Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ley Atraccion
Ley Atraccion
Terminología
Cómo usar este manual
Por qué no has obtenido resultados anteriormente
¿Por qué nunca, o casi nunca, he conseguido
nada destacable con la Ley de la Atracción, pese
a que practico mucho?
El Propósito
He intentado muchas veces descubrir mi
propósito en la vida pero creo que no lo he
descubierto todavía ¿Es necesario saber mi propósito vital? ¿Cómo
puedo descubrirlo?
¿Cómo se encuentra un propósito ¿Cómo encontrar MI
propósito?
Sesión de Brainstorming
Pero ¿Cómo evito el autoengaño?
Los Objetivos
La lista de los deseos
¿Cómo establezco un objetivo indicado para mí?
¿Cómo pongo en marcha el objetivo?
¿Por dónde empiezo? ¿qué puedo elegir?
¿Cuántos objetivos puedo tener a la vez? ¿estaré
pidiendo demasiado?
¿Por qué es necesario tener tantos deseos a
la vez?
Estoy hecho un lío ¿con qué opinión quedarse, muchos
o pocos objetivos?
La intención es lo que cuenta
No importa el «cómo» sino el «qué»
¿Cómo conseguiré mi objetivo/intención?
¡Ojo a los “cómo” disfrazados de metas!
Pero fantasear sobre cómo se cumplirá un
deseo es inevitable
«Cuando estoy entusiasmado no puedo
evitar fantasear sobre cómo se cumplirá mi
objetivo/intención ¿Por qué lo anulo de esa forma? ¿No se
supone que el Universo es más listo que yo, por
qué no me hace caso omiso y lo intenta cumplir a su
modo?»
Claridad y concreción
Si estás pasando por un mal momento...
Los límites del objetivo
¿Cómo de ambicioso puedo ser en mi
objetivo/intención?
Entonces ¿cuál es el equilibrio entre pedir demasiado
e insuficiente?
Realidad Objetiva
El proceso por etapas y los
eslabones de la cadena
En secreto
¿Debo mantener mis objetivos/intenciones en secreto
o compartirlos?
Establecer un plazo de cumplimiento
¿Cuándo se cumplirá mi deseo? ¿debo establecer
un tiempo límite para el cumplimiento de mi
objetivo/intención?
Tener fe en los objetivos
¿Cómo puedo tener fe en mis objetivos/intenciones?
Las Afirmaciones
Construyendo la afirmación perfecta
¿Cómo convertir mis objetivos/intenciones en afirmaciones
que funcionen?
“Siempre positivo, nunca negativo”
¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué el Universo no
diferencia positivo de negativo?
Eliminar las desiderativas
Que involucre tus propias acciones
La extensión
¿Es mejor hacer una afirmación breve que cale bien hondo,
o larga que recoja más detalles?
Claridad y Concreción
¿Hago mi afirmación concreta y específica o más
abierta para que me llegue lo que Dios/El
Universo quiera?
No establecer plazos
¿Debo establecer una fecha límite en mi afirmación?
Incluir un factor emocional
Incluir un verbo de acción
Otras palabras clave para incluir en la
afirmación.
Sacarse un seguro. La coletilla final.
El tiempo y el modo verbal
Resolver los conflictos entre la intención y el
subconsciente
* UN IMPORTANTE COMENTARIO FINAL SOBRE LOS
BLOQUEOS:
Cómo afirmar
Para las afirmaciones pronunciadas en
voz alta
¿Alguna forma o posición en especial?
Las afirmaciones escritas frente a las leídas
y memorizadas
¿Leída, memorizada o escrita es más
eficaz?
Las tarjetas de cartón
A mano o a máquina
Afirmaciones en Audio
El lugar donde afirmar
¿Dónde puedo afirmar? ¿Dónde es más
recomendable?
El momento en el que afirmar
¿Cuándo puedo o debo afirmar?
Mejorar el momento: Meditación y nivel
Alfa
El número de repeticiones
¿Cuál es el número mágico de
repeticiones que me hará obtener mis deseos? ¿Cuántas
concretamente he de escribir?
Técnicas para llevar la cuenta
La Visualización
Lo que es y lo que no es la visualización
¿Qué es exactamente la visualización?
¿Por qué se cumple lo que se visualiza?
La diferencia entre las afirmaciones y
la visualización
¿Qué es mejor, afirmar o visualizar?
¿Pero cómo saber si se te va a dar mejor la
visualización o las afirmaciones?
¿Cómo visualizar más eficazmente?
No fantasear
¿Por qué muchos visualizan con fotografías y
dibujos?
La técnica del Tablón de Logros
¿Qué es y cómo funciona (correctamente)?
El mejor modo de usar el Tablón de
Logros
Entonces ¿cómo usar el tablón de logros si
queremos mantener nuestros deseos a resguardo?
Qué incluir en el Tablón de Logros
El Tablón de Agradecimiento
El Tablón de Logros y Agradecimientos
Cuándo y dónde visualizar. Afirmaciones y
Visualización, la combinación perfecta
El Desapego
Déjalo ir. El desapego frente a la obsesión
¿Cómo saber si me estoy “pasando” de practicar?
¿Cómo voy a dejarlo ir si parece que todo me
va peor cuando empiezo a practicar con la Ley de
la
Atracción?
Recurso 1: Tomárselo con filosofía
Recurso 2: repetir una afirmación
Recurso 3: considérate responsable
¡Combínalos!
Lo que nunca funciona
Resultados
Las donaciones, el diezmo y el “Glad-Giving” como
máxima expresión de desapego al dinero
La Rutina
La necesaria creación de un hábito
Mi rutina diaria
¿Cómo conseguir una rutina?
Si eres de los que les cuesta
levantarse de la cama
¿Y si algún día me quedo dormido
y no puedo hacer los ejercicios de primera hora
porque
llegaría tarde a mi trabajo?
Mi Guía Interior
Mi Yo superior
El Universo
El Infinito
La Inteligencia Infinita
La Inteligencia Universal
La Conciencia Universal
El cerebro
El subconsciente
El sistema nervioso central
El alma
Dios
Cristo
La Divinidad
La Energía Vital
El Todo
La Naturaleza de Buda
La Fuente
La Fuerza
El Tao
Yo Soy
El Espíritu
La Esencia
El Ser
La Luz
El Gran Espíritu
Cómo usar este manual
Una cosa más antes de que te pongas de lleno
a la lectura del libro. Soy
consciente, porque así me ha pasado muchas veces, que
los lectores tienden a
leer de corrido un libro, aunque éste sea de ejercicios,
por ejemplo porque estás
leyendo en la cama y no tienes papel y boli a mano
para hacerlos, y vas dejando
las actividades para cuando acabes el libro, si es
que te acuerdas que había
actividades porque normalmente cuando acabas un libro tienes
otro/s en lista de
espera igualmente interesantes que te están gritando «¡léeme!
¡léeme!».
Muchas veces ni tan siquiera los autores facilitamos
esta tarea mezclando
ejercicios en mitad de teorías que en ocasiones se contradicen
entre sí. Esto pasa
mucho por ejemplo en los libros del Dr. Joseph Murphy
quien no sigue un
proceso sistemático sino que va exponiendo experiencias muy
diferentes que ha
ido recopilado alrededor del mundo. No es que no funcionen
sus métodos pero si
en un capítulo le pide al lector que practique la
afirmación “riqueza y éxito” y al
siguiente que practique con la afirmación “atraigo el dinero
como un imán” esto
creará una poco conveniente indecisión al lector que
comenzará a hacerse
preguntas del tipo «¿cuál he de seguir?» «¿las dos a
la vez?» «¿una cada día»
«¿la que a mí me apetezca?» lo que conllevará su
paralización y a que
definitivamente no practique los ejercicios o los practique de
una manera poco
eficiente.
También es habitual en este tipo de manuales que el autor
proponga realizar
un ejercicio al final de cada capítulo, pero lo que suele pasar
es que un día con
menos tiempo para leer sólo podamos pasar unas cuantas
páginas de medio
capítulo y otro día con más tiempo queramos leer varios
capítulos de un tirón.
Para evitar esta práctica tan humana que impide que
realicemos los ejercicios
correctamente (o mejor dicho, de la forma más
eficaz para que funcionen), en
lugar de hacer como la mayoría que insisten en que
detengas tu lectura y te
pongas a realizar los ejercicios, he optado por la
estrategia de “si no puedes con
ella, únete a ella” así que no te obligues a hacer
lo que no te apetece en ese
momento, déjate los ejercicios de momento, no hace falta que
vayas haciéndolos
sobre la marcha, ni tan siquiera que los apuntes para
hacerlos después, ni que te
hagas resúmenes de éste manual, te los explico en cada
capítulo para que
entiendas su funcionamiento, pero lee cómodamente todo el libro
seguido
hasta el final sin pararte a practicar porque en el último
capítulo te haré un
AMPLIO RESUMEN COMPLETO de lo más importante que hemos visto
(el mejor 20% de este manual) y volveremos a retomar los
ejercicios todos
juntos en plantilla de “Protocolo L.A. 20/80©” que te he
comentado hace unos
párrafos, para que así puedas centrarte en la lectura al
principio y en los
ejercicios al final.
He intentado a base de multitud de ejemplos que la
lectura sea amena y
fácilmente comprensible pero si aún así hay algún capítulo que
no entiendes,
no te atasques, no te detengas a releerlo una y otra
vez hasta comprenderlo
porque en el resumen final verás todo el proceso de una
manera global, lo que te
facilitará su comprensión y, además, en la plantilla del
protocolo lo tendrás
articulado de forma clara y sencilla de forma que
puedas realizar una práctica
eficaz que es lo que verdaderamente importa,
independientemente de cómo
hayamos llegado a ella. Con todo y con ello, por
si aún te quedaran dudas de
cómo realizar la plantilla, al final del libro también
la encontrarás completada
con un ejemplo ficticio.
