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Una presentación breve de lo que es el recobro del Señor

CONTENIDO

1. Una presentación breve de lo que es el recobro del Señor


2. Una Palabra Complementaria

PREFACIO

Este pequeño libro está compuesto de mensajes dados por el hermano Witness Lee el 7 y
8 de julio de 1990 a fines del Entrenamiento de Verano en Anaheim, California.
UNA PRESENTACION BREVE
DE LO QUE ES EL RECOBRO DEL SEÑOR

Lectura bíblica: Mt. 28:19; 2 Co. 13:14; Jn. 14:16-20; Ef. 1:4-14: Ro. 8:5-11; Ef. 4:4-6,
12-13, 15-16; Col. 1:18; 1 Co. 12:12; Col. 3:10-11; 1:12; 3:4; 1:27; 1 Co. 1:24, 30; Col.
2:16-17; Ef. 3:8; Jn. 3:34b; 2 Co. 12:9; Ap. 1:4b; 4:5b; 5:6b; 22:17; 1 Ts. 5:23; Ro. 12:5;
Gá. 2:20; Ro. 15:16; 8:23, 30; 1 Co. 6:17; Jn. 15:1-5, 16; 1 P 2:5, 9; Ef. 1:3, 23, 19-22;
3:14-19; 4:3, 11-13; 3:9-11; Jn. 17:6, 11, 14-24; Ap. 1:11; 1 Jn. 5:6; Hch. 2:42; 1 Jn. 1:1-3;
Hch. 14:23; Tit. 1:5; Ap. 1:12-13; Jn. 21:15; 1 Co. 14:1-5, 23-26, 31

Si preguntáramos hoy a los santos, a los líderes o incluso a los colaboradores: “¿Qué es
el recobro del Señor?” o “¿Qué ha sido recobrado en el recobro del Señor?”, no creo que
muchos podrían contestar de una manera adecuada. Algunos podrían contestar que el
recobro del Señor ha recobrado asuntos tales como el bautismo por inmersión, el
presbiterio (esto es, el manejo y la administración de la iglesia por un grupo de
presbíteros o ancianos), el cubrirse la cabeza y la mesa del Señor. Aunque puntos tales
como éstos figuren en el recobro del Señor, son cosas menores. Ninguno de ellos toca
directamente la economía neotestamentaria de Dios; ninguno de ellos tiene que ver con
el dispensar divino o el mezclar divino. En contraste, asuntos tales como la economía
neotestamentaria de Dios, la dispensación de la Trinidad divina en el ser tripartito de
los creyentes, el mezclar de divinidad y humanidad, y la edificación del Cuerpo orgánico
de Cristo son asuntos importantes.

Las cosas divinas de Dios han estado con Su pueblo neotestamentario por casi veinte
siglos. Sin embargo, tal parece que durante este período ha habido muy poco progreso
en la teología cristiana. Cuando hablo de progreso no digo que podemos cambiar la
verdad. Como ejemplo: nadie puede cambiar la Tierra. La Tierra fue creada por Dios, y
la mano humana no puede cambiarla. Pero el transporte, el medio de viajar sobre la
Tierra, ha progresado constantemente por casi seis mil años. La historia nos dice que
para poder viajar sobre la Tierra, la raza humana aprendió primero a usar la rueda. La
rueda es un elemento básico en casi todas las formas de transporte. Las carretas, las
bicicletas, los automóviles e incluso los aviones utilizan la rueda. Desde la carreta, a la
bicicleta, y al vehículo de motor, hasta el avión a reacción, ha habido una gran mejora en
el medio por el cual el hombre viaja sobre la Tierra. Mucha gente ha estudiado
diligentemente los campos del transporte y la tecnología computarizada y se han
logrado grandes avances en estos campos. Pero muy pocos cristianos han dedicado su
tiempo y energía para estudiar las cosas divinas; en consecuencia, ha habido muy poco
avance durante siglos en este campo.

Si somos fieles y estamos totalmente dedicados a lo que desea el Señor, debemos


aprender algo. Asuntos tales como la economía neotestamentaria de Dios y el dispensar
de la Trinidad divina no son inventos míos; todas estas cosas pueden encontrarse en la
Biblia. Por ejemplo, al leer Romanos 8:2-11 una y otra vez, veremos el dispensar de la
Trinidad divina. Este dispensar tiene lugar primero en nuestro espíritu (v. 10); luego,
desde nuestro espíritu se extiende a nuestra mente (v. 6) para saturar nuestra alma; y
con el tiempo se difundirá por todo nuestro cuerpo (v. 11). Primero, este dispensar hace
que nuestro espíritu sea vida, luego, hace que nuestra alma sea vida y finalmente, hace
que nuestro cuerpo sea vida. Por medio de este dispensar las tres partes de nuestro ser
humano serán saturadas y llenas de la Trinidad divina. Como resultado de este
dispensar ocurre una mezcla. Cuando un elemento satura a otro y se difunde en él, los
dos elementos se mezclan. Tal dispensar y tal mezclar tiene como fin la edificación del
Cuerpo orgánico de Cristo, el cual está compuesto de todas las iglesias.

I. EL RECOBRO DE LA REVELACION DIVINA


CON RESPECTO A DIOS

El primer punto del recobro del Señor es el recobro de la revelación divina con respecto
a Dios. No hay necesidad de recobrar a Dios mismo; pero entre los cristianos la
revelación con respecto a Dios se ha perdido, ha sido hecha a un lado y aun se ha
abandonado. Por lo tanto, existe la necesidad de recobrar la revelación divina acerca de
Dios.

A. En Su esencia

En Su esencia, Dios es esencialmente uno, un solo Dios, el cual es único, es decir, el


único Espíritu (Is. 45:18b; 1 Co. 8:6a).

B. En Su economía

En Su economía, Dios es económicamente tres. Esencialmente Dios es uno, pero


económicamente, El es tres: el Padre, el Hijo y el Espíritu (Mt. 28:19; 2 Co. 13:14). Un
ejemplo de este principio puede verse en el candelero. En el Antiguo Testamento, el
candelero fue puesto en el tabernáculo y en el templo (Ex. 26:35; 1 R. 7:49). En el Nuevo
Testamento el candelero se ve en Apocalipsis 1:11-13 y 20. El candelero consta de una
sola base, pero tiene siete lámparas. Las siete lámparas no indican la esencia del
candelero; más bien, indican su función. La función es un asunto de economía. Así que,
en el aspecto económico, el candelero tiene siete lámparas para alumbrar, y las lámparas
alumbran para cumplir la función del candelero, esto es, llevar a cabo la economía del
candelero. En esencia, el candelero mismo es uno, pero en el aspecto económico, es
siete. Este es un buen ejemplo del ser divino de nuestro Dios.

En Su economía, Dios es tres: el Padre, el Hijo y el Espíritu. Los grandes teólogos de los
siglos cuarto y quinto se refirieron a los Tres de la Trinidad como a tres hipóstasis. El
sentido principal de la palabra griega que se traduce hipóstasis es algo que está por
debajo, es decir, un soporte o un fundamento. Como ejemplo, una mesa tiene cuatro
patas que la sostienen, y las cuatro patas de la mesa son sus cuatro hipóstasis. De igual
manera, hay un solo Dios, pero El es el Padre, el Hijo y el Espíritu. Estos tres —el Padre,
el Hijo y el Espíritu— son las tres hipóstasis divinas. La palabra hipóstasis, que fue
usada en los escritos teológicos que se escribieron en griego, puede también ser
traducida sustancia. Después, cuando la teología se escribió en Latín, se usó la palabra
persona. Luego, en el inglés, el término llegó a ser person [persona]. Por esto, se dice
que el Padre, el Hijo y el Espíritu son tres personas. Sin embargo, no debemos concluir
que esto quiere decir que Ellos son tres personas separadas, de acuerdo al
entendimiento común de la palabra persona.

1. El Padre, como origen, es la fuente,


el Hijo, como expresión, es el manantial,
y el Espíritu, como trasmisión, es el fluir

El Padre, como origen, es la fuente; el Hijo, como expresión, es el manantial; y el


Espíritu, como trasmisión, es el fluir. Una fuente es el origen de un arroyo o río, un
manantial es la salida o expresión de la fuente, y el arroyo o río es el fluir. En Jeremías
2:13 Dios se llama a Sí mismo la fuente de aguas vivas; en Juan 4:14 Cristo es el
manantial que brota en los creyentes para vida eterna; y en Apocalipsis 22:1 el Espíritu
es el fluir, el río de agua de vida. Esto muestra que Dios es uno esencialmente, pero tres
económicamente.

2. No hay tres Dioses separados (el triteísmo),


no hay dos Padres divinos
y no es “Jesús solo”

Es incorrecto decir que los Tres de la Trinidad divina son tres Dioses separados; ésta es
la enseñanza del triteísmo. Igualmente, es incorrecto decir que hay dos Padres divinos,
uno, el Padre en la Trinidad (Mt. 28:19), y el otro, el Padre eterno mencionado en Isaías
9:6. No tenemos dos Padres divinos; tenemos sólo un Padre divino. Así que, el Padre
eterno es el Padre en los Tres de la Trinidad divina. Además, la enseñanza particular
expresada en la frase “Jesús solo” también es incorrecta.

3. El Padre está incorporado en el Hijo,


y el Hijo se hace realidad como el Espíritu

El Padre está incorporado en el Hijo, y el Hijo se hace realidad como el Espíritu. Esto es
plenamente revelado en Juan 14:16-20. Si leemos estos cinco versículos, veremos que el
Espíritu es la realidad del Hijo, Cristo.
4. El Padre propuso,
el Hijo logró
lo que el Padre había propuesto,
y el Espíritu aplica
lo que el Hijo ha logrado

El Padre propuso (Ef. 1:4-6), el Hijo logró lo que el Padre había propuesto (Ef. 1:7-12), y
el Espíritu aplica lo que el Hijo ha logrado (Ef. 1:13-14).

5. El Hijo y el Padre son uno,


y el Espíritu es uno
con el Padre y con el Hijo

El Hijo vino con el Padre para efectuar la redención (Jn. 6:46), y mientras el Hijo estuvo
sobre la Tierra, el Padre estuvo con el Hijo todo el tiempo (Jn. 8:16b, 29). En Juan 6:46
la preposición traducida de tiene el significado de de y con. Así que, cuando el Señor
Jesús vino a la Tierra para efectuar la redención, El vino no solamente del Padre sino
también con el Padre. En Juan 8:16 y 29 el Señor Jesús nos dijo que El no estaba solo,
sino que el Padre estaba siempre con El.

El Hijo también vino en el nombre del Padre (Jn. 5:43). Es por esto que en Isaías 9:6 el
Hijo es llamado el Padre. Además, el Padre envió al Espíritu en el nombre del Hijo (Jn.
14:26a). Estas dos cosas son evidencia no sólo de que el Hijo y el Padre son uno, sino
también de que el Espíritu es uno con el Padre y con el Hijo. Los Tres de la Trinidad
divina son uno solo.

a. Para el dispensar de la Trinidad divina


en los creyentes

Esta clase de economía, arreglo, o plan, es para el dispensar de la Trinidad divina en los
creyentes. En Romanos 8:5-11 podemos ver este dispensar.

b. Para que los creyentes experimenten y disfruten


al Dios Triuno procesado

Este arreglo también es para que los creyentes experimenten y disfruten al Dios Triuno
procesado (2 Co. 13:14).

c. Para que el Dios Triuno procesado


y los creyentes regenerados sean mezclados en uno
para la edificación del Cuerpo orgánico de Cristo

Este arreglo también es para que el Dios Triuno procesado y los creyentes regenerados
sean mezclados en uno (Ef. 4:4-6) para la edificación del Cuerpo orgánico de Cristo (Ef.
4:12-13, 15-16). En Efesios 4:4-6 se nos dice que hay un solo Cuerpo, un solo Espíritu,
un solo Señor, y un solo Dios y Padre de todos. Esto indica que el Dios Triuno está
mezclado con el Cuerpo de Cristo, esto es, con nosotros los creyentes. Este mezclar tiene
como fin la edificación del Cuerpo orgánico de Cristo. Efesios 4:12-13 y 15-16 son cuatro
versículos que nos muestran que el mezclar de la Trinidad divina con los creyentes tiene
por objeto una edificación orgánica, la edificación del Cuerpo de Cristo.

Todos los puntos anteriormente mencionados han sido pasados por alto por la mayoría
de los cristianos hoy en día. En el adiestramiento recibido por la mayoría de los
estudiantes de teología, se les dice meramente de una manera general que Dios es
triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu. La mayoría de los cristianos no han avanzado más
allá de este punto en su entendimiento de la Trinidad divina. Sin embargo, todos los
puntos anteriormente mencionados son revelados claramente en la revelación divina,
especialmente en el Nuevo Testamento.

