UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACION PRACTICA N ° 3 ASIGNATURA DE FILOSOFIA Mg. DIONISIO GARMA Federico 2020 II.
EL TRABAJO CONDICION ESCENCIAL DEL
DESARROLLLO DEL HUMANO
ENGELS, F. (1847). “Pero el trabajo es
muchísimo más que eso. Es la condición
básica y fundamental de toda la vida
humana. Y lo es en tal grado que, hasta
cierto punto, debemos decir que el trabajo ha
creado y crea al propio humano”.
Dentro los proyectos pedagógicos deberán
existir la concepción clara del docente sobre el
trabajo, porque el trabajo cumple la histórica misión
de ir creando un ser cualitativamente nuevo a
partir de una especie anterior. Es decir: el trabajo
como actividad creadora comienza a transformar la
naturaleza y abrir un capítulo novedoso en la
historia. Todas estas especies repiten "trabajo" en
sentido humano, como actividad creadora, como
práctica que transforma el mundo natural y va
transformando al mismo tiempo a quien la lleva a
cabo. Trabajo –como lo afirmara Engels– ha sido
fundamental: fue la instancia que "creó" al ser
humano.
La historia del ser humano, en definitiva, es la
historia en torno a cómo fue organizándose ese
acto tan especial, tan fundamental y definitorio que
es el trabajo. Si el trabajo es la esencia de nuestra
existencia, tal como están las cosas lo menos que
puede decirse es que sea placentero para las
enormes mayorías trabajadoras. Mientras el trabajo
siga siendo explotado por alguien –enajenado, para
decirlo con el término de los clásicos, alienado–
seguirá siendo una pesada carga para quien lo
hace. Nuestra educación esta desligada del trabajo
y necesario revertir esta realidad como decía E.J.
Varona (1933) “Enseñar a trabajar es la tarea del
maestro, a trabajar con las manos, con los oídos,
con los ojos y después, y sobre todo, con la
inteligencia.” Ya que toda actividad que realiza
el ser humano es trabajo. Es el papel decisivo para
la producción de instrumentos, en la formación del
tipo físico del humano y la formación de la sociedad
humana, mostrando que, a partir de su constate
esfuerzo, como resultado de un largo proceso
histórico, se desarrolla un ser cualitativamente
distinto, el humano con cualidades diferentes
dependiendo del influjo y desarrollo
protagonizado por él y su entorno.
La mano del humano, va perfeccionándose
por el trabajo durante sus años de vida. La mano
libre por las manipulaciones, la escritura, el elaborar
y manipular objetos, el construir, podía adquirir
ahora cada vez más destreza y habilidad; y ésta
mayor flexibilidad adquirida se transmite por
herencia y se acrecía de generación en generación.
Vemos, pues, que la mano no es sólo el órgano del
trabajo; es también producto de él. Únicamente por
el trabajo,(debería de trabajarse con el
aprestamiento en juegos tanto y para los
grandes y chicos) por la adaptación a nuevas
funciones, por la transmisión hereditaria del
perfeccionamiento especial así adquirido por los
músculos, los ligamentos y, en un período más
largo, también por los huesos, y por la aplicación
siempre renovada de estas habilidades heredadas a
funciones nuevas y cada vez complejas, ha sido
como la mano del humano ha alcanza ese grado de
perfección que la ha hecho capaz de dar vida, como
por arte de magia, a las grandes obras artísticas, la
escritura como forma de entendimiento, el libro
como una de las más grandes creaciones humanas,
las grandes construcciones, los aparatos
inteligentes, la robo técnica y las revoluciones
científica.
Considerando la interrelación dialéctica de la
existencia de la realidad, la mano no es algo con
existencia propia e independiente. Es un miembro
de un organismo entero y sumamente complejo. Y
lo que beneficia a la mano beneficia también a todo
el cuerpo servido por ella; y lo beneficiaba en dos
aspectos: El perfeccionamiento gradual de la mano
del humano y la adaptación concomitante de los
pies a la marcha en posición erecta repercuten
indudablemente, en virtud de dicha correlación,
sobre otras partes del organismo.
Con cada nuevo progreso, el dominio sobre
la naturaleza, que comenzara por el desarrollo de la
mano, con el trabajo, va ampliando los horizontes
del humano, haciéndole descubrir constantemente
en los objetos nuevas propiedades hasta entonces
desconocidas. Por otra parte, el desarrollo del
trabajo, al multiplicar los casos de ayuda mutua y de
actividad conjunta, y al mostrar así las ventajas de
esta actividad conjunta para cada individuo,
contribuye forzosamente a agrupar aún más a los
miembros de la sociedad. En resumen, los humanos
en formación llegan a un punto en que tienen la
necesidad de decir algo, de comunicarse los unos a
los otros. La necesidad crea y desarrolla el órgano:
la laringe poco desarrollada del niño se va
transformando, lenta pero firmemente, mediante
modulaciones que producen a su vez modulaciones
más perfectas, mientras los órganos de la boca
aprenden poco a poco a pronunciar un sonido
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articulado tras otro dentro su interrelación social y
aprende su idioma.
