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EL LAZARILLO DE TORMES

La novela picaresca es una forma narrativa ajena a la novela idealista y que tiene una trayectoria
particular. En la novela idealista viven subgéneros que aparecen en la primera mitad del siglo XVI y
que se cultivan de manera autónoma durante el XVI que desembocan en el Barroco, no ya como
forma autónoma, sino formando parte de lo que es la novela corta. El género picaresco (si así lo
consideramos) solamente tiene una muestra en el XVI con El Lazarillo de Tormes; hay por otra
parte un desierto editorial en cuanto a la producción picaresca, y solo hasta 1599 con el Guzmán de
Alfarache, la segunda novela considerada dentro del género podemos hablar de desarrollo del
género. Es cierto que a lo largo del XVII hay un desarrollo autónomo de textos que podrían
llamarse picarescos. Hay una intervención de la novela picaresca dentro de la novela corta, luego la
trayectoria de la picaresca es distinta a lo que es la novela idealista del XVI , propiamente barroca.

¿Existe la novela picaresca? Hay una primera aproximación por la crítica de finales del siglo
XIX donde se define la existencia de un género novelo llamado picares con una homogeneidad. En
ese sentido, se comienza a hablar de un género cuyo modelo implanta El Lazarillo de Tormes y es
seguido hasta el siglo XVII. Luego, la crítica empieza a considerar de otro modo, no como un solo
modelo que inaugura El Lazarillo, sino como una diversidad de elementos que compondrían lo que
se llama "materia picaresca" y que llegaría hasta ahora mismo y que son constantes en la literatura
española en mayor o menor medida dependiendo de las épocas, pero que conforma un concepto
dinámico de lo picaresco. Eso nos permite con esa perspectiva, nos permite apreciar mejor hasta
qué punto incide el discurso picaresco en la literatura española hasta hoy mismo.

Se trata de un concepto impreciso aún para un lector de la época, el término sigue siendo
utilizado para un conjunto heterogéneo de textos sobre el que la crítica no acaba de ponerse de
acuerdo.

A lo largo del siglo XVI es muy grande el vacío que encontramos a partir de la publicación del
Lazarillo y la efervescencia creativa generada por el Guzmán de Alfarache. Hasta 1599 no se
encuentra algo similar, a partir de aquí se dispara la producción picaresca. La diferencia entre estas
dos obras son evidentes para nosotros, pero no para un lector de aquella época. El Lazarillo es una
autobiografía en primera persona de un desheredado que narra su ascenso social igual que su
descenso en el honor. Es una narración desnuda, no hay una reflexión moral sobre el significado de
esa trayectoria. Sin embargo, el Guzmán es una novela cerrada en su significado, en el propio título
a parece la palabra "talalla" de la vida es la situación de arrepentido donde saca conclusiones
morales. El discurso novelesco del Guzmán va alternando narración y digresión (espacios no
narrativos en los que el narrador se para para reflexionar), el equilibrio de la narración y la digresión
sitúan al Guzmán en otro modo de lectura y escritura, se sitúa en el modo dirigista propio del
Barroco.

Las diferencias entre ambas obras, pero comparten una materia que el lector interpreta como
picaresco, y eso ocurre en textos muy diferentes, por ejemplo en El Buscón de Quevedo; El Quijote
de 1605 porque leen a Don Quijote como una novela picaresca.

Hay a lo largo del siglo una orientación especial de la materia picaresca, que es la picaresca
femenina, ejemplo: la hija de la Celestina. No se puede hablar de la incorporación de la mujer en la
creación literaria, pero sí que lo que hace la picaresca femenina es aumentar la galería de los
personajes que entran a formar parte del espacio artístico. Se disparan las segundas partes del
Lazarillo de Tormes. Irrumpe un nuevo subgénero que es la autobiografía de soldado, Alonso de
Contreras. La autobiografía no existía en el XVI. Las autobiografías de soldados, son soldados que
han tenido cierta formación letrada, no tienen formas de mantenerse; lo que hacen es escribir su
autobiografía para conseguir un mecenas; están dedicas a un protector al que están intentando hacer
un intercambio. ¿Por qué son tan importantes las autobiografías del soldado para observar el
desarrollo del género picaresco? Porque los soldados no cuentan la verdad, no les interesa, porque
la verdad existe solamente cuando se produce, pero en el momento en el que los hechos psíquicos
son traslados a la escritura, ya dejan de ser verdad. Tenemos esa realidad por esa parte; por otra, el
soldado que escribe su vida no le interesa contar la verdad, sino retratase como héroe. Si la persona
que escribe la autobiografía lo que está haciendo es convertirse en personaje, el soldado para
convertirse en personaje acude a los modelos literarios, a los códigos establecidos, utiliza dos
modelos: la caballería y la picaresca. Por tanto, la autobiografía de soldado son, en buena medida,
una reinterpretación del discurso caballeresco que está muy por encima de la vedad.

Cap. XXII. Hemos hablado de los Galeotes, donde nos recuerda a la Oda V de Garcilaso “Oda
a la Flor de Gnido”. Galeote, encadenado en la galera, condenado a remar. Y Mario Galeota estaba
condenado a nadar en la concha de Venus.

El objetivo del pícaro es alcanzar la fama. El nombre con el que se alcanza la fama siempre
determina la condición y el origen. EJ: Amdís de Gaula (tierra de Reyes). La contrarréplica de esa
configuración del héroe es Lázaro, tiene un nombre bíblico, pero viene de Tormes,es decir el que va
a adquirir fama, pero desde el Tormes. Esa configuración onomástica está determinando el perfil del
personaje. Ej: Don quijote pasa de Alonso de Quijano a Don Quijote.

El relato es de des-educación, pero de supervivencia. Es el primer planteamiento de un personaje


totalmente humano, todavía no estamos en el personaje puramente humano del Naturalismo del
siglo XIX, como por ejemplo Madame Bovary porque su discurso y su trayectoria discurre
azarosamente, no como un arquetipo.

(Sarta: Hilo conductor que los cohesionas, pero no hay una subordinaci0in de un capitulo con otro).

El Lazarillo no es sarta, porque cada episodio va modelando lo que va a ocurrir en el siguiente


y los personajes tienen memoria. El primer fracaso que sufre Lázaro es cuando el ciego le rompe los
dientes con el cántaro de vino, a lo largo de toda la novela, está recordando esto aunque ya no le va
a pasar más. Tampoco hay sarta en Don Qujote. El personaje comienza siendo un hidalgo pobre que
lee libros de caballería, después de una sucesión de aventuras aprende que su condición es de locos
y absurda. Se arrepiente y muere. Don Quijote antes de ser novela, fue novela corta y se lo mandó a
Lope de Vega; los seis primeros capítulos es novela picaresca.

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