II. EL RECOBRO DE LA REVELACION DIVINA


CON RESPECTO A CRISTO

El segundo punto principal del recobro del Señor es el recobro de la revelación divina en
cuanto a Cristo.

A. En la eternidad, Cristo es
la Palabra de Dios y Dios mismo

En la eternidad, Cristo era la Palabra de Dios y también era Dios mismo (Jn. 1:1). El era
no solamente la Palabra de Dios, sino también Dios mismo. Juan 1:1 dice: “En el
principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios” (gr.). La
Palabra no sólo estaba con Dios, sino que la Palabra era Dios.

B. En el tiempo, Cristo como la Palabra de Dios


se hizo carne para ser un hombre
y extender tabernáculo entre los hombres,
lleno de gracia y realidad

En el tiempo, Cristo como la Palabra de Dios se hizo carne para ser un hombre y
extender tabernáculo entre los hombres (Jn. 1:14), lleno de gracia (la cual es Dios, a
quien el hombre puede recibir como su disfrute) y de realidad (la cual es Dios, a quien el
hombre puede experimentar como realidad).

C. Cristo es el Dios completo y el hombre perfecto, y posee tanto la


naturaleza divina
como la naturaleza humana para ser
la incorporación de la plenitud de la Deidad
Así que, Cristo es el Dios completo y el hombre perfecto, el Dios Triuno y el hombre
tripartito, y posee tanto la naturaleza divina como la naturaleza humana, para ser la
incorporación de la plenitud de la Deidad (Col. 2:9).

D. Cristo es Aquel que es todo-inclusivo


y todo-extensivo

Cristo es Aquel que es todo-inclusivo y todo-extensivo (Ef. 1:23b). De acuerdo a Efesios


1:23, Cristo es Aquel que todo lo llena en todo; por lo tanto, El es todo-extensivo. Como
el todo-extensivo, ciertamente El es todo-inclusivo.

1. Es el unigénito Hijo de Dios


desde la eternidad, y el primogénito Hijo de Dios
desde Su resurrección en humanidad

Este Cristo todo-inclusivo y todo-extensivo es el unigénito Hijo de Dios desde la


eternidad (Jn. 3:16a; 17:24b), y el primogénito Hijo de Dios desde Su resurrección en
humanidad (Ro. 8:29b; Hch. 13:33). Cristo como Hijo de Dios tiene dos condiciones: el
unigénito Hijo de Dios y el primogénito Hijo de Dios. La mayoría de los cristianos no
tienen un entendimiento acerca de esto, y puede ser que algunos hasta digan que esto es
herejía. Sin embargo, esto no es herejía, porque es mencionado claramente en Juan
3:16, que dice que Cristo es el unigénito Hijo de Dios, y en Romanos 8:29, se nos dice
que El es el primogénito Hijo de Dios entre muchos hermanos.

2. Como el Hijo dado


es llamado el Padre Eterno
y, por lo tanto, es uno con el Padre

Como el Hijo dado, Cristo es llamado “El Padre eterno” (Is. 9:6); por lo tanto, es uno con
el Padre (Jn. 10:30; 14:8-10). Podemos decir que Cristo es tanto el Padre como el Hijo
porque El es todo-inclusivo. Si fuera únicamente el Hijo y no el Padre, no sería todo-
inclusivo.

3. En Su resurrección, se hizo
el Espíritu vivificante, por lo tanto,
es el Espíritu y el Señor Espíritu

En Su resurrección Cristo se hizo el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). El no sólo es el


Hijo y el Padre; con el tiempo, El también se hizo el Espíritu vivificante. Por lo tanto, El
es el Espíritu y el Señor Espíritu (2 Co. 3:17-18).

En 1964, un poco después de que vine a los Estados Unidos, un querido amigo me
advirtió, diciéndome que aunque esta clase de enseñanza está en la Biblia, el
cristianismo no la aceptaría. Así que me aconsejó que hiciera esta enseñanza a un lado.
Como respuesta, le dije a este hermano que ya que esta enseñanza está en la Biblia él
debía darme la libertad de hablar este punto como el Señor me había guiado a hacerlo.
Le dije que si yo no podía hablar acerca de Cristo como el Espíritu no tendría nada de
qué hablar. Ahora, veintiséis años después, es común oír que los santos en el recobro del
Señor hablen de Cristo como el Espíritu. En las reuniones de la mesa del Señor, muchos
de los santos alaban al Señor no sólo porque murió por nosotros en la cruz y porque
resucitó de entre los muertos, sino también porque es el Espíritu vivificante que mora
dentro de nosotros. Si alabáramos al Señor sólo porque murió por nosotros en la cruz,
por Su resurrección, y por estar hoy sentado en los cielos, nuestro sentir no sería tan
agradable, porque Cristo estaría lejos de nosotros. Pero, ¡aleluya, hoy el crucificado y
resucitado es un Espíritu vivificante que mora en nosotros! Nadie puede negar esto.
Esto es un punto importante en el Nuevo Testamento. También es un punto principal en
el recobro del Señor.

4. En Su resurrección y ascensión, llegó a ser


el Señor de todo y el Cristo de Dios

En Su resurrección y ascensión, Cristo llegó a ser el Señor de todo y el Cristo de Dios


(Hch. 2:36; Ap. 11:15). El llegó a ser el Señor nuestro y el Cristo de Dios para llevar a
cabo la economía de Dios. El es el Cristo de Dios, el ungido de Dios para llevar a cabo la
economía de Dios.

5. Es el Primogénito de toda creación


y el Primogénito de la resurrección
de entre los muertos

Cristo es el Primogénito de toda creación y el Primogénito de la resurrección de entre los


muertos (Col. 1:15, 18). Dios tiene dos creaciones, la vieja creación y la nueva creación.
La vieja creación llegó a existir por la obra creadora de Dios. Colosenses 1:15 dice que
Cristo es el Primogénito de la vieja creación. La segunda creación, la nueva creación de
Dios, llegó a existir por y en la resurrección. De acuerdo a Colosenses 1:18, Cristo es el
Primogénito de la resurrección de entre los muertos. Así que, Cristo es el Primogénito
de ambas creaciones.

6. Es Aquel que es digno de abrir los siete sellos de Dios


que tienen que ver con la administración de Dios en
todo el universo de acuerdo a la economía de Dios

Cristo es Aquel que es digno de abrir los siete sellos de Dios que tienen que ver con la
administración de Dios en todo el universo de acuerdo a la economía de Dios (Ap. 5:2-
5). El es el único que es digno de abrir los sellos secretos de la economía de Dios.
7. Es la Cabeza del Cuerpo,
y también es el Cuerpo del Cristo corporativo

Cristo es la Cabeza del Cuerpo (Col. 1:18), y también es el Cuerpo del Cristo corporativo
(1 Co. 12:12). Esto significa que El es tanto la Cabeza como el Cuerpo.

8. Es todos los miembros del nuevo hombre

Así que, Cristo es todos los miembros del nuevo hombre (Col. 3:10-11). El nuevo hombre
es Cristo. Cristo es todo- inclusivo.

9. Es la porción dada por Dios a los creyentes


como su vida y suministro de vida hoy
y como su gloria en el futuro

Cristo es la porción asignada por Dios a los creyentes (Col. 1:12) como su vida y
suministro de vida hoy (Col. 3:4) y como su gloria en el futuro (Col. 1:27). Colosenses
1:27 dice que Cristo en nosotros es la esperanza de gloria. Como porción que Dios nos ha
dado, Cristo es nuestra vida hoy, y El será nuestra gloria en el futuro.

10. El es la piedra del fundamento, la piedra angular y


la piedra principal del edificio de Dios

Cristo es la piedra del fundamento (1 Co. 3:11; Is. 28:16), la piedra angular (Ef. 2:20b), y
la piedra principal (Zac. 4:7) del edificio de Dios.

11. El es resurrección, vida, poder, sabiduría:


justicia, santificación y redención y además es
la realidad de todas las cosas positivas

Cristo es resurrección, vida, poder, sabiduría: justicia, santificación, y redención, y la


realidad de todas las cosas positivas (Jn. 11:25; 14:6; 1 Co. 1:24, 30; Col. 2:16-17; Gá.
3:27; Jn. 10:9; 1 Co. 10:3-4). Colosenses 2:16-17 dice que comer, beber, días de fiesta, el
Sábado, y lunas nuevas son sombras, y que el cuerpo de estas sombras es Cristo. Según
Gálatas 3:27, Cristo es nuestra vestidura; es decir, nosotros nos vestimos de Él. En Juan
10:9, Cristo es nuestra puerta; a través de El salimos del redil religioso y entramos en los
ricos pastos. En 1 Corintios 10:3-4, Cristo es nuestro alimento espiritual y nuestra
bebida espiritual; El es también la roca espiritual que nos sigue. El es la realidad de
todas las cosas positivas.

12. Sus riquezas son inescrutables

Según Efesios 3:8, las riquezas de Cristo son inescrutables.


13. Nos da el Espíritu sin medida

Cristo nos da el Espíritu sin medida (Jn. 3:34b). Debido a que El es todo-inclusivo y
todo-extensivo, Cristo también es inmensurable.

14. Su gracia es suficiente para nosotros

La gracia de Cristo es suficiente para nosotros (2 Co. 12:9).

Todos los puntos anteriores tocante a Cristo están incluidos en el recobro del Señor.
Casi todos estos puntos se han perdido, se han descuidado o han sido pasados por alto
por el cristianismo.

III. EL RECOBRO DE LA REVELACION DIVINA


EN CUANTO AL ESPIRITU

El tercer punto del recobro del Señor es el recobro de la revelación divina en cuanto al
Espíritu.

A. El Espíritu Santo, el Espíritu de Dios, el Espíritu de Jesús, el Espíritu de


Cristo, el Espíritu de Jesucristo, y el Espíritu de vida

El Espíritu es el Espíritu Santo (Hch. 16:6b), el Espíritu de Dios (Ro. 8:9a), el Espíritu
de Jesús (Hch. 16:7), el Espíritu de Cristo (Ro. 8:9b), el Espíritu de Jesucristo (Fil.
1:19b), y el Espíritu de vida (Ro. 8:2a). Aunque yo estuve en el cristianismo por muchos
años, nunca oí a nadie hablar acerca del Espíritu de Jesús, del Espíritu de Cristo, y del
Espíritu de Jesucristo. Sin embargo, el Espíritu de Jesús se menciona claramente en
Hechos 16:7, se habla del Espíritu de Cristo en Romanos 8:9, y el Espíritu de Jesucristo
se menciona en Filipenses 1:19. Al leer estos tres libros, podemos ver que hoy el Espíritu
Santo, quien es el Espíritu de Dios, ha venido a ser algo más: El es el Espíritu de Jesús,
el Espíritu de Cristo, y el Espíritu de Jesucristo. Y no sólo eso, El también es el Espíritu
de vida.

B. El Espíritu compuesto, el aceite de la unción

El Espíritu es también el Espíritu compuesto, el aceite de la unción (2 Co. 1:21; 1 Jn.


2:20, 27; cfr. Ex. 30:23-26). La palabra ungido es usada por el apóstol Pablo en 2
Corintios 1:21, y la palabra unción es usada por el apóstol Juan en 1 Juan 2:20 y 27. Esta
palabra es tomada de Éxodo 30:23-26, la cual habla acerca del ungüento compuesto
para la unción. Ese ungüento no era solamente aceite de oliva, sino un compuesto de
aceite de oliva como base, y cuatro clases de especias. Las cuatro especias se molían
hasta hacerlas polvo y luego se mezclaban con aceite de oliva para hacer el ungüento.
Este ungüento tenía como fin ungir el tabernáculo, el altar y todos sus muebles y
utensilios. Me familiaricé con esto a través de los escritos de los Hermanos. En Éxodo
30 la Biblia anotada de Scofield tiene una nota que nos dice que el ungüento compuesto
tipifica al Espíritu Santo. Sin embargo, no nos dice que este ungüento es un compuesto
con el aceite como base y con otras cuatro especias como elementos para mezclarse. Yo
mismo pasé mucho tiempo durante un período de más de cincuenta años estudiando
este asunto. A través de mi estudio descubrí que el aceite tipifica al Espíritu de Dios y
que cada una de las cuatro especias tipifica a Cristo en Su muerte y resurrección. La
primera especia, la mirra, tipifica la muerte preciosa de Cristo; la segunda, la canela,
tipifica la dulzura y la eficacia de la muerte de Cristo; la tercera, el cálamo, tipifica la
preciosa resurrección de Cristo y la cuarta, la casia, tipifica el poder de la resurrección
de Cristo. Estos ingredientes han sido mezclados con el Espíritu de Dios para ser el
ungüento. Este es el Espíritu compuesto como el ungüento de la unción. Hoy el Espíritu
es el Espíritu compuesto, quien está compuesto con Dios el Espíritu y con la humanidad
de Cristo, con la muerte de Cristo y con la eficacia de la muerte de Cristo, y con la
resurrección de Cristo y el poder de la resurrección de Cristo. Ahora todo esto está en el
Espíritu. Finalmente, el Espíritu compuesto es mencionado en la Biblia como el Espíritu
(Jn. 7:39; Ap. 22:17).