Primero el trabajo con las gesticulaciones, luego y
con él la palabra articulada, son los dos estímulos
principales bajo cuya influencia el cerebro del
humano se va transformando gradualmente en
cerebro humano con mayor probabilidad, que, a
pesar de toda su similitud, lo supera
considerablemente en tamaño y en perfección. Y a
medida que se desarrollaba el cerebro (como
neuronas que tengan sus propias “personalidad” por
el trabajo), desarrolla también sus instrumentos más
inmediatos: los órganos de los sentidos. De la
misma manera que el desarrollo gradual del
lenguaje va necesariamente acompañado del
correspondiente perfeccionamiento del órgano del
oído, así también el desarrollo general del cerebro
va ligado al perfeccionamiento de todos los órganos
de los sentidos. La vista del águila tiene mucho más
alcance que la del hombre, pero el ojo humano
percibe en las cosas muchos más detalles que el ojo
del águila. El perro tiene un olfato mucho más fino
que el humano, pero no puede captar ni la
centésima parte de los olores que sirven a éste de
signos para diferenciar cosas distintas. Y el sentido
del tacto, que el humano posee a duras penas en la
forma más tosca y primitiva en su infancia, se ha va
desarrollando únicamente con el desarrollo de la
propia mano del humano, a través del trabajo. El
desarrollo del cerebro y de los sentidos a su
servicio, la creciente claridad de conciencia, la
capacidad de abstracción y de discernimiento
cada vez mayores, reaccionaron a su vez sobre
el trabajo y la palabra, estimulando más y más
su desarrollo. Este desarrollo no cesa ni mucho
menos, sino que continúa, en distinto grado y en
distintas direcciones entre los distintos pueblos y en
las diferentes épocas, interrumpido incluso a veces
por regresiones de carácter local o temporal, pero
avanzando en su conjunto a grandes pasos,
considerablemente impulsado y, a la vez, orientado
en un sentido más preciso por un nuevo elemento
que surge con la aparición del humano logrado: la
sociedad surge como relación social que es el factor
esencial de la educación. Es por ello la importancia
básica de la alimentación que son los ingredientes
más esenciales para su metabolismo. El consumo
de la alimentación significa necesidad esencial de
dignidad que hace que crea adelantos que se
convierten directamente para el humano en nuevos
medios de emancipación. Así surgieron nuevas
esferas de trabajo y, con ellas, nuevas actividades
que hacen que se desarrollan sus personalidades.
Gracias a la cooperación de la mano, de los
órganos del lenguaje y del cerebro, no sólo en
cada individuo, sino también en la sociedad, los
humanos van aprendiendo a ejecutar operaciones
cada vez más complicadas, a plantearse y a
alcanzar objetivos cada vez más elevados. El
trabajo mismo se diversifica y perfecciona de
generación en generación extendiéndose cada vez
a nuevas actividades. A la caza y a la ganadería vino
a sumarse la agricultura, y más tarde el hilado y el
tejido, el trabajo de los metales, la alfarería y la
navegación y ahora la revolución tecnológica
científica. Al lado del comercio la industria y de los
oficios aparecieron, finalmente, las artes y las
ciencias; de las tribus salieron las naciones y los
Estados. Se desarrollan el Derecho y la Política,
y con ellos el reflejo fantástico de las cosas
humanas en la mente del hombre: la religión.
Frente a todas estas creaciones, que se
manifiestan en primer término como productos
del cerebro y parecían dominar las sociedades
humanas, las producciones más modestas, fruto
del trabajo de la mano, quedaron relegadas a
segundo plano, tanto más cuanto que en una fase
muy temprana del desarrollo de la sociedad (por
ejemplo, ya en la familia primitiva), la cabeza que
planeaba el trabajo era ya capaz de obligar a manos
ajenas a realizar el trabajo proyectado por ella. El
rápido progreso de la civilización fue atribuido
exclusivamente a la cabeza, al desarrollo y a la
actividad del cerebro. Los humanos se acostumbran
a explicar sus actos por sus pensamientos, en lugar
de buscar esta explicación en sus necesidades
(reflejadas, naturalmente, en la cabeza del hombre,
que así cobra conciencia de ellas). Así fue cómo,
con el transcurso del tiempo, surgió esa concepción
idealista del mundo que ha dominado el cerebro de
los humanos, sobre todo desde la desaparición del
mundo antiguo, y que todavía lo sigue dominando
hasta el punto hasta ahora los humanos son aún
incapaces de formarse una idea clara acerca del
origen del humano, pues esa misma influencia
idealista les impide ver el papel desempeñado aquí
por el trabajo. En la naturaleza nada ocurre en forma
aislada. Cada fenómeno afecta a otro y es, a su vez,
influenciado por éste; y es generalmente el olvido de
este movimiento y de esta interacción universal lo
que impide a nuestros intelectuales percibir con
claridad las cosas más simples.