Lo último que te voy a pedir puede sonar
egocéntrico, pero a riesgo de
parecerlo, he de pedírtelo porque me parece un requisito
básico para el óptimo
funcionamiento del proceso que vas a aprender en este
libro: por favor,
mientras estés con este libro, no leas ningún otro libro sobre
cómo conseguir
éxito, la Ley de la Atracción o similares, ello te podría
confundir y bloquear
tus avances. Se trata de simple eficacia, centrarse en lo
que se tiene entre manos,
focalizarse. Si estuvieras leyendo otro libro de aprendizaje
de cualquier otro
proceso (de autoayuda espiritual o no) te pediría lo
mismo. Pero en este caso
resulta más motivado por la propia naturaleza del libro que
trata de cohesionar
todas las doctrinas de una misma filosofía. Si deseas ampliar
la información, en
el último capítulo encontrarás una buena bibliografía
de los libros más
recomendables.
Por qué no has obtenido resultados anteriormente
¿Por qué nunca, o casi nunca, he conseguido nada
destacable con la Ley de la
Atracción, pese a que practico mucho?
Quizá estuvieras a punto de perder la fe, a punto de
abandonar para siempre
esta pseudociencia llamada “Ley de la Atracción”, cuando llegó
a tus manos este
libro. No pierdas la esperanza, la Ley de la Atracción
funciona, siempre
funciona, es como la Ley de Causa y Efecto o la Ley
de la Gravedad, que nadie
se cuestiona si funcionan o no, si es justa o
injusta, simplemente se sabe que
existen y punto. «Entonces… ¿por qué a mí no me
funciona?»
En realidad, sólo es por un motivo: autosabotaje.
El autosabotaje significa estar programado subconscientemente para
fracasar.
Por mucho esfuerzo y empeño que le dediques, en una lucha
de tu consciente (lo
que deseas conseguir) contra tu subconsciente (lo que estás
programado para
conseguir), siempre saldrá vencedor tu subconsciente.
Quizá alguna vez estuviste a punto de rozar el éxito cuando
de repente se dio
un inesperado giro de los acontecimientos que provocó que no
lo consiguieras.
En realidad tú mismo saboteaste tu propio éxito. Por
ejemplo,tienes un gran
deseo de conseguir un trabajo de crupier, haces tus
afirmaciones, practicas todos
los días, realizas los cursos necesarios, echas el
Currículum Vitae en todos los
casinos y un día te llaman de uno para darte el
trabajo pero no coges el teléfono
porque no conoces el número. Esto es un ejemplo mucho
más común de lo que
crees. Y luego te maldices y maldices la Ley de
la Atracción y te preguntas el
porqué no funciona.
Puede que hayas practicado rematadamente mal. No hablo
de practicar
mal sino de rematadamente mal porque no hay una única
manera de hacer los
ejercicios, prueba de ello es que cada autor o gurú de
la Ley de la Atracción
establece sus propias reglas y parece que a todos les
funciona. Por lo que no hay
una manera única y definitiva de practicar, cualquier práctica
es buena. Aunque
sí que hay UNA MANERA MEJOR Y MÁS EFICAZ DE PRACTICAR
que es
la que luego veremos. Pero si a ti no te ha funcionado
por mala praxis es porque
ésta ha sido muy breve, por ejemplo practicaste dos o
tres días y lo dejaste, o
practicaste de manera alterna (un día sí y otro no; uno
sí y dos no; dos sí y uno
no…). Pero en cualquier caso, si has practicado mal esto se
debe a un
motivo… autosabotaje. Te faltó motivación suficiente para practicar
todos los
días y al final la falta de motivación suficiente
provoca autosabotaje,
seguramente causado por un error en la selección del
objetivo, a su vez
provocado por una mala elección del propósito.
Puede que tu deseo fracasado fuera muy ambicioso, pecaste de
exceso. Es
cierto, muchos autores hablan de ganar cientos de
millones con la Ley de la
Atracción y seguro que has oído a alguno decir “para
el Universo es igual de
fácil atraer un millón que 100 millones”. Y sí es
cierto. Para el Universo, pero no
para ti. Porque tú, y yo, y todos tenemos unos
límites inconscientes
(programación subconsciente) que si sobrepasamos conllevará que
no nos lo
creamos en absoluto y pierda así su total eficacia
(autosabotaje). Por ejemplo. Si
estás ganando 12.000 al año, no es “razonable” para tu
subconsciente pensar que
el año que viene estarás ganando 100.000 al año porque
sin darte cuenta te has
programado para ganar 12.000 al año y cambiar tan
radicalmente tu
programación no es fácil. Si tú nunca has conseguido
nada con la Ley de la
Atracción, lo mejor es empezar por pequeños logros para ir
cogiendo confianza e
ir cambiando poco a poco tu programación. Si lo que te
interesa es el dinero, por
ejemplo, un buen punto de partida podría ser el objetivo
de duplicar tus ingresos
cada año. Como veremos un objetivo bien construido ha de ser
lo
suficientemente interesante y desafiante como para que te
emocione (te
motive a practicar los ejercicios) pero no tan lejano a
tu situación actual como
para que lo veas (consciente o inconscientemente) imposible. Y
si no seleccionas
bien tu objetivo ¿qué pasará? Efectivamente… autosabotaje.
Como acabas de leer, se puede pecar de
exceso de ambición y también se
puede pecar de falta de ella, el objetivo debería ser
suficientemente interesante y
desafiante como para que te motive a practicar los ejercicios
de forma constante.
Por ejemplo, quizá desees un simple helado para poner a
prueba si funciona la
Ley de la Atracción, pero eso no es un interés ni un
deseo auténtico así que no lo
desearás ardientemente y el fracaso está casi garantizado y
lo peor es que cada
fracaso hace mella en los siguientes éxitos, crea un ancla
emocional hacia el
fracaso, ayuda a programarte hacia el desastre y cada vez el
autosabotaje se hace
más presente. Ojo, no te equivoques, cuando hablo de autosabotaje
por falta de
ambición no me refiero sólo a que desees algo “barato”
o muy fácil de conseguir,
sino que desees algo que no ambicionas ardientemente. Por
ejemplo puede que
desees un coche de la marca Mercedes y tú creas que no
estás pecando de falta
de ambición (ya que un Mercedes cuesta una cantidad
considerable de dinero
que quizá ni tienes) pero quizá la razón subyacente
por la que lo desees es
porque siempre se ha visto la posesión de un
Mercedes como un signo de
distinción, entonces te faltará una real ambición por él y
realizarás tus ejercicios
con desgana, sin ilusión, sin sentimiento y emoción y,
nuevamente se produce un
autosabotaje inconsciente. Quizá seas de los que les cuesta
mucho aparcar y te
ilusione mucho más un Ford Focus que aparque solo o un Prius
que respete el
medio ambiente, acierta en saber lo que de verdad quieres
y te resultará mucho
más fácil obtenerlo, cueste lo que cueste en términos
económicos.
Casi sin pretenderlo me he metido a hablar de
otro tipo de autosabotaje, el
autosabotaje debido a perseguir un deseo que no es el
tuyo. Quizá incluso te
mientas a ti mismo. Yo estudié toda una licenciatura
creyendo que quería lo que
decía que quería cuando en realidad, muy en el fondo,
es lo que querían mis
padres. O mejor dicho, lo que quería era la
aprobación, el orgullo, el amor, de
mis padres. Al final te das cuenta que te equivocabas
en tu objetivo, estabas
apuntando en la diana de otro. De ahí que sea tan
importante el siguiente
capítulo, donde veremos los mejores métodos para averiguar tu
propósito en la
vida, para así no equivocarte en la selección de tu
objetivo que provocaría tu
falta de motivación y al final el autosabotaje.
Una última forma de falta de motivación y autosabotaje
se debe a un bloqueo
inconsciente de alguna experiencia pasada que tal vez
ni recuerdes. Quizá
perdiste dinero cuando eras pequeño y eso afectó mucho
a tu relación con el
dinero y no te das ni cuenta, tal vez ni siquiera
recuerdes ese pequeño capítulo de
tu vida, pero ya estás programado para sentir rechazo al
dinero. O quizá tu padre
no paraba de repetir incesantemente cosas como que «el dinero
no crece en los
árboles» o «hay que sufrir mucho y trabajar muy duro
para ganarse el pan»
coronándolo con un «ya sabrás tú lo que cuesta mantener
a la familia...». Has de
saber que la mayor parte de la programación y
también la que queda más
firmemente interiorizada es la que se ha creado en las
primeras etapas de nuestra
vida. Cuando somos pequeños somos altamente sugestionables
y como por
propia naturaleza estamos hechos para aprender mucho y muy
rápido, cualquier
cosa que nos digan la absorbemos inmediatamente y la tomamos
por la verdad
más absoluta, especialmente las que vienen de nuestras
figuras más influyentes,
nuestros padres y tutores. Yo aún no tengo una opinión
formada al respecto pero
para los que creen en la reencarnación la programación para
el éxito o el fracaso
podría venir incluso de vidas pasadas. En todo caso, también
existe una limpieza
un tanto especial para estas experiencias pasadas o
incluso remotas y una
reprogramación para el éxito. Lo veremos a su debido
tiempo. Pero, de
momento, baste con saber que, como bien indican algunos autores
como Vadim
Zeland o el Dr. Joseph Murphy, entre otros, uno
no puede obligarse a estar
motivado por un objetivo, no puede autoimponerse una dura
disciplina para
doblegar su voluntad porque ésta siempre fracasa frente
a la programación
subconsciente. Precisamente por eso mismo es por lo que fallan
todas las dietas,
porque todas requieren de una fuerte presencia de la
fuerza de la voluntad
cuando lo que hace falta es una reprogramación interior. Es
falsa la idea de que
hace falta una voluntad de hierro para seguir unos determinados
ejercicios o para
comer unos determinados alimentos, no tienes que sufrir y
esforzarte u
obligarte, acierta en tu propósito y tus objetivos, en línea
con lo que quiere el
Universo para ti, reprográmate para el éxito y la
motivación fluirá casi
inconscientemente. No tendrás que forzarte, simplemente lo harás.
