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Fuimos el último país de América Latina en sancionar un Código Penal, sin embargo,

el poder punitivo existía, y se exigía en forma policial. En 1863 se instala la


primer Corte Suprema de Justicia, integrada entre otros por Salvador María del
Carril, quien había hecho fusilar a Dorrego. Esta Corte que le había reconocido a
Mitre poderes de facto como titular del poder ejecutivo luego de Pavón, proyecta
las primeras 3 leyes federales: la 48, la 49 y la 50, las cuales Mitre necesitaba
para combatir a las provincias sublevadas.
En 1864 el ejecutivo le encarga a Carlos Tejedor la redacción de un proyecto de
Código Penal.
El modelo que encuentra es el de Baviera y se forma para su estudio una comisión,
pero para 1881,
los integrantes de la misma, Villegas, Ugarresa y Garcia, siguen el modelo del
Código español.
Hasta tanto el Congreso cumpliera el mandato de sancionar el Código, las provincias
fueron sancionando el Código Tejedor, que inclusive fue adoptado por el Paraguay.
Tejedor, como gobernador de la provincia de Buenos Aires, se había enfrentado al
gobierno federal por la capitalización de Buenos Aires, dando lugar a la última
guerra civil de nuestra historia.
Finalmente en 1886 el Congreso lo convierte en Código nacional. Años más tarde se
sanciona la Ley de Residencia, que permitía al ejecutivo expulsar a extranjeros
anarquistas sin lugar a habeas corpus.
En 1903 se reforma el Código de 1886 que introduce, tomada como pena de la
legislación francesa, la relegación en un paraje del sur, el penal de Usuahia.
En 1906 se elabora otro proyecto elaborado por una comisión integrada entre otros
por Rivarola, Piñero, y Ramos Mejía, este último médico, lo que indica la
influencia del positivismo en aquellos tiempos.
En 1916 Rodolfo Moreno, presidente del bloque conservador, vuelve a presentar el
proyecto de 1906 que se termina sancionando en 1921, que escapó de las influencias
del positivismo.
En 1963 durante el régimen de facto se hace una enorme reforma del Código Penal, y
en 1966 viene un nuevo golpe de Estado, y una comisión integrada por Soler y Fontán
Balestra proyecta también una reforma numerosa, que se sanciona manteniendo ambas
vigencia hasta el retorno del gobierno constitucional en 1974. En 1976 la dictadura
militar repone la vigencia de las reformas antes mencionadas más algunas de propia
iniciativa. En 1984 con el nuevo gobierno constitucional las mismas vuelven a ser
derogadas. Con posteridad y hasta la actualidad se han elaborado por lo menos 3
proyectos de Códigos: el de 2006, el de 2014 y el de 2019.
A todo esto se suma un número creciente de leyes penales especiales, y de
disposiciones extravagantes como son las penales en leyes no penales, lo que hace
de nuestra materia una de constante reforma que viola el principio de Código.

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