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LA FILOSOFÍA DE NIETZSCHE. (1844-1900).

1. El vitalismo.
A finales del s. XIX se desarrollan una serie de corrientes de pensamiento que marcan la
transición al s. XX. Una de las más importantes, el vitalismo, que comprende un grupo de
filósofos cuya reflexión gira en torno al tema de la vida y, aunque no lo aborden de la desde la
misma perspectiva, Nietzsche es uno de los más importantes.

2. Su obra.
La principal preocupación de la filosofía de Nietzsche es comprender la vida, la realidad, en su
aspecto biológico, cultural y social que hace al ser humano vital, y no sólo vivo como al resto
de los seres.
El irracionalismo que encontramos en Nietzsche y que proviene de Schopenhauer, supone una
crítica a la esterilidad que surge en el pensamiento como consecuencia del excesivo desarrollo
de la razón en detrimento de otros modos de captar la realidad, como por ejemplo, la
intuición como fórmula vital de captación.
La filosofía de Nietzsche no está escrita sistemáticamente: mezcla análisis lógico, símbolos,
metáforas y todo tipo de figuras literarias y, además, gran parte está escrita en aforismos. Es
una obra fragmentaria, cuestión que se ha hecho de múltiples maneras, alguna de ellas, poco
acertadas e interesadas.
En cualquier caso, distinguimos en su filosofía dos vertientes:
 Una, negativa, de crítica y rechazo a los valores de la cultura occidental, ya que ésta
impone la razón a toda costa sustituyendo los instintos y la vida y oponiéndose a ellos.
 Otra, positiva, vida como trasfondo del que todo surge y ofrecer nuevos criterios de
valoración: la voluntad de poder, el superhombre y el eterno retorno.

Nietzsche lleva a cabo su tarea filosófica con un método para analizar los escritos a lo largo de
la historia: la genealogía; con él pretende comprender el alcance de cada palabra en su
momento y en su contexto: ir al origen de nuestras palabras. Se refiere a la significación que
cada palabra ha ido adquiriendo en cada momento según las fuerzas dominantes en cada
época, porque el arte y las lenguas son expresiones de los pueblos y es donde podemos
descubrir la fuerza vital que se fomenta o el ocultamiento y opresión que impide la vida.

3. Lo apolíneo y lo dionisíaco.
Este autor crea estos dos conceptos en su primera obra y los mantendrá a lo largo de toda ella
para designar dos actitudes ante la vida. Pero, ¿qué es la vida para Nietzsche? La vida es dolor,
lucha, incertidumbre, error, nunca está hecha, cambia continuamente, es puro devenir sin
finalidad ni orden, puro azar. La vida no es algo acabado, sino que se hace continuamente, no
es estática; por eso, el error más grande de Sócrates y Platón ha sido intentar encerrar todas
las posibilidades en que se nos muestra la vida en conceptos, que sólo captan lo estático y
hacen imposible entenderla mediante ellos.
Ante la vida caben dos actitudes: una, aceptarla en su totalidad, en todo su desconcierto y
crueldad; la otra, supone una actitud de renuncia, de negación de la vida. La primera actitud
conduce a la exaltación de la vida, la segunda al pesimismo y la decadencia.

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Para Nietzsche, los primeros griegos supieron aceptar la vida tal y como es sin abandonarse al
pesimismo y al miedo ante ella, lo que hicieron es transformarla por medio del arte. Esta
aceptación se simboliza en dos dioses: Apolo, dios de la medida, símbolo de luz; y Dionisos,
símbolo de flujo, desmesura, que rompe todas las barreras e ignora las limitaciones, dios de la
danza, espíritu exuberante; ardiente y poderoso, en él se encuentra la libertad suprema, la
arbitrariedad y la insolencia. Representa el entusiasmo y el desbordamiento vital.
En los primeros tiempos de su cultura, los griegos supieron combinar estas dos actitudes,
afirmar la vida transformándola por medio del arte. Sólo cuando se negó el aspecto dionisíaco
la cultura comienza su decadencia que acabará en nihilismo.
Esta decadencia comienza con Sócrates, culmina con Platón y posteriormente la moral
cristiana. Ellos rompen la armonía y se dedican a convertir a Dionisos en el dios que hay que
ocultar y negar, negando con ello las múltiples capacidades humanas, los instintos y, en
general, todo lo que no es razón, se oculta y se mutila, no se considera humano, mutilando así
al ser humano y anulando la vida. Esta es la actitud de miedo y resentimiento ante la vida
porque incluye dolor, envejecimiento, muerte y, porque en la vida no hay seguridades.
Desde Sócrates, la cultura europea ha sido la historia de la decadencia porque él alzó la
concepción moral de la vida (= sabiduría) en contra de la concepción artística (la Tragedia).