C. El Espíritu vivificante

El Espíritu también es el Espíritu vivificante (2 Co. 3:6b). No debemos olvidar que hoy
el Espíritu vivificante es un Espíritu compuesto.

D. El Espíritu que mora en nosotros

Como el Espíritu vivificante, el Espíritu también es el Espíritu que mora en nosotros


(Ro. 8:11).

E. El Espíritu séptuple

En Apocalipsis 1:4; 4:5 y 5:6b, el Espíritu es revelado como el Espíritu séptuple. En estos
versículos el único Espíritu de Dios es llamado “los siete Espíritus”. Sin embargo, aquí
no tenemos siete Espíritus separados; más bien, tenemos un solo Espíritu que es
séptuple.

F. El Espíritu como el Espíritu consumado


para ser la consumación del Dios Triuno procesado

Finalmente, el Espíritu en todos los aspectos anteriores es simplemente el Espíritu


como el Espíritu consumado para ser la consumación del Dios Triuno procesado (Jn.
7:39; Ap. 22:17). En este Espíritu tenemos a Dios, a Cristo, al hombre, la muerte de
Cristo, la resurrección de Cristo, el poder de la muerte de Cristo, y la fragancia de la
resurrección de Cristo. En todo el cristianismo actual sería muy difícil encontrar una
persona que tuviera conocimiento de estas cosas. Este es el recobro de la revelación
divina en cuanto al Espíritu.

IV. EL RECOBRO DE LA REVELACION DIVINA


CON RESPECTO A LA VIDA ETERNA

El cuarto punto del recobro del Señor es el recobro de la revelación divina con respecto a
la vida eterna. Muchos cristianos tienen el concepto de que la vida eterna es una
bendición dada a los creyentes, en la cual ellos meramente van a una mansión celestial a
disfrutar una vida mejor. Cuando yo estuve en el cristianismo, nadie me dijo que la vida
eterna no es una bendición, sino que es simplemente vida. En nuestro cuerpo físico
tenemos una vida biológica (bíos), y en nuestra alma tenemos una vida psicológica
(psujé). Antes de ser salvos teníamos estas dos clases de vida. Pero cuando fuimos
salvos, recibimos otra vida, la vida eterna (zoé).

A. La vida que
no meramente perdura por siempre,
sino que es eterna
tanto en tiempo como en naturaleza

La vida eterna es la vida que no sólo perdura por siempre sino que es eterna tanto en
tiempo como en naturaleza (Jn. 3:16, 36; 1 Jn. 1:2). Esta vida es ilimitada tanto en
tiempo como en naturaleza; por lo tanto, es eterna.

B. La vida increada de Dios,


la vida indestructible, y la vida incorruptible

La vida eterna es la vida increada de Dios (Ef. 4:18), la vida indestructible (He. 7:16), y
la vida incorruptible (2 Ti. 1:10). Con respecto a la definición de la vida eterna, recibí
mucha ayuda a través de los escritos de Watchman Nee, Mary McDonough, Ruth
Paxson y T. Austin-Sparks. A través de sus escritos descubrí que ser regenerado es
simplemente recibir a Dios dentro de nosotros como nuestra vida, recibir una vida que
es divina, una vida diferente de nuestra vida humana.

C. La vida que está en el Hijo de Dios


y que es el Hijo de Dios

La vida eterna es la vida que está en el Hijo de Dios y que es el Hijo de Dios (1 Jn. 5:11-
12; 1:2; Jn. 14:6). Esta vida no solamente está en el Hijo de Dios, sino que es el Hijo de
Dios mismo.
D. La vida con la cual
los creyentes son regenerados
y que viene a ser la vida de los creyentes, haciendo a los creyentes hijos de
Dios
y miembros de Cristo

La vida eterna es la vida con la cual los creyentes son regenerados y la cual viene a ser la
vida de los creyentes (Col. 3:4a), haciendo a los creyentes hijos de Dios (Jn. 1:12-13) y
miembros de Cristo (Ef. 5:30).

E. La vida a la cual debemos asirnos

En 1 Timoteo 6:12 el apóstol Pablo nos encarga que echemos mano de esta vida eterna.

El Nuevo Testamento nos enseña que la vida eterna tiene tres etapas, y estas tres etapas
están en tres eras: la era presente, es decir, la era de la iglesia; la era venidera, es decir,
la era del reino; y la era eterna, en el cielo nuevo y la tierra nueva con la Nueva Jerusalén
como el centro. En la primera era, es decir, la era de la iglesia, recibimos la vida eterna.
Así que, viene a ser nuestra vida, y la disfrutamos y vivimos por ella. En la era de la
iglesia es un asunto de recibir la vida eterna, pero en la siguiente era, la del reino, la vida
eterna no estará allí para que la gente la reciba, sino para que la gente entre en ella. En
Mateo 25:46, aquellos de entre las naciones que sean juzgados por el Señor Jesús siendo
hallados “ovejas”, entrarán en la vida eterna en la era del reino. Así que, en la era
venidera la vida eterna llegará a ser una esfera para que la gente entre en ella. En esa era
la vida eterna se dará como recompensa. En esta era la vida eterna está a disposición
para que la recibamos como un don gratuito (Ro. 6:23b), pero en la era venidera la vida
eterna estará allí para que entremos en ella, no como un don gratuito sino como una
recompensa. Esta recompensa se dará tanto a los creyentes vencedores como a las
“ovejas” que se mencionan en Mateo 25, que pagaron un precio por cuidar de los
hermanos de Cristo durante la gran tribulación. Luego en la era eterna, es decir, en el
cielo nuevo y la tierra nueva que tienen a la Nueva Jerusalén como centro, la vida eterna
finalmente será el don consumado para que todo el pueblo redimido de Dios manifieste
al Dios Triuno por la eternidad.

Si tenemos esta visión, podremos entender muchos versículos de los Evangelios. En los
Evangelios el Señor le dijo a la gente que entrara en la vida eterna y que recibiera la vida
eterna. En Mateo 19:17 el Señor le dijo al joven que entrara a la vida eterna, pero en
Juan, especialmente en el capítulo tres, El habló de recibir la vida eterna. Hemos
recibido la vida eterna como un don, pero que entremos o no a la vida eterna en el
futuro como recompensa está por ser determinado. Podemos recibir la vida eterna sin
hacer ningún trabajo, como un don gratuito, pero para entrar en la vida eterna se
requiere que hagamos las obras apropiadas, que tengamos las virtudes apropiadas y que
paguemos un precio. Si no entendemos bien esto, tal vez sintamos que el Nuevo
Testamento se contradice al decir, por una parte, que recibiremos la vida eterna como
un don gratuito, y por otra, que tenemos que pagar el precio para entrar en ella.
Necesitamos entender claramente que en la era actual, la vida eterna es un don dado
para que nosotros lo recibamos, pero en la era venidera la vida eterna será una
recompensa para premiarnos por el precio que hemos pagado por causa del Señor.
Entonces, en la era eterna, el recibir y el entrar serán una sola cosa.

Es por medio de esta vida eterna y en ella que los creyentes han sido producidos. La vida
eterna es crucial para la producción de los creyentes y para la edificación del Cuerpo
orgánico de Cristo.

V. EL RECOBRO DE LA REVELACION DIVINA


CON RESPECTO A LOS CREYENTES

El quinto punto en el recobro del Señor es el recobro de la revelación divina con


respecto a los creyentes.

A. Los creyentes
son seres tripartitos:
tienen espíritu, alma y cuerpo

Los creyentes son seres tripartitos constituidos de espíritu, alma y cuerpo (1 Ts. 5:23).

B. Los creyentes
son redimidos, justificados y reconciliados
con Dios en Cristo

Los creyentes son redimidos, justificados, y reconciliados con Dios en Cristo (Ro. 3:24;
5:10a). No sólo hemos sido salvos, sino que también hemos sido redimidos, justificados
y reconciliados con Dios en Cristo.

C. Los creyentes
han sido bautizados
en el Dios Triuno
para tener una unión orgánica
con el Dios Triuno procesado

Los creyentes han sido bautizados en el Dios Triuno para tener una unión orgánica con
el Dios Triuno procesado (Mt. 28:19). M. R. Vincent en Word Studies in the New
Testament [Estudio de las palabras del Nuevo Testamento], dijo con respecto a Mateo
28:19: “Bautizar en el nombre de la Santa Trinidad implica una unión espiritual y
mística con Él”. Tal pensamiento, tal revelación, se ha perdido en el cristianismo. El
bautismo tiene como fin bautizarnos en el Dios Triuno para que tengamos una unión
orgánica con el Dios Triuno procesado.

D. Los creyentes
son regenerados en su espíritu
por el Espíritu y con la vida divina,
la cual es Cristo,
para ser hijos de Dios,
teniendo la naturaleza divina,
y para ser miembros de Cristo
en la unión de la vida divina

Los creyentes son regenerados en su espíritu por el Espíritu (Jn. 3:5-6) y con la vida
divina, la cual es Cristo (Col. 3:4a), para ser hijos de Dios (Jn. 1:12-13), teniendo la
naturaleza divina (2 P. 1:4b), y para ser los miembros de Cristo (Ro. 12:5) en la unión de
la vida divina. La regeneración tiene lugar en nuestro espíritu; es llevada a cabo por el
Espíritu con la vida divina, y nos hace, primero, hijos de Dios, y luego, miembros de
Cristo.

E. Los creyentes
han sido crucificados con Cristo,
habiendo llegado a su fin en su viejo hombre

Los creyentes han sido crucificados con Cristo, siendo muertos en su viejo hombre (Gá.
2:20; Ro. 6:6).

F. Los creyentes
tienen a Cristo viviendo en ellos
como el Cristo pneumático,
el Espíritu que mora en ellos

Los creyentes tienen a Cristo viviendo en ellos como el Cristo pneumático, el Espíritu
que mora en ellos (Ro. 8:11).

G. Los creyentes
han sido santificados posicionalmente
por la sangre de Cristo y están siendo santificados disposicionalmente
por el Espíritu, para que puedan ser renovados,
transformados en su alma, conformados
a la imagen del Hijo primogénito de Dios
y glorificados en su cuerpo en la gloria
del Dios Triuno procesado

Los creyentes han sido santificados posicionalmente por la sangre de Cristo (He. 13:12)
y están siendo santificados disposicionalmente por el Espíritu (Ro. 15:16; 6:19, 22), para
ser renovados, transformados en su alma (Ro. 12:2a; 2 Co. 3:18), conformados a la
imagen del primogénito Hijo de Dios (Ro. 8:29), y glorificados (redimidos) en sus
cuerpos (Ro. 8:23) en la gloria del Dios Triuno procesado (Ro. 8:30, 17-18). Aunque los
creyentes han sido regenerados en su espíritu, su alma y su cuerpo, siguen siendo viejos.
Por esta razón, los creyentes necesitan ser renovados, transformados en su alma,
conformados a la imagen del Hijo primogénito de Dios, y glorificados en sus cuerpos en
la gloria del Dios Triuno procesado. Los creyentes son seres tripartitos constituidos de
espíritu, alma y cuerpo. Primero, su espíritu es regenerado, luego su alma es
transformada, y finalmente su cuerpo será glorificado. De esta manera, todo el ser de los
creyentes será saturado con la vida espléndida de Dios. La vida de Dios es una vida de
esplendor, y ese esplendor es la gloria de la vida divina. Cuando seamos invadidos,
saturados y empapados con el esplendor de la vida divina, estaremos en la gloria.

H. Los creyentes
son saturados en su ser tripartito
con el dispensar de la Trinidad divina para que
sean mezclados con el Dios Triuno procesado

Los creyentes son saturados en su ser tripartito con el dispensar de la Trinidad divina
(Ro. 8:5-11), para que sean mezclados con el Dios Triuno procesado.

I. Los creyentes
están unidos al Señor en un solo espíritu

Los creyentes están unidos al Señor en un solo espíritu (1 Co. 6:17).

