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RETARDO MENTAL

Definición
En general se entiende por Retardo Mental, (R.M.) un trastorno
heterogéneo que se caracteriza fundamentalmente por a. Un funcionamiento intelectual
general bajo el promedio; b. Que se origina durante el periodo del desarrollo (en la
práctica antes de los 18 años de edad) y c. Que se expresa a través de un menoscabo de
la conducta adaptativa. Esta condición se ve claramente influida por factores biológicos,
ambientales y psicosociales. Para la DSM IV el diagnóstico se establece con
independencia de que pueda concurrir con otro trastorno mental u otro trastorno físico
simultáneo.
El funcionamiento general bajo el promedio queda establecido por tests de
inteligencia debidamente normados y se considera significativamente inferior a la media
aquel que se encuentra a lo menos a dos desviaciones estándar lo que se expresa a
través de un C.I. inferior a 70. La capacidad de aprendizaje dice relación de la facilidad
con que los diversos conocimientos son adquiridos en función de la experiencia y que
habitualmente queda de manifiesto una vez que el niño inicia el proceso escolar.
El desarrollo, si bien desigual en distintos periodos se considera su límite
superior en los 18 años de edad y se refiere a la adquisición de destrezas que en los
primeros años de vida y se expresan básicamente a través del desarrollo psicomotor, por
lo que este desarrollo se establece en un criterio precoz de R.M. en la edad preescolar.
En tanto que la conducta adaptativa si bien puede ser evaluada por
algunas escalas como la Vineland Social Maturity Scale o de la conducta adaptativa hasta
los 4 años 11 meses, se refiere fundamentalmente a la efectividad del individuo de
adaptarse a las demandas naturales y sociales de su medio ambiente y es de vital
importancia en el diagnóstico de R.M. en el adulto. Su evaluación se establece como a.
La capacidad del individuo de mantenerse a sí mismo independiente en la comunidad a
través de un empleo remunerado. b. La capacidad del individuo de someterse o ajustarse
a normas de comportamiento culturalmente impuestas y que regulan la convivencia de la
comunidad. c. Antes de los 4 años, a través del grado y forma como el niño se relaciona
con sus padres, con otros adultos y otras personas de la misma edad y d. La apreciación
clínica sobre el grado general de adaptación basado en la edad de la persona, su
trayectoria y conocimientos culturales generales del individuo.
Las fallas en algunos de estos cuatro aspectos van a determinar la
necesidad de servicios profesionales y/o las acciones legales para reglamentar su
custodia o la inhabilidad para efectuar ciertos actos.
Esto lleva a meditar como el concepto de R.M. está ligado fuertemente a un
criterio social puesto que es, en definitiva, la Sociedad la que establece la separación
entre retardados y normales con relación a que mientras más compleja y tecnificada una
sociedad, más altos son los requerimientos para competir exitosamente en ella y por
tanto menor la tolerancia a que los individuos con algún retardo puedan tener
posibilidades exitosas de adaptación al medio.
La definición hasta aquí expuesta establece, entonces, una relación entre
un funcionamiento intelectual y una conducta adaptativa, la que puede variar según sea
el ambiente en el que el individuo se desarrolla, por lo que un mismo individuo puede
presentar limitaciones a una cierta edad y en determinado ambiente y no en otros. Según
esto el concepto de inteligencia no se trata de algo rígido e inmodificable por lo que no se
le puede establecer un valor predictivo absoluto al rendimiento de un niño en un test de
inteligencia.

