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INTRODUCCIÓN:

En este trabajo pretendo reflejar, de forma muy breve, la difusión


que tuvo la Imprenta por Europa desde que el alemán Gutemberg la creara
en el S. XV.

En él se recoge desde la difusión de la Imprenta dentro de la propia


Alemania hasta la de las ciudades más representativas, desde el punto de
vista de la Imprenta, del resto de países europeos.

Para elaborar el trabajo he recurrido a apuntes de otros cursos y a


algunos libros sobre el tema (los cuales se reflejan en la bibliografía).

El material que hay en la Biblioteca Municipal de Valencia sobre la


difusión de la Imprenta en Europa no es muy abundante, prima la
bibliografía que trata sobre la Imprenta en España, concretamente en
Valencia.

De todas formas espero que la información que proporciona este


trabajo sea suficiente para otorgar una visión general de dicho tema.

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DIFUSIÓN DE LA IMPRENTA EN ALEMANIA:

A finales de 1470 Maguncia ya no era el principal centro impresor de


Alemania; para esa fecha ya se habían establecido talleres de Imprenta en
más de siete ciudades alemanas.

Hubo un enfrentamiento entre Dieter de Isenburg y Adolfo de


Nassau, rivales por el arzobispado de Maguncia, que llevó al saqueo de la
ciudad por las tropas de Adolfo el 27 de Octubre de 1462. Esto paralizó la
Industria y muchos artesanos, incluidos los impresores, se marcharon de la
ciudad e incluso del país.

Por otra parte, algunos oficiales ambiciosos que habían aprendido algo
del nuevo oficio en Maguncia sintieron deseos de establecerse por su cuenta
como maestros impresores. Muestra de esto es la cantidad de nombres
alemanes que aparecen entre los primeros impresores del resto de países
europeos. Algunos se convirtieron en auténticos nómadas.

LA IMPRENTA EN ITALIA:

En Italia, el arte de imprimir lo introducen dos alemanes: Conrad


Sweynheim y Arnold Pannartz en 1465.

Tras el saqueo de Maguncia Sweynheim y Pannartz partieron hacia


Roma con la intención de establecer un taller en esta ciudad, fue en un
Monasterio Benedictino en la localidad de Subiaco donde lo establecieron.
Allí realizaron el primer libro impreso en suelo italiano, un Donato.

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Los impresores no permanecieron mucho tiempo en Subiaco. Al no
verse allí mucho futuro reanudaron su viaje a Roma. Allí, en casa de los
hermanos Piero y Francesco de Massini, establecieron su taller.
En Roma los impresores dependían casi totalmente de la Curia, no
había como en Milán y en Venecia una clase mercantil acaudalada.

En Venecia fue otro alemán el primero en introducir la imprenta: Juan


de Espira (Johannes de Spira), quien obtuvo un monopolio de impresión en
esta ciudad por un periodo de cinco años concedido el 18 de Septiembre de
1469 por la Signoría (esto no volvió a repetirse con ningún otro impresor).
Pero Juan murió un año después de establecer su taller que fue continuado
por su hermano Wendelin.

Nicolás Jonson fue un fuerte rival para la sociedad de Spira. En 1476


abarcaban entre ambos la mitad del total de libros publicados durante ese
año en Venecia.

En Florencia fue el orfebre Bernardo di Cenni del Fora, llamado


Cennini, quien introdujo la imprenta.

Un impresor procedente de Maguncia, Jhoannes Petri, el cual se cree


que había trabajado para Peter Schöeffer, llegó a Florencia hacia 1471.

Uno de los más interesantes de entre los primeros talleres de


imprenta que trabajaron en Florencia fue el de la imprenta Ripoli, en el cual
trabajaron monjas como cajistas.

El primer libro publicado con grabados calcográficos, que se conoce,


se imprimió en Florencia en 1477 por Nicoló di Lorenzo y la obra fue:
“Monte Santo di Dio” de Antonio Bettini de Siena.

A Florencia le corresponde el honor de ser la primera ciudad que


imprimió las obras de Horacio en griego.

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En Bolonia el inmediato y continuado éxito del negocio de la imprenta
se debe a la floreciente vida y creciente fama de la Universidad.
No menos de 47 talleres trabajaron en Bolonia antes de final de siglo.

La competencia era feroz y solo se mantuvieron las grandes


empresas.

Predominan los libros jurídicos, tanto de derecho civil como


eclesiástico.

Un dato peculiar sobre la imprenta boloñesa en el S. XV es la


completa ausencia de Biblias y libros litúrgicos.

