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“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu

mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento”

Marcos 12:30 (Reina-Valera 1960)

Sentarte y recordar aquellos momentos preciosos que pasabas con el Señor, traer a la
memoria esos instantes en los cuales sentías que casi volabas, recordar las lagrimas de
alegría que antes brotaban de tus ojos como consecuencia de su presencia sobre tu vida,
¡Que lindos momentos!

Esos bellos episodios en los que servías sin ningún prejuicio, en donde te preparabas antes
de ir al servicio, en donde orabas para que Dios te respaldara; recordar aquellas cosas que
hiciste con un corazón sincero y agradecido, lo mucho que pudiste bendecir a mas de
alguno, lo mucho que te esforzabas por hacer lo que Dios te había enviado a hacer.

Recordar como podías levantar tus manos sin ningún problema, sin cansancio alguno y sin
que se convirtiera en monotonía, sino que disfrutabas de esas preciosas alabazas, rendirte
ante la adoración, disfrutar de su presencia, ¡Vaya que recuerdos más hermosos!

Ahora reflexionas sobre tu vida actual, totalmente diferente a lo que estabas recordando,
¿En qué momento paso?, ¿Cómo sucedió?, ¿En qué momento dejaste de ser aquella
persona con un corazón sencillo?, ¿Qué te ocurrió?, ¿Dónde está el hambre de Dios que
tenias?, ¿Dónde quedo la pasión que sentías?, ¿Qué se hizo el agradecimiento por el cual
servías?

Poco a poco sin darte cuenta, fuiste perdiendo la pasión que sentías, se fue enfriando tu
anhelo de servirle, cuando antes le prometías una y otra vez que le servirías por toda tu vida
sin reservas ni condiciones.

Quizá una respuesta que nunca llego fue la que te hizo poco a poco alejarte de Él, quizá
alguien te dijo algo que jamás pudiste superar y eso te hizo poco a poco alejarte de aquella
comunión que antes tenias con el Señor. A lo mejor te fijaste más de la cuenta en alguien
que te defraudo y como consecuencias decidiste no seguir el ritmo que antes llevabas.

Pueda que una desilusión te llevo a convertirte poco a poco, en ese hombre o en esa mujer
que ahora camina solo porque da pasos, vive solo porque su corazón sigue palpitando, pero
a lo mejor te sientes vacio o vacía, sin un propósito claro y sin ningún anhelo en ti, ¿Qué
paso? ¿Cuándo sucedió?, ¿Qué fue de ti?, ¿Qué de aquella persona que un día conoció al
Señor?

En la vida nos enfrentaremos siempre a situaciones que querrán robarnos nuestros sueños,
nuestros anhelos, la pasión por la que hacemos las cosas, siempre, léelo bien, siempre
habrán cosas que nos querrán robar nuestro gozo, nos querrán alejar del propósito, y sobre
todo nos querrán hacer infelices, pero: ¿Lo permitirás?, ¿Dejaras que el enemigo te saque
ventaja?, ¿Permitirás que se ría en tu cara y que se burle de ti?
¡No!, tu no fuiste llamado para ser la burla del enemigo, tú has sido llamado a grandes
cosas, el potencial que hay en ti es capaz de derribar las murallas más duras del reino de las
tinieblas y el diablo lo sabe, el enemigo sabe lo que eres capaz de hacer cuando estas al
lado del Señor, por esa razón está tratando por todos los medios posibles de alejarte de su
propósito, te teme, tiene miedo de lo que eres capaz de hacer y por lo tanto trata de apagar
la pasión que hay en ti, pero esa pasión por Dios es mayor que cualquier caída, que
cualquier tropiezo, que cualquier equivocación, que cualquier cosa que quiera alejarte de lo
que Dios tiene para ti.

Hoy es el día de despertar, es el día de comprender que debes volver a tomar tus armas en
el Señor e ir a luchar por lo que crees, por lo que amas, por lo que siempre soñaste, por lo
que Dios un día te prometió, ¡Es hora de levantarse de esa etapa sombría!

No puedes negar que tu vida arde de pasión por Dios, amas a Dios sobre todas las cosas, tú
sabes que el amor que sientes hacia Dios es mayor que cualquier otra cosa, por lo tanto, no
puedes rendirte, no puedes rescindir de tu llamado, tienes que levantarte e ir a donde Dios
te ha enviado, es momento de tomar el lugar que se te fue delegado y comenzar a hacer
destrozos en el reino de las tinieblas, porque fuiste llamado para ser de bendición.

Vuelve a posicionarte en el lugar que te corresponde, vuelve a amistarte con Dios,


comienza de nuevo, que en tu vida se reedifique un altar a Dios, que tu comunión con Él
sea mejor de lo que un día fue, Dios te da la capacidad para rehacer todo en tu vida
espiritual, solo tienes que dejar que te tome de su mano y camina con Él.

Hay una pasión por Dios que arde en tu corazón, esa que te impulsa a levantarte este día y a
comenzar de nuevo, esa que no te deja acostumbrarte a lo que no eres, esa pasión que te
impulsa a tomar el lugar que te corresponde como hijo de Dios y que te llevara a conquistar
lo que creías imposible de conquistar, porque a su lado todo es más fácil.

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