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APROVECHANDO BIEN EL TIEMPO PORQUE LOS DÍAS SON MALOS (Ef 5,16-17).

I INTRODUCCIÓN

Un día un agente de seguros recibió una llamada telefónica de una mujer muy agitada. Quiero asegurar mi
casa, dijo la señora, ¿puedo hacerlo por teléfono? El agente le respondió: Lo siento, señora, pero me hace
falta ver la casa primero para hacer un avalúo. La señora, con mucho afán, le preguntó, ¿cuándo podrá venir
a ver la casa?, tendrá que venir ahora mismo, ¡porque la casa se está quemando! Para la señora, ése fue el
momento preciso para comprar el seguro de su casa. ¿Por qué comprarlo hasta que lo necesitara?
Desgraciadamente, pocos agentes de seguros están dispuestos a escribir una póliza para una casa que se está
quemando.

Creo que no necesitamos esperar hasta que nuestra casa o nuestra vida se estén quemando para darnos
cuenta de la importancia de asegurarnos, andando sabiamente, cada día, aprovechando bien el tiempo antes
que sea demasiado tarde, antes que la vejez nos asedie con más rigor y nuestros años declinen y digamos,
como Salomón: “no tengo en ellos contentamiento” (Ec 12)

En el texto que estudiaremos hoy, el apóstol Pablo habla con la urgencia de alguien que está viviendo días
peligrosos. La carta fue escrita cuando Pablo estaba preso en Roma. Años más tarde, Pablo visita Éfeso y tiene
un ministerio por espacio de tres años. Éfeso era la capital de la provincia romana de Asia (la Turquía
moderna). Allí se encontraba una de las siete maravillas del mundo antiguo: El templo de Diana, una diosa a
quien rendían adoración, pues la consideraban la diosa de la fertilidad. La ciudad era un centro comercial con
un próspero negocio de fabricación de estatuas, por consiguiente, un lugar de mucha oposición satánica al
evangelio. Pablo tiene razones suficientes para decirle a los efesios que estén alerta, aprovechando bien el
tiempo y no dejándose desviar por las atracciones de la ciudad, por la idolatría y por la inmoralidad sexual
(porque el culto de la diosa Diana estaba mezclado con la prostitución). La imagen de Diana era una mujer con
muchos senos al aire. Llevando un collar adornado con los símbolos del zodíaco en su cuello, indicaba su
enlace con la astrología. La magia negra se practicaba por todas partes. Y era la ciudad del Asia donde más se
le rendía culto al emperador. Todo eso hacía que ser cristiano fuera más difícil y peligroso. Éfeso también fue
conocida como la “Feria de la vanidad de Asia”.

Ya podemos darnos cuenta que era muy fácil que la gente se dejara llevar por toda suerte de supersticiones
e idolatrías y otros placeres y ocupaciones sin sentido, perdiendo lo más importante de su tiempo. Por eso el
apóstol está insistiéndoles a los cristianos de Éfeso, que miren bien, con diligencia, cómo andan…, no como
necios, sino como sabios…

¿Pero qué quiere decir el apóstol Pablo con esto de aprovechar bien el tiempo….?

II Efesios 5,16 en otras versiones bíblicas:

Aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. (NVI)

Redimiendo el tiempo porque los días son malos… (Spanish Reina Valera)

Aprovechen cada oportunidad que tengan de hacer el bien, porque estamos viviendo tiempos muy malos.

Aprovechad la ocasión, que corren tiempos malos…(Biblia del Peregrino)

Sin embargo, hay una traducción más concreta del texto y tiene que ver con la palabra griega para
“aprovechar o redimir”, es: exagorázo=comprar

La idea del texto bíblico es más bien la de comprar el tiempo.


Podemos pensar que, justamente, lo único que no se compra en esta vida es tiempo, porque no es de nadie,
Dios lo dio libremente para que lo utilicemos; pero en eso radica su importancia, en que debemos
administrarlo bien. Que si tuviéramos la oportunidad de conseguir algo en la vida, creo que la mayoría
compraría tiempo o buscaría la manera de prolongar la vida o su juventud. El tiempo es más importante que
el dinero; el dinero, aunque a veces se malgasta, se puede recuperar, pero el tiempo perdido nadie logra
recuperarlo, ni almacenarlo, ni estirarlo; de hecho Dios lo ha comprimido. En 1Co 7,29, leemos: ” pero esto
digo, hermanos: que el tiempo es corto” o ha sido acortado (συστέλλω, sustéllo =contraído, comprimido,
enrollado, envuelto o encogido. Así que: “…los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen…” 1Co
7,31. Por todas estas razones, el tiempo vale más que cualquier cosa en este mundo. ¿A qué lo dedicas tú?¿En
qué lo inviertes? Alguien escribió que una persona vive en promedio 25.550 días, y que sería útil apartar de
ellos unos 40 días para saber qué es lo que Dios quiere que haga en el resto de sus días…