Clasificación
Los distintos grados o niveles de retraso mental se establecen con
distintos criterios. Uno médico fundamentalmente basado en la etiología que produce el
trastorno y uno conductual que se basa en la severidad del cuadro. Según este último
criterio (nos dedicaremos a los factores etiológicos más adelante), y siguiendo
fundamentalmente el DSM-IV se establecen cuatro niveles de gravedad:
R.M. Leve ( CI entre 50-55 y 70 aproximado ) : Corresponde a la categoría
pedagógica de “educable” y agrupa aproximadamente al 85% de los afectados por este
trastorno. Antes de los 5 años de edad pueden desarrollar destrezas comunicativas y
verbales y tienen sólo un deterioro mínimo en las áreas sensorio-motoras. En la edad
escolar aprenden sin dificultad hasta sexto año básico y durante la vida adulta pueden
mantenerse mínimamente suficientes, adquirir destrezas sociales y laborales pero pueden
requerir ayuda ante situaciones de estrés social y económico. Puede vivir perfectamente
adaptado a su comunidad a menos que se asocie con otro trastorno que impida esta
posibilidad.
R.M. Moderado ( CI entre 35-40 a 50-55 ) : Corresponde a la categoría
pedagógica de “entrenable” sin embargo si pueden ser aptos para programas educativos
existentes, y constituyen aproximadamente el 10 % de los afectos de retraso mental.
Antes de los 5 años pueden hablar o aprender a comunicarse con baja percepción social
y escaso desarrollo motor. Pueden beneficiarse con entrenamiento profesional y una
supervisión moderada. En la edad escolar progresan en el entrenamiento para adquirir
destrezas sociales y laborales pero no logran superar más allá de los objetivos
académicos para un segundo año básico. Pueden viajar solos a lugares familiares. En la
edad adulta pueden ser capaces de mantener un trabajo que no requiera gran habilidad,
en condiciones semiprotegidas. Requieren ayuda para hacer frente a problemas de tipo
económico o social leves.

R.M. Grave ( CI entre 20-25 a 35-40 ) : Corresponde aproximadamente al 3


a 4% de la población con retardo. Se caracteriza en la edad pre-escolar por un escaso
desarrollo motor con mínima capacidad de lenguaje, habitualmente no progresan con el
entrenamiento para la atención personal aunque pueden recibir entrenamiento en los
principales hábitos de higiene. En la etapa escolar son incapaces de aprender un oficio.
De adulto requieren de supervisión completa aún cuando puedan contribuir parcialmente
a su automantenimiento y desarrollar destrezas de autoprotección mínimas en un
ambiente controlado.

R.M. Profundo ( CI inferior a 20- 25 ) : Corresponde al 1% de la población


con retardo mental. En la edad pre-escolar manifiestan un retraso importante con
capacidad mínima para funcionamiento sensorio-motriz. Requieren de atención básica y
supervisión constantes. Para ello requieren un entorno altamente estructurado con una
relación constante con su cuidador. En la edad escolar pueden alcanzar algo de
desarrollo psicomotor, y perfeccionar la autonomía y la comunicación con un
entrenamiento adecuado. En la etapa adulta pueden aprender destrezas de atención muy
limitadas requiriendo casi siempre atención básica con algún grado de desarrollo motor y
de lenguaje.

R.M. No Especificado: El DSM-IV incluye esta categoría aquellos casos en los que
existen fundadas sospechas de retraso mental pero que no pueden ser evaluadas por los
tests de inteligencia normados por cualquier causa, o presentan un deterioro o existe falta
de cooperación excesiva para poder ser evaluados de manera adecuada. Este tipo de
diagnóstico no se aplica si el nivel de inteligencia se sospecha superior a 70.

Epidemiología
Su prevalencia en un momento dado se calcula en un 1% de la
población, en tanto que, su incidencia es muy difícil de determinar por la dificultad en
detectar casos nuevos. Se sabe que la incidencia por edad es más alta en la edad escolar
sobre todo entre los 10 y 14 años. Por sexo es más común entre los hombres en una
relación de un 1.6 a 1.