Ahora vamos a empezar la casa por los cimientos. La
base para que todo
funcione es:
El Propósito
He intentado muchas veces descubrir mi propósito en la vida
pero creo que no
lo he descubierto todavía ¿Es necesario saber mi propósito vital?
¿Cómo puedo
descubrirlo?
Antes de establecerte objetivos es primordial que toda tu
vida, tus objetivos y
tus deseos estén en línea con tu propósito en la vida. Más
gráficamente, empezar
por elegir tus deseos sin saber tu propósito sería como
construir las paredes de tu
casa sin saber donde van los cimientos, al final se puede venir todo
abajo.
Otra manera de verlo es como lo hacen los los novelistas
antes de empezar un
libro. Primero eligen un tema y alrededor de ese tema
ha de girar todo lo que
pase en esa novela, las decisiones de cada personaje, sus
conflictos y por
supuesto sus motivaciones estarán condicionadas por ese tema.
Los escritores
aficionados suelen escribir una trama que va hacia
adelante y ya está, si les
preguntas ¿de qué trata tu historia? no saben qué responder… «de
todo y… de
nada» y otras ambiguas respuestas cuyo resultado son escritos sin
publicar con
tramas que van dando bandazos. Así que ¡descubre el tema
central de tu vida y
no vayas dando bandazos por la vida!
Muchas personas se empecinan en ignorar su verdadero
destino y tratan de
forzar objetivos que no les son propios, obteniendo constantes
fracasos y
desilusiones. No quiero decir que el destino esté escrito
sino que hay una brújula
en nuestro interior que nos puede guiar por el camino más
cómodo y próspero y
si desatendemos dicha brújula la vida se puede tornar muy
desagradable.
Por otro lado, si te fijas unas metas que estén alineadas con
tu propósito vital,
conseguirás estar motivado automáticamente y sin el freno
del autosabotaje. O
dicho de otro modo, si tus metas no tienen nada que ver con
tu propósito vital
será muy difícil o imposible atraerlas pero si están en
sintonía con tu propósito
será mucho más fácil que se hagan realidad. Es la
esencia de la filosofía de
James Allen, “no atraemos lo que queremos, sino lo que
somos”.
Por estas razones es tan importante saber tu
propósito en la vida. Por eso y
porque si no sabes a dónde vas nunca llegarás a ninguna
parte.
Maxwell Maltz, padre de la psicocibernética lo aclara
del siguiente modo:
decirte a ti mismo «voy a conseguir ese trabajo» no te
servirá de nada si la idea
de estar haciendo ese trabajo no es coherente con tu manera
profunda de verte a
ti mismo».
El hecho de no tener propósito, o mejor
dicho, no saberlo, aún realizando
ejercicios de la Ley de la Atracción, ralentizará tu
éxito. Seguramente estarás
dando bandazos, como hacía yo cuando aún no sabía bien cómo
funcionaba de
manera efectiva la Ley, entre pequeños éxitos y fracasos.
Daba un paso adelante
y un paso atrás. Sabía que funcionaba la Ley, pero no
sabía cómo hacer que
funcionara siempre de manera rápida y eficaz. El
propósito hace que tus
objetivos se alineen con tu subconsciente y por lo tanto
vayas en línea recta
hacia tus deseos, sin dar vueltas ni zigzagueos.
Propósito y pasión deberían ir de la mano. Y con
la pasión la motivación; si
eres lector de libros de nueva era empresarial
seguro que más de una vez has
leído que los grandes empresarios siempre han conseguido
logros inmensos
gracias a que se han dedicado a lo que les apasiona
en la vida (frente a la
frustrante persecución de la excelencia en algo que no se ama),
porque cuando se
dedican a lo que les fascina, cualquier obstáculo se
convierte en un reto que
superar y no en una excusa para abandonar. Como dijo
Nietzsche, si tienes un
«por qué» podrás soportar cualquier «cómo». Por eso es por
lo que digo que con
la pasión llega la motivación, una motivación intrínseca.
A mi mujer le apasiona la moda y por eso decidimos crear
una tienda de ropa
para mujer. Mientras yo trabajaba en un puesto en el
que además de no estar
alineado con mi propósito apenas podía estar en mi
hogar, ella fue capaz de
emprender la tienda, atender al niño y mantener la casa,
toda una Superwoman.
Cuando yo volvía exhausto de trabajar no me apetecía
nada más que dormir, sin
embargo ella tenía fuerzas para atender a los clientes online
de la web hasta altas
horas de la madrugada y aún así despertarse por la madrugada
para dar de pecho
al niño. ¿Cómo podía soportarlo? Porque tenía
su «por qué», estaba (y está)
alineada con su propósito y hoy en día está recogiendo los
frutos y disfruta de
una tienda muy próspera y un hijo muy sano y activo.
Muchos otros han intentado copiar la empresa y han
plagiado de arriba a
abajo su web y hasta su forma de escribir a los clientes
pero se han desvanecido
rápidamente y ya sabrás cuál ha sido el motivo, su único
«por qué» era (o creían
que era) la obtención de dinero rápido y pensaban que
simplemente copiando
una empresa de éxito obtendrían el mismo éxito pero el “alma”
de una empresa
no se puede plagiar.
Los objetivos que consigas alineado con tu propósito serán
cada vez menos
materialistas y más auténticos y personales, no perseguirás la
riqueza como fin
último sino que ésta llegará a ti persiguiendo lo que
de verdad amas, lo que lo
convertirá en un camino de rosas. Resulta paradójico pero
así es, cuanto más
persigas tu auténtico yo y menos el dinero, más logros
económicos obtendrás. Si
conseguimos nuestros objetivos a través del propósito, primero
seremos felices
(la felicidad la encontraremos en el camino mismo, no
en el destino) y luego
vendrá lo material por añadidura. Y eso es lo que no
entienden los que plagian a
otros.
Una prueba de ello se desprende de una investigación
(mencionada por el
doctor Mark Albion en “Vivir y ganarse la vida”)
consistente en el seguimiento
de la carrera profesional de 1.500 graduados en
escuelas de negocios. Al
principio del estudio se les preguntó si pensaban intentar
ganar dinero para luego
dedicarse a hacer lo que les gustara (una vez tuvieran un
colchón económico) o
si pensaban seguir sus propios intereses, seguros de que
el dinero ya llegaría.
Veinte años después de entre los 1.500 graduados había 101
millonarios de los
cuales 100 contestaron veinte años atrás que seguirían
sus propios intereses
convencidos de que el dinero ya llegaría. Cien de ciento
uno… creo que es un
dato suficientemente revelador como para convencerte de que
encuentres
primero tu pasión si tu deseo es ser millonario.
Así que si tu deseo es ser millonario tu propósito nunca
puede consistir en ser
millonario. Tener dinero en abundancia es necesario pero no
es un propósito
superior en sí. Como muy bien apunta Louise L. Hay “Tus
ingresos son
solamente un canal de la prosperidad, no la fuente. Marc
Allen en su libro “El
emprendedor visionario” crea una metáfora muy oportuna diciendo
que creer
que el dinero es nuestro propósito es tan estúpido como
creer que el propósito en
nuestras vidas es que la sangre siga circulando por nuestros
cuerpos. Claro que la
sangre tiene que seguir circulando por nuestros cuerpos para
permanecer vivos
(y claro que el dinero tiene que seguir fluyendo
para permanecer vivos) pero
nuestro propósito en la vida es algo mucho más importante, mucho
más grande.
Vadim Zeland dice que puedes estar visualizando un
maletín lleno de billetes
todos los santos días hasta el fin de tu vida y, de todos
modos, en el mejor de los
casos sólo verás con frecuencia maletines llenos de billetes
pasando por delante
de ti o en la televisión y el cine. Porque no
es tu propósito, en un error de
objetivo.
Kolie Crutcher también advierte sobre la confusión al
creer que las metas
económicas producen la felicidad: “las posesiones materiales son
importantes.
Necesitamos cosas nuevas en nuestras vidas. La clave es
recordar que estas son
el efecto de la felicidad, no la causa”. Es decir,
el dinero viene a ti cuando tienes
claro tu propósito en la vida. Nunca puede ser tu
propósito mismo el dinero o
cualquier otra meta material.
El propósito es algo que solemos perder cuando abandonamos
nuestra etapa
infantil (cuando ya nos han programado lo suficiente como para
perder nuestra
esencia) y no lo volvemos a recuperar. Aquellos que lo
recuperan (o que nunca
lo pierden) son los que viven su vida más dichosa y
plenamente.
A veces lo que sucede es que creemos que nos gusta
una cosa cuando en
realidad le gusta más a nuestros padres, a nuestros amigos
o simplemente es «lo
que se espera de nosotros». Yo estudié con mucho empeño
una carrera completa
pensando que era lo que quería y estaba convencido de
ello, creía que era lo que
quería. Sin embargo cuando descubrimos nuestro propósito por
un lado estamos
mucho más motivados para avanzar (no necesitamos de la
ineficaz fuerza de
voluntad) y por otro estamos más cerca de nuestro verdadero
yo y la vida fluye
mucho más ligera y feliz.
Imaginemos que estás en un empleo que no te apasiona,
es decir, no está en
línea con tu propósito vital. Cuando acabaste tu educación
obligatoria no sabías
muy bien qué hacer (quizá te apetecía no hacer nada, sólo estar
de fiesta con tus
amigos y amigas, tus ligues…) y tus padres o la
sociedad te decían cosas del
estilo «todos lo hacen, tú deberías hacer lo mismo»
lo que te empujó a trabajar o
seguir estudiando «algo» para ser una persona «de provecho»,
es cuando,
siguiendo la terminología de Martha Beck (Encuentre su
propia estrella polar),
se pone al mando el «yo social» frente al «yo esencial».