El término más preciso para traducir “aprovechar el tiempo” es comprarlo o de acuerdo con el término griego
Ἐξαγοράζομαι (exagorázomai), significa: «rescatar de la esclavitud». Otra lectura puede ser: «comprando la
oportunidad». Es una metáfora tomada de los comerciantes y mercaderes que, diligentemente, observaban
los tiempos y circunstancias, para encontrar la mejor época para sus mercancías y productos. Los buenos
cristianos deber ser buenos administradores de su tiempo. Deben de estar a la caza de mejores oportunidades
para servir al Señor; para crecer en todo sentido, tanto espiritual como intelectual, laboral y socialmente.
Como decíamos, el término se refiere a «rescatar de la esclavitud» y en ese sentido hay mucho que decir
respecto de aquellas cosas que tienden a esclavizarnos diariamente, de las que debemos liberarnos. Hay
mucho desperdicio de tiempo en la televisión, en internet, en los juegos de azar, en los bares (en torno a una
cerveza), o hablando lo que no se debe con los vecinos, “lavando chismes”, como dicen algunos, o
“adelantando cuaderno”, como dicen otros.

Nuestro tiempo es un talento dado por Dios para un buen fin, no para malgastarlo y perderlo al no emplearlo
según su diseño. “El tiempo es corto (sustello=comprimir) y eso significa que Dios acortó el tiempo. Si
pensamos en lo rápido que va este año −¡ya casi se termina!− nos damos cuenta que lo mejor que uno puede
hacer con el tiempo es servir a Dios a través del talento que Él nos dio. Si hemos perdido nuestro tiempo
antes, debemos esforzarnos por “redimirlo comprar

duplicando nuestra diligencia en hacer la tarea que tenemos por delante. La razón para ello, la encontramos
en la segunda parte del versículo: “porque los días son malos” (Ef 5,16b)

¿Pero qué es lo que determina que los días sean malos?..

2. El carácter de los hombres determina los días.

Malos hombres determinan malos tiempos. Buenos hombres determinarán buenos tiempos. Los días que
vivía Pablo eran malos, en una prisión romana bajo la persecución del imperio; pensando en la idolatría y
supersticiones de la magia negra, el ocultismo y satanismo de Éfeso; rodeados de todo tipo de inmoralidad
sexual y entregados a los vicios prostitución y alcoholismo, era apenas lógico que como hoy el apóstol
estuviese preocupado de que los cristianos no se dejaran contaminar y vivieran para el Señor, no siendo
insensatos sino entendidos de su voluntad. No es de extrañarnos que en todo tiempo se haga necesario lo
mismo, que aprovechemos bien nuestro tiempo, que si en un pasado malgastamos el tiempo en vicios o en
vanidades pasajeras, ahora, como creyentes, dediquemos el tiempo a lo que vale la pena, a orar, a leer la
palabra de Dios, a trabajar honestamente con nuestras manos, a servir a otros en sus necesidades, a
congregarnos en la iglesia, a estudiar con diligencia en el colegio o la universidad, a leer un buen libro en casa,
en el bus o mientras hacemos largas filas para pagar los recibos de los servicios públicos, u otra cosa
cualquiera, etc. No es tiempo de perdernos en cosas necias. No sólo en esta Carta a los Efesios, sino en otra
también, en Col 4,5, el apóstol dice algo muy parecido: “Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo
-Sabiduría para reprender las obras pecaminosas de ellos, Ef 5,11.

-Sabiduría para responder sus preguntas acerca de nuestra esperanza, 1P 3,15.

-Sabiduría para proclamar la Palabra de Dios a ellos, Hch 6, 10. el tiempo”… Aquí se usa la voz media indirecta;
τὸν καιρὸν ἐξαγοραζόμενοι (tón kairón éxagorazómenoi), que significa: «comprando ustedes para sí mismos
la oportunidad en el mercado libre», este verbo significa: redimir lo que ha caído en malas manos.

Pablo, Pedro y otros autores bíblicos hablan de ser sabios….esto significa:

-Sabiduría para no ser partícipes de sus pecados, Ef 5,7.

-Sabiduría para mantener buena la manera de vivir entre ellos, 1P 2,12.

-Sabiduría para tener buen testimonio de ellos, 1Tm 3, 7.

-Sabiduría para actuar honradamente ante ellos, 1Ts 4,12.

3. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor

Aprovechar el tiempo al máximo significa buscar y conocer la voluntad de Dios. Alguien decía: “La vida es
como la vivimos, no como la desperdiciamos”. Desperdiciamos nuestro tiempo cuando dejamos de hacer la
voluntad de Dios. Todas las veces que nos hemos alejado en desobediencia es tiempo que hemos
desperdiciado. Moisés escribió en el Sal 90,12: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos
al corazón sabiduría”. La palabra hebrea para «contar» es manáh, y significa: «Asignar, destinar a alguien para
algo». Esto significa que debemos darle destino a cada uno de nuestros días, no es vivirlos por vivirlos;
debemos asignarle una tarea para cada día. El apóstol Pedro en 1P 4,2 está también preocupado por lo mismo,
dice así: “Para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme las concupiscencias de los hombres (no
satisfaciendo sus pasiones humanas (NVI), sino conforme a la voluntad de Dios”).