Retardo Mental Socio-Cultural


A partir de estudios realizados en nuestro continente sabemos que el
mayor número de casos de Retardo Mental se da en aquellos estratos socioeconómicos
más deficitarios. En estos casos no sólo existe asociación con rendimientos más pobres
en los tests psicométricos de Inteligencia sino también alcanzan niveles educacionales
más bajos que aquellos que pertenecen a estratos superiores. Entre las hipótesis más
plausibles está el efecto acumulativo de experiencias deprivadoras y la función del
lenguaje después del segundo año de vida en el ambiente popular.
Desde las primeras observaciones de este fenómeno se le denominó
“Deprivación Cultural” o Retardo Mental Socio-Cultural relacionándose especialmente con
niveles leves de este trastorno. Los niveles moderados y más profundos están
relacionados principalmente con causas biológicas que en general no superan el 25 % de
los casos. El 75% restante no tiene una causa determinada y puede corresponder a
factores socioculturales puros o una mezcla de ambos.
En este caso, la deprivación ambiental durante los primeros años es el
factor etiológico del R. Mental, no se asocia generalmente con estigmas físicos
característicos de los casos por causa biomédica y su reconocimiento es tardío.
Factores asociados a este problema además de lo puramente
socioeconómico son el embarazo no deseado, ausencia de imagen paterna, patrones de
crianza sustitutos, cesantía y desesperanza que se expresa en falta de entrega afectiva
hacia el niño. Esto se traduce en hacinamiento con posibilidades limitadas de la conducta
exploratoria y déficit de estímulos de todo tipo (táctiles, cinéticos, olfatorios etc.) lo que
trae por consecuencia pasividad y falta de creatividad.
El área más afectada es el lenguaje y dice relación de la capacidad de
pensamiento abstracto, en un medio donde en general se habla menos y los
pensamientos se expresan con menor número de palabras. El lenguaje en general se
reemplaza por una comunicación no verbal, y el escaso lenguaje está gramaticalmente
alterado por palabras mal pronunciadas y frases mal construidas. A ello se agrega
palabras sólo entendibles dentro del subgrupo al que el niño pertenece.
La falencia de los sistemas educativos al considerar algunas habilidades
sobre otras y al ser rígidas en considerar patrones comunes para todo el grupo de
escolares sin considerar las diferencias individuales se traduce en un elemento
discriminatorio y selectivo.

Retardo Mental Biomédico: Factores Etiológicos y Antecedentes Familiares.


Las formas médicas de Retardo Mental surgen a partir de entender
este trastorno como manifestación de variaciones en la forma, funcionamiento y
adaptación del S.N.C. En general se trata de trastornos que se originan directamente de
noxas que afectan al SNC, relacionado con formas moderada a graves de Retardo
Mental, con estigmas físicos presentes y que se relacionan con una mayor
morbimortalidad que la población general. En general su reconocimiento es temprano
durante la lactancia y siempre antes de la edad escolar.
Se pueden agrupar entre aquellos que están producidos por
condicionantes genéticos (cromosómicos o heredados), aquellos que están producidos
por exposición prenatal a Tóxicos e Infecciones, aquellos que derivan del trauma perinatal
y finalmente por aquellas condiciones adquiridas durante el desarrollo.
Entre los primeros de importancia el Sindrome de Down de los
cuales la gran mayoría es producto de la trisomía (tres cromosomas) 21, el sindrome del
Cromosoma X frágil, el sindrome del Prader Willi (delección parcial del cromosoma 15),
sindrome de “Cri Du Chat” o delección parcial del cromosoma 5. Otros factores genéticos
asociados a retardo mental de importancia clínica son la Fenilcetonuria o déficit
enzimático del metabolismo del aminoácido Fenilalanina y los déficit del desarrollo del
sistema nervioso central por causa genética como la Neurofibromatosis, la
Adenoleucoditrofia y el Trastorno de Rett, y otros trastornos menos frecuentes como la
Esclerosis tuberosa, el Sindrome de Lesh-Nyhan, la Enfermedad de la orina de Jarabe de
Sauce y otros muy numerosos deficiencias enzimáticas.
Entre los factores Prenatales, la presencia de diabetes incontrolada,
anemia, enfisema, hipertensión arterial en la madre gestante; Las enfermedades
infecciosas especialmente virales como la Rubéola, el Herpes simple y el Virus de
Inmunodeficiencia Humana. Además y de igual manera la infección materna por sífilis,
Toxoplasmosis o exposición crónica al alcohol en el Sindrome Alcohólico Fetal y a otras
sustancias como Opiáceos (heroína) y Cocaína.
Entre los factores Perinatales, el parto prematuro y sus
complicaciones se constituye en el factor más importante en daño del desarrollo del
sistema nervioso central y posibilidad de retardo mental.
Los Trastornos adquiridos durante la infancia dicen relación de la
posibilidad de infecciones entre las cuales destaca importantemente las infecciones del
sistema nervioso central como la Encefalitis y la Meningitis y la posibilidad de Traumas
encefálicos como accidentes de tránsito, accidentes al interior del hogar y maltrato infantil.
Otras causas que necesariamente deben ser investigadas son las secundarias a asfixia,
exposición por tiempo prolongado al Plomo, tumores intracraneales de diverso origen
asociados a cirugía y quimioterapia que pueden afectar significativamente la función
cerebral.