4. Crítica a la cultura occidental.

La Ilustración, al radicalizar al intelecto, al proponer a la razón como arma de liberación, vuelve


a postergar las posibilidades dionisíacas afirmadoras de la vida; es necesario recuperarlas y
decir sí a la vida y a la libertad; la actitud crítica es la postura de Nietzsche a las falsas promesas
de progreso de la Ilustración: los maestros de la Sospecha (Marx, Nietzsche y Freud) buscaron
el modo de analizar lo que la conciencia ha manifestado a través de las creaciones culturales y
lo que aún permanece oculto o latente.

A) Crítica a la moral.

Con ella realiza la crítica más profunda de la cultura occidental porque la moral es su principal
preocupación; la moral europea es para Nietzsche la historia de una decadencia: desde
Sócrates y Platón y, posteriormente gracias al cristianismo, se ha educado al ser humano en lo
“más bajo”, intentado suprimir sus pasiones y esclavizándolo: es la moral de los pesimistas. Los
valores imperantes son los valores de los débiles, de los que son incapaces de vivir la vida en
plenitud.

Acusa a la moral tradicional de ir contra la vida y los instintos; se trata de una moral
ANTINATURAL. La base filosófica de esta moral contranatural es el Platonismo; mediante el
análisis genealógico, se da cuenta del giro que toman los conceptos morales: la virtud, lo
bueno, en principio, significaba “fuerza”, por lo que bueno equivalía a poderoso, elevado y
noble; sin embargo, la virtud se va convirtiendo en renuncia a los placeres, a las pasiones, a la
ambición, y el único bien aceptado es la sabiduría. El mundo de las ideas sirve de más allá y
pone el acento, no en esta vida, sino en la otra. La moral se convierte en un juicio sobre la
vida, símbolo de decadencia, y de nihilismo como destino. ES UNA MORAL QUE MATA LA
VIDA y la vida es lo único real, la moral es ficción. Su rechazo es a una moral concreta, porque

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Nietzsche no es amoral; rechaza la moral idealista, cristiana y burguesa, pretende cambiarla
por la moral de la vida.

El análisis de la moral tradicional le lleva a distinguir entre.

 Moral aristocrática, de señores, que procede de sentimientos sublimes, propia de


espíritus elevados que aman la vida, la grandeza, el poder y el placer. Propia del
superhombre, que quiere la muerte de dios, ateo, y libre de dogmas y servidumbre
religiosa.
 Moral de esclavos, de rebaño, que procede del sentimiento de resentimiento (hacia
los poderosos) y de venganza, que pretende la igualdad para todos y el amor al
prójimo, haciendo prevalecer los instintos de los débiles como la compasión, la
humildad, la obediencia y la resignación.

Descubre dos tipos de moral, la que alienta la vida y la que la destruye. LA MORAL DE
ESCLAVOS TRIUNFA PORQUE HACEN DE SU SITUACIÓN DE INFERIORIDAD ALGO POSITIVO. Al
ser mayoría crean un ideal moral opuesto a los valores del señor; se devalúa el mundo real y se
supervalora el ideal para resignarse con sus miserias, inventan la posibilidad de la eternidad.

B) Crítica a la religión.

La expresión máxima del bien y del mal, del rebaño, es el cristianismo, el platonismo para el
pueblo. Los ataques a la religión son especialmente violentos porque para Nietzsche dios actúa
sobre los hombres haciéndolos humildes, sumisos, obedientes e incapaces de desarrollarse
libremente, tortura sus conciencias y les impide vivir la vida en plenitud.

La religión nace del miedo y del horror que el hombre tiene de sí mismo, incapaz de asumir su
propio destino, siendo el miedo de su propio poder el que le produce su impotencia,
desarrollando un mecanismo de defensa patológico atribuyéndole ese poder a otro ser
superior: Dios es la creación humana como proyección de una dimensión de la existencia
humana fuera de ésta; por eso el santo, el asceta, son individuos con ansia de poder.