Así que decidiste que
Secretariado sería lo más «responsable» y «fácil» pues sólo
habría que aprender
ofimática, mecanografía, algo de contabilidad…(Lo de fácil
también es
discutible pues cuando alguien realiza cualquier cosa no
alineada con su
propósito se hace cuesta arriba y no puede esperar
más que la suficiencia o lo
que dé de sí la ineficaz fuerza de voluntad). Y con
mucho empeño y relativo
sufrimiento acabaste tu formación y el Centro de Estudios
te encontró una
pequeña empresa donde hacer las prácticas. Y tuviste
la «suerte» de que la
empresa te hiciera un contrato. Y ahora llevas diez años
trabajando de secretaria
de un tipo desagradable al que le gusta cada mañana
mirarte de arriba a abajo
con ojos lascivos. Te gustaría «otra cosa» pero al fin y al
cabo, «hay de peores»,
al menos «no se me acerca demasiado. Mirar y no tocar»,
y aquí al menos tienes
un trabajo estable y una necesaria nómina que te entra
a principios de mes para
mantener a tu recién llegado bebé, tu alquiler, tu coche…
todas esas cosas que
vas necesitando a medida que crecen tus responsabilidades
(o quizá crecen tus
responsabilidades a medida que aumentas tus necesidades,
aunque eso es otra
historia). Pero una mañana tu jefe te sugiere que necesitas
una renovación de
vestuario, que en la oficina hace demasiado calor para ir
tan tapada. Entonces
decides que es hora de cambiar de empleo, siguiendo la
estela de Tony Robbins
(«Pasos de Gigante», «Controle su destino», «Poder sin
Límites») diríamos que
el dolor de mantenerse en ese empleo ahora es más
fuerte que el placer que
obtienes al recibir tu nómina) y empiezas a poner
en práctica afirmaciones,
visualización, etc. Pero hay un fallo, lo que te ha
motivado para el cambio ha
sido una situación extrema y no has reflexionado primero
para averiguar tu
propósito en la vida. Si te aplicas concienzudamente con los
ejercicios de la Ley
de la Atracción es posible, con mucho esfuerzo, que encuentres
un nuevo puesto
de trabajo, quizá con un mejor jefe, quizá con mejores
compañeros, quizá más
cerca de casa, con un horario más compatible con tu vida
familiar o incluso
mejor remunerado, pero lo más probable es que sea un
empleo de secretaria o
algo similar. Porque llevas demasiado tiempo haciendo lo
mismo y mentalmente
te has incapacitado para hacer otra cosa. Te has programado para
ser secretaria.
Salvando las distancias con el uso habitual de la frase,
has topado con un «techo
de cristal». Pero es un techo que tú te has fabricado
simplemente conformándote
y zigzagueando por el camino más fácil, o que crees
más fácil. Sabes que tu
Currículum Vitae consta de diez años de secretaria y a
eso es a lo que vas a
aspirar para un nuevo puesto, porque es lo que crees
que tienes más
probabilidades de conseguir. Pero es hora de que rompas ese
techo de cristal, es
hora de que sepas que tú eres capaz de lo que quieras y
mucho más. El Universo
no sabe de probabilidades, sólo tienes que estar alineado con
tu propósito y Él
jugará a tu favor. El camino será aún mucho más fácil
que hasta ahora, aunque
aún no lo puedas ver y eso te de mucho miedo. Pero
el cambio será para mejor y
para siempre.
Imagina tu subconsciente como un emisor de ondas y
el Universo como un
receptor de ondas. Las ondas son los pensamientos y
emociones. Tú puedes
impregnar tu subconsciente con pensamientos y emociones de
logros y el
Universo lo recibirá con más o menos interferencias. Pero
si impregnas tu
subconscientes con pensamientos alineados con tu propósito
estarás lanzando el
mensaje en la misma frecuencia que el Universo y a
Él llegará mucho más
claramente, sin interferencias.
James Allen ya lo expresó muy inteligentemente ¡en el año
1902! “Hasta que
no se conecten pensamiento y propósito, no habrá un logro
inteligente”.
Peter M. Senge también se expresó de forma
similar, señalando que tu
subconsciente es especialmente receptivo a las metas
cuando éstas están en
consonancia con nuestros valores más profundos.
Con diferentes términos, casi la totalidad de gurús del
éxito hablan de la
importancia de tener un propósito, una finalidad en la vida para
estar en sintonía
y alcanzar mucho más fácilmente tus logros pero, hela
aquí la pregunta que te
estarás haciendo:
Realidad Objetiva
Desde luego no vas a tener los mismos objetivos si vives
en un barrio pobre
sin tener trabajo ni familia que si vives en un ático de
una Gran Vía con trabajo
estable. Seguramente en el primer caso tu objetivo sea
obtener un empleo (el que
sea) y en el segundo caso tu objetivo no tenga nada que
ver con los ingresos sino
con la situación personal o familiar o quizá una mejora
en el empleo, un ascenso
a una categoría superior, o tal vez un cambio a una
ocupación que te haga más
feliz aún cobrando menos o incluso iniciar un negocio
propio.
El hecho es que las necesidades en cada caso son muy personales
y van muy
en relación con la situación que se está viviendo, recordemos
la famosa pirámide
de Maslow según la cual los humanos estaríamos motivados por
una jerarquía de
necesidades humanas siguiendo un orden: necesidades fisiológicas,
de seguridad,
de afiliación, de reconocimiento y de autorrealización. Así que
conviene analizar
tu realidad objetiva, ver cuál es tu situación y pedir tu
deseo/objetivo/intención
en sintonía con tu situación, avanzando un paso más.
Como hemos comentado al principio del anterior apartado, en
muchos libros
y documentales de “Nueva Era” cometen el error, tal
vez inconsciente o tal vez
como estrategia de marketing, de asegurarte que «el Universo puede
proveerte
de cualquier cosa que desees e incluso más» y que «no
tengas miedo de pedir a
lo grande». Esta afirmación es cierta, sin embargo, hay que
ir con cautela porque
puede llevarte a establecer objetivos que estén demasiado por
encima de tus
posibilidades reales en tu situación actual, lo que
supondría que tu petición se
alargue excesivamente y pierdas el interés al no ver
resultados o que tú mismo
no te creas lo que has pedido, al ser algo que está muy
lejos de tu situación real.
Las personas nos movemos en círculos sociales, es muy
difícil que alguien
que vive en un barrio de chabolas cumpla su
objetivo/intención de codearse con
millonarios comiendo caviar o comprarse el Ferrari de
Cristiano Ronaldo. No
digo que sea imposible, digo que es difícil y en cualquier
caso es algo que se
cumpliría tras una inquebrantable motivación para practicar todos
los días los
ejercicios de visualización y afirmaciones durante mucho
tiempo, posiblemente
años. En resumen, no es eficiente querer dar un salto
cualitativo tan grande
¿Podemos darlo? Sí, pero en un proceso por etapas,
deseando cada vez un poco
más, luego un poco más y un poco más… no querer triunfar
“a lo grande” de un
día para el otro.
Tampoco cuesta lo mismo (física, intelectual y
emocionalmente) crear una
empresa cuando llevas 20 años trabajando por cuenta ajena
que cuando ya has
creado empresas en el pasado. Ni tampoco cuesta lo
mismo crear una empresa de
cero cuando trabajas de asesor financiero que cuando
trabajas conduciendo un
tranvía, porque en el primer caso estás más familiarizado
con los números y las
empresas que en el segundo.
Igual de común es la tendencia de infravalorarse y
quedarse paralizado por el
miedo como de sobrevalorarse, motivo por el cual muchos sin
experiencia previa
en el sector exceden con mucho sus expectativas y
se lanzan, por ejemplo a
montar un bar porque llevan toda su vida sentado frente
a la barra de un bar y
creen que estar al otro lado de la barra es igual de sencillo.
Por eso, detente un momento antes de pedir algo del tipo
“tener una empresa
de éxito en un mes”.
Sólo tú puedes saber cuál sería un objetivo
realista para ti y lo conseguirás
analizando tu propia vida, tu entorno, tus relaciones… Desde luego
ahora quizá
estés un poco lejos de lo que esperas conseguir pero tu
ascenso (en éxito, fortuna
y felicidad), si sigues con la Ley de la Atracción, será
exponencial, es decir, al
principio será lento pero a medida que avance será mucho más
rápido.
No pidas ser empresario de éxito de un mes para otro sino
primero formarte
un poco en contabilidad, en los pasos legales para crear
un negocio, en los
impuestos… quizá el primer paso de todos sea averiguar si hay
cursos gratuitos
de creación de empresas, o averiguar cuál es el mejor
libro sobre creación de
empresas y estudiarlo. En mi localidad hay un edificio de
oficinas que pone la
Cámara de Comercio a disposición de jóvenes
emprendedores a un precio
simbólico. Disponen de Secretaría, asesoramiento de empresa,
Internet, Salas de
reuniones y de Conferencias con proyector… ¡y están
vacías! Por simple
desconocimiento. Y los jóvenes se lanzan muy seguros de
sí mismos pagando
varios miles de euros por una oficina en el centro que
en 3 o 6 meses cerrarán. Y
vuelven a empezar otra vez. Si invirtieran un poco de
tiempo en estudiar las
ayudas, crear un plan de negocio y empezar la casa por
los cimientos en lugar de
por el tejado no tendrían que cerrar. Es buena la
impulsividad juvenil pero hay
que dosificarla con inteligencia.
La extensión
¿Es mejor hacer una afirmación breve que cale bien hondo, o larga
que recoja
más detalles?
En principio nadie recomienda que la afirmación deba ser larga.
