Roxin es un representante del neokantismo liberal, que abandona toda idea de
retribución, abonando la noción de que la medida de la pena es la culpabilidad. A
su vez, resalta el principio de ofensividad, fundandolo en que el derecho penal tutela bienes jurídicos. Llama a su sistema teleológico-político-criminal, es decir, el derecho penal va en la dirección de la política criminal; así, el tipo penal cumple por ejemplo la función de la prevención general (allí excluye el versari in re ilicita, los hechos fortuitos, en que dicha prevención no tendría sentido); a la antijuridicidad la llama juicio de injusto, el cual vincula al derecho penal con el resto del orden jurídico. A su vez, él formula la idea de imputación objetiva: se puede imputar al tipo objetivo todo aquello que sea permanencia o aumento de un riesgo no permitido para un bien jurídico; cuando no se crea o aumenta dicho riesgo, no puede hacerse imputación al tipo objetivo, caso de los cursos causales hipotéticos (descarta así toda observancia inútil o no relacionada al fin de la norma). Finalmente, sobre la concurrencia de personas en el delito, aporta la idea de autoria mediata en razón de dominio de la voluntad en aparato criminalizado de poder o dominio por organización. En dicha idea tiene en mira la estructura de las organizaciones nazis que se hallaban al márgen del derecho, teniendo en cuenta que en ellas había alguien con poder de mando (autor mediato) y los ejecutores eran fungibles.