J. Los creyentes
son los pámpanos de Cristo,
la vid, el organismo del Dios Triuno,
para expresar al Dios Triuno procesado
mediante llevar fruto para el aumento de Cristo

Los creyentes son los pámpanos de Cristo, la vid, el organismo del Dios Triuno, para
expresar al Dios Triuno procesado mediante llevar fruto para el aumento de Cristo (Jn.
15:1-5, 8, 16). Como pámpanos de Cristo, los creyentes deben llevar una vida que
produce fruto para el aumento de Cristo.

K. Los creyentes
son los sacerdotes neotestamentarios de Dios,
sacerdotes de Su evangelio para ofrecer a los pecadores salvos como
sacrificios a Dios

Los creyentes son los sacerdotes neotestamentarios de Dios, sacerdotes de Su evangelio


para ofrecer a los pecadores salvos como sacrificios a Dios (Ro. 15:16; 1 P. 2:5, 9). Como
sacerdotes de Dios, los creyentes deben tener el servicio de salvar pecadores para ofrecer
sacrificios a Dios.

VI. EL RECOBRO DE LA REVELACION DIVINA


CON RESPECTO A LA IGLESIA

El sexto punto del recobro del Señor es el recobro de la revelación divina con respecto a
la iglesia.

A. La iglesia es la iglesia de Dios,


escogida y predestinada por Dios el Padre,
redimida por Dios el Hijo, y sellada por Dios el Espíritu

La iglesia es la iglesia de Dios (1 Co. 10:32), escogida y predestinada por Dios el Padre
(Ef. 1:3-6), redimida por Dios el Hijo (Ef. 1:7-12), y sellada por Dios el Espíritu (Ef. 1:13-
14).

B. La iglesia es el Cuerpo de Cristo,


la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo,
como Su expresión, unida orgánicamente
a la Cabeza resucitada, ascendida y transmisora

La iglesia es el Cuerpo de Cristo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo (Ef.
1:23), como Su expresión, unida orgánicamente a la Cabeza resucitada, ascendida y
transmisora (Ef. 1:19-22).

C. La iglesia es también la plenitud del Dios Triuno procesado,


llena de las riquezas de Cristo y del Cristo inmensurable

La iglesia es la plenitud de Cristo, y también es la plenitud del Dios Triuno procesado


(Ef. 3:14-19), llena de las riquezas de Cristo y del Cristo inmensurable (Ef. 3:8b, 17-19a).
La iglesia está llena de Cristo mismo y de las riquezas de Cristo. Tal iglesia es la plenitud
del Dios Triuno procesado.

D. La iglesia es el complemento
de Cristo como Su aumento,
una iglesia gloriosa,
santa y sin mancha

La iglesia es el complemento de Cristo, tal como Eva era el complemento de Adán (Gn.
2:21-23), como Su aumento (Jn. 3:29-30), una iglesia gloriosa, santa y sin mancha (Ef.
5:27).
E. La iglesia es el nuevo hombre
creado en Cristo, mediante Su cruz
con los creyentes judíos y gentiles

La iglesia es el nuevo hombre creado en Cristo, mediante Su cruz, con los creyentes
judíos y gentiles (Ef. 2:14-16).

F. La iglesia es la mezcla
del Dios Triuno procesado y los creyentes,
edificada como el Cuerpo orgánico de Cristo
por los miembros dotados y por cada parte activa
mediante el crecimiento en vida

La iglesia es la mezcla del Dios Triuno procesado y los creyentes (Ef. 4:3-6), edificada
como el Cuerpo orgánico de Cristo por los miembros dotados (por cada coyuntura del
rico suministro) y por cada parte activa mediante el crecimiento en vida (Ef. 4:11-13, 15-
16). La iglesia como Cuerpo orgánico de Cristo es edificada por dos categorías de
personas: primero, las personas dotadas, que son las coyunturas del rico suministro, y
segundo, cada parte activa en su propia función. Debemos tener, y de hecho tenemos,
estas dos clases de personas entre nosotros. En la edificación del Cuerpo de Cristo, las
personas dotadas perfeccionan a los santos para que los santos hagan la obra del
ministerio del Nuevo Testamento, es decir, para que edifiquen el Cuerpo de Cristo.

G. La iglesia es la casa de Dios, la habitación de Dios en nuestro espíritu

La iglesia es la casa de Dios (Ef. 2:19b; 1 Ti. 3:15), la habitación de Dios en nuestro
espíritu (Ef. 2:22).

H. La iglesia es hoy el reino de Dios,


la realidad del reino de los cielos

La iglesia es hoy el reino de Dios, la realidad del reino de los cielos (Mt. 16:18-19). En
Mateo 16:18 el Señor dijo: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia”. Luego, en el versículo
19 El dijo: “A tí te daré las llaves del reino de los cielos”. Esto muestra que hoy la vida
apropiada de la iglesia es la realidad del reino de los cielos.

I. La iglesia existe universalmente como


la única iglesia universal, pero se expresa localmente en muchas iglesias
locales

La iglesia existe universalmente como la única iglesia universal (Ef. 1:22-23), pero se
expresa localmente en muchas iglesias locales (Ap. 1:4a, 11).
J. Todo esto es conforme al arreglo
de la economía eterna de Dios

Todo esto es conforme al arreglo de la economía eterna de Dios (Ef. 3:9-11; 1:9-11).

VII. EL RECOBRO DEL TERRENO DE LA IGLESIA

Como continuación de los seis puntos principales anteriores en cuanto al recobro del
Señor, me gustaría añadir dos puntos más, que son: el recobro del terreno de la iglesia y
el recobro de la práctica de las iglesias locales.

A. La definición del terreno de la iglesia

1. No el fundamento, sino el lugar

La palabra terreno que nosotros usamos refiriéndonos al terreno de la iglesia no


conlleva la denotación de un fundamento, como el fundamento de un edificio; tiene la
denotación de un lugar, como el lugar en el cual se pone el fundamento de un edificio.

2. Los tres elementos cruciales


del terreno de la iglesia

De acuerdo a la revelación divina del Nuevo Testamento, el terreno de la iglesia se


constituye de tres elementos cruciales, como sigue:

a. La unidad única del Cuerpo universal de Cristo

El primer elemento de la constitución del terreno de la iglesia es la unidad única del


Cuerpo universal de Cristo, la cual es llamada “la unidad del Espíritu” (Ef. 4:3). Esta es
la unidad por la cual el Señor oró en Juan 17. Esta es una unidad de la mezcla del Dios
Triuno procesado y de todos los creyentes en Cristo. Esta unidad es en el nombre del
Padre (Jn. 17:6, 11), el cual denota la persona del Padre, en la cual está la vida del Padre.
Esta unidad es incluso en el Dios Triuno mediante la santificación por Su santa palabra
como la verdad (Jn. 17:14-21). Esta unidad es finalmente en la gloria divina para la
expresión del Dios Triuno (Jn. 17:22-24). Tal unidad fue impartida en el espíritu de
todos los creyentes en Cristo, en su regeneración por el Espíritu de vida con Cristo como
la vida divina; esta unidad ha venido a ser el elemento básico del terreno de la iglesia.

b. El terreno único de la localidad de una iglesia local

El segundo elemento del terreno de la iglesia es el terreno único de la localidad, en el


cual una iglesia local se establece y existe. El Nuevo Testamento nos presenta un cuadro
claro de que todas las iglesias locales, como expresión de la iglesia universal —el Cuerpo
universal de Cristo— están ubicadas en sus ciudades respectivas. Así que, vemos la
iglesia en Jerusalén (Hch. 8:1), la iglesia en Antioquía (Hch. 13:1), la iglesia en Cencrea
(Ro. 16:1), la iglesia en Corinto (1 Co. 1:2), y las siete iglesias en Asia en siete respectivas
ciudades (Ap. 1:4, 11). Cada ciudad, constituyendo los confines en los cuales una iglesia
existe, es el terreno local de esa iglesia. Tal terreno, la localidad, siendo único, impide
que la iglesia sea dividida por muchos diferentes asuntos que sirven de terrenos o bases
diferentes, tal como en el caso de las denominaciones divisivas que están divididas,
denominaciones tales como los bautistas, los presbiterianos, los luteranos, los
metodistas y los episcopales.

c. La realidad del Espíritu de unidad

El tercer elemento del terreno de la iglesia es la realidad del Espíritu de unidad, que
expresa la unidad única del Cuerpo universal de Cristo, basada en el terreno único de
localidad de una iglesia local. En pocas palabras, el tercer elemento del terreno de la
iglesia es la realidad del Espíritu, quien es la realidad viviente de la Trinidad divina (1
Jn. 5:6; Jn. 16:13). Es por medio de este Espíritu que la unidad del Cuerpo de Cristo se
hace real y viva. También es por medio de este Espíritu que el terreno de la localidad se
aplica en vida y no en legalismo. Y es por este Espíritu que el terreno genuino de la
iglesia está ligado al Dios Triuno (Ef. 4:3-6).

B. El terreno genuino de la iglesia


guarda la unidad genuina
de la iglesia en el aspecto práctico

El terreno de la iglesia anteriormente definido guarda, en el aspecto práctico, la unidad


genuina de la iglesia tanto local como universalmente (Ef. 4:3), sin ninguna división.
Esta es la única manera de evitar la situación actual de división y confusión entre los
miembros de Cristo.

C. La base de la comunión genuina


de los creyentes

El terreno de la iglesia anteriormente definido también es la base de la comunión


genuina y apropiada de todos los creyentes, la cual es llamada “la comunión de los
apóstoles” en la revelación divina (Hch. 2:42); una comunión con el Dios Triuno y con
todos los miembros de Cristo (1 Jn. 1:1-3). Esta es la comunión única del Cuerpo de
Cristo, la cual es local y universal. Debido a los muchos terrenos divisivos del
cristianismo actual, la comunión entre los miembros de Cristo también está dividida en
muchas comuniones que causan división. La manera de salvarse de todas estas
comuniones también es tomar y mantener el terreno genuino y apropiado de la iglesia
única. Esto no es un asunto de doctrina y regulación; es un hecho espiritual y una
necesidad práctica.

VIII. EL RECOBRO DE LA PRÁCTICA


DE LAS IGLESIAS LOCALES

A. La necesidad de las iglesias locales

La iglesia de Dios, como Cuerpo viviente de Cristo, necesita las iglesias locales para su
existencia y función. Sin las iglesias locales, el Cuerpo de Cristo no tiene manera de
existir ni de llevar a cabo su función en el aspecto práctico. En realidad, las iglesias
locales son el Cuerpo de Cristo, y el Cuerpo de Cristo es todas las iglesias locales.

B. Las muchas expresiones


del único Cuerpo de Cristo

Las iglesias locales son las muchas expresiones en muchas localidades del único Cuerpo
de Cristo. Las iglesias locales, siendo la existencia del Cuerpo de Cristo para su función,
son las muchas expresiones del Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo puede existir en
los cielos, pero para expresarse, tiene que llegar a ser las iglesias locales.

C. Existe en una localidad, una ciudad

Una iglesia local es una que existe en una localidad, o sea una ciudad. La jurisdicción de
la iglesia está dentro de los límites de la ciudad. Hemos visto que todas las iglesias
locales están ubicadas, respectivamente, en diferentes ciudades. Ubicar una iglesia en
una ciudad es práctico y conveniente para su administración y su función. La
jurisdicción de una iglesia local para su administración está dentro de los límites de la
ciudad en la cual existe; pero su obra y testimonio no debe estar limitado o restringido
por ninguna frontera. Para su administración, la jurisdicción de una iglesia local es la
localidad; pero el testimonio de una iglesia local a través de su obra es tanto local como
universal.

D. La administración de una iglesia local

1. Por los ancianos

Una iglesia local se administra por el cuerpo de ancianos, el cual consta de un grupo de
ancianos (1 Ti. 3:1-5; 5:17) designados por las personas dotadas que han establecido la
iglesia (Hch. 14:14, 23; Tit. 1:5). Una iglesia local, siendo una expresión orgánica del
Cuerpo de Cristo como organismo del Dios Triuno, no debe administrarse en ninguna
manera organizativa que la haga una organización mundana. Se debe administrar por
los ancianos como entidad orgánica, los componentes de la cual son personas orgánicas
que han sido regeneradas por el Dios viviente con Su vida divina, y quienes viven en esa
vida y con la misma (1 Ti. 3:1-4; Tit. 1:5-9). Además, su administración bajo este cuerpo
de ancianos debe, en todo, llevarse a cabo de una manera orgánica, no por ningún
método organizativo.

2. No bajo el control de una iglesia mayor

La administración de una iglesia local no debe estar bajo el control de ninguna iglesia
mayor. Entre las iglesias locales no hay un centro; no hay una iglesia mayor o menor; no
hay arzobispo sobre los obispos y no hay obispos sobre los ancianos. Todas las iglesias
locales están en el mismo nivel, y todos los ancianos, en calidad de los que vigilan y
protegen, también están en el mismo nivel; y cada cuerpo de ancianos administra sólo
su iglesia local.