III Vivir conforme a la voluntad de Dios implica sacar el máximo de provecho.

Para lograrlo, se necesita:

1. Visión: La visión de la que hablo tiene que ver con las personas con las que yo me rodeo, es decir, las
compañías. “Dime con quién no andas y te diré quién eres”, dice el refrán popular. No debemos perder el
tiempo andando con malas amistades, con personas que no aman a Dios. Con mucha sabiduría se ha dicho
que dentro de cinco años no seremos los mismos de hoy, excepto por dos cosas: por los libros que leamos y
por las personas con las que nos rodeemos… Si sabemos aprovechar el tiempo (redimirlo o comprarlo) en la
fila de un banco, mientras tenemos que esperar una o dos horas para que nos atiendan, y podemos llevarnos
un libro para leer, entonces ganamos mucho, no estaremos perdiendo los dos años de vida que dicen las
estadísticas que son los que uno pierde durante su vida, haciendo filas. Si puedes aprovechar el bus para leer
un libro, o para aprender inglés en audio, o para hablar de Cristo a la persona que va a tu lado, entonces tienes
una visión adecuada del tiempo. Pero si te pasas más de una hora por día en la televisión y sobre todo en
cosas triviales, entonces el televisor será tu pastor, tu guía y consejero.

Por otro lado, si empiezas a juntarte con gente sin visión, sin ideales, que viven al margen de Dios, sin amor,
pronto te volverás tan necio como uno de ellos, tan ateo, tan materialista y codicioso, y tal vez tan vicioso y
ocioso como uno de ellos (1 Co 15,33). Tu tiempo se habrá ido en la corriente de este mundo y tu vida no
contará para nada. No habrás sabido contar tus días y, vivir es un arte, hay que hacerlo con sabiduría.

2. Conocer el tiempo de Dios: En esto hay dos extremos: los que le llegan tarde a Dios y los que van delante
de Dios. En primer lugar, si no somos puntuales a nuestras citas o reuniones, estamos robando. A veces
pensamos que no somos ladrones porque no robamos plata de nadie o no tomamos las cosas de otros, pero
llegar tarde al trabajo o a los compromisos que tengamos es otra forma de robo, se llama “robar tiempo”. Y
como decía alguien: “si no somos puntuales a nuestras citas, podemos llegar tarde a lo que Dios tiene para
nosotros”. Por otro lado, adelantarnos a Dios, equivale a decir que somos más sabios que Dios. En este grupo
están los que dicen: ¿pero vas a esperar a que Dios te diga lo que hay que hacer?, ¡ahí te vas a quedar
esperando!… Eso también es necedad…porque el andar sabiamente, como dice Pablo, significa: conocer el
tiempo de Dios para mí, es decir, conocer la voluntad de Dios en el tiempo de Dios.

Los que quieren ayudarle a Dios, es decir, “los adelantados”, terminan tomando malas decisiones en la vida:
se casan mal, se endeudan, hacen malos negocios, se enferman de estrés, se llenan de preocupaciones,
porque quieren vivir los siguientes diez años de su vida en un solo día, y eso es imposible: Jesús dijo: “Bástele
a cada día su propio mal” (Mt 6,34). Ec 3, dice: “Todo tiene su tiempo”. Ni siquiera Jesús nos dio licencia para
afanarnos sobre qué comer o qué vestir. Conocer el tiempo de Dios significa también saber descansar cuando
hay que hacerlo: “Seis días trabajarás”, no siete… “y harás toda tu obra…” Se supone que en seis días uno
debe hacer toda la obra que necesita hacer. Si no le alcanzó la semana, y quiere tener semanas de ocho días,
o días de más de 24 horas, nos estará pasando lo mismo que a los chinos que trataron de cambiar la
reglamentación laboral, teniendo 8 días de trabajo, ¡nunca les funcionó!. En el séptimo día debemos
descansar para Dios yendo a la Iglesia, y en ese mismo día, pasar tiempo con la familia y recuperar las fuerzas
para la siguiente semana. Dios es muy sabio, en un día de descanso, bien cumplido, se recuperan las fuerzas
para la siguiente semana de trabajo. Todo esto es conocer el tiempo de Dios y hacer su voluntad. Oremos
para que Dios nos ayude a aprovechar bien el tiempo, tanto el de trabajo y ocupación, como el de descanso.
Aprovechar bien el tiempo es vivir con sabiduría cada día que Dios nos da. Sólo hay tiempo para hacer la
voluntad de Dios.

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