En Milán, pese a su prosperidad, no tubo ningún impresor hasta 1471.

El primer taller lo estableció un médico; Pamfilo Castaldi de Feltre,


de 70 años; él era el propietario, pero los que imprimían eran los hermanos
Antonio y Fortunato Zarottu.

Después de 1472 la imprenta se esparció rápidamente por toda Italia,


existiendo talleres en 72 poblaciones antes del final del S. XV. Dato
positivo si se compara con los 50 de Alemania y con los 39 de Francia.

Aunque eran en su mayoría lugares pequeños y los impresores


acababan marchándose a otros lugares con mejores perspectivas.

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LA IMPRENTA EN FRANCIA:

La introducción de la Imprenta en Francia no se produjo hasta 1470,


fue llevada a cabo por dos profesores de la Sorbona.

La razón por la cual no se produjo antes fue el hecho de que París era
un centro de difusión de Manuscritos, tanto para la Universidad como para
mecenas privados y, se cree que en esa época había en la ciudad no menos de
seis mil copistas, amanuenses e iluminadores, los cuales estaban muy lejos
de entusiasmarse con el invento de Gutemberg.

En 1465 se las habían arreglado para confiscar un cargamento de


libros traídos a París para su venta por Fust, a quien se le obligo a regresar
a Alemania sin haber vendido ninguno de ellos.

Los hombres que instalaron el primer taller de imprenta en Francia


fueron: Guillaume Fichet y Jean Heynlin, ambos personajes importantes en
la Universidad de París.

En el verano de 1470 acabaron el primer libro impreso en Francia; una


edición de las cartas de Gasparinus Barzizus.

A Guillaume Fichet le debemos el primer documento de indiscutible


autenticidad que atribuye a Gutemberg el invento de la Imprenta. Se trata
de una carta que Fichet escribió a Robert Caguin.

La parte más relevante de la carta dice así:

“Es de la restauración de los estudios de humanidades de lo que ahora


hablo. Sobre éstos (hasta donde soy capaz de conjeturar) una gran luz ha sido
arrojada por la casta de los nuevos hacedores de libros que, según nuestra
memoria, Alemania (como hizo hace tiempo el Caballo de Troya) ha diseminado por
todos los rincones. Pues se dice que allí, no lejos de la ciudad de Maguncia, apareció
un tal Juan, cuyo apellido era Gutemberg, el cual, primero entre todos los hombres,
inventó el arte de la imprenta, mediante el cual los libros son hechos, no con una
caña, como hacían los antiguos, ni con una pluma, como hacemos nosotros, sino con
letras de metal, y de un modo rápido, esmerado, bello”.

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En 1477 se imprime en París el primer libro en lengua vulgar.

En general se escribía en latín por estar los libros dirigidos a


estudiantes y profesores de la Universidad.

En cambio, en Lyon, donde los libros estaban destinados a satisfacer


al público en general, se escribía en francés.

En Lyón la mayoría de los impresores eran alemanes, el predominio era


tan alto que los impresores acabaron siendo conocidos en esa ciudad como
“les allemands”.

Era una de las ciudades más prósperas de Francia, principalmente por


su proximidad con Alemania y Lombardía en la ruta comercial entre la Ile -
de – France, Borgoña y los países mediterráneos. Además la Feria de esta
ciudad atraía también a muchos comerciantes.

LA IMPRENTA EN HOLANDA:

El arte de imprimir se practicó en los Países Bajos en fechas


tempranas. Las primeras impresiones, aunque en forma de fragmentos,
tienen una apariencia muy primitiva.

En Holanda consideran también a Lorenzo Coster como inventor de la


imprenta (llaman a los incunables “costerianos”)
El primer taller de imprenta de Holanda al que pueda asignarse el
nombre de un impresor es el que establece en Utrecht Nicolaus Keteleaer
y Gerardus de Leempt; su primera obra fue “Historia Scholastica
Super Novum Testamentum de Petrus Comestor” en 1473.

La localidad donde se establecieron más impresores fue en Amberes,


debido a su importancia en el mundo del comercio.

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LA IMPRENTA EN ESPAÑA:

Son oscuras las informaciones sobre la introducción de la imprenta en


España, falta de claridad que se debe en parte a los pocos documentos
encontrados en los archivos y fundamentalmente a la falta de colofones
explícitos en los primeros libros. Sin embargo se pueden hacer varias
afirmaciones:

- Llegó con cierto retraso, en la década de los setenta,


explicable por la situación periférica de la Península y
por la falta de grandes universidades o de rica vida
urbana.
- Los primeros impresores fueron alemanes, lo que es
natural porque el gremio internacional estaba
compuesto en su mayoría por ellos.
- El camino de introducción fue Italia, según muestran
los tipos romanos empleados en los primeros
impresos, hecho comprensible por las intensas y
extensas relaciones con Italia, residencia de la
cabeza de la Iglesia, creadora de la nueva corriente
intelectual, el Humanismo.

