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Tema N°1 CONDUCIRSE A UNO MISMO ANTES DE CONDUCIR A OTROS

Asignatura: Desarrollo Integral del Lider


Maestro: Lic. Israel Álvarez Vásquez
Fecha: 10/12/2020
Estudiante: Delia Marisol Torres Cruz

El liderazgo cristiano es ser un buen ejemplo, es más fácil predicar 10 sermones


que vivir uno. No debemos ser como una agencia de turismo, promocionando
lugares que nunca hemos visitado. Eso hicieron los fariseos. La buena predicación y
enseñanza se basa en nuestra propia experiencia viva con el Señor. Demuestra lo
que somos, hace madurar a otros y madura con ellos. 

Muchos tratan de cambiar el mundo pero no quieren cambiar su propia vida.


Avivamiento y Renovación que trata sobre lo que nos ayuda a madurar. En esta
tarea estamos colaborando directamente con el Espíritu Santo.

Imaginando una brújula con una caja plateada, una cara blanca redonda, una aguja
negra delgada, y cuatro letras colocadas a intervalos de noventa grados: N, S, E y
O. Casi cada vez que la palabra liderazgo es mencionada, ¿en qué dirección
piensan instintivamente los líderes? Sur.

Diga la palabra liderazgo y las mentes de la mayoría de los líderes emigra hacia la
gente que está bajo su cuidado. Cuando van a conferencias de liderazgo asumen
que tiene solo una meta: mejorar su habilidad para dirigir al pueblo que Dios les ha
confiado. Sur. Es el primer instinto del líder. Lo que la mayoría de las personas no
se dan cuenta, es que para liderar bien, un líder necesita, en realidad, ser capaz de
liderar en todas las direcciones: norte, sur, este y oeste.

Por ejemplo, líderes eficientes tienen que liderar el norte, que significa dirigir a
aquellos que están sobre ellos. A través de las relaciones e influencia los líderes
dirigen a la gente que los supervisa.

Los líderes eficientes también deben aprender cómo liderar el este y el oeste, en
escenarios de grupos semejantes. Si no aprendemos cómo liderar lateralmente y
crear situaciones de ganar-ganar con los colegas, toda una cultura de iglesia puede
deteriorarse.
Así que, un líder debe aprender cómo liderar a los de abajo, arriba y lateralmente.
Pero, quizás el desafío del liderazgo más pasado por alto, es el medio.

¿Quién representa el más fuerte desafío de su liderazgo?

Considere 1 Samuel 30. David, el futuro rey de Israel es un joven líder apenas
aprendiendo a liderar sus tropas a la batalla. Aunque David es un novato, Dios está
derramando su favor sobre él, así que la mayoría de las batallas están de su lado.
Entonces, es un día que parecía normal, ese patrón cambia. Después de regresar
de una expedición, David y sus hombres descubren que soldados enemigos habían
venido alrededor de sus flancos y atacaron y destruyeron su campamento,
arrastrando a las mujeres y niños, y quemando todas sus pertenencias.

Esto definiría un día malo para cualquier líder, pero no había terminado todavía. Los
soldados de David estaban cansados, furiosos y preocupados por sus familias.
Estaban disgustados con Dios. Finalmente, una facción de ellos riega la palabra de
que se cansaron del liderazgo de David. Ellos imaginan que toda la tragedia es
culpa de él, y deciden apedrearlo.

De repente David se enfrenta a una severa crisis de liderazgo. Inmediatamente


debe decidir hacia dónde dirigir la energía de su liderazgo. ¿Quién la necesita más?
¿Sus soldados? ¿Los oficiales? ¿Las facciones rebeldes? ¿Su respuesta? Ninguno
de los anteriores. En ese momento crítico David se da cuenta de una verdad
fundamental: él necesita liderarse a sí mismo antes de poder liderar a alguien más.
A menos que él esté ordenado internamente, tiene muy poco que ofrecer a su
equipo. Así que, encontró un lugar de soledad, y allí David “cobró ánimo y puso su
confianza en el Señor su Dios” (1 Samuel 30:6). Solo entonces intenta él encender a
su equipo para rescatar a sus familias y lo que queda de sus pertenencias.

David entendió la importancia del autoliderazgo. Aunque este tema es rara vez
discutido, es parte esencial del liderazgo.

¿Cómo podemos liderar eficazmente a otros si nuestros espíritus están hundidos o


nuestro valor está vacilando?

No hace mucho un artículo mencionaba. El aclamado experto en liderazgo Dee


Hock desafiaba a los líderes a calcular cuánto tiempo y energía invertían en cada
una de estas direcciones: liderar gente bajo su cuidado (S), liderar gente sobre ellos
(N), liderar gente lateralmente (E-O), y liderarse ellos mismos. Puesto que él ha
estado pensando y escribiendo acerca del liderazgo por más de veinte años, y es un
laureado en el Salón de la Fama de la administración, yo estaba ansioso por saber
qué concluía.

