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Los orígenes del Código procesal penal se remontan al año 1992 en el cual la
Corporación de Promoción Universitaria (CPU) realiza un seminario internacional
para analizar las iniciativas que a nivel regional se encontraban en proceso de
discusión o de implementación para sustituir los procesos predominantemente
escritos por juicios orales. A comienzos del año 1993 con el impulso de CPU y la
Fundación Paz Ciudadana se constituye un foro en que participan académicos y
abogados penalistas y procesalistas para discutir el proceso penal chileno y la
elaboración de proyectos para una reforma futura. De este foro se constituyó una
Comisión Técnica formada por Cristián Riego, María Inés Horvitz, Jorge Bofil y
Mauricio Duce quienes entregaron un proyecto de Código Procesal Penal.
Respecto a las fuentes del nuevo código, éste tuvo como fuente principal el
Código Procesal Penal Modelo para Iberoamérica, la Ordenanza Procesal Penal
Alemana de 1877, el Código Procesal Penal Italiano de 1988, el Código Procesal
Penal del Perú de 1991, el Código Procesal Penal de la Nación Argentina de 1992.
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Véase a María Inés Horvitz Lennon y Julián López M en Derecho Procesal Penal Chileno; Mauricio Duce
y Cristián Riego en Evolución Histórica del Proceso Penal en Chile (Nuevo Proceso Penal)
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Este cuerpo legal regula la organización y atribuciones de los Tribunales de Justicia de nuestro país, como
por ejemplo La Corte Suprema, Las Cortes de Apelaciones, Los Jueces de Letras y con la reforma procesal a
los Jueces de garantía y Tribunal Oral en lo Penal, entre otros.
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El Código Procesal Penal se encuentra dividido en Cuatro Libros más un Título
Final, con un total de 485 artículos, más un artículo transitorio.
A los Romanos les gustaba afirmar que no hay pena sin juicio (nulla poena sine
iuditio) y que debe haber un procedimiento previo a la sentencia (nulla poena sine
processu) Parece constituir una buena forma de resumir este principio.
Principio de la Oralidad
Señala el artículo 1 del Código Procesal Penal en lo que el mismo define como
juicio previo y única persecución que el hecho que ninguna persona podrá ser
condenada o penada, ni sometida a una de las medidas de seguridad
establecidas en este Código, sino en virtud de una sentencia fundada, dictada por
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un tribunal imparcial. Toda persona tiene derecho a un juicio previo, oral y público
desarrollado en conformidad con las normas de este cuerpo legal.
Una de las cosas que destacan en este nuevo proceso, que en la segunda región
entró en vigencia en octubre del 2001, es que este se lleve a cabo oralmente.
Desde luego que resulta novedoso este principio de oralidad en circunstancias
que tanto los jueces, abogados, funcionarios y en general todas las personas que
han tenido algún contacto con los procedimientos Penales en nuestro país, están
acostumbrados a que estos se lleven a efecto por escrito. Es más, lo único
importante es precisamente lo que consta por escrito en el respectivo expediente.
Como es sabido, por todos quienes han intervenido en un juicio criminal tramitado
con el sistema procesal establecido en el Código Procesal Penal de 1906
nuestros tribunales debían tomar conocimiento de lo acontecido en un proceso en
forma indirecta o mediata.
En efecto, las normas dictadas para una realidad criminal muy distinta a las que
conlleva la vida moderna, conducían al tribunal a la tarea titánica de tratar de
desentrañar lo medular de expedientes llenos de vericuetos y contradictorias
declaraciones para sancionar o sobreseer a alguna de ellas por un hecho que a
esas alturas olvidado en el tiempo. El contacto con las personas de los inculpados,
autores, cómplices y víctimas en su conjunto muy excepcionalmente se verificaba
en forma directa4.
La Oralidad propia del nuevo Código Procesal Penal tiene un doble objeto que se
puede encontrar inmerso y latente en todo su desarrollo. Este doble objeto
consiste fundamentalmente en lo siguiente:
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Diccionario de la Real Academia Española , Vigésima Primera Edición , Madrid 2001
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La inspección personal tribunal y las reconstituciones de escena con la participación de los involucrados en
el hecho que se investiga podrían ser considerados como excepciones en estas materias.
