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Análisis formal

“Pessamen ai e cossir” ("He pensado / Tengo en mente") es el título de una

canción profana del trovador occitano Peire Raimon que ha llegado hasta el día de hoy.

Fue compuesta en la edad media en el Sur de la actual Francia y fue escrita en italiano.

La obra consta con la estructura siguiente.

Pessamen ai e cossir
Parte A Parte B Coda
Instrumental Voz + Instrumental Voz + Solo
Instrumental Instrumental Instrumental

Traducción:

Letra en italiano Ab douss' acoindansa:


Pessamen ai e cossir Qu'ieu li suy senes enguan,
D'una chanso faire E non ai membransa
Qu'a lieys denhes abelhir D'als, mas quom fezes
Cuy suy fis amaire; Tot so qu'a mi dons plagues;
E s'ieu pogues avenir Pero pauc m'enansa.
En bos digz retraire,
Far pogra saber Qu'ades m'en vauc meluyran
Que ieu plus fin joy esper, On plus n'ai pezansa
Que nuls natz de mayre. Vas lieys, e suefri mon dan
Ab bon' esperansa;
E doblera mon talan
Lo cors e·l sen e l'albir Sil belha semblansa,
Ai mes e·l vejaire Gentils cors cortes,
En lieys honrar e servir, Si·t prezes de me merces
Quar es la belhaire O qualsque pitansa.
Qu'om pogues el mon chauzir,
Don no·m puesc estraire Letra en español
Ni mon cor mover; Tengo en mente,
Qu'Amors me fai tan temer y siento la necesidad de escribir una canción
Lieys qu'als non am guaire. que pudiera complacerla,
de quien soy amante cortés;
La fina vera valors y si pudiera lograr poner
Plus d'autra valensa, esto en palabras refinadas,
E·l pretz, e·l fresca colors Debería poder decirle al mundo
Me platz e m'agensa: que puedo esperar una alegría más fina
Que si me valgues Amors que nunca un hombre mortal ha
Tan que m'entendensa
Mi dons abelhis, He puesto mi persona, mi mente,
Plus ric joy que Paradis mi juicio y mi buen sentido
Agr' a ma parvensa. a honrarla y servirla,
porque ella es la mas bella
Nulh' autra no·m pot secors uno puede elegir servir en este mundo,
Far ni dar guirensa; y no puedo escapar de ella
Et on plus en sen dolors ni apartes mi corazón;
Plus n'ai sovinensa; El amor me hace temerla tanto
Mas ges dire mas clamors que no considero amar a nadie más.
No l'aus per temensa;
Tan li sui aclis Su valor verdadero e inmaculado,
Qu'on plus vas me s'afortis, que la hace sobresalir sobre todas las demás
Mai l'am ses falhensa. damas,
su virtud, su hermosa forma
E fora li benestan por favor y deléitame.
Si·m des alegransa, Y si el amor me concediera
Tan qu' aleuges mon afan tanto como para hacer que mi Señora esté de
acuerdo lo que debe hacer para aliviar
a mis ruegos amorosos, mi mente aliviando mi dolor
Debería, estoy seguro, con una conducta más amable.
goce de mayor alegría que en el Paraíso. Porque soy de ella sin engaño
y mi mente no está puesta en otra cosa
Ninguna otra dama puede ser de ayuda pero como comportarse
yo ni aliviar mi dolor, para complacer a mi Señora
y cuanto más me hace sufrir, pero esto no me lleva a ninguna parte.
cuanto más vuelvo a ella mis pensamientos.
Pero no me atrevo a expresar mi queja Ahora estoy mejorando mis propias condiciones
por miedo a ella: preocupándome por ella,
Estoy tan bajo su hechizo y yo apoyo mi dolor
que mientras se endurece con buena esperanza;
su actitud hacia mi y tu apacible apariencia
Solo la amo aún más. duplicaría mi afán,
hermosa dama cortesana,
Aún así, sin duda sería si tuvieras piedad de mi.
menos algo de conmiseración.

Contexto Histórico.

Felipe II de Francia, llamado "El Augusto" Ocupó el trono de Francia entre los años

1180 y 1223.

Una de las primeras decisiones que tomó Felipe Augusto fue la de expulsar, en abril de

1182, a los judíos y confiscar todos sus bienes, una decisión que rompía con la

protección acordada por Luis VII. El motivo oficial designaba a los judíos como

responsables de diversas calamidades, pero el motivo real era el de reforzar, sobre todo,

a las casas reales, una decisión sin duda temeraria al comienzo de su reinado. Estas

medidas no duraron mucho: la interdicción del territorio, por entonces difícil de hacer

respetar, terminó en 1198 y la actitud conciliadora de Luis VII volvió a imponerse como

norma.

Durante todo el período comprendido entre 1206 y 1212, Felipe Augusto se dedicó a

consolidar sus conquistas territoriales. El dominio capetino fue bien aceptado en

Champaña, Bretaña y Auvernia, pero los condados de Boulogne y Flandes plantearon

más problemas.

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