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Mansilla, desde 1868, Mansilla se encontraba en Córdoba desempeñando el cargo de comandante de
frontera.
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La dedicatoria se explicita en la carta introductoria de Mansilla a Orión, seudónimo de H. Varela: “Pues
bien, querido Orión, mi amigo de tantos años, contra viento y marea, es a quien yo dedico mis cartas a
Santiago Arcos, ya que te has empeñado en que haga de ellas un libro.” [CITATION Luc10 \p 15 \l 11274 ]
cartas, un personaje particular cuya elección no fue hecha al azar puesto que este hombre
militar, estuvo previamente a Mansilla en la frontera con el mismo objetivo que el autor de
la obra , correr los límites de la misma para ampliar el terreno de la “civilización”. Por lo
tanto, manejan un mismo código, un mismo conocimiento con respecto a la dinámica de la
frontera y los ranqueles. Sin embargo durante todo el texto, el narrador es consciente de la
presencia de otro destinatario a quien le habla directamente: el lector masivo del periódico,
ese lector porteño que carece de ese código que comparten Mansilla y Arcos; y a quien se
dirigen ciertas estrategias discursivas que explicaremos más adelante.
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Toma como premio algo que en realidad él sabe que no lo es. Durante toda su carrera política y militar
quiso conseguir un cargo en algún ministerio, pero por su sangre rosista y algunas ideas más federales que
unitarias, ni Roca, ni Sarmiento, ni Avellaneda le concedieron el gusto.
heroico de sacrificarse y cargar a Linconao enfermo. “[Autoclamación]… como desborde
verborrágico del ego” en que Mansilla se figura como héroe.[CITATION Fer97 \l 11274 ]
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Aquí se puede ver su giro argumentativo para mostrar falsa modestia.
escritor y busca un lector/público apto para sus obras, en pos de incentivarlos a leer
escritores nacionales. [CITATION Ado \p 55-56 \l 11274 ]
Otro género es el ensayo, muy presente en Una excursión…, este se puede ver con
un registro particular, porque Mansilla utiliza la excusa del texto para desarrollar
reflexiones filosóficas, políticas, sociales:
Somos algo más que un dualismo; somos algo de complejo, de
complicado o indescifrable.
Y sin embargo, es falso que los hombres sean mejores en la mala
fortuna que en la buena, caídos que cuando están arriba, pobres que ricos.
El avaro, nadando en la opulencia, no se cree jamás con deberes para el
desvalido.
El generoso no calcula si lo superfluo de que hoy día se desprende, será
mañana para él una necesidad.
El cobarde es siempre fuerte con los débiles, débil con los fuertes.
El valiente, ni es opresor, ni se deja oprimir; puede doblarse, quebrarse
jamás.
El débil busca quien le de sombra, quien lo gobierne y lo dirija.
El fuerte, ampara y protege, se basta a sí mismo.
El virtuoso es modesto.
El vicioso es audaz.
Somos como Dios nos ha hecho.
Es por eso que la caridad nos prescribe el amor, la indulgencia, la
generosidad.
Es por eso que la grandeza humana consiste en adherirse a lo
imperfecto. (…)
Nos quejamos de los demás, jamás de nosotros mismos.
¿Es que somos ingratos o severos?
¡No!
Es que no nos entendemos.
Si nos comprendiéramos no seríamos injustos, anhelando como
anhelamos el bien.
There is a tide in the affairs of men, / which, taken at the flood, leads on
fortune.[CITATION Luc10 \p 229-231 \l 11274 ]
En sus reflexiones, Mansilla dispone sus postulados en párrafos cortos o incluso de
una oración. Utiliza un lenguaje menos familiar, más poético pero sin ornamentos; y para
hacer énfasis suele utilizarse el paralelismo o la anáfora. Esto supone una lectura rápida y
efectista, en que no se explican sus ideas en su totalidad pero contribuyen a la
espectacularidad de la prosa del autor. Tanto en el ejemplo de cuadro de costumbre como
en sus reflexiones, Mansilla aprovecha para denunciar su descontento con las decisiones
políticas del gobierno para con los indios quienes viven oprimidos y en lucha contra una
exterminación que el autor rechaza. Un procedimiento característico del movimiento
literario y que se encuentra presente en la obra de dicho escritor, para realizar la denuncia
es la ironía.
Por otro lado, retomando el análisis del último fragmento, se cita un verso de
Shakespeare. A lo largo de la obra, hay distintas citas y referencias intertextuales que
incluyen personalidades grecolatinas como Juvenal y Tácito, y modernas e incluso previos
al autor, como los fragmentos de La cautiva de Echeverría. Mansilla despliega todos sus
conocimientos como consumidor cultural que es; e incorpora citas y referencias en
castellano, inglés, francés y latín. Además, explica conceptos en araucano, demostrando sus
habilidades lingüísticas y de adaptación a cada ámbito, como buen militar y estratega.
Es interesante en este punto, la relación que tiene con Mariano Rosas. Este cacique
no es un indio totalmente salvaje ya que fue apadrinado por J.M. de Rosas y como se
explicita en el capítulo XX, sabe español, perfectamente. No obstante, se respetan las
formas del ranquel y hay intérpretes que no solo traducen el lenguaje sino también las
culturas, lo que incluye el lenguaje gestual/corporal, que se contraponen en la frontera; así
como hace en sus cartas el narrador, al traducir los términos utilizados allí para los lectores
del diario. El intérprete, lenguaraz, representa el nexo entre la civilización y la barbarie.
Mansilla no parece tener una idea tan intransigente como el gobierno, sobre la dicotomía
principal de la época:
Creerán algunos que a medida que corre la pluma voy fraguando cosas
imaginarias, por llenar papel, y aumentar el efecto artificial de estas mal
zurcidas cartas.
Y sin embargo, todo es cierto.
Los abismos entre el mundo real y el mundo imaginario no son tan
profundos.
La visión puede convertirse en una amable o en una espantosa realidad.
Las ideas son precursoras de hechos.
Hay más posibilidad de que lo que yo pienso sea, que seguridad de que
un acontecimiento cualquiera se repita. [CITATION Luc10 \p 59 \l 11274 ]
Mansilla tiene una forma particular de escribir, plagada de digresiones. Esta figura
literaria implica una ruptura del hilo narrativo para hablar de otros temas secundarios. En la
escritura del autor, la constancia de las digresiones hace que caractericen el estilo del
mismo. Las rupturas son frecuentes, en consecuencia, cobran mayor importancia que la
acción principal. Este procedimiento hace más fragmentaria la prosa y permiten al autor
desarrollar tópicos varios. De hecho, muchas de las reflexiones que el narrador desarrolla
son el marco de estas desviaciones. Algunas de ellas y que abarcan varios capítulos, son la
historia del cabo Gómez y la de Miguelito, el gaucho cristiano que vive con los indios
escapando de una acusación falsa.