Durante algún tiempo pareció que el honor de ser el primer


libro impreso en España era para la “Gramática”, de Mates, impresa
en Barcelona en 1468, fecha que resultó una errata, probablemente
por 1488.

El honor fue otorgado también a Obres o “Trobes en Lahors de


la Verge María”, del alemán Lambert Palmart; pero hoy se piensa que
ni siquiera fue la primera obra impresa en Valencia, aunque se le
reconoce el mérito de haber sido el primer libro impreso de carácter
literario.

Hoy goza de general aceptación la idea de que la primera obra


impresa en España fue una conservada en la Catedral de Segovia, “El
Sinodal de Aguilafuente”, impreso en 1472.

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En esos momentos la ciudad de Segovia vivía su mejor momento
histórico, con ferias, fiestas y torneos brillantes, era el centro de la
vida política y allí fue proclamada Isabel reina en 1474.

No fueron muchas las ediciones que se realizaron en España en


el S. XV, menos del millar, la quinta parte de las impresas en Venecia,
a pesar de que los Reyes Católicos valoraron positivamente la utilidad
de la imprenta para la difusión de documentos políticos y religioso.
Facilitaron su importación , el establecimiento de talleres,
patrocinaron la edición de libros y concedieron a algunas obras
privilegios.

En total fueron veintiseis las ciudades españolas que


dispusieron de imprenta en el S. XV.

LA IMPRENTA EN PORTUGAL:

El primer libro impreso en Portugal es un Pentateuco en hebreo


terminado en Faro, en el taller de D. Samuel Poteira, el 30 de junio de 1487.

El primer incunable en portugués es una traducción de la “Vita


Christi” de Ludolphus de Saxonia, impreso en Lisboa, en cuatro volúmenes,
en 1495 por Valentín Fernández y Nicolau de Saxonia. A pesar de ser una
pésima traducción, es uno de los libros de más bella impresión.

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LA IMPRENTA EN SUIZA:

Berthold Ruppel fue el primer impresor de Basilea, había aprendido su


oficio del propio Gutemberg en Maguncia. De los libros que imprimió en
Basilea sólo uno está firmado y ninguno lleva fecha; salvo el “Super Libros
Decretalium” de Nicolaus Panormitanus, de 1477.

A mediados del S. XV Basilea era un importante centro comercial, y la


universidad fundada allí en 1460 hizo de la ciudad una puerta a través de la
cual el flujo de los estudios humanísticos pasaba de Italia a Alemania y
Francia.

La primera obra de Ruppel parece haber sido una Biblia en latín sin
fecha, hay indicios de que empezó sus preparativos ya en el año 1468.

En 1478 Adam Steinschaber de schweinfurt introdujo la imprenta en


Ginebra.

En Zúrich la introdujo el dominico Albert von Weissenstein, en 1479.

LA IMPRENTA EN INGLATERRA:

Fue un cuarto de siglo después de que se pusiese en práctica el arte


de imprimir cuando si instaló el primer taller en Inglaterra; fue el único país
de Europa en el que el prototipógrafo fue un nativo, el impresor William
Caxton.

Como ciudad para establecer su taller eligió Westminster en vez de


Londres debido a su proximidad a la Corte, donde tubo influyentes mecenas

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Se desconoce cual fue la fecha exacta en que fijó su residencia, pero debió
de ser antes del final de 1476.

Caxton publicó el único ejemplo conocido en la Inglaterra del S. XV de


nota de impresor.

Caxton no fue durante mucho tiempo el único impresor de Inglaterra;


Theodore Rood estableció su taller de imprenta en Oxford en 1478, y dos
años después otro extranjero, Johannes Lettou, introdujo la imprenta en
Londres. El primer impreso que podemos asociar con su taller de imprenta
es una Bula.

Hacia finales del S. XV acaecieron ciertos cambios en el incipiente


negocio del libro en Inglaterra. La competencia extranjera era
insignificante en el momento de la muerte de Caxton, pero durante la última
década del siglo tanto Francia como Italia imprimían libros para el mercado
inglés. Varios impresores franceses comenzaron a imprimir y a exportar
libros litúrgicos al uso de Sarum, y varios papeleros extranjeros se
establecieron en Inglaterra con vistas a vender estas mercancías.

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