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El principio de la inmediación es resguardado por el hecho que el juicio sea oral
toda vez que las personas deben declarar espontáneamente en base a su
memoria y a través de la palabra, de modo que puedan ser oídas por los jueces.
Señala el artículo 325 inciso segundo del cuerpo legal procesal en lo que se
denomina apertura del juicio oral que “El presidente de la sala señalará las
acusaciones que deberán ser objeto del juicio contenidas en el auto de apertura
del juicio oral, advertirá al acusado que deberá estar atento a lo que oirá y
dispondrá que los peritos y los testigos hagan abandono de la sala de la
audiencia. Seguidamente concederá la palabra al fiscal para que exponga su
acusación y al querellante para que sostenga su acusación así como la demanda
civil si la hubiere interpuesto”
En el otro lado de la balanza el siguiente artículo 326 indica que “realizadas las
exposiciones previstas en el artículo anterior, se le indicará al acusado que tiene la
posibilidad de ejercer su defensa en conformidad con el artículo 8°. Al efecto, se
ofrecerá la palabra al abogado defensor” y al término del artículo se indica que “en
cualquier estado del juicio, el acusado podrá solicitar ser oído, con el fin de aclarar
o complementar sus dichos”.5
El tribunal en este nuevo procedimiento recibe las pruebas que le presentan las
partes, en el orden que le indican las partes, escucha a los peritos y testigos6 y
finalmente resuelve sancionando al que corresponda o lo sobresee en su caso.
Como indicamos, la oralidad también permite que este proceso se considere y sea
realmente contradictorio. Los intervinientes indicados en el artículo 12 del código,
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Conforme los artículos 331, 332 y 332 hay lecturas permitidas, El principio general se encuentra en el
artículo 334 que las prohíbe.
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Que deben declarar en forma oral y su declaración no puede ser leída conforme lo dispuesto en el articulo
339 del nuevo Código Procesal Penal .
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los registros se exigen por ley conforme los artículos 39 a 44 del Código Procesal Penal
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deberán en la misma audiencia a la que asisten hacer valer sus derechos. Se trata
de un proceso en que las objeciones, observaciones y alcances realizados por los
que se encuentran en uno u otro lado de la acusación realmente tienen cabida y
puede inhibir una línea de investigación y pruebas, no pronunciarse o favorecerla.
Debe ahora hacerse presente que conforme múltiples autores el sistema que se
busca implantar en nuestra sociedad corresponde parte de un supuesto que en la
actualidad es mas doctrinario que efectivo. De acuerdo a ese principio “toda
persona es inocente hasta que se demuestra lo contrario”. En nuestro nuevo
cuerpo legal se contempla en los primeros artículos8 la llamada “Presunción de
inocencia del imputado”. Debido a estas circunstancias es posible y altamente
probable que más de algún imputado arraigue su defensa en su negativa a hablar.
Principio de la Publicidad
8
artículo 4 del Código Procesal Penal
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artículo 10 del Código de Ética Profesional del Abogado
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Por otra parte, la situación de las actuaciones judiciales es totalmente diferente.
En efecto, en estas la regla general es que ellas sean públicas. De esta forma lo
consignan las normas que en la actualidad regulan el debido proceso y
específicamente la Constitución Política de la República, La convención
Americana sobre Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos.
Indica el artículo 2 del Código Procesal Penal que “Nadie puede ser juzgado por
comisiones especiales, sino por el tribunal que se señale la ley establecido con
anterioridad a la perpetración del hecho”.
Al igual que en el principio antes mencionado se trata de otorgar un resguardo a
la personas para que a todos se les aplique justamente el ordenamiento jurídico,
en este caso para que lo juzguen por quien y cuando le corresponde.
Siguiendo el orden que tiene nuestro Código Procesal Penal debemos referirnos a
un principio que como ya mencionáramos al examinar los principios rectores del
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antiguo sistema, siempre ha estado presente, al menos teóricamente, en nuestros
cuerpos legales pero que ahora tiene un planteamiento muy sólido.
Protección de la víctima
La policía y los demás organismos auxiliares deberán otorgarle trato acorde con
su condición de víctima procurando facilitar al máximo su participación en los
trámites en que debiere intervenir.