Diagnóstico:
Elementos de apoyo importante para el diagnóstico son la historia
clínica, la entrevista clínica, el examen físico y neurológico, exámenes médicos
complementarios y las evaluaciones psicométricas estandarizadas.
La historia clínica nos aporta los datos referentes a antecedentes
del embarazo de la madre y traumas perinatales, desarrollo psicomotor del niño,
consanguinidad de los padres y antecedentes familiares de R. Mental. Datos del bagaje
sociocultural y funcionamiento intelectual de los padres y aspectos emocionales del
ambiente familiar. Antecedentes mórbidos del niño, infecciones, accidentes, respuesta a
terapias, convulsiones etc.
La entrevista va dirigida a buscar capacidades verbales, tanto
receptivas como expresivas, los antecedentes de fracasos en distintas áreas, grado de
control de los patrones de motilidad, presencias de distracciones y distorsiones
perceptivas y de memoria. Otros objetivos son la evaluación del uso verbal, la evaluación
de la realidad y la capacidad de generalizar a partir de las experiencias. Naturaleza y
madurez de las defensas del paciente, capacidad de sublimación potencial, tolerancia a la
frustración y control de impulso. Autoimagen y confianza en si mismo para salir adelante y
deseo de explorar cosas nuevas.
El examen físico debe incluir la evaluación del desarrollo psicomotor
y estigmas físicos en general relacionados con factores biológicos. Entre estos la
configuración y tamaño de la cabeza, presencia de micro o macrocefalia, sinostosis
tempranas. Desproporciones cráneofaciales. Fascies características como en el sindrome
de Down. Presencia de hipertelorismo, puente nasal plano, cejas prominentes, epicanto,
opacidades córneas, cataratas y alteraciones retinales. Tamaño, forma e inserción de las
orejas. Audición. Problemas de dentición y protusión lingual. Color y textura de la piel y
cabello, presencia de excemas, adenomas o manchas color café con leche (en la
neurofibromatosis), paladar ojival, tiroides. Simetría corporal. Presencia de
Hepatomegalia que puede sugerir metabolitopatías. Anormalidades en pies y manos,
especialmente alteraciones de dedos, comunes en las cromosomopatías. Dermatoglifos.
El examen neurológico debe ir dirigido a buscar deterioros
sensoriales (sordera, ceguera, etc.) presentes hasta en un 10 % de los pacientes con
retardo mental (hipoacusia es cuatro veces más frecuentes que en la población general).
Anormalidades motóricas como incoordinación motora fina, movimientos anormales como
temblor al realizar un movimiento o coreoatetosis, convulsiones; anormalidades del tono
muscular (espasticidad e hipotonía) y alteración de los reflejos (hiperreflexia). Peor
pronóstico esta asociado a la combinación de hipotonía, inactividad y respuesta exagera a
estímulos.

Exámenes Complementarios: De importancia en el estudio de la patología encubierta


asociada a retardo mental se encuentra la Radiografía de cráneo (craneosinostosis,
hidrocefalia, y otras lesiones con probable calcificación y Radiografía de extremidades en
la determinación de la edad ósea; la Tomografía Computada y la Resonancia magnética
en la determinación de hidrocefalia interna, atrofia cortical, lesiones cerebrales difusas y
porencefalia. La interpretación de la Electroencefalografía debe hacerse con precaución y
habitualmente suele producir alteraciones no específicas.
Los análisis de laboratorio incluyen test de sangre y orina
para determinar alteraciones metabólicas y cariotipo en la sospecha de alteraciones
cromosómicas. Métodos precoces de este tipo se constituyen análisis de amniocentesis y
cordocentesis entre la 14° y 16° semana de gestación. Con mayor riesgo para el
embarazo pero más temprano se encuentra la extracción de una muestra de vellosidades
coriónicas alrededor de la 8° a 10° semana con los mismos objetivos.