El humano, en cambio, modifica la naturaleza y
la obliga así a servirle, la domina. Y ésta es, en
última instancia, la diferencia esencial que existe
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entre el hombre y los demás animales, diferencia
que, una vez más, viene a ser efecto del trabajo
En efecto, cada día aprendemos a comprender
mejor las leyes de la naturaleza y a conocer tanto
los efectos inmediatos como las consecuencias
remotas de nuestra intromisión en el curso natural
de su desarrollo. Sobre todo, después de los
grandes progresos logrados en este siglo por las
Ciencias Naturales, nos hallamos en condiciones de
prever, y, por tanto, de controlar cada vez mejor las
remotas consecuencias naturales de nuestros actos
en la producción, por lo menos de los más
corrientes. Y cuanto más sea esto una realidad, más
sentirán y comprenderán los humanos su unidad
con la naturaleza, y más inconcebible será esa idea
absurda y antinatural de la antítesis entre el espíritu
y la materia, el humano y la naturaleza, el alma y el
cuerpo, idea que empieza a difundirse por el mundo
a raíz de la decadencia de la antigüedad clásica y
que adquiere su máximo desenvolvimiento en el
cristianismo. Sin embargo, para llevar a cabo este
control se requiere algo más que el simple
conocimiento. La ciencia social de la burguesía, la
Economía Política clásica, sólo se ocupa
preferentemente de aquellas consecuencias
sociales que constituyen el objetivo inmediato de los
actos realizados por los humanos en la producción
y el cambio. Esto corresponde plenamente al
régimen social cuya expresión teórica es esa
ciencia.
El trabajo en los centros educativos son todas las
acciones que realizan los estudiantes, docentes,
padres y estos tienen que sistematizarse
considerando como objetivo principal la formación
de los estudiantes considerando sus funciones
específicas, que éstas acciones tienen que
plasmarse en las tres dimensiones de la formación
del estudiante formación instructiva , desarrolladora,
y de sentimientos es movilizar sincronizada mente
con actividades educativas los órganos , las
neuronas motoras , las neuronas y todo órgano de
nuestro cuerpo, para lograr un aprendizaje en la
persona humana dejando de lado el tradicional
concepto que yo estoy viejo y no aprendo nada , se
sabe que la educación es permanente.
El trabajo son la sucesivas actividades constantes
que realiza el ser humano constantemente
caracterizado por cada órgano, sistema, en su
interrelación como una parte para sustentar el todo
la unidad del cuerpo humano por lo tanto es
necesario los maestros tienen que entender que en
sus centros de educativos no se trata ya de dictar
clases teóricas sino prácticas donde hagan trabajar
a sus estudiantes sobre todo sus neuronas
mediante talleres y prácticas , con análisis,
interpretaciones, comprensiones, lecturas,
resoluciones de problemas, pintados de cuadros,
etc.
Sin considerar que el trabajo son las actividades que
realiza el humano como ser social, biológico y
fisiológico. 1948 –Asamblea General de las
Naciones Unidas proclama en su Declaración de los
Derechos Humanos que “Toda persona tiene
derecho al trabajo, a la libre elección de su
trabajo, a condiciones equitativas y
satisfactorias de trabajo y a la protección contra
el desempleo. Toda persona que trabaja tiene
derecho a una remuneración equitativa y
satisfactoria que le asegure una existencia
conforme a la dignidad humana. Toda persona
tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo
libre, a una limitación razonable de la duración
del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.”
Es decir: se consagran los derechos laborales como
una irrenunciable potestad connatural a la vida
social.
TRABAJO:
1. Comenta su análisis reflexión y crítica
constructiva a la lectura.
2. ¿Porqué sería importante considerar el
trabajo como una actividad importante para
la formación de los estudiantes.?
3. Describe sus actividades de trabajo que
realizas a diario
REFERENCIAS
ZILBERSTEIN, J. (1999) Didáctica integradora de las Ciencias
Editorial Academia, La Habana Cuba p. 2
ENGELS, F. (1847) Dialéctica de la Naturaleza Ed.
Progreso. Lima Perú