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LA CARTA A FILADELFIA

Apocalipsis 3:7–13: Lo valioso de la lealtad. Esta virtud es causa para tener la promesa de
ser sostenidos gracias al poder de Cristo cuando lleguen las más grandes pruebas. La sexta
introducción del mensaje profético tiene que ver con la iglesia de Filadelfia.

a. La ciudad de Filadelfia, 3:7. Siguiendo la ruta de entrega del correo de aquel entonces,
desde Tiatira el mensajero recorrió aprox. 40 km en dirección sudeste hasta llegar a
Filadelfia. El texto dice: Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia (v. 7a).
El nombre moderno de la antigua Filadelfia de Lidia es Alasehir. Era la ciudad de menor
población y más joven en comparación con las siete referidas en Apocalipsis.
Geográficamente, Filadelfia está localizada en Lidia donde, a la vez, limitaba con Frigia y
Misia. Fue construida en una elevada meseta en el valle del río Hermos, el nombre
moderno es Gedis. Por estar ubicada en una zona fronteriza y por cuanto la ruta imperial
desde Roma vía Troas pasaba por ella, Filadelfia se ganó el título de “la puerta hacia el
este”. La gran desventaja era que la ciudad estaba en una zona terriblemente sísmica.

A veces ocurrían terremotos intermitentemente durante un largo tiempo. La mayoría de


los pobladores eligieron vivir fuera de la ciudad en chozas. Históricamente, Filadelfia es
una palabra de origen griego (Filadelfeia5359) que significa “el que ama a su hermano”.
Dicho nombre celebraba la devoción y lealtad de Atalo II Filadelfo, quien reinó de 159
hasta 138 a. de J.C. y fundó la ciudad, hacia su hermano Eumenes II, quien reinó en
Pérgamo de 197 hasta 159 a. de J.C. Ocurrió así: primero, corrió el rumor de que Eumenes
II había sido asesinado. Esto condujo a Atalo II a aceptar ser coronado. Él renunció a la
corona cuando su hermano Eumenes II regresó de Grecia. Segundo, Atalo II resistió la
insistencia de los romanos de que derrocara del trono a su hermano y que se hiciera rey.

La ciudad, por lo tanto, fue fundada probablemente entre 189 a. de J.C. cuando la región
quedó bajo el control de Eumenes II y 138 a. de J.C. cuando murió Atalo II. Bajo el reinado
de Pérgamo, Filadelfia fue fundada para cumplir la misión de diseminar las costumbres, la
cultura y el idioma griego en la parte oriental de Lidia y en Frigia. Tuvo éxito en lograr que
los lidios dejaran de hablar su idioma por el año 19 d. de J.C. cuando el griego llegó a ser el
único idioma de la región. Este aspecto histórico de ser Filadelfia
un centro de difusión de la cultura e idioma griego concuerda con la declaración del Señor
Jesucristo al decir que la iglesia de Filadelfia tenía una puerta abierta como la gran
oportunidad de difundir el mensaje del amor y salvación que hay en Cristo Jesús.

Comercialmente, Filadelfia llegó a ser una ciudad de importancia. Los extensos llanos
volcánicos que se hallan hacia el norte eran fértiles y muy aptos para el cultivo de uvas.
Por tanto, Filadelfia llegó, a ser famosa por sus vinos. En cuanto a lo religioso, Filadelfia era
notable por sus muchos templos y festividades religiosas. A causa de esto, en el siglo V d.
de J.Cse la denominó “la pequeña Atenas”. La adoración a Dionisio era su principal culto
pagano.

Semillero homotético
Mensaje a Filadelfia
3:7–13
Introducción: La visión de Dios acerca de la grandeza es bastante diferente a la del hombre. Para los seres
humanos la mejor iglesia es la que tiene grandes templos, grandes pastores, grandes ofrendas, grandes
presupuestos. Pero para Dios, ya lo dijo en el mensaje a Esmirna, eres pobre pero eres rico. Y la más rica
es la más pobre (Laodicea). Dios funciona al revés.
I. La ciudad y el Hijo del Hombre.
1. La ciudad.
(1) Era la más pequeña y de menor importancia de las siete.
(2) Fue fundada como “puerta” para la cultura griega en Asia. Se la llamaba la puerta de
oriente.
(3) Fue destruida por terremotos y consideraban una locura ir a vivir allá.

2. El Hijo del Hombre.


Se describe con tres títulos: Santo: título dado solamente a Dios. Verdadero: integridad de
la persona, es auténtico. El que tiene las llaves: las llaves son un símbolo de poder, tiene
acceso a cualquier parte.

II. Valores al revés.


1. El mundo espera grandezas.
(1) Dios obra en la debilidad.
(2) No nos llama a ser poderosos y “exitosos”, sino a ser fieles.

2. Dios nos ve por el cristal de la gracia.


(1) Él conoce lo que somos, sabe lo que tenemos, y de acuerdo a nuestra humildad abre
puertas.
(2) Él tiene grandes planes para nosotros (Fil. 1:6).
(3) Está viendo nuestro potencial, que nuestras “fuerzas son pocas”.
(4) Contraste en “nadie puede cerrar”, pero tienen “fuerzas que son pocas”. Tenemos
fuerzas en el resucitado: “Cuando soy débil soy fuerte”.