Ninguna religión ha contenido ninguna verdad, pero el cristianismo invierte los valores de la
vida y se “inventa” un mundo ideal, “celestial” para desvalorizar este mundo, esta vida: el
pecado anula la vida y los instintos.

El acontecimiento más importante de la época es que “dios ha muerto”, no dice dios no existe,
porque por “Dios” este autor entiende toda una concepción cultural basada en la moral
cristiana y cando habla de la muerte de dios se refiere a la muerte de esta concepción y al
nacimiento de otra.

Alerta también contra una nueva forma de moral de “rebaño”, de un cristianismo secularizado,
porque en el S XIX ya existía un ateísmo, más o menos extendido, que puede mantener los
valores tradicionales sin fundamento en otro mundo: el socialismo y la democracia, que para
Nietzsche son intentos de igualar a los hombres en su mediocridad.

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C) Crítica a la metafísica tradicional.

El objeto de esta crítica es la filosofía platónica porque con ella comienza lo que llama el
“error dogmático” desde el momento en que divide el mundo en dos completamente
diferentes.

Desde el punto de vista ontológico la filosofía platónica es dogmática porque considera al ser
estático, como algo fijo e inmutable y abstracto, cuando en realidad ese ser no existe, lo único
que existe es este mundo y en él todo es devenir, cambio, flujo continuo del ser creando y
destruyendo el mundo (en este sentido admira a Heráclito). La metafísica es una ficción
inventada por el hombre para dar a su existencia un significado infinito, inmutable; esta
metafísica se basa en los prejuicios de los filósofos contra la vida, el horror a la vejez, la
muerte, el sufrimiento de lo que es y deja de ser: toma como verdadero la reflexión racional
sin darse cuenta que su fundamento no es la lógica sino la necesidad de sobrevivir en el
continuo devenir.

Comienza su estudio por el análisis del origen y uso de las palabras porque debido a la
supervaloración del lenguaje ha creado esa negación de la vida que es la cultura occidental.

El lenguaje nace como recurso para ponerse de acuerdo en algo que puede ser puesto en
común; en principio sirve para facilitar la supervivencia de la especie. Nietzsche señala que las
palabras no tienen relación con las cosas (son convenciones), las palabras son meros símbolos
de una realidad, en este sentido son metáforas: las palabras son sólo una interpretación de la
realidad.

Nietzsche es consciente de que no podemos pensar sin palabras, pero para él el lenguaje es un
límite para el pensamiento, de manera que como se ha supervalorado se ha olvidado la
inmensidad de cosas que no podemos comunicar más allá del lenguaje y se ha reducido la
realidad a la realidad comunicable: el lenguaje surgió como recurso para ponerse de acuerdo
en las cosas puestas en común; es un instrumento para la supervivencia. Sin embargo, el
hombre llega a identificar la realidad con las palabras, ya que se tiende a pensar que por el
hecho de que haya una palabra se piensa que lo que ella designa existe efectivamente. Y,
puesto que el lenguaje tiene una estructura lógica, hemos llegado a suponer que el mundo es
también lógico, que se puede comprender por la razón.

De este mal uso de las palabras vendrán los conceptos: por el hecho de que exista un
concepto, suponemos que existe una realidad que se corresponde con él. Las esencias que
designan los conceptos es lo abstracto, lo que no existe, porque lo que existe es único, distinto
y perecedero. Se olvida que las palabras y los conceptos son metáforas de la vida, no son la
vida: aquí comienza el error; los filósofos buscaban la realidad del concepto y como no se
encuentra en este mundo, se inventan otro: la verdad absoluta de la filosofía no existe: la
verdad es ese error sin el que un tipo de seres no podrían vivir. La verdad y el conocimiento
son necesarios para la vida. Pero la verdad es una ficción, una ficción útil.

Sin embargo el problema reside cuando el conocimiento se impone a la vida aceptando que los
conceptos son realidades que, si no existen en este mundo, deben existir en otro, relegando
este a apariencias y supervalorando la razón sobre el instinto y los sentidos. El intelecto es sólo

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el medio que tiene el hombre para sobrevivir en el mundo porque es el animal más indefenso
y débil de todos los animales.

D) Crítica a las ciencias positivas.