3. Con el ministerio de los apóstoles,


profetas, evangelistas, y pastores y maestros

Después de que una iglesia local ha sido establecida por las personas dotadas y después
de que sus ancianos han sido designados por las personas dotadas, una iglesia local
todavía necesita el ministerio de las personas dotadas que la establecieron y que
designaron sus ancianos, para ser edificada como un testimonio viviente de Cristo. Este
aspecto se comprueba plenamente por el caso de la iglesia en Efeso, la cual recibió
siempre el ministerio del apóstol Pablo (Hch. 20:17-35), hasta que el apóstol murió
como mártir (Ef. 6:19-22; 2 Ti. 4:6).

4. Sin ninguna autonomía absoluta ni federación

Entre las iglesias locales, no hay autonomía absoluta en la administración de ninguna


iglesia local, ni tampoco hay federación alguna entre las iglesias. Los asuntos
administrativos de una iglesia local son absolutamente locales, pero todos los otros
asuntos, especialmente su testimonio por Cristo y su comunión, deberán ser tanto
locales como universales, y deberán ser los mismos entre las iglesias locales. Esto se
comprueba categóricamente por las siete iglesias locales que estaban en Asia (Ap. 2—3).
Aunque diferían la una de la otra en sus localidades, en sus situaciones, y en sus cosas
negativas, ellas, como los siete candeleros de oro, eran absolutamente idénticas en lo
que al testimonio de Cristo se refería. Los siete candeleros de oro son absolutamente
idénticos en naturaleza, en forma, en apariencia y en función (Ap. 1:12-13). Así que por
un lado, el Señor las trató individualmente, escribiendo una epístola a cada una,
respectivamente; por otro, El las trató corporativamente dirigiendo las siete epístolas
como una sola epístola para todas, y encargándole a cada una de ellas que oyera lo que
el Espíritu decía en todas las siete epístolas.
E. La edificación de una iglesia local

Una iglesia local se edifica por medio del funcionamiento de todos sus miembros con el
perfeccionamiento de las personas dotadas, tales como los apóstoles, profetas,
evangelistas y pastores y maestros (Ef. 4:12), por medio de:

1) la predicación del evangelio para salvar y bautizar a los pecadores (Mt. 28:19);

2) la alimentación de los nuevos creyentes en sus hogares para el crecimiento en vida y


en verdad (Jn. 21:15; 1 P. 2:2);

3) el perfeccionamiento de los santos en las reuniones de grupo para la edificación del


Cuerpo de Cristo (Ef. 4:12); y

4) el profetizar en las reuniones de la iglesia para la edificación de la iglesia (1 Co. 14:1-5,


23-26, 31).

Las personas dotadas llevan a cabo su ministerio en cuanto a perfeccionar a todos los
miembros de una iglesia local en una localidad, para que todos los miembros de esa
iglesia local puedan hacer lo que las personas dotadas hacen (Ef. 4:12) en los cuatro
puntos anteriormente mencionados, para la edificación de esa iglesia local, lo cual
resulta en la edificación del Cuerpo universal de Cristo. Las personas dotadas no
edifican la iglesia directamente; más bien, son todos los miembros que han sido
perfeccionados por las personas dotadas quienes lo hacen.

F. La edificación de una iglesia local


redunda en la edificación
de todo el Cuerpo de Cristo

La edificación de una iglesia local no sólo tiene como fin su edificación a nivel local (1
Co. 14:3), sino la edificación de todo el Cuerpo de Cristo a nivel universal (Ef. 4:12). De
hecho, la edificación de las iglesias locales es la edificación del Cuerpo de Cristo, porque
las iglesias locales son el Cuerpo de Cristo, la expresión del mismo Cuerpo. Sin la
edificación de las iglesias locales, ¿de qué otra manera podría ser edificado el Cuerpo de
Cristo de modo práctico?

UNA PALABRA COMPLEMENTARIA

I. LA COMUNION DE LAS IGLESIAS


EN EL RECOBRO DEL SEÑOR

Lectura bíblica: Ef. 4:3-6; Hch. 2:42a; 1 Jn. 1:3; Jn. 17:11b, 20-23; Ap. 1:11; Ro. 14:1-6;
15:1-7; 16:17; 2 Jn. 7-11; 1 Co. 5:9-13; 2 Co. 2:5-11; Tit. 3:10
En esta palabra adicional, tengo la carga, primero, de compartir con ustedes acerca de la
comunión de las iglesias en el recobro del Señor. Hoy necesitamos tener un
conocimiento cabal con respecto a la comunión del Cuerpo de Cristo, y también con
respecto a la comunión de las iglesias locales.

Como hemos visto en este libro, el recobro del Señor es el recobro de la revelación divina
con respecto a ocho puntos principales y básicos: Dios, Cristo, el Espíritu, la vida eterna,
los creyentes, la iglesia, la base apropiada de la iglesia, o sea el terreno mismo, y la
práctica de las iglesias locales. Entre estos puntos, el recobro de la base apropiada de la
iglesia toca un problema práctico importante al que nos estamos enfrentando hoy. Hoy
el recobro es, en su forma más práctica, el recobro de la base apropiada de la iglesia.
Hoy todas las divisiones y confusiones entre los cristianos provienen de esta única
fuente: el hecho de que la mayoría de los cristianos carecen del conocimiento de la base
apropiada de la iglesia. Hoy todo el cristianismo está lleno de divisiones. Con el tiempo
la división produce confusión; de hecho, estos dos asuntos son dos lados de una misma
cosa. En los últimos tres años hemos estado afrontando un verdadero problema entre
nosotros, un problema al que se le puede llamar una rebelión, un disturbio, o una
división. Este problema no ha sido causado por la falta de conocimiento con respecto a
la base apropiada de la iglesia, sino al hecho de que aquellos responsables del problema
no están dispuestos a practicar la verdad con respecto al terreno apropiado de la iglesia.
No quisieron guardar el terreno apropiado de la iglesia. Además de la necesidad de
conocer el terreno de la iglesia, también se necesita el conocimiento adecuado de la
comunión del Cuerpo de Cristo para tener la práctica apropiada de las iglesias locales.

A. La comunión del Cuerpo de Cristo

Ahora necesitamos ver, en breve, la comunión del Cuerpo de Cristo. En nuestro cuerpo
físico hay un torrente sanguíneo, al cual podemos llamar la circulación de la sangre. Este
torrente o esta circulación fluye continuamente en nuestro cuerpo. Si este torrente, o
esta circulación sanguínea se detuviera por sólo unos minutos, moriríamos. Por lo tanto,
es la circulación de nuestra sangre lo que nos mantiene vivos. Nuestra salud corporal
depende de la circulación de la sangre. Podemos decir que esta circulación es la
comunión de nuestro cuerpo.

La comunión del Cuerpo de Cristo es muy parecida a la circulación sanguínea de nuestro


cuerpo. Hemos sido iluminados para ver que Cristo tiene un Cuerpo y que nosotros
somos miembros de Su Cuerpo, es decir, miembros de Cristo mismo. Así como nuestro
cuerpo físico tiene muchos miembros, así también el Cuerpo de Cristo tiene muchos
miembros. Y así como el hombre tiene un solo cuerpo —este es un principio que Dios
ordenó en Su creación— Cristo también tiene un solo Cuerpo. Si no entendemos lo que
es la iglesia como Cuerpo de Cristo, simplemente debemos mirar nuestro propio cuerpo.
Podemos entender lo que es el Cuerpo de Cristo conociendo nuestro propio cuerpo. He
aprendido mucho en cuanto al Cuerpo de Cristo por medio de aprender a entender mi
propio cuerpo. Si llegamos a conocer nuestro cuerpo, conoceremos el Cuerpo de Cristo.

La circulación de la sangre es la comunión de nuestro cuerpo. La comunión del Cuerpo


de Cristo también es una clase de circulación. En nuestro cuerpo físico tenemos la
circulación de la sangre, pero el Cuerpo místico de Cristo no tiene sangre. Entonces la
comunión del Cuerpo de Cristo es la circulación del Espíritu. Hoy, el Espíritu es la
“sangre” del Cuerpo de Cristo. Si no hubiera sangre en nuestro cuerpo, éste se secaría y
moriría. De igual manera, si el Cuerpo de Cristo no tuviera el Espíritu, sería como un
cadáver. Así que, la comunión del Cuerpo de Cristo es simplemente la circulación, es
decir, el torrente, del Espíritu; no el Espíritu Santo o el Espíritu de Dios, sino el Espíritu.
En el Nuevo Testamento el Espíritu denota el Espíritu consumado, el Espíritu que ha
sido consumado, compuesto y mezclado y que hoy se dispensa. En este Espíritu hay
divinidad, es decir, la naturaleza divina de Dios, y hay humanidad, es decir, la
naturaleza humana del hombre. También en este Espíritu está la persona de Cristo, la
muerte todo-inclusiva y maravillosa de Cristo, y la resurrección de Cristo, la cual
imparte poder, y también Su ascensión. Todos estos elementos han sido combinados
con este Espíritu. Cuando este Espíritu circula dentro del Cuerpo de Cristo, circulan la
divinidad, la humanidad, la persona de Cristo, la muerte de Cristo y la resurrección de
Cristo. ¡Qué maravilloso es esto!

La circulación de la sangre es muy importante para nuestro cuerpo físico. Esta


circulación lleva nutrición a cada parte de nuestro cuerpo, y también hace que nuestro
cuerpo esté bien cuidado. Algunas veces necesitamos hacer algún ejercicio físico para
mejorar la circulación de nuestro cuerpo. Esto puede hacer que tengamos mejor salud.
En Romanos 10:12 se nos dice que cuando invocamos el nombre del Señor, el Señor es
rico para con nosotros. Yo he descubierto que cuanto más invocamos al Señor en voz
alta, más se libera nuestro espíritu y más somos sanados y fortalecidos. Invocar al Señor
de esta manera es muy saludable porque invocar de esta manera es un ejercicio. Si
siempre estamos callados y cerrados dentro de nosotros mismos, seremos muy débiles.
Pero si invocamos, diciendo: “¡Oh, Señor Jesús!, ¡Oh, Señor!, ¡Oh, Señor, Amén,
Aleluya!” por diez minutos, el Señor llegará a ser muy rico para nosotros. Tendremos
disfrute, y con el tiempo tendremos fuerza. El gozo del Señor será nuestra fuerza (Neh.
8:10). Yo he aprendido el secreto de invocar el nombre del Señor. El Señor es rico para
con todos los que le invocan. Invocar no es meramente orar. La palabra en griego que se
traduce invocar significa clamar, llamar a gran voz. En ciertas situaciones no es
apropiado que invoquemos el nombre del Señor a gran voz. Sin embargo, cuando
estemos en una situación apropiada para hacerlo, debemos invocar a gran voz,
clamando: “¡Oh, Señor Jesús!, ¡Amén!” Por medio de invocar al Señor de esta manera,
disfrutaremos las riquezas de Cristo y seremos fortalecidos. Esto es debido a que al
invocar el nombre del Señor el Espíritu circula en nosotros. Este Espíritu circulante es el
Espíritu compuesto, que incluye divinidad, humanidad, la persona de Cristo, la muerte
de Cristo y la resurrección de Cristo. Las riquezas de este Espíritu compuesto son
inescrutables. Cuando este Espíritu circula en nosotros, disfrutamos de todas las
riquezas de Cristo. Esta circulación es la comunión del Cuerpo de Cristo.

1. El Cuerpo de Cristo es universalmente único

El Cuerpo de Cristo es universalmente único (Ef. 4:4-6). Individualmente, somos


miembros del Cuerpo de Cristo, y todas las iglesias locales son parte de este Cuerpo
único de Cristo. Somos los que están en el Cuerpo, y como tales, tenemos que darnos
cuenta de que somos uno con todos los santos en todo el universo. Efesios 4:4-6
describe una unidad que es universal: “Un Cuerpo y un Espíritu, como fuisteis también
llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo;
un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos y por todos y en todos”. En estos
versículos podemos ver que el Dios Triuno está mezclado con el Cuerpo. El Cuerpo
mencionado aquí no es local, sino universal. Esta es la unidad universal del Cuerpo de
Cristo.

2. La comunión del Cuerpo de Cristo


también es universalmente única

Puesto que el Cuerpo de Cristo es universalmente único, la comunión del Cuerpo de


Cristo también es universalmente única.