Los que las
hacen largas simplemente no le dan importancia a la
longitud o en todo caso,
como Lichtman, se justifican en que ha de ser muy detallada
para que contenga
todos los criterios que quieres que reúna. Así, siguiendo el
proceso de Lichtman,
si por ejemplo quieres conseguir un trabajo, has de
incluir en tu afirmación (en
su proceso las llama metastorys) no sólo el sueldo sino
también el tipo de jefe,
compañeros, condiciones laborales e incluso que la empresa sea
solvente… son
demasiadas cosas para una afirmación que vas a tener que
repetir mucho, de
hecho, Lichtman recomienda para sus metastorys escribirla 100 veces
seguidas
lo que es una tarea que he hecho muchas veces
y he de decirte que el enorme
esfuerzo no compensa a todo el mundo. No he dicho
que no se obtengan
resultados, pero el esfuerzo requerido y la dificultad de su
proceso no es apto
para todos los públicos y muchas veces hacen que te rindas
a mitad de camino o
surjan demasiadas dudas que te bloqueen. Aquí buscamos la
eficiencia.
Otro que gusta de las afirmaciones largas es el Dr.
Joseph Murphy (El poder
de tu mente subconsciente), pero insisto que no es la
vía más efectiva,
especialmente si estás empezando en la carrera del
cumplimiento de
objetivo/intención donde tienes que primar la consecución
de pequeñas metas
relativamente fáciles muy rápido para ganar en confianza
y así perseguir (y
conseguir) éxitos mucho más ambiciosos.
Hay multitud de autores que no se manifiestan en
materia de longitud, pero
que por sus propios ejemplos vemos que utilizan muy pocas
palabras en sus
afirmaciones. Hablamos de autores como Sondra Ray, Vadim
Zeland o Marc
Allen.
Pero hay otros que sí abogan por la brevedad y,
además, muy vehemente. Para
Mark Fisher, autor de «El millonario instantáneo», las
afirmaciones más
poderosas son las más breves, ya que su repetición e
interiorización es mucho
más fácil y el impacto emocional mucho más intenso. La
técnica que propone es
que cuando construyas tu afirmación pienses que cada palabra
te cuesta un
dineral. Por ejemplo el sueldo de un mes. Así intentarás
concretar con el
mínimo de palabras. Keith Ellis y Jack Canfield
recomiendan exactamente lo
mismo, pensar que cada palabra te costara mil dólares;
como ya te he comentado
los autores se influencian unos a otros, aunque no
mencionen expresamente de
dónde les ha surgido tal ocurrencia. En cualquier caso, mantener
tu afirmación
corta es una buena idea. Canfield añade que sería
aún mejor si consiguieras
que la afirmación rimara y sonara como un anuncio
publicitario.
Claridad y Concreción
¿Hago mi afirmación concreta y específica o más abierta
para que me llegue
lo que Dios/El Universo quiera?
Ya hemos visto que la claridad y concreción es una de
las mejores armas
para marcarte un objetivo/intención y por supuesto tu
afirmación tiene que
ir en sintonía con este principio. Indica el modelo, el
tamaño, la cantidad...
¿Qué quieres exactamente?
Quizá haya quien tenga problemas con esto. Que le
da igual ganar 2.000 al
mes que 4.000, que va a ser igual de feliz, por
eso no le importa si su
objetivo/intención y afirmación se cumple solo a medias
y en lugar de conseguir
los 4.000 consigue (se conforma con) un poco menos. Y caen
en el error de crear
afirmaciones poco concretas como “ganar más dinero” o “Tener
un coche mejor
que el que tengo ahora” ¡NO! por favor, no caigas
en ese error. Si te da igual
tener una nómina de 4.000 que de 2.000 porque ahora
la tienes de 700 pues
¡establece un objetivo/intención de 2.000! pero establece
exactamente cuánto. Si
te tienes que equivocar que sea por establecer un
objetivo/intención muy
conservador pero no por poner un objetivo/intención poco preciso
porque así no
funcionará jamás.
Usa las palabras justas y precisas (ya hemos visto
la importancia de la
brevedad), evita ambigüedades, evita palabras que puedan
confundirte
significando varias cosas o interpretables de diferentes
formas. Si confundes al
Universo puedes acabar sin atraer nada o mucho peor,
atrayendo lo que menos
deseas.
Kolie Crutcher («Electric Living: la ley de la atracción
para escépticos»), que
sabe muy bien cómo justificar científicamente la Ley de la
Atracción lo
ejemplifica de una manera muy sencilla: el Universo es muy
preciso, una
pequeña diferencia puede suponer que una cosa sea o no
sea, así, el oro y el
mercurio se diferencian en un sólo protón o el oro y
el plomo se diferencian en
solo tres protones y sin embargo ¿qué vale más un kilo de
oro o un kilo de
plomo? Por eso no puedes afirmar«quiero un montón de
dinero» porque ¿qué es
un montón de protones en un átomo? no se sabe… podría
ser muchas cosas…
Así que ya sabes… ¿Qué quieres exactamente? ¿Cuánto? ¿Cómo
de grande?
¿Cómo de caro?
No establecer plazos
¿Debo establecer una fecha límite en mi afirmación?
Tampoco me voy a detener en esto porque es
extrapolable lo que he dicho
cuando he hablado de lo contraproducente de establecer una
fecha límite para
los objetivos/intenciones, por la carga emocional extra que conllevan.
Pero aquí voy a darte un argumento más por el que no
debes establecer fechas
en las afirmaciones. Aún no hemos hablado del tiempo verbal
en el que deben ir
nuestras afirmaciones pero ya te adelanto que debes
establecerlas en presente,
como si el objetivo ya se hubiese conseguido, ya fuera una
realidad. Entonces, si
se supone que debemos expresarla como si ya fuera una
realidad ¿no sería
contradictorio establecer una fecha futura de cumplimiento?
Por ejemplo: «Yo, Sarah, disfruto conduciendo mi nuevo
Corvette rojo en
octubre del año que viene».
No tiene sentido.
Resultados
Pueden ser muy diversos y sorprendentes, no sabes cómo
acabará la historia.
Lo más común es que al disolverse esa rabia que tenías por
ese hecho dejes de
darle importancia sin más y quizá no vuelva a repetirse la
situación pero también
puede darse algún curioso y agradable giro de los acontecimientos.
Por ejemplo,
ahora recuerdo un par de situaciones que me ocurrieron
cuando trabajaba para
otros en las que apliqué los ejercicios arriba descritos.
En uno tenía que ir a una comida social a la que
no me apetecía ir en absoluto
porque acudiría gente de la competencia que no me
caía nada bien, y porque,
además, me parecía una pérdida de tiempo. Hoy me parece
hasta ridículo cuando
pienso el inmenso odio que sentía hacia los que me
obligaban a ir a fuerza de
contrato pero en aquel entonces me parecía “lógico”
porque no lo veía con
perspectiva. Como ya estaba muy experimentado con la Ley
de la Atracción,
pronto conseguí restarle importancia y calmarme con las
afirmaciones, sin
embargo, eso no evitó mi obligación de acudir al
evento, que era lo que más
deseaba, aunque resultó que no me pusieron en la misma
mesa de la gente que
me repelía (algo muy fuera de lo común ya que en este evento
siempre sentaban
en la misma mesa a los de nuestro gremio), me
pusieron junto a unos
londinenses que me dieron con todo lujo de detalles los
mejores lugares donde
acudir ¡en mis vacaciones en Londres que iban a producirse
un par de semanas
después! Así que no sólo resultó una comida agradable sino
fructífera. Además
ahorré mucho dinero en el viaje gracias a sus
recomendaciones.
En otra ocasión mi jefe me instó a hacer unas
veinte llamadas de teléfono,
cosa que me daba mucha tirria. Y sí, ya habrás deducido
que no estoy hecho para
trabajar para otros. ¿Se creía que yo era su telefonista?
Tenía cosas mucho más
importantes que hacer. Así que me fui enrabietado dando un
portazo y me pasé
la tarde intentando calmarme, tomándomelo con filosofía y
repitiendo las
afirmaciones hasta tranquilizarme. Cuando llegué al día
siguiente mi compañero
que trabajaba por las tardes ya había hecho las
llamadas. Resultó que a él le
encantaba ese tipo de trabajo.
Como has visto, a veces los resultados dan un giro
inesperado y muy
agradable a los acontecimientos.
Aunque otras veces el problema simplemente puede
desaparecer como por
arte de magia. Hace poco mi antiguo empleo volvió a
traerme dolores de cabeza.
resulta que a veces, aunque consigues desvincularte de
algo que no te gusta,
vuelve a surgir de alguna forma en tu vida. Resultó
que dos antiguos empleados
tuvieron un juicio y uno de ellos me solicitaba acudir
a testificar en su favor. Me
lo suplicó de tal forma que no pude decirle que no, sin
embargo ello me ponía en
una situación muy comprometida de la que no quería ser
partícipe y después de
darle el sí me arrepentí sobremanera. Estuve un par de
días sintiendo el mismo
malestar que sentía cuando trabajaba para otros del que
ya creía que me había
librado para siempre. Pero eché mano de algunas técnicas aquí
descritas, cada
vez que recordaba que tenía que acudir a un juicio me
sentía responsable de la
situación, como si yo mismo la hubiese creado y
repetía la afirmación del Dr.
Hew Len y pensaba en mi próximo objetivo ya realizado
y en cosas agradables.
De repente recibí un mensaje al móvil de mi antiguo
compañero diciendo que en
realidad no era necesario que acudiera al Juicio. Simplemente
Magia.
Las donaciones, el diezmo y el “Glad-Giving” como
máxima expresión de desapego al dinero
Para recibir hay que dar. Es así de sencillo y así
de efectivo. “Dad y se os
dará” dice la Biblia.
Si realizas una donación de dinero volverá a ti
multiplicado porque lo
estarás desestancando, haciéndolo fluir, circular. Pero es más,
estarás
diciéndole al Universo que no eres un adicto al dinero,
esto es, que tú
controlas el dinero en lugar de que él te controle a
ti. Se trata de conseguir
un desapego al dinero. Recordemos lo perjudicial que puede
ser el apego.
Dejas de centrarte en la carencia de dinero.