Se trata de proteger a los afectados por el delito de modo que no sólo no aumente
el perjuicio o daño que los afectó sino que puedan hacer valer adecuadamente sus
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derechos en el juicio. Por eso es que indica el inciso segundo del artículo 6 que
“el fiscal deberá promover durante el curso del procedimiento acuerdos
patrimoniales, medidas cautelares u otros mecanismos que facilitan la reparación
del daño causado a la víctima. Este deber no importará el ejercicio de las
acciones civiles que pidieren corresponderle a la víctima”.
Los artículos 9 y 10 dan cuenta de la necesidad de que las actuaciones del fiscal
(ministerio Público) que pudieren alterar los derechos de una persona a la que se
le imputa un derecho deben ser autorizadas por el juez de garantía. En concreto el
artículo 10 dice que si en cualquier etapa del procedimiento el juez de garantía
estima que el imputado no está en condiciones de ejercer los derechos que le
otorgan las garantías judiciales contenidas en la Constitución y en los Tratados
vigentes, debe adoptar de oficio, es decir por propia iniciativa, o a petición de
parte, las medidas necesarias para permitir dicho ejercicio
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Las leyes procesales penales son aplicables a los procesos ya iniciados a menos
que a juicio del tribunal las anteriores contuvieran normas más favorables al
imputado. Este principio se encuentra contenido en el artículo 11. Se trata de la
consideración del factor tiempo en relación con las leyes de procedimiento en
materia penales. En concreto se trata de que los hechos se examinan en un juicio
conforme a las leyes que rigen en ese momento salvo que el tribunal estime que
una ley anterior le resulta mas favorable.
Respecto al procedimiento del juicio oral, éste se desenvuelve en tres etapas, una
primera etapa de Investigación, que estará a cargo del fiscal respectivo y que se
irá desarrollando a través de diversas audiencias ante el juez de garantía siendo la
más importante la “audiencia de formalización de la investigación”.
Una segundo etapa11 que se refiere a la Preparación del Juicio Oral, la cual se
verificará después de cerrada la investigación y en una audiencia ante el Juez de
Garantía. En esta audiencia se dará a conocer la Acusación interpuesta por la
fiscalía en contra del autor o autores del delito.
Por último, una tercera etapa, que se refiere al Juicio Oral, que se desarrolla
precisamente ante el tribunal colegiado, oral en lo penal. Se caracteriza por ser
oral, público y contradictorio. En esta etapa se deben rendir todos los medios de
prueba, salvo excepciones que estudiaremos en su oportunidad.
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Estudiaremos más adelante que la acusación también puede ser interpuesta por el querellante, recibiendo en
este caso el nombre de acusación particular (artículos 258 y 261 letra a)
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Algunos autores hablan de “etapa intermedia”; véase Sabas Chahuán Manual del Nuevo Procedimiento
Penal.
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Como se verá, las diferencias con el procedimiento del código de 1906 son
tajantes: en éste prima la escrituración, el secreto, la existencia de un solo tribunal
que investiga, acusa y sentencia, sin ningún respeto por las garantías
constitucionales.
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APLICACIÓN DEL NUEVO CÓDIGO EN NUESTRO PAÍS
De acuerdo al artículo 483 del Título Final del Código Procesal Penal, las
disposiciones de éste cuerpo legal sólo se aplicarán a los hechos acaecidos con
posterioridad a su entrada en vigencia.
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Esta norma fue modificada por la leyes 19.762 y 19.919. Anteriormente el plazo de entrada en vigencia del
Código era el siguiente según el artículo 4 transitorio de la ley orgánica constitucional del ministerio público:
Artículo 4º.- Las normas que autorizan al Ministerio Público para ejercer la acción penal pública, dirigir la
investigación y proteger a las víctimas y los testigos entrarán en vigencia con la gradualidad que se indica a
continuación, plazos que se contarán a partir de la fecha de publicación en el Diario Oficial de la presente ley:
IV y IX Regiones 14 meses.
II, III y VII Regiones 24 meses.
Región Metropolitana 36 meses.
I, V, VI, VIII, X, XI y XII Regiones 48 meses
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