Exámenes Psicológicos: Existe controversia en el valor predictivo de los tests


psicológicos precoces en bebes. Empero la correlación entre anormalidades y evaluación
psicológica va aumentando una vez que el niño va creciendo. Se pueden utilizar distintas
baterías que midan inteligencia o aquellas que diferencien trastornos orgánicos que
producen Retardo Mental. Cualquier medición de coeficiente intelectual debe hacerse en
el contexto general del cuadro clínico debido a que el rendimiento de un niño frente a un
test puede estar influido por factores ajenos a su potencial de inteligencia. Los tests más
utilizados en bebes son el Gesell, el Bayley y el Cattell. En niños los más utilizados son el
Stanford-Binet y el WISC, los cuales sin embargo infravaloran a niños procedentes de
ambientes culturalmente desaventajados privilegiando el rendimiento académico por
sobre el funcionamiento social adecuado y son pocos fiables en niños con CI inferior a 50.
En lesiones cerebrales los tests más útiles son el Gestáltico de Bender y los tests de
Benton de retención visual. Todo informe debe incluir además de los rendimientos
perceptivos, motores, verbales y cognitivos información sobre aspectos motivacionales,
emocionales y de las relaciones interpersonales del paciente.

Curso y Pronóstico
En la mayor parte los casos de retardo mental el deterioro intelectual
subyacente permanece inalterable aún cuando el nivel de adaptación pueden mejorar con
un ambiente reforzante y adecuado. Como en cualquier persona mientras más cantidad y
más graves trastornos comórbidos se presenten más cauteloso se ha de ser en el
pronóstico. Cuando esta concomitancia se da con trastornos mentales claramente
delimitados los tratamientos adecuados de estos suelen ser eficaces. Sin embargo la
diferenciación entre lo que es propio de otros cuadros mentales y retardo muchas veces
se hace muy difícil y se expresa en la forma en que los distintos cuadros se condicionan
mutuamente.

Tratamiento
La asociación de Retardo mental a muy numerosos y distintos
trastornos además que a múltiples factores psicosociales difíciles de manejar hacen que
el mejor tratamiento sea la prevención. Desde la perspectiva de estrategias generales a
llevar a cabo en un momento dado, estas se dividen en:

a. Prevención Primaria: Consiste en las acciones destinadas a la prevención de


aquellas enfermedades que pueden llevar a Retardo Mental a través, por ejemplo, del
fomento de programas materno-infantiles, del reconocimiento y posterior tratamiento de
las variables ambientales comprometidos en su génesis y del mejoramiento de las
técnicas de laboratorio. Entre las medidas más eficaces la educación de las personas
sobre el retraso mental asociado, los esfuerzos en garantizar y e incrementar las normas
de salud pública, legislación adecuada y eficiente en proporcionar una atención materna
e infantil óptima y la erradicación de todas aquellas condiciones que signifiquen
alteraciones irreversibles en el SNC.
Los programas educativos deben ir dirigidos a la importancia
de una nutrición adecuada, especialmente en lo que se refiere en los aportes de proteína
y fierro en la dieta durante el embarazo, evitar noxas como alcohol, tabacos y otras
drogas durante el embarazo. Destacar las edades óptimas para la procreación, detectar y
controlar toda enfermedad crónica en la mujer embarazada y la necesidad de vacunación
contra la rubéola antes de la edad fértil. Favorecer la lactancia materna para prevenir la
desnutrición y la estimulación psicosocial temprana del lactante y del pre-escolar.
Paternidad responsable en la prevención de enfermedad materna e infantil. Consejo
genético ante la existencia de anormalidades cromosómicas familiares.
Cabe aquí recalcar la importancia de los programas de
estimulación que prevengan el retado mental socio-cultural, sobre todo en los países en
desarrollo. En nuestro país se ha incorporado en los programas de atención infantil, la
evaluación periódica y sistemática del desarrollo psicomotor y ejercicios de estimulación
de su desarrollo psíquico, a cargo especialmente de una enfermera adiestrada. Los
ejercicios terapéuticos y preventivos están esquematizados en Manuales de
Estimulación, en la consulta de atención primaria.

b. Prevención Secundaria: El objetivo de este nivel está en todas las actividades