Esta crítica tiene un sentido propio y preciso: es una crítica de la matematización de lo real.
Para Nietzsche esta matematización no nos ayuda a conocer las cosas, sino sólo a establecer
una relación cuantitativa de ellas, cosa que ataca en La gaya ciencia hablando de los
mecanicistas: su metodología se basa en el número, en la cantidad y esta pura determinación
de las cosas tiende a anular las diferencias que realmente existen entre ellas, de manera que
este “modelo matemático” cuantitativo de la naturaleza iguala sin tener en cuenta la cualidad
propia de cada cosa.

Las leyes de la naturaleza no son algo que conozcamos en sí, conocemos sólo sus efectos, sus
relaciones con otras leyes de la naturaleza, que a su vez, solo conocemos como “suma de
relaciones”, pero no lo que son, que es incomprensible; de hecho sólo conocemos lo que
aportamos en ellas, espacio, tiempo, sucesión y números, representaciones propias del
hombre que producimos con la misma necesidad con que la araña teje su tela, dice Nietzsche.

 Ciencia y moral: la ciencia investiga el curso de la naturaleza; conoce la cantidad, pero


nada sabe de la pasión, del amor, del placer
 Ciencia y Estado: para Nietzsche la ciencia está al servicio del Estad, lo cuida y protege,
al servicio de los intereses creados, la ha tomado a su servicio con el fin de explotarla
para sus fines.

Nietzsche no propone un escepticismo científico. Él propone la intuición inmediata y directa de


lo presente para conocer la realidad viviente humana.

5. El Nihilismo.

Este término empleado comúnmente para descalificar cualquier doctrina que niegue, o no
reconozca, realidades o valores que se consideran importantes, adquiere en este autor una
importancia crucial, porque no se trata de una doctrina, sino que es la consecuencia de la
historia de la cultura occidental, el destino de los pueblos de occidente: la fuerza del espíritu
de occidente, cansado de valores ficticios e inadecuados, se vuelve nihilista.

El nihilismo en este autor tiene dos sentidos:

 El nihilismo negativo, pasivo, esencia de la tradición platónico-cristiana, que al destruir


los falsos valores de esta cultura produce desorientación. Desde aquí tiene sentido la
crítica y destrucción de estos valores.
 El nihilismo positivo, con el que reacciona Nietzsche, reflexionando sobre el propio
nihilismo al que se ha llegado y, del que occidente necesita escapar; se trata del
reconocimiento de las condiciones por las que occidente ha llegado al nihilismo y los
intentos de salir de él, de crear nuevos y poderosos valores transmutados los otros.
Este nihilismo activo proviene directamente de la voluntad de poder.

El nihilismo nietzscheano recorre tres momentos:

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 Duda, desorientación y pérdida de sentido como consecuencia inmediata de la
destrucción de valores.
 A continuación, el momento de la reflexión del distanciamiento con respecto a la
tradición.
 Nihilismo como punto de inflexión hacia una nueva perspectiva y de una nueva
valoración sobre la vida que es recorrido, no por la razón, sino por algo instintivo,
la voluntad de poder.

El hombre de hoy, en su marcha hacia el superhombre, sabe de la muerte de dios y quiere


ocupar su lugar, sabe que el nihilismo es provisional, pero necesario: tiene que ser superado;
ha de seguir adelante: destruir las figuras antiguas y acelerar la decadencia empujado por el
amor verdadero. Así, el nihilista corre tres peligros: no ser comprendido, que se le comprenda
mal y, que aún siendo comprendido, no tener valor de ir a más.

Con esta versión positiva y activa del nihilismo surge “el profeta” como primogénito del
futuro, el portador de la voluntad de poder.

6. La voluntad de poder.

La expresión “voluntad de poder” pero es definida en ninguna obra como tal, pero es uno de
los conceptos fundamentales de su propuesta filosófica, de su interpretación de la realidad y,
por supuesto, del ser humano. El mundo, el hombre, la vida son voluntad de poder, fuerza
infinita que surge y lucha, se enfrenta a fuerzas: voluntad de ser, de ser más y mejor, de vivir
más superarse, elevarse, demostrar una fuerza siempre creciente; es voluntad de crear de
desarrollar y vivir la vida en toda su plenitud, con toda la liberta, sin negar ningún aspecto de
ella, ni siquiera el dolor. Gracias a la voluntad de poder, el hombre se da así mismo las
normas morales, crea unos nuevos valores, los valores del ser superior, el superhombre.