Un sacerdote visitó un convento francés en el que se
atendían las necesidades
de numerosos niños. Sumamente desconsolada, una religiosa le
dijo: «no
tenemos nada con lo que dar de comer a los niños,
tendrán que regresar a casa
con el estómago vacío. No nos queda más que esta moneda
de cinco francos». El
sacerdote tomó la moneda y la arrojó por la ventana
diciendo: «ahora confiaréis
plenamente en Dios». Un rato después llegaron unos amigos
con numerosos
donativos.
Esta historia que cuenta Florence Scovel Shinn
muestra cómo, mientras las
monjas se aferraban al poco dinero que tenían, el
dinero no fluía, estaba
estancado y permanecían adictas al dinero, el dinero
las controlaba y, en
consecuencia, permanecían en la pobreza. Cuando no les quedó
ni un franco al
que aferrarse sólo pudieron confiar en Dios, y fue cuando
llegaron los frutos.
Pero no es necesario que arrojes todo tu dinero por
la ventana para vencer tu
adicción al mismo y dejarlo fluir. Hay un método más
sencillo y que seguro te
asustará menos: el glad-giving, algo así como “donar-contento”.
Su creador es Víctor Boc («Cómo resolver para siempre
todos sus problemas
de dinero») quien, a mi entender, es quien mejor
ha explicado, justificado y
perfeccionado la cuestión de la dependencia hacia el dinero
y cómo librarse de
ella. El glad-giving consiste en donar un porcentaje de
tus ganancias, como si
fuera un diezmo pero con serias diferencias. Antiguamente
el diezmo era una
donación del 10% de las ganancias a la Iglesia para
obtener la bendición de
Dios, práctica que se fue tergiversando hasta convertirse
casi en un impuesto.
Pero el glad-giving es una donación feliz para convertir tu
adicción o apego al
dinero en una “simple” preferencia y así atraerlo en
abundancia, de hecho,
Florence Scovel Shinn también dijo que las donaciones deben
ser «hechas con
amor y alegría, pues Dios ama al dador alegre».
Boc establece una serie de normas para donar eficazmente:
- Cuánto: Lo mejor es entre un 1% y un
5%. Es primordial que no estés
forzado a dar, que no resulte incómodo porque si lo
estás perderá su sentido y
eficacia. Por eso empieza con un simple 1% de tu
ganancia. Con eso ya basta y
empezarás a ver resultados, aunque si crees que
necesitas dar más puedes dar
hasta un 5% pero no te excedas, no estás castigándote. Si
das mucho dinero el
esfuerzo resulta demasiado difícil y el malestar aumenta
lo que puede suponer
justo el efecto contrario. En caso de duda un 1% es
suficiente.
- Cuándo: nada más lo recibas, así no lo olvidarás.
No te molestes en
calcular deducciones de impuestos, deudas que han de
pagarte en X días…
cuando recibas entonces paga inmediatamente un 1% y ya
está.
- Dónde: A una organización que te interese de
verdad, que creas que hace
una buena labor social, que coincida con tus ideales…
Te hará sentir mejor y
hará que funcione mejor. No es un préstamo, no esperes
devolución alguna. Si
recibes algo a cambio de la donación no es una
verdadera donación.
- Y yo añadiría una norma más que aprendí de
Alejandro Jodorowsky: que
sea anónima. Así evitas la obtención de un agradecimiento
del beneficiario que
vendría a ser una contraprestación. El glad-giving por
el que me siento más
satisfecho lo realicé un día de lluvia a un vagabundo
mientras dormía en el suelo
sobre unos cartones mojados, cubierto con sólo un pequeño
paraguas. ¿te
imaginas la alegría del pobre hombre cuando se debió
ver la “milagrosa”
donación después de haber pasado un día tan penoso? Eso
es suficiente pago y
no necesitas en absoluto esperar que te dé las gracias.
Te demuestras a ti mismo
que no tienes apego por ese dinero y lo donas con
alegría. Si haces la donación
esperando una gratificación del que la recibe no resulta
tan efectiva.
La primera vez que usé este método obtuve resultados
impresionantes, en
menos de 48 horas, en forma de ingresos inesperados.
También he de decir que
aún era un joven estudiante sin más ingresos que una pequeña
paga por lo que
cualquier ingreso era extraordinario. Hoy en día ya he
adquirido la costumbre de
nada más recibo un ingreso hago un pago a una entidad
que siento que necesita
la donación y para facilitarme la tarea, ya que todos
los ingresos los obtengo
directamente en mi cuenta bancaria, busco organizaciones
cuya donación sea
mediante Paypal o tarjeta de crédito (como Save the
Children y Amnistía
Internacional), las tengo en mis “marcadores” o “favoritos”
del navegador e
inmediatamente hago el ingreso.
En cualquier caso, no dones pensando en la recompensa que puedes
obtener
gracias a la Ley del flujo del dinero, tienes que
dar limpiamente, con
sentimiento, sin trampas, sabiendo que estás dando a
alguien que lo necesita y
estás haciendo un bien.
Nuestro ya amigo Richard Wiseman, al autor que
pretende desmitificar los
libros de autoayuda, menciona un estudio de Elizabeth Dunn
para la Universidad
British Columbia en el que midió los patrones de felicidad
según si el dinero se
invertía en regalos para uno mismo o en regalos para otros
o donaciones. Una y
otra vez surgía el mismo patrón de resultados: los
que gastaban más en otros
eran más felices que los que lo hacían en sí mismos.
Y no necesariamente estamos hablando de donaciones
pecuniarias. Como
acertadamente apunta Jack Lawson, autor de «La mística del
dinero» la donación
funciona también dando consejos, abrazos sinceros, tu tiempo…
da y recibirás.
La Rutina
La necesaria creación de un hábito
En estos momentos tu zona de confort (en la que no tienes
lo que deseas) es
más fuerte que tu deseo. O si seguimos la teoría
de Anthony Robbins («Pasos de
Gigante», «Controle su destino», «Poder sin Límites»), es más
doloroso cambiar
que quedarte donde estás, así que inconscientemente optas por el
“más vale malo
conocido que bueno por conocer”. Así que debes crear
una rutina nueva en la
que lo confortable sea atraer tus deseos en lugar
de rechazarlos, obtengas más
placer persiguiendo tu deseo que quedándote en tu actual
situación.
Convertir la repetición de las afirmaciones y la
visualización en un hábito es
una forma de programarte para el éxito. Si un día lo haces
y otro no, acabarás
por dejarlo antes de conseguir tu logro y creerás que nada
de esto funciona ni ha
valido la pena. En el mejor de los casos volverás a leer
otro libro de la Ley de la
Atracción y comenzarás de nuevo, pero en peor de los casos
no volverás a creen
en la Ley.
Ciertamente será duro, esto no será una carrera de
velocidad sino más bien
una maratón donde deberás tener más perseverancia y control
mental que fuerza
física. Pero sólo será duro al principio, los primeros días, cuando
aún dependas
sólo de la fuerza de voluntad, al cabo de unos días
fluirás automáticamente y
será mucho más fácil llevar a cabo la rutina y
después de un tiempo hasta te
sentirás incómodo ante la perspectiva de no hacer un
día los ejercicios, como
aquel que cambia a una dieta vegetariana y al
principio le resulta muy difícil
seguirla pero al cabo de un tiempo lo difícil ya es
dejarse llevar por la tentación
de la carne roja.
Piénsalo de este modo ¿Acaso no cambiarás tu rutina
habitual si consigues
esa nueva novia, ese nuevo empleo, esa nueva casa…? La vida
está en constante
cambio y tú tienes que cambiar con ella o te
quedarás estancado, como en
«¿Quién se ha llevado mi queso?» de Spencer Johnson,
donde los ratoncitos que
se quedaban esperando que cambiaran las cosas (permanecían
en su rutina
habitual, en su zona de confort) se morían de hambre
y los que se movían en
busca de alternativas conseguían el éxito.
El problema suele ser que la gente primero quiere ver
los cambios y luego ya
se adaptará, sin darse cuenta que es al revés,
primero cambia tu actitud (y tu
rutina) y verás cómo llega el éxito.
Te lo ilustraré de la siguiente manera: imagina que
quieres tener tableta de
chocolate en los abdominales y dices «Primero quiero
la tableta y luego ya
adaptaré mi rutina para hacer ejercicios de abdominales».
¿A que es absurdo?
Pues así es como pensamos muchas veces.
Cuando dirigía la televisión observaba este suceso de forma
alarmante en los
becarios, muchos ofrecían el mínimo rendimiento esperando
que les
contratáramos y entonces dar lo mejor de sí. Querían
tener la tableta antes de
hacer los abdominales. Lo más curioso es que el rendimiento
era inversamente
proporcional al nivel académico, es decir, aquellos que
llegaban con más
estudios que respaldaban sus (supuestos) conocimientos son
los que menos
demostraban sus habilidades, esperando estar en nómina para
“darlo todo”, sin
embargo, aquellos que conseguían la beca con los estudios
mínimos son los que
más se esforzaba, más querían aprender, más horas se quedaban,
más se ofrecían
para las tareas que los “Máster” de Universidades privadas
rechazaban. Y por
supuesto, contratábamos a aquellos que demostraban día a día
su esfuerzo y su
capacidad de aprendizaje, no a aquellos que se guardaban
lo mejor de sí. Sin
embargo este fenómeno se repetía una y otra vez, pese a
las advertencias que
siempre daba a los nuevos becarios sobre nuestra
política de contratación que
premiaba la actitud más que la aptitud (como me imagino
que hacen la mayoría
de empresas que se precien). Hubo un caso que se me ha
quedado especialmente
grabado en la memoria, un joven inmigrante que llegó solo al
país y consiguió la
beca con los requisitos mínimos (incluso los requisitos mínimos
de estancia en el
país, bordeando la ilegalidad) y que pagó su formación
profesional y
manutención pidiendo dinero por las calles mientras tocaba
su guitarra, tarea a la
que volvía cuando acababa su trabajo en la televisión.
Este chaval fue, con
diferencia, el que más dificultades personales tenía para
desempeñarse al
máximo y sin embargo fue, con diferencia, el que más aportó
a la empresa y a la
vez más aprendió de ella.