¿Su recomendación? “Es la administración de uno mismo la que debería ocupar el


cincuenta por ciento de nuestro tiempo y lo mejor de nuestra habilidad. Y cuando
nosotros hacemos eso, los elementos éticos, morales y espirituales de la gerencia
son ineludibles”.

Si saliéramos a la calle y preguntásemos a diez personas al azar cuál consideran


ellas que es el tema más importante del mundo, probablemente recibiríamos
diversas respuestas: el dinero, el amor, el matrimonio, el sexo, la libertad, la
seguridad, la posición, el placer, la paz y la felicidad. Pero, desde el punto de vista
de Dios, solo hay una respuesta posible. Se trata del asunto principal de todo el
universo, el propósito de la creación, la meta principal de la vida cristiana y la razón
de ser de todas las cosas que Dios ha hecho y hará. ¿Cuál es, pues, ese propósito?
El Catecismo menor de Westminster nos da la respuesta. La primera pregunta que
dicho catecismo nos hace es: “¿Cuál es el fin principal del hombre?”. A lo que
responde: “El fin principal del hombre es glorifcar a Dios y gozar de Él para
siempre”. Los redactores del Catecismo menor creían que todos los cristianos
debían entender que existen para la gloria de Dios y para disfrutar de Él. Alguno
podría objetar que nos estamos basando demasiado en el Catecismo, aunque este
tenga como base las Escrituras. Pero la suprema importancia de la gloria de Dios no
es simplemente idea de algún hombre: la Biblia la respalda sin rodeos. David
escribe: “A Jehová he puesto siempre delante de mí” (Sal. 16:8), refriéndose a dar
gloria a Dios. Al hacer esa declaración, lo que David está diciendo es,
efectivamente: “En todo lo que hago, El propósito principal tengo mi atención puesta
en Dios. Todo lo que llevo a cabo, lo realizo completamente enfocado en Dios. Todo
es para su gloria, su honra y el cumplimiento de su voluntad”. El resultado de tal
enfoque lo vemos en el versículo 9: “Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi
alma”. Esta es otra manera de decir que David experimentaba un gran gozo en
Dios; por lo que su meta era vivir siempre para su gloria y, como consecuencia de
ello, disfrutar de Él para siempre.
Autodisciplina: la primera persona a la que tienes que dirigir eres tú mismo
La primera y gran victoria es conquistarse uno mismo.
—Platón, filósofo
Un hombre sin decisión de carácter nunca puede decir que pertenece a sí mismo…
Pertenece a cualquiera que pueda cautivarlo.
—John Foster, autor
EL REY DE LA COLINA

