provo-
de tal forma que las coincidencias y diferen- ca la privación de libertad, sea donde fuere,
cias entre ellas son muy distintas a las que se asociada con o inspirada en el castigo y, por
producen en comparación con las situaciones tanto, en el impulso irracional de la vengan-
de otras regiones. Por ejemplo, el capital so- za. El hecho de que los autores aludidos tejan
cial familiar y comunitario es propio también sus observaciones alrededor del concepto de
de otras regiones, incluso, si consideramos el comunidad ilustra bien aquel riesgo. El énfa-
concepto tal y como fue ideado por algunos sis en las redes de apoyo comunitario puede
de sus principales artífices, como J. S. Cole- provocar el efecto óptico de una visión para-
man, también podrían encontrarse casos en dójicamente romántica, en la que los presos
comunidades estadounidenses que cumplan latinoamericanos sufren menos, o en todo
las características de una “comunidad funcio- caso cuentan con una ventaja añadida muy
nal” (Coleman 1989). importante, que les haría sufrir menos que en
Cualquier enfoque o corriente intelectual otras partes del mundo, donde funciona me-
que base su identidad en la diferencia regional jor el aislamiento, la vigilancia y, por tanto, el
o local corre el riesgo de reproducir los errores abandono. El observador podría olvidarse de
que critica en la supuesta o real corriente he- los efectos negativos que tiene la corrupción
gemónica contra la que reacciona. Un análisis en las cárceles, la vulnerabilidad que añade y el
orientado a priori por la diferenciación puede efecto multiplicador de las discriminaciones y,
invertir las categorías, pero creando una nueva a la postre, del sufrimiento de los encarcelados
jerarquía igualmente injusta, en términos tan- que añade el carácter abierto de la institución.
to conceptuales como éticos. En virtud de esa En el extremo, encontramos casos de grupos
operación intelectual, lo único que se logra es de delincuentes que prefieren operar desde las
que la periferia devenga centro y el centro, pe- cárceles –ejerciendo actividades como el nar-
riferia. Una posición centrada en las situacio- cotráfico, la extorsión y el secuestro–, con la
nes específicas de la mujer indígena latinoa- complicidad de los funcionarios, desde fuera,
mericana puede correr el riesgo, dependiendo puesto que allí están más protegidos. Así suce-
de la retórica con la que se exponga el análisis, de en la Venezuela actual.3
de minusvalorar las situaciones de las mujeres Por otro lado, la tan cacareada negocia-
latinas de clases medias. Bajo la noble excusa ción no se realiza sobre bases de igualdad, sino
metodológica del olvido de aquellas minorías, todo lo contrario. Depende de los recursos de
se puede llegar a bajar la guardia o prestar me-
nos atención al sufrimiento de otras categorías 3 Véase el reportaje de periodismo de investigación “Clan-
que caracterizan a una gran parte de la pobla- destino”, sobre el secuestro en Venezuela (Dplay 2018).
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que disponga cada preso, en términos de va- formas de maltrato y acoso. En este caso, el
rios tipos de capital: social (redes de apoyo), carácter abierto de la institución es real solo en
humano (formación), económico y genético parte, justamente en una parte que favorece la
(aptitudes). En una prisión que se acerque exclusión.
más a los paradigmas del panóptico o de la
institución total, con el máximo aislamiento
y control objetivo y normativo, la desigualdad Conclusión
social como caldo de cultivo de la exclusión
social disminuye. En segundo lugar, los aspec- En este artículo hemos intentado contextua-
tos comunitarios de las redes entre prisioneros lizar la doble función social contradictoria de
y cuidadores y entre prisioneros y familiares y los centros penitenciarios en la época moder-
amigos no permiten pensar en las bondades na y, en especial, en las últimas décadas. Dicho
típicas del concepto de comunidad clásico, tipo de instituciones refleja la filosofía que ins-
ideado por Tönnies (gemeinschaft). El hacina- pira a la justicia penal, pero a su vez, esta se ve
miento, el miedo, la competitividad y el peli- sometida a tensiones contradictorias, que vie-
gro constantes lo impiden. En tercer lugar, en nen de la opinión pública y expresan los cam-
un contexto de fuerte negociación, la idea de bios en la cultura moral. En ellos intervienen
Foucault sobre la fluctuación entre los pun- actores diferentes, desde posiciones ideológi-
tos de resistencia y de poder es especialmente cas diferentes, a escala nacional e internacio-
útil. También lo es la idea de institución total nal. Los objetivos de algunas organizaciones
de Goffman (2001, 13). En este último caso, internacionales contrastan con la presión de
puede ser útil recordar la validez del esquema asociaciones de víctimas, movimientos socia-
teórico para la investigación de instituciones les y medios de comunicación, cuyos intereses
que entran dentro del mismo universo, tales comunes pueden constituir electorados que
como los centros de enseñanza. El hecho de demandan un endurecimiento de las penas y
que los internados, que se acercan al tipo más del tratamiento de los infractores, sirviéndose
puro de organización totalizante, hayan caí- de líderes neopopulistas.
do en desuso en muchos países en las últimas Si bien puede hablarse de una tendencia
décadas no significa que el concepto no sir- secular de pacificación civilizadora, en térmi-
va como instrumento de observación en las nos generales, esta no es incompatible con el
relaciones que se establecen entre los actores aumento de la población privada de libertad.
escolares en centros supuestamente abiertos. Ahora bien, este hecho es menos relevante
Así, puede suceder en la actualidad que, de- de lo que puede parecer a simple vista, por-
bido precisamente a que la vigilancia de los que en un sistema social histórico es impen-
profesores disminuye –como sucedería en el sable la situación de obediencia total de las
paradigma de prisión latinoamericana–, las normas. Aquella compatibilidad solo indica,
relaciones entre iguales, en un entorno donde por consiguiente, el grado de efectividad del
no hay una educación para el ocio y el conoci- sistema de control social formal, de manera
miento personal, en un entorno poco agrada- que no permite al investigador ninguna pre-
ble, donde la única razón de estar es la obliga- visión prospectiva. Para dar este paso, tiene
ción, corren el riesgo de derivar en múltiples que plantearse el debate sobre el impacto de
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