No esperes ver los cambios y luego adaptarte, primero cambia
tú y entonces
los cambios vendrán solos.
Por suerte a continuación os presento algunas ideas
de cómo hacer fácil los
cambios, por ejemplo creando una rutina diaria personal.
Mi rutina diaria
Permíteme antes mostrarte cuál es mi rutina diaria.
No pretendo que la hagas exactamente igual, ni
mucho menos, pero espero que te sirva de inspiración y la
adaptes a tu estilo de vida. Has de saber que esta
rutina la he seguido tanto en épocas de intenso
trabajo como en épocas sin empleo o ahora que
trabajo por
cuenta propia, ya que es una rutina muy simple que
se puede hacer en cualquier momento y situación de la
vida.
Me despierto temprano, antes que mi mujer y mi hijo para
evitar interrupciones, unas dos horas antes
que ellos (y antes de entrar a trabajar cuando lo hacía
por cuenta ajena y tenía que seguir un horario) para
ocuparme de mi desarrollo personal lo que incluye la
escritura, que es mi vocación y lo que me hace estar
alineado con mi propósito. Por eso, aunque anteriormente
tuviera un trabajo que no “vibrara” con mi
propósito, tenía al menos un par de horas de tranquilidad para
sentirme vivo y encauzar mi camino a lo que
de verdad deseaba de la vida.
Nada más despierto me voy directo al baño sin hacer ruido
y me encierro para no molestar ni que me
molesten. Enciendo una luz suave para que no me despeje
demasiado y mantenerme un tiempo medio
adormilado, lo que es un estado cercano al alfa y cómo
ya hemos visto, más propicio para la Meditación y
los ejercicios de la Ley de la Atracción. Las bombillas que
he instalado en el espejo del baño son cálidas y
muy tenues, pero si tú no tienes esa posibilidad puedes
guardarte en el armario del baño una linterna o una
lámpara a pilas que sea suave. También puedes
guardar un trozo de papel celofán de color
amarillo o
naranja y rodear la bombilla o la linterna si la
que tienes es muy fuerte. No recomiendo que utilices la
linterna del móvil ya que si empiezas a meterte en el
móvil te podrías distraer y perder el estado
“hipnótico”
que necesitamos. Tienes que intentar que todo sea lo más
fácil y automático posible en esos momentos para
no “despertar” del todo.
Tras encender la luz lo primero es sacarme de mi
muñeca la pulsera de cuentas (o lo segundo si
necesito orinar) y mirarme a los ojos en el espejo
mientras recito en voz alta mis afirmaciones (o más
bien
en voz baja, para no despertar a nadie) y con cada
afirmación golpeo mi pecho con los dedos índice y
corazón de mi mano dominante. Con la otra mano voy pasando
las cuentas, en total hago dos vueltas a la
pulsera debido al número de bolitas que tienes ésta.
Con cada afirmación intento visualizar, vivir, el
momento en el que se cumpliría ese deseo/intención, sintiendo
que lo estoy recibiendo en ese justo
momento, como si fuera el presente.
Voy al despacho, mi lugar sagrado, cierro la puerta
y enciendo una tenue luz de flexo. Me siento frente
a mi escritorio, el cual me he asegurado el día anterior
que permanece limpio y despejado, en él sólo hay un
cubilete con un par de bolis verdes y algún marcador
fluorescente. Saco mi carpeta de anillas de desarrollo
personal L.A. 20/80 y despliego mi tablón de logros
y agradecimientos que está hecho de cartulina y
plegado en la tapa delantera del carpesano. Respiro
profundamente unas cuantas veces, sintiendo el aire
cómo entra y cómo sale y procedo al repaso de todas y
cada una de las fotografías que contiene el tablón de
logros y agradecimientos, dando gracias por tener cada persona
o cosa que contiene, mejor dicho, no doy
gracias sino que siento verdadero agradecimiento. Entre las
fotografías que tengo están mi mujer, mi hijo,
mis padres, mis mascotas, mi Universidad, billetes, una imagen
que representa los cinco sentidos, mi casa,
mi cama, mi armario abierto (mi ropa), una ducha caliente,
algunos de mis libros… Y también las imágenes
de mis deseos. En esos momentos cierro los ojos para
recrear mejor las situaciones donde “suceden” mis
deseos e intento mantener los ojos 20 grados hacia arriba
para favorecer el estado alfa. No me doy prisa en
visualizar ya que quiero disfrutar el momento, no tomarlo
como un ejercicio que tengo que hacer por
obligación. Intento variar de vez en cuando la situación
que visualizo, por ejemplo, cuando quiero una casa
nueva, un día visualizo que viene a recibirme a la
entrada mi hijo con un buen abrazo, otro día visualizo
que
llego y estoy solo en casa y me pongo música a todo
volumen, otro día visualizo que mi mujer me llama al
dormitorio y está esperándome con lencería sexy… Y como siempre
acabo leyendo la afirmación de arriba
del tablón: “Gracias por todas las bendiciones que tengo y por
todas las que estoy recibiendo”.
Después procedo a sacar del carpesano fotocopias de mi
plantilla para escribir afirmaciones, la misma
plantilla que te he adjuntado en el Protocolo L.A. 20/80.
Siempre tengo muchas fotocopias para no tener
que quedarme sin ellas a mitad proceso. Cuando va bajando
el nivel de fotocopias hago más.
Arriba de la plantilla lo primero que escribo, en lugar
de una afirmación es «el seguro»: “Por favor,
conciencia universal y subconsciente míos, que esto o algo
mejor se cumpla en su momento justo de
maneras que sean para mi mayor bien y el de todos los
involucrados. Gracias”
Escribo las afirmaciones despacio y con buena letra.
La letra es muy pequeña, tanto para que me quepa
la afirmación como para asegurarme una buena concentración. Procuro
ser consciente de los posibles signos
de conflicto o cooperación así como de mis reacciones mentales
y si siento algo lo escribo en la columna de
la derecha. Si se trata algún signo muy evidente
intento también fijarme en qué momento parece más
presente cuando escribo la afirmación, para ver si se
trata de alguna palabra en concreto que entra en
conflicto con mi programación subconsciente.
En ocasiones, dependiendo del momento en el que se
encuentre mi deseo/intención, después de escribir
las afirmaciones realizo otros ejercicios de la Ley de
la Atracción como un desbloqueo u otros (carta al
Universo, contrato con el Universo, ejercicios del Perdón…),
ejercicios que iré colgando poco a poco en la
web que tantas veces ya te he mencionado
www.facebook.com/atraccionmasefectiva.
Marco en mi plantilla de Rutina L.A. 20/80 todos los
ejercicios que he realizado.
Cuando acabo todo esto me pongo a trabajar en mi
vocación, la escritura, de modo que después,
cuando todos ya han despertado, puedo realizar
tareas que conlleven menos concentración, o cuando
trabajaba para otro pues me iba a trabajar.
Hago una parada para desayunar y mientras preparo el
desayuno aprovecho para pedir gracias por todo
lo que se me ocurre: las tostadora, el pan de molde,
el café… y todo lo relacionado.
A lo largo del día he creado la rutina por la
cual, cuando me apetece un café o beber agua o lo
que sea,
antes voy al servicio, me encierro, saco mi tarjeta de
afirmaciones y las leo.
Cuando salgo de casa, junto a mis llaves y mis monedas
tengo mi tarjeta con la afirmación escrita y mi
piedra del agradecimiento y me lo meto todo en el
bolsillo. La piedra del agradecimiento no la he
explicado
aquí porque me parece un extra de refuerzo y no
he querido liarte con demasiadas cosas para que te
concentres en lo esencial, así que guardo la explicación para
mi página de facebook, aunque como muchos
sabréis por «El Secreto», básicamente se trata de
llevar siempre una pequeña piedra en tu bolsillo que
te
recuerde, cada vez que la tomes o la dejes, que tienes
que sentir agradecimiento. [Actualmente he refinado
el proceso y utilizo una “goma de borrar del
agradecimiento” ya que la goma de borrar me sirve a
las veces
de piedra del agradecimiento y de herramienta de limpieza
del Ho´oponopono, pero eso es otra historia que
como te he dicho está en mi facebook].
Después de comer hago Meditación. De la manera
tradicional aunque, en ocasiones en las que me
apetece menos, utilizo la música con sonidos binaurales
que ya he comentado.
Después de la Meditación, si estoy muy interesado en
un deseo hago más afirmaciones escritas y/o
algún ejercicio más de refuerzo.
A última hora de la tarde hago running con un MP3 en
el que escucho las afirmaciones grabadas en
audio durante media hora. Luego me quito los
auriculares o escucho música inspiradora para algún libro
que esté escribiendo.
En la ducha tengo cincuenta baldosas seleccionadas que uso
a modo de guía para hacer otro tanto de
afirmaciones. Para no perderme con un poco de espuma marco
cada fila de baldosas cuando la completo. En
este caso hago cincuenta afirmaciones en lugar de veinte porque
las afirmaciones proclamadas tienen menos
poder que las escritas, especialmente si mientras tanto estás
duchándote y la concentración es
irremediablemente menor. Pero esas cincuenta “poco poderosas” hacen
más que no hacer nada. Y lo
importante es que te has creado una rutina y al final
del mes aunque sean “poco poderosas” serán
centenares.
Por la noche vuelvo al despacho a realizar el
monitoreo de todo el día y me aseguro de tener el
escritorio limpio y despejado para el día siguiente.
Cuando me está entrando el sueño me voy rápidamente a la
cama y repito la afirmación con mi pulsera
de cuentas. Si me he acostado demasiado tarde para mí,
me duermo con la afirmación que enseguida te
explicaré: “que cada hora de sueño se multiplique por dos”. Hay
temporadas en las que también me pongo
los auriculares con la grabación de las afirmaciones mientras
duermo.
Y básicamente eso es lo que hago cada día.
¿Te parece una rutina muy estricta o compleja?
