Está en la página 1de 1

Un silencio en la mente y el corazón.

Un momento de tu vida, uno precisamente en donde el silencio retumbaba en la mente, donde


después de que todo iba bien; tu familia, estudios, relación amorosa, tu relación con Dios, te das
cuenta que algo no está bien, te percatas que te falta algo.

Tal vez has pecado, tal vez te has alejado de Él, tal vez no sabes ni que hiciste para estar de esa
manera, pero lo que sabes es que ya no lo sientes, se ha esfumado, lo buscas pero no tienes éxito
al hacerlo.

Tratas de hacer tus tareas, tus obligaciones, como si nada hubiera pasado, te llegas a convencer
que es cuestión de actitud pero ni diciéndote a ti mismo “tú puedes, es otro día más” “animo
vamos adelante” puedes dejar de sentir ese vacío.

Te arrodillas a orar pero sientes que no te escucha, sientes que no es suficiente, te sientes
ignorado y poco a poco comienzas a perder la pasión, la entrega, se va el interés de servirle, se
extingue la llama que alguna vez sentiste y te impulsaba a hablar de él, a compartirlo, a decir
cuánto ha hecho por ti.

Y es momento en el decides tomar las riendas de tu vida, donde arrebatas el timón y navegas
hacia la dirección que más convenientemente ves en ese instante, te acostumbras a ser el capitán
y lo vas olvidando, construyendo una ilusión de que todo está bien y nada ha pasado.

La petición de ya no continuar.
Después de que el profeta Elías ha realizado grandes tareas de parte de Dios, ha vencido y matado
a los cuatrocientos cincuenta hombres que representaban a Baal, después de haber hecho llover
aun cuando no se veía nada.

Tuvo el encuentro con Jezabel

También podría gustarte