Es duro llegar a la cima. Pocas personas alcanzan alguna vez el lugar donde se les
considera de los mejores en su trabajo; y menos aun aquellos a quienes se les
considera el mejor de todos los tiempos. Eso fue lo que logró Jerry Rice. Se le
considera el mejor recibidor de fútbol americano de todos los tiempos. Y tiene las
marcas que lo prueban. La gente que lo conoce bien dice que él es así por
naturaleza. Sus virtudes físicas son increíbles. Tiene todo lo que un entrenador
quisiera encontrar en un recibidor. El entrenador del Salón de la Fama de fútbol
americano, Bill Walsh, dijo, «No creo que, físicamente, haya habido otro como él».
Pero eso no ha sido lo único que lo ha hecho grande. La verdadera clave de su éxito
ha sido la autodisciplina. Trabaja y se prepara día tras día, como nadie en el mundo
profesional del fútbol. La historia de la habilidad de Rice para esforzarse se puede
ver en su experiencia en conquistar las colinas. La primera fue en la secundaria. Al
final de cada práctica, el entrenador Charles Davis acostumbraba que sus jugadores
corrieran veinte veces arriba y abajo una colina de 36 m. En un día particularmente
caliente y sofocante en Misisipí, Rice pensó en retirarse después de once subidas y
bajadas. Cuando empezaba a caminar hacia los vestidores, se detuvo. «No te
rindas» se dijo a sí mismo, «porque una vez que lo hagas, te parecerá que lo que
hiciste estuvo bien hecho. Y no lo está». Así es que regresó y terminó sus carreras,
y desde entonces nunca más pensó en desertar. Como jugador profesional, se hizo
famoso por su habilidad de subir otra colina. Esta es una abrupta pista de 5 km en
un parque en San Carlos, California, que Rice hizo parte de su programa de
entrenamiento regular. Otros jugadores destacados trataban de subir con él, pero se
quedaban atrás, asombrados por su resistencia. Pero esto era solo parte de 80 la
rutina acostumbrada de Rice. Incluso fuera de la temporada, mientras otros
jugadores están pescando o disfrutando de su temporada baja, Rice trabaja en su
rutina de ejercicios normales desde las 7:00 hasta el mediodía. Alguien una vez dijo
en broma, «Está en tan buenas condiciones que hace que Jamie Lee Curtis parezca
ser James Earl Jones».
Jerry Rice es un ejemplo perfecto del poder de la autodisciplina.
Sin ella, nadie logra ni mantiene el éxito. No importa cuán dotado sea un líder, sus
dotes nunca alcanzarán su potencial máximo sin la autodisciplina. Esta sitúa a un
líder para llegar hasta el nivel más alto y es una clave para el liderazgo que
permanece. Si quieres llegar a ser un líder para quien la autodisciplina es un capital,
sigue las siguientes instrucciones:
1. Desarrolla y cumple tus prioridades
Cualquiera que hace lo que tiene que hacer solo cuando tiene la disposición o
cuando le conviene, no llegará a tener éxito. Tampoco la gente lo seguirá y lo
respetará. Alguien dijo una vez, «Para hacer tareas importantes se necesitan dos
cosas: un plan y en realidad no demasiado tiempo». Como líder tú ya tienes poco
tiempo. Ahora todo lo que necesitas es un plan. Si puedes determinar lo que es
realmente una prioridad y liberarte de todo lo demás, es mucho más fácil continuar
con lo que es importante. Esa es la esencia de la autodisciplina.
2. Haz de un estilo de vida disciplinado tu meta
Aprender sobre cualquier persona altamente disciplinada, tal como Jerry Rice, debe
llevarte a entender que para tener éxito, la autodisciplina no puede ser asunto de un
día. Tiene que convertirse en un estilo de vida.
Una de las mejores formas de disciplinarse es desarrollar sistemas y rutinas,
especialmente en áreas cruciales para tu éxito y crecimiento a largo plazo.
3. Duda de tus excusas
Para desarrollar un estilo de vida disciplinada, una de las primeras tareas tiene que
ser objetar y eliminar cualquier tendencia a dar excusas. Como dijo el escritor
clásico francés Francois La Rochefoucauld, «Casi todas nuestras faltas son más
perdonables que los métodos que elaboramos para ocultarlas». Si tienes varias
razones por las que no puedes ser disciplinado, entiende que realmente son solo un
montón de excusas: todas las cuales necesitan ser objetadas si quieres llegar al
próximo nivel como líder.
4. Elimina las recompensas hasta que esté hecho el trabajo
El autor Mike Delaney sabiamente expresó, «Cualquier negocio o industria que
reconozca por igual a sus trabajadores indolentes y desinteresados que a los
esforzados y empeñosos, tarde o temprano se encontrará que tiene más
trabajadores indolentes que empeñosos». Si careces de autodisciplina, puedes
adquirir el hábito de comerte el postre antes de la sopa.
5. Permanece concentrado en los resultados
Si cada vez te concentras en lo difícil del trabajo en lugar de en los resultados o
beneficios, es probable que llegues a desanimarte. Si te quedas demasiado tiempo
en ese punto, desarrollarás autocompasión en vez de autodisciplina. La próxima vez
que tengas que hacer algo y te sientas tentado a buscar el camino más fácil en lugar
de pagar el precio, cambia tu enfoque. Saca la cuenta de los beneficios que
obtendrás por hacer lo que es correcto y después lánza al trabajo.
CONVENCIMIENTO
Para mejorar tu autodisciplina haz lo siguiente:
• Selecciona tus prioridades. Piensa en dos o tres áreas de tu vida que son las más
importantes para ti. Anótalas junto con las disciplinas que tienes que desarrollar
para crecer y mejorar en esas áreas. Desarrolla un plan para hacer de las
disciplinas una parte diaria o semanal de tu vida.
• Haz una lista de las razones. Tómate tu tiempo para anotar los beneficios de
practicar las disciplinas que acabas de escribir. Después coloca la lista de los
beneficios en algún lugar donde la puedas ver diariamente. En los días que no
quieras continuar, vuelve a leer tu lista.
• Desecha las excusas. Escribe cada razón por la que no serías capaz de continuar
con tus disciplinas. Léelas todas. Necesitas descartarlas como excusas que son.
Aun si una razón pareciera legítima, busca una solución para vencerla. No dejes
que ninguna razón te haga desistir. Recuerda, solo en el tiempo de la disciplina
tendrás el poder para lograr tus sueños.
El fundamento del liderazgo no es el carisma personal, sino el carácter. El carisma
no tiene nada que ver con lo que hace que un líder sea eficaz. El liderazgo no tiene
que ver con la posesión de una personalidad encantadora y llamativa,
una gran sonrisa o voz. Lo que se necesita es carácter y credibilidad. El liderazgo
es influencia, y sin credibilidad, su influencia no irá muy lejos. Tal vez la gente le
siga por un tiempo, pero no pasará mucho antes que se den cuenta de que va por
un camino que no lleva a ninguna parte.
Bibliografía

 MacPherson, B., (2004) El liderazgo Cristiano, Chicago, Illinois, EE.UU


 Hybels, B., Liderazgo Audaz, Editorial Vida
 Maxwell, J. (2000) Las 21 Cualidades Indispensables de un Lider. Nashville,
Tennessee: Editores Caribe-Betania
 MacArthur, J., (2014) Llaves del crecimiento espiritual Michigan: Editorial
Portavoz
 Warren, R. (2005) Liderazgo Con Propósito Lecciones De Liderazgo Basadas
En Nehemías : Editorial Vida

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