tendientes a reducir el curso y gravedad de las enfermedades, que pueden ser causales
de Retardo mental y/o minimizar las secuelas o deficiencias que pueden ser origen de
ellas. Requiere por tanto del diagnóstico precoz de estas posibilidades, las cuales deben
ser sospechadas por alteraciones del desarrollo psicomotor y/o buscadas activamente.
Fenilcetonuria e Hipotiroidismo por ejemplo, pueden ser tratadas eficazmente en las
primeras fases por medio del control de la dieta y de la terapia hormonal sustitutiva. En
distintos países se ha instaurado sistemas masivos de detección de trastornos congénitos
del metabolismo cuyo tratamiento específico precoz logra prevenir el retardo mental y las
anormalidades conductuales consecuentes. Otras enfermedades como infecciones
bacterianas que afectan el SNC, al ser diagnosticadas y tratadas reducen
significativamente la posibilidad de daño cerebral orgánico y retardo mental.
Intervenciones quirúrgicas en la evacuación de un hematoma subdural, derivación en el
caso de la hidrocefalia o resolución de una craneosinostosis pueden evitar un daño
irreversible. En el caso de los niños con fallas madurativas específicas debidas a
trastornos del desarrollo, o a lesiones mínimas cerebrales que ven afectados
selectivamente la percepción, lenguaje etc., o en el caso de niños ciegos o sordomudos
es la estimulación de los canales sensoriales indemnes y la rehabilitación específica las
que evitaran que secundariamente se produzca un retardo mental.

c. Prevención Terciaria : Consisten en las acciones tendientes a evitar complicaciones


o a mejorar las capacidades personales, sociales y psicológicas de los pacientes con
retardo mental comprobado. La podemos dividir en:
c.1 Tratamiento de los trastornos conductuales: Dado las dificultades de
adaptación es necesario varias sesiones por separado o en combinación. Su objetivo es
conformar y enriquecer las conductas sociales y controlar (o minimizar) las conductas
agresivas o destructivas. En general, los problemas de lenguaje relacionados con la
formación de conceptos limitan la comunicación psicoterapéutica. Las técnicas de
modificación conductual a través del refuerzo positivo y negativo son más eficaces, en
estos casos, en la modelación de la conducta.

c.2 Educación Diferenciada: Un eje importante en la rehabilitación del


retardo mental es la educación especial o diferencial de acuerdo a las limitaciones que
plantea cada caso y a su nivel de gravedad. Se debe tener como objetivo general el
aprendizaje de destrezas adaptativas, sociales y laborales. En el caso de los R.M.
educables la meta es alcanzar las destrezas escolares elementales, en el caso de los
R.M. entrenables el objetivo es la adquisición de hábitos sociales básicos practicados en
forma autosuficiente. Dependiendo de las limitaciones en muchos casos se hace
necesario tratamientos para problemas motores, foniátricos o de déficit sensoriales.
c.3 Uso de Psicofármacos: Los fármacos tienen un papel
coadyuvante en el manejo conductual del R. Mental, sobretodo lo que dice relación de la
hiperactividad y la impulsividad característica. Especialmente los agentes fenotiacínicos y
los psicoestimulantes (cuando está presente aún su efecto paradójico) se han usado con
este propósito. En relación con la patología concomitante ésta no difiere en su
tratamiento de casos de la misma, sin retardo mental.
Situaciones específicas más comunes entre los pacientes
con retardo y que pueden hacer necesario un abordaje farmacológico son la conducta
agresiva y de autolesión, los movimientos motores estereotipados, las conductas de rabia
explosiva y los trastornos de hiperactividad y déficit de atención.

c.4 Consejería Familiar: La institucionalización debe evitarse en la


medida que sea posible, debido a la influencia negativa que tiene sobre el desarrollo
psicosocial especialmente antes de los 6 años. Por ello la educación y el consejo a los
padres es una de las áreas más importantes a la que se abocará el clínico para aumentar
la autoestima y la competencia, sin perder de vista las expectativas realistas que presenta
el paciente. Las experiencias de fracaso y los sentimientos de rechazo deben ser
trabajados desde la perspectiva de familia, por lo que el apoyo psicológico permanente es
de gran utilidad para los padres. Los sentimientos de culpabilidad, desesperación,
angustia, cólera y negación recurrente deben encontrar siempre un canal de expresión. La
información básica y actualizada desde la perspectiva médica sobre el retardo mental, sus
causas y sus tratamientos son obligatorios para todo médico que vea a estos pacientes.
Se deben evitar las esperanzas poco realistas así como el pesimismo exagerado. La
educación debe ser franca y simple. Se debe aclarar en los casos secundarios a daño
orgánico cerebral, la inexistencia de “taras” hereditarias de modo de evitar las mutuas
culpas que a veces los padres se reprochan el uno al otro, así como se justifica ante la
posibilidad de tener nuevos hijos, el consejo genético ante un caso comprobado de origen
hereditario.

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