B. La comunión de los apóstoles

La comunión del Cuerpo de Cristo es la comunión de los apóstoles, la comunión divina


entre todos los creyentes y el Dios Triuno. La expresión la comunión de los apóstoles se
usa en Hechos 2:42: “Y perseveraban en la enseñanza y en la comunión de los apóstoles”
(gr.). Luego en 1 Juan 1:3 se nos dice que la comunión de los apóstoles no es meramente
con nosotros, los creyentes, sino también con el Padre y con el Hijo. Aquí Juan no
mencionó al Espíritu directamente, porque él estaba hablando en el Espíritu. El Espíritu
ya estaba allí. La comunión de los apóstoles es la comunión del Cuerpo de Cristo, la
comunión divina entre todos los creyentes y el Dios Triuno.

La comunión de los apóstoles se basa en la enseñanza de los apóstoles. La comunión


siempre viene después de la enseñanza. Si no hay enseñanza, la comunión no tiene
elemento ni esfera. En realidad, la enseñanza es el elemento y la esfera de la comunión.
Por la misericordia del Señor, hoy en el recobro del Señor nosotros estamos bajo la
enseñanza de los apóstoles y en la comunión de los apóstoles. La comunión del recobro
en la cual estamos es la comunión recobrada de los apóstoles. Esta comunión se había
perdido, pero ha sido recobrada. Hoy estamos en la comunión de los apóstoles, la cual
es la comunión del recobro del Señor. Si usted es bautista, está usted en la comunión de
los bautistas. Pero la comunión de los bautistas es más estrecha que la comunión de los
apóstoles, así que no pueden pretender que su comunión sea la comunión de los
apóstoles. Nosotros necesitamos ver y también tener el denuedo para decir que estamos
en la comunión del recobro, la cual es la comunión recobrada de los apóstoles.

C. La comunión para el recobro único del Señor

Siempre tenemos que recordar que estamos en el recobro del Señor y que Su recobro es
único. No hay otro recobro, así como no hay otro Cuerpo de Cristo ni otro Nuevo
Testamento. La comunión de los apóstoles es la comunión para este recobro único, el
recobro del Señor. Cuando vemos que en el recobro ocurre algo que no está bien,
necesitamos tener este tipo de comunión y también una actitud apropiada. Cuando un
hombre se casa con otra persona, está obligado a quedarse con ella por toda su vida. Si
no está contento con ella, no puede divorciarse de ella. Debe tratar de hacer todo lo
posible por ayudar a su esposa a mejorarse, pero lo debe hacer mediante la comunión de
una manera agradable y viviente. No debe ordenarle que se mejore sino que debe
ayudarle a mejorarse. Esta es la manera correcta. Cuando vemos algo malo en el recobro
o en una de las iglesias locales, debemos tratar de hacer todo lo posible por resolver la
situación por medio de la comunión para que puede mejorar y corregirse. Si hay algo
malo, podemos, y debemos, tener comunión y orar juntos y así buscar la guía del Señor
con el fin de mejorar la situación para beneficio de todos los santos. Esto será de gran
ayuda para el recobro del Señor.

No debemos tener el concepto de que podemos hacer una obra específica según nuestra
propia manera en el recobro. Tal vez seamos muy dotados y tengamos una gran
capacidad para producir algo. Pero lo que produzcamos puede ser lo mismo que lo que
produzcan las personas del mundo al realizar cierta empresa. Nosotros tenemos que
entender que en el recobro del Señor hay una sola obra.

Cuando vine al recobro, me di cuenta de lo que era el recobro y de que era


singularmente uno. El que introdujo el recobro a China fue el hermano Watchman Nee.
Si yo no hubiera tomado el camino del recobro, podría haber tenido una obra en el norte
de la China, pero dejé todo eso. Comprendí plenamente que el Señor tiene un solo
Cuerpo, una sola obra, una sola Biblia, una sola revelación y una sola corriente, un fluir,
en una sola comunión. En aquel entonces el hermano Nee era usado por el Señor. Nunca
traté de hablar nada que fuera diferente de su enseñanza. Esto no quiere decir que yo no
tenía otras enseñanzas, pero lo que hablaba siempre estaba en conformidad con lo que
hablaba el hermano Nee a fin de preservar la comunión única en el recobro único del
Señor. Me parecía una gloria participar en el recobro del Señor de manera tan subjetiva,
junto con el hermano Nee. Doy gracias al Señor porque El tuvo misericordia de mí en
ayudarme a escoger lo mejor. En las bendiciones de Moisés, en Deuteronomio 33, se
encuentra la expresión “lo mejor” (vs. 13-16). Me he dado cuenta de que el Señor me ha
dado lo mejor durante todos los años que he estado en el recobro. Esto se debe a Su
misericordia en ponerme en Su recobro y en guardarme aquí todo el tiempo. Mientras
somos preservados en el camino del Señor, estamos guardados en la unidad de la
comunión única. Hay un solo Señor, un solo Cuerpo, una sola Biblia, una sola revelación
divina, un hablar, un recobro, una comunión, y una manera de practicar el recobro.

D. La necesidad de que
haya comunión entre las iglesias

Nuestro problema hoy está relacionado con el asunto de la comunión. Estamos en la


comunión del recobro, pero ¿tenemos comunión? Por ejemplo, ¿tienen comunión los
hermanos de Sacramento con los hermanos de Chicago, Cleveland, o Wichita? Entre las
iglesias en el recobro del Señor, no hay mucha comunión. Hemos visto que los
problemas que existían entre Bernabé y Saulo probablemente se debían a la falta de la
comunión adecuada y apropiada. Si no estamos en comunión, pueden surgir los
problemas entre nosotros.

La circulación de la sangre en nuestro cuerpo físico es un buen cuadro de la comunión,


la corriente de la vida divina, que corre por el Cuerpo de Cristo. Si la circulación de
sangre en nosotros no es adecuada, pueden surgir muchas enfermedades en nuestro
cuerpo. La circulación adecuada absorbe todo tipo de microbios. Yo estuve en Taipéi por
aproximadamente cinco años, desde fines de 1984. Después de unos tres años, surgieron
problemas entre las iglesias. El problema que existe en las iglesias hoy se debe a una
carencia de comunión, la circulación de la sangre. Esta carencia de comunión
proporcionó al enemigo una oportunidad para infiltrarse.

Incluso tenemos una carencia de comunión con las iglesias que están muy cerca de
nosotros geográficamente. Hay muy poca circulación. Si mi hombro no participara
adecuadamente de la circulación de la sangre que corre por mi cuerpo, se enfermaría.
Ninguna parte de mi cuerpo físico puede separarse de las otras partes, ya que todas las
partes deben participar de la misma circulación sanguínea. Algunos piensan que quizá
son prudentes en mantenerse apartados. Pero si alguna parte del Cuerpo de Cristo está
separada, esa parte, con el tiempo, morirá. La mejor manera de mantener buena salud
es “recibir más sangre y dar más sangre”, es decir, permanecer en la comunión, la
circulación de la vida. Entonces nos salvaremos y promoveremos la sanidad del Cuerpo.
En algunos lugares no ha habido paz debido a la carencia de comunión. Cuanto más
comunión tenemos, más paz tenemos.
La razón por la cual muchos son débiles físicamente es que se quedan sentados
demasiado tiempo; no se mueven. Es lo mismo espiritualmente. Estamos enfermos y
débiles porque permanecemos con nosotros mismos, en nosotros mismos y para
nosotros mismos. Necesitamos salir de nosotros mismos por medio de tener comunión
con las otras iglesias. Si queremos recibir ayuda, el secreto es ir a ver algunos hermanos
en otra localidad. Los hermanos de Tejas no deben tener tráfico entre ellos solos;
necesitan ir a Chicago, a Cleveland y a Seattle y sobrepasar los confines de Tejas.

Yo quisiera proponer algo a los hermanos que están en el liderazgo. Tal vez dentro de
diez días, cincuenta hermanos de cincuenta ciudades diferentes puedan ir a cierta iglesia
para estar en la reunión matutina el día del Señor a las 10 a.m. Puedo asegurarles que
recibirán ayuda y que la iglesia recibirá ayuda. Hoy en día hay muchas opiniones entre
las iglesias con respecto a las iglesias mismas. Otras iglesias tienen opiniones en cuanto
a la iglesia en Cleveland y a la iglesia en Anaheim. Es posible que la iglesia en cierta
ciudad tenga muchas opiniones acerca de otras localidades. Puede ser que cada iglesia
local tenga algunas opiniones acerca de otras iglesias locales. Hay que tirar todas estas
opiniones. ¿Cómo pueden ser desechadas? Por la circulación, la comunión. Si los
desechos que hay en nuestro cuerpo físico no se expulsan regularmente, moriremos. La
circulación de la sangre dentro de nuestro cuerpo es como un río que siempre se lleva
los desperdicios que hay en nuestro ser para que sean expulsados. Del mismo modo, la
comunión del Cuerpo se lleva todas las cosas negativas.

Algunos hermanos tal vez tengan miedo de que otros vengan a visitarlos. Pero lo que
necesitamos hoy entre las iglesias es más circulación divina, más comunión. Hay cerca
de cincuenta iglesias en California, pero no hay mucha comunión entre ellas. Aquí se
encuentra nuestra deficiencia, y es por esto que somos débiles. La circulación nos ayuda
y ayuda a otros; ayuda a todos en el Cuerpo. Necesitamos la comunión. Esta comunión
es la comunión de los apóstoles, la cual es hoy la comunión del recobro. La comunión
hoy entre nosotros es la comunión recobrada de los apóstoles.

Todas las iglesias que hay sobre la faz de la tierra son parte del recobro del Señor. No
debe haber fronteras de separación entre las iglesias. Anteriormente algunos
colaboradores pensaban que cierta región era su territorio. Pero nosotros debemos ver
que no es saludable ni provechoso en el recobro del Señor que algunos tengan fronteras
en cuanto a su obra. La única frontera es la frontera del recobro. No debemos decir:
“Esta es mi iglesia; aquélla es la obra en mi jurisdicción”. Solamente tenemos una obra.
Dicha obra es la obra del recobro, la cual está basada en la enseñanza de los apóstoles.
El remedio al problema de aquello que llaman fronteras y jurisdicciones entre las
iglesias, es la comunión. No debemos tener el concepto de que la visita de otros a
nuestra localidad puede perturbar la obra. No tenemos necesidad de defender nuestra
obra. Nuestra obra es la obra del Señor, la cual es la obra del recobro. Necesitamos la
debida comunión entre todas las iglesias de todas las naciones, y necesitamos una visión
clara en cuanto a la enseñanza de los apóstoles y a la comunión de los apóstoles.

E. El guardar la unidad universal


del Cuerpo de Cristo

Esta comunión tiene como fin guardar la unidad universal del Cuerpo de Cristo (Jn.
17:11b, 20-23; Ef. 4:3-6). Efesios 4:3 nos encarga que seamos solícitos en mantener la
unidad del Espíritu. Podemos guardar esta unidad porque ya la poseemos. Tenemos esta
unidad; así que, sólo la tenemos que guardar. Independientemente de cuán débiles
seamos, tenemos esta unidad. Esto se debe a que todavía tenemos la circulación de la
“sangre”, es decir, la circulación del Espíritu. Si no tuviéramos esta circulación,
estaríamos muertos espiritualmente. Mientras tengamos vida, no importa cuán débiles
seamos, tenemos esta unidad. Es la posesión de cada creyente. Así que lo que
necesitamos, es simplemente guardar esta unidad. Cuando guardamos esta unidad,
estamos en la única comunión del recobro del Señor.

F. La comunión de las iglesias locales

Ahora llegamos a otro aspecto de la comunión, esto es, la comunión de las iglesias
locales. Parece que no hay ningún problema con la comunión universal del Cuerpo de
Cristo; sin embargo, cuando ponemos en práctica esta comunión, inmediatamente se
convierte en una comunión local, es decir, la comunión de las iglesias locales.

1. Las iglesias locales son muchas


y están en diferentes localidades

Las iglesias locales son muchas y están en diferentes localidades (Ap. 1:11). El Cuerpo de
Cristo, el cual es la iglesia, la única iglesia universal, se expresa en las iglesias locales. Es
imposible que el Cuerpo de Cristo se exprese sin las iglesias locales. Las iglesias locales,
que son las expresiones del Cuerpo de Cristo, están esparcidas por esta tierra en
localidades donde existen para expresar el Cuerpo de Cristo.