 La interpretación de la realidad es ahora voluntad de poder:

Se trata de una realidad múltiple y de un ser humano que posee una pluralidad impulsos,
instintos, cada uno de ellos en constante lucha entre sí. El devenir, el cambio incesante es la
esencia ahora del mundo. Para Nietzsche existe una relación entre realidad y vida tan estrecha
de manera que el ser siempre se está haciendo y siempre está por hacerse: la realidad del ser
se nos muestra como cambio cualitativo: la significación plural de lo que se muestra en
varias perspectivas.

 El problema de la verdad adquiere ahora un nuevo sentido:

Desde esta nueva ontología, contra la ontología del ser único del platonismo, surge la
pluralidad del ser en todas sus manifestaciones que son las múltiples e irreductibles
perspectivas mediante las que el ser humano aborda el mundo. La falsedad o verdad de un
juicio está en que favorezca o no la vida, si la conserva o la hace más grande.

El valor para la vida es lo que decide. La verdad es la consolidación de una perspectiva que
hemos podido captar en el devenir y apariencia que se consolida e impone por la costumbre
pero que no deja de ser un error: “la verdad es aquella clase de error sin la que determinados
seres vivos no podrían vivir” es voluntad de verdad, voluntad de poder, ésta justifica el error.

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7. La muerte de Dios. Trasmutación de valores.

Es el acontecimiento más importante de la época contemporánea: la experiencia de lo divino


es cada vez más limitada; para Nietzsche la muerte de dios es un logro humano, pero no acaba
de “digerirse”; causa serenidad y regocijo porque significa acabar con los límites y barreras de
la vida: las leyes trascendentales, el conocimiento opresivo sustentado en algo superior,
debe ser barrido, porque Dios ha muerto.

Hay que crear valores desde la voluntad de poder que estén más allá del bien y del mal; no se
puede destruir y no crear, es necesario invertir los valores, valorar y afirmar la vida; crear una
nueva moral que integre todos los aspectos mundanos, que reivindicar la vida y la existencia
humanan terrena, esta, la única: aceptar, potenciar y vivir el cuerpo, el impulso y la pasión
porque no hay otro mundo ni otra vida.

8. El superhombre.

Es el nuevo hombre que se crea contra los engaños de antaño. Nietzsche anuncia su llegada
después de la muerte de Dios, pero aún quedan secuelas de dios: el estado y el autoritarismo.
El hombre producto de la cultura occidental es un puente hacia una nueva casta de
superhombres.

No se trata de una raza biológica, sino de un nuevo modelo moral: personificación de ese
hombre superior que se da así mismo la vida que quiere, aceptándola como es y en el mundo
que hay marca su propio sentido y dirección integrando todas las capacidades humanas: el
poder intelectual, la pasión, la independencia, la fortaleza de carácter, la habilidad y el físico.

Las tres metamorfosis del espíritu serán el camino hacia el superhombre: la primera, el
camello, símbolo de los que obedecen y cargan con todo; la segunda, el león, el gran negador,
el nihilista que defiende fieramente su libertad, pero que necesita superar su nihilismo y para
ser verdaderamente libre, se convierte en un niño, libre de prejuicios, que juega con la vida a
modo de experimento, sin miedo del que nace el superhombre; posee el poder de crear
valores al servicio del superhombre, el hombre superior que no respeta los prejuicios de la
gente, no cree en la igualdad, es totalmente libre y dice sí a la voluntad de poder y a la vida.

9. El eterno retorno.

Pero el superhombre no es el objetivo final de la historia humana, Nietzsche no admite un final


feliz: la vida, la historia es un círculo, el eterno retorno de lo mismo; todo lo que ocurre se
volverá a repetir exactamente igual, de forma que el hombre inferior volverá y con él, su
moral.

Aunque parece una idea poco atractiva después de haber luchado por destruir todo lo que es
nocivo para el hombre, en la idea del eterno retorno ve el autor la mayor expresión de la
voluntad de poder: la aceptación de la vida en todo su sinsentido, de volverla a vivir
atrapando lo auténtico, hasta el punto que se quiera volver a vivir exactamente como se
vivió, sin arrepentirse de nada. Es la absoluta afirmación de la vida. Una idea misteriosa que
dejó perplejos a los filósofos: estamos clavados a la eternidad; Nietzsche llamó a la idea del
eterno retorno de lo idéntico “la carga más pesada”.

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