3. Poder en la Palabra.
(1) Es una comunidad de la Palabra, obedezca la Palabra.
(2) En medio de un ambiente adverso, obedezca la Palabra.

III. Promesas al que triunfa.


1. Prevalecer sobre los falsos (v. 9).
(1) La iglesia está sobre las falsas religiones.
(2) La iglesia, el nuevo pueblo de Dios, el nuevo Israel, está sobre los religiosos falsos que
rechazaron a Jesucristo.

2. Prevalecer en la angustia (v. 10).

(1) Podremos salir adelante, si guardamos su Palabra.


(2) Es una proyección hacia la prueba final antes de la venida de Jesucristo.
(3) Saldremos adelante en la tribulación, para seguir siendo fieles.

3. Sin embargo, aferrémonos (v. 11).

(1) Por lo que le alaba: debemos ser más fieles, tiene que seguir así.
(2) Nos dará una corona.
4. Promesas múltiples.

(1) Estar cerca de Dios. Comunión íntima.


(2) Ser columna que no sale nunca.
(3) Un nuevo nombre: tres sellos, tres apellidos. Dios, Jesús glorificado y exaltado, lo más
grande.
(4) En la mitad: la Nueva Jerusalén, la comunidad de fe.

Conclusión: Dios ve las cosas diferentes de como las vemos nosotros. Nosotros buscamos
la grandeza, la ostentación. A él no le preocupa que seamos pocos o débiles, siempre y
cuando seamos fieles a la Palabra.
Se identifica al Señor Jesucristo como Santo y Verdadero (7b.). Estos adjetivos
que se aplican a Jesús en 6:10 se refieren igualmente a Dios. Este es el único
versículo en Apocalipsis en el que a Cristo se le describe como el Santo; en el
resto del libro es un título propio de Dios. El Santo de Dios es el Mesías, el
Ungido (comp. Mar. 1:24; Juan 6:69; Hechos. 4:27, 30; 1 Juan. 2:20). Y como el
Verdadero puede mostrar la integridad absoluta de su persona. Además, en el
griego la construcción gramatical de los dos adjetivos (Santo, Verdadero) no
están unidos con la partícula o conjunción “y”, como aparece en la RVA, sino en
construcción de aposición y deberían estar separados por una coma. Esta es
otra indicación de que en Apocalipsis al Señor Jesucristo se le reconoce con los
mismos atributos de Dios. Jesucristo es el Verdadero, significa que se conserva
íntegro a su palabra y será absolutamente fiel en cumplirla. Además, Cristo es
el que tiene la llave de David… Dicha frase se refiere a Isaías 22:20–22. La llave
de la ciudad la poseía el rey. La llave simboliza su soberanía en todos los
asuntos del reino.

David indica que Cristo, como el Mesías, es el único que decide quiénes entran
a su reino y quiénes quedan fuera de su reino: el que abre y nadie cierra, y
cierra y nadie abre.

Joya bíblica
Porque guardaste la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré a la hora de la
Prueba que ha de venir sobre todo el mundo habitado, para probar a los moradores de
la Tierra (3:10).

b. El elogio o reconocimiento: Se la elogia por guardar la confesión, es decir,


No negar el nombre de Cristo, 3:8, 9. El v. 8 presenta una complejidad desde el
punto de vista gramatical. Se considera que el principio del texto no tiene
relación aparentemente con el resto. Sin embargo, al considerarse con cuidado
sí tiene razón de ser. Yo conozco tus obras (v. 8a) tiene un gran significado
teológico. El comentarista Stamm dice: “El efecto de la anomalía gramatical es
adelantar la promesa al primer lugar y suprimir totalmente la amonestación
que aparece en otras cartas”. Aunque estas obras no son mencionadas y
especificadas detalladamente, la iglesia de Filadelfia contaba con buenas obras
a su favor que fueron de agrado al Señor. Ello se observa al recibir del Señor
solamente encomios y ninguna censura. He aquí, he puesto delante de ti una
puerta abierta, la cual nadie puede cerrar (v. 8b). Por lo menos hay dos
interpretaciones:

(1) Sugiere que la puerta abierta se refiere a la buena oportunidad para realizar
la obra misionera y la predicación del evangelio del Señor Jesucristo (comp.
Hechos. 14:27; 1 Corintios. 16:9; 2 Corintios. 2:12; Col. 4:3).

(2) Sugiere que las llaves y la puerta abierta se refieren a la franca entrada al
reino de Dios. Aunque era una iglesia pequeña en cantidad y de poca fuerza, al
decir: porque tienes un poco de poder (v. 8c) el Señor Jesucristo, no obstante, la
elogia porque había guardado la palabra del Señor y no había negado el
nombre del Señor: has guardado mi palabra y no has negado mi nombre (v.
8d).
Cuando menciona que dicha iglesia tiene un poco de poder, no se refiere a la
fortaleza espiritual sino al aspecto de ser una iglesia de poca influencia,
pequeña en número y en recursos materiales. Es probable que esta iglesia
hubiera sido tentada a negar a Cristo, pero se mantuvo firme y fiel al nombre
del Señor Jesucristo.