2. Las iglesias están localmente alejadas entre sí,


pero no están universalmente divididas

Las iglesias locales están localmente alejadas entre sí porque están en diferentes
localidades. Yo no digo que están separadas entre sí; la palabra separada puede tener la
connotación de división. He usado el término alejadas porque estar alejado no es estar
dividido. Las iglesias están alejadas sólo por su localización y no por otra cosa. Sin
embargo, universalmente no están divididas.
3. Las iglesias locales deben tener comunión
con todas las iglesias locales genuinas
en toda la Tierra

Cada iglesia local debe tener comunión con todas las iglesias locales genuinas en toda la
Tierra a fin de guardar la comunión universal del Cuerpo de Cristo. Si alguna iglesia no
guarda la comunión universal del Cuerpo de Cristo, entonces es divisiva y se convierte
en una secta local. Algunas llamadas iglesias locales no son genuinas y se han convertido
en divisiones; nosotros no tenemos que mantener comunión con tales “iglesias”. Pero sí
debemos tener comunión con todas las iglesias locales genuinas en toda la Tierra para
guardar la comunión universal del Cuerpo de Cristo. De no ser así, ya no somos una
iglesia sino una secta. Una iglesia es aquella que se mantiene en el Cuerpo; una secta es
un grupo de creyentes que se separa del Cuerpo. Cuando mi brazo se mantiene en el
cuerpo, es parte de mi cuerpo viviente; si es cortado y separado de mi cuerpo, se
convierte en algo muerto.

4. Toda iglesia local debe recibir


a toda clase de creyentes genuinos en Cristo

Toda iglesia local debe recibir a toda clase de creyentes genuinos en Cristo (Ro. 14:1-6;
15:1-7). No tenemos derecho de rechazar a ningún creyente, a menos que sea divisivo.
Cuando un creyente se hace divisivo, él ya está dividido de la iglesia. Pero mientras el
creyente no sea divisivo, no le debemos rechazar. Si un creyente prefiere guardar el
sábado mientras que nosotros guardamos el día del Señor, o si él come sólo legumbres
mientras que nosotros comemos todo tipo de comida, de todos modos debemos
recibirle. Lo tenemos que recibir porque Dios lo ha recibido (Ro. 14:3) y porque Cristo lo
ha recibido (Ro. 15:7). Debemos recibir a todos los creyentes en Cristo conforme a Cristo
(Ro. 15:5).

No debemos recibir a los creyentes de acuerdo a su dieta o de acuerdo a nuestra


preferencia. Ya sea que nos guste o no cierto creyente, no tenemos otra alternativa que
recibirlo. Supongamos que usted nació en una familia de doce hermanos; puede ser que
a usted sólo le gusten usted mismo y uno de sus hermanos y no le gusten los demás. Sin
embargo, el hecho de que los otros diez están en la misma familia no es asunto de usted
sino de sus padres. Ellos engendraron a aquellos hermanos peculiares. Por lo tanto,
usted no tiene otra alternativa que recibirlos como sus hermanos. De igual manera, tal
vez en la iglesia un hermano peculiar tenga ciertas características que son ofensivas para
nosotros; pero tenemos que darnos cuenta de que nuestro Padre lo ha engendrado y lo
ha recibido. Si rechazamos a ese hermano, rechazamos a nuestro Padre. Así que,
debemos recibir a toda clase de creyentes genuinos; no de acuerdo a nada nuestro, sino
de acuerdo a Cristo. Los debemos recibir porque ellos tienen a Cristo; Cristo está en
ellos. Si una iglesia no recibe toda clase de creyentes genuinos, entonces es divisiva y se
convierte en una secta.

5. Un creyente puede ser apartado de la comunión


de la iglesia local sólo por tres razones

Un creyente puede ser apartado de la comunión de la iglesia local, es decir, de la


comunión del Cuerpo de Cristo, solamente por tres razones.

a. Por ser divisivo

La primera razón es el ser divisivo, causando divisiones y tropiezos en contra de la


enseñanza de los apóstoles (Ro. 16:17). En Romanos 14 Pablo dijo que debemos recibir a
toda clase de creyentes genuinos, ya sea que ellos guarden ciertos días o guarden todos
los días, ya sea que coman legumbres o que coman carne (vs. 1-6). Luego, en el capítulo
15 Pablo dice que debemos recibir a los creyentes genuinos tal como lo ha hecho Cristo
(vs. 5-7). En estas porciones de la Palabra, vemos que Pablo tenía una mentalidad muy
amplia, muy generosa y, en un sentido, muy liberal; pero al final del capítulo 16 Pablo
dijo: “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en
contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos”. Estas
dos cosas —causar divisiones y causar tropiezos— han ocurrido y todavía ocurren entre
nosotros. Así que, necesitamos fijarnos en aquellos que causan divisiones y tropiezos en
contra de la doctrina que hemos aprendido de los apóstoles, y debemos apartarnos de
ellos.

En el trato con los divisivos, también necesitamos tomar la palabra de Pablo en Tito
3:10: “Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo”.
Una persona sediciosa es una persona divisiva y sectaria. De acuerdo a la palabra de
Pablo en Romanos 16:17 y en Tito 3:10, después de la primera y la segunda
amonestaciones, debemos rechazar a tales personas y apartarnos de ellas. Hacer esto es
poner en cuarentena a tales personas. Poner en cuarentena a una persona no quiere
decir que odiemos a esa persona. Si un miembro de una familia contrae una enfermedad
contagiosa, el resto de la familia necesita ponerlo en cuarentena por la seguridad de toda
la familia. De lo contrario, toda la familia sería afectada. De igual manera, practicar lo
que Pablo dice en Romanos 16:17 y en Tito 3:10 es poner en cuarentena a los miembros
divisivos del Cuerpo de Cristo. Esto no es mi enseñanza, sino mi presentación de la
Palabra santa a ustedes.

b. Por ser hereje

La segunda razón por la cual un creyente debe ser alejado de la comunión de la iglesia es
el ser hereje, es decir, negar que Cristo vino en carne (2 Jn. 7-11). Esto implica negar la
obra redentora de Cristo, la cual fue efectuada por Cristo en la carne (Ro. 8:3; Col. 1:22).
Enseñar herejía no es meramente asunto de enseñar equivocadamente o de una manera
diferente. En 1 Timoteo 1:3 Pablo dijo que había rogado a Timoteo que permaneciera en
Efeso a fin de que mandase a algunos que no enseñaran diferente doctrina. Sin
embargo, en 2 Juan 7:11 no se refería a aquellos que enseñaban diferente doctrina, sino
a aquellos que enseñaban herejía, es decir, que negaban que Cristo hubiera venido en
carne, es decir, negar la persona de Cristo en Su humanidad y negar Su obra redentora.
Ellos no creen que Cristo es Dios y hombre, que vino en la carne para lograr redención
para nosotros, los pecadores. El apóstol Juan dijo que si una persona así viene a
nosotros, no debemos recibirlo en nuestra casa, ni aun saludarlo. Entonces Juan dijo
que si nosotros lo saludamos, diciendo: “Bienvenido”, nos haremos partícipes de su
pecado. Esta no es mi palabra, sino la palabra del apóstol Juan.

Hasta ahora, entre nosotros no hay ninguno que enseñe herejía. Sin embargo, hay
algunos que causan divisiones y hacen que otros tropiecen.

c. Por cometer pecados graves y vivir en ellos

La tercera razón por la cual un creyente debe mantenerse alejado de la comunión de una
iglesia local es el cometer pecados graves y vivir en ellos sin querer arrepentirse ni
alejarse de ellos (1 Co. 5:9-13). Una persona que comete pecados graves en esta manera
debe ser alejado de la comunión de la iglesia. Pero tan pronto como él se arrepienta y se
aleje de sus pecados, la iglesia debe perdonarlo y recibirlo en la comunión para que
Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros (2 Co. 2:5-11). En la primera Epístola a
los Corintios, Pablo encargó a la iglesia en Corinto que quitaran de la comunión de la
iglesia al hermano pecaminoso. Más adelante, éste se arrepintió, y Pablo se enteró.
Inmediatamente, Pablo escribió la segunda Epístola, encargando a la iglesia que
perdonara a ese hermano y que lo recibiera de nuevo. Si no hacemos esto, Satanás
puede tomar ventaja sobre nosotros y devorar al arrepentido.

G. Cómo tratar con las divisiones

En cuanto a tratar con las divisiones, grupos que se han separado de las iglesias locales
genuinas y que han quebrantado la única comunión del Cuerpo de Cristo, me gustaría
presentarles mi sugerencia, y creo que ésta es de acuerdo a la santa Palabra.

1. Considerarlas sectas divisivas

Primero, debemos considerar estas divisiones como sectas divisivas, igual que las
denominaciones, no conforme a su condición sino conforme a su posición, es decir,
conforme a su terreno, su base. Si usted fuera a una reunión de personas divisivas, verá
que en apariencia ellos tal vez se comporten de una manera muy espiritual. Esta clase de
conducta tiene que ver con su condición. En este libro he usado el ejemplo del
matrimonio. El matrimonio se basa en la castidad o pureza de la esposa, no en su
amabilidad. Tal vez una esposa sea muy amable, pero si su esposo es el señor Smith, y
ella comienza a llamarse señora Jones, no importa cuán amable, humilde y sumisa
pueda ser ella para con su esposo, la base de su matrimonio está anulada. La base de un
matrimonio no es el estado de la esposa, sino la castidad. Si una esposa es casta, aunque
en ocasiones no trate amablemente a su esposo, es decir, aunque su estado sea algo
pobre, ella todavía tiene la posición apropiada de esposa. Acerca de la situación entre
nosotros hoy en día, necesitamos ejercitar el discernimiento apropiado. Debemos
discernir si cierto grupo de creyentes es una iglesia genuina o una secta, no conforme a
su estado sino conforme a su posición, es decir, conforme a su base. En cuanto al estado
de alguien, es posible que finja, pero con respecto a la base en que alguien se encuentra,
nadie puede fingir. O estamos en la base apropiada o no lo estamos. Tal como una mujer
no puede fingir que tiene un solo esposo, nosotros no podemos fingir que estamos en la
base apropiada de la única comunión de la iglesia.

2. Recomendar a todo creyente


de las iglesias locales
que no tenga participación en las divisiones

En segundo lugar, no debemos recomendarle a ningún creyente de las iglesias locales


que participe en las reuniones y actividades de esas divisiones. No obstante, puede darse
el caso de que algunos asistan a las reuniones de la mesa del Señor en una iglesia local y
después de participar de la mesa, vayan a una reunión de los disidentes a escuchar un
mensaje. Si algún creyente de las iglesias locales asiste a las reuniones y participa en las
actividades de estas sectas, las iglesias locales no deben apartarlo de la comunión de la
iglesia mientras él no sea infectado ni promueva algo que sea divisivo. Nuestro trato con
tal persona depende de si él ha sido infectado por los “microbios” de la división o no, y
de si él está transmitiendo los microbios a otros o no. Si él está transmitiendo esos
microbios, debemos advertirle que no lo haga. No podemos tolerar ningún microbio que
cause división.

3. No rechazar a ningún creyente


que no promueva nada divisivo

Si algún creyente que se reúne con cualquiera de estos grupos sectarios asistiera a las
reuniones de las iglesias locales, o tuviera contacto con los creyentes que se reúnen en
las iglesias locales, no debe ser rechazado, siempre y cuando no promueva nada divisivo.

4. Considerar como divisivo y rechazar


a cualquiera que promueva grupos sectarios
Sin embargo, cualquier persona que insista en promover estas divisiones sectarias se
debe considerar divisiva y debe ser rechazada después de la primera y la segunda
amonestaciones (Tit. 3:10). Yo creo que ésta es la manera justa y bíblica de tratar con las
divisiones que se han separado de las iglesias locales genuinas y que han quebrantado la
comunión del Cuerpo de Cristo. En todo caso, según la enseñanza de los apóstoles en el
Nuevo Testamento, a todo aquel que causa divisiones, que es divisivo y transmite
“microbios” de división, o sea, que es partidista, sectario, lo debemos rechazar (Tit. 3:10)
y debemos apartarnos de él (Ro. 16:17).

II. LA NATURALEZA, LA BASE Y LA CONDICION


DE UNA IGLESIA LOCAL

Lectura bíblica: 1 Co. 1:2; Ro. 16:16b; Ef. 4:3; Hch. 8:1; 13:1; Ro. 16:1; 1 Co. 1:2; Ap.
1:11

En esta palabra complementaria vamos a considerar, en segundo lugar, la naturaleza, el


terreno o base, y la condición de la iglesia local.

A. La naturaleza

1. La iglesia de Dios posee la naturaleza divina de Dios

En cuanto a la naturaleza de la iglesia local, primeramente debemos darnos cuenta de


que la iglesia es la iglesia de Dios (1 Co. 1:2). Una iglesia local debe ser una iglesia de
Dios, que posee la naturaleza divina de Dios. El título “la iglesia de Dios” denota que la
iglesia no sólo pertenece a Dios, sino que también debe tener la naturaleza de Dios.