Quizá un poco sí, pero déjame que te diga dos cosas:
Esta rutina no se consiguió de la noche a la
mañana, costó tiempo y relativo esfuerzo y, sobre
todo,
prueba y error. Por eso yo tampoco te voy a pedir
que consigas una rutina equivalente desde el principio,
entre otras cosas porque sería muy costoso e iría contra el
principio de 20/80 que vengo pregonando todo el
libro. Sólo tienes que hacer los ejercicios más básicos que
además están marcados como columnas de color
blanco en la plantilla de Rutina L.A. 20/80. Las
columnas que aparecen sombreadas son ejercicios extra que
puedes saltarte o ir incorporando poco a poco a medida
que tu rutina de ejercicios básicos te resulte más
cómoda.
¿Si te ofrecieran un empleo en el que tuvieras que
hacer todo esto a cambio de hacer realidad tus
deseos no lo cogerías con los ojos cerrados? Piensa bien
en ello. Te lo voy a repetir: ¿Si te ofrecieran un
empleo en el que tuvieras que hacer todo esto a cambio
de hacer realidad tus deseos no lo cogerías con los
ojos cerrados?
En cualquier caso a continuación tienes una serie
de estrategias para facilitarte la creación de una
rutina.
¿Cómo conseguir una rutina?
Vadim Zeland aconseja aprovechar un hábito ya creado
como la salida para
fumar o ir al baño para hacer algunas afirmaciones o
visualizar o como, por
ejemplo, cuando te contaba que aprovechaba mi descanso del
café para ir a leer
mi tarjeta de cartón.
Así que ten presente que tienes a tu disposición
una gran herramienta al
aprovechar tus hobbys o vicios para propulsarte hacia tu
objetivo. Salvando las
distancias vendría a ser como las naves de exploración
planetarias. ¿Nunca te
has preguntado cómo pueden permanecer tantos años avanzando por
la galaxia
con la misma energía? Es porque utilizan la propulsión de
la propia gravedad de
los planetas (llamada asistencia gravitacional), no usan su propia
energía, pasan
cerca de los planetas y éstos las “lanzan” hacia el siguiente
planeta. Tú también
puedes usar tu propia propulsión natural o inherente a
ti para propulsar lo que te
interese.
Un ejemplo práctico. Hubo una época en la que quise
perder algo de peso
pero me ponía enfermo sólo pensar en ponerme a hacer
gimnasia y no hacía más
que posponer el momento, o hacía dos días de running
y lo dejaba. ¿Cómo
utilizar mi propia propulsión inconsciente para propulsarme
a hacer algo que
odio tanto? Una de las cosas que más me propulsaban
eran los videojuegos.
Puedo estar años sin coger un mando pero si empiezo
un juego quizá no pare
hasta acabarlo. Sabía que eso era buena “gasolina” para
avanzar, más fuerte
incluso que el freno que supone hacer ejercicio. Fue
tan fácil como poner la
bicicleta estática frente al televisor y coger un
mando. Me comprometí a jugar
sólo haciendo bicicleta. Cuanto más quisiera jugar más
tendría que pedalear.
Encendí la mecha y a partir de ahí, cada día
estaba ansioso por ponerme a
pedalear para coger la partida desde donde la dejé.
En resumen, que te haces servir de una rutina o
de un vicio que ya tienes
interiorizado en tu zona de confort para que sea más
sencillo realizar otra tarea
que está fuera de tu zona de confort (como realizar los
ejercicios aquí descritos
que te acercarán a tu deseo.)
Puede ser tan sencillo como lo que hace Keith Ellis («La
lámpara mágica»)
que aprovecha el camino en coche de su casa al
trabajo para realizar sus
ejercicios de afirmaciones o visualización. Tú también
puedes crear tu propio
hábito de visualizar o afirmar aprovechando una de tus
rutinas como la ducha, el
cepillado de los dientes… Ahora bien, estas rutinas deben ser un
complemento,
lo que nos interesa es crear una rutina de afirmar
y visualizar antes de ir a
dormir y nada más levantarse ya que, como hemos visto son los
momentos del
día en los que la Ley de la Atracción funciona con más
eficacia. Así que ¿Cómo
“obligarnos” a una rutina tan específica?
Una manera de facilitar la creación del hábito es
hacer lo que quieres
convertir en rutina siempre en el mismo lugar y a la
misma hora, en este caso
deberíamos siempre acostarnos y levantarnos a la misma
hora y realizar los
ejercicios en el mismo lugar, en el baño, en la
propia cama… pero no ir
cambiando cada día.
Por supuesto, si tienes que ir a trabajar, levántate
al menos diez minutos antes
de los normal para hacer las afirmaciones y la
visualización, no te despiertes a
última hora y tener que irte a prisas y corriendo.
¿Qué te supone levantarte diez minutos antes de lo
normal? Apenas supone
un esfuerzo y la recompensa final es mucho mayor.
Si te dijeran que
levantándote diez minutos antes puedes conseguir tus
sueños ¿no lo harías?
Acuéstate diez minutos antes de lo normal y ya está.
Ojo, usamos la frase “levantarse diez minutos
antes” entendiendo que si de
normal te pones el despertador a las 08:00, te lo
tendrás que poner a las 07:50
pero eso no significa que puedas estar 10 minutos tumbado
en la cama hasta las
08:00. Toma conciencia que levantarse a las 7:50 ya no es
levantarse 10 minutos
antes sino que a partir de hoy, levantarse a las 7:50 es
“tu hora” de levantarse.
¡Ah! y de lunes a domingo. Si te gusta el fin de semana
levantarte más tarde haz
lo siguiente. Levántate a las 7:50 (o la hora que tengas
programada para cada
día) haz tus ejercicios o afirmaciones y vuélvete a
acostar. Cogerás aún mejor la
cama. Pero implícate en hacer los ejercicios o no saldrás nunca
de su situación.
¡Es muy importante que no te saltes ni un sólo día!
Es verdad, tu vecino sale a
correr todos los días excepto los domingos. Pero él ya tiene
creada la rutina y tú
no. Quizá hasta los domingos se encuentre incómodo por no salir
a correr y el
lunes cuando vuelva a correr sentirá que se ha
quitado un peso de encima. Yo
tengo un amigo con un currículum impresionante como atleta de
élite y recuerdo
de cuando compartíamos piso en la universidad que no
se saltaba su rutina de
entrenamiento ni el día de año nuevo.
Así que si de verdad quieres ver cumplidos tus
objetivos/intenciones tienes
que convertir los ejercicios en un hábito que consiga que
te sientas más cómodo
haciéndolos que sin hacerlos.
El inicio de una nueva rutina es la parte más
delicada. Cualquier pequeño
obstáculo puede echarla al traste, puede hacerte
desistir, rendirte. Así que hay
que eliminar cualquier injerencia, por mínima que sea.
He aquí un truco que ideé para conseguir una rutina a la
hora de despertarme
temprano y escribir un libro y que tú puedes usar
para crear una rutina de
levantarte antes y hacer tus afirmaciones. Me pagaba
por seguir bien mi
rutina, era un premio, lo hacía placentero. Hice una
especie de contrato
laboral por el cual cobraba una “nómina” por levantarme a
las 06:30 y ponerme
a escribir un cierto número de palabras. Era como un
escritor asalariado de mí
mismo. Todo el dinero que “ganaba” con mi “trabajo” de
escritor iba a una caja
para pagarme la publicación y distribución del mismo,
es decir, para
acercarme más a mi deseo final. Tú puedes crear un
contrato laboral por el
cual tu empleador te paga si te levantas a “la hora”
y cumples con los
ejercicios de la Ley de la Atracción. Además en ese
contrato puedes incluir
un incentivo por objetivos y es que si cumples con toda
tu rutina
¡efectivamente conseguirás tu deseo! ¿no es ese acaso el mejor
incentivo? y
¿No es entonces el mejor trabajo del mundo? ¿por qué
no disfrutar
haciéndolo?
Si vas a utilizar este truco te recomiendo que ese
dinero que apartas para
pagarte lo saques del banco, lo toques, lo tengas
físicamente para palparlo y lo
guardes en una caja con el nombre del deseo en el que
vas a invertirlo, eso lo
hará más tangible, más real. Y por supuesto, el día en el
que no cumplas la
rutina, sé inflexible contigo mismo y no te pagues, harás
doloroso el hecho
de no cumplir. Sin darme cuenta estaba siguiendo la
teoría de que
posteriormente conocí de Tony Robbins según la cual
nuestras decisiones se
basan en perseguir el placer y evitar el dolor. Yo
estaba haciendo placentero el
hecho de seguir una rutina (pagándome para conseguir un
deseo) y si no la
seguía se hacía doloroso (pues no cobraba y me
alejaba de mi deseo de ver
publicado y distribuido mi libro). Y no ha sido la
única ocasión, también
vendrían a seguir la teoría placer/dolor de Robbins
cuando convertía hacer
ejercicio en algo placentero con los videojuegos, o vinculaba
el placer de tomar
café con las afirmaciones. Lo que vengo diciendo desde
el principio de este
manual, todos los autores de todas las épocas al
final dicen siempre lo mismo
con diferentes palabras.
Si eres de los que les cuesta levantarse de la cama
Si eres un lector habitual, una de las mejores
recomendaciones que te puedo hacer es que no te limites
a una sola materia, que seas un lector heterogéneo
porque descubrirás inesperadas joyitas que podrían
cambiarte la vida por arte de magia. Algo así me pasó con
el diccionario de interpretación de los sueños del
español Javier Tapia, «El mensaje está en los sueños»
Ediciones Abraxas (2004), en cuya introducción
ofrece, sorprendentemente, una afirmación (él lo llama
programación de los sueños, otro podía haber
hablado de autosugestión, autohipnosis... el nombre es lo
de menos) para levantarse como si hubieses
dormido el doble de tiempo, con resultados milagrosos. Se trata
de repetirte mentalmente, ya en la cama,
mientras te estás quedando dormido:
(...)