El v. 9 presenta otra promesa a los hermanos de la iglesia de Filadelfia: He aquí,


yo te daré algunos de la sinagoga de Satanás, de los que dicen ser judíos y no lo
son, sino que mienten (v. 9a). La frase de la sinagoga de Satanás (v. 9a),
mencionada ya en 2:9 en el caso de Esmirna, da a entender que la oposición a
las iglesias cristianas en ambas ciudades provenía esencialmente de los judíos.
Estos judíos perseguidores de los cristianos no son verdaderos judíos
(Romanoa. 4:16; Gálatas. 3:7). Aquí se observa cómo se fue agrandando la
separación entre el judaísmo y el cristianismo al final del siglo I. Se presenta
una promesa a los cristianos de Filadelfia: He aquí, yo haré que lleguen y se
postren delante de tus pies, y conocerán que yo te he amado. Lo que se
argumenta es la verdad que presenta el NT al afirmar que la iglesia cristiana
ahora es el nuevo Israel (comp. Romanos. 9:6–9; Gálatas. 3:7–9; 6:16). De
modo que la promesa de que las naciones vendrán a postrarse ante el pueblo
de Dios se cumplirá en la iglesia.

c. La bendición prometida: Ser guardada en la hora de la prueba; recibir la


corona, la columna y el nombre nuevo, 3:10–13. El v. 10 refiere a una tercera
promesa que se expresa en bendición para la iglesia de Filadelfia (1). Hay que
procurar la apropiada interpretación para la hora de la prueba: Porque
guardaste la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré a la hora de la
prueba que ha de venir sobre todo el mundo habitado, para probar a los
moradores de la tierra. La promesa de bendición no exime de mayores y
difíciles pruebas a los cristianos pero sí garantiza que los creyentes en Cristo
serán guardados y protegidos por el Señor. Juan considera las tribulaciones
presentes de la iglesia en Filadelfia contra el trasfondo de la gran tribulación
que vendrá al final de la historia humana

(2) La frase sobre todo el mundo habitado (v. 10b) se refiere a los no cristianos,
a los infieles, que no pertenecen al reino de Dios. Son estos quienes sufrirán el
juicio divino.
(3) El Señor Jesucristo estimula a sus seguidores prometiéndoles que vendrá
pronto: Yo vengo pronto… (v. 11a). La repetida declaración de la pronta venida
del Señor es enfatizado en todo Apocalipsis. Tiene dos usos a veces para
advertir a los infieles y también, como ocurre en este caso, para animar a los
fieles. Hay una única exhortación a la iglesia en Filadelfia.
Por cuanto el Señor viene pronto, le dice: Retén lo que tienes para que nadie
tome tu corona (v. 11b). Esto significa que la promesa de ser guardados
involucra la responsabilidad de conservar una tenaz resistencia. El símbolo de
la corona es importante en el judaísmo y significa el reconocimiento del
vencedor. Hay que lograr el triunfo reteniendo o aferrándose fielmente a lo
recibido del Señor.

(4) Hay significado en la columna y en el nuevo nombre (vv. 12, 13). La


bendición para la iglesia de Filadelfia se expresa así: Al que venza, yo le haré
columna en el templo de mi Dios, y nunca jamás saldrá fuera. Y escribiré sobre
él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios—la nueva
Jerusalén que desciende del cielo, enviada por mi Dios—y mi nombre nuevo (v.
12). En primer lugar, a pesar del desprecio de los judíos, el simbolismo
garantiza a los triunfadores un lugar dentro del templo de mi Dios, dice el
Señor.
El Señor Jesucristo resalta la intimidad de la comunión con él al emplear cuatro
veces la frase mi Dios en el v. 12. En segundo lugar, el simbolismo de la
columna indica firmeza y estabilidad en el reino de Dios. Continúa diciendo: y
nunca jamás saldrá fuera.
Esto indica la imposibilidad de ser separados de la comunión con Dios. La
promesa de la bendición está enmarcada en que el vencedor recibe un triple
nombre: el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, y mi nombre
nuevo. El nombre así escrito significa identificación, propiedad y
reconocimiento. Los vencedores entonces pertenecen eternamente a Dios. Al
insertar el nombre de la nueva Jerusalén indica que es de suma importancia la
comunidad de fe o de la iglesia. El vencedor queda inscrito como ciudadano
permanente de la ciudad de Dios. Finalmente, el vencedor recibe mi nuevo
nombre. Se refiere al nombre nuevo dado a los creyentes que recibirán al final
en la revelación gloriosa del Señor Jesucristo. El v. 13: El que tiene oído, oiga,
incluye de nuevo como en el caso de la iglesia de Sardis oiga, que significa
“preste atención” o “escuchen bien” lo que el Espíritu dice a las iglesias.

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