2. Las iglesias de Cristo están en el elemento de Cristo

En segundo lugar, las iglesias son las iglesias de Cristo (Ro. 16:16b). Una iglesia local
debe ser una iglesia de Cristo, que esté en el elemento de Cristo. Todo elemento tiene
una naturaleza, y la naturaleza es la esencia del elemento. Cristo es el elemento de la
iglesia, y Dios es la naturaleza de la iglesia. Dios está en Cristo; esto indica que la
naturaleza está en el elemento. Una iglesia local debe poseer la naturaleza divina de
Dios y estar en el elemento de Cristo.

B. La base

1. La unidad genuina del Cuerpo de Cristo:


la unidad del Espíritu

La base de una iglesia local es la unidad genuina del Cuerpo de Cristo, es decir, la
unidad del Espíritu. Efesios 4:3 nos manda que seamos diligentes en guardar la unidad
del Espíritu. La unidad del Espíritu es la unidad del Cuerpo de Cristo, la cual es el
elemento fundamental de la base única de la iglesia local.

2. En el límite de la frontera y la jurisdicción


de una localidad: el terreno de la localidad

La unidad genuina del Cuerpo de Cristo debe practicarse con el terreno único de la
localidad dentro del límite de la frontera y la jurisdicción de la localidad en la cual existe
la iglesia, es decir, en el terreno de la localidad, como el caso de la iglesia en Jerusalén
(Hch. 8:1), la iglesia en Antioquía (Hch. 13:1), la iglesia en Cencrea (Ro. 16:1), la iglesia
en Corinto (1 Co. 1:2), y las siete iglesias en siete ciudades de Asia (Ap. 1:11). Todas estas
iglesias estaban afirmadas en el terreno local, el terreno de la localidad.

C. La condición

La condición de una iglesia local puede fluctuar y diferir de la de todas las demás iglesias
locales, tal como la condición de cada una de las siete iglesias en Apocalipsis 2 y 3
diferían entre sí. La iglesia en Efeso estaba en una condición determinada, y la iglesia en
Esmirna estaba en otra. Las siete iglesias eran diferentes en cuanto a su condición. Sin
embargo, aunque la condición de las iglesias difiere, el terreno de las iglesias locales
permanece igual. Debido a que la condición de la iglesia puede fluctuar, nuestro
reconocimiento de la iglesia local debe basarse en su naturaleza y terreno, y no en su
condición.

El terreno, no la condición, preserva a la iglesia de ser dividida. El terreno único —la


unidad única del Cuerpo de Cristo, más el terreno único de la localidad— preserva a la
iglesia de ser dividida. Es posible que la condición de cierta iglesia sea buena, pero eso
no asegura que el terreno de esa iglesia sea correcto. Quizá la condición de una iglesia
local no sea buena, sin embargo, sigue siendo una iglesia local genuina siempre y
cuando se mantenga en la base genuina de la unidad del Cuerpo. Por otro lado, tal vez
una iglesia local tenga una condición alta, pero es una división, es decir, una secta local,
mientras no cuide la base genuina de la unidad del Cuerpo de Cristo expresado en su
localidad. Podemos usar el matrimonio como ejemplo de este principio. La base de un
matrimonio es la castidad de la esposa. En tanto que la esposa sea casta, ella tiene la
posición apropiada, aunque su carácter sea tosco. Puede ser que ella no sea amorosa ni
amable —ésta es su condición exterior— pero eso no anula la base de su matrimonio. Sin
embargo, si el nombre de su esposo es Smith, y ella comienza a llamarse Sra. Jones,
aunque ella sea amorosa, amable, humilde, y sumisa hacia su esposo, el hecho de que
ella se llame a sí misma Sra. Jones anula la base de su matrimonio. La base de la esposa
en su matrimonio es su castidad. En Apocalipsis 3:8 el Señor alabó a la iglesia en
Filadelfia porque no negó Su nombre. Es una cosa terrible que una esposa niegue el
nombre de su esposo. Eso anula la base de su matrimonio. Independientemente de qué
tan buena esposa sea en su carácter o en su vida diaria, si ella niega el nombre de su
esposo, ella ha perdido la base de su vida matrimonial. El terreno de la iglesia local es la
misma base sobre la cual nosotros reconocemos a esa iglesia. Nosotros reconocemos
una iglesia no porque su condición esté de acuerdo con nuestra preferencia. Nuestro
reconocimiento de una iglesia depende de su base, y esta base está compuesto de dos
cosas: la unidad del Cuerpo y la localidad en la cual la iglesia existe. Con respecto a la
base del terreno de la localidad, el principio que vemos en el Nuevo Testamento es “en
una ciudad, una iglesia”. En una ciudad en particular no debe haber más de una iglesia.
La condición de una iglesia local puede cambiar, y, de hecho, algunas veces cambia, pero
la base de una iglesia local debe permanecer inmutable.

En los últimos dos años, algunos han dejado la iglesia local genuina y han comenzado a
reunirse en una forma divisiva. Ellos tal vez digan que no son una división sino
simplemente una reunión de grupo de la iglesia. Sin embargo, éstas no son reuniones
genuinas de grupo sino divisiones sectarias, porque no les interesa la unidad del Cuerpo
ni el terreno de localidad.

III. LOS FACTORES DE UNA DENOMINACION (UNA SECTA)

Lectura bíblica: Hch. 2:42

En esta palabra complementaria mi tercera carga es mostrarles los factores de una


denominación. Una denominación es una secta. Sin embargo, hay una diferencia entre
una denominación y una secta: una secta no es una denominación si no se
autodenomina. Las divisiones que se han producido entre nosotros en los años recientes
no se han autodenominado todavía. Por lo tanto, todavía no son denominaciones, pero
ciertamente son sectas.

A. Una enseñanza especial

El primer factor de una denominación o una secta es una enseñanza especial que difiere
de “la enseñanza de los apóstoles” (Hch. 2:42) en todo el Nuevo Testamento, tal como el
bautismo por inmersión, el presbiterio (la administración de la iglesia por ancianos), el
cubrirse la cabeza, el observar ciertos días o dietas, o un énfasis particular en cierto
punto de la profecía. Tal vez todos estos asuntos sean muy bíblicos, pero no debemos
hacer de ninguno de ellos una enseñanza especial. Es correcto que tengamos todas
nuestras prácticas conforme a la Biblia. Así que, en nuestra práctica bautizamos a las
personas por inmersión y tenemos ancianos, pero no hacemos de estas cosas puntos
particulares que nos dividan de otros creyentes. Ciertos cristianos se dividen de otros
cristianos por el asunto del bautismo por inmersión. Si un creyente desea ser recibido
como miembro, le exigen que se bautice por inmersión, en su bautisterio, por su pastor,
y en sus aguas. Si él ya ha sido bautizado por inmersión en otro lugar y por otras
personas, no lo reconocerán. Esto es una enseñanza especial y particular que divide a
aquellos creyentes de otros cristianos, haciéndolos una secta y una denominación.

B. Una comunión especial

El segundo factor de una denominación es una comunión especial basada en una


enseñanza especial en una esfera más estrecha que la de “la comunión de los apóstoles”
(Hch. 2:42). La comunión de los apóstoles es la comunión de todo el Cuerpo, lo cual
abarca toda clase de creyentes genuinos. Romanos 14 nos dice que debemos recibir
diferentes clases de creyentes genuinos, independientemente de cuáles días observan o
cuáles regímenes alimenticios guarden. Ya sea que coman legumbres o carne, son
creyentes genuinos porque creen en el Señor Jesús. Así que, debemos recibirlos.

C. Un nombre especial

El tercer factor de una denominación es un nombre especial, ya sea de acuerdo a una


enseñanza especial o de acuerdo a una práctica particular, que designa a cierto grupo de
creyentes que mantienen la misma enseñanza la misma práctica. El tomar tal nombre
denomina a una secta específica, convirtiéndola una denominación.

D. Cualquiera de los tres factores anteriores


es suficiente para crear una división

Cualquiera de los tres factores anteriores divide a los creyentes de otros que son
diferentes de ellos en enseñanza o en práctica. Por lo tanto, aunque nosotros debemos
practicar cosas tales como el bautismo por inmersión, el presbiterio, y el cubrirse la
cabeza, no debemos hacer de estas cosas un punto especial que nos divida de otros.
Además, no debemos hacerlos nuestro credo, y no debemos designarnos con un
nombre, tal como luteranos, bautistas, o presbiterianos, es decir, conforme a una
enseñanza o práctica en particular.

IV. EL DISCERNIMIENTO DE UN SOLO CUERPO

Lectura bíblica: 1 Co. 11:29-30; 10:17; Ef. 4:4

Mi cuarta carga, en esta palabra complementaria es el discernimiento del Cuerpo.


Primera Corintios 11:29 dice que debemos discernir el Cuerpo. Además, dice que si no
discernimos el Cuerpo, sufriremos alguna clase de disciplina de parte del Señor.
La primera cosa que debemos discernir es el pan en la mesa del Señor. El pan en la mesa
del Señor debe ser un símbolo no solamente del cuerpo físico del Señor, sino también
del Cuerpo místico del Señor, el cual es universalmente uno (Ef. 4:4). Aunque tomemos
la mesa del Señor en diferentes ciudades alrededor del mundo, todos estamos tomando
de un solo pan, porque el pan del cual participamos es un símbolo del Cuerpo místico de
Cristo, el cual es universalmente uno. Así que, 1 Corintios 10:17 dice: “Siendo uno solo el
pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel
mismo pan”.

Cualquier pan en la mesa del Señor que no represente al Cuerpo universal del Señor
sino al cuerpo de cierta secta, es divisivo. La denominación en la cual yo crecí en la
China continental, tenía su “comunión” periódicamente. En cada ocasión anunciaban de
manera enfática que quien no fuera miembro de esa denominación tenía que abandonar
el lugar de reunión. El pan del cual participaban no era un símbolo del Cuerpo de Cristo,
sino un símbolo de aquella secta o aquella denominación. Nosotros no debemos
participar de esa clase de pan, esa clase de “comunión”, o esa clase de mesa. No
debemos tener parte en eso; es un símbolo de una secta.

Si participamos de tal mesa divisiva sin discernimiento, participamos de una división, lo


cual es condenado por el apóstol (1 Co. 11:29-30). Algunos de los que han salido de
nuestro medio para formar divisiones están tomando la mesa del Señor. Ellos han dicho
a la gente que ellos son simplemente una reunión de grupo que está tomando la mesa
del Señor. ¿Acaso deben ser consideradas estas reuniones de grupo como reuniones
apropiadas y genuinas de las iglesias locales? Si una reunión de grupo genuina y
apropiada tiene la mesa del Señor, esa mesa será la mesa de la iglesia local, con el pan
como símbolo del Cuerpo de Cristo en su totalidad. Esa es una práctica que preserva la
unidad del Cuerpo. Supongamos, sin embargo, que tenemos un grupo de creyentes que
originalmente se estaban reuniendo con la iglesia, pero por ciertas razones dejaron la
iglesia y se mantienen separados de la iglesia, sin tener comunión alguna con la iglesia.
Supongamos, además, que estos creyentes tienen lo que ellos llaman la mesa del Señor.
Tal mesa inmediatamente se convierte en el símbolo de una división, el símbolo de una
secta. Así que, 1 Corintios 11:29 nos encarga que tengamos discernimiento. Cuando
participamos de cualquier pan en la mesa que es llamada la mesa del Señor, debemos
discernir cuidadosamente si ese pan representa el Cuerpo universal de Cristo sin
divisiones o no. Si no es así, no debemos de participar de él. Si no discernimos, y luego
participamos de tal cosa, esto es condenado por el apóstol, es decir, por el Señor.

Tal vez algunos de los nuevos creyentes entre nosotros se pregunten cuál es la diferencia
entre el recobro del Señor y el cristianismo. En este libro, incluyendo esta palabra
complementaria, hemos visto, primero que todo, que lo que nos mueve a reunirnos así
es el recobro, y también la unidad del Cuerpo. Estamos aquí en el recobro de la
revelación del Dios Triuno, de Cristo, del Espíritu, de la vida, de los creyentes, de la
iglesia, del terreno de la iglesia, y de la práctica de las iglesias locales. En resumen,
estamos en el recobro de la unidad del Cuerpo de Cristo. Así que, necesitamos
conducirnos apropiadamente, y también necesitamos ejercitar nuestro discernimiento
debido a la confusión que hay a nuestro alrededor. Mientras haya divisiones, habrá
confusión. Así que debemos ser cuidadosos y acudir al Señor para que podamos
discernir la situación que hay entre nosotros.

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